EL SHILICO REATEGUI, ILUSTRE MATEMATICO PERUANO Por: Fransiles Gallardo Aprovechando nuestro paso por el Parque Universitario, nos adentramos entre los patios y ambientes de la remozada Casona de San Marcos y sentimos que su construcción de más de 300 años, revive. Esta transformación se debe básicamente, al impulso de la Misión Española y los curadores y restauradores peruano; quienes espátula y cepillo en mano, han desprendido decenas de capas de pintura, dejándola en la inicial y original; la cual nos permite apreciar lo espectacular de su construcción, la belleza de su arquitectura, el acabado caoba de sus vigas y las primigenias pinturas en sus paredes. Extraordinario, realmente. Sobre la mesa de ingreso a la Casona hay un montón de revistas y publicidad variada sobre cursos, diplomados, maestrías, doctorados y demás y de entre ellas, escojo la Revista de San Marcos “rumbo al bicentenario” que se agita ostentosa. Como siempre, una crónica atrae mi lectura. El recuerdo a un “shilico” de Celendín; don José Reátegui Canga, Claro que de primera impresión el apellido Reátegui no tiene mucho que ver con los clásicos apellidos celendinos; como Chávez, Mori, Díaz, Sánchez, Horna, Aliaga, Romero, Paredes y otros más; sino más bien de Yurimaguas, Tarapoto o Pucallpa, don José Reátegui Canga es mas “shilico” que los sombreros de palma y el chocolate en bolita. Pero en medio de este barullo nos invade la melancolía y resulto tarareando una vieja cashua cajamarquina de nuestro paisano Guillermo Salazar y su Conjunto; quienes allá por los años 78 sacaron su primer long play de Carnavales Cajamarquinos; el cual se ha convertido en nostalgia y tortura para todos los cajamarquinos desperdigados en todos los rincones del mundo y que hasta fecha zapateamos con placer y emoción, en cuanta reunión social exista: “De la loma a la quebrada / camina mi celendina / moviendo su cinturita / como cedazo a la harina/ Tu me mandaste decir / tu me mandaste llamar / y ahora que estoy aquí/ ya no me quieres ni hablar/” Claro, ustedes dirán quien José Reátegui Canga y porque tanto bombo y platillos. Ahí está el detalle, como diría el recordado Mario Moreno “Cantinflas”. “Para que nos se nos pierda el rastro y se desaparezcan las huellas”, como decimos en la santa tierra; en el cafetín de Letras de la Ciudad Universitaria de San Marcos, nos contactamos con el matemático Hugo Lázaro Manrique, quien conoció de cerca de don José Reátegui Canga. A la entrada de la Ciudad Universitaria un gran letrero dice:”Aquí estudió un premio Nóbel”; sonriendo y presurosos nos dirigimos al cafetín, donde ya nos espera el maestro Hugo Lázaro. Nos cuenta que, el viejo maestro y periodista don Francisco Miró Quesada Cantuarias en un artículo publicado recientemente en El Comercio y titulado “San Marcos como en los viejos tiempos”, hace una gran revelación; que por lo menos para mí, modesto emigrante cajamarquino, es relevante. El doctor Ingeniero y matemático José Reátegui Canga es considerado como uno de los personajes más ilustres en las ciencias y matemáticas de los últimos tiempos en el Perú, junto a Federico Villarreal, Godofredo García, José Tola Pasquel y Gerardo Ramos. -Caray, caray- como dirían nuestros abuelos –uhm, que caray. Don José Reátegui Canga es “shilico” de Celendín nacido el 12 de junio de 1926 y fue enviado a Lima a estudiar secundaria en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe; donde ni más ni menos, obtuvo la Medalla de Oro y primer puesto de su promoción. Todo un honor para un provinciano de las sierras de Cajamarca. Ingresó en el primer puesto a la entonces Escuela de Ingenieros del Perú, actualmente la UNI, a la especialidad de Ingeniería Civil. Mientras endulza su segundo café; Hugo Lázaro Manrique nos sorprende con otras revelaciones. En la Escuela de Ingenieros conoce al doctor José Tola Pasquel, eminente matemático y científico peruano; quien al descubrir las extraordinarias dotes para las matemáticas de nuestro paisano Reátegui, lo lleva estudiar en la Escuela de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Para nuestra mayor sorpresa, nos comenta que el año 1950 obtiene el título de Ingeniero Civil en la Escuela de Ingenieros y se gradúa de Bachiller y Doctor en Ciencias Matemáticas en San Marcos. -Que bravo mi paisano- exclamo conmovido. -Eso no es nada- exclama, asombrándose de mi asombro- aún hay más. Ganó una beca y cruzó el Atlántico para realizar sus estudios de post doctorado en el Instituto Henry Poincaré de la Sorbona en París y luego en la Universidad de Estraburgo, Alsacia, Francia; obteniendo notas sobresalientes. -Acaso mi paisa era de otra galaxia- comento sonriendo. Posteriormente fue profesor invitado de la Universidad de Berkeley, California, Estados Unidos y en la Universidad de Panamá, crea la Escuela de Posgrado de la Facultad de Matemáticas. De retorno a la Patria fue nombrado Decano de la Facultad de Ciencias de la UNI y de la Universidad de Lima; además de ser considerado Profesor Honorario por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Profesor Emérito por la UNI. El profesor Lázaro tiene que atender sus labores académicas y me deja un libro de matemáticas de mi buen paisano José Reátegui Canga y me entretengo saboreando el prólogo: “La matemática, ciencia de la más alta jerarquía en el concierto de las ciencias, desde los albores de la civilización humana sigue siendo la base del desarrollo científico y tecnológico de nuestro mundo. La ingeniería como expresión de la tecnología, se erige sobre la base de los diferentes espacios de la creación matemática y del pensamiento de la humanidad. De allí que en la formación académica de los ingenieros, debe privilegiarse el estudio de la matemática, en la convicción de dotar a los estudiantes de un firme pensamiento abstracto y de un amplio pensamiento innovador”. Lo malo, como siempre; es que el doctor ingeniero y matemático José Reátegui Canga, acaba de fallecer. Una pena paisita Reátegui, no haberlo conocido personalmente. Una pena no tener una foto, para ilustrar esta crónica.