IV - Colegio Marista San José

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IV San Agustín, Filosofía y CristianismoHª. de la Fª.Colegio Marista San José de León
IV TEMA. SAN AGUSTÍN, FILOSOFÍA Y CRISTIANISMO
Nace en el norte de África, en la ciudad de Tagaste, en una provincia
romana denominada Mauritania. De padre pagano y madre cristiana, tras una
vida disoluta y después de estudiar en Cartago, Roma y Milán se convertirá al
cristianismo gracias a san Ambrosio, obispo de Milán, y su madre, santa
Mónica.
Es considerado un Padre de la Iglesia. Éstos eran cristianos doctos en
sabiduría griega, traducción e interpretación de Sagradas Escrituras, y
pastores, miembros de la jerarquía, que tenían que hacer frente a las
herejías y a sus comunidades en circunstancias de persecución religiosa en un
primer momento y de oficialismo religioso cristiano en siglos posteriores,
después de la promulgación del Edicto de Milán en el 313. Las herejías se
producían por una interpretación exclusivamente racional de la religión o
interpretaciones desviadas, incluso interesadas, del cristianismo. Provocaban
divisiones muy serias en las comunidades por ellos pastoreadas. El punto más
alto de consolidación doctrinal es la celebración del Concilio de Nicea en el
325.
Aun
así,
surgirán
importantes
herejías
después:
arrianismo,
nestorianismo, pelagianismo y apolinarismo que finalizarán, tras numerosos
conflictos teñidos de sangre, en sucesivos concilios.
Como buen seguidor de Platón introduce el pensamiento platónico
en el cristianismo y éste en el platonismo.
Sus obras, en similitud con Platón, tienen tres periodos diferenciados:
- Juventud: son obras filosóficas, fruto de sus años de estudio.
- Madurez: son obras teológicas, fruto de su conversión.
- Vejez: sus principales obras que aúnan filosofía y cristianismo:
. Retractationes: se retracta de sus primeras obras.
. De Civitate Dei: filosofía cristiana de la historia.
. De Trinitate: tratado filosófico y teológico sobre la Trinidad.
. Confesiones: autobiografía teológica y filosófica. Obra más
influyente de su pensamiento.
Agustín muere en el asedio que sufre la ciudad de la que es obispo,
Hipona, al frente de la defensa de su comunidad eclesial.
Profesor Alejandro J. García Montero
2º de Bachillerato
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1. Fe y Razón en san Agustín
Se hallan unidas y poco diferenciadas. Para él la filosofía es la
búsqueda de la Sabiduría suprema, que es Dios. Por lo tanto se debe buscar
en Dios y en su Palabra Encarnada, Jesucristo. No es partidario él de aceptar
una fe a ciegas, como Tertuliano. Él prefiere apoyarla en un discurso
racional, que necesariamente estará de acuerdo con la fe. Fe e inteligencia
se alimentan mutuamente. Por eso afirma que se cree para entender y se
entiende para creer tal como se traduce del latín: «Crede ut intelligas;
intellige ut credas». Fe y auténtica Sabiduría se dan unidas. Para san Agustín
la creencia precede a la inteligencia y ésta le sigue. También la Sabiduría
conduce a la creencia. Nos esforzamos a comprenderla con el auxilio de la
gracia y ésta nos posibilita la creencia.
Piensa, así, que se eliminan las posibles fronteras o controversias que
pudiera haber entre fe y razón. El creer es pensar con asentimiento. No existe
una doble verdad diferenciada que provenga de la fe y de la razón. Todo, es
decir el ser humano, Dios y el mundo, forma un mismo conjunto de verdades.
En el caso de autores que han ido contra el Cristianismo es que no han sido
clarificados por la fe.
Así razón y fe proceden en último término de Dios.
2. Epistemología o conocimiento agustinianos
a) El objeto del conocimiento: la Verdad
Si para Platón la idea suprema era el bien, para Agustín es la VERDAD.
Para él la verdad es la certeza y es, en la medida que la alcanzamos ese
mundo superior o trascendente. No sólo como ocupación y tarea, sino como
aspiración suprema de todo creyente, que tiene la obligación de comunicarla
una vez alcanzada. Es eterna e inmortal ya que el alma humana puede
participar de ella, pero además es real y existe frente a todo relativismo y
escepticismo.
Para Agustín el conocimiento superior es el epistémico para alcanzar
el Bien como Platón o el Uno como expresaba el neoplatónico Plotino. Su
Filosofía se desarrolla a partir del conocimiento de las realidades inmateriales
o superiores para conocer después las materiales o inferiores. El conocimiento
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de las verdades reveladas se produce por asentimiento o por la búsqueda de
razonamientos infalibles.
Siguiendo a Sócrates y a Platón piensa que el descubrimiento de la
verdad tiene lugar en el interior del alma humana. Esto se realiza por el
recogimiento interior (cfr. Monaquismo cristiano primitivo) y a través de éste
se llega a la verdad suprema de la luz inmortal (cfr. Platón y la idea de BIEN=
Sol).
b) La Dialéctica, disciplina y doctrina del conocimiento. La luz divina
Tal cual vimos en Platón es la ciencia que posibilita el acceso al
conocimiento. No sólo al conocimiento superior o teológico, como hacía
Platón, sino también al conocimiento racional y sensual. Al igual que Platón
esgrime argumentos contra los sofistas, Agustín arremete contra la corriente
escéptica de los Académicos. Para ellos no se podía tener certeza de ningún
juicio (cfr. Relativismo de los Sofistas). Agustín establece como primera
verdad evidente el engaño: «si me engaño, existo»⇒ «si enim fallor, sum»
(cfr. Descartes y su duda metódica: «pienso, luego existo»⇒ «cogito, ergo
sum»). Para san Agustín la duda tiene su importancia, y así en algunos temas
conviene dudar, pero en otros como la existencia, la voluntad… no se puede
dudar porque dudar es existir y querer.
Al igual que Platón plantea diferentes grados de conocimiento, a saber:
b.1. Conocimiento sensible: el más elemental. Participa el alma, como
en Platón, pero es imperfecto. Sólo es producto de la opinión o doxa.
b.2. Conocimiento racional inferior: es el obtenido por la razón
abstraída de lo material. Es la ciencia abstraída de cualquier cosa material de
forma que se adquieren universales plenamente inteligibles (cfr. Idealismo).
b.3. Conocimiento racional superior: se denomina sabiduría por
acceder a ella mediante la iluminación de la fe. Se adquieren verdades
universales y necesarias de orden religioso y ético. Son por ello verdades
inmutables y eternas (cfr. Ideas platónicas). Dios es aquel que concede esa
iluminación al alma. Por lo tanto ni el alma por sí sola ni los sentidos pueden
captarlo. Por lo tanto las ideas se hallan en Dios y éste ilumina desde lo más
alto a lo más bajo. Dios es luz divina e increada y fuente de conocimiento por
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el cual todo se manifiesta. La luz divina confiere realidad a cada cosa. Por
eso es interna.
3. Teología Agustiniana
a) Las pruebas de su existencia
Al igual que harán filósofos posteriores, san Agustín trata de
demostrar la existencia de Dios aduciendo pruebas (cfr. Santo Tomás de
Aquino).
Las pruebas se fundamentan en las características referidas a las
ideas platónicas. Tenemos pues:
a.1. Dios es la verdad suprema de todo y envuelve todo.
a.2. Por eso Dios existe, ya que de la verdad externa pasamos a la gran
verdad del alma, que Dios existe como principio de toda verdad.
a.3. Las ideas son inmutables y necesarias como Dios
a.4. El mundo es bello, luego Dios, su creador, es infinitamente bello.
a.5. Existe un consenso de los pueblos en admitir a Dios.
a.6. Hay diversos grados de bien. Luego hay un bien supremo que es
Dios.
a.7. El hombre necesita poner fin a la inquietud de su corazón
mediante la necesidad de amor. Surge así el gozo de Dios como
prueba de su existencia para colmar en la otra vida la felicidad del ser
humano. Aquí esa felicidad es una pálida imagen de la que vendrá.
b) La Trinidad
Es el ser de Dios a partir de sus atributos. Dios es ser, esencia,
sustancia, más que ningún otro. Es el YO SOY revelado a Moisés. Por eso dice
que se conoce más negando de él que afirmando. Es lo que se denomina
Teología Apofática o Negativa. De este modo Dios es el in-menso, intemporal, in-material… para decir que es eterno y espiritual.
Por eso en su obra De Trinitate o La Trinidad expone que en ese
constructo teológico no existe jerarquía ni diferencia de funciones, sino
absoluta igualdad. Para él todas las cosas tienen unidad, forma y orden.
Hay una unidad, forma y orden perfectos: en el Dios Trinitario cristiano.
Establece una analogía entre la Trinidad y la mente humana a la que
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confiere unidad trinitaria. La posible diferencia en las tres personas no está
en éstas, sino en las relaciones que entre ellas se establecen. Padre e Hijo
se tienen mutuamente, pero no son.
4. Cosmología
El cristianismo eleva a fe la idea de creación frente a la generación
o diseño del mundo propuestos por otros filósofos (cfr. Tema Propedéutico,
Platón y Aristóteles)
Por ello la creación del mundo surge de una decisión libre de Dios y de
la nada. Ha recibido todo el ser de Dios. Dios es Inmanente (es así y no puede
ser de otra manera) a la creación porque se preocupa de su conservación. Sin
embargo, Dios es distinto y trasciende a las criaturas de la creación, por eso
se dice que es Trascendente. Desde la eternidad Dios quiso crearlo, sin
embargo la existencia del mismo comienza en el tiempo (cfr. Doctrina
Católica). Agustín habla de razones semifinales que pone como simientes en
la materia para que ésta evolucione libremente hacia seres vivientes y no
vivientes.
Al igual que en Platón que pensaba que el mal era ausencia de bien,
para Agustín el mal físico es ausencia del ser de Dios o tiene carencia o
limitación del mismo. Por lo tanto no es mal en sí, sino en la medida que no
participa del Ser supremo divino.
El mal moral se opone a la voluntad de Dios. Dios lo permite por la
libertad conferida al ser humana. Esta libertad hace que el mundo y la
creación, además del ser humano sean más perfectos. Afirma que la oposición
de contrarios como prueba de la belleza de la creación (cfr. Jerarquía de las
ideas en Platón y demostración de existencia del alma).
De este modo Dios conoce y contiene en sí todas y cada una de las
ideas de todos los seres finitos, creados o posibles. Éstas están en el Logos
de Dios o Verbo Divino y son los modelos de todos los seres creados (cfr.
Platón y Demiurgo, participación, imitación y teleología). El ser creado más
excelente es el hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios para ocupar
el vértice del mundo sensible.
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5. Psicología
Agustín no afirma la creación del alma por parte de Dios. Cree que es
inmortal, simple, racional… (cfr. Características de las ideas en Platón). Cree
que se entrega una parte de las almas por parte de los padres a los hijos, es
lo que se llama doctrina generacionista o traduccionista. Así explica el
surgimiento del pecado original en todos los seres humanos. El alma es
inmortal por el deseo de felicidad, además de la presencia en ella de la
verdad eterna e inmortal.
6. Ética Agustiniana
El factor principal que interviene en la consecución del bien es la
voluntad para posibilitar la elección o libre albedrío (libertad psicológica) y
la posibilidad de evitar el mal y practicar el bien sobrenatural (libertad
moral).
La libertad psicológica es inherente al ser humano. En la libertad
moral interviene la gracia divina, además de la voluntad humana. Cuando la
voluntad se aparta del bien, aun conociéndolo, y sigue el mal surge la maldad.
Se dice que todo ser humano ha de tender a la felicidad, pero ésta no
se alcanzará hasta la otra vida en lo que se llama vida y visión beatífica que
tendrán los bienaventurados en el Cielo. Se debe seguir así la virtud para
conseguir la felicidad. Ésta virtud consiste en purificarse y armonizarse con
las virtudes:
- Morales o cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
- Teologales o divinas: fe, esperanza y caridad.
Así la gran esencia del hombre y de la moralidad es el amor o charitas
que es la fuerza que hace que el hombre siga el bien. Éste amor se dirige
hacia Dios. Amando a Dios, haremos lo que queramos.
7. Filosofía de la Historia en La Ciudad de Dios
Agustín es el primero en buscar una serie de principios y analizar la
historia según el método filosófico de conocimiento. La evolución histórica
del ser humano está imbuida de la Providencia Divina. El hombre no puede
cambiarla. Se desarrolla esta existencia en una guerra entre dos ciudades: la
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del Bien o Celestial y la del Mal o Terrenal (cfr. Cosmología platónica). La
Ciudad del Bien es reúne a todos los creyentes en Cristo y en Dios. Pueden
existir o existirán. Es creada por un amor de Dios tan grande que conlleva el
desprecio de uno mismo para aumentar la gloria de Dios. Esta ciudad camina
hacia la perfección celestial, pero ahora se encuentra en la Ciudad
Terrenal y por eso se somete a algunas de sus leyes. Ambas tienen por
fines la consecución de la paz y la concordia. La Iglesia es su máxima
expresión representativa comparada con la Jerusalén celestial frente a la
Ciudad Terrena que es fruto del egoísmo humano que conlleva la gloria
humana. También la terrena persigue la concordia, como interés común de
todos los ciudadanos. Es comparada con Babilonia.
Todos los personajes de la Biblia tienen sus semejanzas en los de la
historia. Hay luchas y al final triunfará el bien frente al mal y la corrupción.
Hay momentos duros como la caída del Imperio Romano, pero no es el fin del
mundo. La organización de la historia en la vida particular está en la
familia cristiana. Defiende el origen divino de aquel que gobierna ya que
detenta el poder que procede de Dios, por eso confiere a la Iglesia la
autoridad de gobernar por encima de cualquier poder (cfr. Arcontes de
Platón). Es el primer intento de teorizar sobre la primacía de la Iglesia
sobre el Estado.
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