La insoportable fragilidad del sumario Egunkaria (Gara 21-11-2004)

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LA INSOPORTABLE FRAGILIDAD DEL SUMARIO EGUNKARIA
Los sumarios deberían ser no solo en si mismos una construcción judicial coherente sino
también creibles. El juez Juan del Olmo carece de credibilidad por dos handicaps que
lastran el sumario nº 44/2004, de 325 paginas, su cuarto auto con el tema.
El primer handicap es que se le puede presumir intencionalidad política y de daño. Fue
capaz hace un año y por imputaciones de hace 12 años, de cerrar un periódico (callar una
voz) que, además, en su momento era el único en euskera (de lengua minorizada a
perseguida) sin que le constara que hubiera delito continuado en el momento del cierre. Ni
siquiera ahora autoriza su reapertura. Ha prorrogado el cierre por otros cuatro meses. A ello
hay que añadir otros detalles como la crueldad con Zubiria o la de hacer oídos sordos a las
denuncias de torturas o a la protesta colectiva.
El segundo handicap es que el contexto ha cambiado. Su sumario es una herencia de una
época ya superada de caza de brujas en la que los estiramientos argumentales se hicieron
hasta el absurdo infinito: hacer miembro del “entramado de ETA”, al amigo del amigo de
uno de Batasuna, que además sería del entramado por su presunta relación con KAS que, a
su vez, ya de por si se equiparó con ETA. Lo triste es que eran jaleados por muchos media
y una clase política de vuelo bajo en eso de la democracia. Siglos de historia autoritaria
dejan secuelas, que diría Vázquez Montalbán. Además este sumario obvia que fueron los
socialistas (Jauregui. Onaindia y Pagazaurtundua) quienes lograron que se subvencionara
Egunkaria allá por 1994; no encaja con el “nuevo talante” de ZP (no resolver gran cosa
pero no crispar); y juzga de forma intolerable a personajes de la cultura vasca. Se dirá que
la Justicia está por encima de las coyunturas pero ni los jueces ni la percepción social lo
están.
El primer auto de registro (19-2-03), solicitado por la Guardia Civil tenía impulso político y
se dictó dos días después de reunido el Pacto Antiterrorista con el visto bueno del PSOE. El
segundo auto, el de cierre, era contradictoriamente, “para interrumpir el uso” que estaba
haciendo ETA de Egunkaria aunque solo había imputaciones sobre la época fundacional,
sin delito flagrante o vigente. El tercer auto, el de las detenciones, era un cúmulo de
documentos indiciarios, y con escaso cuando no nulo valor probatorio, incautados en
sucesivas detenciones de principios de la década de los 90 y que servían para saber lo que
ETA sabía, pero no para imputar delitos a terceros, de los que un informador hablaba sin
atribuirles vinculación alguna ni con el informador ni con ETA.
Pues bien el sumario, el cuarto auto, en lo relativo a ”hechos” es básicamente el del tercero
más los análisis de la Guardia Civil sobre la dinámica de las decisiones empresariales de
Egunkaria Sortzen y una fundamentación jurídica final desde un hilo ideológico basado en
documentos malinterpretados, que lleva en su parte dispositiva a procesar a ocho personas.
Hechos que no son hechos
El sumario contiene nueve Hechos y de los que se deducen que no hubo control de ETA
sobre Egunkaria. Lo contrario de lo que dice el juez:
El primer Hecho del juez es una afirmación: Egunkaria es “del entramado delictivo de
ETA” y una “estructura informativa para facilitar el amparo y difusión con apoyo del
idioma eusquera o vasco como cobertura cultural para ello del ideario terrorista”. Se basa
para decirlo -ahí y muchas veces en el sumario- en una lectura incorrecta de los papeles de
Alvarez Santacristina “Txelis”, quien en 1990 saludaba el inminente nacimiento de
Egunkaria como “iniciativa ciudadana” (y no como iniciativa de ETA) y hacía loas a
abrirse a “sensibilidades, sin duda, distintas a la nuestra” y a permitir “acumulaciones de
fuerzas” de los movimientos de masas amplios que el MLNV deseaba liderar (pero no
lideraba).
El segundo Hecho es que el tratamiento informativo del periódico era de ideología abertzale
de izquierda, lo que es obvio. Pero -abusando de la interpretación de un artículo (Zarraoa) y
de una nota crítica (Epalza)- lo estira hasta decir que es de “tendencia favorable a ETA”, a
través de la simplista identificación de todo lo que es izquierda abertzale con ETA. No hay
que olvidar que eso, ni en el peor de los casos, tendría relevancia judicial retroactiva, para
el periodo anterior a la ilegalización de las formaciones de la Izquierda Abertzale.
Asimismo los documentos ”Egunkaria Urriak 26” y “10-41 Azaroak 12” incautados en
1992 a José Domingo Aizpurúa “Pitxas” solo contienen un relato de un informador
anónimo que cuenta a ETA lo que sabe de los debates que hay en Egunkaria para el
nombramiento del director.
El tercer Hecho es el documento de “Reunión de responsables del proyecto Udaletxe”
atribuible a un tesorero de KAS (1992) y que es interpretado por el Juez como
demostración de que Egunkaria era parte del “entramado de empresas”. Nada más
equivocado. De los cinco grupos de proyectos descritos en ese documento por su grado de
proximidad a KAS, HB o Gestoras, se menciona a Egunkaria en el 5ª grupo en “Resto de
proyectos”, o sea, no propios. Lo corrobora cuando KAS dice de la necesidad de “contactos
con personas con peso específico en los consejos”. Es decir como no los controlan hay que
tener al menos CONTACTOS con alguien, lo que es muy distinto y a su vez explicaría que
la policía encontrara informaciones relativas a Egunkaria en poder de Carmen Guisasola o
de “Pitxas” o de “Garikoitz”, sin que ello le sitúe a Egunkaria en la órbita ni de ETA ni de
KAS ni responsabilice al Consejo de Administración como tal. Y, al mismo tiempo, como
dice Ferrer basta que uno resulte inocente para que el delito colectivo, la asociación ilícita,
no exista.
El cuarto Hecho es un relato sobre los diskettes incautados a J.M. Dorronsoro ”Kodigo
Berriak 93” (1993). Un tal “Garikoitz” que el Juez vincula con KAS mantiene
correspondencia con ETA y en la que se habla de los procesos de decisión que están
teniendo lugar en Egunkaria en aquel año. Ese informador se refiere a la dirección de
Egunkaria como a unos terceros ajenos -y entre los que no se cuenta el propio informadorcon un “tienen” problemas para pagar, o el reflexivo “se” (“se prefiere”). Y al final del
párrafo refiriéndose a la estructura política de la que forme parte ese informador ya
introduce el inclusivo “vemos la posibilidad en un tiempo de encontrar un relevo (..)”, con
lo que, de un modo inespecífico, al parecer podría influir (¿lobby?) en un nombramiento
concreto de personas (Otamendi, Oleaga) también externas al tema. Lo mismo cabe decir
de los papeles de un tal “Hontza”. En todo el relato las comunicaciones son entre una
tercera estructura (no Egunkaria) y presuntamente el “Aparato político de ETA”.
El quinto Hecho es discursivo e interpreta supuestas intenciones (dificultar la labor de
control del Estado, disimular los supuestos lazos con ETA no publicando sus comunicados
hasta 1994, subvenciones fraudulentas… ) y cita el Zutabe nº 74 ( 1995) sin darse cuenta
que va contra los argumentos del Juez, ya que esa publicación se refiere a AEK y Egunkaria
como “organismos populares“ con su “propia identidad e independencia”. Igualmente
anodinos son los papeles de Gorrotxategi (miembro de la entonces legal Batasuna) para una
iniciativa cultural de Euskalgintza en el 2002 y que se encargaría a Torrealdai o a K.
Izagirre.
Los Hechos 6 a 8 son el producto de un detallado análisis económico de la Guardia civil
sobre capitales y flujos entre las empresas del grupo, compras de acciones, las relaciones
con proveedores y distribución, o las relaciones comerciales y de impresión con Orain, el
peso central de Egunkaria SA sobre las otras, la formación del capital o el estudio de
distintas cuentas; y todo ello desde la perplejidad de no entender las opinables
peculiaridades de empresas con aportaciones populares y distribuciones de influencia por
estamentos que no responden a la típica SA.
Dice que había sobrevaloración de la difusión pero en el obsesivo mundo del sumario se
concatenan cuatro ideas (euskera, conciencia nacional, ETA y fraude) “dando una falsa
imagen de expansión de dicha lengua con la más que presumible intención de contribuir al
aumento de la conciencia nacional vasca, a favor de los objetivos marcados por la banda
terrorista ETA” (pg 193) y para defraudar a la Hacienda Foral y al Gobierno Vasco, a los
que, por cierto, no les consta puesto que nunca lo han denunciado. Dentro de esa
descripción hay otras perlas cuando dentro del epígrafe de “Entorno de ETA” incluye nada
menos que a las Ikastolas o a organizaciones legales como LAB o Senideak, o cuando a la
Fundación Joxemi Zumalabe la califica de “proyecto de desobediencia de ETA” o cuando
“Txozna” entiende como una organización que aporta un millón de pesetas.
En el último hecho se realiza un relato de carácter conspirativo y lleno de deducciones
abusivas que hace irreconocibles a personajes muy conocidos y queridos de la cultura vasca
como Torrealdai, Auzmendi, Zubiria, Oleaga u Otamendi, por poner algunos ejemplos.
Conclusiones preconcebidas
Llaman la atención varios elementos.
A) Los sucesivos papeles incautados a ETA pueden mostrar las intenciones o la estrategia
de ETA en relación al periódico pero no de los inculpados, puesto que no hay un solo papel
de éstos en los que se confirme la aplicación de esa estrategia, después de un año y pico de
instrucción.
B) Las declaraciones en comisaria de los hoy inculpados no confirman las primeras
interpretaciones del juez quien, sin embargo, mantiene las acusaciones y ello a pesar de las
vejaciones y malos tratos que sufrieron, al parecer inútiles incluso para lograr falsas o
forzadas autoinculpaciones.
C) Si afirman “no tener conocimiento de trabajar para ETA” (pg 219) parece difícil
sostener que había “subordinación orgánica y funcional” (pg 308).
D) Pero incluso en el caso de que ello hubiera sido cierto y no lo sabían ¿cómo es posible
que haya “asociación ilícita” involuntaria para delinquir?.
Para curarse en salud el juez dice en sus razonamientos jurídicos finales “no se trata de
penalizar actuaciones ideológico-culturales-políticas divergentes con el entendimiento
político actual” (pg 312), pero no otra cosa es todo el sumario cuando se identifica la
ideología nacionalista radical con “entramado de ETA” y derivando ello en “asociación
ilícita terrorista”. De todos modos, el juez instructor por si ocurre la misma
indemostrabilidad que con EGIN/Orain, se prepara la retirada, con las diligencias previas
de otro sumario, el 403/2004 también en la Audiencia Nacional por un presunto delito de
beneficios ilícitos para mantener el cierre o condenar Egunkaria bajo la acusación de delitos
económicos o fiscales ya que no políticos. No hay que olvidar que lo que se quería, ante
todo, es cerrar Egunkaria. La estrategia contra Al Capone. Si no te puedo hundir de un
modo que sea de otro. Al enemigo ni agua. Ese es el problema de esta ideologizada e
inconsistente instrucción.
Termino. El caso Egunkaria requiere una plataforma específica , a no mezclar con otros
sumarios igualmente importantes. Fue y es una afrenta al corazón mismo de un pueblo
unánimemente dolido y que puede dar una respuesta unánime. Ramón Zallo. Catedrático
de Comunicación de la UPV-EHU
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