Una imponente

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Una imponente " Catedral" del desarrollo tecnológico y económico
Argentino
Pocas semanas atrás, y en el marco de la Maestría en Gestión de la Energía ,
los maestrandos visitamos las centrales nucleares de Atucha I y II, situadas en
la localidad de Lima, cerca de la gran urbe que están formando Zárate –
Campana, favorecidas por el enorme desarrollo industrial y portuario del área
de
influencia
de
dichas
ciudades.
Yo ya había visitado esas centrales en 1990, al participar de un curso para
periodistas de una semana de duración. En aquella oportunidad, causó
profunda tristeza conocer el gigantesco domo del reactor de Atucha II,
prácticamente vacío, rodeado por varias carpas climatizadas y presurizadas en
las que se guardaba casi todo el costoso equipamiento de altísima complejidad
tecnológica, y sin que se desarrollen otras tareas que las mínimas necesarias
para
el
mantenimiento.
Es bueno recordar que en esa oportunidad la parálisis del Plan Nuclear
Argentino ya llevaba en 1990 más de media década, inducida por la miopía de
miras estratégicas del alfonsinismo, que vinculando incoherentemente al área
nuclear con el “proceso”, le impuso a la Comisión Nacional de Energía Atómica
y a todo el Sector una fuerte restricción financiera que paralizó todas las
imprescindibles
inversiones.
Esos ataques al Plan Nuclear arreciaron durante el fatídico menemato, en cuya
década se buscó la privatización (léase extranjerización lisa y llana) de las
actividades más rentables en el corto plazo, y la disolución de las áreas de
investigaciones
puras
y
aplicadas.
Durante la anomia del breve pero negativo interregno delarruista, todo el Sector
Nuclear siguió “en el freezer”, con las vacantes congeladas y los presupuestos
muy reducidos, oxigenándose providencialmente con la venta del reactor a
Australia, que generó mucho valor agregado argentino de altísima calificación.
El Plan Nuclear siguió sin reactivarse durante la breve gestión post crisis del
2001 de Duhalde, y tampoco hubo cambios durante los tres primeros años de
la
actual
presidencia.
Afortunadamente en el segundo semestre de este año hubo un fuerte golpe de
timón, y en pocos meses se tomaron varias decisiones trascendentes, que
volviendo a poner fuertemente en marcha al Sector Nuclear buscan recuperar
algo
de
las
dos
décadas
y
media
largas
perdidas.
En este renovado y muy promisorio contexto, se puso en marcha la terminación
de Atucha II; se decidió la prolongación de la vida útil de la Central Nuclear
Embalse, de forma tal que pueda prestar servicios por tres décadas más; se
reactivó el muy interesante proyecto CArEM (Central Argentina de
Equipamiento Modular) –netamente de tecnología argentina-, que permitirá
construir centrales nucleares modulares de entre 25 a 300 MW, con amplio
mercado potencial tanto propio como de exportación; se está planificando la
construcción de la cuarta gran central nuclear argentina; y se reactivaron
numerosas actividades conexas, como la elaboración de combustibles
nucleares, lo relativo a la medicina nuclear, la producción nacional de uranio, y
un
largo
y
positivo
etcétera.
La semana pasada, tal como se destacó en las muy interesantes jornadas de la
AATN (Asociación Argentina de Tecnología Nuclear) se rubricaron los
documentos para concretar la asistencia tecnológica y la venta de equipos del
ente nuclear estatal canadiense AECL para Atucha II y la repotenciación de
Embalse, dejándose abierta la posibilidad de contar con dicho respaldo
tecnológico para la cuarta gran central nuclear argentina. Ello sin perjuicio del
desarrollo de las centrales modulares CArEM de tecnología propia de la CNEA
(Comisión
Nacional
de
Energía
Atómica).
Por otra parte, a partir de la exitosa venta a Australia, nuestro país concretó
otras operaciones de exportaciones de combustibles nucleares,
posicionándose como uno de los grandes exportadores del mundo, más
precisamente según datos fidedignos volcados en las jornadas de la AATN por
la Ingeniera Norma Boero (responsable del Centro Atómico Constituyentes),
nuestro país alcanzó la categoría de segundo exportador mundial de
combustibles
nucleares.
Pero volviendo a la visita a Atucha I y II, observar el interior del domo en la
actualidad permite constatar una realidad diametralmente distinta al triste
panorama
del
año
1990.
Ahora pudimos ver un importante número de obreros trabajando; las enormes y
muy sólidas estructuras divisorias internas muy avanzadas, con varios niveles
internos que se proyectan aproximadamente cuarenta metros hacia arriba y
veinte hacia abajo desde el nivel exterior del suelo, con pisos reticulados de
acero que permiten observar el panorama general hacia los distintos niveles; el
abigarrado conjunto de cañerías conductoras de líquidos o portadoras de
cableados ya instalado en buena parte; las dos gigantescas calderas
prominentemente instaladas a lo alto y rodeando la futura instalación del
reactor; el enorme recipiente de aleación de acero compuesto de una sola
pieza de más de 700 toneladas que contendrá al reactor ya está instalado,
rodeado de sólidas paredes interiores de cemento armado de un metro de
espesor, con los grandes huecos circulares en los que se instalarán las
cañerías principales; muchas otras instalaciones de gran complejidad; arriba
dominando internamente toda la estructura un enorme puente – grúa que es
otro orgullo tecnológico e industrial argentino, hecho por una gran empresa
mendocina; y afuera, a escasos trecientos metros estacionada una gran grúa
móvil montada sobre orugas, cuya única pero importantísima finalidad es
transportar los componentes de gran porte hacia la central.
La extraordinaria maqueta modular movible y desarmable por partes, de gran
tamaño y con notable fidelidad en los detalles, construida para facilitar el
montaje y posteriores reparaciones de la central, es otro de los aspectos
notables que nos impactaron profundamente a los maestrandos visitantes de
Atucha
II.
El enorme domo de la central puede ser calificado como una enorme catedral
del desarrollo tecnológico y económico argentino; que para fines del año 2010
estará aportando al Sistema Argentino de Interconexión (SADI) una potencia
neta de 700 MW, contribuyendo a paliar la crisis energética en la cual ya
estamos inmersos.
Carlos Andrés Ortiz / Ex Docente – Investigador
Fuente: Estrucplan On line – www.estrucplan.com.ar
Fecha de publicación: 04/01/2007
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