TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO Cuando un niño lo han remitido a consulta por presentar trastornos de comportamiento o con los síntomas tales como falta de atención, hiperactividad, o agresividad, la intervención clínica (evaluación/intervención) deben de proceder a lo largo de dos líneas de investigación: evaluación de los síntomas, la presencia de otros trastornos psiquiátricos, y valoración de los parámetros importantes, aparte de los síntomas psicopatológicos, lo que indicará que método de intervención, intensidad y FOCI serán los más aptos y necesarios. Figura 10.1 representa el árbol de decisión del trastorno del comportamiento. A.Valoración A.1. Valoración de Síntomas y Diagnóstico. Trastorno del comportamiento es la presentación más frecuente en los servicios de salud mental del niño. La valoración del síntoma y diagnóstico para el trastorno del niño o adolescente requiere de múltiples fuentes de información. Datos concernientes al niño familia/padres/sustitos y la escuela son generalmente necesarios. Ninguna analítica o pruebas psicológicas son patognómicas para este diagnóstico. De cualquier manera las medidas del laboratorio tales como efectuar un valoración de posible existencia de restos biológicos de drogas quizás sean útiles en el diagnóstico diferencial y en la planeación del tratamiento. Las variaciones por la forma en notar la presencia y tipo de síntomas son frecuentes. El informe de Padres, maestro y niño pueden diferir. Por ejemplo, el maestro o los padres pueden no reportar síntomas depresivos de las experiencias del niño. El puntuaje de escalas estandarizado de padres y maestros frecuentemente son útiles ambos en la valoración inicial y en monitoreo de reacciones al tratamiento. Los valores muy bajos pueden excluir el trastorno del comportamiento pero valores altos no pueden confirmar este diagnóstico ya que estos pueden se el resultado de otras etiologías. De acuerdo a la información de múltiples fuentes y evidencia de los problemas de situaciones entrelazadas son los indicadores más fuertes que se necesitan para el tratamiento. El conjunto de síntomas, historia, duración y la valoración de las perturbaciones en ciertas funciones son los determinantes constituyentes de los síntomas constituyendo un objetivo apropiado para la intervención. El ambiente, QI, examen física y datos de la historia médica son usados en la planeación del tratamiento. 頴頴녱蘟蘟虒蘟 A.2. Valoración de la intervención. La valoración de la intervención es guiada por la evaluación de cuatro aspectos básicos: características del niño, historia familiar y funcional, motivación, los recursos y restricciones. B. Características del niño. En adición a los tipos de síntomas y severidad, hay un número de características relevantes del niño para la planeación de la intervención. Estos incluyen: las características cognitivas del niño incluyendo el nivel de inteligencia, perspectiva social, razonamiento y destreza para la resolución de problemas; la integridad neurológica del joven, su desarrollo académico y emocional, incluyendo la presencia de ansiedad acerca del comportamiento, sensibilidad emocional entre otros y la tolerancia a la frustración. Por problemas del trastorno del comportamiento, baja inteligencia (por debajo de 85) es relacionado con una pobre prognosis y puede de hecho disminuir la respuesta del niño a la resolución de problemas sociales y las intervenciones de dirección del enojo. Elevada inteligencia ofrece una prognosis mejor. Para problemas de falta de atención/hiperactividad, las respuestas farmacológicas, pueden diferir si está presente un retraso mental. El alcance del prejuicio hostil en la interpretación de otros motivos, particularmente aquellos de figuras autoritarias y a la par, pueden indicar la necesidad de resolución de problemas entrenamiento de destreza tan buena como la razón probable de la progresión de la intervención familiar. La respuesta a la dirección, la retroalimentación y el refuerzo por la atención, puede indicar la necesidad de ayuda cognitiva directa (terapia cognitiva) así como la adición al entrenamiento administrado del comportamiento de los padres. Como se aprecia comúnmente un rendimiento académico bajo y trastorno del aprendizaje, esto sugiere una pobre prognosis y puede complicar el progreso del tratamiento. Unido para determinar la presencia de afecto coexistente y trastornos de ansiedad, es importante la evaluación de funciones emocionales. La presencia de ansiedad, conflictos especialmente morales acerca del comportamiento dudoso, sugiere una mejor prognosis; de hecho, puede ser la instancia en la cual es indicado psicoterapia individual en unión a terapia familiar. En contraste La ausencia de alguna ansiedad o indirectamente estar en un dilema moral no favorece al pronóstico. Lo que indica que la intervención debe enfocarse casi en su totalidad en un desarrollo fuertemente dirigido, cuidadosamente construido y una buena recompensa coordinada que responde al costo del sistema (ej. pérdida de refuerzos positivos) relación para incrementar el comportamiento conformista (compliance). Esto es, esta ausencia indica la necesidad de la mayor atención directa al monitoreo de relaciones entre los sistemas sociales involucrados (Ej. escuela, familia, tribunales, servicios sociales) tan bien como el cuidadoso escrutinio del progreso de la intervención. Terapia individual enfocada a la destreza social y necesidades cognitivas además quizás necesitado en tales casos. La presencia de reacciones fuertes de enojo en vista a un conflicto o frustración indica la necesidad de incluir intervención de administración del enojo como un pre o correquisito de la familia y otras intervenciones. C. Historia familiar y Funcionamiento. Los trastornos de comportamiento son frecuentemente familiares. A lo que se e suman, los caminos característicos de las funciones familiares son las que son frecuentemente los concomitantes principales o contribuyentes de tal desorden y son usualmente el blanco primario de la intervención. Es importante la relación de los cuatro ases pero en distintas areas viendo la influencia de la familia cuando planeamos la intervención: 1) Psicopatología maternal o paternal; 2) historia familiar de los trastornos del comportamiento, 3) destrezas (habilidades) familiares y 4) actual relación de la familia y funcionamiento. Asunto particularmente criticable en vista de la psicopatología maternal o paternal es la presencia de la personalidad antisocial u otros problemas de conducta como el abuso substancial entre los padres. Paternal o maternal, particularmente maternal, la depresión también contribuye a la existencia de trastornos desordenados. Psicoterapia maternal y paternal y/o farmacoterapia puede ser necesitada como pre o correquisito. Las habilidades familiares que son crítica en vista a la intervención son el uso de reglas consistentes y métodos de disciplina, monitoreo del comportamiento del niño y nadie conoce su paradero, y el evitar tácticas disciplinarias duras (crueles,harsh). En algunos casos, estas destrezas nunca se han desarrollado; en otros casos, los padres las poseen pero no las han aplicado en el blanco de los niños. Si las destrezas no han sido nunca aprendidas el entrenamiento es necesario en monitoreo del comportamiento del niño y en el uso consistente del sistema de la disciplina racional y relación de métodos. Si las destrezas familiares están presentes pero no utilizadas, la investigación y la intervención para remover el impedimento del uso de estas destrezas serían necesarias. Esto puede requerir psicoterapia familiar, terapia matrimonial o tratamiento farmacológico familiar. En instancias donde el estrés de la vida impide el uso de las destrezas familiares que los padres poseen, son indicados una ayuda social y desarrollo de recursos. En muchos casos puede ser que los padres han obtenido desilusiones y no creen que los padres pueden afectar el comportamiento del niño, estos padres necesitan ayuda emocional así también como consejos acerca de como aplicar métodos persistentes y mejorar su falta de afecto. Familia disfuncional que tiene características de funcionamiento las cuales frecuentemente son co-ocurrentes con problemas de destreza familiar. Tales problemas familiares también pueden ambos co-ocurrir con problemas familiares de destreza. Tales problemas familiares pueden también (ambos) co-ocurrir con trastornos de desorden (disorders) como precipitantes de la conducta y trastornos desordenados. Características tales como baja cohesión intrafamiliar y soporte, pobre organización de los roles familiares, y un alto conflicto familiar con pobre destreza de resolución de problemas son regularmente asociados con un incremento de riesgo para el trastorno conductual y pobre pronóstico. Cuando estas características familiares parecen ser un bajo desarrollo de la tensión del trastorno desordenado en las relaciones familiares, un psicoeducacional próximo es necesario, el cual es orientado hacia la dirección de problemas crónicos y limitaciones a su negativo impacto en la familia. En adición, particularmente en vista de los niños con desórdenes hiperactividad y deficiencia en atención, los padres necesitarán preparación para educar sucesivamente con maestros y de otra manera abogar por su niño. En casos donde la función de disturbios familiares aparecen ser la causa de trastorno del comportamiento o al menos contribuyentes de mantener su grado de dificultad, las técnicas deben de ser aplicadas las cuales puedan cambiar el modelo de interacción familiar respecto a la improvisación de resolución de conflictos, ayuda, organización y cohesión. D: Motivación El caso con más planeación de intervención, en la planeación para trastornos desordenados, las motivaciones para intervenir son la llave. Más frecuentemente, tales REFERRALS son instigados por dificultades como comportamiento en la escuela o envueltos con justicia juvenil o sistemas de servicios sociales. De este modo la tensión nerviosa externa y los sistemas múltiples de compromisos son casi inevitables. La motivación hijo y padres puede discrepar de grave preocupación para el niño de bienestar y/o de las ofensivas sociales del comportamiento a un extremo, para interés práctico en respuestas a la tensión nerviosa externa, a la no motivación excepto aquella obligada de otras en el otro extremo. De manera similar, el rango de motivaciones y el nivel de interés expresado por el otro sistema comprometido pueden discrepar. Las motivaciones de todos los sistemas incluidos pueden fuertemente influenciar sobre los recursos que pueden ser utilizados. que obligaciones deben ser respectadas y que intervenciones son componentes prácticos. En particular, la relación de intervención puede obtener compromisos en el conflicto de motivaciones y los intereses entre el niño, la familia y agentes referidos. E. Recursos/Compromisos. En la planeación de la intervención para el trastorno desordenados, son consideraciones necesarias, tanto las sociales, recursos económicos y compromisos. El vecindario y las condiciones de la escuela, las consideraciones legales, la residencia y la estabilidad reconciliada en la familia, y los recursos económicos y sociales familiares todos influencian que componentes de intervención pueden ser fiables y probados , que podrá ser aplicada, si ellas tiene algún impacto o no, y si el impacto continúa. Progresos de las clasificaciones han mejorado las tácticas de intervención (comportamiento parental o cognitivo familiar y tratamiento farmacológico) dependerán de una adecuado acceso a la necesidad social, educacional y recursos económicos , la estabilidad de la familia y la residencia. Alteraciones y desacuerdos en servicios de intervención pueden ser particularmente deteriorativos para el trastorno disruptivo. Por lo tanto la cualidad de los servicios disponibles y proporcionados a la familia y como la intervención comprensiva puede ser coordinada son consideraciones prácticas importantes. Algunas veces el REFERRAL para el trastorno del comportamiento que ocurre porque de los problemas que provocan el aumento el descuido de los servicios sociales., educacional, o sistemas legales. La situación puede traer necesarios recursos a soportar, pero además puede dar serios compromiso en las opciones de intervención. La planeación de las necesidades prácticas incluyen la consideración de estas preocupaciones en el diseño de la intervención; una de las metas es minimizar intromisiones sociales inesperadas. F. Comorbilidad En simples epidemiologías, el desorden psiquiátrico comorbido aparece en 30 a 60% de los desórdenes de trastorno del comportamiento. La comorbilidad puede envolver ambos problemas psiquiátricos y médico como las condiciones psicosociales, Los trastornos de conducta no-comorbilidad es menos apto a ser encontrado en epidemiología o justicia juvenil simple comparación a facilidades de salud mental. Generalmente, la cormobilidad es un pronóstico equivocado y requiere más tratamiento comprensivo. El comportamiento antisocial significativamente equivocados al pronóstico de estos con intención y /o hiperactividad. Relativo a un individuo con desórdenes solo de conducta, el riesgo de suicidio aumenta en el más joven, con conducta desordenada comorbido por el abuso de sustancias y la depresión. Conforme con el tratamiento de condición médica, por ejemplo, diabetes, con frecuencia es comprometido por la presencia de trastornos disruptivos. En general, la presencia simultánea de otro desorden requiere un tratamiento específico a este problema, con un monitoreo más próximo y mayor paciencia acerca del progreso por parte de los padres y maestros. G. Tratamiento farmacológico. Tratamiento farmacológico es indicado para mejorar los síntomas pero no es curativo, Primeramente la elección del medicamento es basado en la búsqueda para el alivio del síntoma. De cualquier manera, síntomas refractarios o la tentativa para prevenir A MORE RESTRICTIVE PLACEMENT una elección de indicación más restrictiva puede garantizar consideraciones de un medicamento adicional en el juicio(proceso). Para la falta de atención/hiperactividad, los estimulantes de primera elección para el tratamiento son los antidepresivos y CLONIDINE como segunda elección. De cualquier manera, cuando se abusa de un estimulante por el paciente o por los padres es probablemente, cuando la cormobilidad no disruptiva está presente, o cuando los carentes riesgos/beneficios de resultados son vistos con estimulantes, las alternativas de los no estimulantes pueden ser preferidos. En ausencia de contraindicaciones relativas o comorbidity con un comportamiento no disrruptivo, se deben de probar diferentes estimulantes que deben ser llevados a cabo antes de medicar el de segunda elección. Las conductas disruptivas no requieren tratamiento farmacológico, aunque algunos individuos con esta condición pueden beneficiarse. Comorbidity es la más frecuente indicación para un tratamiento farmacológico en conductas desordenadas. Agresiones que son dolorosas para el niño (egodistonía) y/o fracaso de las modalidades de otros tratamientos pueden garantizar la prueba usada de la medicación. Ha sido sugerido que efectivamente conducen agresiones es menos probable a responder al tratamiento farmacológico que el que es predatorio o instrumental. Los estudios no proporcionan ahora claras distinciones. Así como los estudios para clarificar riesgo/beneficio razón del tratamiento farmacológico para los síntomas oposicionistas en la ausencia del déficit de trastorno de la atención, no son asequibles en el presente. H. Intervención basada en la facilidad La planeación de la estrategia de intervención aspira a usar el último espacio restrictivo, De cualquier manera, siempre cuando el tratamiento multimodal es agresivamente seguido en el hogar, este deberá ser individual como respuesta insuficiente a la experiencia. Peligro a otros y/o uno mismo y/o el fracaso del tratamiento a el nivel menos intenso de cuidado son indicaciones para facilitar la base del tratamiento (ej. impaciencia, hospitalización ambulatoria , o tratamiento en la residencia). La Comorbilidad tal como abuso de sustancia o ausencia de familia o familia substituta además puede exigir facilidad en base al tratamiento.