Desempleo y Pol ticas Sociales: el caso del Plan Jefes y Jefas de Hogar en Capital San Juan

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Desempleo y Políticas Sociales: el caso del Plan Jefes y Jefas de Hogar en
Capital San Juan
Directora: Mag. Lic. Alicia Naveda;
Investigadoras/es: Mag. Prof. Diana López; Lic. Sonia Vega; Lic. Augusto Heredia;
Silvia Boero - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad Nacional de San Juan.
[email protected]
Introducción
Una de las problemáticas más acuciantes en las sociedades de este nuevo siglo es la
falta de empleo, tal como se lo concebía hace algunas décadas, además de la
creciente precarización del mismo. Este fenómeno afecta tanto a países centrales
como periféricos, y conduce a cuestionar la otrora vinculación directa, entre
crecimiento de la producción y crecimiento del empleo. Una reciente publicación
plantea que “la experiencia argentina de las últimas dos décadas indica que la
incorporación de ocupados tuvo relativa vitalidad en los ´80 (cuando el PBI cayó el 9%
y el empleo aumentó un 12%) y creció relativamente poco en los ´90 (cuando el PBI
creció un 47% y el empleo sólo se incrementó un 10%) disminuyendo los empleos
protegidos y aumentando los de características precarias.” (Lindemboim, 2006, pp. 5)
Según Lindemboim, la composición de los ocupados argentinos (en base a datos de
la EPH) en el 4º trimestre de 2005, era: 25% no asalariados; 14% asalariados
públicos; 28% asalariados privados protegidos1; 22% asalariados privados precarios;
8% servicio doméstico; y 3% con Planes Jefes y Jefas de Hogar. (Lindemboim, 2006,
pp. 5)
La problemática del desempleo presenta características particulares en cada espacio
regional. El modo en que la política social nacional, a través de diversos planes (Jefes
y Jefas de hogar, Manos a la Obra, etc.) ha impactado sobre la población, la estructura
ocupacional y productiva, varía según diferentes lugares de Argentina. En esta
ponencia abordamos el caso de la provincia de San Juan, (en tanto espacio regional
periférico) y realizamos un análisis del impacto de dichas políticas, fundamentalmente
del Plan Jefes y Jefas de Hogar, sobre la estructura ocupacional y productiva del gran
San Juan, que permita identificar alternativas de acción superadoras de la actual
situación.
Utilizamos una metodología cuanti – cualitativa que permitió abordar la complejidad del
fenómeno. La estrategia cuantitativa se nutre de datos secundarios y primarios; se
utilizó información censal y de la encuesta permanente de hogares, y entre la
información primaria, se recurrió a datos relevados por el municipio. La estrategia
cualitativa intentó develar las percepciones respecto del modelo de desarrollo, el papel
del Estado y el lugar en la estructura ocupacional, así como las perspectivas que se
tiene del mercado laboral, a través de entrevistas en profundidad a informantes clave.
Trabajamos dos aspectos:
a- Oferta y demanda de empleo: estructura económica y productiva, oferta de
empleo formal; estructura ocupacional, por sector, focalizando los sectores más
vulnerables o más afectados por el avance del empleo informal y la
precariedad laboral
b- Plan Jefes y Jefas de Hogar implementadas desde el Municipio de Capital, a
partir de 2002.
Entramado productivo
La economía provincial, al igual que la nacional, está atravesando un período
expansivo, desde 2003. Según el Instituto de Investigaciones Económicas y
Estadísticas de la Provincia, el PBG registró un incremento de 24% entre 2003 y 2005,
con una tasa anual de aproximadamente 11%. El sector primario aporta al PBG el 13%
(de los que el 92% corresponde a actividades agropecuarias, y el 8% restante a minas
1
La expresión protegido se refiere a tener aportes jubilatorios; en contraparte, se considera precario al
empleo por el que no se realizan dichos aportes.
y canteras); el sector secundario el 28% y el terciario 59%. (Dirección de Estadística y
Economía de San Juan, 2006). El 54% del sector secundario corresponde a industrias
manufactureras; 29% construcción y 17% electricidad, gas y agua. Las principales
actividades del sector terciario son servicios sociales, comunales y personales (49%);
y establecimientos bienes inmuebles y servicios a empresas (33%).
Las actividades económicas más relevantes de la provincia respecto de la generación
de empleo, son: la agroindustria vitivinícola, la producción agrícola, la minería,
industria de alimentos y textil; y los servicios en general.
En función de los empleos declarados por responsables de los diferentes sectores a
Diario de Cuyo, en San Juan a septiembre de 2006, hay 32.908 puestos de trabajo
ocupados. El 29%, corresponde a agroindustria, que por esta razón sigue siendo la
principal actividad económica de la provincia. Un impulso de la minería se observa en
la actividad metalúrgica, que ocupa el 24.3%. Sigue en importancia la construcción,
que declara ocupar 4800 puestos (14.6%); alimentos y bebidas que ocupan el 14%;
seguido por las ramas: plásticos, textil, autopartes y químicos.
El tamaño de las empresas es variable, destacándose en bebidas (excepto alcoholes),
una importante cantidad de pequeñas empresas, que emplearían en promedio, 4
personas. La convivencia de una o dos grandes empresas con pequeñas es otra de
las características del entramado productivo provincial, en el que se evidencia la
creciente concentración de las actividades en grandes empresas (de capitales
transnacionales) y vinculadas al mercado externo. Un caso paradigmático de
concentración se observa en la actividad minera, donde una sola empresa
transnacional (de explotación metalífera), que invierte en la provincia el 50% de la
inversión minera total en Argentina, genera sólo 800 puestos de trabajo, frente a 50
pequeñas y medianas empresas mineras (no metalíferas) que generan 750 puestos.
En función de completar el análisis, realizamos un estudio de la demanda laboral en
San Juan, siguiendo las publicaciones de ofrecimiento de empleos del principal diario
provincial, desde julio a diciembre de 2005. El 25% de los empleos ofrecidos
corresponde a la rama de servicios comunales, sociales y personales; el 20% solicitan
vendedores ambulantes; 16% para comercio (en locales); 10% para restaurantes
(gastronomía). El 71% de los empleos ofrecidos, corresponden a los sectores con
porcentajes más elevados de rotación de personal y/o de contratación en negro. En
Gastronomía, alrededor del 70% de los empleados trabajan en negro. Los pedidos
publicados por el sector, son constantes en el período analizado, lo que unido al hecho
de que no se observa un crecimiento destacable del sector, hace suponer un alto nivel
de rotación de personal o de inestabilidad en la contratación.
La mayor cantidad de empleos ofrecidos, en Diario de Cuyo, requieren personas sin
calificación y con calificación operativa (83%); sólo el 17% de los pedidos solicitan
personal con calificación técnica y/o profesional. Consideramos que la excesiva
demanda de personas sin calificación se debe a la baja calidad de los empleos
ofrecidos. Algunos de ellos, por ejemplo para restaurantes, representan un bajísimo
porcentaje de empleos efectivos, según datos de población ocupada.
Población Económicamente Activa (PEA)
Entre 1991 y 2001 creció la PEA total y disminuyó la proporción de población inactiva.
Desagregando la Población económicamente activa en ocupados y desocupados, se
evidencia la peor consecuencia de la década: disminuyó en 10 puntos porcentuales la
ocupación y aumentó en 12% la desocupación.
El crecimiento de la población de 14 años y más, superó en algo más de cuatro
puntos (21% de variación) al incremento de la población total (17% de variación)
durante el período. En 2001, la población de 14 años y mas, era de 439.402
personas, de los cuales, el 40% estaba ocupada, 16% desocupados; inactivas el 44%.
El 55% de los varones de 14 años y más, estaban ocupados, 17% desocupados y
28% eran inactivos. Entre las mujeres de 14 años y más, 26% estaban ocupadas, el
15% desocupadas y 59 inactivas.
2
Del total de población ocupada en la provincia, el 17% se inserta en el sector primario;
17% en el sector secundario; y 66% en el sector terciario. (Censo de Población 2001)
En el período 2003 -2006 disminuyó levemente la tasa de actividad, es decir que
disminuyó la población económicamente respecto de la población total de San Juan
(PEA/Población Total). Aumentó el empleo (1.4% entre 2003 y 2006), aunque en
menor proporción que el Producto Bruto Provincial, que en el período creció a una tasa
del 11% anual. Bajaron la desocupación (5%) y la subocupación (10%). (Fuente:
Ministerio de la Producción y Desarrollo Económico Gobierno de San Juan)
Si bien observamos que la desocupación bruta disminuye un 5 % entre 2002 y 2005,
no podemos asegurar que se haya generado “trabajo genuino”, ya que, probablemente
este descenso obedezca al incremento del trabajo informal y al efecto de los Planes
Jefes y Jefas de hogar, Pasantías, Programa Familia para la Inclusión Social (IDH),
Ingreso para el Desarrollo Humano, Plan Para el Adulto Mayor, etc).
En el período aumentó la sobre ocupación (tanto bruta como específica) y crecieron
notablemente los nuevos trabajadores. Estas tasas juntas estarían indicando que la
desocupación se nutre sobre todo de nuevos trabajadores, y que quienes ya tienen
trabajo, se sobre exigen tomando más, probablemente por la caída del salario real.
Analizando los aportes previsionales de trabajadores por grupos etéreos, se observa
que en las empresas privadas, hay mayor peso de los trabajadores jóvenes (menores
de 29 años), tanto en pequeñas, medianas y grandes empresas. A partir de 40 años
es más relevante el trabajo en pequeñas empresas. (Censo de Población 2001). El 49%
de los que no aportan tienen menos de 29 años. También es evidente la precariedad
en el intervalo de edad de 40-49 años, probablemente porque este grupo etáreo fue
muy afectado por las políticas neoliberales de la década del ´90.
Entre los varones, el 67% realiza aportes y el 33%, no lo hace. El porcentaje de
aportes disminuye entre las mujeres, por lo que sus trabajos serían un poco más
precarios.
Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados
Si se tiene en cuenta que en 2006, la tasa de desocupación para el conglomerado del
Gran San Juan es de 9.8%, habrían en Capital, alrededor de 5000 (4685)
desocupados. El Municipio de Capital otorga, a diciembre de 2006, alrededor de 2500
planes Jefes y Jefas de Hogar Desocupados (se llegaron a pagar alrededor de 5000).
El 68% de los beneficiarios del Plan Jefes y Jefas de hogar, son mujeres y el 32%
varones. Datos coherentes con la distribución por sexo, a nivel nacional, donde
alrededor del 70% de los planes, se otorgaron a mujeres.
El grupo de 31 a 35 años concentra el 21% de los planes otorgados. Si tenemos en
cuenta que una de las condiciones para acceder al Plan es no tener trabajo, es
preocupante que el 52% de los jefes de hogar tengan entre 26 y 40 años, edades
altamente productivas.
El 9% de los beneficiarios no completó la primaria y/o sólo sabe leer y escribir, 26%
completó el nivel primario solamente; si a esto agregamos que el 38% no terminó el
secundario, podemos afirmar que el 73% de los beneficiarios del plan jefes y jefas de
hogar completó como máximo nivel de instrucción, sólo el primario. Lograron terminar
el secundario el 19%; y sólo el 8% llegó a niveles terciarios o universitarios, la mayoría
sin completarlo (sólo el 1% terminó el terciario).
Del total de beneficiarios del plan Jefes y Jefas de Hogar analizados, el 90% había
trabajado antes de estar desocupado, y el 10% nunca trabajó. Ente los que trabajaron,
61% trabajó en servicios comunales, sociales y personales; 11% en construcción; 11%
en comercio; 9% había trabajado en alguna rama industrial (3% en fabricación de
alimentos y bebidas; 2% en fábricas textiles); 3% en actividades financieras y
empresariales; 2% en restaurantes y hoteles; 1% en transportes; 1% trabajó en
actividades agrícolas.
El 35% de los varones trabajó en servicios comunales, sociales y personales; el 32%
había trabajado en la construcción; 12% en industrias (sobre todo en industrias de
alimentación y bebidas); el 11% en comercio; y el resto trabajó en transporte (3%);
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agricultura (2%); actividades financieras y servicios empresariales (2%); restaurantes
(1%). El 74% de las mujeres trabajó en servicios comunales, sociales y personales (el
52 % trabajó de empleada doméstica o mucama, de ellas, el 36% no finalizó el
secundario y el 8% no finalizó el nivel primario).
El 52% de la/os beneficiaria/os analizados tienen (a 2006) entre 26 y 40 años; dada la
importancia de encontrar trabajos genuinos para personas de esta edad, analizamos
separadamente el nivel de instrucción y los puestos a los que postulan.
El 22% postula para realizar tareas de auxiliar no bien especificadas, lo cual hace
suponer que no tendrían una capacitación que posibilite el acceso a trabajos mejor
remunerados. El 19% de mujeres sin capacitación, postulan para auxiliares de
limpieza en educación (5%), porteras o encargadas de edificio (6%) y mucama o
empleada doméstica (8%). El 18% que tiene secundario completo, postula para
auxiliar administrativo; otras mujeres con capacitación (operativa), postulan para
costureras (8%) y overlockista (7%); también son mujeres las que postulan para
hoteleras y cocineras de hotel o restaurant. Los varones sólo postulan para albañil
(79%) y auxiliar en tareas no especificadas (21%).
Si bien 68% del total de beneficiarios son mujeres, este porcentaje aumenta al 79%
en el intervalo analizado. El 23% de las mujeres, postula para realizar tareas de
auxiliar no bien especificadas.
La mayoría de los Jefes y Jefas de Hogar realizan contraprestación en organizaciones
civiles, que difícilmente puedan generar empleos genuinos. El 21% cumple funciones
en la Municipalidad, que tampoco puede ofrecerles empleo, aunque contribuya a
capacitarlos operativamente, tal como lo demuestran los datos de entrevistas a los
directores de empresas municipales.
Conclusiones
En San Juan, se confirma la tendencia internacional de alto crecimiento del producto
con mínimo crecimiento del empleo, (mientras el PBG creció al 11% anual entre 2003
y 2005, el empleo sólo creció el 1.4% en el mismo período). El descenso de las tasas
de desempleo se relaciona con actividades de bajísimos ingresos y altísima
precariedad (pasantías, planes Jefes y Jefas de hogar, venta ambulante). El
desempleo afecta más a las mujeres que a los varones. Actualmente el crecimiento
económico provincial está siendo jalado por actividades en las que predomina el
trabajo masculino (minería y construcción), y casi es inexistente la presencia femenina,
excepto para algunas profesionales. Generalmente, a las mujeres se les exige más
capacitación y peores condiciones de empleo. La precariedad se observa
fundamentalemente en los “nuevos puestos”, afectando sobre todo a los menores de
29 años.
La demanda laboral insatisfecha por nivel de instrucción y especialización puede
deberse al desfasaje temporal entre la velocidad de los desarrollos tecnológicos y la
oferta de capacitación y educación formal, como así también al deterioro de las
condiciones de vida de las familias de trabajadores que, durante la década del ´90, por
caída del salario real y desempleo, influyeron en el abandono del sistema educativo y
en muchos casos, provocaron el ingreso al mercado laboral (generalmente informal) a
edades muy tempranas y sin calificación.
La precariedad y falta de sindicalización y capacitación del trabajo industrial, se
relacionan con la pequeña escala de la industria provincial (con excepción de la
agroindustria). La industria se desarrolló de la mano de la Ley de Promoción Industrial
(desde la década del ´80).
La falta seguridad para los trabajadores y la contratación en negro forman parte de la
lógica de “maximización de ganancias”, sumada a la falta de controles necesarios por
parte de los organismos del Estado. Aunque parezca increíble, algunos sindicalistas
culpan a la “falta de conciencia” de los trabajadores para exigir condiciones de trabajo
adecuadas.
La mayor cantidad de empleos ofrecidos, es en sectores en los que se registra mayor
rotación de personal, y/o contratación en negro.
4
La mayoría de los beneficiarios de Planes Jefes y Jefas de hogar realizan la
contraprestación en dependencias del Estado (nacional, provincial o municipal) y en
ONGs, en actividades que requieren y brindan escasa capacitación. La mayoría de
estas personas abandonaron el sistema educativo, probablemente para reforzar el
ingreso del hogar. Difícilmente puedan insertarse en trabajos “en blanco” y bien
remunerados, al dejar de percibir el beneficio del plan. Este grupo constituye una
muestra de sectores de población “excluidos” por las consecuencias de las políticas
económicas de los ´90 (que cambiaron poco o nada), y al que, las políticas sociales no
logran sacar de su situación de vulnerabilidad.
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