ÉTICA PROFESIONAL Y FORMACIÓN EN VALORES SAFA-ALCALÁ LA REAL UNIDAD 5: LOS VALORES HUMANOS PARA EL PROFESOR Definíamos en la Unidad anterior a la persona humana como un ser vivo corporal, en un tiempo y un espacio determinados y en una situación concreta, dotado de inteligencia y voluntad, y que libremente va construyendo su vida por los caminos que él elige, siendo capaz de dar respuesta de sus opciones. Es decir, el ser humano es un proyecto llamado a realizarse a lo largo de su vida mediante el ejercicio de su libertad. Pero ¿da lo mismo una cosa que otra? ¿Son todos los caminos iguales? ¿Nos realizamos plenamente siguiendo cualquier tipo de opciones? 1. QUÉ ES UN VALOR El valor no es una cosa ni un objeto, sino una cualidad que poseen las cosas, las situaciones o las ideas por la cual son importantes para el sentido de nuestra vida y nuestra madurez. Los valores no son, pues, algo puramente subjetivo, sino que tienen una dimensión objetiva, independiente en gran parte del gusto o del interés que yo pueda tener por ellos. Sin embargo, tienen también una dimensión subjetiva en cuanto son cualidades que son importantes para mí. Por eso, una de sus principales características es la de imponerse por sí mismos, se justifican por sí mismos. Ante ellos, el hombre se siente interpelado y llamado. Puede aceptarlo o no, pero antes de esa opción el valor está exigiendo del hombre una aceptación. Se han hecho muchas clasificaciones de estos valores. Una de ellas podría ser la siguiente: Valores de lo agradable y lo desagradable: placer – dolor sensible; gozo - sufrimiento. Valores vitales: salud – enfermedad; alegría – aflicción; éxito – fracaso. Valores espirituales: 1. Estéticos: belleza – fealdad. 2. Intelectuales: verdad – falsedad. 3. Éticos o morales: justo – injusto. Valores religiosos: santo – profano; divino – demoníaco. Como se puede apreciar, los valores se presentan siempre en parejas contrarias, en un polo positivo y otro negativo. ÉTICA PROFESIONAL Y FORMACIÓN EN VALORES SAFA-ALCALÁ LA REAL Estos valores se presentan jerarquerizados, en un orden determinado entre ellos, según la importancia que tienen para la autenticidad humana. El orden determinado en que se combinan según su importancia es lo que se llama una jerarquía de valores: Es difícil construir una jerarquía de valores objetiva, pero sí se puede decir que hay unos valores que deben ceder ante otros si entran en conflicto. Por ejemplo, en ocasiones lo justo no coincide con el gozo, o lo verdadero no coincide con lo que lleva al éxito. es lo que se llama un conflicto de valores. en este caso lo correcto es elegir el valor más importante objetivamente (en los ejemplos puestos, lo justo y lo verdadero) sacrificando aquellos que son inferiores. Cada persona tiene su jerarquía de valores, sea consciente de ella o no. En la vida práctica hay siempre unas cosas que nos interesan más que otras. Esta escala de valores varía de una persona a otra, y está construida sobre la base de lo que se conoce con el nombre de opción fundamental. La opción fundamental consiste en la actitud de base que adopte la persona ante sí mismo y ante los demás. Puede ser una actitud de apertura, de entrega y de servicio, o se puede adoptar una postura de cerrazón, de egoísmo y de utilización de los demás en provecho propio. A partir de esta opción fundamental, cada uno clasifica los valores y va eligiendo lo que favorece la línea que quiere y rechazado lo que le aparta de ella. La opción fundamental da sentido al conjunto de actos que vamos realizando. 2. EL VALOR MORAL En la clasificación de los valores que hemos dado aparecen, entre los valores espirituales, los valores éticos o morales. Se destacan de una forma especial, pues tienen unas características propias: Son valores que se dan en el campo de la acción humana, es decir, aquellos actos que orientan la vida del hombre hacia su madurez. No pertenecen ni a los actos propios de la técnica ni a los especulativos del pensamiento puro. Se imponen por sí mismos. Su presencia despierta en el hombre la conciencia de tener que responder de una manera determinada. Es decir, comportan la conciencia de una obligación moral. Por último hay que destacar que los valores morales perfeccionan la totalidad de la persona y no sólo una dimensión. La razón es que son una llamada a la responsabilidad del hombre y, por tanto, a su libertad. Los valores morales son cualidades objetivas y reales que solicitan la libertad y la responsabilidad del hombre para construir en una línea humanizadora su vida. Se imponen como una llamada a ÉTICA PROFESIONAL Y FORMACIÓN EN VALORES SAFA-ALCALÁ LA REAL un comportamiento determinado de acuerdo con el criterio de lo bueno y lo justo, frente al mal y lo injusto. Pero ¿qué es lo bueno y qué es lo justo? ¿En qué radica el valor supremo del orden moral? A lo largo de la historia se ha puesto en diferentes realidades: Para unos sería obedecer estrictamente a un principio exterior al hombre que dicta leyes (Dios, el Estado, la sociedad…) Para otros, el valor supremo del placer (hedonistas). La felicidad (Aristóteles, Santo Tomás y la tradición moral cristiana). La ausencia de perturbación, la impasibilidad ante el acontecer del mundo (es la <<ataraxía>> de los filósofos estoicos). La utilidad (es el pragmatismo, que alcanzó un gran desarrollo en los siglos XVII y XVIII en Inglaterra) El cumplimiento del deber porque es deber (respeto a la ley, típico de la filosofía de Kant). El altruismo o entrega desinteresada a ayudar a los demás. La libertad como eliminación de todas las limitaciones… Según el valor que se considere supremo, vemos, pues, que surgen diferentes sistemas éticos. 3. LA LEY, NORMA OBJETIVA DE LA MORALIDAD. 3.1. La norma moral Los valores morales se nos presentan en la norma moral. NORMA MORAL es aquello que se propone a la voluntad como un deber, obligándola, aunque sin violentar la voluntad. A través de normas se nos indica lo que debemos hacer para vivir en la práctica un valor concreto. Así el valor del bien puede ser expresado en una norma: <<haz lo que es bueno>> o <<no hagas el mal>>. La norma nos concreta, pues, las exigencias del valor. En moral se habla de dos grandes tipos de normas: La norma objetiva, que es la ley: la ley moral, de forma general y objetiva, manda lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. La norma subjetiva, que es la conciencia: desde nuestro interior nos indica cuál es el comportamiento moral adecuado para cada uno personalmente. 3.2. La ley moral: definición y tipos Una ley es la formulación de una obligación o necesidad que tiene como fin regular la conducta humana. Santo Tomás la define como ÉTICA PROFESIONAL Y FORMACIÓN EN VALORES SAFA-ALCALÁ LA REAL <<orden de la razón, promulgada por la autoridad competente, para el logro del bien común>>. Sin embargo, no toda ley es ley moral. Muchas de ellas son normas de prudencia para la convivencia. Son leyes civiles que obligan, sin implicar valores morales de una forma directa. La ley moral, por el contrario, siempre implica esa referencia directa a un valor moral. LEY MORAL es la norma moral que se manifiesta imperativamente a la conciencia del hombre. En moral se distinguen normalmente tres tipos de leyes: a) La ley eterna, que es el plan según el cual Dios ha creado el mundo. Este plan ha existido en Dios desde siempre y es como el gran proyecto que Él tiene sobre cada uno de los seres y lo dirige a su fin. Esta ley eterna viene a identificarse con lo que los cristianos llamamos la providencia divina. No es sólo el orden de las leyes naturales que rige el cosmos, sino que también tiene una dimensión personal, en cuanto pone de manifiesto que Dios tiene un proyecto positivo y amoroso que el ser humano puede asumir libre y responsablemente. b) La ley natural. El ser humano, en cuanto ser dotado de razón y de libertad, no está sometido de una forma exclusivamente mecánica a las leyes físicas de la misma manera que los seres irracionales. Es nuestra misma naturaleza racional lo que va descubriendo lo que es bueno o malo. Es, pues, la ley moral natural una ley innata, que puede ser conocida por nuestra razón y seguida adecuadamente. Lo que nos impone la ley natural son unos principios muy generales que son válidos para todos los hombres. A todos se nos impone, por ejemplo, como obligatorio y evidente unos principios tan claros como “haz el bien y evita el mal” o se ha de pagar a todos lo que es justo”. A partir de estos principios las leyes se construyen como derivaciones concretas que aplican esa ley natural a la vida diaria. Y el valor moral de esas leyes dependerá de ser una aplicación adecuada de esos principios. A lo largo de la historia, la humanidad ha ido aclarando y profundizando el conocimiento que tiene de estos principios. Por ejemplo, durante muchos siglos la mujer o el esclavo han sido considerados como seres inferiores al hombre; hoy eso nos parece intolerable. Y es que la humanidad ha llegado a tener una conciencia más clara de esa ley natural que nos habla de la igualdad fundamental de todos los seres humanos. Sin embargo, hay ocasiones en que un mayor conocimiento no supone un mejor cumplimiento de una norma. c) La ley positiva. La ley natural nos pone delante de unas exigencias, pero éstas son muy generales. Para la vida diaria es necesario traducirlas de una manera más precisa, hacerlas más concretas de modo que puedan ser aplicadas a las situaciones que nos vamos encontrando. Por ley positiva se entiende la que ha sido promulgada de una forma externa (escrita u oral) como expresión de un valor moral para regular un campo determinado de la actividad humana. ÉTICA PROFESIONAL Y FORMACIÓN EN VALORES SAFA-ALCALÁ LA REAL La sociedad, a través de sus representantes legítimos, va construyendo un cuerpo de leyes para organizar mejor la convivencia entre sus componentes. Esas leyes se van codificando en el Derecho. Esto supone que esas aplicaciones concretas no tienen el carácter de universalidad que tiene la ley natural y el valor moral. Cada sociedad encuentra su forma de aplicar y concretar los valores en un momento determinado de su historia. La ley positiva, por definición, evoluciona y está sometida al cambio, pues trata siempre de regular la sociedad que existen en la realidad. Sin embargo, la ley positiva tampoco es arbitraria, o no debe serlo. Tiene siempre que intentar reflejar lo más claramente posible el valor del que procede. De ahí que pueda haber leyes injustas y comportamiento ilegales. Resumiendo, la ley es la norma moral objetiva, exterior a cada individuo y de carácter general. En sus diferentes niveles, formula valores e imperativos que el hombre debe aceptar para guiar su comportamiento hacia la plenitud de una vida auténticamente humana. La ley constituye, por tanto, la concreción objetiva y general de los valores morales. 4. LA CONCIENCIA, NORMA SUBJETIVA DE LA MORALIDAD Podríamos definir la conciencia como la propiedad del ser humano para formular juicios normativos, espontáneos e inmediatos sobre el valor moral de ciertos actos individuales determinados. Es un fenómeno muy complejo y tenemos que distinguir dos dimensiones claramente diferentes: Hay una dimensión psicológica que es el conocimiento que tenemos de nuestro propio yo y de sus actos. A ella nos referimos cuando empleamos expresiones como “ser consciente de algo”. La psicología estudia esta dimensión y aquí sólo nos interesa señalar que es un presupuesto básico para la dimensión propiamente moral. Sólo se da ésta si, previamente, somos conscientes de lo que hacemos y del sentido de nuestros actos. Pero la dimensión psicológica no exige de por sí la dimensión moral. Uno puede ser muy consciente de las cosas y ser un inmoral. Hay otra dimensión que es la moral. La persona, además de conocer las cosas y conocerse, es capaz también de valorar las cosas y valorarse a sí mismo, sintiéndose responsable de su propio destino. Esta capacidad de valoración según el bien y el mal es la conciencia moral. Si la ley es la norma objetiva y general de la moralidad, la conciencia es la norma subjetiva, pues nos dicta desde nuestro interior cómo debemos comportarnos cada uno desde un punto de visto moral. Tenemos así dos grandes orientaciones para nuestro comportamiento ético: la ley nos dice los principios generales y objetivos, y los dice para todos, mientras que la ÉTICA PROFESIONAL Y FORMACIÓN EN VALORES SAFA-ALCALÁ LA REAL conciencia, conociendo y asumiendo esos principios ,nos indica qué debemos hacer cada uno de nosotros (elemento subjetivo) en las situaciones concretas que encontramos. Dentro de la conciencia moral se distinguen: a) La conciencia moral habitual o capacidad interior innata que tiene la persona para formular juicios morales y encaminarse así al bien. Por eso se habla de: Conciencia recta: es aquella que, en su juicio sobre los actos, coincide con la ley moral. No hay, pues, contradicción entre la ley moral y con ciencia recta, pues ambas vienen a coincidir en el juicio moral sobre el comportamiento humano. Conciencia laxa o relajada: es la conciencia que no da importancia moral a nada o casi nada. Todo vale o todo está permitido. Conciencia escrupulosa: es la que ve en todo cosas malas, que da importancia a lo que no la tiene y vive permanentemente con el miedo de haber cometido faltas morales o ir a cometerlas. Conciencia farisaica: es una especie de mezcla de las dos anteriores, pues da importancia a lo que no la tiene moralmente y, sin embargo, olvida o no conoce los grandes principios morales. b) La conciencia habitual funciona emitiendo un juicio moral en cada situación concreta, indicando el tipo de conducta a seguir. La conciencia actual es el juicio práctico por el que la conciencia dicta en un momento determinado si hay que hacer tal o cual acto porque es bueno o hay que evitarlo porque es malo. El hombre está obligado a seguir el dictado de su conciencia. Es la conciencia la que dicta la última palabra sobre la bondad o la maldad de un hecho. La ley señala el principio, la norma general, pero en el momento de la acción es la conciencia la que aplica prudentemente el principio de la ley. Por ello la conciencia es la norma próxima y subjetiva de nuestro obrar. Aunque todo ser humano tiene la obligación de procurar formar su conciencia rectamente. ÉTICA PROFESIONAL Y FORMACIÓN EN VALORES SAFA-ALCALÁ LA REAL UNIDAD 5: LOS VALORES HUMANOS PARA EL ALUMNO 1. QUÉ ES UN VALOR El ser humano es un proyecto llamado a realizarse a lo largo de su vida mediante el ejercicio de su libertad. Pero ¿da lo mismo una cosa que otra? ¿Son todos los caminos iguales? ¿Nos realizamos plenamente siguiendo cualquier tipo de opciones? El valor no es una cosa ni un objeto, sino una cualidad que poseen las cosas, las situaciones o las ideas por la cual son importantes para el sentido de nuestra vida y nuestra madurez. Dimensión objetiva: los valores son independientes en gran parte del gusto o del interés que yo pueda tener por ellos, pues se imponen y se justifican por sí mismos. Dimensión subjetiva: cuando se convierten en cualidades que son importantes para mí. Un ejemplo de clasificación de valores: Valores de lo agradable y lo desagradable: placer – dolor sensible gozo - sufrimiento Valores vitales: salud – enfermedad alegría – tristeza éxito – fracaso. Valores espirituales: Estéticos: belleza – fealdad Intelectuales: verdad – falsedad Éticos o morales: justo – injusto Valores religiosos: santo – profano El orden determinado en que los valores se combinan según su importancia es lo que se llama una jerarquía de valores. Está construida sobre la base de lo que se conoce con el nombre de opción fundamental, que consiste en la actitud de base que adopte la persona ante sí mismo y ante los demás. 2. LOS VALORES MORALES Son valores que se dan en el campo de la acción humana, es decir, aquellos actos que orientan la vida del hombre hacia su madurez. No pertenecen ni a los actos propios de la técnica ni a los especulativos del pensamiento puro. ÉTICA PROFESIONAL Y FORMACIÓN EN VALORES SAFA-ALCALÁ LA REAL Se imponen por sí mismos. Su presencia despierta en el hombre la conciencia de tener que responder de una manera determinada. Es decir, comportan la conciencia de una obligación moral. Los valores morales perfeccionan la totalidad de la persona y no sólo una dimensión. La razón es que son una llamada a la responsabilidad del hombre y, por tanto, a su libertad. 3. NORMA MORAL Y LEY La norma moral es aquello que se propone a la voluntad como un deber, obligándola, aunque sin violentar la voluntad. A través de normas morales se nos indica lo que debemos hacer para vivir en la práctica un valor concreto. Así el valor del bien puede ser expresado en una norma: <<haz lo que es bueno>> o <<no hagas el mal>>. La norma nos concreta, pues, las exigencias del valor. Una ley es la formulación de una obligación o necesidad que tiene como fin regular la conducta humana. Sin embargo, no toda ley es ley moral. Muchas de ellas son normas de prudencia para la convivencia. Son leyes civiles que obligan, sin implicar valores morales de una forma directa. La ley moral, por el contrario, siempre implica esa referencia directa a un valor moral. LEY MORAL es la norma moral que se manifiesta imperativamente a la conciencia del hombre. En moral se distinguen normalmente tres tipos de leyes: La ley eterna, que es el plan según el cual Dios ha creado el mundo y que pone de manifiesto que Dios tiene un proyecto positivo y amoroso que el ser humano puede asumir libre y responsablemente. La ley natural. El ser humano, en cuanto ser dotado de razón y de libertad, no está sometido de una forma exclusivamente mecánica a las leyes físicas de la misma manera que los seres irracionales. Es nuestra misma naturaleza racional lo que va descubriendo lo que es bueno o malo. Es, pues, la ley moral natural una ley innata, que puede ser conocida por nuestra razón y seguida adecuadamente. Lo que nos impone la ley natural son unos principios muy generales que son válidos para todos los hombres. A todos se nos impone, por ejemplo, como obligatorio y evidente unos principios tan claros como “haz el bien y evita el mal” o “se ha de pagar a todos lo que es justo”. La ley positiva. La ley natural nos pone delante de unas exigencias, pero éstas son muy generales. Para la vida diaria es necesario traducirlas de una manera más precisa, hacerlas más concretas de modo que puedan ser aplicadas a las situaciones ÉTICA PROFESIONAL Y FORMACIÓN EN VALORES SAFA-ALCALÁ LA REAL que nos vamos encontrando. Por ley positiva se entiende la que ha sido promulgada de una forma externa (escrita u oral) como expresión de un valor moral para regular un campo determinado de la actividad humana. La sociedad, a través de sus representantes legítimos, va construyendo un cuerpo de leyes para organizar mejor la convivencia entre sus componentes. Esas leyes se van codificando en el Derecho. La ley positiva, por definición, evoluciona y está sometida al cambio. Sin embargo, la ley positiva tampoco es arbitraria, o no debe serlo. Tiene siempre que intentar reflejar lo más claramente posible el valor del que procede. De ahí que pueda haber leyes injustas y comportamiento ilegales. 4. NORMA MORAL Y CONCIENCIA Es la propiedad del ser humano para formular juicios normativos, espontáneos e inmediatos sobre el valor moral de ciertos actos individuales determinados. La conciencia moral habitual es la capacidad interior innata que tiene la persona para formular juicios morales y encaminarse así al bien. Por eso se habla de: Conciencia recta: es aquella que, en su juicio sobre los actos, coincide con la ley moral. Conciencia laxa o relajada: es la conciencia que no da importancia moral a nada o casi nada. Todo vale o todo está permitido. Conciencia escrupulosa: es la que ve en todo cosas malas y vive permanentemente con el miedo de haber cometido faltas morales o ir a cometerlas. Conciencia farisaica: es una especie de mezcla de las dos anteriores, pues da importancia a lo que no la tiene moralmente y, sin embargo, olvida o no conoce los grandes principios morales. La conciencia moral actual es el juicio práctico por el que la conciencia dicta en un momento determinado si hay que hacer tal o cual acto porque es bueno o hay que evitarlo porque es malo. El hombre está obligado a seguir el dictado de su conciencia. Es la conciencia la que dicta la última palabra sobre la bondad o la maldad de un hecho. La ley señala el principio, la norma general, pero en el momento de la acción es la conciencia la que aplica prudentemente el principio de la ley. Por ello la conciencia es la norma próxima y subjetiva de nuestro obrar. Aunque todo ser humano tiene la obligación de procurar formar su conciencia rectamente.