Eficiencia de Asignación de Derechos en el Costo Social

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Eficiencia de Asignación de Derechos en el Costo Social
Por. Felipe Arturo Rodríguez Valderrama.
Resumen.
Los gastos de transacción que se producen en la explotación de un bien común
específico encuentran discrepancias por las distintas vertientes que existen por la
eficiencia en la responsabilidad sobre el daño ocasionado ya sea al ambiente o a
terceros que colindan con el productor. Este tipo de problemáticas respecto a la
asignación de derechos por parte de un ente gubernamental o judicial en el
aprovechamiento de los recursos.
La intención de abarcar una integralidad en relación al alcance de los costos de
transacción en daños ocasionados a terceros ya sean altos o menores, se queda
corta respecto a la administración, cooperación y sostenibilidad de la producción
afectando al ambiente de manera desproporcionada.
1.
2.
3.
4.
5.
Concepto de Ambiente.
Teoría del Costo Social de Ronald Coase.
Teorías frente a los bienes comunes.
Conclusiones.
Bibliografía.
1. Concepto de Ambiente.
La concepción en abstracto de ambiente ha generado ambigüedades
respecto al valor y al bien en protección que representa el ambiente en
nuestra sociedad como individuos y colectividades. El ambiente como
ecosfera, es un todo sistémico, integral y global donde sus diversos
elementos o componentes interactúan, se inter-relacionan (elementos
bióticos, abióticos y antrópicos), donde este último, que identifica al ser
humano como cultura usa adecuadamente la naturaleza y sus elementos y
contribuye significativamente a su cuidado y conservación, tanto para otros
y otras como para el mismo. (Mesa Cuadros, 2013, pág. 23).
En el trasfondo cultural, se determina el contexto del aprovechamiento de
los recursos ya que su contextualización se establece por la inter y la intra-
relaciones que se ejercen, por ende, la cultura es una estrategia adaptativa,
es una plataforma que tiene múltiples instrumentos de adaptación y
transformación del medio, a través de elementos sociales y simbólicos
(Angel Maya, 1996, pág. 64). En estos procesos de adaptación se han
pensado distintas teorías del ambiente, clasificarlas como:
a. Teoría del Patrimonio Común de la Humanidad: donde el ambiente y sus
elementos pertenecen a toda la humanidad.
b. Teoría del Patrimonio Estatal: el ambiente es propiedad o patrimonio del
Estado donde se encuentran, generando distintas figuras de apropiación
privada o de usufructo de bienes de uso público.
c. Teoría del patrimonio privado: figura de propiedad privada donde rompe
con todas las formas comunitarias, colectivas y publicas de propiedad.
d. Teoría del patrimonio colectivo o comunitario: expresado en
comunidades étnicas, campesinas o afrodescendientes, entre otros.
e. Teoría de los bienes comunes: son elementos del ambiente que por su
especial condición pertenecen a todos y no tiene sentido limitarlos solo a
algunos, como el aire, ríos, humedales, entre otros.
Una vez concebida la concepción jurídica sobre la cual está sustentada la
norma ambiental esta puede tener dos finalidades: la primera, del Teorema
Normativo de Hobbes donde la Ley debe ser estructurada de tal modo que
minimice el daño causado por las fallas de los acuerdos privados; por otro
lado, la segunda, el Teorema de Coase la cual afirma que el diseño legal
debe propender por la eliminación de los impedimentos para los acuerdos
privados. Cualquier tipo de intervención que se ejerza sobre el ambiente,
independiente de la teoría de patrimonio que se emplee o del teorema
normativo, es necesario estimar si se ejecuta la comisión de un daño.
Una forma de identificar el daño es a través de la huella ambiental ya que
es la forma de medida de los consumos de los recursos, estos pueden ser
endosmáticos (que satisfacen las necesidades básicas humanas) y
exosomáticos (que satisfacen los deseos y preferencias humanas). Las
teorías de apropiación que no establezcan claros limites a este ejercicio,
son partidarias de la extracción, depredación o contaminación del ambiente
por sobre la conservación y/o preservación del ambiente o de sus
elementos (Mesa Cuadros, 2013, pág. 27).
En el sentido de los consumos exosomáticos es donde mayormente se
generan los incentivos para la producción a gran escala pudiendo generar
daños a terceros durante el proceso de producción que conlleve a una
reparación o no; veremos dicho análisis propuesto por Ronald Coase en el
problema del Costo Social.
2. Teoría del Costo Social de Ronald Coase.
El problema del Costo Social fue publicado en The Journal of Law and
Economics el 3 de octubre de 1960 donde su objetivo principal fue analizar
los costos de transacción por el hecho de ejercitar un derecho de usar un
factor de producción que genere daños a terceros; este estudio intenta
comprender desde la perspectiva de la empresa las comparaciones del
valor de producción medido por el mercado, ya que las divergencias que se
pueden encontrar entre productos privados y productos sociales, las
posibles soluciones (como la economía del Bienestar) pueden encaminarse
a causar un mayor daño o deficiencias en el sistema.
Para Coase los problemas de la empresa se estudian empleando un
enfoque en función del coste de oportunidad y de comprar los ingresos
obtenidos de una determinada combinación de factores con arreglos
alternativos hechos por la empresa. Pero en este tránsito, se aparta de
abarcar las cuestiones de los arreglos sociales para para la solución de
problemas económicos y por ende todas las esferas de la vida puedan
tenerse en cuenta, como lo recalcó Frank H. Knight al declarar que los
problemas de la economía del bienestar deben resolverse en última
instancia en un estudio de estética y de moral. Este rompimiento de las
esferas sociales y económicas al entablar una eficiencia integral, solo
tiende a producir mayores conflictos en la asignación de derechos para los
intervinientes de un ambiente específico.
Adentrándonos en los aportes que emanan de la teoría del problema del
costo social podemos inferir que se reconocen que se producen
externalidades negativas a terceros en la producción de las empresas; para
el resarcimiento de los daños causados se pueden establecer varias
soluciones como:
a. Hacer civilmente responsable al empresario o productor del daño
causado, a través del cobro de una indemnización (Demanda de
Responsabilidad Civil Extracontractual).
b. Cobrar un impuesto o multa equivalente al perjuicio causado; donde es
el Estado a través de una agencia u oficina de control determina el valor
del perjuicio causado.
c. Excluir a la fábrica de zonas residenciales, donde la reglamentación de
los usos de propiedad raíz, las categorías de zonificación entre otros
modelos de ordenamiento territorial.
Cualquiera de las tres anteriores alternativas genera mayores costos de
transacción para las empresas, reduciendo su nivel de productividad e
incrementando los rendimientos marginales decrecientes.
Para Coase (1960) el sistema de precios sin responsabilidad por daños es
la propuesta para mitigar los costos de transacción1 de la producción, es
decir, que la empresa que causa daños no responde por ellos en absoluto,
ya que, por la asignación de recursos los costos serían los mismo en el
eventual caso que la empresa respondiese por los daños causados.
Evocando el caso del ganadero y el labrador el sistema de precios
comprende una solución de minimizar el costo social que producen las
externalidades negativas y no maximizar las externalidades negativas a
través de incentivos para que se produzcan externalidades negativas. Esto
se traduce cuando se emplea un sistema de acuerdo entre las partes en la
asignación (reasignación en tal caso) de derechos que conlleve una
distribución de recursos de manera óptima, es decir, una distribución de
pareto superior.
En el sistema de precios el ganadero no está obligado a indemnizar al
labrador por los daños causados, esto ha de ser posible si el sistema
jurídico lo comprende por una preferencia económica por parte del Estado,
que es una decisión de política legislativa, la cual invierte la regla normativa
al ser asumida la externalidad negativa por la víctima y no por el causante
del daño. Teniendo como referencia el margen de la utilidad social neta
donde el labrador asumirá los costos cuando utilidad sea menor que el
costo del daño externo, en un contexto de transacción bajo, el labrador y el
ganadero llegaran a un acuerdo en el cual el labrador le pagara la futura
utilidad por la producción efectuada, a cambio que el ganadero no
incremente su producción. Para Coase en los casos de costos de
transacción bajos las normas jurídicas no determinan la asignación de los
recursos, porque si la norma jurídica lo asigna a quien no corresponde las
partes lo van a renegociar entre si y la asignación va ser la misma en
ausencia de la norma jurídica. En palabras de Georges Stigler llamaría este
1
Para llevar acabo transacciones de mercado es necesario, entre otras cosas, descubrir con quien
deseamos transar, informar a la gente que deseamos intercambiar y en qué términos, conducir
negociaciones que lleven a un convenio, redactar el contrato, llevar a cabo la inspección necesaria
para aseguramos de que los términos del contrato se observa. Estas operaciones son a menudo,
muy costosas; suficientemente costosas para evitar muchas transacciones que se llevarían a cabo
en un mundo en el que el sistema de precios funcionase sin costos. (Coase, 1960, pág. 98)
planteamiento el “Teorema de Coase” al considerar cuando los costos de
transacción son bajos la asignación inicial de los derechos no determina la
asignación final de los recursos pero si afecta la distribución de la riqueza.
En el caso contrario, en que los costos de transacción sean altos y no se
genere una reasignación de los recursos o derechos por las partes, es la
asignación inicial legal la que tiene los efectos sobre la eficiencia del
sistema económico. Para Coase puede generar alternativas, ya sea desde
la empresa o desde la regulación gubernamental.
La alternativa de la empresa tiende a la reasignación de los derechos se
establezca por vía administrativa de la misma y no a través de un contrato.
Esta posibilidad es viable si los costos administrativos de la empresa son
menores al costo del uso de mecanismo de precios, ya que la
administración conduce a producir rendimientos marginales decrecientes.
´por otro lado, la regulación gubernamental en vez de establecer derechos
modificables por transacciones de mercado, el gobierno impone reglas
obligatorias, generando costos que determinara medidas ineficientes ya que
la asignación de un derecho por vía gubernamental o judicial no sabe la
valoración o preferencia de un derecho de alguna de las partes (Posner,
1998). En esta medida una asignación inicial si va a determinar una
asignación final ya que los altos costos de transacción impedirá la
reasignación del derecho en cuestión, impactando así el sistema
económico, generando una perdida social significativa2.
Como se planteaba en la sección anterior, la carencia de delimitación de los
derechos ambientales en las legislaciones actuales, genera inseguridad
jurídica e ineficiencia económica, a tal punto que la apropiación
indiscriminada de los recursos por un lado y de la excesiva preservación de
los mismos por otro, genera altos costos de transacción para las partes
involucradas, como diría Coase (1960) cuando un derecho no está definido
no puede ser negociable, es decir, no puede asignar ni mucho menos
reasignar en el mercado.
Pasando del sistema de precios a un sistema de cooperación entre las
partes como lo analiza Eleonor Ostrom en su libro El Gobierno de los
Bienes Comunes para la asignación de derechos en los casos difíciles de
altos costos de transacción, se vendrá a examinar en la temática siguiente.
2
Según Coase (1960) si la transacciones del mercado fueran gratuitas, todo lo que importaría
(aparte de las cuestiones de equidad) es que los derechos de las distintas partes deberían estar
bien definidos y los resultados de las acciones legales fáciles de pronosticar. Pero, como hemos
visto, la situación es muy diferente cuando las transacciones de mercado son tan costosas como
para hacer difícil cambiar el ordenamiento de los derechos establecidos por la Ley.
3. Teorías frente a los Bienes Comunes.
El aprovechamiento de los bienes comunes a generado diferentes
planteamientos en base al uso excesivo e irracional de los recursos
naturales, ya en el siglo XVIII el pesador y clérigo anglicano Thomas
Mathus estableció teorías como la renta económica y su más conocido
Ensayo sobre el principio de la población (1798, 1803 y 1826) se comenzó
a indagar sobre la limitación de los recursos y su escaza productividad para
abastecer la demanda de bienes esenciales para la subsistencia de la
población en constante crecimiento; a raíz de dichos postulados se pensaba
que la escala de crecimiento de una población dependía de los medios de
subsistencia.
Ya en el siglo XX con el artículo de Garrett Hardin (1968, pág. 1244) con la
expresión la tragedia de los comunes planteo que cada hombre se
encuentra atrapado en un sistema que busca maximizar sus beneficios de
manera ilimitada en un mundo que es limitado, de continuar así, la ruina es
el destino hacia el cual todos los hombres se precipitan, persiguiendo cada
uno su propio interés en una sociedad que cree en la libertad de los bienes
comunes. En el mismo año, John H. Dales (1968, pág. 62) señalo que los
desconcertantes problemas relacionados con los recursos poseídos, indican
que en donde hay muchos usuarios tienen acceso a un recurso para uso
común, el total de las unidades extraídas será mayor que el nivel
económico óptimo de extracción.
Desde otra perspectiva menos apocalíptica, Mancur Olson (1965) desarrollo
un punto de vista sobre la dificultad de lograr que los individuos persigan su
bienestar común, en contraste con el bienestar individual, además,
cuestionaba el supuesto de que la posibilidad de beneficio para un grupo
fuera suficiente para generar una acción colectiva para la consecución de
ese beneficio, pero en realidad a menos de que exista una coerción o algún
otro dispositivo especial para hacer que los individuos actúen a favor de su
interés común, los individuos racionales con intereses propios no actuarán
para lograr sus intereses comunes o de grupo, por ende, si alguien no
puede ser excluido de la obtención de los beneficios de un bien colectivo,
una vez que este se ha producido tiene pocos incentivos para contribuir de
manera voluntaria al suministro de este bien, el problema del free rider es
pretender que puede beneficiarse del trabajo ajeno sin ninguna contribución
al esfuerzo común, este hecho puede dominar el proceso de decisión, y así
todos los participantes elegirían ser free riders por el menor esfuerzo. De
esta manera se obtiene que algunos pueden cooperar mientras otros no lo
hacen, por lo tanto se obtiene un nivel de provisión del beneficio colectivo
menor al óptimo. Por ello, este modelo de free rider es muy útil para explicar
como individuos perfectamente racionales pueden producir, en ciertas
circunstancias, resultados irracionales a la vista de quienes participan.
Una crítica al modelo cooperativo fue propuesta por Ophuls (1977) al decir
que la tragedia de los comunes no es posible resolver los problemas
ambientales a través de la cooperación y esa razón es abrumadora para un
gobierno con poderes coercitivos considerables, es decir, acudir al Leviatán.
En este sentido, Ehrenfeld (1972) manifiesta que no puede esperarse que
los intereses privados protejan la propiedad común, entonces se requiere la
regulación externa a través de entidades públicas, gobiernos o autoridades
internacionales. Los controles gubernamentales dependen de la exactitud
de la información, de las capacidades de verificación, la credibilidad de las
sanciones y costos nulos de administración, sin una información valida y
confiable, la entidad de control puede cometer errores como el
establecimiento de la capacidad de carga ola multa demasiado alta o baja,
entre otros inconvenientes.
Algunas instituciones sobre los recursos de usos comunes son
combinaciones de instituciones de tipo privado y de tipo público, estas
reglas mixtas permiten a los individuos alcanzar resultados productivos en
situaciones en que la tentación de actuar como free rider o de rehuir
responsabilidades están siempre presentes; en un mercado competitivo es
en sí mismo un bien público, ya que los individuos pueden entrar y salir
libremente ya sea que contribuyan o no con el costo de generarlo y
mantenerlo, ningún mercado puede existir sin mucho tiempo sin
instituciones subyacentes que lo mantengan (Ostrom, 2011, págs. 55 - 56).
Empleando el sistema de teoría de juegos Elinor Ostrom (2011, pág. 59)
propone un juego en el cual las partes que se benefician de la explotación
de un recurso de uso común proponen un acuerdo, el cual deberá estar
regulado no por un árbitro externo sino por varios de ellos, donde se
puedan hacer cumplir los acuerdos y resolver los conflictos que permitan a
los individuos iniciar arreglos a largo plazo que de otra manera no se
podrían llevar acabo; esta posibilidad de existencia de varios árbitros
ofreciendo hacer cumplir el contrato a precios variables durante la etapa de
negociación, el equilibrio de ganancias dominante es acordar que el árbitro
hará cumplir el contrato al valor del parámetro de costo más bajo.
El fundamento de la anterior propuesta se basa en que los participantes de
un recurso de uso común no pueden eludir el problema al que se enfrentan
cuando muchos individuos utilizan un mismo recurso, existen distintos
grupos que han llegado a la solución del dilema de los bienes comunes
como otros no; esto puede ser porque los participantes carezcan de la
capacidad de comunicarse entre sí, que no sepan cómo tenerse confianza y
que ignoran que deben compartir un futuro común; de manera alternativa,
individuos con mayor poder buscan sacar provecho, bloqueando los
esfuerzos de los menos fuertes por cambiar el status quo, por ende, se
prescinde por parte del grupo de una ayuda exterior para dejar atrás esta
situación negativa (Ostrom, 2011).
4. Conclusiones.
Las distintas teorías esbozadas con anterioridad son empleadas en
contextos específicos, por intereses específicos, el poder de una teoría es
directamente proporcional a la diversidad de situaciones que pueden
explicar, como se determinaba en un comienzo el ambiente en sentido
amplio e integral comprende seres bióticos, abióticos y antrópicos que en la
confluencia de sinergias y en especial aquellas formas de organización
humana deben propender al óptimo colectivo y no solamente individual, en
el uso de un recurso común manteniendo las garantías del
aprovechamiento racional de los recursos al establecer mercados
competitivos superiores u óptimos de Pareto superior.
El teorema de Coase tiende a entrarnos en la retórica del individuo como
ser único y privilegiado en maximizar sus recursos, tendiendo al mecanismo
de precios para superar las externalidades negativas convirtiéndose en el
free rider de los participantes del recurso de uso común, porque al no
cooperar deja la carga en el tercero tendiendo este a sufragar los costos de
transacción; que en la teoría de acción colectiva, los costos de transacción
ya sean altos o bajos son asumidos por los participantes de manera
equitativa asumidos en un acuerdo o contrato en el cual se respeta o se
mantiene la preferencia de asignación de los derechos de cada una, siendo
ley para las partes, además, se determinan el o los árbitros que
garantizaran la viabilidad de dicho acuerdo, de tal manera que si un grupo
de notables lograran organizarse de manera voluntaria para retener los
excedentes de sus esfuerzos, se disminuirán las externalidades negativas y
el ambiente al ser un recurso limitado se podrá emplear para formas de
organización o de acción colectiva que propendan a mitigar los daños
esperados por el aprovechamiento de dicho recurso.
5. Bibliografía
Angel Maya, A. (1996). El Reto de la Vida -Ecosistema y Cultura-: una introducción
al estudio del medio ambiente. Bogotá: ECOFONDO.
Coase, R. (1960). El Problema del Costo Social. The Journal of Law and
Economics.
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Economics. Toronto: University of Torronto Press.
Ehrenfield, D. W. (1972). Conserving Life on Earth . Oxford University Press.
Garrett, H. (1968). The Tragedy of the Commons. Science, 1244.
Mesa Cuadros, G. (2013). Ecoturismo en Parques Nacionales y Territorios
Étnicos: condiciones de posibilidad o ¿solo un tinte verde la actividad
economica del turismo? (G. M. Cuadros, Ed.) Locomotoras Normativas Antiambientales: algunos análisis de caso por afectación a derechos colectivos
y ambientales, 23.
Olson, M. (1965). The Logic of Collective Action. Public Goods and the Theory of
Grups. Cambribridge: Harvard University Press.
Ophuls, W. (1977). Ecology and the Politics of Scarcity. San Francisco: Freeman.
Ostrom, E. (2011). El Gobierno de los Bienes Comunes. Mexico D.F.: Fondo de
Cultura Económica .
Posner, R. (1998). Analisis Economico del Derecho. México: Fondo de Cultura
Económica.
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