1- CLASE UNIDAD 1

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UNIDAD 1
Introducción a la Ética
1.2 INTERDEPENDENCIA Y COMPLEMENTARIEDAD
DEL SER HUMANO
Explicar la interdependencia individuo-comunidad (egoísmo,
individualismo, altruismo).
Explicar la complementariedad del ser humano (amor y solidaridad).
A lo largo de la historia de las relaciones humanas, cada sociedad
plantea formas propias para mejorar la interacción que
necesariamente establecen los individuos, la vida moral es un
concepto básico que se ha desarrollado en una búsqueda permanente
por lograr que las relaciones humanas sean más satisfactorias. Por
ello es necesario analizar los factores que intervienen en el proceso
por el que atraviesa la participación de un individuo para lograr la
comunidad en la cual se desarrolla.
Por su grado de evolución social, el ser humano es interdependiente,
es decir tiene la necesidad de establecer relaciones directas para
cubrir sus necesidades, ya que un individuo aislado no podría
sobrevivir. En esta dinámica es importante la comunicación para
fortalecer los vínculos entre los individuos y el establecimiento de
formas de relación que permitan una sana convivencia social viéndose
obligado a adoptar las normas sociales, lo que lo hace un ser
heterónomo.
Gracias a su capacidad de razonamiento y de conciencia, el ser
humano toma decisiones para resolver un problema común
participando creativamente con los demás y generando opciones
distintas; esto le permite como individuo manifestar el grado de
autonomía necesario para interactuar con los otros, haciendo patente
su individualidad, pero como parte de una comunidad que da sentido
a su quehacer.
Históricamente, los seres humanos han expresado formas de
comportamiento que, por un lado sustentan las relaciones
individuales, como son el individualismo y el egoísmo, y por otro,
hay conductas que favorecen la adecuada convivencia social como
es el caso del altruismo. Cabe mencionar que éstas son sólo algunas
de las formas por las cuales el individuo actúa en sociedad.
Desde una posición crítica, hay quienes consideran que vivimos una
época donde el individualismo es preponderante, entendido este
como una tendencia a obrar según la propia voluntad sin considerar a
los demás. Esta tendencia es una forma de vida que se ha
desarrollado de manera común a lo largo de la historia humana y se
ha acentuado en las sociedades contemporáneas. Esta forma de
comportamiento genera problemas de convivencia porque puede
convertirse en egoísmo, es decir un "amor", excesivo o en otras
palabras, es la tendencia a preocuparse desmedidamente por el
interés propio, desatendiendo el de los demás.
Como lado opuesto al egoísmo está el altruismo, que es el esmero,
la complacencia en el bien ajeno o la situación por la cual se hace el
bien a los demás sin esperar algo a cambio.
En esta oscilación entre el egoísmo y el altruismo el ser humano es
un proyecto permanente, dado que cobra conciencia de ser imperfecto
e incompleto, siempre está en la búsqueda de algo que lo haga ser
mejor, ha modificado así permanentemente su concepción del bien.
En el cumplimiento de su naturaleza desea ser feliz, mediante la vida
ética, aspira hacia la mejoría a través de la virtud que es un hábito que
lo perfecciona El ser humano se completa de acuerdo a su
sociabilidad manifestándose el bien propio y el de los demás, por ello
siente un impulso natural de satisfacer la necesidad de realizarse.
Tiene “un afán de plenitud. Este impulso natural de vida y felicidad, de
perfección y acabamiento, es el principio del amor” 1 A esta tendencia
a ser mejor Tomás de Aquino (filósofo medieval) lo llama amor natural.
En este sentido, el amor es un deseo de vivir, de realizarse.
En un nivel humano hay dos modalidades de amor: deseo de autoafirmación y deseo de permanencia y plenitud.
a) En el primer caso, la persona se pregunta: ¿De qué me sirven las
cosas y las personas? El deseo de auto afirmación, es un amor
centrado en el yo en el que las cosas y personas tienen valor para mí.
Es un amor imperfecto, e interesado por lo que puede caer en el
egoísmo.
b) También está el amor por el cual el yo, sale de sí mismo y se dirige
hacia los demás. Las personas son buenas en sí por lo que debe
descubrirse su valor de bondad y amarlas porque son buenas, sin
tener en cuenta exclusivamente el placer que me puedan dar.
Este último amor es compatible con el amor hacia sí mismo. En él el
sujeto sale hacia el mundo y desarrolla el ágape: amor sublime, una
forma de caridad que nos orienta hacia el bien y a hacer el bien a los
demás, es una forma de amistad. En el ágape, la valoración es
objetiva en sí, es amor de benevolencia recíproco y constituye el
principio de comunión y de plenitud porque de esta manera se
manifiesta la naturaleza social del ser humano; existiendo así la
interdependencia entre el individuo y la comunidad.
El ágape es amor verdadero porque nos orienta a la perfección, a la
madurez. Perfecciona porque hace sólidas las relaciones humanas y
propicia la solidaridad; con él se cultiva la fidelidad hacia el otro(a)
porque el sujeto sabe que el otro(a) es digno(a) de ser amado(a). Con
la solidaridad se advierte la idea de cohesión integradora (por
cohesión entendemos el estar unidos y de acuerdo).
El ser humano (en cuanto individuo) o el grupo humano tienden de
forma espontánea a sentirse vinculados con aquellos que son
semejantes o afines a él; pero como valor nos lleva a aceptar la
diferencia dentro de la semejanza. Esta situación (semejanzadiferencia), fortalece la unidad grupal social y también la fraternidad
humana. La solidaridad satisface necesidades sociales, con el
reconocimiento de las semejanzas y diferencias se conforman
estructuras más estables, que las que hemos experimentado,
propiciando un verdadero desarrollo comunitario.
La solidaridad es anterior a la sociabilidad humana. La solidaridad es
responsabilidad mutua, es la circunstancia que permite establecer un
compromiso de adhesión por otro u otra (s).
Así mismo podemos entender el amor como una fuerza de unidad, en
donde el sentimiento de uno está unido y de acuerdo con el
sentimiento de otro u otros. Este amor se puede manifestar en el
matrimonio, en la amistad o en la sociedad en general.
Como se señaló arriba, el individuo cobra conciencia de su
imperfección, de ser incompleto y es por medio del amor que pretende
superar su estado de imperfección, se complementa con otros a partir
de la conciencia de sí mismo. La complementariedad es
interdependencia, en tanto que el ser humano necesita de los otros
en lo individual y en lo social.
Esta complementariedad no sólo es entre los individuos, en la
sociedad podemos encontrar ejemplos de interdependencia. Cuando
diputados de partidos políticos diversos participan con honestidad en
la elaboración de reformas estructurales, que posibilitan el desarrollo
económico del país.
O por el contrario, en un ejemplo negativo, se puede observar la falta,
de complementariedad cuando, un joven que engaña a la chica
prometiendo un futuro de pareja, a sabiendas que no va a cumplir,
juega con los sentimientos de otra persona sin importarle el daño que
pueda causar.
Sin embargo también existe cotidianamente el comportamiento
solidario, altruista, amoroso, se encuentra por ejemplo, en las
personas que pertenecen a grupos de auto ayuda o de beneficio social
en la comunidad que regalan parte de su tiempo para ayudar a otras
personas sin esperar algo a cambio.
El individualismo, por su parte es una conducta nociva que genera la
falta de comunicación o convivencia que rompe la relación social, una
persona individualista, generalmente tiene problemas para establecer
una adecuada relación de amigos o llevar un matrimonio feliz.
Es importante que reflexiones que aunque el ritmo y forma de vida
actual nos orienta a comportarnos de manera aislada (trabajo en
computadora, ver televisión, etcétera), el establecer relaciones que
reconozcan a los otros como individuos no sólo nos hace tener una
mejor convivencia, sino también nos hace ser mejores seres
humanos.
1.2 LA CONCIENCIA MORAL Y SUS ÁMBITOS
APRENDIZAJEZ.
Explicar las dimensiones de la conciencia moral.
Describir la interioridad y la autoconciencia (el deseo, las pasiones y
los sentimientos).
Describir las condiciones de exterioridad y sentido del deber (normas
y leyes sociales).
Describir la facticidad moral (usos y costumbres sociales).
Describir la idealidad moral: los valores y los ideales.
A lo largo de nuestra vida, encontramos maneras y formas de conocer
en forma permanente, la conciencia es una de esas formas.
La conciencia es la capacidad que tiene el ser humano de percibir su
medio ambiente pero también de percibirse así mismo, es darse
cuenta de que se vive, se siente, se quiere y se piensa. A esto último
se le denomina autoconciencia e implica el conocimiento de uno
mismo. Se capta el conocimiento a través de los cinco sentidos
externos y la razón, y de manera interna, se percibe el yo, como centro
de la intimidad con uno mismo; a esta intimidad se le conoce en ética
como interioridad, en ella intervienen los deseos, las pasiones y los
sentimientos, ubicándonos en una situación vivencial de
autoconciencia, para así poder entender otra forma de conciencia, la
conciencia moral.
Los elementos anteriormente señalados, nos llevan a una situación
complicada de la conciencia moral porque se ubican en una situación
instintiva, pero que al ir unida con la inteligencia y la voluntad, se
desarrolla la conciencia moral. El deseo es el amor (sensible) hacia
un objeto concreto que no es poseído, el cual aparece como bueno
para el sujeto.
Los sentimientos están referidos a los estados afectivos. Y al ser
razonados, nos hacen tomar decisiones o interactuar ya sea de
manera negativa o positiva hacia los demás. En el sentimiento puede
influir la pasión. Podemos entender la pasión como modificación o
perturbación de los estados de ánimos. Esto quiere decir que afecta a
los instintos y a la razón. Ejemplos de pasiones son: el odio, el amor,
la esperanza, la desesperación, la audacia, la cólera, el temor, la
delectación y la tristeza. La facultad de pensar juzga acerca de un
objeto indicando si es bueno o no. La pasión opera sobre este juicio.
Además, la pasión está encaminada por la voluntad. El pensar está
asociado a la inteligencia y el querer es a la voluntad. “La intervención
de las facultades del pensar y del querer son las que otorgan a las
pasiones su carácter moral.” 1
Tanto el deseo, como la pasión y el sentimiento intervienen en el
carácter moral. Cuando las pasiones influyen poderosamente en el
sujeto, el carácter moral puede disminuir, ya que la pasión llevada a
los extremos no permite pensar adecuadamente ni tomar decisiones
acertadas, esto perjudica o deteriora la conciencia moral al no haber
claridad sobre la idea del bien y del deber; los que nos orientan a la
perfección.
Para comprender mejor la conciencia moral, es necesario diferenciarla
de la conciencia psicológica. Esta última “es un conocimiento. La
conciencia moral es un juicio de valor, la conciencia psicológica,
observa; la conciencia moral aprecia, la conciencia psicológica
constata; la conciencia moral obliga.” 2
Como se anotó, la conciencia moral es el juicio de valor que el
individuo interioriza a partir de lo hecho por otro alguien; lo podemos
entender mejor de la siguiente manera: se parte de un juicio general
y se llega a uno particular, por ejemplo: Un individuo piensa “ Se que
robar es malo, este acto que pienso realizar será un robo. Luego, lo
debo evitar”. Ha llegado a una conclusión personal. este análisis que
se hace sobre un posible acto es la conciencia moral.
En la conciencia moral, la persona se compromete, por eso la
conciencia moral indica la reestructuración total de la persona ante el
quehacer moral. Cuando se juzga el bien o el mal se hace con todo
nuestro ser: inteligencia, voluntad, sentimientos, cuerpo, inconsciente,
etcétera, además de las circunstancias en las que se realiza.
Tenemos que tomar una postura ante el valor moral, ante los demás,
ante el mundo y ante Dios (para quienes son creyentes, porque el ser
supremo interpela en los más profundo de su ser).
La conciencia moral, al ser dinámica busca el bien y esto implica un
proyecto a realizar en la vida porque tiene que ser una respuesta que
tiene como base el valor y se orienta hacia él.
La conciencia moral, al dirigirse a los valores nos indica el sentido del
deber hacia los demás; y es donde debemos identificar la conexión de
la conciencia moral con las normas y leyes sociales. La conciencia
moral es algo que el ser humano desarrolla en su actividad práctica.
Entonces la conciencia moral se halla sujeta a procesos de cambio, y
es la facultad de juzgar y valorar si la conducta tiene consecuencias,
no sólo para sí mismo sino para los demás. Únicamente en sociedad,
el individuo adquiere conciencia de lo que está permitido o prohibido,
de lo obligatorio o no obligatorio. Aquí es donde las condiciones de
exterioridad de la persona entran en juego, al adquiere sentido del
deber como sujeto social.
“La conciencia moral comienza a emerger propiamente, y a
deslindarse como un recinto interior, cuando el hombre cumple
normas que regulan sus actos”3 no para someterse pasivamente,
quedar bien con los demás o por tradición o costumbre, sino porque
comprende el significado de cumplirlas. Entonces, hay una capacidad
de adaptación del sujeto al medio ambiente y a las normas y leyes
sociales de su tiempo.
Existe una estrecha relación entre conciencia y obligación moral. La
conciencia moral es comprensión de obligación moral y valoración de
nuestra conducta de acuerdo con las normas libre y conscientemente
aceptadas.
Así, la conciencia moral es de un sujeto individual pero, a la vez de un
hombre que es esencialmente social. El ser humano al ser social,
tiene que aceptar la normatividad de su entorno, y es cuando nos
referimos al aspecto fáctico de la moral; llamado en ética moralidad.
La moralidad es el modo en que una moral se realiza o bien es la
moral en acción, la moral práctica o de la facticidad, porque se basa
en los hechos, en lo que el ser humano realiza. La moralidad hace
referencia a un conjunto de relaciones efectivas que cobran
significado moral. Y así, se constituye un tipo específico de
comportamiento de las personas y formaría parte de su existencia
individual y colectiva.
Pero, toda moral es histórica y sólo pude comprenderse en relación
con la sociedad que la originó. Sin embargo, las sociedades no están
aisladas de manera permanente, por ejemplo, "podemos afirmar que
todas las morales tienen una función social común: regular las
conductas y favorecer la cohesión social”4
La moral responde a necesidades, cumpliendo determinadas
funciones en sociedad. En cada sociedad, la individualidad de la
persona tiene un carácter social; hay una serie de aspectos que
moldean al individuo: su modo de trabajar, de sentir de amar, etcétera.
Dentro de las comunidades están aceptados determinados principios,
normas y valores que son externos al individuo, son obligatorios a
pesar de su voluntad en contrario. De la misma forma, es una
condición de exterioridad el asumir conciencia de que debe realizar
una conducta para beneficio de otro, y que está dentro de lo permitido
por las leyes, es el estado en que se realizan conductas a partir del
sentido del deber. Con el paso del tiempo, al haber cambios en las
sociedades, sus necesidades se verán transformadas al igual que sus
normas y valores a las que se obligan los miembros que la integran.
Una vez establecida la moralidad, se manifiesta en las conciencias, la
idealidad moral en donde también están presentes los valores, que
son cualidades del objeto. “El valor es lo que hace a una persona o
una cosa digna de aprecio “5La esencia del valor, radica en la
adecuación que tiene un ente o cosa con otra cosa. Así, en los ideales
ase manifiestan los valores o una jerarquía de los mismos.
Si nos vamos al plano moral, podemos hablar del valor ético que es lo
que hace buena a la persona porque mediante éste, hay perfección
en las relaciones humanas. Y aquí la palabra bueno tiene que referirse
a actos conscientes y libres del ser humano. Por ejemplo, si alguien
usa un automóvil para atropellar a una persona, el automóvil no deja
de ser bueno (por su grado de utilidad) porque alguien haya hecho
mal uso de éste. El valor ético se atribuye a la persona y no al
instrumento que sigue teniendo el valor de utilidad.
Cuando hablamos de idealidad moral, nos referimos al deber ser y al
bien que se desea alcanzar, al actuar en función de ese mismo bien.
Por eso, la idealidad moral aplicada tiende a hacer buena a la
persona, mediante el ejercicio de la virtud.
Hay ideales nobles o sublimes porque hacen buena a la persona que
los aplica en su vida. Como siguiente ejemplo tenemos a la madre
Teresa de Calcuta que a lo largo de toda su vida luchó por sus ideales
dando consuelo, cuidado y amor a los más necesitados.
1.3 EL BIEN Y SUS DIFERENTES ENFOQUES

Distinguir el problema del bien
Ubicar el problema del bien como felicidad (Eudemonismo,
Aristóteles).
Reconocer el bien como placer (hedonismo, Epicuro).
Reconocer el bien como ley natural (naturalismo, Séneca).
Reconocer el bien como buena voluntad (formalismo, Kant).
Reconocer el bien como utilidad (utilitarismo, Mill).
Para distinguir el problema del bien, es necesario acotar una
definición que pueda servir de marco teórico para después estudiar
las diferentes concepciones se han elaborado sobre lo que es el bien
y sus implicaciones. Una manera de definirlo es la siguiente: "Lo que
en sí mismo tiene el complemento de la perfección". También quiere
decir, que el bien es un valor por si mismo y en su aplicación
concreta perfecciona a los individuos que lo buscan, pues este es
un objeto de la voluntad.
Entender el bien y buscarlo en determinadas circunstancias ha
resultado ser un problema. El bien es un término que contiene
variadas acepciones, una de ellas establece que todo lo que existe
tiene un grado de bondad (bien), en cuanto que bondad es equivalente
a existencia. En nuestro contexto, nos compete ubicar la idea del bien
que tienen algunas doctrinas éticas fundamentales, ya que en la
historia, han tenido gran relevancia.
Comencemos con el eudemonismo aristotélico. Aristóteles (384-322),
representa la cúspide del pensamiento griego de la antigüedad; este
pensador establece una íntima relación entre el ser y el bien: así como hay
muchos seres, también hay muchos bienes. El bien de cada cosa consiste en
alcanzar la plenitud de su esencia. Por esencia entendemos el constitutivo
fundamental de cada cosa.
Aristóteles busca conocer la esencia del hombre porque va a ser la
base para definir el valor moral del acto humano. Este filósofo
identifica la noción del bien y del fin, Éticamente el ser humano busca
como fin último su propio bien, su perfección y por lo tanto su felicidad
o como la llama Aristóteles "Eudaimonía" lo que en griego significa
felicidad, y se le llama eudemonismo a la doctrina ética de Aristóteles
porque el fin último del hombre es la felicidad. Para obtenerla, se tiene
que cumplir de acuerdo a la propia naturaleza humana y parte
primordial de la esencia humana es la razón o el entendimiento.
Con el ejercicio adecuado de la razón, el hombre “se perfecciona,
conquista su felicidad, alcanza su propio fin y se comporta
honestamente. Para Aristóteles es lo mismo ser perfecto, ser feliz,
alcanzar su propio fin y actuar con valor moral.” 1 El valor moral se
encuentra en la virtud que es un hábito bueno que perfecciona al
hombre; es un justo medio entre el defecto y el exceso. La virtud no
se hereda, se ejercita y con el paso del tiempo se obtiene la
perfección, la felicidad, y por tanto el bien supremo.
La doctrina que identifica al bien como placer es el hedonismo,
fundada en Grecia por Epicuro (341-270 a de J C.), por lo que también
se le conoce a esta doctrina como epicureísmo.
El placer es el valor supremo, y por lo tanto la regla de la conducta práctica
es el “procurar el máximo de placer con el mínimo de dolor”. La virtud es un
medio subordinado al placer.
Aunque Epicuro no proclamó vivir la vida con excesos, su doctrina si
corre el riesgo de caer en ellos. En la actualidad, el modo de vida más
corriente entre el común de la gente es el gozar al máximo de los
placeres sensibles, mas que de los espirituales. Aunque el placer es
un bien, lo adecuado es no exagerarlo ni considerarlo como el valor
supremo.
Por lo que respecta al bien como ley natural, éste lo encontramos
en Séneca pensador hispano-latino (s/f de N- 4-65 d. C.). Es
representante del estoicismo, doctrina que establece que el medio
para llegar a la sabiduría es la razón, eliminando las pasiones, las
cuales son malas. La parte fundamental de su filosofía está en la Ética
y sus presupuestos son:
a) El único bien es la virtud y el único mal, el vicio. Hay que hacer uso
racional de los bienes.
b) En la virtud y sólo en la virtud está la felicidad humana.
La esencia de la virtud, radica en vivir en la razón universal que es el
principio formal de la naturaleza de la cual participa el hombre y
consiste en vivir conforme a la razón; ésta debe llevar al ser humano
a una adecuación con su propia naturaleza, y con la naturaleza del
cosmos. Gracias a ella se adquiere la virtud, el bien y la felicidad.
c) Frente a esta conducta racional están como obstáculos las
pasiones, las cuales deben ser dominadas.
d) Así, el hombre se convierte en sabio. Preferible es el suicidio antes
que caer en la desgracia del vicio y la pasión. Además, la muerte es
la gran liberadora.
e) El estoico tiene como patria el mundo. El cosmopolitismo es
característico de esta corriente. (Se le llama estoicismo porque fue
fundado en el pórtico llamado Stoa, en Atenas).
F) Se establece “la igualdad ex natura de todos los hombres, que sólo
se pueden elevar socialmente por inteligencia y capacidad” 2
g) Se exalta la solidaridad social porque el bienestar y armonía social es tarea
de todos.
Otra forma de entender el bien es como buena voluntad y está
fundamentado por Manuel Kant (1724-1804). El punto de partida de
la ética de este filósofo, está en el hecho del deber y de la buena
voluntad, esta consiste en querer hacer lo que se debe (aunque no
guste). Entonces, la intención con la que se realiza un acto es la
esencia de la moralidad kantiana, pues la intención está en relación
directa con el deber; es su forma y reside en el interior del ser humano.
“La voluntad es buena únicamente cuando se actúa por deber” 3
La conducta humana no está subordinada a fines exteriores. Los
mandatos con estos fines se llaman imperativos hipotéticos. Por
ejemplo: si quieres tener una buena mujer, pórtate bien. La relación
de portarse bien a otra finalidad le ha quitado valor moral. En cambio
el imperativo categórico, manda algo de un modo absoluto sin
relacionarlo ni subordinarlo a ninguna cosa. Y así este imperativo tiene
lugar dentro del nivel moral. Por ejemplo: “respeta a tus autoridades”.
Kant, establece fórmulas del imperativo categórico universal y formal
(o sea, sin contenido concreto). La más importante es: “Actúa de tal
manera que la máxima de tu acción pueda convertirse en ley
universal”. O bien esta otra: “Actúa de tal manera que trates al hombre
como fin y no como medio.”
Estas fórmulas sirven como modelos para que los hombres actúen
bien en casos concretos. Por ejemplo, si robar o matar no son buenos,
no pueden convertirse en leyes universales. Para Kant, la bondad
queda subordinada a la universalidad de la ley, pero se extrae de la
razón. Este imperativo categórico da una completa autonomía al ser
humano.
El ser humano debe actuar por sí mismo de acuerdo con el deber que se
deriva de su propia razón, sin aceptar coacciones externas a él mismo. La
voluntad debe cumplir la ley por respeto a la razón; entonces la moral
consiste en que la voluntad obedezca a la razón. El ser humano es al mismo
tiempo autor y súbdito de la ley.
Con esto se logra una “Ética formalista, o sea, que rige solamente la
forma del acto (la intención o estructura interna), y no la materia u
objeto realizado externamente.” 4
El bien entendido como utilidad está representado por John Stuart
Mill (1806-1873) y es representante del utilitarismo inglés.
Una de las propiedades del utilitarismo es que tiene un carácter
práctico en la realidad, de ahí que las cosas que resuelven problemas
inmediatos, son útiles y por lo tanto son buenas. El conocimiento
positivo es aquél que se obtiene por medio de los sentidos externos,
es observable y por lo tanto verificable. Lo importante es el cómo, más
que el porqué de las cosas, así la realidad adquiere un sentido
utilitario.
Para poder entender mejor la doctrina ética de Mill, es necesario
revisar la lógica inductiva la cual parte de la idea de que todo
conocimiento científico se adquiere mediante la inducción la cual es
un método que generaliza, basado en uniformidades observables en
los fenómenos naturales. Esta generalización sirve a la Ética a través
del siguiente principio: “la mayor felicidad para el mayor número
posible de personas”. El principio ético se deriva de la experiencia.
“En general, la lógica inductiva se puede aplicar con éxito también a las
ciencias morales, con lo cual se reglamentaría positivamente la vida.” 5 Dicha
reglamentación serviría como base para conocer los motivos de la conducta
humana y permitiría predecir otras conductas aprovechables. Así se aplica el
lema positivista - utilitarista: “saber para prever, prever para proveer”.
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