MICHEL FOUCAULT La verdad y las formas jurídicas, lección primera. 1º tema de investigación: Histórico. ¿Cómo se formaron dominios de saber a partir de las prácticas sociales? Se da un error muy grave, el de suponer que el sujeto humano, el sujeto de conocimiento, las mismas formas de conocimiento se dan en cierto modo previa y definitivamente, y que las condiciones económicas, sociales y políticas de la existencia no hacen sino depositarse o imprimirse en este sujeto que se da de manera definitiva. Foucault quiere mostrar cómo las prácticas sociales pueden llegar a engendrar dominios de saber que no sólo hacen que aparezcan nuevos objetos, conceptos y técnicas, sino que hacen nacer además formas totalmente nuevas de sujetos y de conocimiento. La verdad misma, según este autor, tiene una historia, así como el sujeto de conocimiento y la relación del sujeto con el objeto. Se formó en el siglo XIX un cierto saber del hombre (de la individualidad, individuo normal/anormal, etc.) que en verdad nació de las prácticas de control y vigilancia. Este saber no se le impuso a un sujeto de conocimiento, sino que hizo nacer un tipo absolutamente nuevo de sujeto. La historia de los dominios de saber en relación con las prácticas sociales, excluida la preeminencia de un sujeto de conocimiento dado definitivamente. 2º tema de investigación: Metodológico. Análisis de los discursos. Existe una tendencia de tratar a los discursos como un conjunto de hechos lingüísticos ligados entre sí por reglas sintácticas de construcción. Para Foucault llegó el momento de tratar a los discursos como juegos, juegos estratégicos de acción y reacción, de pregunta y respuesta, de dominación y retracción, y también de lucha. El discurso es ese conjunto regular de hechos lingüísticos en determinado nivel, y polémicos y estratégicos en otro. Análisis del discurso como juego estratégico y polémico. 3º tema de investigación: Reelaboración de la teoría del sujeto. El psicoanálisis fue ciertamente la práctica y la teoría que replanteó de la manera más fundamental la prioridad conferida al sujeto. Hace dos o tres siglos la filosofía occidental postulaba al sujeto como fundamento, como núcleo central de todo conocimiento; y el psicoanálisis pone enfáticamente en cuestión esta posición absoluta del sujeto. A pesar de esto, se siguió viendo al sujeto de forma muy cartesiana o kantiana. El autor plantea que es interesante ver cómo se produce, a través de la historia, la constitución de un sujeto que no está dado definitivamente, que no es aquello a partir de lo cual la verdad se da en la historia; sino de un sujeto que se constituyó en el interior mismo de esta, y que, a cada instante, es fundado y vuelto a fundar por ella. Crítica radica del sujeto humano como se presenta en la historia. Debe llevarse a cabo la constitución histórica de un sujeto de conocimiento a través de un discurso tomado como un conjunto de estrategias que forman parte de las prácticas sociales. 1 Emergencia de nuevas formas de subjetividad: las prácticas judiciales entre las más importantes. Historias de la verdad: Interna: Se corrige partiendo de sus propios principios de regulación. Es la historia de la verdad tal como se hace en o a partir de la historia de las ciencias. Externa: En nuestra sociedad hay otros sitios en los que se forma la verdad, allí donde se definen un cierto número de reglas de juego, a partir de las cuales vemos nacer ciertas formas de subjetividad, dominios de objeto, tipos de saber y por consiguiente, podemos hacer a partir de ellos una historia externa, exterior. Las prácticas judiciales: Son algunas de las formas empleadas por nuestra sociedad para definir tipos de subjetividad, formas de saber, y, en consecuencia, relaciones entre el hombre y la verdad que merecen ser estudiadas. Las formas jurídicas, y por consiguiente su evolución en el campo del desarrollo penal como lugar de origen de un determinado número de formas de verdad es un tema que desea investigar Foucault, y se propone demostrar cómo ciertas formas de verdad pueden ser definidas a partir de la práctica penal. Indagación: Es una forma muy característica de la verdad en nuestras sociedades. Apareció en la edad media como forma de investigación de la verdad en el seno del orden jurídico; y fue para saber quién hizo qué cosa, en qué condiciones y en qué momento. Examen: Nacieron en conexión directa con la formación de un cierto número de controles políticos y sociales, en los inicios de la sociedad capitalista. Nietzsche: Según Foucault, en este autor se encuentra un tipo de discurso en el que se hace el análisis interno de la formación misma del sujeto, el análisis histórico del nacimiento de un cierto tipo de saber, sin admitir jamás la preexistencia de un sujeto de conocimiento. Es el modelo más eficaz y actual para llevar a cabo la investigación de Foucault. “En algún punto perdido del universo, cuyo resplandor se extiende a innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que unos animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue aquel el instante más mentiroso y arrogante de la historia universal.” Nietzsche. Hay una oposición entre invención y origen. El origen tiene que ver con algo que está dado, implícitamente; en cambio, el origen se relaciona con algo que en un momento dado ocurre para hacer aparecer algo. Invención, fabricación, como ruptura, y como algo que posee un comienzo mezquino, bajo, pequeño, inconfesable. Nietzsche dice que el conocimiento, la religión, la poesía, el ideal fueron inventados. A la solemnidad del origen es necesario oponer, siguiendo un buen método histórico, la pequeñez meticulosa e inconfesable de esas fabricaciones e invenciones. El conocimiento fue inventado, no tuvo origen, no está en absoluto inscrito en la naturaleza humana. No hay en el comportamiento humano nada que se parezca a un germen del conocimiento. 2 Según Nietzsche, el conocimiento está de hecho relacionado con los instintos, pero no puede estar presente en ellos ni ser siquiera un instinto entre otros; el conocimiento es simplemente el resultado del juego, el enfrenamiento, la confluencia, la lucha y el compromiso entre los instintos. El conocimiento tiene por fundamento o base a los instintos, que se encuentran enfrentados unos a otros. El resultado de esta confrontación es el conocimiento, “una centella que brota del choque entre dos espadas, pero que no es del mismo hierro del que están hechas las espadas”. El conocimiento no es instintivo, es contra-instintivo; no es natural, es contra-natural. Es una invención y no tiene origen. Según Nietzsche, no hay en realidad ninguna semejanza entre el conocimiento y las cosas que sería necesario conocer. Esta es la gran ruptura con lo que había sido una noción fundamental de la filosofía occidental. Hay tanta diferencia entre el conocimiento y el mundo a conocer como existe entre el conocimiento y la naturaleza humana. El conocimiento no tiene relaciones de afinidad con el mundo a conocer. El mundo no busca en absoluto imitar al hombre, ignora toda ley. Abstengámonos de decir que existen leyes en la naturaleza. Y así como entre el instinto y el conocimiento encontramos no una continuidad sino una relación de lucha, dominación, subordinación; de la misma manera vemos que entre el conocimiento y las cosas que éste tiene para conocer no puede haber ninguna relación de continuidad natural. El conocimiento sólo puede ser una violación de las cosas a conocer y no percepción, reconocimiento, identificación. Hay aquí una doble ruptura con la tradición de la filosofía occidental. La primera es entre el conocimiento y las cosas, desapareciendo Dios del centro del sistema de conocimiento (ya que esta relación no estaría dada por la existencia de él sino por relaciones arbitrarias, de poder y violencia); y la segunda entre el conocimiento y el instinto, desapareciendo así el sujeto en su unidad y soberanía (ya que la unidad del sujeto humano era asegurada por la continuidad entre el deseo y el conocer, el instinto y el saber, el cuerpo y la verdad; pero esto desaparece). Podemos admitir entonces sujetos, o bien que el sujeto no existe. ¿Qué quiere decir exactamente, y cómo concibe este curioso mecanismo por el cual los instintos, sin tener relación alguna de naturaleza con el conocimiento, pueden, por su simple juego, fabricar, inventar un conocimiento que nada tiene que ver con ellos? Comprender, según Nietzsche, no es más que un cierto juego, o mejor, el resultado de cierto juego, composición o compensación entre reír, deplorar y detestar. Sólo comprendemos porque hay como fondo del comprender el juego y la lucha de esos tres instintos, esos tres mecanismos o pasiones que son reír, deplorar y detestar. Esos tres principios tienen en común conservar el objeto a distancia, diferenciarse con él, protegerse de él por la risa, desvalorizarlo por la deploración y alejarlo/destruirlo por el odio. Hay una maldad radical del conocimiento. Por detrás del conocimiento no hay un impulso o pasión que nos haría gustar del objeto a conocer, sino impulsos que nos colocan en posición de odio, desprecio o temor delante de cosas que son amenazadoras. Estos tres principios logran producir el conocimiento no porque lleguen a la unidad, sino porque luchan entre sí, se confrontan, se combaten e intentan perjudicarse. No hay en el conocimiento una adecuación al objeto; hay una relación de distancia. En el conocimiento no hay nada que se parezca a la felicidad o al 3 amor, hay más bien odio y hostilidad. Nietzsche coloca en la raíz del conocimiento el odio, la lucha, la relación de poder. Debemos aproximarnos al conocimiento comprendiendo cuáles son las relaciones de lucha y de poder. Solamente en esas relaciones, en la manera como se odian entre sí los hombres, luchan, procuran dominarse unos a otros, quieren ejercer relaciones de poder unos sobre otros, comprendemos en qué consiste el conocimiento. Nietzsche quiere decir que no hay naturaleza, ni esencia ni condiciones universales para el conocimiento, sino que este es cada vez el resultado histórico y puntual de condiciones que no son del orden del conocimiento. El conocimiento no es una facultad y tampoco una estructura universal. Perspectivismo: Según Foucault, cuando Nietzsche habla del carácter perspectivo del conocimiento quiere señalar el hecho de que sólo hay conocimiento bajo la forma de ciertos actos que son diferentes entre sí y múltiples en su esencia, actos por los cuales el ser humano se apodera violentamente de ciertas cosas, reacciona a ciertas situaciones, les impone relaciones de fuerza. El conocimiento es siempre una cierta relación estratégica en la que el hombre está situado. Es precisamente esa relación estratégica la que definirá el efecto del conocimiento y por esta razón, sería totalmente contradictorio imaginar un conocimiento que no fuese en su naturaleza parcial, oblicuo, perspectivo. El Perspectivismo deriva del carácter polémico del conocimiento. El conocimiento esquematiza, ignora las diferencias, asimila las cosas entre sí, y cumple su papel sin ningún fundamento en la verdad. Por ello el conocimiento es siempre un desconocimiento. Foucault: “Mi propósito es demostrar en estas conferencias cómo, de hecho, las condiciones políticas y económicas de existencia no son un velo o un obstáculo para el sujeto de conocimiento, sino aquello a través de lo cual se forman los sujetos de conocimiento, y, en consecuencia, las relaciones de verdad. (…) Las condiciones políticas son el suelo en que se forman el sujeto, los dominios de saber y las relaciones con la verdad” El orden del discurso Las instituciones le dan al discurso formas ritualizadas. Hipótesis: En toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por un cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar los poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad. Procedimientos de exclusión: EXTERNOS: Funcionan como sistemas de exclusión; conciernen sin duda la parte del discurso que pone en juego el poder y el deseo. A- Lo prohibido: Se sabe que no se tiene derecho a decirlo todo, que no se puede hablar de todo en cualquier circunstancia. No se puede hablar de cualquier cosa. Por ejemplo: la sexualidad y la política. 4 El discurso, por más que en apariencia sea poca cosa, las prohibiciones que recaen sobre él, revelan muy pronto su vinculación con el deseo y con el poder. El discurso no es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse. B- Oposición razón/locura: El loco es aquel cuyo discurso no puede circular como el de los otros (su palabra es considerada como nula y sin valor), o se le confiere extraños poderes, por ejemplo predecir el porvenir. De todas formas, excluida o secretamente investida por la razón, en un sentido estricto, no existía. A través de sus palabras era como se reconocía la locura del loco; ellas eran el lugar en que se ejercía la separación, pero nunca eran recogidas o escuchadas. Foucault dice que aunque se le objete que esto ya no sea así, que la palabra del loco ya no está del otro lado de la línea de separación; basta con pensar en todo el armazón del saber a través del cual desciframos su palabra (medicina, psicología) para sospechar que la línea de separación, lejos de borrarse, actúa de otra forma, según líneas diferentes, a través de nuevas instituciones y con efectos que no son los mismos. C- Oposición verdadero/falso: Si uno se plantea la cuestión de saber cuál ha sido y cuál es constantemente esa voluntad de verdad que ha atravesado tantos siglos de nuestra historia, entonces se le dibuja un sistema de exclusión histórico, modificable, institucionalmente coactivo. En los poetas griegos del siglo VI el discurso verdadero estaba dado por la autoridad de quien lo pronunciaba. No sólo anunciaba lo que iba a pasar, sino que contribuía a su realización. Luego hay una separación en la cual el discurso verdadero no será más el precioso y deseable, ya no será más el discurso ligado al ejercicio del poder. Esta separación ha dado su forma general a nuestra voluntad de saber. Todo ocurre como si, a partir de esta separación, la voluntad de saber tuviese su propia historia; voluntad de verdad que, como lo otros sistemas de exclusión, tiene un soporte institucional, y tiende a ejercer sobre los otros discursos una especie de presión y un poder de coacción. Foucault expresa que habla más de la oposición verdad-falsedad porque los primeros se derivan de ella; y que sin embargo es de la que menos se habla, como si para nosotros la voluntad de verdad y sus peripecias estuviesen enmascaradas por la verdad misma en su necesario despliegue. No aparece ante nuestros ojos más que una verdad que sería riqueza, fecundidad, fuerza suave y universal. E ignoramos por el contrario a la voluntad de verdad, como prodigiosa maquinaria destinada a excluir. INTERNOS: Principios de clasificación, de ordenación, de distribución; como si se tratara en este caso de dominar otra dimensión del discurso: aquella de lo que acontece y del azar. Enrarecimiento del discurso. AEl comentario: Hay cosas que han sido dichas una vez y que se conservan porque se sospecha que esconden algo, como un secreto o una riqueza. Puede sospecharse que hay una especie de nivelación entre los discursos: los discursos que se dicen en el curso de los días y que desaparecen con el acto mismo que los ha pronunciado; y los discursos que están en el origen de un cierto número de actos nuevos o palabras que los reanudan; discursos que más allá de su formulación son dichos, permanecen dichos y están todavía por decir (textos religiosos, literarios, científicos). Bastantes textos importantes se oscurecen y desaparecen, y ciertos comentarios toman el lugar de los primeros. En lo que se llama globalmente un comentario, el desfase entre el primer y el segundo texto juega cometidos que son solidarios. De una parte, permite nuevos discursos; pero por otra, el comentario no tiene por cometido más que el decir por 5 fin lo que estaba articulado silenciosamente allá lejos. Debe decir por primera vez aquello que sin embargo había ya sido dicho. El comentario conjura el azar del discurso al tenerlo en cuenta: permite decir otra cosa aparte del texto mismo, pero con la condición de que sea ese mismo texto el que se diga. Lo nuevo no está en lo que se dice, sino en el acontecimiento de su retorno. BEl autor: Se refiere al autor como principio de agrupación del discurso, como unidad y origen de sus significaciones, como foco de su coherencia. Este principio no actúa en todas partes ni de forma constante. Hay discursos que circulan sin que su eficacia tenga que ver con el autor, por ejemplo, formulas técnicas. Pero en los terrenos en los que la atribución a un autor es indispensable, se percibe que no juega siempre la misma función; en el orden del discurso científico en la Edad Media, la atribución a un autor era indicador de su veracidad. Desde el siglo XVII esa función no ha cesado de oscurecerse, pero en la literatura, por ejemplo, se pide que el autor rinda cuenta de la unidad del texto que se pone a su nombre. El autor es quien da al inquietante lenguaje de la ficción sus unidades, sus nudos de coherencia, su inserción en lo real. El comentario limitaba el azar del discurso por medio del juego de una identidad que tendría forma de repetición y de lo mismo. El principio de autor limita ese mismo azar por el juego de una identidad que tiene la forma de la individualidad y del yo. CLas disciplinas: La organización de las disciplinas se opone tanto al principio de comentario como al de autor. Oposición al autor: Constituyen un sistema anónimo a disposición de quien quiera o de quien pueda servirse de él, sin que su sentido o su validez estén ligados a aquel que se ha concentrado con ser el inventor. Oposición al comentario: Para que haya disciplinas es necesario que haya posibilidad de formular, y de formular indefinidamente nuevas proposiciones. Además, es importante saber que la disciplina no es la suma de todo lo que puede ser dicho a propósito de un mismo tema, aceptado en virtud de un principio de coherencia o sistematicidad. Para que una proporción pertenezca a una disciplina, es necesario que responda a condiciones, en un sentido más estrictas y más complejas que la pura y simple verdad: en todo caso, a otras condiciones. También, para pertenecer a la disciplina, una proposición debe poder inscribirse en un cierto tipo de horizonte teórico. En el interior de sus límites, cada disciplina reconoce proposiciones verdaderas y falsas. En resumen, una proposición debe cumplir complejas y graves exigencias para poder pertenecer al conjunto de una disciplina. Antes de poder ser llamada verdadera o falsa, debe estar “en la verdad”. (Ejemplo en Pág.31). Se puede decir la verdad siempre que se diga en un espacio de una exterioridad salvaje; pero no se está en la verdad más que obedeciendo a las reglas de una “policía” discursiva que se debe reactivar en cada uno de sus discursos. La disciplina es un principio de control de la producción del discurso. Ella le fija sus límites por el juego de una identidad que tiene la forma de una reactualización permanente de las reglas. CONDICIONES DE UTILIZACIÓN DE LOS DISCURSOS De imponer a los individuos que los dicen un cierto número de reglas y no permitir de esta forma el acceso a ellos, a todo el mundo. Enrarecimiento, esta vez, de los sujetos que hablan; nadie entrará en el orden del discurso si no satisface ciertas exigencias. 6 Todas las regiones del discurso no están igualmente abiertas y penetrables; algunas están altamente definidas, mientras que otras aparecen casi abiertas y sin restricciones, a disposición de cualquier sujeto que hable. Ritual: La forma más superficial y más visible de estos sistemas de restricción. El ritual define la cualificación que deben poseer los individuos que hablan. Define los gestos, comportamientos y demás que deben acompañar al discurso; las circunstancias, el conjunto de signos; fija la eficacia supuesta o impuesta de las palabras, su efecto sobre aquellos a los que se dirige, etc. Aparece principalmente en los discursos religiosos, judiciales, terapéuticos y políticos. Sociedades de discursos: Estas tienen un funcionamiento en parte diferente, ya que su cometido es conservar o producir discursos, pero para hacerlos circular en un espacio cerrado. Claro que ya apenas quedan semejantes sociedades con ese juego ambiguo del secreto, pero, incluso en el orden del discurso verdadero, incluso en el orden del discurso publicado y libre de todo ritual todavía se ejercen formas de apropiación del secreto y de la no intercambiabilidad. Doctrinas: Tiende a la difusión, y es por la aprehensión en común de un solo y mismo conjunto de discursos como individuos, tan numerosos como se quieran imaginar, que definen su dependencia recíproca. En apariencia, la sola condición requerida es el reconocimiento de las mismas verdades y la aceptación de una cierta regla de conformidad con dos discursos válidos. Ahora bien, la dependencia doctrinal denuncia a la vez el enunciado y el sujeto que habla, y el uno a través del otro. La doctrina vincula a los individuos a ciertos tipos de enunciados y como consecuencia les prohíbe cualquier otro; pero se sirve, en reciprocidad, de ciertos tipos de enunciación para vincular a los individuos entre ellos, y diferenciarlos por ello mismo de los otros restantes. La doctrina efectúa una doble sumisión: la de los sujetos que hablan a los discursos, y la de los discursos al grupo de los individuos que hablan. Educación: Sigue en su distribución, en lo que permite e impide, las líneas que le vienen marcadas por las distancias, las oposiciones y las luchas sociales. Todo sistema de educación es una forma política de mantener o de modificar la adecuación de los discursos, con los saberes y poderes que implican. Sin embargo, es muy abstracto separar estas nociones, ya que la mayor parte del tiempo se vinculan entre sí. Se puede decir, en una palabra, que esos son los grandes procedimientos de sumisión del discurso. Foucault piensa que un cierto número de temas de la filosofía surgieron para responder a estos juegos de las limitaciones y de las exclusiones, y quizá también para reforzarlas. Parece que el pensamiento occidental ha velado para que en el discurso haya el menor espacio posible entre el pensamiento y el habla. SUJETO FUNDADOR – REALIDAD DEL DISCURSO: Parece darse que el tema del sujeto fundador permitiese elidir (debilitar, frustrar) la realidad del discurso. El sujeto fundador, en efecto, se encarga de animar directamente con sus objetivos las formas vacías del lenguaje; él es quien, atravesando el espesor o la inercia de las cosas vacías, recupera de nuevo el sentido que allí se encuentra depositado. Funda horizontes de significaciones que la historia no tendrá después más que explicitar. Bajo la aparente veneración del discurso se esconde una especie de TEMOR. Todo pasa como si prohibiciones, barreras, umbrales, límites, se dispusieran de manera que se domine, al menos en parte, la gran proliferación del discurso, de manera que su riqueza se aligere de la parte más peligrosa y que su desorden se organice según figuras que esquivan lo más 7 - incontrolable; todo pasa como si se hubiese querido borrar hasta las marcas de su irrupción en los juegos del pensamiento y de la lengua. Hay una especie de temor sordo contra esos acontecimientos, contra esa masa de cosas dichas, contra la aparición de todos esos enunciados, contra todo lo que puede haber allí de violento, de discontinuo, de batallador, y también de desorden y de peligroso, contra ese gran murmullo incesante y desordenado de discurso. Para analizar este temor en sus condiciones, su juego y sus efectos es necesario: Poner en duda nuestra voluntad de verdad Restituir al discurso su carácter de acontecimiento Levantar finalmente la soberanía del significante Principio de trastocamiento: Allí donde se cree reconocer la fuente de los discursos; se hace necesario, antes bien, reconocer el juego negativo de un corte y de un enrarecimiento del discurso. PRINCIPIOS DEL MÉTODO: De discontinuidad: Que existan sistemas de enrarecimiento no quiere decir que debajo de ellos, más allá de ellos reinaría un gran discurso, ilimitado, continuo, y silencioso que se hallaría reprimido o rechazado y que tendríamos por tarea restituir. Los discursos deben ser tratados como prácticas discontinuas que se cruzan, a veces se yuxtaponen, se ignoran o se excluyen. De especificidad: Concebir el discurso como una violencia que hacemos a las cosas, en todo caso como una práctica que les imponemos; es en esta práctica donde los acontecimientos del discurso encuentran el principio de su regularidad. De exterioridad: No ir del discurso hacia su núcleo interior y oculto sino partir del discurso mismo; de su aparición y de su regularidad; ir hacia sus condiciones externas de posibilidad, hacia lo que da motivo a la serie aleatoria de esos acontecimientos y que fija los límites. Cuatro nociones deben servir de principio regulador en el análisis: acontecimiento, serie, regularidad, y condición de posibilidad. Se oponen, como se ve, término a término: acontecimiento/creación, serie/unidad, regularidad/originalidad, condición de posibilidad/significación. ADVERTENCIAS: La historia, tal como se practica actualmente, no se aleja de los acontecimientos, extiende por el contrario su campo sin cesar; descubre sin cesar nuevas capas, más superficiales o más profundas; aísla sin cesar conjuntos nuevos. Lo importante es que la historia no considere un acontecimiento sin definir la serie de la que forma parte. Claro está que la historia desde hace mucho tiempo no busca ya comprender los acontecimientos por un juego de causas y efectos en la unidad informe de un gran devenir, pero eso no es para encontrar estructuras anteriores, ajenas, hostiles al acontecimiento. Es para establecer series diversas, entrecruzadas, a menudo divergentes, pero no autómatas, que permiten circunscribir el lugar del acontecimiento, los márgenes de su azar, las condiciones de su aparición. Se imponen actualmente las nociones de acontecimiento y de serie, con el juego de nociones que les están relacionadas: azar, discontinuidad, regularidad, etc. Si los discursos deben tratarse primeramente como acontecimientos, ¿qué estatuto es necesario conceder a esta noción de ACONTECIMIENTO? 8 No pertenece al orden de los cuerpos, pero no es inmaterial. La filosofía del acontecimiento debería avanzar en la dirección paradójica, a primera vista, de un materialismo de lo inmaterial. Por otro lado, es necesario aceptar la introducción del azar como categoría en la producción de los acontecimientos. Hay un diminuto desfase que se pretende utilizar en la historia de las ideas, y donde se reconoce algo así como una pequeña maquinaria que permite introducir en la misma raíz del pensamiento el azar, el discontinuo y la materialidad. Los análisis que se propone hacer el autor se dividen en dos conjuntos: crítico y genealógico. El crítico utiliza el principio de trastocamiento: pretende cercar las formas de exclusión, de delimitación, de apropiación (funciones de exclusión, separación razón y locura, sexualidad. Además, medir el efecto del discurso de pretensión científica sobre ese conjunto de prácticas y de discursos prescriptivos que constituye el sistema penal. El estudio de los dictámenes psiquiátricos. Análisis de los procedimientos de limitación de los discursos –autor, comentario, disciplina-. Considerar de qué manera la crítica y la historia literaria han constituido al personaje del autor y la figura de la obra) El conjunto genealógico utiliza los otros tres principios: cómo se han formado, por medio, a pesar o con el apoyo de esos sistemas de coacción, de las series de los discursos, cuál ha sido la norma específica de cada una y cuáles sus condiciones de aparición, crecimiento, variación. Este aspecto genealógico concierne la formación efectiva de los discursos bien en el interior de los límites de control, bien en el exterior, bien, más frecuentemente, de una parte y otra de la delimitación. A decir verdad, estas dos tareas no son nunca separables; no hay, por una parte, las formas de rechazo, de la exclusión, del reagrupamiento o de la atribución; y después, por otra parte, a un nivel más profundo, el brote espontáneo de los discursos que, inmediatamente, antes o después de su manifestación, se encuentran sometidos a la selección y al control. Entre la empresa crítica y la genealógica la diferencia no es tanto de objeto o de dominio como de punto de ataque, de perspectiva y de delimitación. 9