La construcción de la identidad social de migrantes adolescentes VERÓNICA ADRIANA BARRIOS VILLALOBOS1 Resumen En este estudio se examina la identidad social del adolescente migrante, pretendiendo comprender los significados e implicaciones de “ser migrante” y cómo es que integran esta experiencia en su identidad social. Lo anterior desde la perspectiva del construccionismo social que considera la construcción de la identidad como la integración de diversos componentes y discursos propios y de los otros. Se utiliza metodología cualitativa con un estudio de caso tipo etnográfico en la localidad de Tecalitlán, Jalisco. Descriptores: Identidad Social, Migración, Adolescencia, Construccionismo social. Migrant Adolescents and the Construction of Social Identity Abstract This study examines social identity in migrant adolescent, pretending to understand the meanings and implications of “migrant” and how that is integrating this experience in their social identity. Worked from the perspective of social constructionism which considers the construction of identity as the integration components and own speeches and others; using qualitative methodology and case study type ethnographic in Tecalitlán, Jalisco. Key words: Social Identity, Migration, Adolescence, Social Constructionism. [ ] Artículo recibido el 4/05/2010 Artículo aceptado el 17/06/2010 Conflicto de interés no declarado 1 Maestría en Psicología, Orientación en Psicología Social. Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara, México. [email protected] 39 Revista de Educación y Desarrollo, 14. Julio-septiembre de 2010. Verónica Adriana Barrios Villalobos ARTÍCULOS presenta como en el contexto de un intento por unificar las exigencias de éxito planteadas por la comunidad (patrones de consumo, roles sociales, incremento de patrimonio, etc.) y la carencia de oportunidades existentes en la misma (desempleo, bajo nivel de escolaridad, sueldos precarios, etc.); es pues, una forma de adolescencia. Por otra parte, en el desencuentro entre la cultura mexicana y la norteamericana el mexicano se enfrenta a una situación de descontextualización debido a las relaciones interétnicas, la normatividad y la adscripción a dos o más sistemas valorativos (Valenzuela, 2007). En medio de esta realidad social construida como consecuencia de las subjetividades en contacto surge la construcción de las identidades: “Las identidades se construyen ampliamente mediante narraciones, y éstas a su vez son propiedades del intercambio comunal” (Gergen, 1996). La identidad social entendida como situada y múltiple, emergente, recíproca, negociada, a la vez causa y resultado en la interacción social, y frecuentemente autorrealizadora (Ibáñez, 2003); es también “el conjunto de repertorios culturales interiorizados, a través de los cuales los actores sociales demarcan sus fronteras y se distinguen de los demás actores en una situación determinada, todo ello dentro de un espacio históricamente específico y socialmente estructurado” (Giménez, 2002:15). Se caracteriza por ser relacional pues surge y se afirma sólo en la relación con otras identidades; también posee un plasticidad que le permite adaptarse, variar y reconstruirse (Gendreau y Giménez, 2004). La identidad no puede ser sino social (Iñiguez, 2001), pues se da en la relación entendida como un proceso dinámico inmerso a su vez en un proceso histórico cultural; por ello en su origen y su función es nuevamente social. La identidad juega también un papel activo en la construcción de la realidad social; siendo de este modo, no hay identidades individuales o personales, toda identidad es social. Dado que la identidad es social por naturaleza, y que ella se inscribe necesariamente en el sujeto, el estudio de los sujetos permite, con sus límites y demarcaciones, validar el estudio de éstos como casos ejemplificadores de las identidades sociales. La identidad social se deriva también del sentimiento de pertenencia o afiliación a un entorno concreto significativo. Asimismo, la pertenencia a un grupo requiere del énfasis en las semejanzas con un grupo y las diferencias del mismo ante otros (Tajfel, 1984). Introducción M éxico es un país con alta tradición migratoria, con dos millones de personas que salieron de sus fronteras en los últimos años (González y Brooks, 2008). Según este mismo autor, entre los años 1998 y 2000, quinientos ochenta mil mexicanos que habían emigrado a los Estados Unidos de Norteamérica regresaron a México; de ellos cinco mil eran adolescentes, de los cuales el 73.3% no contaban con experiencia migratoria previa, el 76.3% carecían de autorización para cruzar la frontera y el 78.3% tampoco tenía permiso para laborar. Si a este dato se suman las características propias de la adolescencia como son los cambios físicos, la consolidación de la identidad, el desarrollo social y psicológico, todo ello hace que la construcción de la identidad social, en la que intervienen dos procesos simultáneos de transición como la adolescencia y la migración, se convierta en un tema relevante para investigar. La adolescencia es una etapa vital caracterizada por las transformaciones en diversas esferas de la vida humana (Galimberti, 2002); los cambios suceden en las esferas biológica, psicológica, cognitiva, sexual, familiar, social e identitaria. Son el resultado dinámico de un conjunto de prácticas y de discursos sociales que se confrontan, deconstruyen y reconstruyen en el sujeto histórico-social-relacional que se encuentra en una fase crítica del desarrollo humano. La esfera social es sustancial en el desarrollo adolescente y repercute en la identidad. Erikson destaca que la identidad no surge en la adolescencia, sino que comienza desde las primeras etapas de la vida. Se forma al reestructurar e integrar las identificaciones y autoimágenes, positivas y negativas, ante una noción del futuro previsto; sin embargo, es hasta la adolescencia cuando surge la crisis de identidad la cual, al ser considerada como de naturaleza psicosocial, de índole consciente e inconsciente, permite unificar lo que no se puede modificar y lo que se elige voluntariamente siempre dentro de una pauta histórica y cultural. En esta etapa se presenta también una dinámica de conflicto, corresponde a la etapa evolutiva de la adolescencia y se extiende desde la niñez y hacia las etapas consecuentes. La migración, cuando se presenta en la adolescencia, es evidentemente una condición social, un conjunto de prácticas y discursos que van dirigidos al adolescente. Generalmente, se Revista de Educación y Desarrollo, 14. Julio-septiembre de 2010. 40 ARTÍCULOS La construcción de la identidad social de migrantes adolescentes necido seis meses o más en los Estados Unidos de Norteamérica. Como técnicas de investigación se emplearon: a) la observación, la cual pretendía captar la realidad de la manera más pura sin el lenguaje verbal de por medio que indicara al sujeto de qué hablar y qué decir; se realizó con recorridos observacionales y observación directa de los sujetos entrevistados; y b) la entrevista semiestructurada, a través de la cual se obtuvo información importante para contextualizar el estudio a partir de los informantes clave y para acercarse a los objetivos de investigación con los adolescentes migrantes. Se eligieron cuatro adolescentes migrantes, de 17, 18, 18 y 21 años, con permanencia en los Estados Unidos de seis meses, dos, tres y tres años respectivamente. Todos emigraron por razones laborales, contaban con familiares en los Estados Unidos y todos ellos expresaron que no les gustaría vivir definitivamente en el país vecino. Al ser en la definición del concepto de migración elementos fundamentales el desplazamiento territorial y el cambio de una comunidad a otra resulta lógico estudiar la identidad en relación con categorías que tomen en cuenta el espacio, el lugar, el contexto en el cual se produce y transforma. Son también importantes la diferenciación y semejanza de los espacios como polos en los que transita el sujeto construyendo y reconstruyendo la identidad; los aspectos psicosociales y de sociabilidad que den cuenta de las relaciones y las subjetividades; la conducta que capte las acciones y modos de ser en el mundo y la ideología que integra elementos culturales, valores y creencias que se transmiten entre los miembros de una comunidad (Valera Y Pol, 1994). En este contexto, el propósito del presente estudio fue describir la identidad social de los adolescentes migrantes, comprender los significados e implicaciones de “ser migrante” en población migrante adolescente y captar la experiencia del adolescente migrante en tanto su identidad social. Resultados Método En Estados Unidos la actividad principal para los adolescentes migrantes entrevistados fue trabajar, lo que absorbía casi la totalidad de su tiempo; algunos pocos iban a estudiar, otros combinan las dos actividades. La mayoría de los adolescentes al emigrar se encontraban con que debían preparar sus propios alimentos, lavar la ropa y realizar otras actividades domésticas que generalmente no realizaban en sus hogares en México. Los espacios mencionados por los migrantes fueron básicamente México y Estados Unidos. El referente de México era Tecalitlán. El “aquí” expresado es un pueblo alegre, expulsor de migrantes, con pocas fuentes de trabajo, donde los sujetos identificaban espacios muy específicos y resaltaban los espacios abiertos; es el lugar en el que quieren estar, donde crecen, donde tienen libertad, familia, compañía y tranquilidad, donde no se extraña el “allá” (EE.UU.). En contraparte, de EE.UU. los sujetos sólo señalaron espacios generales como parques y calles, resaltaban los espacios cerrados la casa o el departamento donde habitaban y el lugar de trabajo. Destacaron su estilo de vida de rutina que se mueve entre el trabajo y la casa, la monotonía, el aburrimiento, la dedicación exclusiva al trabajo, las malas condiciones laborales, la soledad, el alejamiento de la familia, la susceptibilidad a ser detenidos por las autoridades debido a su condición de ilegales. Se utilizó el método cualitativo en un estudio de caso con carácter etnográfico, lo que permite captar la realidad social estudiada desde la perspectiva del actor y ayuda a reconstruir casuísticamente su vivencia de la realidad dentro de un contexto determinado. La etnografía, definida como “una forma básica de investigación social que implica hacer observaciones, obtener datos de los informantes, construir hipótesis y actuar de acuerdo con ellas” (Banister, 2004) aborda los fenómenos como casos únicos, en un tiempo y espacio determinados; reconoce la relación co-constructiva del hombre y el contexto, del hombre y las creencias, los significados, la colectividad, las acciones, la historia y la cultura apuntando a la comprensión contextual de los fenómenos. El estudio se realizó en la cabecera municipal de Tecalitlán ubicada en la región sur del Estado de Jalisco, de marzo de 2007 a diciembre de 2008. Como participantes se consideraron adolescentes con experiencia de migración que de manera voluntaria aceptaron colaborar en el estudio. Fueron seleccionados por muestreo propositivo no aleatorio en función de describir características de interés de la identidad social en el proceso migratorio. Los criterios de inclusión fueron los siguientes: adolescentes de 14 a 21 años, que vivían en la población de Tecalitlán y que hubieran perma41 Revista de Educación y Desarrollo, 14. Julio-septiembre de 2010. Verónica Adriana Barrios Villalobos ARTÍCULOS ingresos familiares. El migrante es el que se va a Estados Unidos, el ilegal, el que se queda allá, el que se arriesga en la frontera, el que por trabajar allá se cree grande. La migración es una de las experiencias más recordadas por los adolescentes; saben que hay personas que pierden la vida en ese trance, saben que corren riesgos como migrantes: ser detenidos por “la migra”, ser llevados por la corriente del río, morir en el desierto. Para las mujeres hay abusos y vejación; señalaron otros riesgos una vez que se cruza la frontera, como la falta de adaptación, la soledad y el fuerte deseo de volver a su lugar de origen, en medio de un dilema de regresar “sin nada” o de resistir hasta cubrir sus objetivos. El tiempo en EE.UU. es “acelerado”, se contabiliza con períodos de trabajo. “Allá la vida se pasa de volada”, el fin de semana es poco mencionado, las jornadas de trabajo son largas. El tiempo en Tecalitlán es más largo, se disfruta más. Entre los momentos más significativos referidos por los adolescentes encuestados se encuentran la primera y la última vez que estuvieron “allá” así como “la pasada”. También se identifica un antes de la migración con carencias económicas y un “después de” con un mayor poder adquisitivo. Los sujetos consideraron que emigrar no es un factor determinante del éxito, que mucho depende de fijarse metas, perseverar y trabajar en alcanzarlas. El sueño de ir a EE.UU. se plantea en términos de conocer un país visto en películas y del que los migrantes que regresan cuentan maravillas; imaginaban que sería una experiencia agradable sin considerar que irían a trabajar y no de turistas. Generalmente, el hombre se va a trabajar a EE.UU. y la mujer se queda a cargo de la familia. La noción de religión es relacionada con asistir a misa cada domingo y confesarse, tradición que al ir a EE.UU. se perdió conforme pasaban más tiempo allá. Valoraron la igualdad entre personas y estuvieron en desacuerdo con la discriminación. Contaban con un sentido de autonomía y lucha ante las dificultades. El poder trabajar y comprar las cosas propias por sí mismos como consecuencia de su propio trabajo fue una de las cosas más valoradas por los adolescentes migrantes. Para los adolescentes migrantes era muy importante la amistad; cuando se fueron trataron de conservar amigos en su pueblo natal; consideraron que “allá” es donde se conoce a los verdaderos amigos, en medio de la soledad y las dificultades que experimentaron y que siempre son un recurso si en algún momento deciden volver. Ninguno de ellos aprendió a hablar inglés. Señalaron que “allá” hay más libertad para expresarse, que la comunidad de EE.UU. es racista y que las autoridades son más estrictas que aquí. Todos ellos hicieron referencia a algún familiar que vivía en EE.UU. Consideraron que cuando el padre de familia se va a trabajara a EE.UU. se pierde control en la familia. Estar allá y verse sin su familia hizo que la valoraran más. Era común que mantuvieran relaciones de pareja con personas que vivían en Tecalitlán estando ellos en EE.UU. Migrar es un plan común en el adolescente de Tecalitlán, entendido como una manera de conocer cosas y lugares nuevos, mejorar su vida y aumentar los Revista de Educación y Desarrollo, 14. Julio-septiembre de 2010. Discusión Erikson (2007) señala que la migración significa una “supervivencia cruel” en términos de identidad al enfrentarse a una gran diversidad de identidades distintas a la propia construida en el lugar de origen. El construccionismo pretende dar cuenta de cómo es que las personas describen el mundo en que viven (Gergen, 2007); una forma de describirlo y expresarlo es en la identidad social del adolescente migrante que integra el mundo de la migración como parte de una trayectoria socio-espacial en la que el adolescente autodirige su conducta migratoria al elaborar internamente sus decisiones; emigrar es, pues, una decisión en medio de las escasas oportunidades que ofrece la provincia mexicana a los adolescentes. El adolescente migrante como ser interpretativo de su realidad y de su identidad interpreta su contexto, su vivencia, su migración y se interpreta a sí mismo; no se identifica a sí mismo como migrante. La identidad social es resultado de esta interpretación que en este caso el adolescente hace de sí mismo en un contexto determinado, la identidad social es la interpretación que el adolescente migrante hace de sí mismo en medio de un contexto y de un tiempo específico, pero no es un proceso mental individual sino relacional, pues surge de los discursos que se construyen a través del intercambio comunal (Gergen, 1996). Conclusiones La identidad social de los adolescentes migrantes es la construcción de una pertenencia hacia un grupo que ha tenido la vivencia de salir de su pueblo natal hacia EE.UU. permaneciendo en “el otro país”, desempeñándose en actividades económicas y enfren42 ARTÍCULOS La construcción de la identidad social de migrantes adolescentes ERIKSON, E. (2007). 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Ser “migrante” significa trascender a quienes se quedan en el pueblo, la oportunidad de obtener objetos de valor y reconocimiento por parte de la comunidad de origen. Se trata de un reto, de enfrentarse a un contexto desconocido y encontrarse que no todo es como se los contaron, que hay que enfrentar muchas dificultades que nadie les advirtió, para seguir adelante y regresar a su pueblo como sujetos exitosos. La experiencia del adolescente migrante es fundamental para la construcción de su identidad social pues la experiencia de migrar les lleva a reflexionar sobre su presente, su pasado y su futuro; a cuestionar las acciones, los valores propios y los de la comunidad de origen, a buscar nuevas maneras de reintegrarse en la comunidad de la que partieron. Para ello, requieren definir nuevas formas de relación que integren el antes y el después, el aquí y el allá del migrante. La identidad social se construye en las relaciones; salir de un contexto a otro con diferentes formas de relacionarse, y volver otra vez al lugar de origen implica una integración y reconstrucción de la identidad social. Referencias BANISTER, P., BURMAN E., PARKER, I. TAYLOR, M. y TINDALL, C. (2004). Métodos Cualitativos en Psicología. Una guía de investigación. Guadalajara: Universidad de Guadalajara. 43 Revista de Educación y Desarrollo, 14. Julio-septiembre de 2010.