Ah, el progreso El tema es la injusta crítica a la que son sometidos los detractores de la energía nuclear. El tema es la defensa de los que están en contra de la energía nuclear. El tema es la crítica a la energía nuclear y los peligros que supone para la población. El tema es el linchamiento mediático del que son víctimas los detractores de la energía atómica por haber denunciado sus peligros. [es el que prefiero a pesar de su extensión] El tema es la razón que tienen los que están en contra de las centrales nucleares, a pesar de ser considerados unos catastrofistas. [regular] Podemos resumir el texto de la siguiente manera: Tras los últimos sucesos, se han desatado las iras contra los detractores de la energía nuclear porque, según los pronucleares, no aportan solución alguna al problema de los residuos radiactivos y detienen el progreso. Sin embargo, el último accidente ocurrido en Japón debería remover conciencias, sobre todo cuando está demostrado científicamente que las consecuencias de la radiactividad son catastróficas en cualquier ser vivo. O [más libre]: Los riesgos de la energía nuclear han sido denunciados por personas que, tras el último accidente, son acusadas de impedir una salida a los residuos generados por las centrales nucleares. Cuando está demostrado empíricamente que el poder destructor de la radiación es inconmensurable, las palabras rimbombantes de los partidarios de este tipo de energía nos parecerán una broma al lado de lo que está ocurriendo en Japón. O: Los efectos nocivos que una radiación, generada por un accidente en una central nuclear, produce en un organismo vivo están científicamente demostrados en experimentos con animales. Son los mismos que ahora están padeciendo personas en Japón. Frente a esto, se alzan voces que inculpan a los antinucleares de obstaculizar el tratamiento de residuos cuando son ellos los que nos han abierto los ojos sobre los peligros ocultos de la energía atómica. La estructura del texto obedece a una división muy común en los textos expositivo-argumentativos: introducción o planteamiento de la cuestión, desarrollo o cuerpo argumentativo y conclusión. Aquí las tres primeras líneas presentan el debate de la energía nuclear que sostienen partidarios y detractores, dos posturas enfrentadas e irreconciliables, pues ante un reciente escape radiactivo unos han inculpado a otros de ser los responsables del problema. En la línea cuatro iniciaría Millás su argumentación respondiendo (contraargumentación) a las palabras del sector pronuclear y tomando claramente partido por los antinucleares. Para ello, infiere consecuencias graves del problema. A través de un ejemplo extraído de su propia experiencia personal (líneas 49), un experimento científico con una mosca sometida a radiaciones, demuestra los brutales efectos de la radiactividad en organismos vivos. El segundo párrafo relaciona lo de la mosca con la situación actual (argumento analógico). Si antes el autor no había hecho nada por parar el cruel experimento, hasta el punto de sentirse aún hoy culpable (líneas 10-12), ahora hay gente que limpia su conciencia echando la culpa a otros que no se lo merecen (líneas 13-14). Este contraste demuestra la falta de escrúpulos de ciertas personas frente a otras –el mismo autor- que sí tienen remordimientos (argumento ético). Se reitera la falsedad de la idea de que los antinucleares son los responsables de la catástrofe, acusándoles de antiprogresistas (líneas 14-15) además de no haber buscado una salida al problema de los residuos (nueva falacia que los partidarios de la energía nuclear presentan como causa del problema). El tercer párrafo contiene otro ejemplo (líneas 16-18) de las consecuencias provocadas por un escape radiactivo, más trágicas que el de la mosca puesto que las víctimas son personas. Se trata de un suceso de actualidad ocurrido en Japón. En las líneas 18-20 las argumentaciones de los defensores de la energía atómica, ridiculizadas mediante interjecciones, sirven irónicamente de cierre a un texto que advierte claramente sobre el peligro nuclear. Si consideramos que la tesis explícita es la defensa de los antinucleares debemos concluir que el artículo presenta una estructura paralela pues tanto en la primera línea como en la 12 está formulada dicha tesis. Ahora bien, si consideráramos una posible conclusión final implícita (la energía nuclear debe ser eliminada por el bien de la Humanidad) tendríamos que hablar de una estructura sintetizante o inductiva. Un esquema que recoja la vertebración de ideas constituyentes del sentido del texto podría ser como el que sigue: 1. Posturas enfrentadas sobre el problema de la energía nuclear. 1.1. Partidarios. 1.1.1. No asumen su culpa en caso de accidentes. 1.1.1.1. No tienen conciencia. 1.2. Detractores. 1.2.1. Son acusados de tener responsabilidad. 1.2.1.1. No proponen solución a los residuos. 1.2.1.2. Se oponen al progreso. 1.2.2. Tienen razón en su rechazo de la energía atómica. 2. Efectos múltiples de la radiación nuclear. 2.1. En experimentos con insectos. 2.1.1. Tumores. 2.1.2. Malformaciones genéticas. 2.2. En personas. 2.2.1. Caso ocurrido en Japón. 2.3. No tienen razón los pronucleares en su defensa de la energía nuclear 2.3.1. Dicen falsedades. Este artículo de opinión, publicado en un periódico regional de reconocida solvencia, afronta un problema acuciante como es el de los efectos del progreso en la naturaleza y en la salud de las personas. Desde una postura independiente Juan José Millás toma partido por los enemigos de la energía nuclear y los defiende de insidias y calumnias. Demuestra valentía denunciando el papel propagandístico que ejercen algunos medios de comunicación que vierten opiniones favorables a la energía atómica. Igualmente emplea argumentos de creciente convicción para reforzar su tesis. En mi opinión, habría que acabar cuanto antes con las centrales nucleares, puesto que generan residuos muy peligrosos. El progreso material de la Humanidad está muy bien pero no podemos arriesgarnos a legar a nuestros descendientes basura radiactiva cuyo tratamiento hoy por hoy es caro y peligroso. Existen otras energías más limpias y tan efectivas como la nuclear como las llamadas renovables. Sólo es cuestión de investigar y buscar nuevas fórmulas que las hagan menos caras. Al fin y al cabo, será por el bien de todos. Iniciamos nuestro análisis de la cohesión léxica definiendo dicho concepto. Se trata de la conexión semántica, es decir, de significado, que se establece entre las distintas unidades que aparecen en el texto creándose una serie de isotopías o redes conceptuales que conforman el sentido del texto. Así, un lexema clave del texto es el contenido en la familia léxica “radio-radiación-radiaciones-radiactividad”, que a su vez presenta los sinónimos referenciales “veneno” y “enemigo invisible”. Estos términos pueden adscribirse al campo conceptual de la ciencia: “progreso, energía nuclear, tubo de ensayo, radio, ADN, laboratorio” y en un sentido más negativo “accidente, bombardeo, residuos-basura mortal-bidones”. Otra de las palabras clave sería “culpa” y su equivalente “responsabilizándolosresponsable-responsables”. La reiteración de este término sirve para confrontar las dos posturas antagónicas sobre el peligro de la energía nuclear-energía atómica. Un peligro que acecha a cualquier ser viviente. De ahí el campo conceptual de la vida: “mosca, prole, gente, embarazadas, pulmones, útero (relación de meronimia y halonimia), nariz, boca, aire”. [Otra posible solución a la cuestión de la cohesión léxico-semántica. Omito la definición previa del concepto, pues sirve la anterior:] Iniciamos el análisis de la cohesión léxica del texto destacando el sintagma clave: “energía nuclear” o “energía atómica”, sinónimos ambos. A partir de este concepto se establece una confrontación de posturas: “enemigos (también llamados “antinucleares”)/partidarios”. Los primeros asociarían este tipo de energía a términos como “accidente nuclear, bombardeo radiactivo, radiación masiva, tumores, basura mortal, residuos, veneno, catástrofe, horror”, muchos de los cuales son “efectos nocivos” o “consecuencias negativas” (campo conceptual de la energía atómica) de su uso. Por el contrario, los segundos relacionarían esta energía con un campo conceptual enteramente positivo: “progreso, energías limpias, inocentes, seguras, crecimiento sin límites, fiesta, solución segura”. Este enfrentamiento se origina por la presión mediática (“ondas, tertulia radiofónica, artículos”) a que son sometidos los detractores de la energía nuclear (“responsables, responsabilizándolos” y sus sinónimos “se les acuse, se les acusa”, “se la han cargado”) aunque los hechos (“lo sucedido”) les den la “razón”, palabra reiterada por J.J. Millás a lo largo del texto y referida a los antinucleares. [Ahora inicio la respuesta relativa a las diversas deíxis que operan en el texto:] Por lo que respecta a los diversos mecanismos de relación entre el texto y la situación comunicativa que lo encuadra, analizamos seguidamente los elementos deícticos que hacen referencia tanto a los participantes del acto comunicativo (deíxis personal y social) como a las coordenadas espacio-temporales del mismo (deíxis espacial y temporal). El emisor, un escritor de reconocido prestigio, manifiesta su presencia mediante las formas verbales “me acuerdo”, “vi”, “sabía” o “decíamos” (plural de modestia), sobre todo para aludir a su experiencia personal. De esa experiencia extrae una enseñanza propia pero formulada a través de la impersonalidad: “uno es responsable de lo que ve”, por lo que los receptores se identifican con ella. La alusión directa a sus lectores también se manifiesta mediante verbos en segunda persona del singular: “escuchas” y “lees”, reveladores de una deíxis social cercana a sus lectores (además individualiza a cada uno de ellos), con lo que la adhesión de éstos es más fácil. Por otra parte, la deixis espacial opone, en principio, dos espacios. Uno, lejano al emisor, “allá lejos”, “en Japón”, y otro más cercano “tan cerca”. El primero hace referencia al terremoto ocurrido en el país nipón y el segundo a España, pero visto el primero como próximo a nosotros a pesar de la distancia geográfica pues el problema también puede afectar a los españoles. Respecto a la deíxis temporal, hay un permanente contraste entre pasado y presente. El pasado es aludido para referirse a una situación (“aquel espectáculo”, “aquella mosca”, “entonces”, “en cierta ocasión”) narrada por el autor (“vi”, “comenzó”…) y descrita mediante pretéritos imperfectos (“sometían, sentía, iba, desencuadernaban, faltaban, sobraban, detenían, trataba, disparaba”). En cambio, el presente sirve para situar el problema candente (“estos días”) de los residuos y sus consecuencias recientes: “hay, acuse, son, duelen, huye, tapan, guardamos…”, o futuras: “permanecerá”.