Los resultados revelan que los colegios no están dando a... se merecen, es decir, que no están cumpliendo con su...

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La PSU y las mujeres: también aquí reprueba el sistema educacional
Jueves, 03 de Enero de 2013 14:11
Los resultados revelan que los colegios no están dando a las niñas y jóvenes la educación que
se merecen, es decir, que no están cumpliendo con su objetivo de entregarles las herramientas
necesarias para el pleno desarrollo de sus potencialidades como personas.
Teresa Valdés, Observatorio de Género y Equidad
Sólo 32 mujeres lograron puntaje nacional (850 puntos) en la PSU 2012 (15%), a pesar que
ellas representan el 50% en la matrícula escolar desde hace años: 11 puntajes en historia
(32,4%), 8 en ciencias (17,4%), 12 en matemáticas (9%), 1 en lenguaje y matemáticas (50%) y
ninguna en lenguaje. ¿Quién responde por ello? ¿Cómo se cumple el derecho a la educación
para las niñas?
Estos resultados revelan que los colegios no están dando a las niñas y jóvenes la educación
que se merecen, es decir, que no están cumpliendo con su objetivo de entregarles las
herramientas necesarias para el pleno desarrollo de sus potencialidades como personas. Por el
contrario, el sistema escolar reproduce un orden cultural que privilegia ciertas habilidades para
los hombres (la razón y el intelecto) y otras para las mujeres (los afectos y emociones)
asociadas a estereotipos de género.
Las brechas entre mujeres y hombres en la PSU son lamentables y son la continuación
de las brechas presentes en las pruebas SIMCE, y en las pruebas internacionales PISA y
TIMMS, en que los resultados de Chile difieren sustancialmente de aquellos de los
países europeos, asiáticos y Australia, con los que nos gusta compararnos.
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La PSU y las mujeres: también aquí reprueba el sistema educacional
Jueves, 03 de Enero de 2013 14:11
Los esfuerzos impulsados a través de modificaciones en el curriculum y en los textos escolares
desde 1990, no han tenido el impacto esperado, manteniéndose la discriminación por género.
Esta se produce a través de los contenidos que se transmiten en los libros de texto, del
currículo, las prácticas en el aula, la estructuración de las actividades y los espacios en la
escuela, de la interacción entre los propios niños y niñas, y del uso del lenguaje sexista –que
invisibiliza o desvalora lo femenino. Las expectativas de profesoras y profesores respecto
de las habilidades de sus alumnas y alumnos afectan su aprendizaje y están marcadas
por los estereotipos de género y se traducen en una preparación distinta en valores,
prácticas sociales y habilidades que inciden en su futuro vocacional y profesional.
La docencia y la dinámica escolar no son neutras al género: tienen un resultado, un efecto, en
la vida de alumnas y alumnos.
Ello no debe sorprender si examinamos las mallas curriculares de las escuelas de pedagogía
en las universidades que forman a profesoras y profesores, que no incluye formación sobre
género. Estas brechas deben ser objeto de análisis y consideración durante la formación de
profesores, ya que es expresiva de fenómenos socio-culturales que la escuela puede y debe
contribuir a modificar. La enseñanza puede reducir, perpetuar o aumentar la desigualdad de
género o brechas de género existentes, modificar o mantener las relaciones de poder y las
jerarquías de género.
¿Consideran los estándares aprobados por el Ministerio de Educación para la formación
de profesoras y profesores que “Saber enseñar la disciplina” exige conocer cómo
aprenden las y los alumnos los contenidos del currículo escolar y cómo logran los
objetivos fundamentales? ¿Conocen los obstáculos de aprendizaje de cada contenido, sus
representaciones más naturales, las dificultades y los errores más frecuentes y su origen? En
el caso de la matemática, ¿conocen las actitudes y creencias que suelen intervenir en los
procesos de aprendizaje, las relaciones afectivas que llevan a la ansiedad matemática?
¿Saben identificar aproximaciones y estrategias para motivar mejor su aprendizaje, despertar
interés en los estudiantes y atraer su atención?
Llevamos dos años en que la reforma del sistema escolar está en agenda, sin embargo,
para nada se ha mencionado la eliminación del sexismo como condición necesaria
asegurar la calidad deseada. La formación inicial de las y los docentes debe incorporar los
contenidos y metodologías necesarias para garantizar un cierre de la brecha que instala
desigualdades desde la educación pre-escolar. Sólo así el Estado podrá garantizar
efectivamente el derecho de las niñas a la educación, sin hipotecar su futuro y los esfuerzos de
sus familias.
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