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NOMBRE:
CURSO:
FECHA:
Tabaco
José Javier Esparza
Lo ha dicho la prensa: a partir del próximo 2 de enero, los medios de comunicación no
podrán emitir imágenes de personas fumando. Lo ha aprobado el Congreso de los Diputados,
nada menos. Tampoco se podrá mencionar o mostrar directa o indirectamente marcas, nombres
comerciales, logotipos u otros signos asociados al tabaco. La “ideíca” se le ha ocurrido al
Gobierno, pero quien ha permitido llevarla al extremo es la navarra Uxue Barcos, muy
concienciada ella. De momento, quedan fuera de la prohibición las series y las películas, pero, al
paso que vamos, solo es cuestión de tiempo. No sé hasta dónde va a llegar esta histeria, pero, si
la llevan a sus últimas consecuencias, vamos a tener que eliminar del repertorio una buena parte
de la producción cinematográfica de todos los tiempos. Todas las películas de Bogart, por
ejemplo, quedarán prohibidas, porque el viejo Humphrey fumaba como un carretero, y más
cuando tenía delante a Lauren Bacall, que también fumaba. No podrá reponerse Doce hombres
sin piedad, ni en la versión española ni en la americana.
La historia contemporánea tendrá que contarse de otro modo, porque da la casualidad de
que los grandes protagonistas de la segunda guerra mundial, en el campo aliado, eran fumadores
empedernidos: Roosevelt, De Gaulle, Stalin y, sobre todo, Churchill, que además de fumar,
bebía como una esponja y estaba ostensiblemente gordo (digo yo que Churchill, para Uxue
Barcos, debe de ser algo así como el hombre del saco). ¿Qué van a hacer ahora? ¿Censurar los
documentales? Por cierto: Hitler y Mussolini no fumaban, igual que Uxue. La cosa es que tanta
furia antitabaco ha levantado todas las alarmas en los “reality-shows” de las privadas, que ahora
van a tener que prohibir fumar a los concursantes de “Gran hermano” y “Fama”, por ejemplo.
Así que nuestros gobernantes, siempre tan ilustrados, no encuentran inconveniente que sus hijos
de usted vean a los “granhermanos” copulando o insultándose, pero, por el contrario, a esos
mismos señores les parece atroz que nuestros hijos vean a la gente fumar. Cráneos
privilegiados…
La verdad, 25/10/2010
I.
Comentario crítico del texto (0-4 puntos).
I.1. Establecimiento del tema del texto, breve resumen de su contenido y descripción y
explicación de su esquema organizativo –partes temáticas constitutivas del texto y
articulación de estas- (3 puntos).
I.2. Explicación y valoración de las ideas expuestas a partir de la cultura del alumno y de su
conocimiento del mundo (1 punto).
II.
Cuestiones (0-6 puntos). [Elija un bloque]
II.1. Analice sintácticamente: “La historia contemporánea tendrá que contarse de otro
modo, porque da la casualidad de que los grandes protagonistas de la segunda guerra
mundial, en el campo aliado, eran fumadores empedernidos” (líneas 12-13) (2 puntos).
II.2. Comente los aspectos más relevantes de cohesión léxica que encuentre en el texto (2
puntos).
II.3. Evolución de la obra de Valle-Inclán e inclusión en ella de Luces de bohemia (2
puntos).
II.1. Analice morfológicamente: “asociados” (línea 4), “fumaba” (línea 10),
“indirectamente” (línea 3). Explique, en su contexto, el significado de “empedernidos”
(línea 13), “contemporánea” (línea 12) [2 puntos].
II.2. Comente los rasgos de cohesión gramatical más importantes que aparecen en el texto
[2 puntos].
II.3. Trayectoria poética de Miguel Hernández: evolución de su obra (2 puntos).
El tema que trata el texto es la censura extrema a que se somete la imagen pública del fumador.
El tema es la crítica a la decisión de censurar imágenes de gente que fuma.
El tema es la incompetencia de unos dirigentes que censuran imágenes de fumadores pero
aceptan otras peores.
El tema es la hipocresía gubernamental de prohibir imágenes donde se fuma y emitir otras más
dañinas.
El tema es la creciente intolerancia hacia los fumadores, que puede llevar al absurdo.
El tema es la exageración a que conduce la persecución de los pobres fumadores [regular].
El tema es el radicalismo al que llega el gobierno en su cruzada contra el tabaco (y no contra
lacras más perjudiciales).
El tema es el desacuerdo que el autor manifiesta ante las férreas medidas de control que se van a
aplicar en los medios para censurar la aparición del tabaco.
Un posible resumen del texto sería el siguiente:
Ante la inminente prohibición de publicitar, en cualquier forma, el consumo de tabaco,
el autor manifiesta su rechazo por esta creciente ola de persecución a los fumadores, que puede
originar la censura tanto de obras de ficción cinematográficas o televisivas como de
documentales históricos en los que aparezcan personajes con un cigarrillo. Por el momento,
programas de entretenimiento como “Gran Hermano” ya no consentirán a sus concursantes
fumar pero sí hacer cosas peores, para vergüenza de todos.
O [fiel al orden de aparición de las ideas]:
Nuestros gobernantes no parecen muy inteligentes cuando prohíben la emisión de
secuencias en las que participan individuos apurando un pitillo, sin percatarse de que, como
sigan así, acabarán censurando imágenes de alto valor histórico o cinematográfico. Incluso
tratándose de programas tan execrables como “Gran Hermano”, más les valdría perseguir vicios
mucho peores y que están a la vista de todos.
O [más original]:
La absurda propuesta de censurar imágenes de fumadores en nuestras pantallas puede
acabar ocultando al espectador tesoros fílmicos de enorme interés, como películas y
documentales. Y, en cambio, seguiremos maravillándonos con el estilo y el verbo florido de
programas basura, eso sí, sin humos que intoxiquen nuestras conciencias.
La estructura del texto responde bien a la organización de ideas que suelen presentar los
artículos de opinión. Una primera parte fundamentalmente expositiva sirve de información al
lector y ocuparía las siete primeras líneas (introducción). A partir de un hecho de actualidad, la
medida aprobada recientemente contra la difusión del tabaco (con cita ajena indirecta en las
líneas 1-2 y encubierta en líneas 3-4), el autor desarrolla a continuación, en el cuerpo
argumentativo, las consecuencias negativas que se derivarían si esta medida se aplicara a
rajatabla, argumento de causa-efecto: pérdida cultural de obras maestras tanto del cine como de
la televisión, de las que se citan varios títulos relevantes (argumento de ejemplificación, líneas
9-12).
El segundo párrafo se inicia continuando la argumentación basada en consecuencias del
anterior. Pero ahora ya no menciona obras de ficción sino que se basa en los efectos que la
censura contra el tabaco tendrá en documentales históricos (líneas 13-18), citando varios casos
de fumadores convulsivos, alguno de los cuales se destaca como ejemplo a pesar de todos sus
vicios: Churchill, y se contrapone a fascistas como Hitler y Mussolini, que no fumaban
(argumento basado en el contraste de ideas y de clara defensa democrática frente a posturas
dictatoriales). A continuación, a partir de la línea 19, el autor se detiene en los espacios de más
éxito de las cadenas privadas (“Gran Hermano”, como ejemplo) para concluir que se deberían
censurar cosas mucho peores que fumar, ofrecidas a los telespectadores más jóvenes, como
fornicar o insultarse (argumento ético apoyado en la educación de los hijos, que además le sirve
al autor de principal contraargumento a la postura oficial). Ésta sería la tesis, completada con la
idea, formulada irónicamente, de que nuestros dirigentes no piensan demasiado (“Cráneos
privilegiados…”). Estaríamos, por tanto, ante un tipo de estructura inductiva o sintetizante.
Comenzamos nuestra valoración del texto destacando la valentía de J. J. Esparza no solo
por criticar una decisión gubernamental, sino sobre todo porque se expone a tener en contra la
opinión mayoritaria de la gente. Hoy lo habitual es perseguir al fumador y este texto nos parece
que va contracorriente. Podemos comprobarlo día a día en infinidad de lugares públicos que
prohíben fumar, y seguramente tienen sus razones (molestias al no fumador, higiene, seguridad,
etc.), pero ¿qué daño puede causar ver por televisión a una persona fumando? De la misma
manera, habría que prohibir la emisión de cualquier competición deportiva porque genera
violencia o de un simple debate por exaltar los ánimos. Además, si alguien quiere fumar resulta
superfluo que haya visto o no imágenes. Lo hará de todas maneras.
La cohesión, propiedad del texto mediante la cual el discurso mantiene perfectamente
relacionadas sus partes (ya sean párrafos, enunciados u oraciones), puede manifestarse tanto
desde un punto de vista léxico o semántico, como gramatical. En el primero de los casos, y
atendiendo al texto que nos ocupa, encontramos los siguientes recursos cohesivos:
1) Predominio del campo conceptual de la comunicación audiovisual: “prensa, medios de
comunicación, series, películas, producción cinematográfica, documentales, realityshows…”. Complementario a éste, hallamos la red léxica integrada por términos
relativos al gobierno, responsable de regular el funcionamiento de los medios:
“censurar, Congreso de los Diputados, gobernantes, Uxue Barcos, prohibición…”. Y,
por último, un tercer grupo de palabras relacionadas con el tabaco: “fumar, eliminar,
marcas, logotipos, comerciales…”. Asimismo podríamos establecer dos series
contrapuestas de personajes, unos positivos y otros negativos por diversas razones. A la
primera pertenecerían “Bogart, Lauren Bacall, Roosevelt, De Gaulle, Churchill”,
mientras que la segunda estaría compuesta por Hitler, Mussolini, los “granhermanos” e
implícitamente Uxue Barcos.
2) Empleo de sinónimos: “emitir-mostrar”, “al extremo-a sus últimas consecuencias”,
“censurar-eliminar-prohibidas”,
“histeria-furia”
y
de
antónimos:
“directa/indirectamente”, “tabaco/antitabaco”; de hiperónimos y su correspondientes
hipónimos (“signos asociados al tabaco: marcas, nombres comerciales, logotipos”;
“reality-shows: Gran Hermano y Fama”; “historia contemporánea: segunda guerra
mundial” (ésta sería más bien una relación de meronimia-halonimia); “grandes
protagonistas: Roosevelt, De Gaulle, Stalin, Churchill…”).
3) Como palabras clave del texto podríamos considerar “tabaco” (“antitabaco”) y su
complementario “fumando, fumaba, fumar, fumadores, fumaban”, derivación léxica
predominante en el texto junto a la de “prohibidas, prohibición” y sus sinónimos
“censurar” y “eliminar”, que sintetizan muy bien el sentido del texto.
4) Por último, el uso de proformas léxicas, también denominadas palabras baúl o comodín,
sirven igualmente de relación semántica en el texto: “La cosa es…”.
O [otra forma de explicar la cohesión léxica, menos esquemática]:
Se entiende por cohesión semántica aquella propiedad del texto gracias a la cual éste
mantiene una estrecha conexión lógica y significativa entre sus unidades menores
(enunciados, proposiciones, palabras…). De esta manera el lector comprende perfectamente
el sentido general del texto puesto que lo percibe como una unidad trabada y no como un
cúmulo informe de frases inconexas.
En el texto que nos ocupa, la palabra clave parece ser “tabaco”, reiterada varias veces
(incluso bajo el derivado “antitabaco” y los cohipónimos “marcas, nombres comerciales,
logotipos” del hiperónimo “signos asociados al tabaco”), además de focalizada en el titular.
No obstante, también podríamos considerar términos clave el lexema contenido en la
familia léxica “fumar, fumando, fumaba, fumadores, fumaban”, así como el radical de
“prohibir, prohibición, prohibidas” (que además presenta varios sinónimos: “eliminar” y
“censurar”). De hecho, la conexión lógica de estos tres vocablos nos da la información
básica del texto: prohíben fumar tabaco.
El ámbito al que va a aplicarse esta medida es el audiovisual, por lo que podríamos
establecer el siguiente campo conceptual de la COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL:
“prensa, medios de comunicación, imágenes, mencionar, mostrar, series, producción
cinematográfica (hiperónimo), películas de Bogart, Doce hombres sin piedad (ambos
cohipónimos del anterior), documentales, censurar, “reality-shows” (hiperónimo de los
cohipónimos “Gran hermano” y “Fama”), privadas, emitir, repertorio, reponerse”. Por otra
parte, los responsables de esta ley son nuestros MANDATARIOS: “Congreso de los
Diputados, Gobierno-gobernantes (derivación), Uxue Barcos, esos mismos señores, Cráneos
privilegiados…”, estos últimos con unas claras connotaciones despectivas, puesto que el
autor se muestra crítico con los dirigentes públicos.
De la combinación de estos dos campos conceptuales surge la “furia” o “histeria”
llevada al “extremo” o a las “últimas consecuencias” (sinónimos). Como puede ser la de
ocultar que “los grandes protagonistas de la segunda guerra mundial en el campo aliado”
(hipéronimo de los cohipónimos “Roosevelt, De Gaulle, Stalin, Churchill”) eran
“fumadores empedernidos” (sinónimo del primero y, por tanto, hiperónimo también de los
anteriores nombres). Esta medida es cuestionada constantemente por Esparza reiterando el
carácter represor de la misma mediante perífrasis verbales de obligación: “no podrán emitir,
no podrá reponerse, Tampoco se podrá mencionar, tendrá que contarse, tendrán que
eliminar, tener que prohibir”.
En cuanto a la cohesión gramatical, son múltiples los mecanismos que emplea la lengua
para unir o relacionar las distintas unidades que conforman el discurso: desde la
concordancia, de la que no hablaremos, hasta la correferencia, tanto exofórica (deíxis
espacial, temporal y personal, incluida en esta última la social) como endofórica (anáforas y
catáforas), y los conectores y ordenadores discursivos, que sirven al lector de guía en el
proceso interpretativo del texto.
Por lo que respecta a la relación que el texto mantiene con su contexto de enunciación,
hemos de señalar en primer lugar los deícticos temporales que señalan al presente como
referente inmediato de actualidad: “De momento, ahora…” o al futuro inminente: “próximo
2 de enero, al paso que vamos, va a llegar, vamos a tener”, “podrá”, “tendrá”, etc. Las
alusiones al pasado podemos clasificarlas en pasado inmediato: “ha aprobado, ha
permitido…” o pasado lejano, es decir, pretérito imperfecto para describir hechos históricos:
“eran, bebía, estaba…”. Como puede apreciarse, dada la actualidad de la noticia es en torno
al presente sobre el que gira el eje temporal del texto. En cuanto a la deíxis espacial, las
alusiones a “nuestros gobernantes” indican a España como referente inmediato del problema
abordado. Por consiguiente, tanto las coordenadas espaciales como temporales son las que
comparten los receptores del texto con el emisor. En relación con ellos, varios deícticos
personales apuntan tanto al emisor: “sé”, “digo yo”, como a los receptores: “sus hijos de
usted”, deíctico social que muestra el respeto del periodista por sus lectores. Por otro lado,
emisor y receptores son englobados en los plurales inclusivos “vamos”, “nuestros hijos”,
“nuestros gobernantes” y “vamos a tener”, con los que el autor trata de implicar a sus
lectores en el asunto.
La correferencia entre unidades gramaticales se consigue a través de los pronombres
catafóricos: “Lo ha dicho la prensa…” y anafóricos: “Lo ha aprobado…”; “se le ha ocurrido
al Gobierno” (catáfora), “Uxue Barcos …ella” (anáfora). Más anáforas: “esta histeria”,
“esta ideíca” (las descritas anteriormente); catáforas: “algo así como el hombre del saco”;
“quien ha permitido llevarla al extremo es la Navarra Uxue Barcos” (catáfora de U. Barcos
y anáfora de “ideíca”); “¿Qué va a hacer ahora? ¿Censurar los documentales?” (pronombre
interrogativo catafórico). También la palabra comodín “cosa” se utiliza con un valor
catafórico: “La cosa es…”. Se puede, por tanto, apreciar la tupida red de correferencias que
aglutina el texto y que sirve para evitar pesadas repeticiones y agiliza su progresión
temática.
Respecto a los conectores más importantes que aparecen en el texto, en la línea 3 aparece
“Tampoco”, de adición de información, en la línea 9-10 “por ejemplo”, de ejemplificación o
ilustración explicativa, en la línea 18, “sobre todo”, de intensificación, en la línea 15, “Por
cierto”, de digresión un tanto irónica, en la línea 21 “Así que…”, de causa-consecuencia, para
introducir la conclusión final, en la línea 22 “por el contrario”, para oponer dos ideas. Por otra
parte, la conexión interoracional se consigue gracias a la aparición de nexos prototípicos del
discurso argumentativo como el adversativo “pero”, que sirve para manifestar desacuerdo con
ideas ajenas, el causal “porque” para razonar los distintos argumentos que sustentan la tesis del
texto, el condicional “si” para introducir hipótesis, etc.
II.2) La presencia del emisor y su relación con el enunciado queda manifestada en los
distintos recursos modalizadores que aparecen a lo largo del texto. En primer lugar, los
deícticos personales, tanto los de primera persona del singular “no sé”, “digo yo”, como del
plural (el denominado plural inclusivo o asociativo, tan útil para involucrar a los lectores en
el propio punto de vista del emisor): “vamos”, “vamos a tener”, “nuestros gobernantes”,
“nuestros hijos”, etc. Respecto a la deíxis personal señaladora del receptor, encontramos el
deíctico social “sus hijos de usted”, sintomático del respeto con que el autor trata a sus
lectores.
También los verbos modales, asociados a distintos tipos de modalización, sirven de
transmisores de subjetividad. “No sé” (línea 7), verbo modal intelectivo, comporta una
modalización de tipo epistémico; “vamos a tener que eliminar” (línea 8), “tendrá que
contarse” (línea 13) “van a tener que prohibir” (línea 20), perífrasis modales de obligación,
es un tipo de modalización deóntica, a la que también pertenece “podrá reponerse”,
perífrasis modal de posibilidad; “digo”, verbo de dicción o lengua y por tanto preformativo,
que se inscribe en la modalización epistémica.
Por su parte, el léxico que podemos clasificar es altamente valorativo, tanto en lo
concerniente a denigrar: “nada menos” (complemento oracional valorativo utilizado aquí
irónicamente), “ideíca” (donde el sufijo tiene un matiz despectivo), “muy concienciada”
(ironía y cuantificación), “histeria”, “furia” (además cuantificada: “tanta”), como en lo
relativo a ensalzar: los epítetos “viejo”, “empedernidos” y “grandes” aplicados a figuras de
fumadores ilustres. El neologismo “granhermanos” es empleado con una finalidad crítica
evidente.
Respecto a las modalidades oracionales, en el texto hay un predominio de la enunciativa
o asertiva, necesaria para imprimir neutralidad a los enunciados. No obstante, hay muestras
de dubitativas (“No sé hasta dónde…”, “debe de ser…”), para expresar inseguridad, e
interrogativas para interpelar a los lectores (“¿Qué van a hacer ahora? ¿Censurar los
documentales?”). Ambas son frecuentes en relación con la función expresiva, relevante en
este tipo de textos.
Las figuras retóricas o recursos expresivos que utiliza el autor para manifestar mejor su
subjetividad son los siguientes: ironías (“muy concienciada ella”, “siempre tan ilustrados”,
“cráneos privilegiados” tomado de una cita de Luces de bohemia), hipérbole (“esta histeria”,
“furia antitabaco”), símiles (“como un carretero”, “como una esponja”, “como el hombre
del saco”), interrogaciones retóricas, metáforas (“alarmas”)… Por último, el inciso
parentético de las líneas 16-17 introduce unas gotas de humor convenientes para aligerar el
problema abordado.
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