Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 El desafío de la comunicación democrática en la televisión mexicana: perspectiva comparada entre las asociaciones de telespectadores de México y España Dra. Gloria Rosique Cedillo Profesora docente investigadora (PDI) Postdoctoral del Departamento de Periodismo y Comunicación. Universidad Carlos III de Madrid, UC3M, España. [email protected] Resumen A diferencia de las televisiones europeas, en la mayor parte de los países Latinoamericanos este medio emergió desde una perspectiva comercial, al servicio de la gestión privada. Gestionada desde sus orígenes por el ámbito empresarial y de manera monopólica hasta hace muy pocos años, a día de hoy la televisión mexicana ha sido testigo de la conformación de uno de los grupos más importantes de Iberoamérica: el “Grupo Televisa”. Desde sus orígenes el acelerado crecimiento de este grupo de comunicación, sumado al nacimiento de una segunda cadena (“TV Azteca”) que abriría el espectro audiovisual a un duopolio televisivo en el año 1993, dejaría al descubierto el desequilibrio desproporcionado entre la capacidad de intervención en las políticas de comunicación por parte de los ciudadanos telespectadores, así como su representación en los órganos de gobierno y, en definitiva, de su nula participación dentro del sector audiovisual. Este hecho ha propiciado, aunque de manera muy ralentizada, el surgimiento de diversos grupos organizados que buscan formas alternativas de comunicación social que se constituyan en espacios más democráticos para su inclusión, cara a la estructura organizativa y a las prácticas televisivas que se vienen desarrollando desde antaño en este medio de comunicación en México. A partir de ello cabría hacer una radiografía acerca de quiénes son y qué objetivos persiguen estos grupos organizados, así como determinar las perspectivas reales que tienen de propiciar un cambio social que los posicione en su papel como ciudadanos telespectadores con sus respectivos derechos y obligaciones. Lo que resulta indudable es que, pese al alcance que pueden llegara tener estos grupos organizados, al día de hoy dan fe de la existencia de un capital social necesario para el ejercicio democrático, en la búsqueda por tener una televisión más acorde con el “espíritu de los tiempos”. ISBN: 978-84-938428-0-2 Página 1 Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 Palabras Clave: Comunicación alternativa, Televisión comercial, Asociaciones de telespectadores, Cambio social, Espacio público. Sumario: 1. Introducción. 1.1 El contexto televisivo mexicano 1.2. Las asociaciones de telespectadores en México 2. El movimiento asociativo de telespectadores en España 3. Conclusiones. 4. Referencias bibliográficas. 1. Introducción Ante la falta de mecanismos de regulación de los contenidos en el que la abundancia y el descontrol de la información y las imágenes se convierten en una problemática acuciante por resolver, las asociaciones de telespectadores tanto en España como en México, son un ejemplo de “capital social” necesario en cualquier sociedad democrática. Sin embargo, el desarrollo de estos grupos organizados ha ido por caminos muy distintos en dependencia de su contexto histórico social lo que las hace objeto de estudio para el análisis de estas manifestaciones sociales. Las diferencias estructurales y organizativas de estos grupos organizados, así como sus objetivos y fines a alcanzar, permite hacer un análisis comparativo entre el movimiento asociativo de telespectadores en España y las asociaciones mexicanas, con el objetivo de conocer los puntos fuertes y débiles de cada caso y vislumbrar posibles vías de acción hacia la democracia de la comunicación en ambas realidades sociales. 1.1 El contexto televisivo mexicano El contexto histórico en el que se fraguó la televisión mexicana conlleva a hacer primeramente una breve introducción acerca de las diferencias existentes entre el desarrollo y el modelo de televisión que se hizo en Europa, en comparación con el que se adoptó, de manera generalizada, en América Latina y particularmente en México. La televisión mexicana, a diferencia de los países europeos, inició su historia desde la iniciativa privada, este hecho la convirtió desde entonces en una televisión comercial y de divertimento similar al modelo estadounidense. Aunque los gobiernos posrevolucionarios fueron muy proclives a las nacionalizaciones y a la participación del Estado en todas aquellas actividades que consideraban estratégicas para la economía o para el control político e ISBN: 978-84-938428-0-2 Página 2 Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 ideológico, con la llegada al gobierno de Miguel Alemán en 1946, se dio un vuelco a la orientación del modelo de desarrollo del país y la iniciativa privada recibió, a partir de entonces, grandes facilidades para invertir, apoyo financiero y de infraestructuras para crecer en los negocios, fuera en la agricultura de las grandes extensiones con creación de grandes obras hidráulicas, el turismo apoyado con modernas carreteras, etcétera. En particular el negocio de los medios de comunicación se vio favorecido, pero siempre con estrictos controles sobre la información y los contenidos que se emitían. En el caso del negocio de la televisión incluso la misma familia Alemán quedó implicada con acciones en la empresa “Televicentro”, con la que se inició Emilio Azcárraga Vidaurreta, quien ya tenía la experiencia de la fundación de la pionera estación de radio XEW en 1935. De esta manera, la función política o ideológica que pudiera jugar en un futuro una televisión en manos de intereses privados al margen del Estado, sería prácticamente imposible, más al contrario, esta empresa estuvo siempre al lado de los intereses del gobierno y, cuando en momentos muy puntuales las cosas se pusieron complicadas en el ámbito político, los noticieros, los mensajes y la información y los tiempos de televisión estuvieron al servicio del presidente de la República. Como si se tratara del brazo de comunicación política del Estado al que sólo se le daban las órdenes de qué decir y cómo manejarse ante la opinión pública, desde sus inicios la televisión mexicana no cumplió con sus expectativas como un medio de comunicación imparcial y objetivo. Durante muchos años el mapa mediático estuvo conformado por una sola cadena de televisión privada: “Televisa”, en manos de la dinastía de los tres Emilios, padre, hijo y nieto, que formaron un monopolio que acapararía la señal en abierto hasta iniciada la década de los 90‟ s. Su oferta audiovisual estaba conformada por su canal 2, conocido como el “Canal de las estrellas”, el canal 5 o XHGC1 dedicado a la programación infantil, el canal 4 enfocado a series y películas de corte juvenil y el canal 9 espacio contenedor de programas de entretenimiento exitosos de otros tiempos y de películas del cine mexicano. 1 Siglas de los apellidos del ingeniero precursor de la televisión en México, González Camarena (Fuente audiovisual, Krauze, 2000: 1). ISBN: 978-84-938428-0-2 Página 3 Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 Esta situación se mantuvo así hasta que soplaron los vientos neoliberales de la privatización y el gobierno tuvo que poner a la venta la cadena estatal Univisión, es decir canales 7 y 13, otorgándole la concesión a una nueva firma, presidente de la cual es otro importante empresario mexicano2, considerado entre los hombres más ricos del mundo por la revista Forbes. De esta manera se vendría a romper con el monopolio del actual grupo de comunicación “Televisa” y con él una aparente apertura del sistema televisivo nacional. Fue en este contexto cuando nació “TV Azteca”, cadena privada que terminaría por conformar el actual mapa mediático constituido ahora por un duopolio televisivo, que se reafirmaría a futuro con la nueva Ley de Radio y Televisión aprobada por el congreso en 2006, al lado de otras minúsculas cadenas que continúan sobreviviendo al calor del apoyo público. En un principio, y como parte de su estrategia diferenciadora, TV Azteca comenzó a emitir contenidos innovadores y de mayor calidad respecto a los hasta entonces dados a conocer por Televisa, donde prevalecían las historias ficcionales en el formato “telenovela”, los programas de concursos y de entretenimiento. En el caso concreto de las telenovelas, las tramas se ceñía a contar historias de amor al estilo de los cuentos de hadas, donde la mujer, casi siempre perteneciente a una clase social inferior que la del hombre (desvalida y sin estudios), luchaba por alcanzar el amor platónico para, finalmente, conseguir estar junto a su amado, ayudada siempre por sus atributos físicos. Telenovelas como: “Rosa salvaje”, “María la del barrio”, “Marimar”, etcétera, darían ejemplo de este tipo de historias que se exportarían con éxito a todo el mundo. Todo ello enmarcado dentro de una programación de entretenimiento que carecía de creatividad e innovación debido a la repetición de fórmulas exitosas. Pese a que TV Azteca cosechó grandes éxitos con sus nuevas propuestas especialmente en el campo de las telenovelas, donde la base de sus historias eran más reales, en ocasiones trasgresoras con la cultura tradicional y católica mexicana y más cercanas a los temas de interés de las amplias capas de clases medias y populares, poco a poco y producto de la competencia por la audiencia con “Televisa”, la programación de TV Azteca fue perdiendo la espontaneidad de aquellas temáticas iniciales y esa forma de abordar las historias ficcionales con las que en un inicio se dio a conocer. 2 El empresario Ricardo Salinas Pliego es el dueño de la cadena de televisión „TV Azteca‟. ISBN: 978-84-938428-0-2 Página 4 Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 Con este hecho se hacía patente la rivalidad y la presión que al día de hoy continúa prevaleciendo en el sector audiovisual mexicano, bajo una tendencia hacia lo banal en los contenidos y a la “espectacularización de la realidad” (Imbert, 2008) tan común en las televisiones de todo el mundo. Por su parte “Televisa”, en prácticamente la totalidad de los géneros que emite, sigue superando en amarillismo y en “telebasura” a “TV Azteca”3, cautivando así a los estratos sociales más bajos y numerosos del país. En cuanto a la marca de las cadenas, desde sus inicios “Televisa” se ha forjado una imagen de televisión de entretenimiento pero con un cierto hermetismo de tipo elitista, mientras que “TV Azteca” surgió bajo la idea de “una televisión para el pueblo” que permitía ver rostros y personajes más cercanos a la idiosincrasia mexicana. 1.2. Las asociaciones de telespectadores en México Como antecedentes hacia la construcción del movimiento asociativo de telespectadores mexicano, data la asociación “Televidentes en Alerta” y “Mejor televisión para niños”, creada en agosto de 1974 por profesionales interesados en mejorar la calidad de los contenidos enfocados para este público (Rojas, 1990: 160). Poco más de una década pasaría para que una segunda asociación tuviera cabida, la ya nombrada “Televidentes en Alerta”, conformada a raíz de las inquietudes vertidas en el coloquio “La televisión y el niño”, realizado en agosto de 1986 en Morelia, Michoacán, e integrada por padres de familia, amas de casa, educadores, productores de televisión, especialistas en el ámbito de la comunicación y académicos, principalmente. Al día de hoy, la única asociación que prevalece en el panorama audiovisual mexicano es “A favor de lo mejor”, que hasta ahora no ha tenido como principal objetivo el darse a conocer a la opinión pública, pese a que cuenta con un teléfono de quejas y sugerencias a disposición de la ciudadanía, una página web y un correo electrónico. 3 Televisa ha destacado por su gran cartera de „estrellas‟ televisivas, como gran productor de telenovelas de historias „rosas‟ y sus telediarios, ya que posee, de antaño, a periodistas reconocidos de mucho tiempo atrás que se forjaron en la radio y en la televisión. Por el contrario, TV Azteca destaca en los deportes como líder indiscutible y algunos programas como „Lo que callamos las mujeres‟ y ha sobresalido con telenovelas que, en su momento, rompieron esquemas, como es el caso de „Mirada de Mujer‟. ISBN: 978-84-938428-0-2 Página 5 Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 Pese a ello, en este 2006 está en preparación una campaña que perseguirá este propósito, habiendo tenido como estrategia prioritaria, darse a conocer primero entre los anunciantes más influyentes en este país (Reyes, Entrevista, 21/01/2006)4. Una de las tareas de esta organización es fomentar la educación para los medios, ejerciendo funciones de observatorios de los contenidos y de la publicidad. Para ello cuentan con personal calificado, realizan análisis de contenido y actúan como actores intermediarios que cumplen una función específica dentro de la cadena de valor televisiva, tal como queda representada en el siguiente esquema: Esquema 12: “Relación de los agentes televisivos respecto a la asociación” “A favor de lo mejor” ESTADO Anunciantes Asociación ‘A favor de lo Mejor’ Cadenas TV Productoras Contenidos Fuente: Elaboración propia. 4 Entrevista realizada a Sergio Reyes Córdova, Director Nacional de Expansión de la asociación mexicana “A favor de lo Mejor” (21/01/2006). ISBN: 978-84-938428-0-2 Página 6 Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 A este respecto, Olivia E. Olivia Núñez Orellana, directora de Análisis y seguimiento estratégico de la asociación „A Favor de lo Mejor‟, reitera: „(…) la tarea de involucrar a los anunciantes y a los patrocinadores mediante la reflexión de los contenidos, es una estrategia ineludible para alcanzar la calidad televisiva‟ (Núñez Orellana, 2005: 325). Dentro de este contexto, han sido pocas las organizaciones que han surgido desde la sociedad civil para analizar, criticar y realizar acciones pertinentes para modificar algún aspecto del entorno inmediato, y más tratándose de los medios de comunicación (Rojas, 1990), quizás producto de la falta de una tradición organizativa donde se discierne una sociedad frágil y desorganizada. Por ello, actualmente no es posible hablar de un movimiento asociativo de telespectadores en México, ya que sólo se tiene constancia de un par de asociaciones vinculadas a la transformación del medio televisivo: “A favor de lo Mejor” y la “Asociación Mexicana de Derecho a la Información” (AMEDI). La primera actúa como agente corregulador de las cadenas de televisión y de los anunciantes, trabajando conjuntamente con el Estado y ejerciendo una función como “mediador” y “canalizador” de las quejas de los telespectadores. En el caso de AMEDI, se constituye como una organización social activa y un grupo de presión que pretende servir de contrapeso frente al desequilibrio de antaño generado por los medios de comunicación, sus estructuras empresariales y el mercado, que tienen que ver con el poder de la información y que repercuten en la falta de pluralidad y democracia en los medios de comunicación en México. Esta organización actúa como observatorio de los medios y se autodefine como “una organización social interesada en promover una cultura jurídica encaminada a avanzar en la Reforma de los Medios y en ella, una nueva relación Estado/Medios/Sociedad como vertiente fundamental de nuestra transición política a la democracia (AMEDI, 2010). Ambos grupos parten de la responsabilidad que les compete como ciudadanos y actores sociales de ejercer su derecho a participar en los procesos de la comunicación y en la construcción de las políticas públicas en su ámbito de actuación. 2. Las asociaciones de telespectadores españolas ISBN: 978-84-938428-0-2 Página 7 Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 El inicio del movimiento asociativo de telespectadores en España se remonta a los años 80 (Rosique, 2007a), década en la que data la inscripción en el Registro Nacional de Asociaciones en el Ministerio del Interior la primera Asociación Española de Espectadores de Televisión (1980) y que coincide con la elaboración del Estatuto de la Radio y la Televisión (Ley 4/1980, de 10 de enero). El renacer de las asociaciones de telespectadores se hace presente justamente con la entrada de las televisiones privadas, momento en el que se otorgan las primeras concesiones de televisión privada en España. A partir de entonces, la televisión en España comenzaría un proceso de transformación basada en un modelo de negocio rentable, que afectaría a la calidad de sus contenidos, bajo la concepción de una televisión que, pese a estar enmarcada dentro de la Ley de la Radio y la Televisión en España como un “servicio público”, desde sus comienzos comenzaría a desmarcarse de este ideal. A partir de la irrupción de las televisiones privadas, comenzarían a conformarse la mayor parte de las asociaciones de telespectadores españolas existentes al día de hoy tales como la (AUC) “Asociación de Usuarios de la Comunicación” (1983) que actualmente se constituye como una de las más importantes en España, junto con la (ATR) “Agrupación de Telespectadores y Radioyentes” (1985), que tiene representación en gran parte del territorio español, así como (iCmedia) la “Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de los Medios” creada con el nombre de FIATYR en 1992, la cual agrupa a la mayor parte de asociaciones de telespectadores incluida a una que opera en ámbito portugués y el “Foro del Espectador” (2001). Al día de hoy las asociaciones de telespectadores españolas vienen desarrollando líneas de trabajo entorno a la creación de un “usuario crítico de los medios de comunicación”, labor que realizan a través de la “alfabetización mediática”. Asimismo, ejercen como observatorio de los medios y mediadores entre la ciudadanía y los actores sociales de la televisión: cadenas, anunciantes y Estado intentando ejercer como grupos de presión ante las continuas irregularidades que presentan las cadenas frente a los códigos auto y corregulatorios y a la normativa vigente a través del envío de comunicados. Otra de sus labores como observatorios de los medios es la realización de una investigación de carácter semestral en la que hacen un seguimiento de la televisión en abierto en la que analizan sus contenidos y el apego de éstos a la legislación española. En lo que respecta a su estructura organizativa, actualmente cohabitan tres grandes asociaciones de telespectadores independientes y una federación., la “Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de los Medios” (ICMedia), la cual está conformada por 17 asociaciones de telespectadores que se encuentran repartidas en las distintas provincias españolas, con excepción de AC media Portugal que como su nombre lo indica tiene su sede en Portugal. ISBN: 978-84-938428-0-2 Página 8 Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 Entre las asociaciones que persiguen objetivos similares cabe destacar la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC), seguida de las Asociaciones de Telespectadores y Radioyentes (ATR‟ s) y finalmente, el Foro del Espectador. En definitiva, desde el inicio de su actividad estas asociaciones han logrado hacer presión logrando sacar de emisión ciertos contenidos emitidos en la televisión en abierto que, a su juicio, no respetaban la actual normativa. Asimismo vienen trabajando de manera conjunta con el Estado en tareas de alfabetización audiovisual, tales como la organización de jornadas informativas para padres de familia y en acciones conjuntas como la campaña anual “Un día sin TV”, organizada por la asociación de telespectadores de Pamplona. Asimismo, las asociaciones de telespectadores tienen representación a nivel internacional a través de European Associations for Viewers Interests (EAVI) y de la Alianza Europea de Oyentes y Asociaciones de Telespectadores (EURALVA), de la cual forma parte iCmedia. 3. Conclusiones La historia del asociacionismo en México es muy reciente en comparación con el tejido asociativo que desde hace más de dos décadas han venido construyendo las asociaciones de telespectadores españolas. Resulta interesante observar cómo en el contexto en el que nació y se fue desarrollando la televisión mexicana, que en principio debía haber sido más proclive a la conformación de grupos de presión debido al carácter monopólico privado que predominó durante los primeros años de la televisión y posteriormente a la conformación de su duopolio, no hayan emergido grupos de presión alternativos ante la desmesura de una televisión única que desde entonces cohabita con una televisión pública debilitada. Este hecho se traduce en una falta de pluralidad y de oferta audiovisual en este medio de comunicación, así como un termómetro de cómo se encuentra la sociedad mexicana en relación a la “alfabetización audiovisual” y a la ausencia de formas de vías institucionales de participación ciudadana. En España el panorama legislativo dista mucho de la realidad mexicana, ya que el marco legislativo actual tiene contemplado poner en marcha un “Consejo Estatal de Medios Audiovisuales5” en el que se contempla la creación de un 5 En este sentido a priori se da un voto de confianza a la reciente creación de este Consejo Estatal de medios Audiovisuales, para que contribuya a crear un nuevo escenario en materia de regulación en España (Rosique, 2010 b). ISBN: 978-84-938428-0-2 Página 9 Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 “Comité Consultivo”, entendido como un órgano de participación ciudadana y de asesoramiento. En él se hace un llamamiento a la participación ciudadana, tanto de representantes de las asociaciones de defensa de los usuarios de los servicios de comunicación audiovisual, como del Consejo de Consumidores y Usuarios. Por tanto, este órgano se conforma como un espacio alternativo de participación en el que podrían tener cabida las asociaciones de telespectadores más representativas en España, en dependencia a su número de afiliados. Asimismo, en el artículo sexto sobre el “derecho a una comunicación audiovisual transparente”, en su cuarto apartado, la Ley General de la Comunicación Audiovisual (Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Comunicación Audiovisual), y por primera vez en España menciona que los poderes públicos y los prestadores del servicio de comunicación audiovisual deben “contribuir a la alfabetización mediática de los ciudadanos”. Este hecho deja ver la importancia que el Estado español le otorga a la “alfabetización mediática” en un contexto audiovisual complejo en el que la integración de las tecnologías de la información y la comunicación son una realidad cara a los nuevos usuarios de la comunicación y a la necesidad de acortar la brecha digital. En definitiva se puede concluir que las asociaciones de telespectadores mexicanas distan mucho de la estructura organizativa, bastante consolidada, de las asociaciones de telespectadores españolas. Pese a que estas mantienen una cierta independencia en lo que se refiere a su gestión interna y en cuanto al desarrollo de sus actividades, entre ellas mantienen una comunicación constante, y en su mayoría trabajan en proyectos comunes como lo es la publicación de su revista mensual: Boletín ATR. Las diferencias que se pueden apreciar entre las asociaciones de telespectadores mexicanas y las españolas, es que “A favor de lo Mejor” trabaja conjuntamente con los anunciantes, ya que realiza reuniones periódicas en las que logra dialogar con estos actores. En estas tertulias se discute y se debate sobre los principales temas de la televisión, enfocándose a la mejora de la calidad de los contenidos a modo de “corregulación”. Así, esta agrupación más que contestataria, mantiene una relación de cooperación con los anunciantes más importantes de México, constituyéndose como un grupo orgánico-funcional dentro del sector audiovisual. Conviene en este sentido resaltar este rasgo distintivo de la asociación dentro de las claves democráticas, ya que hay otro tipo de movimientos y agrupaciones que no están dispuestas a traducir las disputas en diálogo y menos en colaboración (Fernández Santillán, 2005: 16). ISBN: 978-84-938428-0-2 Página 10 Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 Mientras que las asociaciones de telespectadores españolas se manifiestan a través de comunicados que hacen llegar a las empresas audiovisuales para hacer expresas sus inconformidades, las asociaciones mexicanas trabajan de la mano de las cadenas de televisión y de los anunciantes, llevando a cabo un papel más conciliador y consensuado, considerados como actores sociales participantes dentro de la estructura mediática6. En el caso de “AMEDI”, ésta se conforma como una organización contestataria y crítica de los medios de comunicación que busca la democracia y reclama el derecho a la participación en las políticas de comunicación. En los países latinoamericanos incluido México, las experiencias de las asociaciones civiles que han logrado constituirse, han tenido una existencia efímera, a diferencia de lo que ha sucedido en otros países como Suiza, Estados Unidos y Canadá (Orozco, 1996: 143). Tal y como lo afirma Fuente Cobo (2010) cabe concluir que si hay un ámbito de actuación en el que este tipo de organizaciones parecen especialmente aptas para desenvolverse, es precisamente el de la educación y la promoción de los derechos y libertades (2010, 113). En palabras de Orozco (1996), la razón de los pocos logros obtenidos por las asociaciones de telespectadores en América Latina, en gran parte se han debido a que en la mayoría de los casos, se ha privilegiado al „contenido‟ de la programación, teniendo como principal objetivo el de atenuar sus efectos ideológicos o axiológicos, dando por supuesto que al modificarlos se transformarán a su vez, y automáticamente, sus efectos en la audiencia, dejando así, en segundo orden de importancia, la transformación social de la audiencia, que resulta primordial para lograr los cambios esperados en las programaciones y en el proceso de la comunicación en su conjunto (Orozco, 1996: 144-145). 4. Referencias bibliográficas Fernández, Santillán, J. (2005): “Sociedad civil: cultura política y cultura ciudadana”, n. 4, México, Concepción Haydee Rojas Barradas. Fuente, Cobo C. (2010): “El papel del asociacionismo audiovisual tras la LGCA. Las asociaciones de usuarios de los medios como agentes de la alfabetización mediática”, en Icono 14, 8, 102-11. 6 Esto en referencia concreta a la asociación mexicana “A Favor de lo Mejor”. ISBN: 978-84-938428-0-2 Página 11 Actas – II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – Universidad La Laguna, diciembre de 2010 Imbert, G (2008): El transformismo televisivo: postelevisión e imaginarios sociales, Madrid: Cátedra. Krauze, E. (2001): “Historia de la televisión en mexicana 1. El gran invento”, México, México Nuevo Siglo y México Siglo XX: Clío. Núñez, Orellana, O. (2005): “El telespectador crítico: un agente determinante en la televisión de calidad”, pp. 324-325, en Televisión de calidad, Revista Científica Iberoamericana de Comunicación y Educación, n. 25, Huelva, Grupo Comunicar. Orozco, G. (1996): Televisión y audiencias. Un enfoque cualitativo, Madrid: La Torre. Rojas, A. (1990): “Televidentes Alerta A. C: la participación de la sociedad civil frente a la televisión”, en Educación para la recepción. Hacia una lectura crítica de los medios, México D.F: Trillas. Rosique, C. G. (2007a). “Nuevos actores sociales en el escenario audiovisual: las asociaciones de telespectadores”. Icono 14, 9, 1-21. Rosique, C. G. (2010 b). “Los derechos y responsabilidades de los ciudadanostelespectadores en la construcción de un espacio audiovisual regulado”, en Las audiencias activas, nuevas formas de participación pública. Consideraciones éticas y jurídicas, Fundación COSO, Valencia, pp. 321-336. Fuentes electrónicas: AMEDI, Asociación Mexicana de Derecho a http://www.amedi.org.mx. Consultada el 20/112010. ISBN: 978-84-938428-0-2 la Información. En: Página 12