La ausencia de lesbianas y trans en este debate es... común en nuestra historia

El discurso de la igualdad en la diversidad sexual
Viernes, 24 de Junio de 2011 13:54
La ausencia de lesbianas y trans en este debate es por supuesto increíble y lamentablemente
común en nuestra historia
Por Estefanía Andahur, La Guinda de la Torta
El debate sobre el “matrimonio homosexual” refleja ciertas disparidades que actúan
contradictoriamente en (nuestro) discurso de igualdad y con esto me refiero
principalmente a la inclusión y presencia de otrxs en este debate.
Vemos como muchos gays han tomado ciertas voces de liderazgo e iniciativa en este ánimo de
igualdad LGBTT que se vive en el país actualmente, sin embargo, la ausencia de lesbianas y
trans en este debate es por supuesto increíble y lamentablemente común en nuestra historia.
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Y hago alusión a esto porque hay dos aspectos no menores que surgen como una especie de
inclusión entrampada. Si hablamos de matrimonio homosexual… ¿de qué matrimonio
estamos hablando?
Primero
estaríamos refiriéndonos a
“hombres homosexuales”
y además a una categoría psiquiátrica (homosexual). Por lo tanto, estamos repitiendo ciertos
síntomas socioculturales: la histórica inclusión de hombres dejando a mujeres de lado, y
además de acuerdo a la semiología psiquiátrica, es decir, bajo el alero que nos ha definido
desde el siglo XIX, cuando las categorías asignadas a las
“perversiones sexuales”
tomaron protagonismo en la medicina. Es por esto urgente, que quienes se han transformado
en los
“representantes”
de esta manifestación por la igualdad introduzcan realmente la diversidad misma de lo excluido
por una sociedad altamente conservadora y machista. Y esto se traduce en el
“simple”
ejercicio de incluir los términos
“matrimonio igualitario”
y lo LGBTT en su discurso.
No se trata de un afán obsesivo sobre lo que dicen los otros, sino de reflejar a través del
discurso esa “inclusión” y de manifestar nuestra diversidad, porque de lo contrario aquellos
representantes gays están operando bajo el mismo sistema heterosexista, un sistema que
quiere incluir, pero a la vez excluye. Es una contradicción fina, pero presente y finalmente
repite y atenta contra todo lo que queremos conseguir, atenta en parte contra los principios
éticos de lo que buscamos.
Aunque quienes están presentes como agentes significativos en esta discusión quieran incluir
–y no pongo en juicio su voluntad– deben manifestarlo en cada acción que tomen y en su
discurso.
Si el mundo heterosexual ni siquiera sabe lo que quiere decir LGBTT, por favor, nosotrxs
y aquellos que han tomado posiciones en la convocatoria, démonos el tiempo,
expliquémoslo e incluyámoslo, lo mismo con igualitario, porque serán pocos los que por un
afán propio de nutrirse busquen el significado. De lo contrario pongamos atención en los
medios de comunicación y redes sociales y veamos lo que descubrimos.
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Por otra parte, que no haya mujeres en este discurso y representación concreta es síntoma de
lo mismo. ¿Vemos a alguna mujer presente y que represente esta convocatoria?
Absolutamente ninguna y esa es una nefasta señal para quienes observan con ojos extraños
esto. En nuestras acciones deben existir manifestaciones reales de igualdad y diversidad.
Es sabido cómo siempre hemos criticado a los medios de comunicación por darle al mundo a
través de sus mensajes cierta representación de lo LGBTT que ha sido injusta, escasamente
informativa y representativa, pienso entonces, ¿en qué grado se diferencian los
representantes gays y las organizaciones que lideran las opiniones en esto?
Y los políticos que se reúnen con dirigentes de organizaciones “LGBTT”,
¿han ido a otras organizaciones, colectivos y grupos de otras personas no
“homosexuales” únicamente?
La visibilidad de los otrxs no hombres –y con esto me refiero a sexo e identificación con tal
género– es muy baja y me arriesgaré a decir que si ha surgido, ha sido por ser políticamente
correcto, por lo tanto me pregunto insistentemente de qué inclusión estamos hablando.
Algunxs podrán decir que estas acciones e intentos son “algo” por lo menos, y por supuesto lo
son, no lo discuto, pero no desconozcamos el simbolismo de lo que comunicamos a través de
las elecciones en el lenguaje que utilizamos y las consecuencias que conllevan, porque si no lo
incluimos en nuestro discurso no lo haremos en ninguna otra parte y nadie lo hará por
nosotros, por lo demás no le otorgamos visibilidad al otro y en consecuencia será aún más
excluido en alguna acción (aunque en nuestras demandas estén presentes), demostración de
esto corresponde al caso de personas trans en el proyecto de ley antidiscriminación que hoy se
discute y también por ejemplo de Sandy, trans golpeada casi fatalmente hace algunas
semanas y de Karen Atala, quien hace años perdió la tutela de sus hijas por ser lesbiana.
Veamos entonces, dónde está la inclusión de estos casos en el discurso de la igualdad, en ese
discurso que escuchamos generalizadamente, porque sólo en el detalle, en ese algo cubierto e
incluso algo higienizado, lo develamos.
Yo considero que estas situaciones son en realidad las que deberían ser hitos y lo que
potencien nuestras voces de peticiones por la igualdad en la marcha que se realizará
este 25 de Junio
, porque esta igualdad de la que hablamos está algo entrampada como dije anteriormente, es
igualdad mientras seamos hombres homosexuales identificados con la categoría de género
asignada normativa e históricamente.
No dejemos que la visibilidad que ha tomado hoy la idea de la igualdad y este aire de que la
misma es un “valor” y necesaria, silencie y excluya a otros.
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Es necesario notar esto, nuestra práctica y nuestras demandas, porque la igualdad va más allá
del matrimonio igualitario.
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