Chica, no te imaginas lo relajante que fue todo, tenéis que ir y

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Chica, no te imaginas lo relajante que fue todo, tenéis que ir y probarlo. Primero
nos citaron en un hotelito con encanto en las afueras, ¡unas instalaciones súper
coquetas!, con grifos giratorios, puertas con picaporte y ventanas manuales. La
decoración era preminimalista, con un toquecito añejo que a mi marido y a mí
siempre nos ha encantado, hoy día lo hacen todo tan funcional... Las camas,
no te lo pierdas, eran completamente horizontales. Y hasta tenían almohadas.
De esas con relleno y cremallera, como de abuelita. Mi marido y yo casi
lloramos. Total, que te acomodan allí, esperan a que te instales, te dejan
tiempo para que te des un baño (¡con bañera y esponjas!) y entonces empieza
el curso. Como te he comentado, la matrícula es un pelín alta pero cuando
sales de allí te das cuenta de que ha valido la pena.
El primer módulo es el más sorprendente: costura con hilo y aguja. Ellos te
suministran bobinas, tijeritas, dedales (vete a saber de dónde los sacan), y
luego un instructor te va enseñando la técnica paso por paso. Tendrías que
haber visto las risas de las mujeres, sobre todo de las más jóvenes: ¡no podían
ni enhebrar de tanta carcajada!
Mi marido casi se pincha un dedo y hubo un momento de nerviosismo, porque
se activó una alarma ultrasónica y aparecieron tres enfermeros con gasas
digitales y el ejercicio se suspendió durante unos segundos. Por suerte, no
hubo herida y enseguida pudimos seguir como si nada. Al principio se nos
notaba un poco intimidados, pero al final terminamos silbando todos juntos y
sonriéndonos rústicamente. (...)
El siguiente módulo era quizás el más complicado: el de manipulación de
verduras. Algunos matrimonios prefieron faltar y salieron a dar un paseo por el
bosquecillo natural de los alrededores. A nosotros en cambio la idea nos
pareció hipercool, porque llevábamos, ¿cuánto?, no sé, ¿cuarenta años?, sin
ver una ensalada fresca, así, sin nada. Nos entregaron media docena de
lechugas de tierra, tomates despintados y zanahorias enteras, todo carísimo y
de primera categoría. Mientras escuchábamos las instrucciones previas para
lavarlas y hervirlas, mi marido se acordó muchísimo de su familia y a mí me
entró una nostalgia que no te puedes ni imaginar.
Qué quieres que te diga, a nosotros el curso nos funcionó de maravilla.
Figúrate, veníamos de un lapso de estrés virtual y una crisis de
incompatibilidades sistémicas. Así que no dejamos de dar gracias por habernos
apuntado.
La verdad es que cuando nos descargamos el holograma publicitario dudamos
un poco, pero ahora estamos contentísimos y con todas las emociones
actualizadas por doce meses mínimo.
Incluso, te diría más: desde que volvimos de aquel hotel, a veces, por
divertirnos, lavamos la ropa a mano. ¡Como lo oyes! Hemos comprado un
barreño en un anticuario, hemos encargado jabones por Internet y en nuestro
tiempo libre nos relajamos con eso. La cosa es pura magia. Aunque no te lo
creas, algunos fines de semana ni siquiera nos teletransportamos.
Simplemente apagamos los sensores y nos quedamos toda la tarde en casa, el
uno junto al otro, tan felices, mojando y estrujando ropa sucia. El amor es
sorprendente. Espero que entiendas, tesoro, por qué este sábado, no podemos
quedar en el espacio.
2100, Una odisea doméstica
Andrés Neuman
(publicado en Sur, sábado 16 de junio de 2007)
LA CARRETILLA
En el arroyo grande que la lluvia había dilatado hasta la viña, nos encontramos,
atascada, una vieja carretilla, perdida toda bajo su carga de yerba y de naranjas. Una
niña, rota y sucia, lloraba sobre una rueda, queriendo ayudar con el empuje de su
pechillo en flor al borricuelo, más pequeño, ¡ay!, y más flaco que Platero. Y el
borriquillo se despechaba contra el viento, intentando, inútilmente, arrancar del fango la
carreta, al grito sollozante de la chiquilla. Era vano su esfuerzo, como el de los niños
valientes, como el vuelo de esas brisas cansadas del verano que se caen, en un desmayo,
entre las flores.
Acaricié a Platero y, como pude, lo enganché a la carretilla, delante del borrico
miserable. Lo obligué, entonces, con un cariñoso imperio, y Platero, de un tirón, sacó
carretilla y rucio del atolladero y les subió la cuesta. ¡Qué sonreír el de la chiquilla! Fue
como si el sol de la tarde, que se quebraba, al ponerse entre las nubes de agua, en
amarillos cristales, le encendiese una aurora tras sus tiznadas lágrimas. Con su llorosa
alegría, me ofreció dos escogidas naranjas, finas, pesadas, redondas. Las tomé,
agradecido, y le di una al borriquillo débil, como dulce consuelo; otra a Platero, como
premio aúreo.
Juan Ramón Jiménez. Platero y yo
-Lee el texto y resume con tus palabras qué es lo que ocurre.
-¿Cuántos personajes hay? ¿Quiénes son?
-Busca las tres comparaciones que aparecen en el texto. También aparecen
dos exclamaciones. Señálalas y di qué emociones se transmiten con cada
una.
-¿Cuántas palabras distintas se emplean para nombrar al burro?
-Subraya los sintagmas nominales que encuentres.
-El texto está escrito en primera persona: nos narra la historia el dueño de
Platero. ¿Cómo nos lo contaría la niña o el burrito? Escríbelo, usando
también la primera persona.
EL MUELLE DE SAN BLAS
Ella despidió a su amor
le decían la loca del muelle de san Blas.
El partió en un barco en el muelle de san
Y una tarde de abril
Blas
la intentaron trasladar al manicomio;
él juró que volvería
nadie la pudo arrancar
y empapada en llanto ella juró que
y del mar nunca jamás la separaron.
esperaría.
Sola
Miles de lunas pasaron
sola en el olvido
y siempre ella estaba en el muelle
sola
esperando.
sola con su espíritu
Muchas tardes se anidaron
sola
se anidaron en su pelo
sola con su amor el mar
y en sus labios.
sola
Llevaba el mismo vestido
en el muelle de san Blas.
y por si él volviera no se fuera a equivocar.
Los cangrejos le mordían
su ropaje, su tristeza y su ilusión.
y el tiempo se escurrió
y sus ojos se le llenaron de amaneceres
y del mar se enamoró
y su cuerpo se enraizó
en el muelle.
Sola
sola en el olvido
sola
sola con su espíritu
sola
sola con su amor el mar
sola
en el muelle de san Blas
Su cabello se blanqueó
pero ningún barco a su amor le devolvía,
y en el pueblo le decían
PERRA VIDA
Julia Navarro, Revista Mujer Hoy
[…] Les contaré una pequeña historia: estaba yo, no hace mucho, en una terraza
con mi perro, cuando un niño de unos cuatro o cinco años se acercó con un palo
y lo golpeó. Tifis miró al niño pero ni siquiera le ladró; continuó echado en el
suelo, desconcertado, sin entender la causa de esa agresión. Los padres del niño
no le riñeron ni dijeron nada. Al rato, el crío volvió y, antes de que pudiéramos
evitarlo, dio una patada a Tifis, sin que éste reaccionara. Pero la que lo hice fui
yo: pregunté a los padres del niño que por qué le permitían comportarse como un
salvaje, a lo que respondieron que era sólo un niño y que no entendían que me
enfadara porque hubiera golpeado a
un perro.
Naturalmente, le dije que, si esa era su actitud, no me extrañaba el
comportamiento incivilizado de su hijo, y les pregunté qué pasaría si mi perro, en
vez de aguantarse, hubiera respondido a los golpes con un mordisco a su
encantadora criatura. El padre, muy ufano, respondió que habría denunciado al
perro y que él mismo le habría pateado. Tifis no dijo nada, ni siquiera un esbozo
de ladrido, pero yo di un respingo, dije unas cuantas cosas que no se deben decir
y les confieso que les habría mordido.
Carta de Don Juan a Doña Inés:
Inés, alma de mi alma,
Acuérdate de quien llora
perpetuo imán de mi vida,
al pie de tu celosía,
perla sin concha escondida,
y allí le sorprende el día
entre las algas del mar;
y le halla la noche allí;
garza que nunca del nido
acuérdate de quien vive
osaste tender el vuelo
sólo por ti, ¡vida mía!
al diáfano azul del cielo
y que a tus pies volaría
para aprenderle a cruzar;
si me llamaras a ti.
si es que a través de esos muros
Adiós, ¡oh, luz de mis ojos!
el mundo apenada miras,
Adiós, Inés de mi alma;
y por el mundo suspiras,
medita por Dios en calma
de libertad con afán,
las palabras que aquí van;
acuérdate que al pie mismo
y si odias esa clausura
de esos muros que te guardan,
que ser tu sepulcro debe,
para salvarte te aguardan
manda, que a todo se atreve,
los brazos de tu don Juan.
por tu hermosura, don Juan.
ARTURO PÉREZ-REVERTE EL SEMANAL, 6 febrero 2000
LIMPIA, FIJA Y DA ESPLENDOR
Acabo de recibir un e-mail de Pepe Perona, el maestro de Gramática,
reproduciendo otro que le ha enviado no se sabe quién. Desconocemos el
nombre del autor original; así que, en esta versión postmoderna del
manuscrito encontrado, me limito a seguir el juego iniciado por mano genial y
anónima. El maravilloso texto se refiere a una supuesta reforma ortográfica
que va a aplicar la Real Academia, a fin de hacer más asequible el español
como lengua universal de los hispanohablantes y de las soberanías
soberanistas. Y lo reproduzco con escasas modificaciones.
Según el plan de los señores académicos expertos en lanzada a moro muerto
la reforma se llevará a cabo empezando por la supresión de las diferencias
entre c, q y k. Komo komienzo todo sonido parecido al de la k será asumido
por esta letra. En adelante se eskribirá kasa, keso, Kijote. También se
simplifikará el sonido de la c y la z para igualarnos a nuestros hermanos
hispanoamerikanos: "El sapato ke kalsa Sesilia es asul". Y desapareserá la
doble c, reemplazándola la x: "Mi koche tuvo un axidente". Grasias a esta
modifikasión los españoles no tendrán ventajas ortográfikas frente a los
hermanos hispanoparlantes por su estraña pronunsiasión de siertas letras.
Se funde la b kon la v, ya ke no existe diferensia entre el sonido de la b larga
y la v chikita. Por lo kual desapareserá la v y beremos kómo obbiamente basta
con la b para ke bibamos felises y kontentos. Lo mismo pasará kon la elle y la
ye. Todo se eskribirá kon y: "Yébame de biaje a Sebiya, donde la yubia es una
marabiya". Esta integrasión probocará agradesimiento general de kienes
hablan kasteyano, desde Balensia hasta Bolibia.
La hache, kuya presensia es fantasma en nuestra lengua, kedará suprimida por
kompleto: así, ablaremos de abichuelas o alkool. Se akabarán esas
komplikadas y umiyantes distinsiones entre echo y hecho, y no tendremos ke
rompernos la kabesa pensando kómo se eskribe sanaoria. Así ya no abrá ke
desperdisiar más oras de estudio en semejante kuestión ke nos tenía artos.
Para mayor konsistensia, todo sonido de erre se eskribirá kon doble r: "El
rrufián de Rroberto me rregaló una rradio". Asimismo, para ebitar otros
problemas ortográfikos se fusionan la g y la j, para que así jitano se escriba
como jirafa y jeranio como jefe. Ahora todo ba con jota de cojer. Por
ejemplo: "El jeneral corrijió los correajes". No ay duda de ke estas sensiyas
modifikaciones arán ke ablemos y eskribamos todos kon jenial rregularidad y
más rrápido ritmo.
Orrible kalamidad del kasteyano, jeneralmente, son las tildes o asentos. Esta
sankadiya kotidiana desaparese con la rreforma; aremos komo el ingles ke a
triunfado unibersalmente sin tildes. Kedaran ellas kanseladas en el akto, y
abran de ser el sentido komun y la intelijensia kayejera los ke digan a ke se
rrefiere kada bokablo: "Obserba komo komo la paeya".
Las konsonantes st, ps, bs o pt juntas kedaran komo simples t o s, kon el fin
de aprosimarnos a la pronunsiasion de ispanoamerikanos y para mejorar ete
etado konfuso de la lengua. Tambien seran proibidas siertas asurdas
konsonantes finales ke inkomodan y poko ayudan al siudadano: "¿Ke ora da tu
rrelo?", "As un ueco en la pare", y "Erneto jetiona lo ahorro de Aguti". Por
supueto, entre ellas se suprimiran las eses de los plurales: "La mujere y lo
ombre tienen la mima atitude y fakultade inteletuale".
Yegamo trite e inebitablemente a la eliminasion de la d del partisipio pasao y
kanselasion de lo artikulo, impueta por el uso: "E bebio te erbio y con eso me
abio". Kabibajo asetaremo eta kotumbre bulgar, ya ke el pueblo yano manda,
kedando surpimia esa de interbokalika ke la jente no pronunsia. Adema, y
konsiderando ke el latin no tenia artikulo y nosotro no debemo imbentar kosa
que Birjilio, Tasito y lo otro autore latino rrechasaban, kateyano karesera de
artikulo.
Sera poco enrredao en prinsipio, y abalaremo komo fubolita yugolabo en
ikatola, pero depue todo etranjero beran ke tarea de aprender nuebo idioma
rresulta ma fasile. Profesore terminaran benerando akademiko de la lengua
epañola ke an desidio aser rreforma klabe para ke nasione ispanoablante
gosemo berdaderamente del idioma de Servante y Kebedo.
Eso si: nunka asetaremo ke potensia etranjera token kabeyo de letra eñe. Ata
ai podiamo yega. Eñe rrepresenta balore ma elebao de tradision ipanika y
primero kaeremo mueto ante ke asetar bejasione a simbolo ke a sio y e
korason bibifikante de lengua epañola unibersa.
EL MUDITO ALEGRE
Un Cuento de JOAQUÍN AGUIRRE BELLVER
Tardaron mucho en darse cuenta de que Damiancillo era mudo.
Cuando sus padres se enteraron, lo comunicaron a los demás once
hermanos, y luego a los demás ciento catorce vecinos, con lo que
todos en el pueblo se pusieron muy tristes.
Un día se dieron cuenta de que Damiancillo hablaba por señas, y
corriendo lo comunicaron a los once hermanos, y luego a los demás
ciento catorce vecinos, con lo que todos en el pueblo se llenaron de
sorpresa y alegría. Continuamente la casa estaba llena de personas
que trataban de entender los gestos de Damiancillo, tan risueño
siempre, tan locuaz de manos y de miradas.
Poco a poco, los padres y los once hermanos aprendieron a
entenderse con el pequeño por señas; en seguida pasaron a
entenderse por señas también entre ellos, y llegó un momento en
que no cruzaban una palabra, sino gestos tan sólo. Mientras tanto,
los vecinos, de ir y venir a la casa, pero sobre todo, de ver a los
padres y a los once hermanos, habían aprendido aquella forma de
hablar, y no utilizaban otra cuando estaban con ellos. Hasta que
dejaron todos, todos, de usar palabras, en cuanto Damiancillo
comenzó a salir a la calle y a correr por el campo. En las eras, en el
paseo de los álamos, en el fregadero, en la plaza, en la misma
iglesia, sólo por señas se comunicaban las gentes de aquel bendito
lugar.
Una mañana, por el sendero pino y pedregoso, sudando bajo el peso
del sol y del saco abultado, llegó un cartero nuevo. Le sorprendió
encontrarse con un pueblo de todos mudos, y preguntó la razón de
algo tan chocante. Se lo explicaron, y su asombro fue mayor aún al
saber las razones. Dijo que quería conocer a Damiancillo, pero el
niño estaba en las eras, corriendo y jugando, como siempre, de un
lado para el otro.
Entonces el cartero nuevo se encaramó por las piedras musgosas de
la fuente, y puesto en pie comenzó a tocar la trompeta para
congregar al pueblo entero. Cuando todos estuvieron en su torno,
dijo, con voz alta y clara:
-Yo no soy, amigos, el cartero nuevo que suponéis, sino el ángel que
el Señor envía con sus recados más importantes. Me llamó el Señor
y me dijo: “Hay un pueblo en el que todos están llenos de caridad.
Ve, comprueba si es cierto, y si lo es, diles que yo me complazco en
ellos y los bendigo”. Por eso estoy aquí con vosotros. Todavía el
Señor me hizo otro encargo: “Para mostrarles cómo mi corazón se
conmueve en su bondad, diles también que les concedo la gracia
que, por boca de su buen alcalde, quieran pedirme”.
Se adelantó el buen alcalde, gordo y meditabundo. Era persona que
pensaba mucho las cosas antes de decirlas, y pasó un rato en
rascarse la frente, palmearse la faja, fruncir las cejas y cepillarse a
manotazos la barba, sin decir esta boca es mía.
Pero, eso sí, cuando se decidió, fueron sus razones de gran peso:
-Señor Ángel de Dios, si una gracia hemos de pediros, es que la
próxima vez que nos trasmitáis un recado no lo hagáis de palabras,
sino por señas. Anda por ahí Damiancillo, ya sabéis, y podría
ponerse triste oyéndoos… ¡Habláis tan bien, tan de seguido!
Y esto lo dijo el buen alcalde, por señas.
Pablo Neruda
Nicanor Parra
Como la tierra eres necesaria.
Como el fuego sustentas los hogares.
Como el pan eres pura.
Como el agua de un río eres sonora.
Como una abeja repartes miel volando.
Empieza
a
caer
otro
poco
de
nieve.
Juan Cunha
Allá donde las lagunas son el cielo
tuve mi vacación de vacas verdes.
El viento era un caballo sin escalas
y yo me le sentaba libre al flete.
El sol
era un melón.
La tarde,
una sandía.
Y la vida
la vida
una pura gana
de morder y morder manzanas.
Pero de esto hace mucho.
Carlos E. de Ory
Te amo tanto que duermo con los ojos
abiertos.
Te amo tanto que hablo con los árboles.
Te amo tanto que como ruiseñores.
Te amo tanto que mi alma tiene trenzas.
Te amo tanto que me olvido del mar.
Te amo tanto que las arañas me sonríen.
Te amo tanto que soy una jirafa.
Te amo tanto que a Dios telefoneo.
Te amo tanto que acabo de nacer.
Octavio Paz
Anoche un fresno
a punto de decirme
algo callóse.
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