El Espíritu Santo también ha venido al mundo para convencer a los que no quieren recibir esta Obra Salvadora de Dios en Cristo, que para ellos hay un Juicio venidero (Hebreos 9:27). En el cual, el mismo que hoy es Salvador, será el Juez que dictará la condenación y castigo eterno de los que prefirieron el mal al bien, la condenación a la salvación, el infierno al cielo, Por esto no dejes de arrepentirte y recibir a Cristo por tu Salvador, ahora, porque este es el tiempo para hacerlo, mañana puede ser demasiado tarde (2a Corintios 6:2). Si tomas esta decisión habrás salvado tu alma, y mucho nos interesará saberlo, porque queremos ayudarte en lo que es el comienzo de la vida cristiana. Como también queremos invitarte para asistir a los cultos cristianos que realizamos en la dirección y horario del sello. Iglesia Cristiana Evangélica El Espíritu Santo también ha venido al mundo para convencer a los que no quieren recibir esta Obra Salvadora de Dios en Cristo, que para ellos hay un Juicio venidero (Hebreos 9:27). En el cual, el mismo que hoy es Salvador, será el Juez que dictará la condenación y castigo eterno de los que prefirieron el mal al bien, la condenación a la salvación, el infierno al cielo, Por esto no dejes de arrepentirte y recibir a Cristo por tu Salvador, ahora, porque este es el tiempo para hacerlo, mañana puede ser demasiado tarde (2a Corintios 6:2). Si tomas esta decisión habrás salvado tu alma, y mucho nos interesará saberlo, porque queremos ayudarte en lo que es el comienzo de la vida cristiana. Como también queremos invitarte para asistir a los cultos cristianos que realizamos en la dirección y horario del sello. Iglesia Cristiana Evangélica ¿Por qué predicamos el Evangelio? Este folleto ha sido preparado para dejarlo en las puertas de casa de las personas que no se encuentren en sus domicilios al ser visitadas, o que no nos atiendan porque ya tienen su religión, o por otros motivos. Los hermanos de la iglesia Cristiana Evangélica, que salimos a realizar este trabajo de sembrar la semilla de la Palabra de Dios en el mundo, lo hacemos obedeciendo al mandamiento que nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, dio a los suyos, de "ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura" (San Marcos 16:15). Probablemente pocos ignoren hoy lo que significa el Evangelio, dado que se lee directamente de la Santa Biblia, en su segunda parte llamada el Nuevo Testamento, o se escucha la lectura de alguna de sus partes, que tratan sobre la vida y obra del Señor Jesucristo. Pero el Evangelio nos da no solamente la historia de nuestro Bendito Redentor, sino que presenta en su ¿Por qué predicamos el Evangelio? Este folleto ha sido preparado para dejarlo en las puertas de casa de las personas que no se encuentren en sus domicilios al ser visitadas, o que no nos atiendan porque ya tienen su religión, o por otros motivos. Los hermanos de la iglesia Cristiana Evangélica, que salimos a realizar este trabajo de sembrar la semilla de la Palabra de Dios en el mundo, lo hacemos obedeciendo al mandamiento que nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, dio a los suyos, de "ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura" (San Marcos 16:15). Probablemente pocos ignoren hoy lo que significa el Evangelio, dado que se lee directamente de la Santa Biblia, en su segunda parte llamada el Nuevo Testamento, o se escucha la lectura de alguna de sus partes, que tratan sobre la vida y obra del Señor Jesucristo. Pero el Evangelio nos da no solamente la historia de nuestro Bendito Redentor, sino que presenta en su doctrina, que es la del Padre Eterno, la Obra de Dios mediante su Hijo Jesucristo, para la salvación eterna de cada pecador. Hoy ya no suena tan ofensiva esta palabra "pecador", porque todos reconocemos que hemos faltado a la Ley de Dios, y eso es el pecado, la transgresión de su Ley (1a Juan 3:4). Pero de nada nos aprovechará justificarnos en la generalización del pecado, porque eso no cambia nuestra situación delante de Dios, y Él quiere que cambie para nuestro bien, porque no fuimos creados para el mal sino para el bien. Con la libertad de amar, obedecer y vivir en la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios, pero lamentablemente empleamos esa libertad para el mal, somos transgresores de esa voluntad Divina, y en consecuencia, por nuestros pecados estamos destituidos de la presencia y comunión con Dios. Esto pasó con nuestros primeros padres en el Edén, y sigue pasando con nosotros, Somos pecadores porque así lo decidimos, y no podemos cambiar esta triste realidad que nos castiga en el presente, y nos condena a una eternidad, separados de Dios, en unión con el Diablo y sus demonios, en los tormentos del infierno, a menos que actuemos rápidamente. Es necesario tomar una decisión a la inversa por la cual abandonar el camino del mal y volvernos al Creador. Esto es posible porque Dios nos ama, y en su amor ha preparado la Obra para salvarnos, y el Señor Jesucristo vino al mundo y la consumó. Esa Obra consistió en dar su vida en una cruz, en precio del rescate por todos, y derramar su Sangre preciosa para deshacer nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1a Timoteo 2:6 y 1aJuan 1:7). Y después de resucitar, dijo a sus apóstoles y a través de ellos a su Iglesia: "Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos .al tercer día; y que se predicase en su Nombre el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones" (San Lucas 24:46-47). El Evangelio verdadero es la predicación de la Obra de Cristo, de morir y resucitar, para perdonar y salvar a los que se arrepienten para con Dios y creen en el Señor Jesucristo como su Salvador personal (Hechos 20:21). El Espíritu Santo ha venido y está en el mundo para convencernos de que somos pecadores delante de Dios, y que Cristo, el Santo, Justo e Inocente murió por nosotros y por nuestros pecados, para que seamos salvos, y guiarnos al arrepentimiento que nos haga volver a Dios y decirle: Pequé contra ti, me arrepiento de verdad, límpiame de toda maldad con la Sangre de Cristo, lo recibo a Él por mi Señor y Salvador, ayúdame a dejar todo lo que me mantuvo alejado de ti. doctrina, que es la del Padre Eterno, la Obra de Dios mediante su Hijo Jesucristo, para la salvación eterna de cada pecador. Hoy ya no suena tan ofensiva esta palabra "pecador", porque todos reconocemos que hemos faltado a la Ley de Dios, y eso es el pecado, la transgresión de su Ley (1a Juan 3:4). Pero de nada nos aprovechará justificarnos en la generalización del pecado, porque eso no cambia nuestra situación delante de Dios, y Él quiere que cambie para nuestro bien, porque no fuimos creados para el mal sino para el bien. Con la libertad de amar, obedecer y vivir en la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios, pero lamentablemente empleamos esa libertad para el mal, somos transgresores de esa voluntad Divina, y en consecuencia, por nuestros pecados estamos destituidos de la presencia y comunión con Dios. Esto pasó con nuestros primeros padres en el Edén, y sigue pasando con nosotros, Somos pecadores porque así lo decidimos, y no podemos cambiar esta triste realidad que nos castiga en el presente, y nos condena a una eternidad, separados de Dios, en unión con el Diablo y sus demonios, en los tormentos del infierno, a menos que actuemos rápidamente. Es necesario tomar una decisión a la inversa por la cual abandonar el camino del mal y volvernos al Creador. Esto es posible porque Dios nos ama, y en su amor ha preparado la Obra para salvarnos, y el Señor Jesucristo vino al mundo y la consumó. Esa Obra consistió en dar su vida en una cruz, en precio del rescate por todos, y derramar su Sangre preciosa para deshacer nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1a Timoteo 2:6 y 1aJuan 1:7). Y después de resucitar, dijo a sus apóstoles y a través de ellos a su Iglesia: "Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos .al tercer día; y que se predicase en su Nombre el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones" (San Lucas 24:46-47). El Evangelio verdadero es la predicación de la Obra de Cristo, de morir y resucitar, para perdonar y salvar a los que se arrepienten para con Dios y creen en el Señor Jesucristo como su Salvador personal (Hechos 20:21). El Espíritu Santo ha venido y está en el mundo para convencernos de que somos pecadores delante de Dios, y que Cristo, el Santo, Justo e Inocente murió por nosotros y por nuestros pecados, para que seamos salvos, y guiarnos al arrepentimiento que nos haga volver a Dios y decirle: Pequé contra ti, me arrepiento de verdad, límpiame de toda maldad con la Sangre de Cristo, lo recibo a Él por mi Señor y Salvador, ayúdame a dejar todo lo que me mantuvo alejado de ti.