TEXTOS COMENTADOS PARA SELECTIVIDAD_MARX «¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, en que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro. Así como en la religión la actividad propia de la fantasía humana, de la mente y del corazón humanos, actúa sobre el individuo independientemente de él, es decir, como una actividad extraña, divina o diabólica, así también la actividad del trabajador no es su propia actividad Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo». (K. Marx, Manuscritos: Economía y filosofía. Trad. de F. Rubio. Alianza, Madrid, 1986, p. 108). ESQUEMA DE RESPUESTA. Responde a la primera cuestión del nuevo modelo de examen en su triple contenido: a) Situación del autor en su época; b) Indicación del tema o problema abordado en el texto; c) Exposición de las ideas principales, Mostrando las relaciones entre ellas, y Explicándolas El alumno debe responder en este mismo orden las cuestiones de esta pregunta. Situación del autor en su época Indicación del tema del texto En el texto Marx aborda el análisis del trabajo asalariado para hacer ver que en estas condiciones entraña una alienación de la actividad productiva del trabajador y se vuelve ‘trabajo alienado’. Exposición de las ideas principales 1. Con la primera idea afirma la alienación (enajenación) del trabajo asalariado, porque 1.1. es externo y no pertenece a su ser 1.2. al trabar no se afirma, sino que se niega; y por eso 1.2.1. no es feliz, sino desgraciado 1.2.2. no actúa libremente, sino que mortifica su espíritu y su cuerpo 2. De lo anterior se deriva una gran paradoja, que se expresa en que ‘el trabajador, cuando trabaja, 2.1. se siente en sí fuera del trabajo y en el trabajo fuera de sí’, 2.2. hace un ‘trabajo forzado’, 2.3. no satisface su necesidad de trabajar, sino necesidades fuera del trabajo. 3. Finalmente, se muestra la enajenación en que, al trabajar por un salario, 3.1. Su trabajo pertenece al que le paga 3.2. Y él mismo pertenece a ese otro. 4. De estas tres condiciones generales del trabajo asalariado se desprende que, a semejanza de lo que ocurre en la religión, la actividad del trabajador no le es propia y consiste en una auténtica pérdida de sí mismo. Relación de las ideas entre sí Cada una de las tres primeras ideas expresa una consecuencia de la forma de trabajo asalariado, que se resume en lo expresado en la cuarta, donde Marx establece la semejanza entre la ‘alienación del trabajo’ y la ‘alienación religiosa’. Explicación de las ideas En los Manuscritos, Marx se centran en la alienación del trabajador en la sociedad capitalista. Es en el trabajo donde el hombre, en principio, debería realizarse como hombre. Pero en las condiciones del trabajo asalariado sucede exactamente todo lo contrario: lo que se produce es la alienación del hombre. Tal alienación se da en una cuádruple dimensión: — con respecto al producto de su trabajo: éste es la «objetivación de su trabajo», pero, al convertirse en «capital» de otros, aparece ante el trabajador «como un ser extraño, como un poder independiente», que él no posee ni domina; al contrario, «cuantos más objetos produce el trabajador, tantos menos alcanza a poseer, y tanto más sujeto queda a la dominación de su producto, es decir, del capital» (I, pp. 105-106); — con respecto a su propia actividad: «para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, en que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro» (p. 109), por lo cual el trabajo aliena al trabajador respecto a sí mismo. Surge así la gran paradoja del trabajo alienado: «[…] en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja, y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo [...] De esto resulta que el hombre (el trabajador) sólo se siente libre en sus funciones animales, en el comer, beber, engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la habitación y al atavío, y en cambio en sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se convierte en lo humano, y lo humano en lo animal» (Manuscritos, I, p. 109). — con respecto a la Naturaleza: ésta, en lugar de convertirse en el «cuerpo inorgánico del hombre», aparece como algo ajeno al trabajador, como propiedad de otro; — con respecto a los otros hombres: el hombre, a diferencia de los animales, es capaz de trabajar no sólo para sí mismo y sus propias necesidades, sino también para los demás y para la transformación del mundo en favor de la «especie» humana; pero en el trabajo alienado se corta toda relación con la Naturaleza y con la humanidad: cada uno trabaja para sí mismo, y el «otro» aparece, todo lo más, «como el ser extraño al que pertenecen el trabajo y el producto del trabajo». Marx concluye que la propiedad privada es la consecuencia del trabajo alíedo (más bien que su causa), o también «la realización de la alienación» (I, 117). Por eso, Marx considera que sólo el comunismo —entendido como supresión de la propiedad privada, es decir, del «capital»— permitirá la eliminación de todas las alienaciones y la humanización del hombre. El sentido del «tener» debe desaparecer para que el hombre pueda liberar todos sus demás sentidos físicos y espirituales, y se pueda relacionar con las cosas «por amor a las cosas», y no simplemente para tenerlas (III, 148). En el sistema capitalista, todo se cambia por dinero; en cambio, «si suponemos al hombre como hombre, y a su relación con el mundo como una relación humana, sólo se puede cambiar amor por amor, confianza por confianza, etc.» (III, 181). Marx critica lo que él llama el comunismo grosero (primitivo y de sus contemporáneos), y que califica de «envidia general constituida en poder», «deseo de nivelación», que no es la supresión de la propiedad privada, sino su absoluta «generalización», y, además, la «extensión a todos del destino del obrero». (III, 140 y s.). El comunismo marxista es concebido como desenlace inevitable de la crisis interna de la sociedad capitalista, y su máxima es: «De cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades». El término «alienación» desapareció de las obras siguientes de Marx. ¿Supone, también, un abandono del concepto? Seguramente, no. En la Ideología alemana (1846) Marx y Engels se esforzaron por eliminar la terminología filosófica, pero el concepto sigue presente bajo expresiones distintas («exterioridad», por ejemplo). Mucho más tarde, Engels reconocerá que a veces fueron demasiado lejos en su depuración del vocabulario filosófico de origen idealista (carta a J. Bloch, 1890).