¿Hay que Temer a los Campos Electromagnéticos

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¿Hay que Temer a los Campos Electromagnéticos?
Los males más grandes que aquejan a
nuestro planeta son la ignorancia y la opresión,
y no la ciencia, la tecnología y la industria.
Apelación de Heidelberg de 52 Premios Nóbel
Nos hacen temer. Las líneas de alta tensión y los teléfonos celulares serían cancerígenos. Los campos
magnéticos inducidos por la electricidad doméstica o industrial serían nefastos para la salud humana.
Los medios de comunicación han difundido la mala nueva: el hada electricidad sería de hecho una malvada
bruja. A fines de los años 70 (1) comenzaron a hacerse públicos los primeros estudios sobre el tema. Ellos
llegaban a la conclusión general que los campos electromagnéticos emitidos por las redes eléctricas aéreas de
transoprte (alta tensión), las de distribución (media y baja tensión), pero también los aparatos eléctricos
domésticos y las computadoras eran nocivos para la salud humana, la fauna y la flora.
En esa época fueron publicados los trabajos americanos (2) donde se designaban como verdaderos mapas de
contaminación electromagnética a ciertos barrios residenciales de Denver, Colorado. Coincidencia o no, un
cierto número de niños que habitaban en las casas más afectadas por los campos electromagnéticos
generados por las líneas y los transformadores, padecían cáncer. Este estudio fue popularizado enormemente
por la revista New Yorker, muy conocida en aquél lado del Atlántico, por haber sido una de las primeras en
haber escrito sobre los peligros del amianto.
Desde entonces, se ven de manera diferente al efecto de las líneas de alta tensión, y las menores de las
afeitadoras eléctricas y de los hornos de cocina se volvieron sospechosas. En el curso de los últimos años, se
unieron a la lista de los aparatos peligrosos los teléfonos celulares. Un americano de Florida demandó ante la
justicia al fabricante del teléfono móvil de su esposa porque ella había muerto a causa de un cáncer de
cerebro. El último informe (3) sobre la telefonía celular confirma que nada permite todavía corroborar algún
riesgo por los efectos biológicos sobre la cabeza y las manos por el uso de los teléfonos celulares.
Al paso de los años, las nuevas publicaciones abruman a los campos electromagnéticos. Se sospecha, entre
otras, de ser la causa de impedir el sueño, de inducir al suicidio, de causar problemas al ritmo cardíaco, y
sobre todos de provocar cánceres, de manera notable, entre los niños. En Bélgica, los granjeros de las
Ardenas descubrieron que el rendimiento de sus vacas lecheras había disminuido. Los charlatanes venden
aparatos para protegerse de las emisiones de las computadoras y de las pantallas de televisión, o aparatos
para cortar la corriente en las líneas eléctricas fuera de servicio.
Como en todas las controversias científicas, los expertos se dividieron en dos bandos: los incondicionales que
pretenden tener el patrocinio sobre la verdad acerca de los efectos nefastos, y aquellos que aducen que las
pruebas no son suficientes. En 1995 se habían publicado más de 12.000 estudios más o menos científicos han
sido publicados sobre el tema (4). Muchos de estos estudios se basaban sobre un número insuficiente de
casos para garantizar una significación estadística. ¿Habría que darle crédito a los estudios sobre animales
donde son sometidos a los campos electromagnéticos tan fuertes que su temperatura local era aumentada
fuertemente. Poner la mano dentro de un horno de microondas y sufrir severas quemaduras no es prueba
alguna de que las ondas electromagnéticas sean nocivas.
Se adjuntaban a estas creencias los posibles efectos de las ondas telúricas y los rayos cósmicos. Es innegable
que un buen rabdomante puede localizar una fuente o un depósito de agua subterráneo con su varilla, y que
este método es usado cada vez más en las regiones áridas para descubrir agua potable. Pero los científicos no
han podido todavía explicar el mecanismo.(5)
Las organizaciones internacionales (CENELEC, las Comunidades Europeas, la Organización Mundial de la Salud,
la Asociación Internacional de la RAdioprotección, las normas VDI-DIN) han propuesto valores límites para
esta “bruma electromagnética” (Elektrosmog), valores que difieren fuertemente de una organización a otra
pero que han sido capturadas en las legislaciones nacionales. Se han determinado los valores para el flujo
magnético (en microteslas) generado por la gama completa de los aparatos electromagnéticos a diferentes
distancias. Se han prescrito así las distancias mínimas que las líneas de lata tensión o las emisoras de radio
deben respetar en relación a las casas.(6) Por lo general los valores de umbral prescritos por las normas son
de 100 microteslas. Algunos proponen reducirlo a 1 microtesla, lo que significaría que la mayor parte de los
aparatos electrodomésticos serían prohibidos, como también los tranvías y otros transportes eléctricos que
tienen la simpatía de las asociaciones ecologistas (7).
Debajo de las mantas eléctricas de calefacción, el campo magnético es casi 100 veces más fuerte que en
cualquier otra parte de una casa. Y sin embargo, los estudios de Preston-Martin, de SAvitz, de Verreault, de
Vena y de London, no han podido demostrar evidencia de un efecto cancerígeno de estos cobertores
eléctricos.(8)
Ya en 1990, una comisión Belga interdisciplinaria de expertos habían llegado a la conclusión de que en el
actual estado de conocimiento, no se puede probar que haya una influencia directa dañina de los campos
eléctricos y la inducción magnética generada por las líneas aéreas eléctricas, aunque sean de alta tensión,
sobre los organismos vivientes. El informe (9) de la comisión hacía la síntesis de una veintena de
publicaciones disponibles sobre el tema. Era la continuación de una cierta emoción entre los medios agrícolas
de las Ardenas, que atribuían a la cercanía de líneas de alta tensión el exceso de mortalidad de animales, de la
esterilidad, y de la baja producción lechera.
Un reciente estudio del National Cancer Institute americano no halló ninguna relación entre la leucemia entre
los niños y los campos electromagnéticos (10). Tampoco tienen ninguna influencia sobre el cáncer de mama
(11) . Otro estudio americano a encontrado que la mortalidad era ligeramente más baja entre los usuarios de
los teléfonos celulares (12). Un estudio hecho en la Universidad de Essen no pudo encontrar ninguna relación
entre ek cáncer de testículos y el trabajo en cercanías de emisores de ondas electromagnéticas, de radares o
de radio (13) . La Universidad de Helsinki evaluó el impacto de las líneas de alta tensión sobre el cáncer entre
384.000 hombres y mujeres y descubrió que la tasa de cáncer era 2% inferior a la normal para la población
que vivía a menos de 500 metros de las líneas de alta tensión (14) . De igual modo, un informe de la
American Physical Society, que agrupa a 45.000 médicos constató después de compilar 100 informes sobre el
tema, que las relaciones entre el cáncer y las líneas de alta tensión son inexistentes(15) .
Más pragmáticamente, entre los habitantes situados al pie de poderosas emisoras de radio o de televisión
como los de Junglinster, en Luxemburgo, jamás se pudo notar ningún efecto negativo sobre la salud en el
curso de varias décadas.
La situación es idéntica para los teléfonos celulares. Ningún estudio epidemiológico ha podido mostrar que
exista algún efecto nefasto para las salud. Uno de los más recientes proviene del Ministerio alemán de la
Radioprotección, y se basa sobre un estudio publicado en marzo 2002 por la VDE (Asociación alemana de
productores de aparatos eléctricos y electrónicos). El periódico luxemburgués de los consumidores « De
Konsument », en su edición de abril 2002 dice igualmente: “No hay ninguna razón para tener miedo a los
GSM” (sistema global de comunicaciones, en especial los teléfonos celulares). El último estudio a la fecha es el
de la Health Protection Agency (USA) y publicado en la revista científica British Journal of Cancer en 2005,
confirmando los estudios anteriores.
Sin dudas, el cuerpo humano se habituó después de mucho tiempo a los campos magnéticos: el de la Tierra
puede alcanzar las 50 microteslas, y es varias veces más elevado que el de los aparatos eléctricos domésticas,
y sobre todo el de las líneas de alta tensión que apenas si alcanza a 1 microtesla. La creencia en los posibles
efectos negativos de los GSM condujo a los estudios muy forzados sobre sus efectos. El TNO, por ejemplo,
medido el aumento de la temperatura del cerebro debido a una llamada telefónica de 15 minutos, y encuentra
que en la superficie del cráneo la temperatura puede aumentar 0,1º C, pero que no se ha podido detectar un
aumento de la temperatura en el interior del cráneo (16) . Algunos también pretenden haber descubierto que
las ondas de los GSM estimularían las actividades cerebrales, pero esto no ha sido demostrado (17).
De igual modo, si se tienen en cuenta los resultados de los estudios más pesimistas, ello implicaría que sobre
un período de diez años los 400.000 habitantes de Luxemburgo, sufrirían un caso de cáncer adicional.
Referencias
1. P. de Tannenberg, L'Environnement Magazine, 1520, 64,1993.
2. Ed.Kluwer, 2 mars 2000.
3. UmweltMagazin, 90, August/September 1995.
4. M. Keen, Water&Environment, 36, September 1995.
5. Runderlass des Ministers für Umwelt und Raumordnung, Nordrhein-Westfalen, 21.März 1990.
6. Réponse de M.R.Goebbels à la question parlementaire de M.J.Huss à la Chambre des Députés
luxembourgeois le 12 décembre 1995.
7. K.Foster in Phantom Risk, MIT Press 1993.
8. Rapport de la Commission Interdisciplinaire d'Experts, Sécrétariat de l'Etat à l'Energie, Belgique, 1990.
9. M.S.Linet et al., New England Journal of Medicine, 3,337,1997.
10. C.Dees et al., Radiation Research, 146,444, 1996.
11. K.J.Rothman et al., Epidemiology, 7,291,1997.
12. [email protected]
13. Frankfurter Allgemeine Zeitung, 6.November 1996
14. L'Ecomanager, 15,4,1995.
15. Frankfurter Allgemeine Zeitung, 9 juin 1999.
16. M.Hietanen et al., Scan.J.Work Envir Health. 26, 87, 2000.
Por: Pierre Lutgen
Doctor en Ciencias, Luxemburgo
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