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ÍNDICE
In
memóriam . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Educación de adultos en Europa y particularmente
en España (Historia y situación actual) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Perspectivas
La
actuales de la educación social. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
55
mercantilización de la educación como
escenario mundial del
Espacio Europeo
de
Educación Superior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
Pensar
en la relación entre experiencia y aprendizaje . . . . . . . . . . . . . . . . 113
Desafíos
tutoriales ante las nuevas herramientas
de aprendizaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
El Espacio Europeo de Educación Superior:
Documentos para (una o varias) teorías
de la educación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
Educar
para el desarrollo sostenible y
el comercio justo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
La
juventud obrera cristiana: un movimiento
educativo popular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
Retrato
en otoño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293
LA EDUCACIÓN DE ADULTOS
EN EUROPA Y PARTICULARMENTE EN ESPAÑA
(Historia y situación actual)
(Capítulo que se publicó en la obra Génesis y situación
de la educación social en Europa, publicada por la UNED)
Tiana Ferrer, Alejandro; Sanz Fernández, Florentino (coords.): Génesis y situación de la educación social en
Europa, Madrid, UNED, col. Unidad Didáctica, 3º reimp, mayo 2007
Introducción
Como se ha ido viendo en capítulos anteriores, la educación de las personas
adultas se ha configurado como uno de los campos más característicos de la educación social, si bien sus rasgos distintivos, sus planteamientos y sus prácticas han
variado sustancialmente con el paso del tiempo. Por ese motivo, merece la pena
dedicarle una atención especial. En este capítulo se pasa revista a los hitos fundamentales de su historia, para detenerse después en la realidad que presenta en la
actualidad en el marco europeo y en España.
1. La educación de adultos a lo largo de la historia:
algunos hitos significativos
La necesidad de comprender mejor la educación de adultos en la sociedad
europea del siglo xx nos obliga a pararnos en algunos de sus hitos históricos más
significativos. No se trata de hacer una historia pormenorizada sino de realzar
algunos elementos del escenario histórico en el que se desarrolla la educación de
personas adultas en Europa y particularmente en España.
1.1. Educación de personas adultas en la Antigüedad: la figura del sabio
como persona mayor
El planteamiento de la educación de adultos, en parámetros distintos a los
actuales, se viene practicando desde la antigüedad. La paideia griega era considerada
como un aprendizaje de determinadas habilidades sociales como, por ejemplo, la de
gobernar que estaban muy relacionadas con la vida activa de los adultos. Grandes
maestros como Sócrates, Platón, Cicerón o Quintiliano tenían alumnos bien avanzados en edad. Precisamente uno de los grandes problemas que Platón tuvo con los
sofistas fue su oposición a la enseñanza del arte de hablar bien (gramática y retórica)
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Florentino Sanz Fernánde (1945-2007)
a alumnos demasiado jóvenes. Pensaba que estos jóvenes no habían tenido el tiempo
suficiente que da la edad para asimilar la verdad y la sabiduría (filosofía). La lucha
entre filólogos y filósofos significó una tensión entre la forma y el fondo, la técnica
y la filosofía ya desde los orígenes de la cultura occidental.
Sin entrar en el detalle de esta polémica, hemos de quedarnos con lo que late
en el trasfondo: la técnica se puede aprender relativamente pronto, la sabiduría
requiere mucho tiempo y experiencia. El aprendizaje de la técnica se consideraba
compatible con la juventud, sin embargo el aprendizaje de la sabiduría se asoció a
los adultos. Razón por la que la formación filosófica y la sabiduría llegó a ser un
privilegio de los mayores.
1.2. Los modelos medievales de educación de adultos: la predominancia del
modelo infantil
En la Edad Media existieron al menos tres grandes modelos educativos y tan
sólo uno de ellos se dirigía exclusivamente a jóvenes y adolescentes.
El modelo laboral dedicado a los trabajadores y ofertado por las organizaciones
gremiales podría considerarse sin temor a anacronismos un sistema de formación
de adultos ya que el joven aprendiz y el oficial podían estar largos años de su vida
al lado del maestro. El aprendizaje, además, se hacía en el marco de la convivencia familiar diaria con lo que no se aprendía solamente el oficio sino también
la forma de ser. El modelo caballeresco tenía su núcleo de actividad en torno a la
corte y era también un modelo educativo para personas adultas, tanto hombres
como mujeres, como muy bien nos describe Castiglione en su famosa obra del
Cortesano. Solamente un tercer modelo, el clerical, que desarrollaba su actividad
en las escuelas monacales y catedralicias se dirigía exclusivamente a la población
infantil y juvenil con el objetivo de prepararla para el futuro. Es un modelo en
el que se aprende antes para aplicar después. Este modelo fue el que heredó la
universidad como institución académica y todo el sistema de enseñanza escolar de
tal forma que a partir de esta elección el modelo dominante de educación quedó
circunscrito en torno a los primeros años de la vida.
Otras instituciones educativas dirigidas al resto de la población que también
educaban mientras se vivía quedaron encuadradas dentro del marco de la educación
popular y fueron recluidas progresivamente en los márgenes del sistema de enseñanza. La práctica de educar a lo largo de la vida se quedó fuera de la escuela «andando
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educación de adultos en europa y particularmente en
España
por ahí» en forma de relatos, refranes, festividades, ritmos, melodías, liturgias, chistes,
dramatizaciones espontáneas, carnavales, etc. Era una forma de educarse a lo largo
de la vida y mientras se vivía que de tanto estar presente se convirtió en invisible
como dicen Raul Leis y Luis Felipe Ulloa (1991). La Edad Media, dice Néstor
García Canclini (1982), nos ha dejado consolidados dos formas de educarse: la de los
niños (educar antes para después), una forma que toma cuerpo cada vez más visible
en la universidad como institución estructurada socialmente en torno a la ciencia y
la de los mayores (educar mientras se vive) una forma desestructurada e híbrida en
torno a una pluralidad de saberes a modo de polifonía conflictiva.
1.3. Educar a los adultos en la Edad Moderna: el modelo social
El sentido de autonomía personal que se fue recobrando desde el Renacimiento
humanista, el acento sobre la ciudadanía que introdujo la Revolución Francesa
y el proceso de participación de la clase trabajadora que acelera el movimiento
obrero introdujeron un modelo de educación que podríamos calificar como
modelo de participación social o modelo ciudadano. Solamente vamos a considerar tres personajes como hitos significativos en este amplio periodo y que dejaron
huella en lo que habría de ser el futuro de la educación de adultos.
Entre los primeros modernos que recuperaron de una manera clara y expresa
un modelo de educación abierta a todas las edades, esta vez no desde la perspectiva de la defensa de la sabiduría como los filósofos griegos sino desde la defensa
de la ciudadanía, fueron tres grandes personalidades: Comenio, Condorcet y
Grundtvig. Sin abusar del protagonismo que pudieron tener cada una de estas
personas, sí podemos permitirnos acentuar su original aportación a la extensión
de la educación no solamente a lo largo de la edad de las personas sino también
a lo ancho del contexto social en el que viven.
El modelo humanista de Comenio
El primero que recuperó la inclusión del aprendizaje a lo largo de la vida de
una manera formal y expresa fue Comenio, líder protestante y considerado por
la UNESCO como uno de los grandes educadores de la humanidad. El objetivo
que asignaba a la educación era la de enseñar todo a todos durante toda la vida.
Para ello estableció ocho escuelas diferentes distribuidas a lo largo de las dis-
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tintas etapas de la vida. Toda la vida estaba así comprometida con la educación
como muy bien describe en la Pandeia. Es en torno a los años 1650 y 1670,
cuando este pedagogo universal, propone en su Pampedia enseñar de manera
diferente y específica en cada una de las etapas de la vida. Las ocho escuelas a
las que alude son la escuela prenatal, la escuela materna, la escuela infantil o
común, la escuela de la adolescencia o latina, la escuela de juventud o academia,
la escuela de la edad adulta, la escuela de la vejez y la escuela de la muerte. Se
adelantaba así Comenio en varios siglos a muchas de las propuestas que ocupan
y preocupan a los especialistas de la educación en el momento actual como por
ejemplo: que en la vida no se aprende de una vez por todas; que cualquier etapa
de la vida es apropiada para aprender; que en cada momento el aprendizaje se
produce de una forma específica y que el aprendizaje adulto no es un alargamiento del aprendizaje escolar juvenil sino que tiene sus propias características
y su contexto específico (su escuela propia).
Otro de los medios con el que Comenio favoreció el aprendizaje permanente
fue el de las cartillas de aprendizaje. Se le puede considerar como uno de los grandes
inventores de los libros de texto y de los libros ilustrados al servicio del aprendizaje en
un momento coyuntural en que la presencia de los pastores protestantes en Moravia,
su país, era amenazada por la hegemonía del imperialismo católico de los Habsburgo
que perseguía a muerte o expulsaba a los pastores protestantes. Con el uso del libro
de texto, Comenio pretendía favorecer la autonomía en el aprendizaje en un contexto en el que eran expulsados del país los pastores protestantes (los maestros).
Leer a Comenio hoy es una recomendación encarecida para todos los que
quieran reflexionar sobre la educación a lo largo de todas las edades o como se dice
actualmente a lo largo de la vida. Su pensamiento educativo sobre los adultos no se
reduce a su justificación sobre el aprendizaje a lo largo de todas las edades sino que
constituye uno de los ejes vertebradores de todo su pensamiento.
Deseamos que puedan ser instruidos plenamente y acceder así a la completa
humanidad , no solamente un hombre, algunos hombres o muchos hombres,
sino todos los hombres en conjunto y cada uno por sí mismo, jóvenes y viejos,
ricos y pobres, nobles trabajadores, hombres y mujeres, sí, cada ser humano.
Para que al fin todo el género humano sea instruido, sea cual sea su edad, su
estado, su sexo, su nacionalidad... De la misma manera que el mundo entero
es para todo el género humano una escuela, desde el comienzo hasta el fin de
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La
educación de adultos en europa y particularmente en
España
los tiempos, así también la edad de cada hombre es su escuela desde la cuna hasta
la tumba... Cada edad esta destinada a aprender, y las mismas fronteras que se
imponen al hombre para vivir son las que se imponen para que aprenda. (Jean
Amos Comenius 1592-1670. Pages choisies (París, Unesco) 1957, pp. 103 y 158
(Traducción propia).
El modelo ciudadano de Condorcet
Posteriormente, Condorcet abrió cauces políticos para que la educación se
abriera al periodo adulto con el fin de que la ciudadanía fuera más eficaz y estuviera consolidada. Las ideas de Condorcet tuvieron gran resonancia política en
Europa a medio y largo plazo.
Condorcet, en su Informe sobre la educación para la asamblea nacional de
1792, afirma que la instrucción debe ser universal, es decir, extenderse a todos los
ciudadanos. Debe, en sus diversos grados, asegurar a los hombres, en todas las edades de la vida, la facultad de conservar sus conocimientos y de adquirir nuevos.
Hemos observado, en fin, que la instrucción no debía abandonar a los
individuos en el momento en el que salen de las escuelas; que debería extenderse a todas las edades; que no debería haber nadie a quien no se le brindase
la posibilidad y la utilidad de aprender, y que esta segunda instrucción es tanto
más necesaria cuanto la educación infantil fue más recortada... No hemos
querido que ni un solo hombre en el imperio, pueda decir en adelante: la ley
me aseguraba una total igualdad de derechos, pero me han negado los medios
para conocerlos. Debo depender solamente de la ley, pero mi ignorancia me
hace depender de todo lo que me rodea. Me han enseñado en mi infancia
que tengo necesidad de saber, pero, obligado a trabajar para vivir, las primeras
nociones se borraron, y no me queda que el dolor de sentir, en mi ignorancia, no la voluntad de la naturaleza, sino la injusticia de la sociedad. (Informe y
proyecto de decreto sobre la organización general de la instrucción pública, presentados
en la Asamblea Nacional, en nombre del Comité de Instrucción Pública, por
Condorcet, los días 20 y 21 de abril de 1792)
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Florentino Sanz Fernánde (1945-2007)
Lo que afirma Condorcet es sumamente actual en el sentido de que reivindica la necesidad de aprender en cualquier etapa de la vida no solamente para
conservar lo que se aprendió en épocas precedentes, que si es necesario habrá que
hacerlo, sino también para aprender algo nuevo o por primera vez, refiriéndose
bien a lo que se debiera haber aprendido antes pero no se hizo por las razones
más diversas (segunda oportunidad) bien a los nuevos desafíos de aprendizaje que
se presentan en el transcurrir de la vida.
El modelo social de Grundtvig
La otra gran personalidad que la Unión Europea reconoce entre los predecesores del alargamiento de la educación más allá de la edad juvenil es la del obispo
danés Nicolás Federico Severino Grundtvig (1783-1872). Un siglo después que
Condorcet pretendió abrir a través de la formación social de los trabajadores un
cauce permanente de participación social.
Lleva a la práctica un servicio educativo demandado por los agricultores a quienes se les estaba implicando cada vez más en el circuito de producción económica
pero a quienes se les refutaba el acceso a un rol político o cultural. Las academias
populares que están destinadas a proporcionar a los agricultores una conciencia
política de la realidad, se instalan en todo el país. La educación popular alcanzó un
amplio desarrollo en Dinamarca con el obispo Grundtvig, quien fundó una red de
sesenta escuelas populares. A partir de 1851 se comienzan a subvencionar por el
Estado y en 1864 ya había 60 academias esparcidas por todo el país. Este tipo de formación pronto se extiende por los países nórdicos (Noruega y Suecia) y procura un
gran desarrollo de la educación de adultos en toda esta zona del norte europeo.
Es importante recalcar que el común denominador de estos tres autores es su
concepción de la educación a lo largo de la vida como exigencia de la vida social
y de la necesaria participación de las personas en lo que hoy denominaríamos
construcción social de la realidad. Su modelo educativo podría encuadrarse por
esto, en un modelo de ciudadanía y participación social.
Entre el periodo de la Revolución Francesa y el del Movimiento obrero
se fragua este modelo social de aprendizaje a lo largo de la vida que en estos
momentos ha heredado con toda su fuerza América Latina, sobre todo a partir de
los procesos sociales y los movimientos que se ponen en marcha en el continente
latino americano a finales de la década de los sesenta y setenta.
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La
educación de adultos en europa y particularmente en
España
1.4. La educación a lo largo de la vida en los inicios de la industrialización
El capitalismo industrial en sus orígenes no exige procesos de formación continua debido a sus propias características. Veamos algunas de ellas:
• El proceso de producción da prioridad a la máquina y a la cadena. El trabajador ha de seguir el ritmo y la rutina del maquinismo y solamente necesita
habilidades rutinarias, fáciles de aprender en cortos periodo de tiempo,
habilidades que tienen que ver más con la fuerza de la mano (manufactura)
que con la compleja energía cerebral (mentefactura).
• La organización del trabajo coloca el conocimiento que requiere en el vértice de la pirámide, de tal forma que la clase trabajadora, en su gran mayoría, está compuesta por personas más dispuestas a seguir las órdenes de los
que saben que a guiarse por su propio conocimiento; más que la osadía de
aprender lo que necesitan es la virtud de obedecer. Con muy poco conocimiento y una gran dosis de capacidad de disciplina el proceso productivo
sale adelante en esta primera etapa industrial. La expansión de la escuela
tiene una función prioritaria de disciplinar a los ciudadanos.
• El conocimiento se plantea en términos de conocimiento mínimo y elemental. El aprendizaje de las personas adultas se entiende como compensación de ese mínimo no adquirido durante la etapa «apropiada» para aprender. El periodo de aprendizaje se corresponde con la primera etapa de la
vida de tal forma que el aprendizaje durante la edad adulta es considerado
como «inapropiado» y de segunda categoría.
•˙La educación no se considera como requisito para la mayoría de los trabajos.
Desde esta perspectiva la educación no es una condición laboral sino una concesión social a la persona practicada todavía en marcos de benevolencia y caridad.
• En esta etapa del desarrollo capitalista, el conocimiento y los aprendizajes
tienen un valor de larga duración. Los conocimientos se transforman muy
lentamente en tecnología y por lo tanto un mismo conocimiento tiene
mucha duración en su aplicabilidad a la productividad. Paralelamente los
aprendizajes son también muy duraderos y de hecho se aprende en la juventud lo que se necesita aplicar durante toda la vida laboral. Se aprende para toda
la vida en lugar de aprender durante toda la vida. El perfil profesional permanece
el mismo durante varias generaciones. Es suficiente, por lo tanto, una enseñanza elemental mínima para poderse integrar en los procesos productivos.
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• El modelo social que sigue predominando durante este periodo es el de
la sociedad lineal. Según este modelo las funciones sociales se distribuyen
según un criterio generacional y de una forma irreversible: a la infancia
y juventud les asigna la función de aprender, a los adultos les atribuye la
función de trabajar, aplicando lo aprendido durante la juventud o la niñez
y finalmente a los jubilados se les considera como una clase pasiva que lo
que necesita es ser atendida. Según este modelo de organización lineal, los
aprendizajes infantiles han de servir para toda la vida puesto que no hay
posibilidad de retorno a la educación desde la edad adulta que se debía
exclusivamente al trabajo. El periodo de jubilación es un periodo de vida
pasivo, improductivo, en el que los ancianos necesitan más ser atendidos y
recibir cuidados que atender ellos a los demás. Se entiende la jubilación
como un periodo terminal en el que no se necesita formarse puesto que ya
no tiene que trabajar.
• Un modelo de formación compensatoria para las personas adultas aparece
en la última etapa de la etapa industrial. Fue después de la primera guerra
mundial cuando, movidos por intereses sobre todo económicos y productivos, aparece la gran explosión de demanda formativa de adultos en EE.UU.
y en Europa. Esta demanda se satisfizo mediante la adaptación a los adultos
de los sistemas de enseñanza diseñados para niños y jóvenes. Se trataba de
compensar y recuperar en la vida adulta aquello que no se había podido
adquirir durante la juventud o la niñez. En los países más desarrollados, la
educación de adultos recobró formas muy diversificadas como la «escuela
secundaria del pueblo» (folkhögskola) en los países escandinavos, la «educación obrera» en la ex Unión Soviética, la educación postsecundaria (further
education) en el Reino Unido, la educación continua (continuing education) en
Estados Unidos y la «educación popular» en Francia.
La alternativa escolar y académica no era suficiente y se planteó paralelamente
a la educación a lo largo de la vida, la educación a lo ancho de la vida. El aprovechamiento de todos los recursos sociales dio lugar a nuevas modalidades de
aprendizaje no formal paralelas a la escuela.
1.5. La educación de adultos en el capitalismo informacional
Después de esta primera etapa industrial en la que el conocimiento y los
aprendizajes tenían un valor casi imperecedero, aparece un nuevo modelo de
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La
educación de adultos en europa y particularmente en
España
sociedad que ha sido caracterizado de distinta forma como sociedad del riesgo, postindustrial, postmoderna, postdemocrática, informacional... etc. No es el
momento de analizar el proceso de esta evolución ni tampoco lo que implica cada
uno de estos términos pero sí podemos recoger algunos rasgos que presenta este
periodo en lo que se refiere a nuestro objeto de reflexión.
El nuevo modelo de sociedad en el que estamos ha vuelto a abrir el tema
de la educación de adultos dentro de unas coordenadas no solamente distintas
sino también distantes de las existentes en otros momentos históricos. Es tanta la
publicidad que se ha dado a este tema que conviene no perderse en el bosque
de la discusión y acudir directamente a lo que pueden ser algunos de los puntos
nucleares del debate. Permítasenos seleccionar los que, a nuestro juicio, son los
más importantes:
El aprendizaje no es una concesión social sino una condición de la productividad y de la
participación social
Una de las novedades de la sociedad actual es que el conocimiento se convierte
rápidamente en tecnología. Por primera vez en la historia la tecnología no se utiliza solamente para producir cosas sino también para producir más conocimiento.
Esto supone una aceleración no solamente de la producción del conocimiento
sino también de las tecnologías. La velocidad de la creación de conocimiento es
asombrosa como podemos observar en las distintas estadísticas comparativas con
épocas anteriores. Su conversión rápida en tecnología está afectando profundamente no solamente al ámbito de la vida laboral que modifica constantemente
los perfiles laborales sino también al ámbito de la vida cotidiana que modifica los
hábitos culturales y las mentalidades de la vida ciudadana.
La velocidad en la producción de conocimiento y en tecnología trae como
consecuencia que un mismo conocimiento tiene cada vez un periodo de caducidad más breve. Los perfiles profesionales cambian rápidamente y se requieren
«reciclajes» permanentes o aprendizajes de nuevas profesiones. Todos los aprendizajes adquiridos tienen un periodo de caducidad tan breve que la formación
continua se ha convertido en un elemento imprescindible y en una condición
necesaria de la productividad.
Si en épocas anteriores un mismo perfil profesional era desempeñado por
varias generaciones, ahora ocurre lo contrario, una misma generación se ve
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Florentino Sanz Fernánde (1945-2007)
obligada a desempeñar varias profesiones. Como consecuencia inmediata se
produce que las personas tienen que aprender muchas cosas diferentes a lo
largo de la vida en función de las diversas competencias que va exigiendo la
evolución tecnológica.
Las mismas exigencias que se plantean desde la productividad se plantean
desde la vida social y ciudadana. La convivencia en un mundo intercultural, el
reparto de la producción en un mundo de altísima productividad, el concepto
de trabajo como realidad social, el consumo de productos cada vez más sofisticados, la producción de conocimiento en un mundo con tanta información están
exigiendo nuevos aprendizajes. Las habilidades consideradas básicas en las sociedad tradicionales se han convertido en insuficientes. El marco de necesidades de
aprendizajes sociales está en permanente evolución y afecta a todos los públicos.
El aprendizaje en la edad adulta, en el modelo de sociedad reflexiva, es una tarea
normalizada y nada excepcional
Por otra parte, pero como consecuencia del fenómeno anteriormente expuesto, ya no existe un movimiento lineal e irreversible en el reparto de funciones
asignadas a las personas a lo largo de la vida sino que este reparto se hace de forma
reversible y circular. El joven no acude a trabajar automáticamente desde la escuela, necesita periodos experiencia laboral y de aprendizaje activo. El adulto desde el
trabajo no sale únicamente hacia la jubilación sino que puede «retroceder» hacia
el estudio o «reciclaje» para volver de nuevo a trabajar. Y el jubilado no es un ser
completamente pasivo desde el punto de vista de la productividad sino que considera cada vez más la posibilidad de extender su etapa activa, participando en la
construcción de determinados servicios sociales como el cuidado de los nietos,
la atención al hogar de los hijos trabajadores, la mutua ayuda entre ellos que les
evita acudir a residencias de mayores, la participación en la vida política a través
de asociaciones específicas, la participación en la creación de centros culturales
como las universidades de mayores... etc. De hecho, las legislaciones que marginan
como inactivos a las personas por la fecha de su nacimiento están siendo cada vez
más cuestionadas dado que en occidente el 80% la población mayor de 70 años
goza de buena salud y puede llevar una vida activa y autosuficiente. Esta situación
nueva de la población de mayores exige que no se la defina por sus limitaciones
sino por sus posibilidades. Entre las posibilidades se incluyen las exigencias que
permanentemente manifiestan en el ámbito formativo.
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La
educación de adultos en europa y particularmente en
España
Las exigencias formativas se mueven entre el humanismo creativo y la medievalización
esclavizante
Determinadas habilidades y actitudes defendidas por los movimientos más
humanistas como la creatividad, la autonomía, la imaginación, la individuación y
la libertad, están siendo integradas en el proceso de producción del capitalismo
de la era informacional.
El nuevo capitalismo está trasladando al personal trabajador desde las cadenas de
producción a los departamentos de diseño y está reemplazando sus tareas rutinarias
y mecánicas por tareas creativas y compartidas en equipo. Se está pasando progresivamente de una época en la que lo que predominaba era la «manufacturación» a
otra en la que lo que va predominando es la «mentefacturación». El ritmo de producción no lo marca la máquina sino el hombre. Es la computadora la que obedece
las órdenes del trabajador y no al contrario. Muchas nuevas máquinas informatizadas
producen mucho menos de sus posibilidades por falta de preparación de sus usuarios. Incluso uno de los problemas de varios países es que falta «cerebro de obra» (no
mano de obra) para utilizar las nuevas herramientas informáticas.
Todo este proceso exige la adquisición de habilidades que refuerzan la necesidad de la formación considerada tradicionalmente humanística dentro del ámbito
laboral. Muchas de estas habilidades recuperadas para la productividad como por
ejemplo la capacidad de diálogo, de tolerancia tan necesaria para trabajar en equipo o la capacidad de imaginación para prevenir problemas. Como si además del
conocimiento, el proceso de producción pretendiera recuperar el valor utilitario
de la sabiduría. Algunos se han atrevido a decir que el aprendizaje y la formación
humanística en oposición tradicional a los mecanismos de explotación laboral
coinciden actualmente en mutuos intereses. Cosa que como veremos no es verdad
ya que se siguen manteniendo una serie de paradojas, algunas de ellas invisibles,
en medio de tanto optimismo.
Es verdad que existe un interés para recuperar la rentabilidad de determinadas
habilidades adquiridas o desarrolladas a lo largo de la vida pero al mismo tiempo
siguen permaneciendo elementos medievalizantes que recortan profundamente
esta tendencia. El sector humano a quien se le pide la integración de habilidades
humanistas en los procesos de producción sigue siendo una gran minoría que no
por ser omnipresente por eso aumenta en número. Por otra parte, a esta minoría a
quien se le pide libertad e imaginación en el proceso de productividad se le pide,
también, fidelidad, obediencia, «militancia» y entrega total de la vida a la esfera
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de la actividad laboral. Con lo cual el optimismo humanista de algunos puede
reconvertirse, visto desde otro ángulo, en una nueva medievalización en el sentido
de que vuelve a aparecer disfrazada de autonomía y libertad la misma esclavitud
de siempre, la entrega de la vida privada al sistema, o como dice Habermas, la
colonización del mundo de la vida.
2. La política sobre educación y formación de personas
adultas en la Unión Europea
La educación de adultos adquirió un auge en todo el mundo desde que la
UNESCO propusiera como objetivo la generalización de la educación a toda la
población mundial en la Declaración de los Derechos humanos. En su artículo
26 se dice que toda persona tiene derecho a la educación que debe ser gratuita,
al menos en lo que se refiere a la enseñanza elemental y fundamental, dos términos claves que significaban el derecho de todos, niños y adultos, a la educación.
El término fundamental inducía a una doble interpretación. Implicaba la idea de
cimiento y también de posibilidad abierta a un futuro (lo que después evolucionaría hacia el concepto de aprender a lo largo de toda la vida). Mientras que el
término de enseñanza elemental hacia referencia a los cimientos de los primeros
ciclos de enseñanza infantil.
Con una intermitencia de diez años aproximadamente, en varias conferencias
internacionales entre las que podemos destacar la de Elsinore (1949), Montreal
(1960), Tokio (1972), París (1985) y Hamburgo (1997) se ha tratado el tema de la
educación de personas adultas a nivel mundial. La orientación que la Unesco ha
intentado mantener en el ámbito de la educación de personas adultas se ha movido entre las tendencias a asegurar la alfabetización para todos y la de educar para
la ciudadanía y la productividad. Últimamente el liderazgo que otras organizaciones internacionales han ejercido sobre la formación continua y el aprendizaje de
competencias laborales demandadas por la nueva sociedad de la información han
forzado a la Unesco a acentuar también la formación productiva de los adultos.
La influencia de la Unesco en las orientaciones educativas europeas ha sido compartida por otras grandes instituciones preocupadas y ocupadas en la educación
como, por ejemplo, la OCDE o el Banco Mundial.
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educación de adultos en europa y particularmente en
España
2.1. La educación en los textos fundacionales de la Unión Europea
En la Unión Europea la preocupación por la educación de adultos ha comenzado con bastante retraso. El Consejo de Europa, en su texto fundacional, no manifestó preocupación alguna por la educación; tampoco se manifestó esta preocupación en la firma del Tratado de Roma, al constituirse la Comunidad Económica
Europea en 1957, ni más tarde en la firma del Acta Única en 1986. Hay que
reconocer que hasta el Tratado de la Unión Europea, firmado en Maastricht, en
febrero de 1992, no ha existido un reconocimiento explícito de la educación (art.
126 y 127) en la construcción europea en sus textos fundacionales.
Esta opacidad normativa sobre la educación ha ocasionado casi una mala
conciencia en los fundadores de la CEE. Uno de ellos, Jean Monet, pronunció la
famosa frase de que «si hubiera que comenzar de nuevo, empezaría por la educación».
Si buscamos precedentes en la sombra de la historia de las preocupaciones
de la actual Unión Europea por la educación de adultos nos encontraríamos
con la primera reunión de Ministros de Educación de los países miembros de
la Comunidad Económica que tiene lugar en 1971. De ahí empieza a surgir la
necesidad de implicar a la educación en la construcción europea. En 1972, la
Comisión de las Comunidades Europeas de entonces encargó al antiguo ministro
belga de educación, M. Janne, la tarea de entresacar los elementos fundamentales
que sirvieran de base para una política comunitaria sobre educación. El Informe
se realiza sobre una base de consulta a treinta expertos en educación que se presenta el 27 de febrero de 1973 y en el que ya aparece una preocupación por la
educación de adultos.
La gran mayoría de los expertos consultados por M. Janne afirman que la
educación permanente —algunos la llaman educación de adultos o educación
recurrente— debe ser considerada como prioritaria en una política comunitaria
y se define como una formación que no se encuentra limitada a la juventud
sino que es considerada como una dimensión sociocultural de la vida entera
(tendencia corroborada por las necesidades múltiples —en cantidad y en calidad— de formación entre los adultos, este fenómeno aparece como un factor
de transformación fundamental del sistema educativo tradicional cuyas finalidades, estructuras y contenidos deben cambiar radicalmente porque ya no son un
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