Apuntes Platón I

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PLATÓN
1.- EL PERSONAJE Y SUS OBRAS
Pensador fundamental, uno de los pilares de historia de la filosofía occidental.
Whitehead: «la historia de la filosofía occidental no es más que una serie de notas de pie de página a PLATÓN»
Influencia no se reduce a su época:
-Aristóteles,
-neoplatonismo,
-Edad Media
-resurgir Renacimiento,
-filosofía de la ciencia XX,
-en toda una forma de ver el mundo: Idealismo.
Aristocles (Platón: anchas espaldas)
Nace en el 427 a. C. en una familia aristocrática de Atenas.
Discípulo primero de Cratilo, sofista seguidor de Heráclito, y por él conoció estas teorías. Educado como joven ciudadano,
conocía las teorías sofistas de la época.
A los 20 años conoció a Sócrates y fue siempre uno de sus discípulos más fieles.
A la muerte de éste, viaja por varios lugares: Megara, Italia… Euclides y Arquitas (matemáticas y pitagorismo),
pensamiento eleático (Parménides)
Por familia e interés pensó en dedicarse a la política aunque no llegó a hacerlo.
Guerras del Peloponeso entre Atenas y Esparta: 431-401 a.C.
Esparta impone a Atenas el gobierno de los Treinta Tiranos: 1 año aprox. Critias
Restauración democrática: Sócrates condenado a muerte 399 a.C
En un primer momento, fue invitado a participar en el régimen de los Treinta Tiranos que gobernó después de
Pericles pero los desmanes y barbaridades que estos cometieron le desengañaron.
Con la restauración democrática, volvió a tener ilusión política pero el juicio y la condena a muerte de Sócrates (“el
hombre más bueno y más justo que hemos conocido”) nuevamente le desilusionaron.
Estas dos frustraciones le convencieron de que la política sólo podría mejorar si los verdaderos filósofos tomaban el
poder. Éste no se podía dejar en manos de gente sin educación o sin escrúpulos. Sólo la investigación filosófica podría
proporcionar el tipo de hombre necesario para gobernar con justicia la polis.
Posteriormente intentó construir un estado basado en su teoría política en Siracusa (Sicilia) pero fracasó. En uno de
estos viajes cayó prisionero y fue vendido como esclavo, pero un conocido consiguió liberarlo.
En el 388 a. C. funda en Atenas la Academia (abierta hasta siglo VI) centro educativo, como una Universidad,
matemáticas, astronomía, física, y otras enseñanzas filosóficas centro del saber.
“nadie entre aquí que no sepa geometría”
Viajará dos veces más a Siracusa, también sin éxito. Estos fracasos harán que al final de su vida le caracterice el
pesimismo y la decepción que se verá en sus obras.
Murió en 374 a.C.
Por tanto, Platón conoce los principales filósofos griegos: Heráclito, Pitágoras, textos de Parménides, sofistas y su maestro
Sócrates.
Vive un momento de crisis de la polis, de agitación política. Momento de transición de la época clásica (esplendor Atenas,
democracia) al helenismo. Momento que percibe como decadencia de la polis.
Unirá:
-la pregunta cosmológica de los presocráticos ( dilema Heráclito-Parménides, influencia pitagórica)
-a la antropológica (pitagóricos, sofistas, Sócrates)
creando un sistema filosófico completo que explique la realidad, la verdad, el bien, la virtud.
Su estudio tendrá un fin práctico: la construcción de una sociedad perfecta y por ello, justa. Una sociedad en la que no fuera
posible una injusticia tal como la condena a muerte de Sócrates. (¿Cómo es posible que el mejor hombre, el más sabio y
más justo sea condenado a muerte por la ciudad?)
●Obras
Lo fundamental de la obra de Platón son sus diálogos. ¿Por qué escribió en forma de diálogo? Por un afán de
describir lo más fielmente posible el método de Sócrates, éste no quería escribir sino dialogar (búsqueda de la sabiduría,
frente a sofistas que se presentan como sabios, conocedores de la verdad) La forma de diálogo reproduce, en la medida de lo
posible, la dialéctica. Siguiendo a Sócrates la filosofía es investigación y como tal, la verdad es el ideal a alcanzar, no una
formulación estática.
La utilización de mitos no es una regresión al pensamiento mítico. En Platón los mitos son siempre metáforas y
tienen un sentido educativo.
Cuatro períodos:
1.- Socrático/juventud: Sócrates es la figura central y en los que parece más auténtico
“Apología de Sócrates” (no diálogo, discurso de Sócrates ante su tribunal), Critón, Eutifrón, Protágoras (el más
importante, sobre la posibilidad de enseñar la virtud)
2.- Transición, propias doctrinas, sigue apareciendo Sócrates pero más desdibujado. Influencia del pitagorismo:
Gorgias, Menón, (teoría de la remiscencia), Cratilo, Eutidemo...
3.- Madurez. Diálogos fundamentales. Teoría de las Ideas
Banquete (amor), Fedón, (inmortalidad del alma), La República (el más amplio, recoge todas sus teorías)
4.- Crítico, donde hay un replanteamiento de los temas
Teeteto, Sofista, Timeo (cosmología), El Político, Parménides y Las Leyes.
●Temas de su filosofía
Interés de Platón es ante todo político, muy enraizado en su vida. Busca ante todo la forma de solucionar el
problema político del gobernante justo y su propuesta es hacer filósofo al político.
Para conseguir la reforma política debe conseguir la reforma del ciudadano a través de la educación.
Pero, no de una educación de tipo sofístico. Ésta no enseña más que a procurarse el propio bien. Platón piensa ante
todo y sobre todo en el bien de la polis.
Luego este ciudadano debe conocer lo que es justo para todos y no sólo para él. Para encontrar tal sabiduría Platón
propone para contrarrestar las opiniones de los sofistas (armonizando la influencia de los pensadores anteriores)
-Teoría de la verdad/realidad: (Teoría de las Ideas) que implica una cosmología y una metafísica y una teoría del
conocimiento
-Teoría ética-política: para el ciudadano de su estado, que implica un concepto de hombre (antropología)
Además Platón tiene una teoría del Arte y de la belleza (estética)
centro de la filosofía de Platón hay que buscarlo en la teoría que da el criterio de verdad para reencontrar la
objetividad perdida con los sofistas: la Teoría de las Ideas, que es a la vez Teoría del conocimiento y Metafísica.
2. TEORÍA DE LAS IDEAS
2.1. Polémica contra los sofistas
Platón parte de las enseñanzas de Sócrates. Ya conocemos su intelectualismo moral. Sabemos que según Sócrates, la
Justicia, la virtud, es una y ésta es el bien al que debe aspirar el hombre.
Los sofistas oponían a esto sus enseñanzas sobre la retórica como el arte de convencer, el convencionalismo (nomosphysis). Por esto Platón lo primero que intentará es destruir esta falsa verdad de los sofistas.
A ello están consagrados los diálogos de transición:
-Eutidemo: Erística, arte de luchar con palabras. En él Platón contesta a los sofistas que si todo puede ser demostrado como
falso y como verdadero a la vez nada habría que pudiese ser enseñado y los sofistas enseñan algo, luego mantienen como
verdadera alguna tesis. (evidente contradicción para Platón, refutación del relativismo)
-Cratilo: Se analiza el lenguaje y se postulan tres teorías:
a) el lenguaje es pura convención: sofistas
b) el lenguaje es causado directamente por las cosas
c) el lenguaje es la selección inteligente del instrumento que sirve para conocer y comunicar lo que las cosas son.
Platón:
a) Nada es V o F: los conceptos lingüísticos, las ideas no existen.
Si esto fuera así, no nos entenderíamos. Si no hubiera una realidad, un concepto común detrás del lenguaje, la comunicación
no sería posible.
b) No se podría errar al hablar. En la realidad constatamos que hay errores, malentendidos, confusión.
c) Teoría mixta que combina las ventajas de ambos: las palabras corresponden a las cosas, pero por medio de una
elección en la que cabe el error.
-Gorgias: en el que ataca directamente a la retórica por ser una ciencia que no convence más que a los ignorantes, a los que
no conocen la verdad. La retórica no es un arte, sino adulación: propaganda, emotivismo, demagogia, manipulación.
(contribuye a decadencia polis)
2.2. Los grados del conocimiento
Pues bien, desde este contexto filosófico, puedes entender cuáles son las claves de la Teoría del Conocimiento de
nuestro pensador: Platón afirma la existencia de la verdad, una verdad objetiva y universal, a la que debe encaminarse el
conocimiento humano, ya que esa verdad puede ser conocida por el hombre. Claro, con estas dos afirmaciones, Platón –
al igual que Sócrates- planta cara al relativismo y escepticismo de los sofistas. Lo que tendrá que hacer, a continuación, es
justificar filosóficamente su posición, para que no se quede en una simple declaración de buena voluntad.
En la República, Platón resume su teoría.
Sabemos ya que los sofistas no pueden sostener su teoría, puesto que en el momento que afirman algo, niegan su
relativismo. Pero, entonces ¿qué se puede conocer?, y sobre todo ¿qué se puede conocer con objetividad?
Para Platón el conocimiento verdadero, en plena concordancia con esa verdad anhelada, debe reunir dos
condiciones: 1) ser objetivo y universal, o lo que es lo mismo, ser infalible; 2) tener por objeto lo que “es”, lo “real”
(volveremos sobre este aspecto en la metafísica). Puesto a buscar ese conocimiento verdadero, Platón va a establecer una
clasificación de los diversos grados de conocimiento humano, según se encuentran más cerca o más lejos de esas dos
condiciones. Así, distinguirá entre:
-El conocimiento sensible no satisface ninguna de las dos, de ahí que sólo puede proporcionarnos un estado de
opinión (doxa). Esto es debido, por una parte, a que las sensaciones son subjetivas y particulares; y, por otra, a que captan
informaciones del mundo material en el que no hay nada estable, dado que los objetos de la experiencia sensible están
sujetos a un permanente fluir por lo que nunca “son”, pues cambian constantemente
-El conocimiento intelectual, que sí nos puede proporcionar un estado de conocimiento auténtico, objetivo, de
ciencia (episteme), ya que su objeto “es”, existe de forma plena, inmutable. Hablamos del mundo inteligible, donde se
encuentran las realidades inteligibles (inteligible significa pensable, no material ni sensible, no susceptible de ser percibido
por los sentidos, sino por el pensamiento). Allí se encuentran las esencias, los universales (las Ideas -Eidos- o Formas, que
veremos más adelante en su teoría de la realidad).
Platón distingue cuatro grados de conocimiento. Todos componen la sabiduría, pero mientras que los dos primeros
pertenecen a la opinión (doxa) y no son seguros, los otros dos son ciencia (episteme), es decir, conocimiento objetivo.
Los grados dependen del objeto de conocimiento:
Alegoría de la línea
Conocimiento
Episteme
(ciencia)
Doxa
(opinión)
Realidad
-Noesis (inteligencia, sabiduría) ………..... Ideas (esencias, formas, eidos) Mundo
-Dianoia (razón discursiva)…………………Entes matemáticos
inteligible
(verdadera realidad)
-Pistis (opinión creída, creencia)………...Objetos sensibles
-Eikasía (imaginación)………… … ........Imágenes objs. sensibles
Mundo
sensible
(apariencia, copia)
1.- El primer grado de conocimiento es el de la suposición, imaginación (eikasia). Se refiere a nuestra percepción sobre las
cosas del mundo: gustos, olores, colores… Es relativo a quien lo percibe y no es seguro.
2.- El segundo es el de la opinión creída, creencia (pistis) que se refiere a los objetos del mundo sensible y seres
vivos que provocan aquellas percepciones. (Heráclito)
3.- El tercer grado es el de la razón discursiva, razón matemática, inteligencia científica, primer contacto con
realidades abstractas, como son los entes matemáticos, los cuales son analizados mediante la razón discursiva (dianoia).
(Pitágoras)
4.- El cuarto y más perfecto es el de la razón filosófica, contemplación (noesis) que conoce lo que verdaderamente
existe de una forma eterna e inmutable, Ideas. el más alto grado de conocimiento, razón abstractiva e intuitiva), un estado
mental en el que la razón puede captar las realidades más puras, universales, objetivas, las esencias de todo lo que existe, las
realidades inteligibles por excelencia, las Ideas o Formas.(exigencia de Parménides de que lo conocido no cambie,
ser=pensar)
Así queda claro que sólo puede haber conocimiento verdadero y objetivo de los Entes matemáticos y del mundo del
Ser eterno e inmutable, donde residen las Ideas.
Por otro lado, queda claro que no puede haber conocimiento científico del mundo de la apariencia física (mundo del
devenir, del cambio); niega pues que se pueda descubrir una cosmología objetiva, como querían los demás presocráticos
frente a Parménides.
Identifica el mundo del Ser de Parménides con el mundo de las Ideas, en el que se encuentran las de Justicia y Bien
que tanto buscaba Sócrates.
Para Platón, si queremos alcanzar el verdadero conocimiento, es necesario seguir este camino, al cual llama la
Dialéctica: el método que nos permite pasar de la multiplicidad, desorden, cambio… de lo sensible, a la pureza, unidad,
inmutabilidad de lo inteligible. Tal ascensión viene ejemplificada por el Mito de la Caverna, narrado en La República:
hay hombres que permanecen en el engaño toda su vida, sin romper las cadenas que les atan a un mundo de sombras y
oscuridad, un mundo de engaños, de falsas apariencias; mientras otros, los filósofos, son capaces de salir de la rutina, de
indagar el origen de las sombras y, tras una larga y dura ascensión, se preparan para contemplar la auténtica realidad. Ellos
son los únicos que salen a un mundo de luz y verdad.
2.3 DUALISMO
Dos dimensiones en la realidad, dos mundos
(Este dualismo será criticado por Aristóteles después)
-Mundo sensible:
sometido a cambio, a movilidad, a generación y corrupción. Material. Cuerpos.
Lo conocemos mediante los sentidos.
Participa de las Ideas.
Apariencia, copia, imitación del mundo inteligible.
-Mundo inteligible:
eterno, inmutable, inmaterial. Formas, esencias, eidos.
Lo conocemos por la razón.
Presente en mundo sensible.
Arquetipo, modelo, verdadera realidad
¿Pero qué son esas Ideas? Pues al menos tres cosas:
a) Objetos del conocimiento racional: lo que conocemos=mente…
b) Criterios de verdad para las cosas naturales: juzgar
c) Son causas de las cosas naturales, el mundo sensible participa de las Ideas
No son contenidos mentales, sino objetos a los que se refieren los contenidos mentales designados por los conceptos, que
expresamos por el lenguaje
Subsisten independientemente de que sean o no pensados. Son algo distinto al pensamiento. (no son sólo pensamiento)
Únicas, eternas, inmutables, no pueden conocerse por los sentidos, sólo por la razón. (ser de Parménides)
No son materiales pero tienen existencia real independiente, tanto del sujeto que las piensa como del objeto del que son
esencia. Son, por tanto, trascendentes.
Modelo o arquetipo de las cosas, por lo que la realidad sensible es el resultado de la copia o la imitación de las ideas.
En un ambiente histórico presidido por la actitud escéptica y relativista de los sofistas, una postura filosófica de la
que se podían derivar consecuencias negativas para el desarrollo de una sociedad justa, Platón construye su filosofía con
una afirmación contundente: por encima de las meras opiniones existe una verdad objetiva, universal, verdad que puede ser
conocida por todos aquellos que se esfuerzan en la reflexión filosófica.
Ahora bien, para otorgar un fundamento
metafísico (real, existente) a ese conocimiento, a esa verdad, Platón tiene que llevar a cabo toda una serie de propuestas y
reflexiones novedosas y, también aquí, muy diferentes a las que ofrecían los sofistas. Para los sofistas las cosas son tal y
como aparecen; el mundo y la realidad se reducen a lo que vemos, a lo que podemos percibir, a lo que “aparece” a nuestros
sentidos. No hay, por lo tanto, una realidad distinta, más allá de lo sensible.
Sin embargo, la clave de toda la filosofía (y especialmente la metafísica, ontología) de Platón estriba en afirmar la
existencia real, extramental (no sólo en el pensamiento), de unas realidades inteligibles en las que basa el verdadero
conocimiento. Así, no sólo existe este mundo que vemos, el que nos rodea, este mundo de objetos sensibles (árboles,
animales, hombres…), sino que hay un más allá, otro mundo, no material, puramente inteligible, formado por realidades
que Platón llama Ideas o Formas; es decir, esencias inmateriales de todo lo que existe: la Idea (esencia) de lo humano, la
Idea de árbol, etc.…
Las Ideas son los modelos racionales, universales y perfectos, independientes del tiempo y del
espacio, inmutables y eternos, que constituyen el ser más auténtico, el fundamento de cualquier forma de realidad.
Ahora podemos entender mejor la relación que se establece entre las diversas propuestas epistemológicas y
metafísicas, tanto de los sofistas como de Platón.
En el mundo sensible que percibimos de forma inmediata todo es
múltiple, cambiante, las cosas son y dejan de ser; es, en definitiva, un mundo presidido por el devenir y la finitud. Platón y
los sofistas estarían de acuerdo en que de él no cabe extraer un conocimiento objetivo, universal y necesario: de lo que “no
es” de una forma inmutable y definitiva, no se puede saber nada permanente y definitivo. Los sofistas se quedan aquí y ya
no dan ningún paso especulativo más. Para Sócrates, para Platón, no es suficiente. Ambos subrayan la necesidad de la
existencia de una realidad que sea inmutable y eterna (más allá de lo meramente sensible), base o fundamento de ese
conocimiento objetivo que Platón quiere alcanzar.
Por consiguiente, existe otro mundo, el mundo de las Ideas y, claro está, la naturaleza de las Ideas difiere de la
naturaleza de las cosas. Pues mientras las primeras son seres inmutables, eternos y necesarios (recuerda las características
que Parménides otorgaba al “Ser” y que vuelven a aparecer aquí como cualidades esenciales de las Ideas); de las segundas,
dice Platón, que “nunca son” por culpa de su naturaleza mutable, finita y contingente, siempre naciendo y muriendo,
constantemente generándose y corrompiéndose.
Por tanto, Platón en su teoría de la realidad (metafísica) es dualista, ya que divide lo que existe, la realidad, en dos
ámbitos, dos mundos. El mundo sensible-material y el mundo inteligible-Ideas. Pero dice más. En plena coherencia con
su postura epistemológica, con su identificación de la verdad y la realidad con lo eterno y lo inmutable, afirmará que el
mundo sensible es una copia, un derivado material e imperfecto, del mundo inteligible que es el auténtico, la verdadera
realidad. El mundo sensible es un mundo de apariencias, de sombras (aquí podemos volver a observar el valor simbólico
del Mito de la Caverna, en el que quedan separados con claridad ambos mundos).
(Comentario: Los animales que llamamos caballos tienen una serie de características comunes, una esencia común
(naturaleza equina), por cuanto participan o imitan la Idea de caballo. Esta participación es imperfecta, ya que ningún
caballo particular agota su especie, es sólo una de sus múltiples y posibles concreciones o particularizaciones (existen
diversas razas con sus peculiaridades e individuos dentro de ellas); es más, muchos de los aspectos de un caballo particular
(Rocinante) son totalmente accidentales, circunstanciales, y para nada afectan al “ser” del caballo, a la “caballeidad”).
Como hemos visto, la ontología platónica divide la realidad en dos mundos, dos dimensiones. De ahí la inevitable
pregunta acerca del lugar donde se encuentran las Ideas. Para contestar a esta pregunta habría que señalar que Platón da a
entender claramente que existen en una esfera aparte, la cual el alma contemplaba antes de su unión con el cuerpo. Por
otro lado, Aristóteles afirma que Platón “separó” las Ideas de las cosas. Y, en último lugar, hemos visto que el Demiurgo
configura las cosas de este mundo ateniéndose a su modelo, implicando esto que las Ideas existen aparte, no sólo de las
cosas, sino también de ese Dios ordenador. Ahora bien, hay que hacer constar que este “aparte” sólo significa que las
Ideas tienen una realidad independiente de las cosas sensibles y no que se encuentren “espacialmente” separadas viviendo
en una especie de cielo trascendente. La naturaleza inmaterial de las Ideas impide cualquier ubicación espacial, dicho en
otras palabras, la pregunta por el “dónde” carece de sentido.
Una cuestión más, ¿cuáles son concretamente las realidades inteligibles? O dicho de otro modo, ¿de qué tipo son
las Ideas que habitan el mundo inteligible?
1. Las principales Ideas del mundo inteligible son las de naturaleza moral: Bien, Justicia, Valor, Amistad…
Precisamente la idea de Bien será la más importante, la que da su fuerza y luz a todas las demás (Bien, Uno, idea
suprema, perfección). (Sol mito caverna)
Aquí es donde Platón encuentra un fundamento filosófico contra el relativismo moral de los sofistas, un fundamento que
pueda guiar la vida buena, virtuosa, y que dé sentido a la existencia. La Idea de Bien es:
-el fundamento ontológico de las demás, la que hace que las Ideas sean y que sean perfectas y racionales y
-el fundamento epistemológico, es decir, las ideas no son conocidas plenamente (su racionalidad y perfección) hasta que no
se conoce la Idea de Bien.
[Quizás se halle aquí la diferencia que le separa de su maestro Sócrates: si bien éste intuyó, en su incansable búsqueda de
las definiciones de los valores morales, la realidad de éstos, nunca llegó a afirmarla de forma rotunda, tal y como nos lo
recuerda Aristóteles.]
2. En una especie de ámbito intermedio entre el mundo sensible y el inteligible, Platón situará también unos entes
ideales que a él le fascinaban, las realidades matemáticas (Triángulo, Cuadrado, Identidad…), ya que son la antesala de lo
inteligible, universales particulares (tal como hemos estudiado en su epistemología). El estudio de las matemáticas era
importantísimo para Platón, ya que sirve al pensador de una especie de entrenamiento para ir más allá de lo sensible y
descubrir la existencia de otro mundo objetivo que tiene sus propias leyes. Del estudio de las matemáticas se puede ir
hacia el estudio de las Ideas.
3. Para dar sentido y fundamento al mundo sensible, Platón señala la existencia de Ideas que son la esencia de
todas los seres existentes: Hombre, Árbol, Caballo… Es decir, todos los conceptos universales con los que pensamos el
mundo, que empleamos en el lenguaje, tienen su correlato real en el mundo de las Ideas. Este apartado le dará muchos
problemas filosóficos a Platón, y Aristóteles lo criticará especialmente.
En conclusión, Platón va a ser el precursor del idealismo y de todas aquellas filosofías que afirman la existencia de
una realidad suprasensible, perfecta, que no se halla sometida a las imperfecciones y cambios del mundo en el que
vivimos. De este modo, la filosofía platónica será asimilada fácilmente por los pensadores cristianos de la Edad Media.
2. 4. COSMOLOGÍA
Aunque no puede haber una ciencia de la naturaleza, sí puede haber una “opinión creída” de cómo es el mundo de
la apariencia y cómo se relaciona (depende) del mundo auténticamente real. Aunque se reconozca la inmutabilidad del ser,
de la verdadera realidad, el mundo sensible no puede verse reducido a una ilusión, no puede ser nada. Intento respuesta a
pregunta por la physis, pregunta cosmológica característica del pensamiento presocrático.
Y, en su diálogo el Timeo, Platón explicará la constitución del universo, su ordenamiento, bajo la siguiente
propuesta:
En un principio existían tres elementos: la materia desorganizada, el mundo de las Ideas y el Nous o Inteligencia
Ordenadora. Pues bien, ese Nous (algo así como una especie de Dios-Demiurgo) habría moldeado la realidad material, en
un principio desordenada y caótica, siguiendo precisamente los modelos eidéticos (Ideas). Así este mundo sensible
quedaría configurado a imagen y semejanza del mundo de las Ideas. Observa que este Demiurgo no es un Dios Creador al
estilo cristiano, ya que tanto la materia como las Ideas son eternas; simplemente se limita a poner orden en la materia
desorganizada. A partir de este dualismo cabe preguntarse cuál es la relación que se establece entre estos dos mundos.
La respuesta platónica afirma que la relación puede ser de participación de las cosas en las Ideas o de imitación de la Idea
por las cosas, en ambos casos, se trata de una participación o imitación imperfectas.
Así Platón afirma que lo real son las ideas y que el mundo físico es imagen de las ideas.
El Demiurgo es una inteligencia ordenadora (nous) que partiendo de la materia (en Grecia no hay creación), en estado de
Caos, indiferenciada, la ordena, fabricando con ella las cosas tomando como modelo las ideas.
No es un Dios creador de la nada.
Así que las cosas “participan” de las Ideas y las Ideas están presentes en las cosas
2.5. CONOCER ES RECORDAR
Claro está, los sofistas no admitirían la existencia de esas realidades inteligibles de que venimos hablando. Pero
en el caso de admitirlas podrían preguntar a Platón por el modo en que podemos conocerlas, ya que, al fin y al cabo, somos
seres materiales, somos cuerpos en un mundo de cosas, de entes materiales. Platón responderá con una de sus teorías más
famosas: la Teoría de la Reminiscencia.
La cuestión es ésta, cómo puedo conocer lo que es inteligible (Ideas, Formas), si mi pensamiento está sometido a la
información que le ofrecen los sentidos, y éstos son de naturaleza absolutamente distinta a lo inteligible, si éstos me ofrecen
ese mundo cambiante, particular, del que no se puede extraer ningún conocimiento verdadero. Es decir, si mis sentidos
sólo conocen “cosas”, cómo puedo conocer “ideas” que, por otra parte, ya utilizo en diversas habilidades conceptuales de
mi pensamiento (recordemos aquí la influencia pitagórica en el pensamiento platónico, a saber, el misterio de las
matemáticas: he ahí un mundo inteligible y objetivo descubierto por la inteligencia humana y que difícilmente puede
explicarse en términos sensoriales).
La solución platónica (expuesta especialmente en el Fedón), original y ligada a su teoría antropológica, es
contundente: mi pensamiento ya posee un conocimiento de ese mundo inteligible sin el concurso de los sentidos; sólo así
puede explicarse la posibilidad de pensar, de tratar con conceptos, tal como estoy acostumbrado. Hubo, en el pasado, un
momento en que mi pensamiento (que reside en el alma,) estaba separado del cuerpo, y en virtud de su naturaleza
inmaterial, espiritual, habitó en un ámbito de realidad no material: el mundo inteligible, el mundo de las Ideas, disfrutando
de un conocimiento pleno. Posteriormente, al unirse al cuerpo, olvidó en cierto modo ese conocimiento, y sólo con
esfuerzo, con disciplina, puede poco a poco ir rememorándolo.
En el diálogo "Menón", y con ocasión del estudio de la virtud, Platón presenta la teoría de la reminiscencia ―o
anamnesia―. Esta teoría se resume en la idea de que conocer es recordar. Seguramente Platón no defendía este punto de
vista respecto de los conocimientos particulares como los relativos a hechos concretos (por ejemplo, el conocimiento
perceptivo del tipo "mi mesa es negra") sino respecto de los conocimientos estrictos dotados de universalidad y necesidad,
conocimientos como los matemáticos y los que pueda descubrir la dialéctica.
Platón consideró que estos conocimientos tan excelentes no pueden explicarse a partir de la experiencia meramente
empírica o perceptiva y defendió una peculiar visión innatista: cuando conocemos una verdad de este tipo en realidad no
estamos aprendiendo algo nuevo sino que nuestra alma recuerda una verdad a la que tuvo acceso antes de encarnarse y vivir
en este mundo material, nuestra alma recuerda algo que conoció cuando vivía en el mundo de las Ideas. Brevemente: la
teoría de la reminiscencia defiende la extraña tesis de que el alma vive sin el cuerpo en el mundo de las Ideas, percibe las
distintas Ideas y sus relaciones, se encarna, olvida dicho conocimiento, y, gracias a la intervención de un maestro, consigue
rememorar ese conocimiento olvidado. Esto es lo que ocurre con el esclavo que en el diálogo "Menón" logra, gracias a las
oportunas preguntas de Sócrates, demostrar un teorema matemático.
La teoría de la reminiscencia es el complemento de la teoría socrática del conocimiento y de la enseñanza: enseñar no
es introducir un conocimiento en la mente de un sujeto sino incitar al alumno a que descubra en su interior una verdad.
Así pues, el aprendizaje del conocimiento verdadero es un recuerdo. Mediante el método dialéctico, ese proceso
de ascensión de los objetos particulares y sensibles al inteligible universal, ese proceso discursivo de la razón, recordaremos
lo que ya sabíamos.
2.5. EROS
Conocemos impulsados por el Eros, el deseo, el amor, el anhelo, de lo que olvidamos, de lo que perdimos al nacer.
Aquí Platón (en uno de sus diálogos más famosos, El Banquete) introduce un aspecto muy interesante al mostrarnos una
razón que no es simple, fría, calculadora, sino que encuentra en el Eros un apoyo emocional, la energía necesaria para
llevar a cabo su difícil empresa. El Eros se despierta en contacto con las cosas bellas de este mundo, las cuales sugieren a
la mente, le hacen intuir (recordar), la Belleza en sí. Este Eros podría limitarse a ser un mero deseo sensual y material,
conformándose con la belleza de las cosas y cuerpos materiales (otra forma de quedarse en la caverna), pero el filósofo
comprende que éste no es el ideal al que puede aspirar; su impulso le lleva más lejos, es un anhelo de Belleza inmortal, es
un apetito de eternidad. Platón, en homenaje a Sócrates, añadirá a estas reflexiones la utilidad del método mayéutico en la
búsqueda de la verdad. Con éste, el maestro provocaría, a partir de sus preguntas (diálogo), el alumbramiento de la verdad
o recuerdo. Claro está, todas estas vías de acceso al conocimiento no son excluyentes, sino que más bien conforman una
misma búsqueda en pos de la auténtica vida: la vida feliz, la vida de la sabiduría, la que nos devuelve el conocimiento
perdido, la vida filosófica.
En conclusión, Platón, con esta teoría del conocimiento, se convertirá en el modelo a seguir por todos aquellos
filósofos posteriores que subrayan la supremacía del conocimiento racional, intelectual, sobre el que nos ofrecen los
sentidos; así como de todos los defensores de la existencia de verdades universales y necesarias, cuya objetividad es
independiente de las modas, las épocas, los lugares…
3. EL ALMA HUMANA
El concepto de alma en Grecia oscila entre dos concepciones diferentes. Muchos autores creen que el alma humana
es el “principio vital” del hombre, lo que le hace vivir. En este sentido los animales también tendrían alma y ésta no tendría
por qué ser inmortal, pues es tan material como el cuerpo.
Otros llaman alma al “principio racional” del hombre, que lo distingue de los animales y que al ser espiritual puede
ser inmortal.
Ambos conceptos se hayan mezclados en la mayoría de los autores, aunque siempre se le da preeminencia a uno de
los dos. A este respecto cuestión esencial es la de la inmortalidad, que configura un tipo totalmente diferente de hombre y
de vida, que en el caso de la mortalidad. Que sepamos, fueron los pitagóricos los primeros pensadores en recalcar la naturaleza
dual del ser humano, constituida ésta por un elemento material-mortal (el cuerpo) y por uno espiritual-inmortal (el alma). Platón,
influido profundamente por las enseñanzas pitagóricas, desarrollará una concepción semejante del ser humano y relacionará, de
forma clara y coherente, dicha posición con su metafísica dualista. Como sabemos, Platón desdobla la realidad en dos: una, la
auténtica, inteligible, inmutable y perfecta; la otra, la falsa, sensible, mutable e imperfecta. Igualmente afirma que la realidad
inteligible sólo puede ser conocida a través del pensamiento sin la participación del cuerpo. Pues bien, Platón recogiendo la
tradición pitagórica postula el alma como inmortal e inmaterial. No deja de ser por ello el principio vital del cuerpo, pero su
unión con él es accidental, el verdadero hombre es el alma, no el compuesto alma-cuerpo.
Este alma humana pertenece al mundo de las Ideas (es una de ellas?) y es por lo tanto eterna e inmutable. (Logos)
Sin embargo este alma está temporalmente unida a un cuerpo que es como una cárcel para ella. La forma de liberarse del
cuerpo será “acumular” sabiduría a través de sucesivas reencarnaciones, para volver al mundo de las Ideas. En cada
reencarnación el hombre elige su destino (Mito de Er) y según elija y actúe irá purificándose.
Pero surge un problema. Una de dos, o el alma no conoce y entonces no sabe cómo orientarse en su ascensión y
purificación. O bien, ya lo conoce todo y entonces no necesita saber más.
Este es el problema que algunos sofistas habían planteado. Si no conoces, no sabes dónde buscar el conocimiento,
si sabes dónde buscarlo es que ya lo posees.
Platón resuelve este problema con un primer esbozo de teoría del conocimiento y psicología.
El alma humana es una Idea y como tal conoce a sus semejantes, en el mundo de las Ideas. Pero después al
reencarnarse en el cuerpo olvida lo que aprendió.
Por las “ventanas del cuerpo” percibe objetos que le recuerdan a las Ideas de su mundo. Por lo tanto el problema
queda “esquivado”, conocer es recordar.
Para Platón no solamente somos cuerpo, materia, sino que además hay dentro de nosotros una realidad espiritual distinta
y separable del cuerpo, el Alma. Y su existencia es necesaria, porque gracias a ella se puede explicar el proceso de conocimiento
que supone la Teoría de la Reminiscencia, tal como ya hemos visto. Así pues, Platón es dualista también en su concepción de la
naturaleza humana. El hombre es un compuesto de alma y cuerpo:
* Alma: la parte inmaterial, espiritual, inmortal, del ser humano, donde residen sus principales facultades, especialmente
el pensamiento capaz de conocer las Ideas.
* Cuerpo: la parte material, mortal, cambiante, corruptible del ser humano, fuente de todo tipo de sensaciones, placeres y
dolores, deseos.
Este compuesto de alma y cuerpo, que es el hombre, resulta ser un compuesto accidental. Ello es debido a que el cuerpo
actúa como un accidente, esto es, algo no esencial, en su unión con el alma. Dicho de otro modo, el alma no necesita del cuerpo
para ser; de hecho, antes de su unión con él ya existía en el mundo eidético. En este compuesto está claro cuál es la parte superior
para Platón, hasta el punto de señalar que el alma está encarcelada, enclaustrada, en el cuerpo, en contacto con algo que le es
molesto e inferior (ver texto del Fedón). Por ello se interpreta esta coyuntura en la que el hombre es un compuesto, un ser dual,
como fruto de una caída. El estado natural del Alma es su existencia separada en el ámbito de lo inteligible, disfrutando de la
contemplación de las Ideas; al fin y al cabo, Alma e Ideas poseen la misma naturaleza inteligible. Pero, por alguna razón difícil
de explicar, las almas cometieron alguna falta y el castigo consiguiente supone la existencia, cuando menos provisional, en el
mundo material. Será necesario todo un proceso de purificación para volver al estado inicial.
Todo este juego de tensiones entre alma y cuerpo, lo mostrará Platón en su teoría de las partes o funciones del Alma.
Los griegos, en general, concebían el alma como el aliento que da vida y actividad al cuerpo y, al mismo tiempo, el principio
inteligente que conoce y ordena la naturaleza. Todo esto se encuentra en nuestro filósofo cuando explica las tres partes en el
Alma:
En cada alma coexisten tres partes (en algún momento dice que son tres almas)
-racional: que tiende hacia la sabiduría y el bien; se sitúa en la cabeza
-irascible: que lucha por lo que es justo, con violencia incluso, como afirmación de uno mismo; se sitúa en el pecho
-concupiscible: que tiende a satisfacer los impulsos corporales; se sitúa en el vientre.
En un individuo concreto domina una u otra faceta, y según sea tiene un carácter u otro. (enlace con teoría ético-política)
* Alma racional (espiritual): es la parte principal, superior, del alma. La que podemos identificar con el pensamiento (la
específicamente humana). Su naturaleza es divina, idéntica a la de las Ideas, por ello es inmortal y, en consecuencia, la parte
separable del cuerpo. Platón se preocupó de dejar bien clara la inmortalidad del alma con varios argumentos expuestos
principalmente en el Fedón, ya que en el mundo griego esta idea era una novedad. Uno de ellos, obviamente, está ligado a su
teoría epistemológica y consiste en deducir la inmortalidad del alma de la existencia que experimenta antes de su unión al cuerpo.
Existencia en la que no necesitaba del cuerpo para ser, y en la que habría adquirido el conocimiento de lo inteligible, justamente
aquello que queda en el olvido tras la unión con el cuerpo. Lo que hace Platón al defender la inmortalidad es asumir la influencia
de los pitagóricos y de la religión órfica, que creían que el alma no muere, reencarnándose en diversos cuerpos (transmigración),
hasta alcanzar una separación final.
* Alma irascible: en ella residen los impulsos más nobles, la fuerza y el vigor de la voluntad que lleva a la acción.
* Alma concupiscible: en ella residen los deseos más materiales, sensuales, aquellos que pueden engendrar los vicios.
(Como ves, esa difícil relación del alma con el cuerpo se refleja en las contradicciones que se pueden derivar de un Alma
formada por elementos inmortales, divinos, cuyo fin está más allá de este mundo material, y los otros elementos surgidos de su
relación con el cuerpo que le llevan a los deseos y a las acciones mundanas). (Mito del carro alado, narrado en el Fedro).
4. Crítica
Antes de pasar a otras teorías platónicas conviene que nos detengamos en la crítica de las teorías expuestas. Hay
que recordar que Platón era consciente de estas lagunas y que intentó repararlas en los diálogos del período crítico.
-Número de Ideas
-Qué cosas son dignas de proceder de una Idea
-Sentido de esta vida eterna, por qué nos encarnamos (caída)
-Por qué olvidamos al encarnarnos
-Cómo se explica y para qué sirve el mundo de las apariencias, o natural.
-Qué sentido tienen los seres individuales
A todos estos interrogantes va a intentar responder Aristóteles.
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