El Charango es un cordofono latinoamericano de los tantos que

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El Charango es un cordofono latinoamericano de los tantos que podemos encontrar en
la región, producto del sincretismo entre la cultura occidental y la originaria de
america luego del arribo europeo.
Si bien deriva de la vihuela y/o la guitarra barroca en el aspecto morfológico, es muy
particular del charango, el orden intervàlico en su tesitura, el cual, no tiene una
“lógica” como solemos ver en la mayoría de los cordofonos europeos (quintas
descendentes o ascendentes, intervalos sin grandes saltos etc), además del timbre y
sonido tan particular que lo hace ganar cada vez mas adeptos en el mundo entero.
Podemos hablar de una “familia” de charango. Fue principalmente Mauro Nuñez
(músico y luthier) quien explotó la variante de ejecutar arreglos para obras de
charangos con distintos registros. Hay cierta polémica sobre la nomenclatura, pero
podemos definir: al charango en “La” como “Charango tipo”, a distancia de quinta
descendente ubicamos al Charango Baritono (Mi/Re temple “natural”) o “Ronroco”
instrumento con un sonido muy profundo, “ronco”, con parecidos timbricos al laúd. A
distancia de quinta ascendente tenemos al Charango Soprano (MI/RE temple
“natural” ) o “maulincho” ( w`laikho, derivado del aimara) con un timbre agudo y
penetrante. Hay muchas mas variantes de afinación, sobre todo en la zona andina y
tropical de Bolivia, pero estas tres citadas, son una especie de síntesis.El charango es
un instrumento completo y complejo. Puede abordarse desde múltiples lugares,
explorando en el, cantidad de variantes tìmbricas, armónicas, melódicas y rítmicas.
En las últimas décadas el avance en cuanto a la ejecución del charango, se produjo
de manera notable. Ya no solo es un instrumento de acompañamiento armónicorítmico. Con el se ejecutan obras y arreglos de exigencia melódica y armónica, se
transcribe y se escribe para charango, hasta a veces borrando las fronteras del
genero folklórico.
No es casual, que este avance considerable, se de en el charango con mas
profundidad que en otros instrumentos de cuerda; es que este pequeño gran
instrumento es una “obra de ingeniería artística” que no para de dar satisfacciones a
músicos y oyentes.En el mismo sentido, la exigencia en cuanto a la construcción del
instrumento debe estar a la altura de las circunstancias. Si bien la construcción del
charango no esta totalmente estandarizada por convención ( como el violín por
ejemplo), es de mucha importancia darle al charango la calidad en cuanto a diseño,
estructura, materiales, afinación etc, que merece y ubicarlo a la altura de cualquier
cordfono occidental.
En esta dirección es el planteo de mis instrumentos: aplicando las técnicas derivadas
de la construcción de instrumentos de calidad y gran exigencia. Seleccionando la
materia prima adecuada para cada parte del instrumento por mas costosa o
engorrosa que sea, y cuidando el estado y calidad de la misma. Aplicando también la
tecnología orientada hacia la excelencia de las piezas, la técnica y la tecnología
orientada hacia lo cualitativo. Y principalmente invirtiendo tiempo y entusiasmo en
una constante búsqueda de mejoras; mas aun, en el caso del charango, que es un
instrumento del que podemos hablar de calidad, hace relativamente poco tiempo.
A la hora de construir, si bien hay una producción con ciertos pasos estandarizados,
concibo cada instrumento como “único”, y siempre teniendo presente que a esa
pieza, alguien va a dedicarle, luego de terminada, horas, días, años de su tiempo, y
con èl, va a seguir la construcción que yo inicié, creando o interpretando música
Todas las maderas utilizadas son las que considere, mejor se adaptan y responden a
su función en el instrumento, siendo algunas de origen nacional y otras de distintas
partes del mundo. Todas tienen el tiempo de secado y estacionado correspondiente,
para que el instrumento terminado, no sufra las terribles consecuencias que puede
traer el empleo de madera “verde”.
El mismo cuidado tengo en el caso de las colas y pegamentos, productos que por
suerte han avanzado muchísimo en su calidad y durabilidad, si se trabaja en las
condiciones ambientales correctas.
Me interesa entre otras cosas, que la respuesta del instrumento, sonora, y
físicamente, responda bien ahora, y en un futuro. Por eso planteo piezas que resistan
la tensión y los movimientos naturales del instrumento, reforzando las zonas criticas
y liberando de el máximo de peso y de maza en las zonas que es conveniente y el
instrumento lo acepta. Tanto los charangos, como los cuatros venezolanos y mis
guitarras, son instrumentos con volumen importante, proyección y fáciles de tocar.
Controlando la afinación y la comodidad mediante la compensación del tiro de
cuerda con distintos métodos de acuerdo al instrumento.
Hay una coherencia en mis instrumentos, pero también, manejo distintas variantes
en cuanto a sonido y comodidad, para que se adapten al ejecutante, más allá de mis
gustos personales.
En cuanto a lo visual, la propuesta es prolija y sobria en general, manteniendo
variantes, algunas en el sentido estético de la lutheria más “tradicional”, y en otro,
algo con una impronta autóctona de la región latinoamericana.
Puedo decir que mis instrumentos tienen un planteo exigente en cuanto a calidad de
diseño y materia prima, un volumen y proyección importante, una afinación muy
cuidada, comodidad acorde a cada tipo de instrumento, y facilidad en cuanto al
toque.
Como músico y ejecutante de los instrumentos que construyo, hay una insaciable
búsqueda, sabiendo que si bien la respuesta en general me satisface, siempre hay
avances de todo tipo para hacer, siendo esto comprobable cuando se estudia la
historia de los distintos y instrumentos y las etapas por las que transcurrió y trascurre
cada instrumento.
Respecto al sonido y al timbre, hay una búsqueda muy personal, algo particular
podría decir en el caso de los charangos. Teniendo en cuenta que lo que refiere al
“sonido” y timbre, es una cuestión muy subjetiva, los invito a que conozcan mi
trabajo, vean, sientan, y escuchen mis instrumentos.
Eduardo Fioravanti
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