Reportaje: Ley anti-borrachos: El contexto del alcoholímetro Son las

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Reportaje:
Ley anti-borrachos: El contexto del alcoholímetro
Son las diez y media de la noche, es sábado, mucha gente piensa salir al antro o al
bar, quizá a una fiesta y, por supuesto, echarse una cervecita o algún trago
coqueto. Guadalajara es un sin fin de historias todos los fines de semana, pero
también son días en los que más trabajos tienen las salas de urgencias y la policía
de tránsito. Aunque el Ministerio Público no se queda atrás.
Los retenes ya esperan a los conductores que cometan alguna infracción para
pararlos y, si es el caso, usar el famoso y tan comentado alcoholímetro. “Se
consigna al ministerio público de diez a doce personas por noche, viernes y
sábado”, explica José Padilla Cortés, oficial primero en un reten ubicado en
avenida Vallarta. Tres retenes son colocados cada noche en lugares donde hay
mayor número de accidentes.
Desde que se recuerde en ésta ciudad, hay bastantes accidentes en muchas
zonas que se consideran rápidas a altas horas de la noche. La mayoría de éstos
se derivan de las personas que conducen borrachas y que por los mismos efectos
se sienten más capaces de conducir. No falta aquel que se siente en la formula
uno.
Un reten se caracteriza porque en cierta avenida se pueden ver varias patrullas y
varios conos naranjas, que indican que el carril en donde están debe de ser de
velocidad baja o de plano no hay acceso. Además de un letrero muy llamativo con
letras rojas “RADAR FUNCIONANDO”.
Si uno se quiere parar en el reten, inesperadamente a lo que se pueda pensar, los
oficiales que se encuentran en el operativo reciben a quien va a preguntar sobre lo
que se hace ahí de manera amable, modesta y amigable, aún si va un estudiante
con cara de niño del que algún oficial pueda decir ¡Deja de molestar y ve a casa!.
La noche parece transcurrir en calma hasta que uno de los aproximadamente
cuatro radios que tiene colgado el oficial primero José Padilla suena “Se dirige
Accord color negro rebasando los cien por hora, cambio.”, inmutable y sereno, pero
dando indicaciones con las manos, el oficial responde “Enterado, cambio y fuera”.
Cuando detienen al “Accord” varios oficiales al mando de José -todos ellos se
distinguen porque portan chalecos con vivos fosforescentes- abordan al carro
haciendo señales, y se observa cuando le piden al conductor que baje del carro.
Así empieza lo que muchos habremos vivido cuando nos detuvo algún policía de
transito. Explicación, negociación y todo el protocolo conocido.
“Hay mucha gente que se pone difícil o agresiva porque cree que se le va hacer
algo malo y viceversa, cree que se le está dañando, algunos con el típico no sabes
quien soy, pero bueno es parte del trabajo.” explica de nueva cuenta el oficial a
cargo del reten. Con tono rasposo, aunque de aspecto tranquilo resalta el oficial:
“No se puede detener a nadie si no ha cometido ninguna infracción, si usted joven
no nos da ningún motivo para que lo paremos usted puede estar tranquilo.”
Las recomendaciones de los oficiales es que si se maneja se procure llevar el
cinturón de seguridad puesto, no hablar por celular, y no manejar a exceso de
velocidad. Y la forma en que alguien por radio les comunica sobre determinado
auto a exceso de velocidad llama la atención, por lo que lo del radar parece cierto.
El radar que detecta a los carros que van a exceso de velocidad, está ubicado a
tres kilómetros antes de llegar al reten. Un aparato parecido a una pistola con un
rayo láser que al detectar al auto emite un sonido, este aparato es capaz de tomar
una foto al carro que excede los límites permitidos como prueba de que
efectivamente rompió una norma de tránsito.
“Todo esto se hace como medida de prevención, se trata de evitar accidentes.
Además los retenes no están en lugares fijos, precisamente para que la gente no
nos ubique y ya se sepa los lugares en donde estamos.“ volvió a decir el oficial
Padilla.
Instantes después volvió a sonar su radio, ésta vez sólo se escuchó “no hay
novedades”. Se puede notar en todo el operativo una camioneta que viene del
IJCF (Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses) afuera de ella, un perito sentado
esperando el llamado de algún oficial. “El único que puede hacer la prueba del
alcoholímetro es el licenciado Ramírez”, apellido del perito que estaba en el reten,
de nombre Manuel. Un treintañero de aspecto tranquilo, una persona delgada y
trato amable.
El perito sacó un aparato parecido a un multímetro pero más pequeño, de color
negro y con un agujero en donde colocó una boquilla para explicar la función del
aparato. “Para la prueba se tiene que soplar y sostener durante cinco segundos, si
no es así marca error. Eso de que si soplas una vez, no sale la cuenta y soplas
una segunda vez y aparece que excedes en nivel de alcohol es falso ya que se
marca error y no hay cuanta”, explicó el licenciado mostrando de manera
entendible el alcoholímetro y haciendo una prueba.
Para ser consignado al Ministerio Público el alcoholímetro se deben de rebasar los
1.66 miligramos de alcohol por litro de aire aspirado. El máximo de miligramos
aceptados para no ser infraccionado son 1.25, entre 1.25 y 1.66 miligramos se
abre un oficio contra el conductor y se le infracciona. Al final si uno no hace
“meritos” para que lo paren no tiene de que preocuparse, el chiste está en estar
consciente de las consecuencias que se puede tener por conducir ebrio, y la
verdad, para que arriesgarse.
Sobre la ley
El gobierno, en teoría encargado de que se conserve una estabilidad en la
sociedad, promulga leyes para hacer valer la ley y mejorar la convivencia de los
habitantes de un país, así como generar las vías de desarrollo para progresar en
todos los ámbitos que se requieran. Un buen ejemplo, fue el pasado seis de
septiembre, cuando se reformaron varias leyes para evitar anomalías que se
deriven del alcoholismo.
La Ley Salvavidas trae cambios al Código Penal del estado, a la Ley de Servicios
de Vialidad, Tránsito y Transporte, y a la Ley para Regular la Venta y el Consumo
de Bebidas Alcohólicas en Jalisco. Las partes más destacadas de ésta reforma
son: la disminución en los grados permitidos de alcohol que se le encuentren a un
conductor en estado de ebriedad para consignarlo al Ministerio Público; el
incremento en las multas para la ley que regula la venta y el consumo de alcohol; y
también una disminución en los miligramos de alcohol que registre el
alcoholímetro.
Todo con el propósito de que las autoridades tengan más oportunidad de poder
sancionar con mayor fuerza a los que infringen la ley, pero sobre todo para
prevenir accidentes y disminuir el número de los mismos. Por lo que, tanto como
conductores, como establecimientos en donde se vende alcohol, tendrán que
conocer la reforma, para no tener algún problema futuro.
La información sobre los artículos de las leyes que se reformaron o alguna
pregunta que se tenga o duda que se quiera resolver, se recomienda visitar la
página del congreso de congreso del estado de Jalisco. www.congresojal.gob.mx
¿Y en los lugares que venden alcohol qué?
En la zona de Chapultepec hay varios bares, entre ellos el “Barra de Piedra”, un
lugar en el que se escucha rock, música en vivo, con mesas de billar y la típica
barra de bar de película. Los sábados toca una banda que canta covers, entre una
nube de cigarro y gente tomando cerveza, se pasa un buen momento, sobre todo
si se es aficionado al rock, y cantar con los amigos.
Miguel, el encargado del bar, se asoma cada media hora para ver que todo esté en
orden y que se atienda a los clientes. “Me echo mis vueltas, igual sólo para venir
por un pisto, y si hay que checar que todo vaya bien”, explica Miguel, señor de
mediana estatura, de treinta años, que se caracteriza por un animo fiestero que se
le nota aún si no se le conoce.
Y es que los lugares en donde la gente llega los fines de semana son bares,
antros, restaurants en donde se pueda tomar un trago, en fin, sólo busca divertirse,
Desgraciadamente hay personas que salen muy “ahogadas” y que conducen,
siendo sinceros, es algo irresponsable por más que se diga que se maneja
despacio. Se corren riesgos.
“Ya vi esto de la Ley antiborrachos pero como en todo, las reglas se rompen, a
pesar de eso aquí se vende hasta las tres de la mañana y se cierra a las tres y
media como dice nuestro permiso. Pero si vienes a cerrarme te saco”, comenta
Miguel junto con una carcajada. Algo que al parecer es natural en él.
El bar sigue con su rutina de fin de semana, la gente entra, y la música en vivo
empieza. Para poner más ameno el asunto Miguel manda llamar a un mesero y
pide dos tequila sunshine “te invito un trago como cortesía de la casa”, dijo de
manera amigable.
“Mira, realmente no me ha afectado, todo sigue igual. Yo dejo de vender alcohol
hasta las tres y voy cerrando como tres y media de la madrugada. Aunque si te
digo que la venta a disminuido un poco ya que la gente si adquiere cierto temor
poque no les vaya a tocar algún reten.” Explica Miguel mientras bebe su tequila
sunshine.
“Lo bueno es que no hay retenes afuera de los establecimientos, sino imagínate,
tendríamos cero clientes, lo que si es que está muy vigilado porque en todo este
lugar hay bares y para evitar conflictos la policía ronda la zona”, explica con
detenimiento mientras su celular suena, se levanta un momento, mientras se
escucha un cover de Radiohead.
Cuando regresa Miguel, llama a uno de los que están vigilando la entrada, al
parecer habo un pequeño percance afuera pero nada que levantar. Regresando a
la platica bebe dos tragos y continua. “¿En qué estábamos? Ah ya me acordé.”
Dice cruzando los brazos.
“Fíjate que cuando la ley estaba recién implementándose, pasaban inspectores
para verificar que se cumpliera con toda la normatividad y hasta ahora no han
vuelto a pasar. De cualquier manera tenemos los teléfonos de la base de taxis más
cercana, nosotros mismos llamamos y el taxi llega. De hecho hace unos días,
llegó un cliente a eso de las nueve de la noche ya medio entonado, eran las tres de
la mañana y el mismo nos dijo: aquí les encargo mi camioneta, ya me siento
mareado y no quiero ser uno de esos que los paran por pendejos. Nos dio mucha
risa, porque mientras que a unos clientes les insistimos en pedir un taxi, él lo hizo
de propia voluntad. Pero bueno ese es un servicio que el bar ofrece sin costo
alguno”, platicó de manera muy expresiva el caso, moviendo las manos e imitando
la voz del cliente aquel.
La noche transcurrió de manera tranquila, entre varios tequilas, música en vivo, y
éste señor con aspecto fantoche pero que en el trato es a todo dar. Al salir se toma
taxi y se llega seguro a casa.
¿Nueva forma de prevención o previniendo el castigo?
Ya que el tema causó mucha controversia, las redes sociales no pueden pasar
desapercibidas, sobre todo cuando en ellas se anuncian y se comentan sobre
temas que tienen relevancia en la sociedad, a tal grado de anunciar los operativos.
Twitter y Facebook, las dos redes sociales con más peso en la actualidad, son un
canal en donde muchas personas comentan sobre lo que pasa en sus vidas, y lo
que a su alrededor toma interés, no solo personal, también a nivel social. Es el
caso de una cuenta en Twitter que informa sobre las zonas en las que están
instalados los retenes en Guadalajara.
“Mi intención es crear una red logrando avisar en dónde se encuentran los retenes
y radares con el fin de evitar los operativos”, escribe @retenesgdl, usuario de
Twitter. La conversación por Internet fue accesible, todas las preguntas que se le
hicieron fueron contestadas, al parecer no tenía ningún problema con eso. Mejor
no pudo ser.
“La verdad comencé posteando en mi Facebook los retenes que veía, y a partir del
primer día que me pidieron mordida en uno de los operativos. Me pareció el colmo
que siendo tan grande la operación todos lo agentes viales estuvieran de acuerdo
en que se pidiera mordida, por lo menos en mi caso. La verdad me molestó” volvió
a escribir. Lo hacía rápido.
El usuario @retenesgdl explicó que sabe la posición de los retenes porque a diario
tiene que recorrer largas distancias. Además, sus seguidores también le avisan
sobre los operativos y el lugar en donde están. “Conozco la Ley Salvavidas sino no
postearía. También tengo asesoría legal para esto ya que lo intento llevar de
manera profesional.” Agrega @retenesgdl.
Sabe también del impacto de sus “tuits” porque tiene ya varios seguidores. A salido
publicado en Mural, es muy conocido en el mundo del internet. “Honestamente me
parece un arma de doble filo. Muchas veces me tienta a cerrar la cuenta pero
intento twittear mensajes responsables en ocasiones, sé que no es un juego.”,
@retenegdl contesta rápido, es accesible, no pide nada a cambio. De entrada y por
lo que escribe, se puede llegar a la conclusión de que la labor social puede ser
vista como un desacato a la ley. Aunque la intención sea buena.
Y las redes sociales dan precisamente esa posibilidad, de saber cosas que están
pasando en el momento, en cierto lugar y a qué hora, ojalá que la labor de
@retenesgdl no sólo sea vista como una ayuda para evitar pasar por ahí, sino para
concientizar de que no se debe manejar en estado de ebriedad.
También hay quejas
Para aquellos que no sepan, si uno sufre algún tipo de anomalía en un reten,
abuso de autoridad, maltrato, violación a alguna ley por parte de las autoridades o
corrupción con respecto a las multas, se puede presentar una queja a la Secretaría
de Vialidad del estado.
En otros casos, hay personas que ven inconstitucional el uso del alcoholímetro, ya
que consideran que se violan sus derechos de tránsito, y sus garantías
individuales. Sienten que la ley les perjudica y los retenes no tendrían porque
hacerse. Tal es el caso de Jorge Zaragoza Carrillo, de aproximadamente unos
treinta y cinco años, señor alto, de cabello canoso, de ceño fruncido, que acudió a
los juzgados de distrito para solicitar un amparo en contra del alcoholímetro.
“Vengo a presentar mi demanda porque si algún día voy manejando y me paran
por cualquier razón puedo mostrar la suspensión que me da el gobierno y así no
tienen derecho de bajarme de mi carro y usar el alcoholímetro”, comentó el señor,
quien iba con un traje color azul marino, de aparciencia fantoche.
Los juzgados de distrito se encargan de ver todo sobre los delitos federales, en su
caso los de distrito en materia administrativa se encargan de ver los delitos
federales administrativos. Al juzgado segundo le correspondió le demanda de
amparo del señor Jorge. “La resolución de su demanda puede estar lista más tarde
o mañana por la mañana”, se escucha a una joven que atiende la oficialía de
partes del juzgado.
La curiosidad sobre la demanda de ampero del señor fue bastante fuerte, por lo
que la busqueda de algún especialista era latente, alguien que supiera explicar
sobre en qué consiste un amparo y cómo funciona. El juez segundo de distrito en
materia penal supo explicar a detalle todo el contexto de la demanda.
El privado de un juez se caracteriza por ser un lugar elegante pero sencillo que
atrás de su asiento está una bandera de México guardada en un cristal. La oficina
se distingue porque hay muchos cuadros sobre los que se pueden ver a varios
abogados y gente de traje, también retratos de los ministros de la Suprema Corte
de Justicia. Además de uno librero que está repleto de libros de derecho y el olor a
vela que había en lugar. “Pase joven en que le puedo servir. Me presento, soy el
juez segundo de distrito, el licenciado José Reynoso Castillo”, dijo el juez.
El amparo es un instrumento jurídico que sirve para proteger las garantías
individuales. En términos generales sirve para combatir actos autoritarios. Cuando
algún acto de la autoridad viola una garantía entonces el amparo sirve para
detener ese acto.
“Se demanda en contra órdenes de aprehensión, contra auto de formal prisión,
contra órdenes de embargos o de aseguramiento de bienes,por dar uno ejemplos”
agrega el juez segundo.
Una reclamacion en contra de leyes se puede hacer, de eso se trata el amparo,
pedir el auxilio de la justicia federal para que no se cometan a ctos en contra de las
garantias individuales de una persona, Aunque no se puede interponer una
demanda de amparo contra leyes o actos que no son duraderas, o que se
consuman en on momento ràpido.
“Una demanda en contra del alcoholímetro se niega porque es un acto instantáneo,
entonces cuando se hace el alcoholímetro es un acto que ya pasó, no se puede
conceder una suspensión en el acto reclamado cuando no se priva ni se viola una
garantía”, en palabras del propio juez federal, se comprende que algo que pasa en
el momento, algo fugaz, no es posible meter un amparo.
Es cierto que nadie puede ser molestado en su persona, y que existe el libre
tránsito, como lo indica el artículo 16 de la constitución de México pero, también es
verdad que la constitución menciona que siempre y cuando no se haga en perjuicio
de terceros o altere las normas judiciales y el orden público. En este caso, la Ley
Salvavidas, fue una iniciativa que se estudió, que paso por diputados y senadores,
y al llegar al pleno de un congreso, se vota y se verifica que no viole ninguna
garantía y se haga conforme a ley.
Gracias al juez, ahora se entiende que aquel que quiera poner una demanda en
contra de los retenes, de la Ley Salvavidas o del alcoholímetro, es muy probable
que su demanda se le sea negada.
Todo esto de la llamada “ley antiborrachos”, el alcoholímetro, al fin y al cabo tiene
como propósito el de prevenir accidentes, es cierto que mucha gente muere por
conducir en estado de ebriedad eso no es nuevo, por lo tanto una problemática
social de la que se tienen que tomar cartas en el asunto.
Tal como dijo el secretario de Vialidad y Transporte de Jalisco, Diego Monraz
Villaseñor, en una entrevista para medios locales derivada de un operativo en el
primer fin de semana de éste año, que la ley disminuyó el índice de muertes por
conducir en estado de ebriedad, ya que previo a las reformas que se aprobaron en
el congreso, fueron ciento siete muertes las que se reportaron por ésta causa de
enero a agosto, pero en septiembre sólo había sido una.
Las declaraciones del secretario de la SVyT del estado, pueden convencer o
reconfortar a muchos sobre el motivo de los alcoholímetros y los retenes en las
calles, para otros sólo será un capricho del gobierno para parar gente. Pero en
realidad el mejor consejo o la mejor decisión es la que se hace uno mismo cuando
se analizan las consecuencias de conducir en estado de ebriedad.
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