MARCO TEÓRICO Homero

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GARCÍA TEJEDA JUAN LUIS
GRUPO: 2SCV5
MARCO TEÓRICO
Homero
Nombre tradicionalmente asignado al famoso autor de la Iliada y la Odisea, las
dos grandes epopeyas de la antigüedad griega. Nada se sabe de su persona, y de
hecho algunos ponen en duda que sean de él estas dos obras. Sin embargo, los
datos lingüísticos e históricos de que se dispone, permiten suponer que los
poemas fueron escritos en los asentamientos griegos de la costa oeste de Asia
Menor, hacia el siglo IX a.C.
ÉPICA
Estas dos epopeyas están escritas en un verso formal y elevado, en un lenguaje
jamás empleado en la lengua normal; su métrica es el hexámetro dactílico. Es
imposible establecer una distinción entre estas dos obras en el aspecto estilístico.
Sin embargo, resulta fácil comprender por qué, desde la antigüedad, muchos
lectores las han atribuido a dos autores diferentes. La Iliada habla de las pasiones
y plantea dilemas imposibles de resolver. No hay en ella auténticos villanos;
Aquiles, Agamenón, Príamo y los demás personajes son víctimas de un universo
trágico y cruel. En la Odisea, por el contrario, el mal es derrotado, triunfa la justicia
y la familia, tristemente separada, se reúne de nuevo. El astucia racional,
particularmente la de Odiseo, actúa como fuerza motriz a través de todo el relato.
LOS HIMNOS HOMÉRICOS
Junto a la Iliada y la Odisea figuran los llamados himnos homéricos, una serie de
poemas relativamente breves, que celebran las hazañas de diversos dioses,
compuestos en un estilo épico similar, y también atribuidos a Homero.
LA CUESTIÓN HOMÉRICA
El texto moderno de los poemas homéricos se transmitió a través de los
manuscritos medievales y renacentistas, que a su vez son copias de antiguos
manuscritos, hoy perdidos. Pese a las numerosas dudas que existen sobre la
identidad de Homero (algunos lo describen como un bardo ciego de Quíos) o
sobre la autoría de determinadas partes del texto, como las escenas finales de la
Odisea, la mayoría de sus lectores, desde la antigüedad clásica hasta no hace
mucho tiempo, creyeron que Homero fue un poeta (o como mucho, dos poetas)
muy parecido a los demás. Es decir la Iliada y la Odisea, aunque basadas en
materiales tradicionales, son obras independientes, originales y en gran medida
ficticias.
Sin embargo, durante los últimos doscientos años, esta visión ha cambiado
radicalmente, tras la aparición de la interminable cuestión homérica: ¿Quién, cómo
y cuándo se compuso la Iliada y la Odisea? Aún no se ha encontrado una
respuesta que satisfaga a todas las partes. En los siglos XIX y XX los estudiosos
han afirmado que ciertas inconsistencias internas venían a demostrar que los
poemas no eran sino recopilaciones, o añadidos, de poemas líricos breves e
independientes (lays); los unitaristas, por su parte, consideraban que estas
inconsistencias eran insignificantes o imaginarias y que la unidad global de los
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poemas demostraba que ambos eran producto de una sola mente.
Recientemente, la discusión académica se ha centrado en la teoría de la
composición oral-formularia, según la cual la base de los poemas tal y como hoy
los conocemos es un complejo sistema de dicción poética tradicional (por ejemplo,
combinaciones de sustantivo-epíteto: Aquiles, el de los pies ligeros) que sólo
puede ser producto del esfuerzo común de varias generaciones de bardos
heroicos.
Ninguna de estas interpretaciones es determinante, pero sería justo afirmar que
prácticamente todos los comentaristas coinciden en que, por un lado, la tradición
tiene un gran peso en la composición de los poemas y, por otro, que en lo
fundamental ambos parecen obra de un mismo creador. Entretanto, los hallazgos
arqueológicos realizados en el curso de los últimos 125 años, en particular los de
Heinrich Schliemann, han demostrado que gran parte de la civilización descrita por
Homero no era ficticia. Los poemas son pues, en cierto modo, documentos
históricos, y la discusión de este aspecto ha estado presente en todo momento en
el debate sobre su creación.
Poesía épica
Los primitivos habitantes de Grecia, los pueblos de las civilizaciones egea y
micénica, poseyeron una literatura oral compuesta en su mayor parte por
canciones que hablaban de las guerras, las cosechas y los ritos funerarios. Los
helenos se apropiaron de estas canciones en el segundo milenio a.C. y, aunque
no se conserva ningún fragmento, los cantos de los aedos dedicados a los héroes
prefiguran la poesía épica.
La épica griega alcanzó su máximo esplendor con la Iliada y la Odisea de Homero,
aunque se cree que pueden ser obra de una sucesión de poetas que vivieron a lo
largo del siglo IX a.C.. Escritos en dialecto jónico con mezclas eólico, la perfección
de sus versos hexámetros dáctilos indica que los poemas son la culminación, más
que el principio, de una tradición literaria. Los poemas épicos homéricos se
difundieron en las recitaciones de cantores profesionales que, en sucesivas
generaciones, alteraron el original, actualizando el lenguaje. Esta tradición oral se
mantuvo durante más de cuatro siglos.
Otros acontecimientos míticos y heroicos que no se celebran en la obra homérica
o que no se narran en su totalidad, se convirtieron en el argumento de varios
poemas épicos posteriores, algunos de cuyos fragmentos se conservan. Un grupo
de estos poemas épicos, compuestos entre 800-550 a.C., por un número
indeterminado de poetas conocidos como poetas cíclicos, tratan de la guerra de
Troya y la expedición de Los Siete contra Tebas. Entre los poetas épicos
conocidos, casi todos posteriores, se cuentan Pisandro de Rodas, autor de la
Heracleia, que trata de las hazañas del héroe mitológico Hércules; Paniasis de
Halicarnaso, que escribió una obra también llamada Heracleia, de la que sólo se
conservan algunos fragmentos, y Antímaco de Colofón o Claros, autor de la Tebas
y considerado fundador de la llamada escuela de poesía épica. Antímaco influyó
poderosamente en los poetas épicos alejandrinos posteriores.
Guerra de Troya
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En la mitología griega, fue una guerra librada por los griegos contra la ciudad de
Troya. Se cree que la leyenda se basa en hechos verídicos, episodios de una
guerra real entre los griegos del último periodo micénico y los habitantes de
Tróade, en Anatolia, parte de la actual Turquía. Modernas excavaciones
arqueológicas han revelado que Troya fue destruida por el fuego a principios del
siglo XII a.C., tradicional fecha de la guerra, y que ésta pudo haber estallado o
bien por el deseo de saquear esa rica ciudad o por poner fin al control comercial
que Troya ejercía sobre Dardanelos.
Relatos legendarios de la guerra remontan su origen a una manzana de oro,
dedicada a “la más bella”, que lanzó Eris, diosa de la discordia, entre los invitados
celestiales a las bodas de Peleo, soberano de los mirmidones, y Tetis, una de las
nereidas. La entrega de la manzana a Afrodita, diosa del amor, por parte de Paris,
hijo de Príamo, rey de Troya, aseguró a Paris el favor de la diosa y el amor de la
hermosa Helena, mujer de Menelao, rey de Esparta. Helena se fue con Paris a
Troya y como consecuencia se organizó una expedición de castigo, al mando de
Agamenón, rey de Micenas, para vengar la afrenta hecha a Menelao. El ejército
de Agamenón incluía a muchos héroes griegos famosos, como Aquiles, Patroclo,
Áyax, hijo de Telamón y Áyax, hijo de Oileo, Teucro, Néstor, Odiseo y Diomedes.
Como los troyanos se negaron a devolver a Helena a Menelao, los guerreros
griegos se reunieron en la bahía de Áulide y avanzaron hacia Troya en mil naves.
El sitio duró diez años y los nueve primeros transcurrieron sin mayores incidentes.
En el décimo año, Aquiles se retiró de la batalla por un altercado que tuvo con
Agamenón; la acción de Aquiles proporcionó a Homero el tema de la Iliada. Para
vengar la muerte de su amigo Patroclo, Aquiles retomó la lucha y mató a Héctor,
el principal guerrero troyano. Otros hechos, que aparecen narrados en poemas
épicos posteriores, abarcan la victoria de Aquiles sobre Pentesilea, reina de las
Amazonas, y Memnón, rey de Etiopía, y la muerte de Aquiles en manos de Paris.
La ciudad de Troya fue tomada finalmente gracias a una traición. Un grupo de
guerreros griegos consiguió entrar en la ciudad ocultándose en el interior de un
gran caballo de madera. A continuación los griegos saquearon y quemaron la
ciudad. Sólo escaparon unos pocos troyanos, el más famoso de ellos Eneas,
quien condujo a los demás sobrevivientes hacia la actual Italia. Virgilio ha contado
esta historia en la Eneida.
El retorno de los guerreros griegos a Grecia también inspiró muchos poemas
épicos. El más famoso de ellos es el de Odiseo, que regresa a Ítaca después de
diez años de difícil travesía, tal como lo elabora poéticamente Homero en la
Odisea.
La crítica textual contemporánea ha establecido que varias de las obras atribuidas
en un principio a Homero son de autoría posterior. Las más tempranas son,
probablemente, los llamados 34 himnos homéricos, fechados entre el 700 y el
400 a.C., una magnífica serie de himnos a los dioses escritos en hexámetros
dactílicos. Entre otros poemas semejantes destaca la burlesca Batracomiomaquia.
Poco después de Homero, el poeta Hesíodo escribió su obra principal, Los
trabajos y los días, compuesta también en dialecto jónico con algunas mezclas de
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eólico. Es el primer poema griego que abandona la leyenda o el mito para
centrarse en la vida cotidiana, las experiencias y pensamientos de un granjero
beocio. La Teogonía, normalmente atribuida a Hesíodo, aunque algunos críticos la
consideran posterior, narra el nacimiento del orden a partir del caos y el de los
dioses.
Periodo helénico.
Una vez finalizadas las grandes migraciones al Egeo, los griegos desarrollaron
una orgullosa conciencia racial. Se llamaban a sí mismos ‘helenos’, nombre
derivado, según Homero, de una pequeña tribu del sur de Tesalia. El término
griegos, empleado por posteriores pueblos extranjeros, provenía nominalmente de
Grecia, nombre en latín de una pequeña tribu helénica del Epiro con la que los
romanos tuvieron contactos. Al margen de la mitología, que era la base de una
compleja religión, los helenos desarrollaron una genealogía que remontaba sus
orígenes a héroes con carácter semidivino.
A pesar de que los pequeños estados helénicos mantenían su autonomía, seguían
un desarrollo similar en su evolución política. En el periodo pre-helénico los jefes
de las tribus invasoras se proclamaron monarcas de los territorios conquistados.
Entre el 800 y el 650 a.C. estas monarquías se fueron sustituyendo por oligarquías
de aristócratas, ya que las familias nobles compraban las tierras y éstas eran la
base de todo su poder y riqueza. Cerca del año 650 a.C., muchas de estas
oligarquías helénicas fueron sustituidas por plebeyos enriquecidos o aristócratas
desafectos, llamados tiranos. La aparición de las tiranías se debió sobre todo a un
factor económico. El descontento popular surgido frente a las aristocracias se
había convertido en un importante factor político a causa del aumento de la
esclavitud de los campesinos sin tierras; la colonización y comercio en los
siglos VIII y VII a.C. aceleró el desarrollo de una próspera clase de comerciantes,
que supieron aprovecharse del gran descontento para reclamar el reparto del
poder con los aristócratas de las ciudades-estado.
INFLUENCIA
Homero es, de manera directa, el padre de toda la literatura griega posterior: el
teatro, la historiografía e incluso la filosofía, llevan la huella de los temas, cómicos
y trágicos, planteados en estas epopeyas, así como de las técnicas homéricas.
Para los últimos poetas épicos de la literatura occidental Homero ha sido siempre
el maestro indiscutible (aun cuando, como en el caso de Dante, no conocieran sus
obras directamente). Pero curiosamente, para sus más notables seguidores, la
obra de Homero fue tanto modelo como objetivo. Así por ejemplo, la Eneida de
Virgilio viene a refutar el sistema individualista de valores de la épica homérica; y
en las escenas más homéricas de El paraíso perdido, del poeta inglés John Milton,
las estrofas que describen la batalla en el cielo, son esencialmente cómicas. En lo
que respecta a la novela, Don Quijote de La Mancha (1605), de Miguel de
Cervantes, o Ulises (1922) del irlandés James Joyce, cuanto más homéricas son
más tienden a la parodia y la burla de la épica. Lo cierto es que desde los tiempos
de Homero, ningún autor ha logrado reunir su genio épico y su erudición.
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LA OBRA
LA ILIADA
Esta epopeya narra hechos legendarios que supuestamente ocurrieron muchos
siglos antes de la época en que fueron escritas. La Iliada se sitúa en el último año
de la guerra de Troya, que constituye el telón de fondo de su trama. Narra la
historia de la cólera del héroe griego Aquiles. Insultado por su comandante en jefe,
Agamenón, el joven guerrero Aquiles se retira de la batalla, abandonando a su
suerte a sus compatriotas griegos, que sufren terribles derrotas a manos de los
troyanos. Aquiles rechaza todos los intentos de reconciliación por parte de los
griegos, aunque finalmente cede en cierto modo al permitir a su compañero
Patroclo ponerse a la cabeza de sus tropas. Patroclo muere en el combate, y
Aquiles, presa de furia y rencor, dirige su odio hacia los troyanos, a cuyo líder,
Héctor (hijo del rey Príamo), derrota en combate singular. El poema concluye
cuando Aquiles entrega el cadáver de Héctor a Príamo, para que éste lo entierre,
reconociendo así cierta afinidad con el rey troyano, puesto que ambos deben
enfrentarse a la tragedia de la muerte y el luto. Los ejércitos griego y troyano
preparan la guerra de Troya (siglo XII a.C.), la más célebre de la mitología
occidental. Al mismo tiempo, los dioses se reúnen para discutir sobre el destino de
los seres humanos y decidir si les permiten arreglar sus disputas de un modo
pacífico o bien activan las fuerzas que acabarán con la destrucción de los dos
bandos y, con ello, de toda la civilización; la Iliada data del siglo IX a.C.
BIBLIOGRAFÍA
Homero, La Iliada, Ed Espasa Calpe, vigésima edición, México D.F.,1991.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
"Homero," Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2000. © 1993-1999 Microsoft Corporation.
Reservados todos los derechos.
"Guerra de Troya," Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2000. © 1993-1999 Microsoft Corporation.
Reservados todos los derechos.
"Griega, Literatura," Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2000. © 1993-1999 Microsoft Corporation.
Reservados todos los derechos.
"Grecia," Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2000. © 1993-1999 Microsoft Corporation. Reservados
todos los derechos.
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