BSAA-1986-52-PatenaVisigoticaComarcaToroZamora.pdf

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bemos, es cada vez más compleja y, sobre todo, desconcertante. A una abundancia
de yacimientos menores, pero que se ceñían a un área geográfica reducida dentro de
la actual provincia de Burgos, hay que añadir ahora otro lugar recientemente descubierto, más alejado aunque dentro de la Meseta Norte. A esto se superpone el hecho
de que todos ellos carecen en apariencia del aspecto de centro de fabricación, arrojando un volumen ínfimo de material, al menos en superficie, ya que la mayoría
está sin excavar, siendo preferible de todos modos que permanezcan así, sin ser
excavados, hasta que por acumulación de hallazgos superficiales se tenga más clara
la problemática y se sepa por tanto lo que se quiere concretamente averiguar con la
excavación.
Como mencionamos, el final del libro está dedicado a los análisis físico-químicos del Laboratorio de Ceramología de Lyon. El trabajo de M. Picon, sobradamente conocido por su amplia experiencia en estudios de este tipo, es sumamente
interesante, pues el análisis de componentes puede ofrecer una gama de datos aún
insospechados, rompiendo el enclaustramiento de los estudios estilísticos imperantes. El examen se realizó sobre una muestra de 106 fragmentos de procedencias
diversas, cerámicas tanto lisas como decoradas, de diferentes estilos (no se especifican), no siendo además todas ellas tardías (?). Tenemos que objetar a este punto de
partida. No creemos que se puedan deducir los centros de producción por este camino, que según parece es lo que se pretendía averiguar (y de hecho no se llega a
ninguna conclusión). Intuimos que las posibilidades del procedimiento son otras y
que se puede sacar de él mucho beneficio, pero seguramente más adelante, cuando
se conozcan mejor los alfares y su problemática, cuando se distingan ya "estilos personales" de hacer (no falta mucho para esto). Entonces quizás sí que una constatación o indagación de laboratorio pueda ser muy rentable.—ALBERTO BALIL, MARÍA
VICTORIA ROMERO y JOSÉ RAMÓN LÓPEZ RODRÍGUEZ.
PATENA VISIGOTICA DE LA COMARCA
DE TORO (ZAMORA)
Recientemente hemos tenido conocimiento de la existencia de una nueva
patena litúrgica procedente de la zona de Toro que, por generosa iniciativa de su
propietario don Luis Pérez Díez, ha ingresado en calidad de depósio en el Museo
Provincial de Zamora con el Número de Inventario 86/8/1.
La pieza en cuestión fue adquirida por aquél, dos arios atrás, a un chatarrero de
la ciudad de Toro, Santiago Pinilla, por el precio de cinco mil pesetas, sin que nuestras posteriores indagaciones hayan logrado averiguar sobre los orígenes de la pieza
más dato que el de haber sido comprada por el mencionado comerciante entre diversos lotes de chatarra en el entorno de la ciudad de Toro, no pudiendo precisar, al
no recordarlo, si la adquirió en la localidad vallisoletana de Villalar de los Comuneros o en la zamorana de Pinilla de Toro. Al parecer se encontró arando en el curso
de las faenas agrarias.
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En todo caso, y a pesar de la imprecisión en cuanto a su procedencia concreta,
la seguridad de origen en el alfoz de Toro —los presuntos puntos de procedencia no
distan entre sí más de veinte kilómetros—, y la propia calidad de la pieza en sí, que se
añade a la escasa nómina de patenas conocidas, justifica sobradamente el darla a conocer en esta nota'.
DESCRIPCIÓN.
Tiene forma de plato, bastante llano, con borde horizontal fundido en una
gruesa lámina de bronce. El pie, en forma de anillo cilíndrico, estaría, como es habitual, soldado a la pieza anterior. Falta el mango, que se habría perdido.
El interior está ocupado por un umbo o tetón central, con agujero semiesférico
en el centro, decorado con una moldura de forma circular alrededor del mismo. En
torno a él se desarrollan tres molduras concéntricas, lisa la primera de ellas y decoradas las otras dos mediante incisiones transversales formando sendos cordones de
sogueado. Entre ambas se desarrolla un campo decorativo a base de tallos vegetales
ondulantes muy esquemáticos con zarcillos alternativamente dispuestos dibujados
mediante líneas incisas continuas.
La decoración se refuerza mediante punteado irregularmente distribuido en el
interior de los zarcillos y en sus extremos, donde rematan en formas circulares y a
veces de tendencia triangular que parecen representar esquematizaciones de hojas,
frutos o palmetas.
En el borde del plato se mantiene idéntica decoración, si bien con los zarcillos
de forma más oblonga a fin de adaptarlos al espacio disponible, formando un todo
continuo excepto en la zona que correspondería al entronque del mangó, cuya
huella se aprecia perfectamente gracias a las señales evidente de la soldadura empleada tanto en el borde como en el exterior de la patena.
La conservación es buena, salvo alguna rotura en la parte del borde y raspaduras en el exterior probablemente producidas por la reja del arado. Pátina verde oliva. Se aprecian restos de tierra adherida principalmente en la zona del interior del
pie que parecen avalar su aparición como consecuencia de la remoción de tierras.
Dimensiones: diámetro, 24 cms.; diámetro del pie, 9 cms.; altura, 4,7 cms.
ESTUDIO.
La patena que estudiamos responde a las características generales contempladas por el Profesor Palol en su imprescindible estudio sobre esta clase de piezas'.
Como ellas, tendría un uso litúrgico relacionado con las ceremonias del bautismo,
la eucaristía o la ordenación de diáconos y subdiáconos, circunstancia que la falta
de inscripciones alusivas a la pieza en cuestión nos impide concretar, si bien su aparición en otros ejemplares conocidos parece confirmar de modo general todos estos
usos que no serían excluyentes entre sí'.
1 Los dibujos se deben a Angel Rodríguez González; las fotografías a Jerónimo Cendoya.
2 PALOL SALELLAS, P. de, Bronces hispanovisigodos de origen mediterráneo. Ilarritos y patenas
Barcelona, 1950.
3 PáLoi., P. de, Bronces hispanovisigodos..., ob. cit., p. 27.
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El uso de las patenas aparece ampliamente atestiguado en la liturgia hispánica
a través de los textos conservados. Así, el canon XXVIII del IV Concilio de Toledo
(año 633) prescribe la entrega al subdiácono de una patena en el momento de su ordenación. Igualmente los testimonios de los escritores del siglo ix establecen como
una de las misiones principales del diácono la de ayudar al sacerdote en las ceremonias en que se usaba la patena y el cáliz durante la misa'.
Las mismas fuentes indican también su empleo asociado a las ceremonias de
adoración de la cruz el día de Pascua en que el "lignum crucis" se colocaba en una
patena y se depositaba sobre el altar, así como durante la celebración de la vigilia
pascual en que una vez el cirio era despojado de sus ornamentos éstos se recogían en
aquélla.
Tanto la patena como el cáliz o jarro litúrgico serían elementos asociados funcionalmente, si bien son raros los casos en que ambos elementos han aparecido juntos en nuestro país —hallazgos de Lindes (Quirós), Quintanilla de Arriba, Calonge y
cueva de Cudón—, lo que dificulta en nuestro país la verificación de este extremo
evidente en Centroeuropa 5 . A ello contribuye también en gran parte el hecho de
que la mayoría de las piezas conocidas provengan del comercio de antigüedades sin
referencia exacta de las circunstancias del hallazgo.
Su aparición frecuente en sepulturas, —casos de Getafe y Alesga—, parece confirmar su uso como elementos de ajuar funerario, habiéndose lanzado la hipótesis
de una posible inutilización ritual que motivaría la aparición incompleta o mutilada dé muchas de estas piezas, principalmente jarritos litúrgicos'.
Respecto a sus orígenes y antecedentes, si bien para los jarritos es claramente
oriental, copto, llegado a la Península a través de Italia, para las patenas no existen
paralelos no hispánicos, debiendo buscar sus antecedentes, según Palo1 7 en los platos romanos de sacrificio, ampliamente representados en relieves de aras y cipos,
con mangos terminados en cabezas de carneros, lobos u otro animal.
Desde el punto de vista formal, la patena que estudiamos se incluiría en el grupo II del catálogo de Palol, que agrupa las piezas litúrgicas visigodas fabricadas en
España, todas las cuales mantienen una clara unidad estilística y decorativa.
Debe reseñarse el mayor tamaño de la pieza que publicamos respecto a las
demás conocidas, constrastando sus 24 cms. de diámetro con las dimensiones sensiblemente menores de éstas, siendo las más próximas a este respecto la patena procedente de Munera (Albacete)°, con 22 cms. de diámetro, o la de Lindes (Quirós,
Oviedo) con 22,5 cms., esta última de casi la misma altura'.
Respecto a su parte central la pieza responde al tercer tipo de Palol caracterizado por llevar en el centro un botón simple, liso o con una circunferencia incisa concéntrica'°.
4 PUERTAS TRICAS, R., Iglesias hispánicas (siglos IV al VIII). Testimonios literarios, Madrid, 1975,
p. 132-133.
5 PALOL, P. de, Bronces hispanovisigodos..., ob. cit., p. 23.
b MANZANARES RODRIGuez,J., Bronces prerrománicos de tipo visigodo en Asturias:jarros y patenas litúrgicos, en Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos, n.° 2, Oviedo, 1959, p. 37.
7 PALoL, P. de, Bronces hispanovisigodos..., ob. cit., p. 162-163.
8 PALOL SALELLAS, P. de, Nuevos bronces litúrgicos hispanovisigodos, en Boletín del Seminario de Arte
y Arqueología, XXX, Valladolid, 1964, p. 311-318.
9 MANZANARES RODRIGUEZ, J., Bronces prerrománicos..., ob. cit., p. 40.
18 PALOL, P. de, Bronces hispanovisigodos..., ob. cit., p. 102.
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Fig. 1.—Patena litúrgica.
En cuanto a la disposición de los círculos que enmarcan la zona ornamental
central nuestra pieza se inscribe en el grupo de los decorados con cordones en relieve conseguidos mediante cortas líneas grabadas a buril al igual que las piezas número 3, 4 y 5 del repertorio de Palol". Se aprecia, por otra parte, en la pieza que nos
lbidem, p. 103.
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ocupa, escasa pericia por parte del artista que al decorar ambas molduras con incisiones ha invadido zonas planas contiguas del interior del plato, defecto posiblemente debido a la utilización de un buril demasiado ancho.
El complemento de la decoración base mediante punteado aparece también
como procedimiento frecuente en jarritos (Cat. n.° 11, 25, 30 y 31) y patenas
(Cat. n.° 2, 5, 8, ejemplares de Mave y Quintanilla de Arriba, rellenando parcialmente los motivos decorativos".
Los temas decorativos en la pieza que comentamos son exclusivamente vegetales, dentro del tipo que Palol denomina de base sinuosa u ondulada continuada"
con espacios intermedios rellenados con zarcillos de tendencia espiral, respondiendo a un dibujo más simple y esquemático que otras patenas conocidas.
Habida cuenta de esa diferencia de diseño ornamental, la pieza más próxima a
la nuestra podría considerarse la procedente del castro de la Yecla, en Santo Domingo de Silos (Burgos)", única que aparece decorada de manera casi exclusiva con
elementos típicamente vegetales, así como la recientemente publicada de La Torrecilla (Getafe, Madrid)", con motivos poco elegantes que recuerdan hojas, zarcillos
ó pájaros estilizados, completados mediante puntillado, dibujos claramente asociados a los vasos n.° 30 y 31 del grupo IV de Mol".
Más paralelismo con la patena que comentamos ofrece el jarrito n.° 29 del Catálogo, de procedencia desconocida y custodiado en el Museo Arqueológico Provincial de Sevilla, decorado en su vientre con la característica base sinuosa completada con espirales o intersecciones de hojas" o el pie de jarrito fragmentado, n.° 34
del Catálogo, de procedencia desconocida y hoy en el Museo Arqueológico Nacional, en que los zarcillos casi se cierran cobijando en su interior motivos florales".
Decoración similar ostentaba el jarrito hallado en la cueva de Cudón (Santander),
hoy extraviado'.
También ofrece semejanzas en cuanto a dibujo la decoración del jarrito procedente de Montoro, del Museo Arqueológico de Córdoba, si bien aquí los zarcillos
rematan en medias palmetas horizontales'".
La decoración de tallos sinuosos del jarrito de Pandavenes (Oviedo) puede
considerarse, por su esquematismo, ejemplo próximo a la de nuestra patena, si bien
la ornamentación se completa en ésta con una labor de punteado ausente en
aquél".
Igualmente cercanos en el esquema compositivo estarían la pareja de bronces
litúrgicos procedentes de Quintanilla de Arriba" expuestos en el Museo Arqueoló12 lbidem, figs. 20 y 22.
13 lbidem, p. 110.
14 Ibidem, p. 102.
13 PRIEGO FERNÁNDEZ DEL CAMPO, M. del C., La patena litúrgica delJardinillo (Aportaciones al corpus
de bronces hispano-visigodos), en Homenaje al Prof. Martín Almagro Basch, IV, Madrid, 1983, p. 89-94.
I ° PALOL, P. de, Bronces bispanovisigodos..., ob. cit., p. 103.
12 Ibidem, lám. XXXVI.
18 Ibidem, lám. XXXIX, 2.
19 Ibidem, fig. 17.
28 SANTOS, S. de los, Un jarro litúrgico visigodo, en Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales, XI-XII (1950-1951), Madrid, 1953, p. 174-175, fot. XXXVIII.
21 MANZANARES RODRÍG uEz,J.,Jarrito litúrgico de "El Torradiello' de Pandavenes, en Archivum, XVI,
Oviedo, 1966, p. 312-320.
22 En estudio por Tomás Mañanes.
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gico , Provincial déNalladolid, con 'patena decorada igualmente a base de tallos sinuososincIsos completados con punteado en sus zonas terminales, que constituye,
por. otro,ládó, elhállazgo_más próximo desde el punto de vista geográfico al ejemplarque comentamos.
Dentro-de lá,escultura.ornamental visigoda, principalmente en el grupo castellano-leonés-, eltema.dé los tallos ondulados y sinuosos sirviendo de base a zonas o
frisos continuos de motivos vegetales, aparece profusamente documentado en
buen número de-monumentos del siglo vil: arco triunfal y friso del testero de Quintanilla de lás'.,Viñas? 3 , arco de triunfo y friso del ábside de Santa Comba de Bande",
ábacos , de-los , capitelés del crucero de San Pedro de la Nave", si bien en todos ellos
los zarcillos se rellenan corrotros dibujos que enriquecen el dibujo básico, tema decorativo cuyos antecedentes se podrían rastrear igualmente en el mundo paleocristiano . y. tardbrromano inmediatamente anterior'.
Por otro ladb;: la perduración de los tallos ondulados en el arte postvisigodo
queda patente- en•lós -canceles mozárabes de San Miguel de Escalada", en el del
Museo Arqueológico .Provincial de León, procedente de San Adrián de Boñar" o
más.claramente en:un relieve marmóreo de San Cebrián de Mazote", si bien dentro
d'é.urr esquema Tnás.complicado en el remate de los zarcillos, así como en motivos
similares del arte asturiano.
Como claro-, antecedente de estos ,motivos en el mundo oriental, el tallo
onduVánte de origensrecohelenístico se encuentra reflejado en abundantes ejemplosde manuscritos.biiantinos, perdurando desde el siglo vi al xiv, paralelamente a
li , evolución, de- este .estilo artístico, con ejemplos significativos dentro del tipo
abstracto de ondulaciones simples", bien con los espacios libres llenos con medias
patinetas", o el llamado tipo de zarcillo, de ascendencia clásica, de espacios intermedios rellenos . con elementos de tendencia espiral de aspecto naturalista".
Igualmente las telas-importadas para usos litúrgicos y de la corte sería el otro
vehículo a través del cual habrían llegado a España desde el Sur, las modas orientales,.,coptas y bizantinas, como recogen los textos de la época, con paralelos para la
decoración . vegetal de . ondulaciones con zarcillos en fragmentos de tejidos conservados pertenecientes a este . período".
CRONOLOGÍA.
Según Palol, lás patenas y jarros litúrgicos del tipo que comentamos se realizarían en la segunda mitad del siglo vii, en el espacio cronológico que media entre
23 SCHLUNK, H: y HAUSCH1LD,Th., Hispania Antigua. Die Denkmáler derfrühcbristlicben und westgotisclien,Zeit; Mainz am Rhein, 1978, tafel 151 y 142.
24' Ibidem, tafel 123 (a y b)..
25' Ibident, tafel 133 (c), 138 (a y c).
2 ° Ibidem, tafel 30(a), 28(a), 79(a).
27 FONTAINE, J., El:Mizárabe, Madrid, 1984, lám. 21-23,25 y 27.
28..
MORENO, M., Catálogo monumental de la provincia de León, León, 1979, reed., lám. 75.
29 FERNANDEZ ARENAS, J., Imagen del arte mozárabe, Barcelona, 1984, fot. 87.
PALoc., P. DE, Bronces bispanovisigodos..., oh. cit., fig. 29, 11.
31' Ibidem, fig. 29; 12 .a 14.
32' lbidem, fig. 29, 15 y fig. 30, 1 y 2.
33 Ibidem, fig. 33, 5 y 7.
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el 650 y el 711, siendo más dificil señalar el término de fabricación deestas piezas,
ya que perviven en épocas inmediatamente posteriores como documenta su representaci6n en miniaturas mozárabes de los siglos x y xi (beato.de la Catedral de s Gerona de 975 y Antifonario de la Catedral de León de 1062) e-incluso su aparición en
la escultura ornamental del siglo xii (capitel románico de Sanfuan delas Abadesas
o en la pintura mural del Panteón de San Isidoro, de León".
Para este autor, la ubicación del probable centro de fabricación, tantade jarritos y patenas, como de determinados tipos de broches de cinturón podría fijarse en
los alrededores de León a juzgar por la mayor densidad de piezas en su entorno más
próximo (jarritos de León, Astorga, sierra de León, broches de placa rígida con
representaciones de animales) y en la zona de la Meseta Norte en generaLln todo
caso, y de modo amplio, el taller se localizaría en el espacio marcado ,porteón, Burgos, Segovia y Santander".
Para otros investigadores, como Manzanares, la mayor proporción de hallazgos registrados hasta ahora en la provincia de Oviedo—cinco piezas seguras y dos o
tres muy probables—, y concretamente en el entorno de Cangasde Onís.selía una
clara prueba de la existencia de un taller de este tipo de bronces en aquella comarca,
el cual desarrollaría su actividad bajo la Monarquía Asturiana, entre los siglos VIII
y ix, acaso como continuador del posible .taller leonés de época .visigoda".
Diego Santos" terciando en la polémica consideraimás acertado buscar el taller de estos bronces, que él considera mayoritariamente de épocwvisigoda, al este
de León, ubicándolo en los Campos Góticos como _zona de 'asentamiento godo
preferencial, hipótesis que la patena adquirida en Toro vendría quizá a reforzar al
ampliar el número de hallazgos producidos en la zona.
La falta de un número suficiente de piezas claramente contextualizadas en
tiempos postvisigodos —entre ellas habría que incluir los jarritos.dé.Rupelo (Burgos) y Balbarda (Avila)" o el del Museo Arqueológico'Provincial de-León.procedente de tierras palentinas"—, impide aún la sistematización de un grupo.apartediferenciado.
Para Palol", la continuidad de la liturgia eucarística y bautismal para la que
fueron fundidas las piezas, junto a la utilización de los mismos tipos formalesIace
muy dificil su seguimiento en el mundo prerrománico hispánico, sólo abordable a
partir de las inscripciones y del estudio de los temas ornamentales antela escasa fiabilidad para atribuir cronologías de las manifestaciones artísticas donde aparecen
representadas este tipo de piezas, dada la escasa precisiónde las mismas, que-para
Diego Santos" sólo serían simple recuerdo histórico.de ,épocas anteriores.
La falta de conocimiento exacto de las circunstancias -del hallazgo dela patena
34 lbident, p. 173.
35 FERRANDIS TORRES, J., Artes decorativas visigodas, en Historia de'España dirigida,povRAYIenéndez Pidal, III, Madrid, 1980, p. 808.
36 PALOL, P. de, Bronces bispanovisigodos..., ob. cit., p. 160.
37 MANZANARES RODRIGUEZ, J., Jarrito litúrgico..., ob. cit.,.p. 318-320.
38 DIEGO SANTOS, F., Asturias romana y visigoda, en Historia deAsturias,-Oviedo, 1977, p. 241.
39 MANZANARES RODRIGUEZ, J., PUYÚO litúrgico..., ob. cit., p. 319-320.
" GÓMEZ MORENO, M., Catálogo monumental, ob. cit., p. 145.
41 PALOL, P. de, Los bronces bispanovisigodos y sus perduraciones, en Homenaje al-Prof. Cayetano de
Mergelina, Murcia, 1961-62, p. 708-710.
42 Meco SANTOS, F., Asturias..., ob. cit., p. 241.
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que estudiamos impide su datación con una precisión absoluta, si bien su identidad
tipológica con las piezas ya conocidas la adscriben, como ellas, al mundo visigodo,
sin perjuicio de la perduración de esta clase de objetos en época mozárabe, continuadora de la herencia cultural anterioi.
Aunque la ausencia en la comarca de Toro de yacimientos conocidos o hallazgos anteriores de época visigoda" impide su puesta en relación con la pieza que publicamos, la presencia de la tradición visigótica en la zona queda ampliamente documentada por la abundancia de testimonios de época mozárabe conservados
—iglesias de Wamba, San Román de Hornija, si bien de fundación anterior, y San
Cebrián de Mazote, así como los restos arquitectónicos, fundamentalmente capiteles, dispersos en la ciudad de Toro—, iglesias de Santo Tomás Cantuariense" y de la
Trinidad", o en las cercanas localidades de Villalonso" y Morales de Toro"; cómo
consecuencia del proceso repoblador de la comarca de Toro emprendido en los inicios del siglo x por Alfonso III el Magno y su hijo Don García".—JORGE JUAN FERNANDEZ.
43 Excepción hecha de la reciente aparición en la localidad de Pozoantiguo de dos placas decoradas de mármol, pendientes de estudio y publicación, que han sido adquiridas por el Museo Provincial de
Zamora.
44 NAVARRO TALEGÓN, J., Catálogo monumental de Toro y su alfoz, Zamora, 1980, p. 195.
43 Ibidem, p. 206.
40 Ibidem, p. 420.
47 Ibidem, p. 338.
48 lbidem, p. 8.
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