PROPUESTA DE SOLUCIÓN. PRÁCTICA 5 DE COMENTARIO DE TEXTO. PLATÓN. 1- Descripción del contexto histórico que influye en la aparición del pensamiento de Platón Este fragmento pertenece al libro VI del Diálogo de madurez La República de Platón. El libro VI desarrolla un símil fundamental para entender los planteamientos de Platón sobre la realidad y el conocimiento: el símil de la línea. Los planteamientos platónicos responden a dos preguntas que para él resultaban importantes para conseguir su proyecto de un Estado justo gobernado por filósofos: qué es la verdad y cómo se puede conocer. En el diálogo La República, a raíz de la indagación sobre la justicia en el individuo y en la polis, Platón plantea las bases para su utopía política. Y las encuentra en la educación de los futuros gobernantes en el conocimiento del Bien. En ella está la clave para superar una situación que, a su juicio, afectaba al género humano: todos los Estados están mal gobernados, pues acceden al poder los ignorantes, buscando no el bien común sino el propio. Por ello, considera imprescindible establecer qué es el conocimiento científico o ciencia, diferenciarlo de la Opinión, separar la verdad y la apariencia, pues considera a su sociedad una sociedad guiada por la Opinión. Las circunstancias históricas que vivió Platón son importantes para entender el propósito de su filosofía, la importancia de la Ciencia Dialéctica y de las Matemáticas de las que habla en este fragmento, para la formación de los gobernantes. Platón (428347 a.C.) vivió en una Atenas convulsa por las circunstancias históricas. Enfrentada a Esparta en la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), Atenas había perdido la hegemonía política, militar y económica que había tenido bajo el gobierno de la democracia con Pericles. Tras la guerra, y con la pérdida ateniense, se impone en Atenas un gobierno pro-espartano (la Oligarquía de los 30) en el que participaban dos parientes de Platón. Como él mismo nos cuenta en la Carta VII, fue invitado a participar, pero desistió, viendo su mal gobierno. En el 403 vuelve la democracia. Platón no ocultaba sus simpatías por la aristocracia, y viendo la actitud de los demócratas de nuevo en el poder, sintió de nuevo ganas de participar en política. Pero en el 399, una circunstancia le hizo desistir de participar directamente en filosofía y ocuparse de la filosofía: la condena a muerte de Sócrates. Este hecho fue el detonante de la biografía y la filosofía de Platón. Tras la muerte de Sócrates, realizó una serie de viajes (Cirene, Megara, sur de Italia) que resultaron determinantes para la evolución de su filosofía. En la Magna Grecia entró en contacto con los pitagóricos y la escuela de Elea, de quienes recibió una gran influencia, y conoció en Siracusa a Dión, por el cual Platón intentó en tres ocasiones, sin conseguirlo, educar a los gobernantes para obtener un Estado justo. A la vuelta de su primer viaje, y ya en Atenas, en el 387 a.C., crea la Academia, un centro de enseñanza en la filosofía para futuros gobernantes. En Atenas, al frente de la Academia, permanece 20 años, durante los cuales se elaboran los diálogos de madurez, entre los cuales está la República. Todos los diálogos de Platón reflejan la herencia socrática, y el enfrentamiento de Platón a los sofistas. Los sofistas son rechazados por su relativismo y escepticismo epistemológico y ético, que a juicio de Platón, habían contribuido a la decadencia de la moral ateniense. Su centro de estudios y su filosofía, en la que las Matemáticas y la Dialéctica son centrales, se presenta como alternativa a la oratoria, la retórica y la erística sofista. Para Platón, al igual que para Sócrates, la educación consistía en una mejora del alma al través del diálogo, en la que el conocimiento de los valores morales, objetivos y absolutos, es fuente de virtud (herencia del intelectualismo moral). Mientras que, para Platón, los sofistas se mueven sólo en el mundo de la Opinión, él sigue el camino de la razón iniciado con Sócrates. Mas en el desarrollo de sus tesis centrales sobre el mundo inteligible y sensible, la importancia de las Matemáticas, el dualismo epistemológico y el antropológico, la huella filosófica más importante se encuentra en los eleáticos y en los pitagóricos. De Parménides Platón recoge el racionalismo (los sentidos engañosos, y la razón como camino de la verdad), y el dualismo ontológico de la apariencia ( el devenir) y de la verdad ( el ser). Los pitagóricos influyen en muchos aspectos en la filosofía platónica: la comunidad pitagórica (con la unión de creencias religiosas, intereses políticos y conocimientos matemáticos), que inspiró la creación de la Academia; las matemáticas como un conocimiento superior que purifica al alma, y las creencias antropológicas sobre el alma inmortal, que transmigra, opuesta al cuerpo material, en el que está encerrada como en una cárcel, y de cuyo contacto se tiene que purificar. 2 .Comentario del texto: Apartado a) Explicación de las dos expresiones subrayadas. Ciencia Dialéctica. Grado supremo de conocimiento dentro de la Ciencia, también llamado Filosofía o Sabiduría. Resulta del ejercicio racional de la inteligencia o dialéctica, llevado a cabo por la parte racional del alma mediante la facultad dialéctica (nous). Tiene por objeto el mundo de las Ideas, aquello que resulta más claro dentro de lo real e inteligible (Mundo Inteligible). La Ciencia Dialéctica alcanza el Bien, principio incondicionado de toda realidad y de toda buena acción. La obtención de la Ciencia Dialéctica supone haber ejercitado el recuerdo de la verdad, y es imprescindible para ser un futuro gobernante justo. En el proceso educativo que diseña Platón, supone un estudio de 5 años, tras el ejercicio en las Matemáticas. Como dice en el texto, la Ciencia Dialéctica es superior a las Artes (Matemáticas), pues su objeto es más claro (verdadero) que el de éstas. Artes. Con este término se refiere Platón a las Matemáticas (aritmética, geometría, astronomía, armonía). Se trata del nivel de Ciencia que se obtiene mediante el pensamiento discursivo, pero no mediante inteligencia. Constituye un nivel de conocimiento intermedio entre la Opinión y la Dialéctica, y su proceso mental (pensamiento discursivo) no proporciona inteligencia de los principios, aunque su objeto de conocimiento se encuentre dentro de lo real e inteligible (son los objetos matemáticos). Por tanto, es más verdadero su objeto de conocimiento que el de la Opinión (mundo sensible), pero no tan claro como el de la Dialéctica. El proceder de las Artes es llevado a cabo por la parte racional del alma, partiendo de supuestos como si fueran principios, sin serlo. Por eso, dice el texto, este proceder es intermedio entre la Opinión y la inteligencia. En el proceso educativo del futuro gobernante, el ejercicio en las Matemáticas ocupa 10 años de formación. Apartado b) Exposición de la temática. Este fragmento aborda una temática onto-epistemológica. El tema tratado es la distinción entre el objeto de estudio de la Ciencia Dialéctica y el de las Artes, a partir de lo procesos implicados en su obtención. Por ello, el fragmento se centra en distinguir el pensamiento discursivo, propio de la matemáticas, de la inteligencia, propia de la Dialéctica. En cuanto el texto hace alusión al objeto de los dos niveles de ciencia, aparece la temática ontológica. En cuanto la forma de argumentar para distinguir los dos objetos de conocimiento es mediante el análisis de los dos procesos racionales implicados en su obtención, la temática es epistemológica. Lo principal del texto es que el objeto de la ciencia Dialéctica es más claro (verdadero) que el de las Artes (matemáticas), y esto se corresponde con un proceso de conocimiento distinto, de forma que el pensamiento discursivo de las matemáticas es inferior a la inteligencia, aunque sea superior a la Opinión (de ahí que sea un proceso intermedio). La causa que encuentra Platón para diferenciar estos dos procesos en este fragmento es el carácter de los supuestos tomados como principios por parte de los matemáticos, estudiados como inteligibles por sí mismos, cuando sólo lo son al lado del principio alcanzado por la inteligencia. Esto impide al pensamiento discursivo avanzar hasta el principio de todo. Este fragmento se sitúa en el símil de la línea después de mostrarnos la división del mundo sensible y del inteligible, tomando como referencia las divisiones desiguales que se pueden trazar en una línea que represente la realidad y el conocimiento, de modo que lo más verdadero ocupa más espacio en la línea y de ello se obtiene un conocimiento más claro. Debido a la dificultad para entender la división del mundo inteligible, Sócrates (el portavoz de Platón), analiza detalladamente el proceso discursivo diferenciándolo de la inteligencia, y así dejar claro los grados de realidad en lo inteligible. Al final de esa explicación detallada, Glaucón (el interlocutor de Sócrates), recapitula lo explicado por Sócrates. Aquí se sitúa el fragmento, el cual se desarrolla del siguiente modo: Empieza Glaucón estableciendo cuál es la intención de Sócrates: diferenciar el objeto de conocimiento de la ciencia Dialéctica, dentro de lo real e inteligible, de lo que estudian las Artes, para identificarlo como algo más claro (verdadero) ya que las Artes tratan los supuestos como si fueran principios sin serlo. Esto se refiere claramente a los niveles de realidad del mundo inteligible: las Ideas estudiadas por la ciencia Dialéctica, frente a los objetos matemáticos estudiados por las matemáticas. A continuación, se explica el proceder de las artes como un proceder distinto e inferior de la inteligencia de la Dialéctica, lo que lo sitúa en un punto intermedio entre la Opinión y la Dialéctica. El pensamiento discursivo parte de supuestos como si fueran principios, sin serlo, los estudia por el pensamiento, no por los sentidos, pero no avanza hasta un principio que haría totalmente inteligible los supuestos. Por eso, es inferior a la inteligencia, que alcanza los principios, pero superior a la Opinión (que utiliza los sentidos, y el pensamiento discursivo sólo el pensamiento).Esta parte se adentra en la parte epistemológica del fragmento, en la cual no sólo se analiza un proceso mental, el del pensamiento discursivo, sino que también se establecen grados de conocimiento en orden de menor a mayor claridad que existen: Opinión, pensamiento discursivo, inteligencia. Apartado c) Justificación de la temática El interés platónico por establecer la diferencia entre Opinión y Ciencia, entre Mundo sensible e Inteligible, y establecer los grados de conocimiento en relación con los grados de realidad, es el interés por indicar el camino de ascenso en el ser y en el conocimiento en el que consiste la educación: ascender desde la realidad más baja ( las imágenes y sombras de la realidad) y el nivel de conocimiento más confuso ( la conjetura) hasta la realidad más verdadera ( el Bien) y el nivel de conocimiento más cierto y claro ( la Dialéctica o Filosofía). Este mismo objetivo es el que aparece en el mito de la caverna del libro VII de la República, el cual, con el símil de la línea, forma un mismo conjunto. El símil de la línea muestra la importancia de la ontología platónica y de la teoría de las Ideas en el conjunto de la filosofía platónica. El símil establece que los niveles de realidad marcan los grados de conocimiento, las afecciones, estados o procesos mentales que se generan en el alma cuando esta fija su atención o mirada (la razón) en los distintos niveles de realidad. En primer lugar, hay que distinguir dos niveles opuestos de realidad, que se corresponden con dos niveles opuestos de conocimiento (dualismo ontológico que marca el epistemológico): la línea queda dividida en primer lugar de forma desigual para representar la parte más extensa el Mundo Inteligible (esencia trascendente y modelo perfecto inmaterial e inmortal del mundo sensible). La parte más pequeña se corresponde con la representación del mundo sensible, copia o imitación material, imperfecta y corruptible del mundo inteligible (es resultado de la acción ordenadora del Demiurgo sobre la material caótica, tomando como modelo lo inteligible). La oposición de mundos se traduce en una oposición de conocimiento: la Opinión (conocimiento sensorial del mundo sensible) se opone a la Ciencia (conocimiento racional del mundo inteligible). De esta forma, el mundo inteligible es lo copiado, lo inteligible, la verdad (en sentido absoluto), el mundo sensible es la copia, lo sensible, la oscuridad (la no verdad, en sentido absoluto). Pero además el símil permite establecer niveles de realidad, más o menos verdaderos (en sentido relativo) dentro de cada ámbito, y como consecuencia, niveles más o menos claros de conocimiento. El mundo sensible se divide en imágenes, objeto de conjetura, y en cosas físicas, objeto de creencia. El mundo inteligible se divide diferenciando de lo real e inteligible aquello que es estudiado por las matemáticas mediante el pensamiento discursivo, y lo que es estudiado por la Ciencia Dialéctica mediante la inteligencia. Se trata de objetos distintos: los supuestos, estudiados por los matemáticos, son los objetos matemáticos. Junto a los principios (las Ideas matemáticas) y al principio incondicionado (el Bien), los supuestos (objetos matemáticos) son inteligibles plenamente, pero en sí mismos no, pues resultan ser copias de las Ideas matemáticas. Con esto Platón indica que dentro de lo inteligible existe una jerarquía: objetos matemáticos en la parte inferior, y después el mundo de las Ideas, organizado desde la base por las Ideas matemáticas, de los objetos, y las ideas superiores (verdad, belleza, justicia), hasta llegar a la idea de Bien, fuente de todo conocimiento, toda verdad, toda ciencia y toda realidad (inteligible y sensible). Los matemáticos se apoyan en imágenes sensoriales para intentar alcanzar mediante el pensamiento (no por los sentidos) los principios (se piensa con vistas al Círculo en sí, y la Diagonal en sí, por ejemplo) pero no lo logran. Los matemáticos sólo llegan a deducir conclusiones que no alcanzan las Ideas. Por el contrario, el proceso dialéctico o inteligencia parte de supuestos (las Ideas), y desde ellas asciende (fase ascendente de la dialéctica) mediante Ideas hasta el Bien. A partir de él, y sin perderlo de vista (Platón dice que aferrándose a él) la razón desciende (fase descendente de la dialéctica) por medio de Ideas para concluir en Ideas (viendo su relación), sin referencia a nada sensible. Ello permite comprender toda la realidad. Se trata, como dice en el texto, de un proceso superior al pensamiento, y su objeto, más claro que el de las Matemáticas (las Artes). Por eso, si tenemos en cuenta el orden de realidades y su relación con los niveles de conocimiento, dice Platón que el pensamiento está entre medias de la Opinión (conocimiento sensorial del mundo sensible) y de la inteligencia (conocimiento racional de la realidad superior de lo Inteligible), siendo superior a la Opinión (pues no se trata de un conocimiento sensorial del mundo sensible, sino racional de lo menos claro inteligible), pero inferior a la inteligencia (conocimiento racional de lo más claro de lo inteligible). Platón quiere destacar con la diferencia entre el pensamiento discursivo y la dialéctica la importancia del Bien como objeto de conocimiento, pues su obtención nos capacita para la acción virtuosa en el bien. La ciencia dialéctica se obtiene tras un largo y duro esfuerzo de control de las pasiones del alma (parte apetitiva), fortalecimiento de su voluntad (parte irascible) y ejercicio de la razón (parte racional del alma) alejado de lo sentidos. Alcanzar la Ciencia Dialéctica supone haber ejercitado el recuerdo de la verdad contemplada, pues para Platón, conocer es recordar. Esto nos remite a su teoría antropológica: el alma, inmaterial, afín a las ideas, inmortal, intenta contemplar el mundo inteligible. Pero su parte irascible, incontrolada, hace que pierda el control y se precipite al mundo sensible, ocupando un cuerpo material que resulta ser una cárcel. Con la caída el alma olvida de momento la verdad contemplada. Pero el proceso educativo correcto permite recuperar el recuerdo. Sólo quienes lo logren, podrán ser gobernantes. El resto integrarán los otros grupos sociales: el de los guardianes guerreros y el de los productores. La estructura tripartita del Estado (filósofos, sabios gobernantes; valientes guerreros, productores moderados) es la estructura de un Estado justo. 3. Relaciona los planteamientos del texto con los planteamientos sofistas y socráticos El fragmento de Platón establece tesis fundamentales acerca de la realidad y del conocimiento que muestran una clara confrontación con los sofistas y una coincidencia parcial con Sócrates. En primer lugar, se establecen niveles de realidad dentro de lo real e inteligible. Esta división de niveles parte de un presupuesto básico: existe una realidad inteligible, de carácter racional, perfecta, inmutable, universal, opuesta a lo sensible. Detrás de los grados de realidad está el planteamiento dualista. La verdad está situada del lado de lo inteligible. Existe y es universal, absoluta. Este dualismo no está presente ni en sofistas ni en Sócrates. Los sofistas consideraban, frente a Platón que no existía una verdad absoluta cognoscible. Protágoras, máximo representante del relativismo, consideraba que el hombre es la medida de todas las cosas, no existe una verdad absoluta. Por su parte, Gorgias llegó a planteamientos muy escépticos, considerando que el Ser (la verdad inmutable) no existe, si existiera, no se conocería y si se conociera, no podría explicarse. Gorgias rompe la noción de un orden racional, accesible a la razón y conceptualizable mediante el lenguaje. La filosofía platónica, por el contrario, parte de la existencia de verdades absolutas frente al relativismo (la Opinión es relativa, pero no es conocimiento); y se sostiene en la tesis contrarias al escepticismo: el mundo inteligible es el orden racional, la razón lo puede alcanzar (por las matemáticas y la ciencia dialéctica) y de lo inteligible, la razón elabora conceptos. Platón estaría, epistemológicamente, en el realismo dogmático. En relación con Sócrates, los dos compartían el universalismo moral: los valores morales son universales, objetivos. También compartían la idea de que podían conocerse racionalmente. Pero los presupuestos ontológicos, epistemológicos y antropológicos que hay detrás de cada uno los diferencia en gran medida. Sócrates considerada que las cosas justas contienen la esencia de la justicia, de modo que, mediante el razonamiento inductivo propio de la mayéutica, era posible elaborar la noción conceptual de la justicia. Platón, por el contrario, mantiene un dualismo ontológico que sitúa a las esencias en un mundo inmaterial, trascendente. Esto hace imposible que, fijándonos en las cosas justas, por ejemplo, podamos extraer por inducción el concepto de justicia. La dialéctica platónica no es la mayéutica socrática: no parte de la observación, ni procede mediante un razonamiento inductivo. Mas bien es necesario olvidarse de todo lo que ofrece la experiencia, ejercitar el razonamiento primero en las matemáticas, para después ascender intuitivamente al Bien. Todo ello supone ejercitar el recuerdo de la verdad olvidada por el alma, al caer en el mundo sensible. Este dualismo antropológico tampoco está presente en Sócrates. Por eso, cuando Sócrates indica que cada uno es portador de la verdad, y que la mayéutica ayuda a alumbrar la verdad que cada uno contiene, no se está refiriendo al innatismo de la verdad que se da con Platón (según el cual, nacemos con conceptos innatos de la verdad), sino a la capacidad que tenemos todos de razonar para conocer la verdad. Por otro lado, si atendemos a los presupuestos antropológicos de la teoría del conocimiento platónica, no todos los individuos pueden realizar la dialéctica, sólo aquellos en quienes domine la parte racional del alma y en los cuales ésta posea, en forma de recuerdo, la verdad.