Mi decálogo para votar al Partido Independiente

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Mi decálogo para votar al Partido Independiente
Philippe Sauval – año electoral 2009
I – El Uruguay bipolar en donde la mitad más unos pocos gobiernan sobre la mitad
menos unos pocos nos lleva a la confrontación permanente, a las posturas tipo
blanco/negro y en definitiva a los cambios permanentes aún en aquellos temas que
reclaman urgentemente políticas de Estado. Es necesario un Partido Independiente con
legisladores en ambas Cámaras para trabajar fuertemente por las grandes políticas
nacionales en educación, en la visión internacional, en seguridad, en reglas económicofinancieras que impulsen las inversiones que necesita el país, sean de uruguayos como
de extranjeros. También para impulsar pactos entre Estado, trabajadores y
empresarios en donde el país encuentre su norte estratégico de acuerdo a sus
características, potencialidades, posicionamiento adquirido y rol a cumplir en el marco
regional e internacional.
II – Sin polaridades como las que ha vivido el país en los últimos 15 años es posible un
gobierno de y para todos los uruguayos. Se cambia la política al reducirse las malas
prácticas como el clientelismo, el amiguismo, aquellas que llevan al descreimiento
generalizado en la política. Malas prácticas que no han estado ajenas en ninguno de los
gobiernos anteriores.
III – Los independientes creemos fuertemente en la descentralización administrativa
y financiera de unidades claves en el funcionamiento del Estado en el marco de una
auténtica reforma de su funcionamiento. Esta descentralización debe ir al tiempo de una
regionalización que apunte a fomentar proyectos de desarrollo humano en todas
aquellas regiones con características económicas, culturales y/o sociales afines como el
Este, el Litoral, el Norte, el Centro-Sur.
IV – La gestión pública del Estado uruguayo y sus oficinas descentralizadas es pesada,
cara a pesar de escalas salariales inadecuadas y desparejas donde reina un gran caos
administrativo y donde no se premia el esfuerzo sino la antigüedad. Ningún gobierno ha
generado algún cambio relevante en la situación por décadas. Los independientes
queremos cambiar totalmente la gestión pública fijando metas y objetivos con
premios y castigos. Queremos generar un gran cambio cultural en donde trabajar por el
Estado sea un honor, una invitación al esfuerzo, una oportunidad para el servicio a la
comunidad. Para ello deberá cambiar totalmente la mentalidad dominante donde el
Estado es el lugar más apetecible para transcurrir la vida laboral sin esfuerzo y con la
tranquilidad del amparo permanente. Sin contar que es el destino de grandes corrientes
de clientelismo político del pasado, de todos los partidos en mayor o menor escala. Las
excepciones no generan conclusiones en contrario sino que ratifican el diagnóstico.
V – El interés de los sindicatos empresariales no es necesariamente el interés
nacional. Tampoco lo es el interés de los sindicatos de trabajadores. Los
independientes planteamos pactos para gobernar al tiempo que rechazamos el trabajo
sistemático de los grupos de presión, de las corporaciones. No nos agradan los
monopolios y comprometemos un esfuerzo sistemático para mitigar los efectos de
aquellos que son imprescindibles (algunos del Estado) y eliminar los existentes en
diversos ámbitos de la actividad económica. Las Unidades Reguladoras deben ser
respetadas en sus funciones y deben ser eficaces en el ordenamiento en sus áreas de
influencia. Un país competitivo requiere de normas claras y respetadas sin excepciones.
VI – Para los independientes las urgencias son urgencias de verdad. En las actuales
circunstancias encontramos algunas zonas donde la urgencia se impone: en la
educación, en la seguridad ciudadana, en la atención a la niñez cadenciada con especial
énfasis en aquellos en situación de calle. No vemos en el espacio político ni la decisión
ni la energía en atenderlas como un país digno se merece a si mismo. Los dos últimos
temas mencionados incluso merecen cada tanto tiempo advertencias severas de la ONU
y otros organismos internacionales que emiten juicios sobre el respeto de los países a
los derechos humanos. Uruguay no está protegiendo en la actualidad los derechos
humanos de los más desposeídos. Y con el caos en la educación –sobre todo en la
media- está generando un futuro sombrío sobre vastos sectores de una población que no
estudia ni trabaja, no reacciona sino que deambula sin un norte transformándose más
temprano que tarde en una situación insoluble a nivel laboral fundamentalmente. Los
independientes necesitamos una representación parlamentaria sólida para impulsar estas
urgencias con fuerza, buscando los acuerdos ínter partidarios imprescindibles.
VII – Alguna vez tendrá que ser aquello que siempre pregonamos: cada cargo y
responsabilidad debe estar cubierto por los mejores, por los más capaces. Salvo
honrosas excepciones no es la práctica política habitual de los partidos uruguayos que
han ocupado el gobierno. Las o los mejores en lo técnico, las o los mejores en la
concepción de una política de acuerdos nacionales, las o los mejores con vocación
de servicio. Un gobierno no se compone de posiciones divergentes, como hemos visto
tantas veces en los últimos tiempos. Tampoco se construye con promesas imposibles de
llevar adelante, con propuestas que la gente sin información quiere escuchar. Menos aún
con liderazgos mesiánicos, con hombres o mujeres providenciales.
VIII – Dentro de las bases de un buen sistema democrático los independientes
privilegiamos fuertemente el diálogo. La información sobre la opinión. La formación
permanente. Estos objetivos caen en el vacío en una campaña electoral donde el diálogo
no interesa. Se esconde. Se teme dañar “la unidad” de los partidos grandes, de los
partidos que disimulan sus diferencias internas evitando la confrontación de ideas. Para
nuestro Partido debatir es muy importante, en la medida que permite un mejor
entendimiento, una mayor transparencia en las propuestas que se presentan al
electorado. Es fundamental instalar en el Parlamento uruguayo la mayor cantidad de
legisladores posible que privilegien la búsqueda permanente del diálogo, la construcción
de propuestas acordadas, el respeto aún por las posiciones minoritarias. Para ello más y
mejor información, menos búsqueda del rédito político o de la construcción de poder en
donde se prioriza el interés partidario sobre lo nacional.
IX - Los independientes necesitamos respaldo para cortar con el país que se pasa
de la libertad de mercado irrestricta al autoritarismo e intervencionismo estatal,
tal la ecuación que vuelve a presentársele a la ciudadanía. Los independientes creemos
en la libertad con justicia social, como tantos partidos que han gobernado países en el
mundo entero y han obtenido los mejores avances en la calidad de vida de sus
habitantes. Somos un partido moderno que avanza sobre las grandes verdades
conocidas, preservando del pasado las mejores tradiciones nacionales que nos vienen
del padre fundador Artigas. Hemos sido opositores responsables, hemos apoyado y
votado todo aquello que ha sido bueno para el país en la dirección de la justicia social,
de la equidad, de las reglas claras. Siempre con el respeto irrestricto a las leyes
nacionales y en especial a la ley primera, la Constitución Nacional. Nos hemos opuesto
a todo aquello mal ejecutado, con fines no explicados o dobles discursos, a políticas
erráticas en tantas áreas trascendentes como la política internacional, la seguridad
pública. O directamente erradas como la política educativa donde el país no logra
avances en superar sus dramáticas urgencias. Y –por supuesto- nos hemos opuesto a
todo aquello que haya violentado el estado de derecho, las normas legales y
constitucionales que rigen el ordenamiento jurídico del país.
X – Los partidos se componen de hombres y mujeres generalmente muy generosos en la
entrega personal porque la política es esencialmente eso, entrega, amor, servicio a los
demás. Quien no lo entienda tarde o temprano lo deja ver y se transforma, como en toda
actividad humana, en la contracara negativa de la actividad. El Partido Independiente
está compuesto por gente de todas las edades pero esencialmente está liderado por gente
joven. En particular su Presidente y candidato al Senado Pablo Mieres es un abogado y
sociólogo joven con una experiencia muy larga y rica en la militancia primero gremial y
luego política. Docente e investigador universitario en temas sociales, Mieres es
esencialmente un hombre que conoce la problemática educativa y social del Uruguay al
dedillo. En lo político ha sabido ganarse el respeto de todos los actores en un ambiente
en general desfavorable para un Partido que en el esquema actual – medio país
gobernando sobre el otro medio país- tiene escasas posibilidades de hacer su aporte
fundamental. El triunfo de cualquier fuerza en la primera vuelta es nefasto para el
futuro por las razones explicadas, por eso el apoyo para colocar en el Senado a
Pablo Mieres es absolutamente esencial. Sin contar la experiencia, profesionalismo y
lealtad absoluta a sus ideas de siempre del diputado Iván Posada –destacado en la
mediocridad de una Cámara de Diputados de pobre desempeño general, no siempre por
responsabilidad de los representantes vale decirlo- los independientes cuentan con
muchas personas de gran peso en sus actividades personales, con vocación de servir
convencidos del rol a jugar en el futuro del país.
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