* Crisis del pensamiento social en las comunicaciones sustentables, de Marcelo Alb nico, Universidad Abierta Interamericana, Buenos Aires, Argentina

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Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación
Social – Universidad de La Laguna, diciembre 2010
Crisis del pensamiento social en las comunicaciones sustentables
Mg. Marcelo Albònico
Universidad Abierta Interamericana, Buenos Aires, Argentina
Palabras clave: diseño gràfico, comunicación social, periodismo, nuevas tecnologías de la
información, derechos humanos, historia, sociologìa, antropologìa, psicologìa.
Resumen: Tal vez se estè rozando la nulidad de lo diverso, ¿es tal el caso?. A nadie deberìa
negàrsele la oportunidad de ampliar sus horizontes neuronales. Aunque, hoy, no se sabe bien
cuàl es el ejercicio social de la ciudadanìa. El resultado de la comunicación publicada permite
la construcciòn de una realidad. Y reaparece aquel viejo fantasma de la totalidad.
La resultante de esa comunicación es un artefacto, llamado genèricamente noticia, que
imprime un diseño a la sociedad y prefigura la ley.
La inconsciente negaciòn social cohesiona el mensaje que circula, a veces, con total impunidad
y deviene en un superficial escapism como respuesta al constructo originado en las entrañas
de la historia.
EL DISEÑO DE LA CONSTRUCCIÒN MEDIÀTICA
DE LA SOCIEDAD
Crisis del pensamiento social en las comunicaciones sustentables.
PRÒLOGO
Las noticias son, simplemente, sangre
A veces, simplemente sucede. Se mascullan conversaciones (o restos de ellas)
durante febriles temporadas. Se abandonan en el bolsillo de algùn saco ad hoc
para situaciones cotidianas. Y listo.
Es màs. Se sigue hablando con otras personas, haciendo gala de aquello de que
“siempre alguien se incorpora a un discurso empezado por otro”.
La comunicación social provee infinitos ejercicios teòricos, sin embargo, es en la
pràctica cotidiana donde el intercambio de opiniones hace puramente -dicho esto
con poca ingenuidad- màs libre a cada cual.
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Al borde del precipicio se observan los estereotipos que se conforman en el dìa-adìa, proporcionando letra a seres humanos que tiene todo el derecho “humano” a
opinar, pero que se acoplan a ese “discurso” de una manera pasiva.
Tal vez se estè rozando la nulidad de lo diverso, ¿es tal el caso?. A nadie deberìa
negàrsele la oportunidad de ampliar sus horizontes (seudo-horizontes)
intelectuales. Aunque hoy -ahora- no se sabe bien cuàl es el papel de los
intelectuales. El periodismo, la comunicación periòdica que se publica (aun para los
que no son del oficio) permite la construcciòn de una realidad. Y aparece aquel
concepto funcional que es la opinión pùblica. Que repite, repite y repite miles de
miles de miles de miles de veces màs.
Todo el mundo habla. Todo el mundo se comunica. La hipercomunicaciòn es asunto
de todos los dìas.
La realidad no es la verdad. ¿Quièn lo dice? La realidad. Ese
constructo al que llamamos noticia y que sirve para (sì y no) (De Fleur, 1982)
repasar los viejos estereotipos que sacuden nuestras cabezas y despeina las
brillantes cabelleras. Sedosas. Pero.
La sociedad (Foucault, 2002) construye las reglas que la sociedad acepta como
propias, a partir de las cuales entiende la realidad. Y las construye. Y se adapta a
ellas. Y diseña el futuro. Pero.
¿Are you talking to me?. La oportunidad hace al ladròn, es posible, y hasta
probable, que se asista a un acontecimiento ùnico: que la sociedad estè
construyendo su propio discurso con bases de barro y, màs tarde o màs temprano,
se cumpla la apocalìtica profecìa bìblica. Si hablamos de artefacto de la noticia, de
que la noticia es siempre comercial, deberìa entenderse con Derridà (1993) que el
primer rasgo es que la actualidad, precisamente, está hecha: para saber de qué
está hecha, no es menos preciso saber que lo está. No está dada sino
activamente producida, cribada, utilizada y performativamente interpretada por
numerosos dispositivos ficticios o artificiales, jerarquizadores y selectivos,
siempre al servicio de fuerzas e intereses que los “sujetos” y los agentes
(productores y consumidores de actualidad -a veces también son “filósofos” y
siempre intérpretes-) nunca perciben lo suficiente. Por más singular, irreductible,
testaruda, dolorosa o trágica que sea la “realidad” a la cual se refiere la
“actualidad”, ésta nos llega a través de una hechura ficcional. No es posible
analizarla más que al precio de un trabajo de resistencia, de contrainterpretación
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vigilante, de conocimiento reflexivo (Zizek, 2003).Hegel tenía razón al exhortar al
filósofo de su tiempo a la lectura cotidiana de los periódicos. Hoy, la misma
responsabilidad exige también que sepa cómo se hacen y quién hace los
periódicos, los diarios, los semanarios, los noticieros de televisión. Y que la sola
presencia de la tecnologìa globalizada no darà sino una visiòn parcializada de la
realidad. Si el posmodernismo no volviera a levantar su cuerpo de la tumba en la
que descansa (¿en paz?) se asistirìa a una derrota durìsima.
No se trata simplemente de construir una noticia para contribuir al equilibrio tan
deseado de la sociedad. La comunicación humana -una parte de ella, los mediosconforman una agenda de noticias a partir de la que se transfieren
responsabilidades y se profanan tumbas sagradas y se educa a los hijos y se ama a
las mujeres y se lava el automòvil y se pasea al perro.
La hipercomunicaciòn transmite la actividad del mago, pero tambièn muestra su
truco. En la raìz del truco està la clave de la magia, pero tambièn la decadencia del
mago (la efìmera noticia, muchas veces sin fuentes originarias). Las sociedades
responsables deberìan frenar la aceleración furibunda de sus mùltiples (y
bienvenidas actividades productivas) cotidianas y canjearlas en el kiosco de la
esquina por un poco de serenidad. Ya lo aseveraba Newton sentado debajo de un
manzano, mientras pensaba sobre la naturaleza de la gravedad; todo el mundo ha
experimentado la gravedad y sus efectos cerca de la tierra. Todo cae por su propio
peso. La noticia (parte de la gran comunicación humana) a veces convertida en
especulación periodìstica, tambièn lo hace. Además, nuestra visión intuitiva del
mundo incluye saber que (de nuevo) todo lo que sube tiene que caer (Page Stites,
2010).
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Capìtulo 1 - La sociedad hipercomunicada: un “fuera de foco”
permanente
“Are you talking to me?”
(Taxi driver, Martin Scorsese)
“Hablamos todo el tiempo acerca de lo que dicen los medios.”
(Marcelo Albònico)
Se vive en una sociedad hipercomunicada. Nada le falta. Todos lo elementos
mecànicos y tècnicos son pròsperos para comunicarse. La tecnologìa. Pero la
posesiòn de la tecnologìa no convierte a la opinión pùblica en personas màs
informadas.
Todo lo que quiere saber està a su alcance. Aquì mismo. Ahora mismo. La
temperatura, la humedad. Los pasos de los primeros mandatarios de cada lugar del
mundo. Las actividades de los protagonistas de la realidad. Las autopistas, los
caminos, los accesos a las capitales y a los suburbios. El Interior. El campo y la
ciudad. Sin embargo, aparentemente, lo màs fácil, la comunicación simple y llana,
lo sorprende cada dìa en estaciones de tren bien distantes unas de otras.
Una paranoia se agrega a la gira diaria: la observación del otro. La vigilancia de los
semejantes, para saber què se hace, còmo se hace y su difusiòn. Una suerte de
agenda setting de las actividades que no le importarìan a nadie, a menos que se
reprodujeran en las distintas redes sociales. Entonces, se ha roto el necesario
equilibrio entre libertad y seguridad. Con la intención de proteger al conjunto de la
sociedad, las autoridades, en nuestras modernas democracias, tienden hoy a ver en
cada ciudadano a un virtual delincuente. La guerra sin cuartel contra el terrorismo preocupación dominante en el último decenio- ha procurado una impecable coartada
moral y favorecido la acumulación de un impresionante arsenal legal que está
permitiendo llevar a cabo el proyecto de control social integral. Los "progresos"
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tecnológicos (informático y digital) también han ayudado y las autoridades tienen cada
vez mejores herramientas para la vigilancia electrónica (Ramonet, 2000).
¿Dònde quedò
la privacidad de las accciones personales? Una alumna de la
universidad escribe por Facebook que està tomando mate al sol, en el campo. ¿Es
necesario que lo cuente? ¿Es un hecho noticiable? ¿Todo es noticia? No se sabe. Lo
que sì se sabe, y es que la vida de todos los dìas, podrìa interesarle a mucha gente. O,
al menos, hacerse pùblica, para la opiniòn pùblica. De todas maneras, es “su” opinión
publicada. Se la previene de mostrar “su vida” en la red. Mueve la cabeza, mientras le
resta importancia al asunto. Cosa de todos los dìas.
¿Me estàs hablando a mì?, preguntaba desafiante el personaje de Robert de Niro en
Taxi driver. ¿Me estàs hablando a mì?, pregunto. Pienso que nadie tiene ganas de ver
el mundo social tal cual es (…) para lograr ver y hablar del mundo tal cual es, hay que
aceptar estar siempre en lo complicado, lo confuso, lo impuro, lo vago, etc., e ir asì
contra la idea comùn del rigor intelectual (Bourdieu, 2000). Lo riguroso en este caso es
que nada lo es. Porque si todo es “noticiable”, dicen los referentes acadèmicos, nada
–finalmente- lo es. Vivimos en la construcciòn permanente de un universo paralelo al
que vemos como real y la noticia vanal, irracional, seudointelectual en su explicitación
pùblica, es irrelevante, aunque es tomada como fundamental. La negaciòn
(verneinung) en el sentido de Freud es una forma de escapism.
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Capìtulo 2 - El derecho a la diversidad informativa: los “buenos”
contra los “malos”
Y si tu corazón ya no da más/si ya no existe conexión con los demás/si estás igual que un
barco en altamar/tira tu cable a tierra/Y yo estoy acercándome hasta vos/
bajo la luna, bajo la luna/Las cosas son asì,/tengo el teléfono del freak/que está deseoso
de volarte la cabeza.
(Cable a tierra, Fito Pàez)
Nadie podrìa negar que todo el mundo tiene el “derecho humano” a la
información. Por lo tanto negar esa posibilidad a travès de la construcciòn
de un mundo irreal implicarìa violar lo màs sagrado que se puede tener en
el diseño de la sociedad: la confianza que brinda el informante, el
comunicador (en sus distintas especies). La estructura a la vez jerarquizada
(por la fuerza de la imagen de los expositores) y unificada (por los
procedimientos del montaje audiovisual) de la información en el espacio –
tiempo, al servicio de una estrategia de larga duraciòn, màs propicia para
constituir un tiempo de ficciòn distinto del tiempo real (…) la televisión
proporciona las imàgenes que permanecerán en la memoria y aseguraràn la
homogeneizaciòn de la imaginación social (…) el discurso didàctico, sobre
todo en la televisión (Internet) se ocupò de transcribir el lenguaje
(tecnològico) en lenguaje informativo. (Veròn, 2002) Quiere decir que si lo
veo lo creo. Se preguntaban los hermanos Marx acerca de la “verdad”: ¿A
quièn va usted a creer, a mì o a sus ojos?
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En esta sociedad en la que crece el cemento (no el verde, sino los edificios,
uno al ladito del otro) en la que faltan las obras de infraestructura
necesarias para que no se maten los unos a los otros, la sociedad del
espectàculo triunfa creando un mundo ficciòn màs a la altura de Hollywood.
Sigue la comunicación humana mezclada con la noticia publicada. Chomsky
(1995) opina que las fuentes de información todavía están en la prensa
tradicional. Internet te da más variedad de opiniones, pero si realmente
quieres saber los hechos, qué es lo que está pasando en los sitios, las
opciones siguen siendo las mismas. No hay tantas fuentes de información
como parece. Yo creo que la prensa tradicional va a sobrevivir. Encontrarán
una manera de entender y utilizar la Red en su propio beneficio. Eso sí, la
calidad sigue disminuyendo. La información es hoy más homogénea que
nunca. Cuando dice èsto claramente expresa que Internet todavía es un
medio tan amplio, que la gente se pierde y regresa a lo conocido. Todavìa
los “patitos feos” de la comunicación, blogueros, independientes de todas
las condicones, deberàn trabajar un poco màs hasta ser reconocidos. ¿Por
quièn, quiènes? La credibilidad de los medios de comnunicaciòn de masas
tienden cada vez màs a la atomizaciòn de su segmento fiel. Cada cual
diseña su propia información. De vuelta: preguntè a los alumnos en la
universidad privada en la que me desempeño quièn habìa leìdo los medios
tradicionales. Nadie. Ni siquiera sabìan cuàles eran los medios tradicionales.
Lo que sì sabìan era quièn habìa sido el ganador o el expulsado en tal o cual
reality show.
Un conductor canoso de larga trayectoria en la televisión –
antecedente pròximo de un conductor muy de moda hoy en dìa- mirarìa fijo
a la càmara y preguntarìa: ¿De què va a hablar, sino mañana?
Todos mienten. Un adjetivo, una coma, un pedacito de información al lìmite
de la
hecho,
verosimilitud
podrìa provocar un escàndalo en la sociedad. Y, de
lo provoca.
Una mala información podrìa provocar el cambio de
imagen de un paìs que necesita –como el agua- flujo de capital productivo,
no especulativo. Con Internet (¿quièn puede vivir sin ella?) nadie sabe
dònde empieza ni dònde termina la información. Circula. Fluye. La
información es fundamental para las vidas de las personas. Las fuentes de
esa información que circula, tambièn fluye. En Internet, todavía, nadie es
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dueño de lo que produce (responsable). Los buenos son siempre los mismos
(puede que no lo sean) sòlo poque se conocen de antemano. Los buenos en
tanto desconocidos, Freud en sentido puro, serìan los malos. Internet es un
sistema muy valioso, pero también está amenazado. La próxima batalla es
la lucha por la net neutrality. El acceso a Internet ya está restringido porque
hay que pagar por él, pero ahora las empresas quieren que sea más fácil
llegar a unas webs que a otras, en detrimento de quienes no pueden pagar
por estar entre las de acceso rápido. Hay que evitar que eso ocurra
(Chomsky, 1995).
Que nadie se convierta aquì en acusador sino en militante prolìfico del
pensamiento humano fundamental para el conocimiento de la vida en
sociedad, de la realidad, cuando se diga que los grandes asesinatos se han
convertido en el juego silencioso de los cautos (Foucault, 2002).
En una sociedad como la que se vive habitualmente, la noticia ha devenido
en mercancìa (Alsina, 2005) De hecho los dos procesos, acumulación de los
hombres y acumulación del capital, no pueden ser separados; (pero) no
habría sido posible resolver el problema de la acumulación de los hombres
sin el crecimiento de un aparato de producción capaz a la vez de
mantenerlos y de utilizarlos; inversamente, las técnicas que hacen útil la
multiplicidad acumulativa de los hombres aceleran el movimiento de
acumulación de capital (Foucault, 2002) ¿Hasta què punto es permitida la
acumulación? ¿Han muerto las ideologías? ¿Sòlo existe el capitalismo (el
sistema econòmico fundado en el
capital como relación social básica de
producción e intercambio entre individuos privados y empresa, empleando
trabajadores, para producir ganancias). ¿Hay un Dios?. Humildemente,
preguntas.
¿Què pasarìa si alguien pensara un diseño diferente de la noticia? Tal vez
influirìa en el orden social (De Fleur, 1982) A un nivel menos general, las
mutaciones tecnológicas del aparato de producción, la división del trabajo y
la elaboración de los procedimientos disciplinarios han mantenido un
conjunto de relaciones muy estrechas. Cada uno de los dos ha hecho al otro
posible, y necesario; cada uno de los dos ha servido de modelo al otro. La
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pirámide disciplinaria ha constituido la pequeña célula de poder en el
interior de la cual la separación, la coordinación y el control de las tareas
han sido impuestos y hechos eficaces; y el reticulado analítico del tiempo,
de los gestos, de las fuerzas de los cuerpos, ha constituido un esquema
operatorio que se ha podido fácilmente transferir de los grupos que someter
a los mecanismos de la producción; la proyección masiva de los métodos
militares sobre la organización industrial ha sido un ejemplo de este modelado de la división del trabajo a partir de esquemas de poder (Foucault,
2002)
El debate queda abierto. Un poco de ayuda no se puede rechazar al tratar
cuestiones bàsicas como el aire que se respira cada dìa, como (…) en las
sociedades en que vivimos, la información es un bien social y una
mercancía al mismo tiempo. Estos dos aspectos son inseparables y generan
permanentes e inevitables contradicciones en el ejercicio de la profesión.
Los periodistas tienden a insistir en el primer aspecto y a olvidar el
segundo. Informar a los ciudadanos es, nos guste o no, un negocio, del
mismo modo que la salud de los ciudadanos es un bien social y un negocio.
Y si el negocio anda mal, van a informar mal y van a tratar mal en la clínica.
Pero es verdad que, en los casos en que las mercancías (o los servicios)
tienen esa dimensión de bien social, el ejercicio de la actividad es una
eterna fuente de conflictos y tensiones para los profesionales –historias de
periodistas y de médicos–, que tanto el cine como la televisión han sabido
tratar
con
eficacia.
Y recordar que si la noticia se comercializa para un pùblico masificado que
vivirà su vida en estado de total pasividad
habrìa que entender que (…)
probablemente los públicos de los medios informativos nunca fueron masas;
en todo caso, si alguna vez lo fueron, ya no lo son más. Internet es la
prueba final. Ahora bien, ¿cómo se ejerce un periodismo que tiene que
escribir para una multitud de individualidades? (Veròn, 2002) Los unos y los
otros tienen razòn, por lo tanto -mi querido diario ìntimo- ¿nadie la tiene?
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La tiranìa de la comunicación implica que opongamos comunicación contra
información ya que la irrupción del multimedia, cuyo impacto se ha
equiparado al de la invenciòn de la imprenta por Gutenberg, situarìa al
sistema informacional en el umbral de una profunda revoluciòn, que
coincide con su progresiva pèrdida de fiabilidad (Ramonet, 2000) Por
momentos trato de acercarme a vos y siento el rechazo. Las cosas son asì.
Asistimos a la muerte de los grandes relatos (el posmodernismo). Y la
noticia, dentro del gran paraguas que es la comunicación, ¿no correrà
peligro de muerte? ¿Y si los grandes relatos hubieran dado lugar a
pequeños relatos? ¿Y si las ideologías, las religiones y nosotros mismos
estuvièramos muertos? ¿Y si lo que hicimos hasta ahora sirviera solamente
para justificar que ya no existe? La construcciòn de la sociedad a travès de
la comunicación
-especìficamente de la comunicación de los medios de
comunicación y su efecto en la sociedad- que permanentemente le dicen a
las grandes masas còmo comportarse. Pero. ¿Pero què? ¿No es cierto que
las masas no existen?
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Capìtulo 3-El Posmodernismo erotiza a la comunicación periodìstica
“Lamento que no sea una visión muy optimista. Pero tampoco podemos regalar
caramelos. Hay un montón, un montón de irracionales, imprudentes armados hasta
los dientes con ojivas nucleares (…) Este choque de civilizaciones y el Terrorismo.
El Terrorismo es un tremendo, un tremendo totalizador.”
(Filosofía Aquí y Ahora II, Josè Pablo Feinmann)
“…pero aùn hay formas de resistencia.”
(Cada vez hay màs no lugares, Mar Augè)
Algunos pocos todavía niegan la evoluciòn. Sin embargo, la evoluciòn de las
comunicaciones ha traìdo consigo la revoluciòn en la transmisión
tecnològica de la información. Ante todo, la globalización es un hecho. E
implica la concentración en ciertas grandes ciudades del poder, la ciencia,
las redes de comunicación y el consumo. El sistema capitalista ha vencido.
La posmodernidad habla de la muerte de las ideologías, o algo asì, màs o
menos, aunque esta evolución no quita que se vaya hacia una humanidad
con tres grupos bien definidos. Los más ricos, los sectores de la ciencia y el
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poder político y el económico, donde hay una interdependencia cada día
más estrecha entre ellos; y otros dos grupos que son los consumidores
pasivos y los excluidos, del acceso a los bienes y a la educaciòn. Y este es el
gran peligro: algo que afecta directamente al lector, al oyente, al
espectador, y es la falta de acceso igualitario a la educación. Por lo tanto,
no podrà comprender la situación contextual en la que se encuentra. Los
riesgos de la globalización; porque la globalización no necesita de ella,
excepto para una elite. Pero todos los peligros de tipo ideológico, todas las
formas de locura –incluso la religiosa– se desarrollan a partir de esta falta
de educación. Y hay un peligro de violencia, porque no se puede hacer nada
contra quienes no tienen nada que perder. Lo vemos en el fenómeno del
terrorismo, que se puede generalizar (Augè, 2010).
La educación debe tener problemas en muchos paìses – de hecho los tiene
– basta nada màs como botòn de muestra que ya nadie se hace preguntas,
porque las preguntas hay que responderlas y el velo que se corre puede ser
temible. Ya no hay, siquiera, comunicación interpersonal, menos movilidad
social.
El acceso a la tecnologìa, si bien hace a la generaciòn y màs ràpida para
tomar decisiones, paradójicamente le imprime a esa decisiòn una velocidad
que no le permite completar la información. Hay en realidad una brecha
generacional. La generación de los que hoy son niños será diferente de la
anterior. Tienen un mejor manejo de la tecnología, pero eso no es ni la
ciencia ni el saber. Es el mismo problema con los medios de comunicación,
cuando se toman como fines y no como lo que son, medios. Se genera así
una especie de ilusión (Augè, 2010).
Y la información con la que cuenta es parcial, mediàtica. Siempre se dijo
que para desarrollar el conocimiento de una noticia habìa que leerla en los
diarios y completarla con la reflexiòn y la comunicaciòn inter pares.Hoy ya
no hay tiempo para eso.
¿Y Las redes sociales? Sentencia Augè que alientan otro tipo de ilusiòn, que
es la de tener miles de contactos, que a veces, ni se conocen. La soledad de
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la globalización. ¿Y el que està solo, no es masa? ¿No piensa y actùa como
masa?
Cabe preguntarse en este panorama de la realidad si las preguntas sirven
para algo.
mismo,
Los mortales (…) piensan que ese trato con el presente, en sì
les depara la adecuada familiaridad con èl
(…) cuanto màs
conocido es para ellos todo lo cognoscible, tanto màs extraño sigue siendo
para ellos, sin que ellos puedan saberlo (Heidegger, 1994). ¿Què es una
pregunta. ¿Pura filosofìa? ¿Filosofìa barata y zapatos de goma? De Pablos
Coello (2005) asegura que en la labor de un periodista -intermediario entre
la noticia y el receptor- hoy hace falta que la prensa ponga los puntos sobre las
íes en aquellos textos donde se intercalan cinismo, medias verdades, incoherencias,
que puedan animar al lector a creer en los media… A creer en ellos.
¿Y de què manera podrìa llevarse a cabo tal actividad? Sòlo se podrìa dar
cuenta de tal cosa si se pudiera preguntar: ¿còmo es posible que alguien
cuya esencia pertenece al despojamiento pueda retirarse alguna vez de la
acogida y del cobijo del despojamiento? (…) El opinar cotidiano busca lo
verdadero en la diversidad mùltiple de lo siempre nuevo que se dispersa
ante èl. (…) es el puro acaecer (…) Por esto el parecer del despojamiento es
en sì al mismo el velarse
y, en ese sentido, lo màs oscuro (Heidegger,
1994).
Ya no queda tiempo para pensar en las circunstancias a travès de las cuales
se organiza la vida. La tecnologìa, la velocidad, es una herramienta
productiva, no caben dudas. No se sabe si se habla de una herramienta a
largo plazo o si el horizonte queda aquì cerca, pongamos a tres cuadras.
Una sociedad que arrastra sus problemas diarios y no puede despegarse de
la velocidad que se impone la misma sociedad, todo ràpido, bueno y barato,
no tiene manera de sentarse a pensar en la sociedad en la cual quiere vivir.
Podrìa coincidirse con Derridà (1993) en que “actualidad” y “pensar su
tiempo” no es lo mismo. En ambos casos, habría que hacer algo, algo más,
o algo distinto, que comprobar y describir: formar parte, tomar partido y
pertenecer. A partir de ahí, se “incide” y, por consiguiente, se transforma,
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por poco que sea, se “interviene”, como suele decirse, en un tiempo que ni
está
ante
uno
ni
está
dado
de
antemano.
Nunca
hay
normas
preestablecidas para estar seguros de que se “incide en la actualidad” o, por
utilizar su expresión, de que se “piensa su tiempo”. En el caso de algunos,
lo uno va a menudo sin lo otro. Pero me considero incapaz de improvisar
una respuesta para semejantes cuestiones. Es preciso que contemos con el
tiempo de la entrevista –y lo tenemos contado. Habrìa que ser cautos. Y
màs comprometidos. Y menos ràpidos. No hay contradicción alguna.
La noticia es un artefacto con la cual se construye la realidad. La gente cree
y descree en los medios de comunicación pero no puede vivir sin ellos. Hoy
en día más que nunca, pensar su tiempo, (sobre todo cuando al hacerlo se
corre el riesgo o la suerte de la palabra pública) consiste en tomar nota,
para ponerlo en práctica, del hecho de que el tiempo de esa misma
palabra se produce artificialmente. Es un artefacto. En su mismo
acontecer,
el tiempo
de
ese
gesto
público
es
calculado,
forzado,
“formateado”, “inicializado” por un dispositivo mediático (hagamos uso de
estas palabras para ir de prisa). Esto merecería un análisis casi infinito.
¿Quién pensaría su tiempo hoy y, sobre todo, quién hablaría de él, les
pregunto, si en primer lugar no prestara atención a un espacio público, por
lo tanto a un presente político transformado a cada instante, en su
estructura
y
su
contenido,
por
la
teletecnología
de
lo
que
tan
confusamente se denomina información o comunicación. (Derridà, 1993)
No hay tiempo para el análisis infinito, màs si para dedicarle un tiempo
prudencial acadèmico. Muchas preguntas y ¿muchas verdades?
Nadie quiere que haya terrorismo, con mayùscula ni con minùscula. El
terrorismo, sin duda, es un gran totalizador. No deja màrgenes para la
comunicación interpersonal, cuando la amenzaza es parte de la negociación.
Con amenazas, con fundamentalismos, no existe la negociación. Y si no
existe el intercambio entre las personas. Còmo se construye una sociedad.
¿Cuàl serìa la postura que deberìan mantener los medios de comunicación?
Què deberìa hacer un ciudadano de a pie en la interrelaciòn defectuosa que
mantiene con los medios sociales de comunicación. Mal comidos, mal
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dormidos, mal trabajados, mal (inter) comunicados. La sociedad es una
quimera es un carroussell. Y mirarse en el espejo solo de un lado. Mientras
que internet tiene un futuro, la tele-realidad es voyeurismo: el placer de
entrar en la pantalla para ser visto a cualquier precio, incluso, la vulgaridad.
El problema es que la frontera entre lo real y la ficción se disolvió, y esto se
convierte en una forma de alienación. Mientras que internet tiene un futuro,
la tele-realidad es voyeurismo. El placer de entrar en la pantalla para ser
visto a cualquier precio, incluso, la vulgaridad. El problema es que la
frontera entre lo real y la ficción se disolvió, y esto se convierte en una
forma de alienación (Augè, 2010).
EPÌLOGO
Es definitivo: no se puede regalar caramelos
Se trata de hacer confesiones. Si los programas de noticias no informan, ¿quièn
va a contar lo què pasa? ¿Con què información se construirán los espacios pùblicos
y privados, si es que todavía existen (los no lugares, sì permanecen, y no es poco).
En la pared de una fàbrica hay un slogan que bien podrìa aplicarse a màs de un
caso concreto: Acà estàn todos peleados. No se repetirán las palabras del Martìn
Fierro, porque no es correcto especular con ellas, ni tampoco aquello de que no nos
une el amor sino el espanto, de Borges. El tiempo de la noticia es un tiempo breve
y veloz, poco apto para la reflexiòn. Pero se habla y se vive (construyendo
realidades y sociedades) todo el tiempo en base a esa noticia.
Si bien no es Navidad (o casi) ni època de balances (o casi) algunas preguntas
deben sobrevolar el aire y posarse en màs de un escritorio. Citando a Derridà se
debe hacer una confesión. Ustedes tendrían el derecho de desconfiar de ella como
de cualquier otra confesión. Debido a toda clase de límites, en particular a los de
tiempo estrictamente asignados, no se dirà todo, ni siquiera lo esencial de lo que se
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pudiese pensar acerca de una historia de la mentira. Que no se diga toda la verdad
sobre una historia de la mentira no sorprenderá a nadie (Derridà, 1993).
Los mortales, se acercan al sujeto de conocimiento, lo prueban y con ello hacen
teorìas generales. Pero se olvidan de las modificaciones que la ciencia sufre con el
paso de los años. Heiddegger, mostraba que los mortales (…) piensan que ese trato
con el presente, en sì mismo, les depara la adecuada familiaridad con èl (…)
cuanto màs conocido es para ellos todo lo cognoscible, tanto màs extraño sigue
siendo para ellos, sin que ellos puedan saberlo. Sòlo se podrìan dar cuenta de tal
cosa si pudieran preguntar: ¿còmo es posible que alguien cuya esencia pertenece
al despojamiento pueda retirarse alguna vez de la acogida y del cobijo del
despojamiento? (…) El opinar cotidiano busca lo verdadero en la diversidad mùltiple
de lo siempre nuevo que se dispersa ante èl. (…) es el puro acaecer (…) Por esto el
parecer del despojamiento es en sì al mismo tiempo el velarse y, en ese sentido, lo
màs oscuro (Heiddegger, 1994). No queda otra apariencia que alejarse de la
realidad para volver a buscarla. Reencontrarla. Estar activo entre las personas de
una sociedad. Movimiento. La foto y el revelado, pero nadie ha leìdo las
instrucciones de uso. Aquello que se dice en Wolf (1987) acerca de la actuación
cotidiana de las personas como drogados culturales, podrìa caracterizar a tal
situación. La repetición de las actuaciones ajenas. La producción simbòlica de
significados en tanto y en cuanto no ofenda, pero ya no por el hecho de enfrentarse
al otro, sino por el mismìsimo intento de dejar de pensar (casi una filosofìa oriental,
apropiada durante un momento del dìa; tal vez desacertada si se transforma en
hàbito de veinticuatro horas). Y entonces, desvelada la verdad (uniendo pedazos de
cristales rotos) se produce la sospecha de todos, por cualquier cosa. Tampoco es
asì.
El pequeño gesto cotidiano. Si se continùa con la era de la sospecha, del
escepticismo, de la desconfianza, de la incredulidad. Tales son los sentimientos
dominantes entre los ciudadanos entre los mass media y muy posiblemente frente
a la televisión (Internet). A lo largo de todo el decenio de los ochenta mientras, se
decìa, se hundìan las ideologías y desaparecían los mayores intelectuales de
renombre, se alzaba la figura del valiente periodista (…) hoy caen del pedestal.
(Ramonet, 2000). El mundo se ha globalizado y se ha vuelto pequeño. Las
comunicaciones y la tecnologìa han borrado los lìmites de los paìses; sin embargo,
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la gente sigue sin saber a què juego està jugando. Todo el tiempo cambian las
reglas. Todos juegas, pero sin saber a què juegan.
La coincidencia se establece con Derridà (1993) cuando afirma que este testimonio
(desarrollado hasta ahora) será parcial. ¿Culpable por eso? ¿Mentira? Queda esta
cuestión en suspenso.
No se sabe si este montòn de pàginas logra su objetivo. Ni si lo hubo, siquiera.
Abandonar la pasividad. Movimiento. Lo cierto es que la negaciòn (verneiunung) en
el sentido freudiano es una forma de escapism (Bourdieu, 2008) Y hasta donde se
sabe, todo escapismo (en las películas) termina mal. Y esta pelìcula puede ser otro
producto de la industria cultural. Repetida. Repetida. Repetida. Repetida. Repetida.
Bibiografìa
1. Alsina, Miquel Rodrigo (2005) La construcción de la noticia, Paidós
Ibérica, Barcelona
2. Bourdieu, Pierre; Chamboredon, Jean-Claude; Passeron, JeanClaude (2008). El oficio de sociólogo : presupuestos epistemológicos, Siglo
XXI Editores, Buenos Aires
3. Bourdieu, Pierre (2000) Cosas dichas, Gedisa, Barcelona.
4. Chomsky, Noam (1995) - Política y cultura a finales del siglo XX : un
panorama de las actuales tendencias, Ariel, Buenos Aires
5. De Fleur, Melvin- Ball-Rokeach, Sandra J (1982) –Teorìas de la
comunicación de masas, Ediciones Paidós Ibérica, S.A.
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6. Foucault, Michel (2002) - Vigilar y castigar : nacimiento de la prisión, Siglo
XXI Editores Argentina, Buenos Aires
7. Heidegger, Martin (1994) – Conferencias y artìculos, Ediciones del
Serbal, Barcelona
8. Ramonet, Ignacio (2000) - La tiranía de la comunicación, Debate,
Madrid
9. Veròn, Eliseo (2002) - Verón, Eliseo. Construir el acontecimiento : los
medios de comunicación masiva y el accidente de la central nuclear de Three
Mile Island, Gedisa, Barcelona
10.Wolf, Mauro (1987) – La investigación de la comunicación de masas,
Paidós. Barcelona
11. Zizek, Slavoj- Jameson, Fredric (2003) - Estudios culturales. Reflexiones
sobre el multiculturalismo, Paidós, Buenos Aires
12. Augè. Marc, (2010) Cada vez hay màs no lugares, Entrevista Mariel Fitz
Patrick en Revista Noticias, www.revista-noticias.com.ar/comun/ nota.
php?art=2906&ed=1759
13. De Pablos Coello, José Manuel (2005), Periodismo es preguntar. En
www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/miramedia/2005/agosto.html
14. Derridà, Jacques (Passages, n° 57, septiembre de 1993, pp. 60- 75).
Entrevista de Stéphane Douailler, Émile Malet, Cristina de Peretti, Brigitte
Sohm y Patrice Vermeren. En El Ojo Mocho, revista de crìtica cultural.
15.
Feinmann, Josè Pablo (2010), Filosofía Aquí y Ahora II, Los Posmodernos.
En Canal Encuentro.
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www.visionlearning.com/library/module_viewer.php?mid=118&l=s
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