WORLD RAINFOREST MOVEMENT

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WORLD RAINFOREST MOVEMENT
MOVIMIENTO MUNDIAL POR LOS BOSQUES TROPICALES
Secretariado Internacional
Ricardo Carrere (Coordinador)
Maldonado 1858; CP 11200
Montevideo - Uruguay
Tel: +598 2 413 2989
Fax: +598 2 410 0985
E-mail: [email protected]
Sitio web: http://www.wrm.org.uy
Boletín Nº 88 del WRM
Noviembre 2004
(edición en castellano)
TEMA CENTRAL DE ESTE NÚMERO: LOS ÁRBOLES MODIFICADOS GENÉTICAMENTE
Hay un gran número de científicos que trabajan activamente en la modificación genética de árboles, para
satisfacer mejor las aspiraciones económicas de la industria. Ya se están llevando a cabo ensayos de campo en
una serie de países y en China fue liberado el uso de álamos transgénicos, sin tomar en cuenta los peligros que
todo esto implica para los bosques del mundo. Este boletín pretende compartir parte de la información disponible
e instar a todas las personas a las que les preocupa esta situación a tomar cartas en el asunto. Un buen
comienzo sería firmar la petición para que haya una Prohibición Global al uso de los árboles modificados
genéticamente o árboles transgénicos (disponible en http://elonmerkki.net/dyn/appeal//?lang=spanish), que se
presentará el próximo mes en la Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Cambio Climático, en
Buenos Aires, Argentina.
En este número:
* NUESTRA OPINION
- Se debe prohibir la liberación de los árboles transgénicos
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* EL ESCENARIO DE LOS ÁRBOLES TRANSGÉNICOS
- La resistencia es fértil: protestas contra los árboles transgénicos
- Las corporaciones forestales y la investigación sobre árboles transgénicos
- Legislación internacional y árboles transgénicos
- Árboles genéticamente modificados y calentamiento global
- ¿Tiene el Banco Mundial una posición sobre los árboles transgénicos?
- Polen de plantaciones de pinos ya genera problemas. ¿Y si además fueran pinos transgénicos?
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* ÁRBOLES TRANSGÉNICOS EN EL SUR
- Brasil: plantaciones, ganancias y árboles transgénicos
- Chile: árboles fabricados a medida para la industria forestal
- Kenia: biotecnología, eucaliptos pero ningún árbol transgénico
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* ÁRBOLES TRANSGÉNICOS EN EL NORTE
- Finlandia: algunas observaciones sobre la campaña contra los árboles transgénicos
- Árboles transgénicos en los Estados Unidos: puesta al día
- EE.UU.: Potlatch Corporation, la certificación del FSC y los árboles transgénicos
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NUESTRA OPINION
- Se debe prohibir la liberación de los árboles transgénicos
Desde que la ciencia forestal occidental definió a los bosques como entidades predominantemente productoras
de madera, los esfuerzos se han concentrado en aumentar la productividad de un único producto: la madera. Los
bosques diversos fueron simplificados, desmalezando todas las especies que no le interesaban a la industria, y
promoviendo la predominancia absoluta de los árboles “valiosos” en el bosque.
Visto desde un enfoque reduccionista, el paso siguiente resultaba obvio: sustituir los bosques por grandes filas
de plantaciones de monocultivo de árboles de crecimiento rápido. Durante las últimas décadas, unas pocas
especies de eucalipto, pino y acacia, comenzaron a abarcar grandes áreas que antes habían estado cubiertas
por bosques o praderas, reduciendo sustancialmente la biodiversidad del bosque y apropiándose de las tierras y
las formas de sustento de las poblaciones locales. Se las definió como “plantaciones de bosque” o “bosques
plantados”, ocultando el hecho de que no tenían nada en común con los bosques y, lo que es más importante,
escondiendo sus enormes impactos negativos tanto sociales como ambientales.
Pero eso no era suficiente. La industria quería más, así que el siguiente paso fue iniciar un proceso de selección
genética, por medio del cual se tomaron en cuenta solamente algunos rasgos genéticos, como el crecimiento
rápido, la altura, el diámetro, la calidad de la madera, y los troncos rectos con pocas ramas. De esta forma se
empobreció aún más la base genética de las especies elegidas. Muy pronto esos “superárboles” comenzaron a
ser clonados y las plantaciones pasaron a ser de una sola especie y clonales al mismo tiempo.
Dentro de esa lógica, no había nada más evidente que la necesidad de dar un paso más hacia los árboles
modificados genéticamente (transgénicos) para hacerlos todavía más a la medida de la industria.
Sin embargo, los peligros que involucran los árboles transgénicos son en cierta forma incluso más graves que los
de los cultivos agrícolas transgénicos. Los árboles viven más tiempo, lo que implica que los cambios en su
metabolismo pueden tener lugar muchos años después de que han sido plantados. Al mismo tiempo, también se
diferencian de los cultivos en que son mayoritariamente no domesticados y el conocimiento científico sobre los
ecosistemas de bosque es escaso. Esto implica que los potenciales riesgos ecológicos y de otro tipo que se
asocian a los árboles transgénicos sean, por lejos, más grandes que en el caso de los cultivos.
Además, los árboles transgénicos exacerbarían los impactos del modelo de monocultivo a gran escala de las
plantaciones, que representa un problema cada vez mayor para las comunidades y organizaciones locales en
todo el mundo, precisamente debido a sus impactos. El agua se agotaría más rápido debido a árboles de
crecimiento aún más rápido; la destrucción de la biodiversidad se acelerará dando paso a desiertos biológicos
poblados de árboles transgénicos resistentes a los insectos, sin flores, ni frutos, ni semillas; el suelo se destruiría
a un ritmo aún mayor a raíz del aumento en la extracción de biomasa, la mecanización intensiva y el mayor uso
de agroquímicos; aumentaría la cantidad de comunidades que se verían privadas de sus medios de sustento y
serían desplazadas para hacer lugar a más de estos “desiertos verdes”.
Por éstas y muchas otras razones, el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM) y Amigos de la
Tierra Internacional (ATI) han decidido producir un informe sobre los árboles transgénicos, que ya se ha
finalizado y cuyos hallazgos se presentarán durante la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre Cambio Climático el mes que viene en Buenos Aires, Argentina.
La principal razón para haber elegido esa circunstancia para la presentación es que en su última reunión a fines
de 2003, la Convención sobre Cambio Climático autorizó explícitamente la inclusión de los árboles transgénicos
como “sumideros de carbono” en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto. Esa
decisión tan grave se tomó en el último minuto, prácticamente sin discusión ni participación de los grupos
involucrados y los gobiernos. Este resultado tan absolutamente inesperado y peligroso tiene por consecuencia
que hoy esta Convención no solo apoya la expansión de las plantaciones de monocultivo de árboles,
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supuestamente, para que actúen como “sumideros de carbono” sin tener en cuenta sus impactos sociales y
ambientales negativos, sino que además, permite que esas mismas plantaciones estén compuestas por árboles
transgénicos, multiplicando así los impactos y agregando nuevos riesgos e incertidumbres.
En Buenos Aires, conjuntamente con muchos otros grupos, haremos un llamado a todos los gobiernos presentes
en la Conferencia de las Partes de la Convención sobre Cambio Climático, para darle un cambio de rumbo al
tema y que se prohíba la liberación de los árboles transgénicos.
P.S. El estudio del WRM y ATI, realizado por el investigador Chris Lang (“Genetically Modified Trees: the ultimate
threat to forests"), será publicado en ingles y español y estará muy pronto disponible en la página web del WRM
( http://www.wrm.org.uy/publicaciones/inicio.html ) y en la página de ATI
( http://www.foei.org/esp/publications/index.html ). También estará disponible en formato impreso en ambos
idiomas en las oficinas del WRM y ATI. Una vez prontas las ediciones correspondientes, lo comunicaremos a
todos nuestros lectores.
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EL ESCENARIO DE LOS ÁRBOLES TRANSGÉNICOS
- La resistencia es fértil: protestas contra los árboles transgénicos
Los científicos forestales que trabajan en árboles transgénicos a menudo mencionan el número de ensayos de
campo de árboles transgénicos en el mundo como prueba de que la tecnología está siendo cada vez más
aceptada. En realidad, lo opuesto es lo cierto. A medida que aumenta el número de experimentos también
aumenta la fuerza de la resistencia contra los árboles transgénicos.
Gran parte de la atención que dedican los medios a las protestas contra los árboles transgénicos se centra en un
puñado de acciones realizadas por pequeños grupos de activistas que se autodenominan con nombres como
Reclama las semillas (Reclaim the Seeds) o los Duendes Genéticos (Genetix Goblins). En los últimos seis años,
12 ensayos de campo con árboles transgénicos fueron destruidos en Gran Bretaña, Canadá y los EE.UU. En
este último país, el Frente de Liberación de la Tierra (Earth Liberation Front) ha incendiado oficinas y laboratorios
de investigación.
Las respuestas de la industria y los científicos frente a la destrucción de los ensayos con transgénicos y la
propiedad, se concentran en el daño causado y presentan a quienes protestan como vándalos irresponsables e
ignorantes. Sus respuestas tienden, predeciblemente, a restarle importancia a los riesgos a los que representan
sus investigaciones para la población y su ambiente.
En 1999, en Inglaterra, 152 álamos transgénicos de la estación de investigación de la compañía de agroquímicos
Zeneca en Jealot’s Hill fueron talados por activistas. El vocero de Zeneca, Nigel Poole, apareció prácticamente
con lágrimas en los ojos. “Arrancaron la corteza de los árboles. Estas pobres criaturas están sufriendo una
muerte lenta”, declaró al periódico The Times. Aparentemente, Poole se olvidó de que Zeneca plantó los árboles
para transformarlos en astillas, para luego hervirlos y extraerles la pulpa para transformarlos en papel.
Cuando algunos de los ensayos de campo con transgénicos fueron destruidos en 2001, Steven Strauss de la
Universidad del Estado de Oregon trató de reasegurar al público que “todo ha sido considerado altamente
seguro. Esta gente que lo señala como peligroso carece de experticia y está desinformada”
“Los muchachos violentos no entienden la ciencia”, dijo Strauss a Associated Press.
Muchas personas y organizaciones participan de otros tipos de actividades en contra de los árboles
transgénicos. Las protestas han tomado diversas formas, entre las que se incluyen la colocación de pancartas,
conferencias de prensa, reuniones, cartas a los periódicos, peticiones, artículos, campañas para persuadir a las
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compañías de que no compren productos de árboles transgénicos, investigaciones de las compañías e
instituciones involucradas, y campañas a favor de zonas libres de organismos genéticamente modificados.
Probablemente, la primera alianza de ONGs creada con el objetivo de oponerse a los árboles transgénicos fue la
Coalición por Bosques libres de la Ingeniería Genética (GE Free Forests Coalition - GEFF), formada en Gran
Bretaña en abril de 1999. Tres meses después, la GEFF organizó una manifestación en la conferencia sobre
Biotecnología Forestal en el año 1999 de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal
(IUFRO) que tuvo lugar en Oxford.
Steven Strauss comentó: “los científicos que estaban en la conferencia se rascaban la cabeza y se preguntaban
cómo era posible que la ciencia y la ‘sociedad’ pudieran estar tan enfrentados en Europa”. Mientras tanto, la
gente común se preguntaba cuánto tiempo han debido pasar los científicos encerrados en sus laboratorios para
sorprenderse de que la modificación genética sea un tema polémico.
La resistencia a los árboles transgénicos sigue creciendo. En los EE.UU., alrededor de 80 ONGs han firmado
una declaración titulada: “Una visión común para transformar la industria del papel”. La “Visión Común” emergió
en una reunión mantenida en noviembre de 2000 por más de 50 ONGs que trabajan sobre los temas del papel,
la contaminación y los bosques. Incluye una demanda a la industria del papel: “detengan la introducción de fibra
de papel proveniente de organismos genéticamente modificados, en particular de árboles y plantas transgénicas
con genes insertados de otras especies de animales y plantas.”
Varios países han impuesto prohibiciones totales o moratorias sobre los OGM, incluidos Argelia, Nueva Zelanda,
Perú, El Salvador y Australia (excepto Queensland y el Territorio del Norte). Además, varias regiones de Europa
y tres condados de los EE.UU. han votado prohibiciones a los OGM. Tailandia ha prohibido 49 plantas
transgénicas.
Alrededor del mundo, las organizaciones ambientales y de justicia social están haciendo campaña a favor de una
legislación que prohíba los OGM en sus países, provincias, estados, ciudades y condados. En todo el mundo han
aparecido zonas libres de OGM, incluso en los EE.UU.. En noviembre de 2004, el Condado de Marin, al norte de
San Francisco, se unió a los Condados californianos de Mendocino y Trinity al prohibir los OGM.
En diciembre de 2003, la provincia austríaca de Kärnten aprobó una ley que establece que los OGM no pueden
plantarse a menos de tres kilómetros de áreas naturales y culturales que merezcan ser protegidas.
Aproximadamente el 20 por ciento de las tierras de Kärnten se cultivan orgánicamente. Basándose en el
argumento de que la agricultura orgánica merece ser protegida, en la práctica las autoridades no otorgarán
permisos para cultivar transgénicos.
En Gran Bretaña, 14 millones de personas viven en áreas donde se aplica la política “libre de transgénicos”.
Doce condados han aprobado resoluciones declarándose “libres de transgénicos”, sumándose a más de 30
ciudades, distritos y autoridades de parques nacionales. En Francia, más de 1.250 alcaldes han declarado a sus
ciudades “libres de transgénicos”. Amigos de la Tierra-Europa está llevando adelante una campaña de por una
Europa libre de OGM, dirigida a apoyar a las regiones para que avancen a ser “libres de transgénicos” (por más
información visite http://www.foeeurope.org/GMOs/gmofree )
Quienes se oponen a los árboles transgénicos se están interconectando con las organizaciones en todo el
mundo: con redes que se han enfrentado a la propagación de los cultivos de OGM en sus países, con
organizaciones que trabajan sobre el cambio climático, con activistas anti-globalización, con activistas por los
derechos humanos y los pueblos indígenas, con comunidades y organizaciones locales que resisten las
plantaciones industriales de árboles y otras formas de forestación industrial. ¡La resistencia a los árboles
transgénicos está creciendo!
Por: Chris Lang, correo electrónico: [email protected]
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- Las corporaciones forestales y la investigación sobre árboles transgénicos
Los árboles transgénicos no son resultado de la evolución. Son producto de decisiones tomadas a niveles
institucionales y empresariales para lograr su desarrollo y expansión. Empresas, instituciones de investigación y
universidades trabajan en estrecha colaboración en torno al tema. Las empresas financian a los departamentos
de investigación universitarios, e influyen sobre qué tipo de investigación se realiza.
Si bien hay numerosos actores trabajando en árboles transgénicos, algunos son claramente más importantes
que otros. La mayor parte de la investigación se realiza en un número relativamente pequeño de países, entre
los cuales los más prominentes son EE.UU., Canadá, Japón, Nueva Zelanda, Australia, Chile, Reino Unido y
China.
Algunas de las principales corporaciones forestales están directamente involucradas en esta investigación. Por
ejemplo, en 1999, tres gigantes compañías forestales (International Paper, Westvaco y Fletcher Challenge)
conformaron junto con Monsanto una joint venture llamada ArborGen, que se convirtió en la mayor empresa de
árboles transgénicos del mundo. Monsanto se retiró de ArborGen seis meses después de su formación. En enero
de 2000, Genesis Research and Development, la mayor compañía de biotecnología de Nueva Zelanda, se unió a
la joint-venture. Genesis y Fletcher Challenge habían estado trabajado en conjunto durante 5 años en eucaliptos,
álamos y pinos transgénicos resistentes a los herbicidas. En 2001, Rubicon (una compañía neozelandesa)
compró las operaciones en biotecnología de Fletcher Challenge y se hizo cargo de sus compromisos con
ArborGen. Desde entonces, Westvaco se fusionó con Mead Paper Company para formar Meadwestvaco. En
abril de 2003, Genesis presentó una nueva subsidiaria dedicada a la ciencia botánica, Agrigenesis Biosciences,
que ocupa el lugar de Genesis en ArborGen.
ArborGen tiene actualmente 51 ensayos de campo con árboles transgénicos (álamos, eucaliptos, pinos y
liquidambar (Liquidambar styraciflua)) en los EE.UU.. Los científicos de ArborGen han manipulado
genéticamente a los árboles para que tengan menos lignina, que crezcan más rápido y derecho, que sean
estériles o que aumente su resistencia a las enfermedades o herbicidas.
Otra importante compañía involucrada con los árboles transgénicos es Horizon2 –con sede en Nueva Zelandaconformada en marzo de 2003 por la fusión de Carter Holt Harvey Forest Genetics y Trees and Technology de
Rubicon. Carter Holt Harvey es una firma maderera de Nueva Zelanda, 50 % de propiedad de International
Paper.
GenFor, una compañía con sede en Chile, es una joint venture entre la Fundación Chile (centro de pensamiento
tecnológico chileno) y Cellfor (Canadá). La compañía fue financiada parcialmente por la Agencia Chilena de
Desarrollo Económico y ha establecido acuerdos de investigación con los gigantes chilenos de la industria
forestal Arauco y Mininco. Las compañías suministran a GenFor sus mejores especímenes, GenFor proporciona
la tecnología para “mejorarlos” y obtiene el derecho a comercializar los resultados de la investigación.
El principal tema de investigación de GenFor es el pino radiata transgénico, que constituye hasta un 80 por
ciento de las plantaciones de Chile. Los investigadores de GenFor aspiran a crear un pino transgénico resistente
a la polilla del brote (Ryacionia buoliana) de origen europeo, una plaga que afecta seriamente toda el área de
plantación de pino radiata del país (1,5 millones de hectáreas).
Cellfor, socio en GenFor, ha iniciado varios proyectos de colaboración con una serie de universidades, incluidas
Oxford, Purdue, British Columbia, Alberta y Victoria. Cellfor ha trabajado también con el Instituto de Agrobiología
Molecular de Singapur y SweTree Genomics de Suecia.
Además de su investigación sobre pino radiata transgénico resistente a los insectos, GenFor está trabajando
para aumentar el nivel de celulosa y para reducir la cantidad de lignina en el pino radiata y el pino “loblolly” (Pinus
taeda).
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En los EE.UU., muchas compañías de pulpa y papel, incluidas Weyerhaeuser, International Paper, MacMillan
Blodel, Aracruz Cellulose y Potlatch Corporation han financiado investigaciones de un programa de la
Universidad del Estado de Oregon sobre genoma de árboles, biotecnología y crianza (Tree Genomics,
Biotechnology, and Breeding Programme), que está trabajando en árboles transgénicos buscando promover la
tolerancia a los herbicidas, la esterilidad, la resistencia a los hongos y a los insectos y la disminución del
contenido de lignina.
Algunas compañías forestales también realizan sus propias investigaciones. Tal es el caso de Aracruz Cellulose
en Brasil y las compañías japonesas Oji Paper y Nippon Paper Industries
Aracruz, el primer productor mundial de pulpa blanqueada de eucalipto producida en sus enormes plantaciones
en Brasil, está realizando actualmente una investigación de laboratorio sobre árboles transgénicos pero, según
los oficiales de la compañía, todavía no está llevando a cabo ensayos de campo ni plantaciones comerciales.
Nippon Paper, el mayor fabricante de papel de Japón, ha desarrollado un árbol de eucalipto transgénico que
tolera la sal. También está trabajando sobre álamos transgénicos que serían resistentes a los ambientes
contaminados. En 1995, Nippon firmó un acuerdo con Zeneca para trabajar en la modificación de la lignina de los
árboles para pulpa, y en 2001 ya había desarrollado un árbol de eucalipto transgénico que producía un 20 por
ciento menos de lignina, un 10 por ciento más de celulosa y 5 por ciento más de pulpa que los árboles de
eucalipto no transgénicos.
Oji Paper es una de las más grandes compañías de pulpa y papel del mundo. La compañía tiene un activo
programa de investigación sobre árboles transgénicos. Los científicos de Oji Paper están trabajando en árboles
transgénicos con menos lignina, que puedan tolerar los suelos salobres y eucaliptos transgénicos que puedan
crecer en suelos ácidos.
Los ejemplos presentados en este artículo ilustran la participación de las compañías forestales en la ingeniería
genética de árboles. Su interés es poder plantar árboles en cualquier tipo de ambiente y asegurar que crezcan
rápido; quieren que la madera de las plantaciones se adapte a sus procesos industriales (por ejemplo: menos
lignina para la producción de pulpa); quieren que los monocultivos sean resistentes a los insectos y tolerantes a
los herbicidas y quieren que sean estériles. En resumen, su objetivo es manipular la naturaleza para adaptarla a
sus objetivos económicos de largo plazo, sin importar las incertidumbres y los riesgos que esto implica.
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- Legislación internacional y árboles transgénicos
A pesar de los riesgos que presenta la modificación genética de árboles, no existe ninguna legislación
internacional en relación específica al tema de los árboles transgénicos. En cambio, sí hay legislación referida a
las semillas y los cultivos de alimentos transgénicos, que no necesariamente cubre los problemas que presentan
las plantas transgénicas de larga vida como los árboles.
En la actualidad, el derecho internacional que cubre los organismos genéticamente modificados o transgénicos
(OGMs) concentra su atención en los asuntos relacionados con el comercio. Hay dos instituciones que
establecen normas en relación al comercio internacional de OGMs: el Convenio sobre Diversidad Biológica
(CDB) y la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Los países miembro del CDB adoptaron el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad en enero de 2000. Este
Protocolo establece reglas para los movimientos transfronterizos de OGMs y se basa en el principio precautorio.
Aunque los tres mayores exportadores de OGMs (EE.UU., Canadá y Argentina) no han ratificado el Protocolo de
Cartagena, éste reconoce el derecho de un gobierno de prohibir las importaciones de OGMs cuando no existe
información suficiente disponible para realizar una evaluación de los riesgos. La carga de la prueba en cuanto a
la seguridad del material transgénico corresponde entonces al país que lo exporta.
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Sin embargo, en el marco de la OMC, los gobiernos pueden ser penalizados por establecer una ley, tal el caso
de la prohibición de OGMs, que de acuerdo a las reglas de la OMC constituya una barrera para el comercio
internacional.
La OMC también tiene un Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Acuerdo MSF) que
cubre la seguridad alimentaria y las regulaciones sobre salud animal y vegetal. Al establecer las leyes nacionales
para cumplir con el Acuerdo MSF, los gobiernos deben evaluar los riesgos implícitos, en vez de utilizar el
principio precautorio.
Mariam Mayet, directora del Centro Africano de Bioseguridad en Sudáfrica, señala que el Protocolo de Cartagena
no específica la cuestión sobre si éste tiene precedencia sobre las reglas de la OMC, declarando que ambas
normativas deben “apoyarse mutuamente”.
El hecho de que ambas legislaciones no se apoyan mutuamente quedó en evidencia en mayo de 2003 cuando
los EEUU, Canadá y Argentina presentaron una queja ante la OMC por la legislación de la Unión Europea sobre
alimentos transgénicos.
Tewolde Egziabher, Director general de la Autoridad de Protección Ambiental en Etiopía, fue uno de los
arquitectos del Protocolo de Cartagena. En respuesta a la queja de los EE.UU. en la OMC, escribió, “nosotros en
los países africanos, que hemos peleado duramente y durante mucho tiempo por el acuerdo y la ratificación de
Protocolo de Bioseguridad, sentimos que las acciones de los EE.UU. tienen el propósito de enviarnos un
mensaje fuerte y agresivo: que si elegimos implementar el Protocolo y rechazar la importación de alimentos
transgénicos, es posible que también nosotros tengamos que enfrentar una disputa en la OMC. No podemos
dejar de ver las acciones de los EE.UU. como un golpe preventivo al Protocolo de Bioseguridad y a los intereses
de los países en desarrollo”.
Los científicos forestales tienen claro que la contaminación genética a partir de las plantaciones de árboles
transgénicos es inevitable. “Los genes eventualmente escaparán” tal como lo expresa Steven Strauss de la
Universidad del Estado de Oregon.
Además de los riesgos ecológicos que implica, la posibilidad de que los árboles transgénicos se crucen con sus
parientes silvestres, dando como resultado árboles transgénicos silvestres con genes patentados y creciendo
fuera de las plantaciones, genera una serie de interrogantes legales. ¿Tendrá la compañía propietaria de la
patente del gen, derechos de propiedad (o cualquier otro derecho) sobre cualquier árbol que contenga el gen?
¿Podrán descubrir los dueños de bosques que los árboles en sus tierras pertenecen en realidad a International
Paper o a Meadwestvaco porque contienen genes patentados por esas compañías?
¿Quién será responsable si se demuestra que la contaminación genética ha dañado los árboles de los bosques?
¿Será el administrador de la plantación, la compañía que vendió las plántulas de árboles transgénicos, la
compañía que desarrolló el árbol transgénico usando el gen patentado? ¿o será el propietario de la patente del
gen?
¿Cómo se determinará el “daño” a los árboles de los bosques? ¿Quién decidirá qué constituye daño? Los
árboles y los bosques son sagrados para ciertas culturas, y aunque superficialmente pueda parecer que no se ha
hecho daño alguno, cambiar la constitución genética de los árboles silvestres puede ser considerado vandalismo
genético.
El polen de los árboles puede viajar distancias enormes. Las semillas pueden ser (y son) contrabandeadas
fácilmente a través de las fronteras. Ninguna legislación en el mundo puede evitar que esto ocurra. Si los árboles
transgénicos se convirtieran en maleza y comenzaran a invadir los ecosistemas de bosque como resultado de las
semillas contrabandeadas ¿quién sería responsable?
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En mayo de 2004, la Suprema Corte de Canadá determinó que Monsanto tenía derecho a demandar a los
granjeros cuyos cultivos contuvieran genes patentados por Monsanto. Pat Mooney, director del Grupo ETC
(Action Group on Erosion, Technology and Concentration), explica las implicancias de este fallo: “ahora pueden
decir que sus derechos se extienden a todo aquello que contenga sus genes, sea planta, animal o humano. En el
marco de esta sentencia, la contaminación genética en expansión parece haber sido reconocida como una
estrategia viable para la propiedad corporativa”.
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- Árboles genéticamente modificados y calentamiento global
El 22 de octubre de 2004, Rusia ratificó el Protocolo de Kioto, el acuerdo internacional creado para comenzar a
atender el problema del calentamiento global. La ratificación del Protocolo por parte de Rusia le da al acuerdo un
nivel de participación entre los países con mayor responsabilidad en las emisiones de carbono del mundo, lo
suficientemente alto como para entrar en vigor, aún sin incluir el 25% de las emisiones anuales globales de
carbono del mundo que producen los Estados Unidos.
A solo días del anuncio de Rusia, el comercio del carbono se triplicó en Europa. Se espera que el mercado del
carbono sea el mayor de la historia, con cifras que proyectan llegar a US$ 60 mil millones para 2008. El mercado
del carbono está incluido como parte del Protocolo de Kioto. Se creó para permitirle a las corporaciones comprar
el derecho a seguir emitiendo dióxido de carbono mientras dan a entender que se ocupan del calentamiento
global, ciertamente un producto básico (commodity) muy rentable. Los créditos de carbono se compran a países
o corporaciones que han reducido de alguna manera sus emisiones de carbono – por ejemplo reconvirtiendo una
planta alimentada a carbón a gas natural, o plantando árboles que absorban las emisiones de carbono.
El pasado diciembre en Milán, Italia, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que
supervisa el Protocolo de Kioto, acordó que las plantaciones industriales de árboles creadas para absorber
emisiones de carbono podrían utilizar árboles genéticamente modificados. Probablemente, estas plantaciones se
establezcan mayoritariamente en el Sur, con subsidios del Banco Mundial, para neutralizar las emisiones del
Norte industrial.
Este acuerdo de las Naciones Unidas conjuntamente con los subsidios del Banco Mundial proporciona enormes
incentivos para el avance de la tecnología de árboles transgénicos, a través de la creación de este lucrativo
mercado del carbono. Mientras tanto, el Protocolo de Kioto no contiene ninguna disposición que proteja
efectivamente a los bosques existentes que absorben carbono.
Los científicos argumentan que los árboles pueden ser genéticamente modificados para secuestrar aún más
carbono del que ya secuestran y así mejorar la capacidad de las plantaciones para neutralizar el carbono
industrial. Lamentablemente, el plan deja pendiente una serie de dificultades.
En primer lugar, está el problema de dónde se ubicarán estas plantaciones. Estudios realizados en la
Universidad de Duke en EE.UU. concluyen que cuando los árboles están sujetos a una mayor cantidad de
carbono en el aire, solo incrementan su capacidad de almacenaje de carbono si los suelos son ricos en
nitrógeno. Los árboles en suelos pobres no incrementaron su capacidad de almacenaje de carbono. Esto
significa que las plantaciones desarrolladas específicamente para almacenar carbono deberán ubicarse en
suelos fértiles. En una conferencia de la Universidad de Duke, los científicos sugirieron que se podría ubicar las
plantaciones en tierras agrícolas abandonadas. Pero esto suscita la pregunta ¿dónde existen todas estas tierras
agrícolas fértiles abandonadas?. Deben de estar en algún lugar que se mantiene muy bien secreto. Pues no, en
realidad, las plantaciones se van a concentrar en el Sur, donde probablemente desplazarán a las comunidades,
ya sea porque se apropiarán directamente de sus tierras agrícolas para establecerse allí, o mediante el madereo
de los bosques y su reemplazo, trayendo consigo todos los impactos que las acompañan –desde la pérdida de
agua dulce y biodiversidad hasta la contaminación con químicos tóxicos.
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Pero las plantaciones para almacenar carbono presentan problemas adicionales, entre los que se encuentra la
protección de las plantaciones de cualquier actividad que libere carbono –como la tala o el fuego. Algunos han
sugerido que las plantaciones para sumideros de carbono deberían transformarse en “zonas de exclusión
humana”, en las cuales se prohíba toda actividad humana –un hecho que seguramente conlleve al
desplazamiento de las comunidades que habitan los bosques.
Los problemas arriba mencionados son inherentes a cualquier plantación para sumidero de carbono, sea
genéticamente modificada o no. La inclusión de árboles transgénicos en estas plantaciones, sin embargo, genera
un nivel de problemas completamente nuevo.
Además de los árboles modificados para obtener una mayor absorción de carbono, los científicos están
modificando árboles para que sean resistentes a los insectos y los herbicidas, crezcan más rápido y sean
estériles.
Las plantaciones de monocultivo de árboles que requieren de nutrientes en forma intensiva drenan rápidamente
la napa freática y agotan el suelo. Los árboles transgénicos para crecer aún más rápido exacerbarán el
problema. Imágenes satelitales de los años ochenta revelan que vastas extensiones de tierra donde una vez
había bosques, se han convertido en plantaciones de árboles. La Agencia de Protección Ambiental de los
EE.UU. y el Instituto para los Recursos Mundiales (World Resources Institute) han descubierto que estas
plantaciones secuestran apenas 1/4 por ciento del carbono que secuestraban sus predecesores, los bosques.
Este proceso de conversión de bosques a plantaciones contribuye grandemente al calentamiento global al liberar
el carbono almacenado en los boques, eliminando la capacidad natural de esos bosques de regular el clima de
la Tierra, a la vez que los reemplaza con plantaciones que almacenan una proporción drásticamente menor de
carbono.
La industria afirma que los árboles genéticamente modificados para tener las características mencionadas más
arriba serán estériles –evitando así la contaminación. Los investigadores estudiando la esterilidad han admitido,
no obstante, que es improbable lograr un 100% de esterilidad garantizada en los árboles, debido a que éstos
pueden vivir durante cientos de años y tener genomas más largos aún que el humano. Además, se ha
documentado que el polen de los árboles llega a viajar 600 km o más. Es probable que el polen de un árbol
transgénico contamine vastas extensiones de bosques con una amplia variedad de efectos destructivos,
destruyendo el delicado equilibrio ecológico de estos bosques y causando un aumento de la mortalidad de las
especies del bosque –además de emisiones adicionales de CO2 de efecto invernadero.
Las plantaciones de árboles transgénicos no tienen lugar en las prácticas de manejo sustentable de los bosques
que los mantienen saludables. Ciertamente no tienen lugar en la lucha por detener el calentamiento global. Las
propuestas de proyectos de las Naciones Unidas y el Banco Mundial –como las plantaciones de árboles
transgénicos- permiten a las corporaciones seguir contaminando y magnificando el calentamiento global, a
expensas, en forma desproporcionada, de los pueblos y los ecosistemas del Sur.
GJEP tiene una campaña global para detener los árboles genéticamente modificados. Para participar, puede
ponerse en contacto en [email protected] http://www.globaljusticeecology.org o escribir a GJEP, PO
Box 412, Hinesburg, VT 05461 USA
Por: Anne Petermann, Global Justice Ecology Project
inicio
- ¿Tiene el Banco Mundial una posición sobre los árboles transgénicos?
Tal vez sea ingenuo de mi parte, pero realmente creía el Banco Mundial tendría una posición sobre los árboles
transgénicos. El primer ensayo de campo con árboles transgénicos fue en 1988. Seguramente, pensé, 16 años
es tiempo suficiente como para que a los expertos en políticas del Banco se les haya ocurrido algo. Cuando
apareció la novísima política forestal del Banco hace dos años, fue a continuación de un “proceso consultivo con
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las partes interesadas” que estuvo “apoyado por profusos estudios analíticos, técnicos y económicos, algunos
encomendados por el Banco Mundial y otros por instituciones independientes y ONGs, sobre una amplia
variedad de temas”, según el Banco. Seguramente la nueva política tendría algo que decir sobre los árboles
transgénicos.
Bueno, no. La Política Forestal del Banco Mundial no hace mención alguna a los árboles transgénicos. Tampoco
la Estrategia Forestal del Banco Mundial, un informe de 99 páginas (más apéndices), que según el Banco
“proporciona una guía pormenorizada sobre las diferentes acciones que deben considerarse en diferentes
circunstancias”.
La Política Forestal del Banco sí establece que el Banco sólo financiará plantaciones que sean “ecológicamente
apropiadas, socialmente beneficiosas y económicamente viables”. Esto, en un mundo justo y honesto, excluiría a
cualquier plantación de árboles transgénicos, ya que éstas no son ni “ecológicamente adecuadas” ni
“socialmente beneficiosas”. Pero algunos de los expertos del Banco Mundial tienen ideas bastante extrañas
sobre qué es “apropiado” y “beneficioso” para las comunidades rurales que viven a miles de kilómetros de
Washington DC.
El Banco Mundial, a través de su Unidad Financiera de Carbono, está entusiasmado en financiar proyectos de
carbono, entre los que se incluyen las plantaciones de árboles como sumideros de carbono. Desde diciembre de
2003, el Protocolo de Kioto admite a las plantaciones de árboles transgénicos como sumideros de carbono a ser
incluidos bajo el Mecanismo de Desarrollo Limpio. Hasta ahora no se han establecido plantaciones de árboles
transgénicos como sumideros de carbono, pero los científicos del Laboratorio Nacional de Oak Ridge, por
ejemplo, están trabajando en la producción de árboles transgénicos que almacenen carbono.
Tenía la curiosidad por saber si esto significaba que el Banco Mundial podría estar financiando los sumideros de
carbono de árboles transgénicos en el futuro, así que el 21 de julio de 2004 escribí a Jason Steele de la Unidad
Financiera de Carbono del Banco Mundial planteándole algunas preguntas sobre los árboles transgénicos. Una
semana después me dijo que “todavía estaba tratando” de encontrar las respuestas.
Un par de meses después, todavía sin noticias, pensé que debía refrescarle la memoria. Le escribí nuevamente,
explicando que estaba trabajando en un artículo, que la fecha límite era mediados de noviembre y que me
gustaría tener una respuesta oficial. Steele respondió inmediatamente pero solo para transferirme a la Oficial
Principal de Comunicaciones de la Unidad Financiera de Carbono, Anita Gordon.
Le hice a Anita Gordon las mismas preguntas que le había hecho a Jason Steele dos meses antes. Gordon
también respondió inmediatamente, pero solo para pasarme con el Especialista encargado de las relaciones con
las partes interesadas de la Unidad Financiera de Carbono, Charles Cormier.
Me encontré con Charles Cormier en junio de 2004 en la Carbon Expo organizada por el Banco Mundial en
Colonia, Alemania. Le pedí una entrevista en relación a Plantar, un proyecto de plantación industrial de árboles
en Brasil que financia el Fondo Prototipo de Carbono (FPC) del Banco Mundial. En términos del volumen de
emisiones de carbono que se supone ahorrará el proyecto, Plantar es por lejos el proyecto más grande en los
libros del FPC. Cormier rechazó mi solicitud de entrevista. “No sé nada sobre Plantar” dijo.
El contrato del FPC con Plantar requiere que Plantar obtenga el certificado de buen manejo del Consejo de
Manejo Forestal (FSC por sus siglas en inglés). Si el FSC, por cualquier razón, retira la certificación, el FPC
detendrá los pagos a Plantar. Las normas del FSC establecen que “se prohibirá el uso de los organismos
genéticamente modificados”. Así que, al menos en el caso de Plantar, el Banco Mundial no financiará
plantaciones transgénicas.
“Charles Cormier responderá su consulta”, me prometió Anita Gordon en setiembre. Todavía no he tenido
noticias suyas. Quizás no debería estar muy sorprendido.
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Revisé la página de “Quién es quién” del sitio web del Banco Mundial sobre Bosques y Forestación y le escribí a
los 18 integrantes del staff del Banco que aparecen en la página para preguntarles sobre la política del Banco
Mundial sobre árboles transgénicos. Inclusive cliqueé sobre un pequeño botón y envié un e-mail al “Servicio de
Consulta” del Banco. El sitio web del Banco describe a estas personas como “expertos y especialistas”.
Deberían, al menos en teoría, conocer la posición del Banco sobre temas forestales de importancia como los
árboles transgénicos. Pero, aparte de cuatro respuestas automáticas de “fuera de la oficina”, no he sabido nada
de ninguno de ellos.
Para el registro, aquí están cuatro de las preguntas que me gustaría que alguien del Banco Mundial contestara:
1. ¿Tiene el Banco Mundial algún tipo de directivas para financiar proyectos que incluyan árboles transgénicos?
2. En una hoja de preguntas y respuestas de su nueva política forestal, el Banco Mundial declara que “la
estrategia no compromete al Banco con ninguna de esas actividades [i.e. forestación para el secuestro de
carbono y comercio de carbono] a menos que estén específicamente permitidas por el Mecanismo de Desarrollo
Limpio o los mecanismos de Implementación Conjunta del Protocolo de Kioto…”. Dado que los árboles
transgénicos están incluidos en el Protocolo de Kioto ¿esto significa que el Banco puede financiar plantaciones
de árboles transgénicos como sumideros de carbono?
3. ¿Tiene el Fondo Prototipo de Carbono (o cualquier otro mecanismo de financiación del carbono del Banco
Mundial) algún tipo de directivas para financiar proyectos que incluyan árboles transgénicos? Si es así, por favor
detalle.
4. Si existen documentos del Banco Mundial que aclaren la posición del Banco sobre los árboles transgénicos
¿sería tan amable de enviarme copias?
Estoy seguro de que no puedo ser el único al que le gustaría saber las respuestas a estas preguntas. Así que si
alguien del Banco Mundial está leyendo este artículo, estaría encantado de recibir noticias suyas.
Por: Chris Lang, correo electrónico: [email protected]
inicio
- Polen de plantaciones de pinos ya genera problemas. ¿Y si además fueran pinos transgénicos?
La polinización de los vegetales se realiza de distintas maneras. Una de ellas es por medio de las abejas, las
mariposas, los picaflores y los murciélagos. Otro tipo de polinización es realizado por el viento en las plantas que
tienen las células reproductoras en flores sin cobertura, al desnudo. Esto sucede, por ejemplo, en las coníferas
(por ejemplo, en los pinos). Para que la fecundación sea efectiva, estos árboles producen enorme cantidad de
polen que el viento arrastra y distribuye, pasándolo de planta en planta y abarcando largas distancias.
El polen suele producir reacciones en las personas alérgicas, tales como conjuntivitis, rinitis, asma y malestar
general. Los síntomas de irritación y secreción acuosa de los ojos y la nariz anuncian la llegada de la primavera
porque por lo general aparecen cuando las mucosas entran en contacto con el polen ambiental transportado por
el viento. La rinitis alérgica estacional (también conocida como fiebre del heno) es padecida por 1 de cada 6
habitantes del mundo industrializado.
Si bien el polen de pino ha sido considerado como de bajo grado de sensibilidad, los volúmenes que hay en la
época de la polinización suelen ser muy altos. A esto se suma que en un estudio llevado a cabo con polen del
Pinus radiata, muy abundante en la atmósfera de Nueva Zelanda, se han encontrado proteínas alergénicas y se
ha probado reactividad cruzada con el polen de una especie de gramínea (Lolium perenne). Recientemente,
otros autores han encontrado un fuerte aumento de la alergenicidad de este polen por el efecto de la
contaminación del aire.
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Por otra parte, el incremento de los niveles de dióxido de carbono asociados con el calentamiento de la
atmósfera terrestre podría provocar un aumento en la incidencia de las alergias. Los investigadores han
asegurado que en una atmósfera con el doble de dióxido de carbono que la actual, se producirá un 61 por ciento
más de polen.
En este escenario se introducen dos factores que aumentan aún más el problema: las plantaciones de pinos a
gran escala y el proyecto de convertirlas, además, en plantaciones de pinos transgénicos.
En cuanto a las plantaciones de monocultivos de pinos en gran escala, se induce que el fenómeno relatado de la
polinización se incrementa podría decirse que de manera exponencial. En Chile, por ejemplo, la superficie
cubierta por pinos es superior al millón y medio de hectáreas. No es difícil imaginar lo que pueden ser las nubes
de polen de una cantidad tan inmensa de árboles de la misma especie, generalmente contiguos en gigantescas
superficies. Los testimonios de vecinos de la Comunidad Lumaco, en la Comuna Traiguén, IX Región, acusaban
que “en octubre, el polen de los pinos deja todo el campo amarillo. Aparecen problemas de salud. La huerta
queda toda cubierta de amarillo y hay que regar las hojas de las plantas para que puedan sobrevivir”. “(...) en el
fondo nadie sabía lo que ocurría con el polen del pino. Puede que nos esté
perjudicando. Escuchamos hablar de contaminación de cómo tiene que estar el agua
para poder consumirla, pero al final uno consume lo que tiene nomás”. Hasta la prensa registró en agosto del
año pasado el fenómeno de una “lluvia amarilla”, una capa de polvillo amarillo verdoso que cubrió acercas, calles
y automóviles y que resultó ser polen de pino.
Otro tanto ocurre en Japón, donde en 1950 se instauró una política de promoción de plantaciones de
prácticamente una sola especie de conífera de rápido crecimiento (Cryptomeria japonica), que hace dos años
llegaban a abarcar 10 millones de hectáreas. Ahora, cada primavera, se abate sobre Japón una nube de polen
que deja a uno de cada 6 habitantes afectado de alergia. En 10 años, la proporción de la población afectada por
esta causa aumentó en Tokio de 7% a 20% (ver Boletín 60 del WRM).
Por otro lado, en lo que se refiere a la manipulación genética de variedades vegetales, ha habido indicios
comprobados que señalan posibles casos de alergia al polen del maíz transgénico. En julio de 2003, en
Mindanao, en la región sur de Filipinas, varias personas de la población rural que habita en las cercanías de una
plantación de maíz transgénico Bt (manipulado para exudar la toxina Bacillus turingensis) sufrieron episodios de
fiebre, dolor de cabeza, náuseas, trastornos respiratorios e intestinales, debilidad general y problemas en la piel.
La situación coincidió con la época de floración del maíz transgénico de la zona y persistió durante varias
semanas, lo que llevó a que el Centro de Acción Social procurara la ayuda de diversas organizaciones y ONGs
locales, como Searice y Masipag, para tratar de identificar la causa de los síntomas y buscar una solución.
El Director del Instituto Noruego de Ecología Genética, Dr. Terje Traavik, realizó pruebas sanguíneas e hizo un
seguimiento del caso. Traavik manifestó que los anticuerpos presentes en sangre demostraban que las personas
afectadas habían estado expuestas a la toxina Bt durante los últimos meses. Es decir que las pruebas de sangre
indicaron que los síntomas eran el resultado de haber inhalado polen de maíz mutado.
Haciendo una extrapolación dictada por el sentido común y la prudencia cabe preguntarse ¿qué pasaría si a los
trastornos ya problemáticos del polen “en masa” producto de las plantaciones comerciales de coníferas se le
agrega la incertidumbre y el riesgo de los posibles efectos desconocidos que traería el polen transgénico de
pinos manipulados genéticamente con fines exclusivamente comerciales? ¿Acaso no es otro elemento para decir
rotundamente NO a los árboles transgénicos?
Artículo elaborado en base a información obtenida de: testimonios recogidos por Ricardo Carrere en un viaje por
la IX Region de Chile, Comuna Traiguén, Comunidad Lumaco, en junio de 2004; “Preliminary Results of Study
Show Immunological Reaction to Bt Toxin”, Gentech-news 91, http://www.blaueninstitut.ch/Tx/tM/tm_nov/tm0913.html ; “La invasión de las plantaciones forestales en Chile”, José Araya Cornejo,
Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales, http://www.wrm.org.uy/paises/Chile/invasion.pdf ;
“"Lluvia amarilla" es polen de pino”,
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http://www.australtemuco.cl/site/edic/20030819023407/pags/20030819025615.html ; “Pinos”,
http://www.uma.es/Estudios/Departamentos/BiolVeg/02Aer/00HAer/PolPin.html ; “La producción de polen crecerá
significativamente en 50 años”, http://www.diariomedico.com/edicion/noticia/0,2458,129561,00.html
inicio
ÁRBOLES TRANSGÉNICOS EN EL SUR
- Brasil: plantaciones, ganancias y árboles transgénicos
Quienes proponen las plantaciones industriales de árboles a menudo argumentan que las plantaciones pueden
aliviar la presión sobre los bosques. La industria de la celulosa y el papel de Brasil deja al descubierto a este mito
como la propaganda pro-industrial que efectivamente es. En lugar de obtener más madera en menos tierra, la
industria obtiene más madera en más tierra. Todos los años aumenta el área de las plantaciones, y todos los
años disminuye el área de bosques.
Tomemos como ejemplo a Aracruz Cellulose de Brasil, el mayor productor mundial de pulpa blanqueada de
eucalipto. Las tres plantas de celulosa de Aracruz producen un total de dos millones de toneladas por año. Las
plantaciones de eucalipto de la compañía se establecieron en las tierras de los pueblos indígenas tupinikim y
guaraníes y de otras comunidades locales. Los eucaliptos que alimentan las plantas de celulosa de Aracruz
están entre los de crecimiento más rápido en el mundo. Sin embargo, Aracruz continúa expandiendo tanto sus
operaciones de celulosa como el área de sus plantaciones, expulsando cada vez a más gente de sus tierras.
Aracruz también esta llevando a cabo investigaciones en laboratorio sobre árboles genéticamente modificados.
En 1998, Aracruz se convirtió en la primera compañía en obtener el permiso de la Comisión Técnica Nacional de
Bioseguridad (CTNBio) de Brasil para realizar experimentos de laboratorio con árboles transgénicos.
Un año antes de recibir esta autorización, que todavía está vigente, Aracruz elaboró una declaración sobre los
árboles transgénicos. “Muchos sectores como el de la agricultura están utilizando la genética, y no hay ninguna
razón para imponer una prohibición genética a la industria forestal, que aplica a las plantaciones los mismos
conceptos básicos que se aplican a cualquier cultivo alimentario”, explicó la compañía. Para Aracruz, entonces,
no hay ninguna diferencia entre un cultivo alimentario anual y los árboles que pueden vivir cientos de años.
Gabriel Dehon Rezende, Gerente de Mejoramiento Forestal de Aracruz, me dijo en julio de 2004 que “la
compañía cree que la ingeniería genética podría ayudar a generar beneficios sociales, ambientales y económicos
sustentables a las actividades agrícolas y forestales en el futuro”. Rezende no dudó en señalar rápidamente que
actualmente “Aracruz no utiliza Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) en sus ensayos de campo ni en
sus plantaciones comerciales.”
La compañía brasileña de celulosa y papel Suzano, posee más de 180.000 hectáreas de plantaciones de
eucalipto en los estados de San Pablo, Bahía, Espirito Santo, Minas Gerais y Maranhao. El año pasado, Suzano
gastó US$180 millones en la expansión de sus plantas en Bahía y San Pablo, y tiene planes para duplicar su
capacidad de producción para el año 2008.
Cada año, Suzano gasta US$2 millones en investigación y desarrollo. La compañía está financiando la
investigación sobre eucaliptos transgénicos en el Instituto Agrícola Luiz de Queiroz. Esta investigación apunta a
la producción de árboles con menos lignina y un mayor contenido de celulosa, en un intento de encontrar lo que
Suzano describe como el “árbol perfecto”.
Suzano también está interesada en producir eucaliptos transgénicos que puedan soportar la sequía. Si bien la
compañía reconoce que “la escasez de agua que ya se experimenta en algunas áreas es un enorme desafío”, no
menciona que son sus plantaciones de eucalipto -que devoran el agua- una de las causas de esa escasez.
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Suzano es una de las trece compañías que trabajan con el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Brasil en un
proyecto que busca elaborar el mapa del genoma del eucalipto. Más de 50 científicos participan en el proyecto
“Genolyptus”, que se centra especialmente en la forma en que los genes afectan la formación de la madera y la
resistencia a las enfermedades. Este proyecto se inició en 2002 y su finalización esta prevista en 2006.
International Paper, la compañía de celulosa y papel más grande del mundo tiene casi 200.000 hectáreas de
plantaciones industriales de árboles en Brasil. Las astillas de madera ("chips") proveniente de Brasil se exportan
a las plantas de International Paper en los EE.UU. Hace dos años, International Paper de Brasil obtuvo el
permiso de la CTNBio para realizar experimentos con árboles trangénicos.
International Paper es uno de los socios en ArborGen, la mayor compañía de árboles trangénicos del mundo.
ArborGen planea probar sus eucaliptos transgénicos en Brasil. La firma biotecnológica de Nueva Zelanda,
Horizon2, tiene un contrato de investigación con ArborGen. La compañía declara que la investigación tiene por
objetivo “ayudar a mejorar las características de la pulpa de eucalipto destinada al mercado brasileño.”
En marzo de 2004, Bruce Burton, vicepresidente de Rubicon, otro socio en ArborGen, anunció que ArborGen no
realizaría pruebas con árboles transgénicos en Nueva Zelanda. En su lugar “seguiremos realizando ensayos en
EEUU y Brasil” declaró.
Aracruz, Suzano, International Paper y ArborGen participan en la investigación con árboles transgénicos porque
creen que les puede ayudar a aumentar sus ganancias.
En abril de este año, el Movimiento de los Sin Tierra protestó contra la apropiación de grandes porciones de
tierra por parte de la industria de la celulosa y el papel en Brasil. Los Sin Tierra ocuparon áreas con plantaciones
industriales de árboles que son propiedad de las compañías de celulosa y papel, Veraces, Suzano, Klabin, VCP,
Aracruz y Trombini.
Ninguna de las compañías que pretende plantar árboles transgénicos en Brasil, lo hace para aliviar la presión
sobre los bosques o para ayudar a resolver el problema de la tierra en Brasil. Por el contrario, hacen su ganancia
a expensas de la población y los bosques del país.
Por: Chris Lang, e-mail: [email protected]
inicio
- Chile: árboles fabricados a medida para la industria forestal
El sector forestal chileno no parece poder aceptar límites a la expansión de sus monocultivos de pinos y
eucaliptos. Por un lado ha apelado a la represión y a las mentiras para enfrentar la oposición local. Por otro lado,
se ha expandido a otros países, tales como Argentina y Uruguay, donde ha instalado tanto plantaciones como
empresas madereras y celulósicas, ampliando así sus impactos a otros ambientes y poblaciones.
Como complemento a lo anterior, tampoco acepta los límites impuestos por la naturaleza y está apelando a la
biotecnología para fabricar árboles con las características deseadas para poder plantar más y obtener mayores
ganancias.
En el momento actual, Chile lidera el desarrollo del sector biotecnológico en América Latina y podría convertirse
en el primer país que comercialice árboles transgénicos a nivel mundial y en una plataforma para producir y
exportar pinos transgénicos y tecnología al continente, lo que es muy peligroso.
Si bien el proceso se inicia antes, se empieza a consolidar en 1999 con la formación de GenFor, una "joint
venture" entre la Fundación Chile y la empresa canadiense Cellfor. El interés inicial central en materia de
producción de árboles genéticamente modificados es el de fabricar pinos resistentes a la polilla del brote
(Rhyacionia buoliana), que está afectando amplias áreas de monocultivos de pino radiata, del que existen en
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Chile un millón y medio de hectáreas plantadas. La empresa espera poder disponer de tales pinos listos para su
plantación comercial para el año 2008.
Para crear esta tecnología, Genfor estableció un acuerdo con el Forest Research Institute (FRI), entidad de
investigación dependiente del gobierno de Nueva Zelandia. El trabajo del FRI se desarrolla a partir de material
genético de pino radiata, en el que se reprodujeron las diferentes líneas de embriones seleccionados
procedentes de Chile, a partir de los cuales identificaron tres proteínas con altos niveles de insecticidas. Este
pino transgénico se obtendría mediante la incorporación de un gen Bt (Bacillus thuringiensis), similar al que se
usa en cultivos transgénicos como el maíz y el algodón.
Al mismo tiempo, GenFor también está trabajando en la modificación genética de pinos (radiata y taeda) para
aumentar el nivel de celulosa y disminuir el de lignina de la madera de los árboles. El objetivo de tales estudios
es el de abastecer a la industria con madera que contenga una mayor proporción de la materia prima que
requiere (la celulosa) y un menor porcentaje de la que debe separar y descartar (la lignina), abaratando así
sensiblemente sus costos de producción.
Por otro lado, en el año 2001 la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), del Ministerio de Agricultura de
Chile, firmó un convenio con la Fundación Redbio Internacional, en virtud del cual se constituye como su filial
representante en Chile. En su página web se encuentra una sección destinada al tema "Biotecnología en Chile"
donde se resume su visión sobre el tema. Allí dice que "Chile ha diversificado notablemente su base productiva y
exportadora en los últimos años, sin embargo, su desarrollo económico continúa basado fundamentalmente en la
explotación y comercialización de recursos naturales. En este contexto, la biotecnología se presenta como una
herramienta muy útil para mejorar la capacidad competitiva de los sectores productivos". En lo que respecta al
sector forestal, menciona un proyecto "que incrementa el contenido de celulosa y reduce la lignina de pino
radiata" y agrega que "otras aplicaciones permitirían producir árboles más uniformes, de mejor calidad y
rendimiento".
Pero aquí no termina todo. De acuerdo con la visión empresarial, existen en Chile muchas hectáreas de tierras
(que estiman en al menos medio millón de hectáreas), que están siendo "subutilizadas" porque los árboles
usados en plantaciones no resisten el frío intenso que allí reina. Para resolver el problema el INFOR (Instituto
Forestal) y un conjunto de empresas forestales están trabajando en la selección genética convencional para
producir clones de eucaliptos resistentes al frío. Al decir del INFOR, "En la precordillera de Los Andes existen
suelos de extraordinaria calidad para la producción de Eucalyptus globulus, pero actualmente no están
disponibles por una limitante de frío, cuestión que podría solucionarse con los resultados de este proyecto".
Al mismo tiempo, la Universidad de la Frontera en el sur de Chile está estudiando (con financiamiento del Fondo
de Desarrollo Científico y Tecnológico) el posible uso de los genes de una pequeña gramínea que sobrevive en
la Antártica (Deschampsia antartica) para producir árboles resistentes al frío. Su particular tolerancia a las bajas
temperaturas despertaron el interés por identificar el o los genes responsables, para aplicarlos luego al eucalipto
y poder así ampliar así aún más el área a ser plantada con esa especie.
Más allá de todos los problemas detallados en este boletín que acarrearía la liberación de árboles transgénicos,
todos esos "avances" tecnológicos optan por ignorar lo evidente: que los grandes monocultivos convencionales
de pinos y eucaliptos ya han ocasionados graves problemas sociales y ambientales en Chile y que resulta más
que evidente que las plantaciones de árboles transgénicos no harían más que agravarlos.
Artículo basado en información obtenida de: "La planta que mueve a la ciencia. UFRO lidera atractiva
investigación de Deschampsia antártica". Eduardo Henríquez, Diario Austral, 8 de junio de 2004
http://www.australtemuco.cl/prontus4_noticias/site/edic/2004_06_08_1/home/home.html ,
Fundación Redbio: http://www.fundacionredbio.org/filichile.htm ;
"El futuro de la industria forestal...hoy". Bioplanet. Fundación Ciencia para la Vida
http://www.bioplanet.net/magazine/bio_enefeb_2000/bio_2000_enefeb_reportaje.htm
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María Isabel Manzur.- "Investigación biotecnológica en Chile orientada a la producción de transgénicos".
Santiago, Fundación Sociedades Sustentables, 2003
inicio
- Kenia: biotecnología, eucaliptos pero ningún árbol transgénico
Wangari Maathai y Florence Wambugu tienen enfoques diametralmente opuestos sobre la plantación de árboles
en Kenia. El enfoque de Maathai es anti-colonialista y empodera a quienes plantan los árboles. El de Wambugu
es neo-colonialista y hace a las personas que plantan los árboles dependientes de la biotecnología.
Wangari Maathai es la ganadora del Premio Nobel de este año. Su movimiento “Green Belt Movement” capacita
a las mujeres para que establezcan sus propios viveros. “Las convertimos en personas independientes capaces
de cuidar por sí mismas el medio ambiente en que viven” dice Maathai. Además de plantar árboles, Maathai es la
co-presidenta africana de Jubileo 2000 y está haciendo campaña por la cancelación de la deuda del Tercer
Mundo.
Florence Wambugu es la fundadora de “A Harvest Biotechnology Foundation International”. Hasta 2002 era la
directora del Instituto Internacional de Adquisición de Aplicaciones Biotecnológicas (ISAAA por su sigla en
inglés).
En 1997, el ISAAA inició un Proyecto de Biotecnología de árboles (“Tree Biotechnology Project”). Este proyecto
es una asociación del Departamento de Bosques de Kenia, el Instituto de Investigación en Forestación de Kenia
y Mondi Forests, el gigante sudafricano de la celulosa y el papel. El financiamiento del proyecto proviene de la
Fundación Gatsby del Reino Unido.
Mondi suministró los híbridos clónicos de árboles de eucalipto para el proyecto, una cruza entre Eucalyptus
grandis y Eucayptus camaldulensis. El Proyecto de Biotecnología de árboles plantó los árboles clónicos en
parcelas de ensayo para ver cuáles crecían mejor en los suelos y el clima de Kenia. El proyecto estableció un
vivero en Karura, cerca de Nairobi, que ahora produce más de un millón de gajos por año para ser entregados a
los granjeros.
El ISAAA promueve la modificación genética. “Las cultivos transgénicos comercializados siguen produciendo
significativos beneficios económicos, ambientales y sociales para los agricultores grandes y pequeños, en los
países en desarrollo y en los países industrializados”, escribe el directivo del ISAAA Clive James. Florence
Wambugu trabajó anteriormente para Monsanto en un proyecto sobre boniatos transgénicos resistentes a los
virus. Entre los fundadores del ISAAA están Bayer CropScience, Monsanto, Syngenta, Pioneer Hi-Bred y el
Consejo de Investigación de Ciencias Biológicas y Biotecnología (Biotechnology and Biological Sciences
Research Council). Entre los miembros actuales y anteriores del directorio del ISAAA se encuentran
representantes de Monsanto, Syngenta y AusBiotech Alliance.
Las declaraciones del ISAAA sobre su proyecto de plantación de árboles (así como la palabra “biotecnología” en
el título del proyecto) apuntan a la modificación genética. ISAAA declara que el “eucalipto genéticamente
superior” de Mondi crece más rápido y que “el híbrido tolera la sequía y el frío”. El proyecto “tiene por objetivo
proporcionar material clónico superior, tanto a las comunidades rurales como urbanas de Kenia”.
En un artículo de julio de 2004, Eco Terra acusó a Florence Wambugu de usar el proyecto para importar árboles
genéticamente modificados de Sudáfrica a Kenia. En el Reino Unido, The Guardian reportó que “los eucaliptos
transgénicos reemplazarán la cubierta boscosa del país”.
El ISAAA niega que los árboles sean genéticamente modificados. “El proyecto no involucra árboles transgénicos
sino árboles genéticamente mejorados que son el resultado de programas tradicionales de cruza de Mondi
Forests” me dijo Catherine Ngamau del ISAAA.
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Peter Gardiner, Gerente de Recursos Naturales de Mondi Forest, niega que Mondi haya producido alguna vez
árboles transgénicos. “No utilizamos ningún material transgénico en la investigación, en una parcela de
investigación ni comercialmente en ninguna parte. No lo hemos hecho en ninguna parte. No tenemos ninguna
intención de hacerlo” me dijo Gardiner.
Flic Blakeway fue una de las científicas forestales de Mondi que conoció Florence Wambugu cuando visitó los
viveros de Mondi en Sudáfrica. Blakeway es co-autor de una ponencia presentada en el Congreso Forestal
Mundial de 1997 en Turquía, que describe cómo los científicos en los laboratorios de Mondi habían iniciado un
“trabajo preliminar” con árboles transgénicos, incluyendo “la transformación de cultivos de hojas y células de
eucalipto utilizando procedimientos con agrobacterias”. Según la ponencia de Blakeway los experimentos no
produjeron ningún árbol transgénico.
Si bien no he encontrado evidencia que respalde la afirmación de Eco Terra de que Mondi y Florence Wambugu
han introducido furtivamente árboles de eucalipto transgénicos en Kenia, el Proyecto de Biotecnología de árboles
del ISAA no está a salvo de problemas.
Los árboles de eucalipto de crecimiento rápido provocan la sequía de los cursos y espejos de agua, y la caída de
la napa freática allí donde son plantados. Uno de los nombres kikuyu para el eucalipto es “munya maai”, que
significa “bebedor de agua”. Poco o nada crecerá debajo de los árboles.
En 1995, en una presentación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer en Beijing, Wangari
Maathai explicó que durante la época colonial “las especies de árboles como el eucalipto, el zarzo negro y las
coníferas reemplazaron a las especies indígenas, no solo en las tierras de cultivo sino también en las áreas
boscosas”. Como resultado, continuaba, “las tierras de cultivo han perdido agua, y ciertos cultivos como las
bananas, la caña de azúcar y las especies locales de almidón ya no prosperan en las tierras de cultivo que están
cada vez más secas afectando así la seguridad alimentaria de las comunidades locales.”
Por otra parte, está la pequeña avispa negra conocida como Blue Gum Chalcid, que amenaza a los árboles de
eucalipto de Kenia. Los árboles afectados por las larvas de este insecto no sirven para madera ni para postes.
En noviembre de 2004, el diario Daily Nation informó que esta plaga podía amenazar hasta el 40 por ciento de
las plantaciones de Kenia. Eston Mutitu del Instituto de Investigación en Forestación de Kenia comentó que los
árboles más afectados son aquellos producidos a través de la biotecnología, como en el caso del proyecto del
ISAAA.
“Ahora estamos experimentando el ataque de plagas exóticas a árboles exóticos. Parece que estamos
experimentando el lado malo de la incorporación de árboles exóticos,” dijo Mutitu a Biosafety News en abril de
2004.
Hace tres años, en una conferencia en Sudáfrica, Wangari Maathai declaró: “estamos tratando de impedir que el
gobierno actual expanda el área de plantaciones. El gobierno ve a los bosques indígenas como inútiles”. Al
parecer nadie en el gobierno keniata, ISAAA o Mondi estaba escuchando. Tal vez sí presten atención ahora, que
los problemas causados por la plantación de eucaliptos están siendo tan evidentes.
Por Chris Lang, correo electrónico: [email protected]
inicio
ÁRBOLES TRANSGÉNICOS EN EL NORTE
- Finlandia: algunas observaciones sobre la campaña contra los árboles transgénicos
En junio de 2004, activistas desconocidos atacaron el último ensayo de árboles genéticamente modificados
(transgénicos) en Finlandia. Talaron unos 400 abedules transgénicos. ¿Cómo debemos reaccionar ahora? Ésa
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fue la primera pregunta que nos hicimos los campañistas contra los árboles transgénicos cuando supimos del
ataque.
Nuestra campaña contra los árboles transgénicos en Finlandia empezó en 2000, cuando participaba de un
pequeño grupo de activistas que dio origen a la Asociación por la Bioseguridad de los Pueblos (People's
Biosafety Association - PBA), con el fin de monitorear los organismos genéticamente modificados (OGM) en
Finlandia. Tiempo antes ese mismo año, el Instituto de Investigación Forestal Finlandés (Finnish Forest Research
Institute) fue autorizado a realizar un ensayo con árboles transgénicos en Punkaharaju.
En la primavera de 2000, la PBA solicitó al Directorio de Genetechnology la ubicación geográfica de todos los
ensayos de campo de OGM en Finlandia. Nos informaron que había 13 autorizaciones a campo abierto y más de
130 ensayos en laboratorios e invernáculos, pero se negaron a entregar las localizaciones de los ensayos
argumentando que no existía un registro de los ensayos de OGM. Sin embargo, según la Ley de Tecnología
Genética finlandesa, es obligación llevar un registro disponible al público de todos los ensayos con OGM.
Nuestro próximo movimiento fue llevar el caso ante la Suprema Corte Administrativa. En respuesta, el Directorio
de Genetechnology emitió una destacable declaración, firmada por Pirjo Mäkelä, uno de sus miembros. La
declaración admitía los riesgos implicados en estos ensayos, explicando que cualquier visita no autorizada a
ensayos de campo con transgénicos podía representar un peligro para el medio ambiente y la salud pública. Por
este motivo, argumentaba, la ubicación de los ensayos de campo debe permanecer en secreto.
En octubre de 2001 escribí un artículo para un periódico de gran circulación en Finlandia, el Helsingin Sanomat,
titulado “Finlandia debe oponerse a la modificación genética de árboles”. Durante la semana siguiente el
periódico publicó dos artículos favorables a los transgénicos firmados por científicos forestales y se negó a
publicar un artículo que envié donde contrarrestaba los argumentos esgrimidos por estos científicos.
Posteriormente, la PBA hizo pública una petición solicitando que se detuvieran los ensayos de campo.
Señalamos que no se había realizado una evaluación adecuada de los riesgos y que la población que habitaba
cerca de los ensayos no había sido informada. A principios de 2002, la PBA presentó la petición firmada por
1.500 personas a Osmo Soininvaara, Ministro de Salud y Asuntos Sociales y líder del partido verde de Finlandia
“Green League”.
La PBA decidió averiguar por sí misma dónde estaban los ensayos de árboles transgénicos. Descubrimos que
había dos ensayos de campo, uno en Punkaharju y otro en Viikki, cerca de Helsinki.
El público finlandés se enteró de estos ensayos de campo con árboles transgénicos el 22 de julio de 2002,
cuando los noticieros de la televisión mostraron a los activistas de la PBA clavando señales de peligro biológico
en el suelo cercano a los ensayos. Pocos meses después la Suprema Corte Administrativa finlandesa anunció su
decisión de que la ubicación de los ensayos de campo con transgénicos debía hacerse pública. No obstante, no
tuvo lugar ninguna discusión pública sobre los riesgos.
En diciembre de 2003, cuando los medios finlandeses aparentemente habían perdido interés en el tema, la
campaña contra los árboles transgénicos recibió otro golpe. En Milán, en la reunión de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático, los gobiernos decidieron permitir las plantaciones de árboles transgénicos como
sumideros de carbono en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto.
En respuesta, tres ONG finlandesas (PBA, Amigos de la Tierra Finlandia y Union of Ecoforestry) iniciaron una
petición internacional exigiendo la prohibición de los árboles transgénicos por parte de las Naciones Unidas. En
mayo de 2004, la PBA participó en un evento paralelo al Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques en
Ginebra. Para entonces, 1.600 personas y 140 ONGs habían firmado la petición.
A su retorno de Ginebra, la PBA continuó intentando poner a consideración de la opinión pública el problema de
los árboles transgénicos. Visitamos el Parlamento finlandés para contarle a los parlamentarios nuestro mensaje a
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las Naciones Unidas. Invitamos a varios científicos forestales involucrados en la investigación sobre árboles
transgénicos a una conferencia de prensa de la PBA. Solo se presentaron tres periodistas y ningún científico.
En junio de 2004 por fin, recibimos una buena noticia. Kim von Weissenberg, profesor de Patología Forestal en la
Universidad de Helsinki le dijo a Chris Lang del WRM que el ensayo de campo de abedules transgénicos de la
Universidad de Helsinki “fue cancelado en otoño de 2003”.
El silencio mediático sobre los árboles transgénicos se rompió cuando los activistas destruyeron el otro ensayo
de campo de árboles transgénicos de Finlandia.
Los científicos forestales responsables del ensayo alegaron que el propósito del mismo era examinar los riesgos
ambientales, en particular el riesgo de contaminación genética y la estabilidad de los genes transferidos. En
realidad, el objetivo del experimento era estudiar los procesos del carbono-nitrógeno, observando el impacto
sobre los índices de crecimiento.
Además de mentir sobre el objetivo del ensayo, es evidente que los científicos forestales están infringiendo la ley
finlandesa. La PBA había argumentado en todo momento que no se había realizado una evaluación apropiada
del riesgo ANTES de establecer estos ensayos de campo, y ahora, lo han admitido, en los hechos, al iniciar un
nuevo estudio cuyo objetivo sería analizar estos riesgos en el ensayo de campo en curso.
La ley finlandesa dispone que las evaluaciones de riesgo deben tener en cuenta el estado de conocimiento y los
emprendimientos actuales y que se debe informar a el Directorio de Genetechnology cualquier descubrimiento
nuevo que pueda afectar la evaluación de riesgo anterior.
La PBA está convencida de que los científicos forestales tienen que tener nueva información sobre la
contaminación genética y la inestabilidad genética: incluso han recibido financiamiento de la Academia
Finlandesa para un nuevo estudio de estos riesgos.
Por este motivo, antes de continuar con el ensayo de campo, debieron haber comunicado a Genetechnology
esta nueva información que hace necesaria la realización de nuevos estudios de evaluación de riesgo.
Junto con el grupo Union of Ecoforestry de Finlandia, la PBA ha presentado una queja formal por esta evidente
infracción a la ley. Actualmente las autoridades están considerando la queja, antes de decidir si iniciar juicio.
Después de cuatro años de campaña contra los árboles transgénicos somos optimistas en cuanto a que no
habrá nuevos ensayos de campo de árboles transgénicos en Finlandia.
Por Hannu Hyvönen, coordinador de campaña, Union of Ecoforestry de Finlandia, correo electrónico:
[email protected]
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- Árboles transgénicos en los Estados Unidos: puesta al día
Entre el 17 y el 19 de noviembre de 2004, en la Universidad de Duke de Carolina del Norte, en EE.UU., tuvo
lugar una conferencia de primera línea sobre tecnología de ingeniería genética aplicada a los árboles. Estuvieron
presentes representantes de las principales compañías de biotecnología, entre ellas Arborgen, Cellfor y otras; así
como algunas de las instituciones líderes en investigación como el Instituto de Biotecnología Forestal, Joint
Genome Initiative del Departamento de Energía, el Servicio Forestal de EE.UU. y el Servicio Forestal de Canadá,
además de muchas otras personas que simplemente estaban interesadas en aprender más acerca de la
tecnología de árboles transgénicos. Por último, también había cinco de nosotros, representando la “oposición”,
organizadores que trabajamos para terminar con los árboles trangénicos, educando a los propietarios de tierras,
investigando potenciales acciones legales que permitan detener su desarrollo y haciendo campañas
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internacionales, entre otras cosas. Habíamos sido invitados a participar todos juntos comprimidos en un panel al
final, como forma de agregar algo de “equilibrio”.
La mayor parte de la conferencia resultó una gigantesca sesión de “porristas” celebrando la tecnología, con cada
presentador palmeándose en la espalda a sí mismo por sus logros a la vez que aplaudiendo el trabajo de otros
en la sala.
En su presentación de apertura titulada “Precision Forestry”, Jesse H. Ausubel del Programa para el Ambiente
Humano de la Universidad Rockefeller explicó que la forestación en nuestro mundo en crecimiento necesita
seguir el modelo de la agricultura. Argumentó que la intensificación de la agricultura -que comenzó en los años
cuarenta con el uso de los tractores mecanizados y los fertilizantes, plaguicidas y herbicidas químicos- ha sido un
gran beneficio para toda la humanidad y que la forestación debe seguir el mismo modelo. Es necesario avanzar
hacia plantaciones forestales intensivas, argumentó, incluyendo el uso de productos químicos e ingeniería
genética, para poder satisfacer la necesidad creciente de productos forestales en el mundo, y a la vez proteger
los bosques que aún quedan. Lamentablemente olvidó mencionar que la “revolución verde” de la agricultura ha
sido un desastre para la mayor parte del Sur, y ha servido para crear monopolios virtuales de control sobre gran
parte del suministro de alimentos del mundo, trayendo consigo mayor desnutrición y hambre. Ausubel sugirió que
estas plantaciones de árboles de alta tecnología se ubicaran en tierras agrícolas “abandonadas” (en el Sur).
Si bien el nombre de la conferencia era “Genomia del paisaje y bosques de coníferas transgénicas”, su tema
central eran las relaciones públicas. Uno tras otro, los oradores presentaron su pieza del puzzle de los árboles
transgénicos mientras preguntaban “¿Cómo podemos hacer para sumar gente a favor del tema?” o “¿Cuáles son
los aspectos “amigables” de esta tecnología que podemos usar para ganarnos al público?” Esto llevó a que el
evento resultara más parecido a una conferencia de marketing sobre árboles transgénicos que a una discusión
sobre el estado de la tecnología. Los expositores reconocieron que va a ser muy difícil vender los árboles
transgénicos, debido a la reacción negativa que ya existe contra los alimentos genéticamente modificados.
También se reconoció que la relación de la gente con los árboles -como refugio silvestre y tranquilo- generaría
resistencia a la idea de manipularlos. Al decir de un expositor “habrá que educar desde temprana edad y trabajar
directamente en la cultura para lograr la difusión de árboles transgénicos en el paisaje forestal privado.”
Estas estrategias en "tierras privadas" para lograr la aceptación pública de los árboles transgénicos son
fundamentales en los EE.UU., donde el 63% del “paisaje forestado” está en manos privadas. La industria debe
idear estrategias para introducir los árboles transgénicos en estas tierras.
En el correr de la conferencia, los participantes identificaron unos pocos aspectos “amigables” que consideraron
que podrían ser útiles para vender los árboles transgénicos al público. El primer aspecto que examinaron fue la
modificación genética en castaños y olmos para hacerlos resistentes a las enfermedades que en gran medida los
han hecho desaparecer de EE.UU. Les pareció que venderle a la gente la idea de que la ingeniería genética
podría devolverles los amados castaños y olmos perdidos era muy útil.
Una segunda idea que se analizó fue el uso de los árboles transgénicos para contrarrestar las infestaciones de
especies invasoras que han venido devastando los bosques en todo EE.UU. El Servicio de Pesca y Vida
Silvestre de los EEUU declara que las especies invasoras son la amenaza número uno del hábitat de la vida
silvestre. Como solución, un expositor propuso crear especies “nativas” genéticamente modificadas que puedan
superar a las especies invasoras. El hecho de que los árboles transgénicos, por la naturaleza misma de sus
trans-genes modificados, no sean “nativos” sino potenciales invasores en extremo, de alguna forma fue pasado
por alto. También se omitió la discusión sobre cómo lidiar con las verdaderas causas de estas invasiones –como,
por ejemplo, la eliminación de las barreras al comercio impuestas por el neoliberalismo. Entre las llamadas
“barreras al comercio” se incluyen las normas fitosanitarias que se usan, en primer lugar, para tratar de detener
la entrada de las especies invasivas al país en los rolos importados o en otros huéspedes similares.
La tercera idea, que fue tema de gran parte de la conferencia, fue el uso de los árboles genéticamente
modificados para almacenar el carbono emitido por la quema de combustibles fósiles (supuestamente para
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ayudar a detener el calentamiento global). A los participantes les encantó esta idea, y sintieron que era una
estrategia sin puntos en contra. Promover los árboles transgénicos como solución al calentamiento global ¿a
quién no le encantaría?
Lamentablemente, ya hay comunidades en Brasil, Ecuador, Costa Rica y otros países, que sufren los impactos
dañinos de las plantaciones forestales como sumideros de carbono. La adición de árboles genéticamente
modificados a estas plantaciones conducirá a la crisis de la salud de los bosques que empeorarán el
calentamiento global y comprometerán aún más la capacidad de las poblaciones que habitan los bosques y las
zonas rurales de vivir sustentablemente en la tierra (ver artículo "Árboles genéticamente modificados y
calentamiento global" ).
Los científicos en los EE.UU. están procediendo con la tecnología de árboles transgénicos con las anteojeras
puestas. Solo miran los “beneficios” que -según se han convencido entre sí- traerán los árboles transgénicos, e
ignoran las lecciones obvias de la agricultura transgénica que surgen como enormes señales de advertencia.
Pero al mismo tiempo están muy nerviosos. Saben que la gente odia esta tecnología y buscan formas de “darle
vueltas” para hacerla más aceptable. Se trata de una tecnología altamente discutible, que solamente puede
volverse más y más discutible en la medida en que se preparan para establecer en todo el mundo plantaciones
comerciales de estos árboles “Frankenstein” en las comunidades y en sus alrededores.
GJEP (Global Justice Ecology Project) tiene una campaña mundial para detener los árboles genéticamente
modificados. Para participar contáctelos a través de [email protected] ,
http://www.globaljusticeecology.org o escriba a GJEP, PO Box 412, Hinesburg, VT 05461 EEUU
Por: Anne Petermann, Global Justice Ecology Project
inicio
- EE.UU.: Potlatch Corporation, la certificación del FSC y los árboles transgénicos
Las 7.000 hectáreas de plantaciones de álamos de Potlatch Corporation en Boardman, Oregon, tienen tanta
tecnología de punta como pueda tener una plantación. Los árboles se plantan en el suelo arenoso del desierto y
solo crecerán gracias a decenas de miles de finas mangueras negras. El agua, los fertilizantes y los plaguicidas
son bombeados hasta los árboles a través de las mangueras de riego. El agua de riego proviene de la represa
John Day, construida por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EE.UU. en 1971. La represa es una de las
19 que bloquean el río Columbia y que han devastado la pesca del salmón en ese río.
Las plantaciones de Potlatch son monocultivos de híbridos clónicos de álamo. En 1999, la compañía autorizó a la
Universidad del Estado de Oregon a iniciar una prueba con una plantación de álamos genéticamente modificados
(tolerantes a los herbicidas y resistentes a los insectos) sobre 1,2 hectáreas de sus tierras. Potlatch fue uno de
los miembros fundadores de la Cooperativa de Investigación en Ingeniería Genética de Árboles (Tree Genetic
Engineering Research Cooperative-TGERC) de la Universidad del Estado de Oregon, a quien paga US$ 25.000
por año. “Son científicos de primera línea, de reputación internacional. Nuestra inversión en TGERC nos da un
muy buenos dividendos”, explicó en 1999 Jake Eaton, Gerente de Investigaciones de Potlatch,
La participación directa de Potlatch en la tecnología de ingeniería genética retrocedió cuando la compañía
decidió que deseaba vender madera a Home Depot, la mayor empresa de productos de bricolaje "Hágalo Usted
Mismo" en todo el mundo. En 1999, para sacarse de encima a los activistas ambientales, Home Depot elaboró
una política de compra de madera que “da preferencia” a la madera proveniente de “bosques bien manejados”.
Actualmente, Home Depot vende más madera certificada por el Consejo de Manejo Forestal (FSC por sus siglas
en inglés) que cualquier otro minorista en los EEUU. Potlatch decidió que la certificación del FSC era justo lo que
necesitaba.
Debido a que los principios del FSC prohíben el uso de OGMs en las operaciones forestales certificadas,
Potlatch acordó eliminar los árboles transgénicos en diciembre de 2000. Ocho meses después, Scientific
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Certification Systems (SCS) certificó a las plantaciones de Potlatch como bien manejadas según los principios
del FSC.
No obstante, al momento de otorgarse el certificado los árboles transgénicos todavía crecían en las plantaciones
de Potlatch. SCS le dio incluso otros cuatro meses a Potlatch para eliminar los árboles. “Al 31 de diciembre de
2001 Potlatch debe cumplir su compromiso de eliminar los híbridos de álamo transgénicos sexualmente
inmaduros de 2 años y continuar absteniéndose de realizar investigación sobre OGM en sus instalaciones en el
este de Oregon”, dice el resumen público de la evaluación de certificación redactado por los asesores de SCS.
SCS no verificó si los árboles habían sido eliminados hasta junio de 2002, seis meses después de la fecha límite
establecida, cuando el asesor Dave Wagner realizó una auditoría anual de las plantaciones de Potlatch
Boardman.
“Los álamos híbridos genéticamente modificados fueron retirados antes del 31 de diciembre de 2001”, señaló
Wagner. Sin embargo, continuó, “luego del retiro hubo algunos rebrotes que a la fecha de la auditoría anual de
2002 no habían sido tratados”. Más de nueve meses después de que fuera otorgado el certificado, todavía había
árboles transgénicos brotando en las tierras de Potlatch.
SCS no retiró el certificado, sino que emitió una solicitud de acción correctiva. Una vez más Potlatch no tenía que
hacer nada hasta fin de año. “Al 31 de diciembre de 2002 Potlatch debe eliminar los tocones y los brotes
asociados a los árboles híbridos de álamo genéticamente modificados que fueron eliminados”.
Una vez más, SCS no verificó si Potlatch había removido los tocones y brotes de los árboles transgénicos hasta
seis meses después de la fecha límite. En junio de 2003, Barry Sims, un consultor forestal de Portland y asesor
de SCS, realizó una auditoría anual de las plantaciones de Portland Boardman.
“Todo el material transgénico ha sido retirado”, informó Sims, sin explicar qué evidencia lo había ayudado a llegar
a esa conclusión. No menciona en el resumen público si inspeccionó el área él mismo o si simplemente preguntó
al personal de Potlatch.
Luego de cada auditoría anual, los evaluadores de SCS llegaron a una conclusión idéntica palabra por palabra:
“el nivel general de manejo forestal ha sido claramente fortalecido en el predio de bosque en el último año”. Esta
conclusión es sorprendente, más aún cuando lo único que tienen en común las plantaciones de alta tecnología
de Potlatch con un bosque es que están llenas de árboles.
Y lo que es más importante, talar álamos y dejar los tocones en el suelo es una manera absolutamente
inadecuada de eliminar los álamos de una parcela de tierra, se trate de álamos transgénicos o no. “Todos los
álamos tienden a brotar vigorosamente desde los tocones luego de su tala”, explica Steven Strauss de la
Universidad del Estado de Oregon.
Matthius Fladung del Institute for Forest Genetics and Forest Tree Breeding cercano a Hamburgo en Alemania,
ha documentado lo difícil que puede ser remover todo rastro de álamos transgénicos del suelo. El ensayo de
Fladung se completó en 2001 y se eliminaron los árboles de la parcela. Dieciocho meses después, según reportó
Fladung, todavía había vástagos de las raíces de los árboles transgénicos presentes en el suelo.
Fladung manifiesta su preocupación porque “se debe ser cuidadoso al sacar conclusiones del hecho de que los
vástagos de las raíces aparezcan varios meses después de la tala del ensayo de campo”. Si el ensayo no se
ubica cerca de ningún otro grupo de álamos, es simple “porque todo álamo debe ser transgénico”. Sin embargo,
si hay otros álamos en los alrededores “puede ser difícil distinguir entre los vástagos transgénicos y los notransgénicos” dice Fladung.
Es improbable que ningún álamo transgénico haya conseguido crecer desde las raíces que Potlatch
aparentemente dejó en el suelo. Es improbable, quizás, pero no imposible. Ciertamente SCS estaba infringiendo
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las normas del FSC al otorgar el certificado a una compañía que estaba cultivando árboles transgénicos en sus
tierras. El hecho de que SCS no verificara de manera más cuidadosa que Potlatch hubiera eliminado
completamente cualquier rastro de los álamos transgénicos es un escándalo.
Por: Chris Lang, correo electrónico: [email protected]
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