Un sabor a café sin Azócar deja en la boca este delincuente de exPRESIÓN, quien intenta pasar por cordero, pero a segunda vista esconde el lobo. ¿Recuerdan cómo aprovechaba su café televisivo para acudir al bajo mundo sensacionalista, disfrazado de periodismo de investigación? Entonces satanizaba a los jueces que combatían el narcotráfico en Táchira, mientras “absolvía” con su discurso a quienes defendían el flagelo. O invocaba el hijo muerto de una célebre diputada de ese estado frente a las cámaras de televisión, con tal de multiplicar su audiencia. ExPRESIONANDO como él, están los medios opositores venezolanos que intentan camuflar de democracia el delito de lucro ilegal en actos de administración pública cometido por este periodista, quien ante las pruebas presentadas por el Ministerio Público fue sentenciado a dos años y seis meses de prisión en marzo último. La sentencia, aplicada según el artículo 74 de la Ley Anticorrupción, surge de la acusación de la Procuraduría General de la República por el incumplimiento de contrato para la transmisión en Radio Noticias 1060 de pautas publicitarias de la Lotería del Táchira y la empresa “Nuevo Perfil de Comunicación Integral” en marzo, abril y mayo del 2000. Desde entonces Azócar ha pretendido presentarse como víctima de todos los cargos posibles: perseguido político, preso de conciencia, pobre inmolado del Táchira, pero ninguna de sus estrategias de comunicación ha conseguido librarlo de lo que en realidad es: un vulgar corrupto y delincuente. Gustavo Azócar alias: Café sin Azócar