6. ni el sistema penal ni la cárcel sirven para solucionar conflictos

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Ni el sistema penal ni la cárcel sirven
para solucionar conflictos”
Entrevista exclusiva al holandés Louk Hulsman, especialista en derecho penal y acérrimo defensor
del abolicionismo de las cárceles. El experto dio una conferencia en el Congreso.
Por Carlos Rodríguez
El holandés Louk Hulsman, experto en derecho penal, tiene el aspecto de un
abuelo que sabe cómo relatarles un cuento de hadas a sus nietos. Sin
embargo, su conferencia en el Congreso nacional adquirió el significado de
una pesadilla para los mentores de políticas de “mano dura” como Carlos
Ruckauf o Juan Carlos Blumberg, dos nombres paradigmáticos. Es que el
abuelo Hulsman –dicho con respeto– es un cabeza dura cuyo objetivo es
“crear conciencia” para avanzar hacia la abolición del sistema penal y de esa
siniestra institución llamada cárcel. “En términos de derechos humanos se
sabe que el individuo es libre y que está mal poner a la gente en prisión; está
mal calificar a la gente como si fuera ‘mala’.” Hulsman no pierde la sonrisa ni
ante preguntas enojosas como “¿qué hacer, entonces, frente a los delitos
graves?”. Se limita a responder que en criminología se habla de la existencia
de una “cifra negra” del delito, es decir los hechos nunca denunciados y
que, en la Argentina, por ejemplo, superan el 70 por ciento, de acuerdo con
estimaciones oficiosas. “Son muy pocos los delitos que son sancionados
por el sistema penal, y la sanción nunca repara el daño producido. Habría
que buscar otras alternativas a la de la cárcel”, dice y sonríe.
A la hora de dar ejemplos concretos de “solución de los conflictos”, expone el
propio. “Antes de hablar del paradigma abolicionista dentro del sistema de justicia,
es bueno que explique cuál es mi relación con el sistema de justicia. El primer
acercamiento que tuve fue en 1944, cuando los alemanes ocuparon Holanda. Fui
arrestado y por eso tengo experiencia en cárcel y también en campos de
concentración. La reparación que puedo esperar, en lo personal, no puede pasar
por hacer pasar al otro por lo mismo que yo pasé”, afirma ante Página/12 durante
una entrevista al término de la charla que ofreció en el primer piso del Palacio
Legislativo, invitado por la defensora general de la Nación, Stella Maris Martínez, y
a la que asistieron, entre otros, los jueces en lo penal Luis Niño y Lucila
Larrandart.
Hulsman admite que no todos los casos son iguales y cita el trabajo realizado por
“Steiner, un colega alemán”, que entrevistó a dos mil víctimas de hechos
delictivos. “El separó las historias de las víctimas en tres categorías: historias con
final feliz, historias tristes y catástrofes de vida”. El prefiere seguir hablando de sus
propias experiencias: “Hace unos años mi casa fue vaciada dos veces en tres
semanas. Y además la destruyeron. Un mes y medio más tarde fueron
descubiertos los tres chicos que hicieron esto. Hablé con ellos y con sus padres.
No me importaba que los penalizaran. Al final nos hicimos amigos. Los chicos
cambiaron de escuela, fueron a una más buena. El seguro pagó los daños en mi
casa. No fue una situación placentera, pero la situación problemática que
pasamos tuvo un final feliz. ¿Hubiera sido mejor con los tres chicos en la cárcel?”.
Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, Hulsman comenzó a estudiar
leyes. Por su experiencia personal estaba interesado en Derecho Penal y
Criminología. Ya recibido, trabajó en los ministerios de Defensa y de Justicia, en
coordinación con los fiscales y con la policía. En forma paralela, trabajó como
profesor de Derecho Penal. En este punto, recordó que en su labor docente a los
alumnos les propuso “que vieran cómo suceden las cosas dentro del sistema
penal y que no se basen sólo en lo que dicen los libros”. Dijo que su punto de vista
le apuntaba, sobre todo, “a organizaciones como la policía”, dado que “los oficiales
eran los que miraban lo que la gente pensaba y hacía, y después daban
intervención a los fiscales”.
Eso pasaba “a principios de los setenta”, cuando en Holanda había “una fuerza de
policía que se movía en un contexto muy autoritario y que se había enfrentado con
un movimiento que se llamaba Provo, porque eran provo-cadores de la autoridad y
de la policía”. Fueron años duros y Hulsman se tomó el trabajo de analizar el
trabajo de fiscales y de jueces. “Hacía entrevistas con los jueces y les preguntaba
qué pensaban de las sentencias. Comparaba sus respuestas con lo que hacían y
no se correspondían. Entonces, les mostraba el material reunido y les demostraba
que ellos hablaban de una forma y actuaban de otra.”
Hulsman fue uno de los que impulsó, en Holanda, la aplicación de la probation,
para sancionar los delitos de otra manera, sin tener que ir a la cárcel. En la
entrevista, el experto insiste en la necesidad de “cambiar el lenguaje de la
Universidad, que es donde se ‘fabrican’ las palabras que luego fundamentan la
creación de instituciones como la justicia penal y la cárcel”. En este punto
cuestionó, en general, la aplicación de penas que incluyan la prisión, más allá de
la gravedad de los delitos: “Los individuos son separados por el incidente que es
objeto de condena. Se aísla al victimario de su medio, sus amigos, su familia, del
sustrato material de su mundo y también se aísla a las víctimas de una manera
similar, aunque estén en libertad”.
Consideró necesario, para avanzar hacia el abolicionismo que propicia, que la
tarea comience en la Universidad. “Del mismo modo que existen movimientos
contra la discriminación racial o contra la discriminación de homosexuales, existe
un movimiento que avanza hacia el abolicionismo del sistema penal y de la
cárcel.” Para eso es necesario “fabricar palabras para ir creando conciencia y para
hacer ver que ni la cárcel ni el sistema penal sirven para solucionar los conflictos”.
Hulsman aseguró que ya existe “un movimiento internacional para cambiar al
mundo cambiando las palabras, para abolir palabras como ‘delito’ o ‘delincuente’ y
trabajar con los jueces, y con los fiscales, para que empiecen a buscar otras
soluciones que no atenten contra el derecho supremo del hombre, que es la
libertad”.
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