Teoría del apego - Masaje Infantil en Guatemala

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Libro:Teoría del apego y psicoanálisis.
Peter Fonagy. Barcelona. Editorial SPAXS. S.A. (2004). [Attachment Theory and
Psychoanalysis. Peter Fonagy. London. Other Press (USA). 2001].
Autora de la reseña: Rosario Mendiola Daroca
El autor profundiza en las relaciones entre teoría del apego y psicoanálisis. Comienza
haciendo una síntesis de las principales aportaciones realizadas por los teóricos del
Apego pasando después a estudiar los principales modelos dentro del Psicoanálisis, así
como coincidencias y puntos de desencuentro entre ambas perspectivas. El libro consta
de prólogo y 14 capítulos. Los capítulos primero y segundo consisten respectivamente
en una introducción a la teoría del apego, y una revisión de las principales
investigaciones realizadas desde dicha orientación. En los capítulos comprendidos entre
el 3 y el 12 el autor realiza un estudio comparativo entre la teoría del apego y diferentes
enfoques psicoanalíticos. El capítulo 12 es un resumen de los puntos que tienen en
común el psicoanálisis y la teoría del apego. En los capítulos 13 y 14 el autor señala los
beneficios de una articulación entre ambos modelos teóricos.
En el prólogo, Fonagy refiere la polémica existente entre el psicoanálisis y la teoría del
apego mencionando la crítica que hicieron renombrados psicoanalistas en respuesta al
artículo de Bowlby, publicado en Psychoanalytic Study of the Child (Bowlby 1960). En
este sentido, tanto los discípulos de Melanie Klein como los de Anna Freud
coincidieron en sus reproches, acusando al autor de la Teoría del Apego de no dinámico
y reduccionista puesto que anteponía el aspecto evolutivo a los aspectos simbólicos.
Fonagy sostiene que, de igual manera que los psicoanalistas se han mantenido de
manera obstinada en las discrepancias entre ambas teorías, Bowlby ha insistido en los
puntos débiles de la teoría psicoanalítica. Sin embargo, ha habido autores que han
llevado a cabo intentos de integración entre ambas teorías y cita entre otros a
Bretherton, Stern y Marrone.
Capítulo 1: Introducción a la teoría del apego
En 1944, Bowlby, basándose en la biografía de 44 ladrones juveniles, realizó un estudio
retrospectivo cuyos resultados le llevaron a afirmar que las relaciones tempranas
alteradas constituyen un importante factor en la génesis de la enfermedad mental.
Realizó investigaciones acerca de las consecuencias que la institucionalización tiene
sobre el desarrollo psicológico de los niños (Bowlby, 1951). Observó que niños que
habían sufrido una seria deprivación desarrollaban los mismos síntomas que había
observado en los ladrones juveniles carentes de afecto. Posteriormente, Robertson llevó
a cabo una serie de filmaciones en niños cuya edad estaba comprendida entre los 14 y
los 18 meses, en las que mostró el impacto producido en los bebés debido a la
separación de sus padres (Robertson, 1962).
Fonagy señala una diferencia sustancial entre el pensamiento de Bowlby y las teorías
dominantes del siglo XX, las cuales consideraban el vínculo emocional con el cuidador
como una pulsión secundaria, constituida a partir de la satisfacción de las necesidades
orales. Por su parte, Bowlby, a partir de las observaciones de Lorenz (1935) con
animales jóvenes, colige que el infante humano llega al mundo predispuesto a participar
en la interacción social; algo que es indiscutible en la actualidad debido a las
aportaciones de los teóricos del desarrollo (Melzoff, 1995; Watson, 1994).
Actualmente existe un acuerdo en la designación de los elementos clave de la conducta
de apego: son conductas encaminadas a llamar la atención del cuidador, conductas
aversivas, y actividad muscular. Dichos comportamientos permiten al niño acercarse al
cuidador puesto que tiene más posibilidades de sobrevivir si está cerca de un adulto y,
posteriormente, este sistema le facilita el desarrollo de una organización interna estable.
Refiriéndose a las diferencias entre teoría del apego y psicoanálisis, el autor considera
que para los teóricos del apego la meta de las mencionadas conductas no es la madre
sino, en un principio, la cercanía física con ella y, posteriormente, la proximidad incluye
aspectos de índole psicológica. Es importante también considerar la respuesta del
cuidador, puesto que ella influirá en el sistema de apego. Fonagy pone de relieve la
relación que los teóricos del apego establecen entre apego y otros aspectos evolutivos
del niño tales como la conducta exploratoria y el miedo; en este sentido señala que
Ainsworth (1963) ha mostrado la necesidad de un sentimiento de seguridad básica para
que el niño pueda llevar a cabo los comportamientos exploratorios que en ausencia de la
figura de apego se interrumpen. Por otra parte, el miedo activa los sistemas de apego.
Fonagy cita a Cassidy (1999): “el sistema de dar cuidado es un elemento de la conducta
parental que tiene como finalidad proveer al niño de proximidad y confort” (pág.15).
Señala también el autor que lo ideal sería un sistema de dar cuidado complementario
con el sistema de apego del niño, contrariamente a los riesgos que supondría para el
niño el establecimiento de una relación caracterizada por la inversión de roles.
Evolución de la teoría del apego
En el primer tomo de la trilogía sobre el apego, Bowlby hace una descripción del
sistema de apego meramente conductual: la necesidad aparece en ausencia del
cuidador/a y la presencia física de éste/a hace desaparecer esa necesidad. Esta
perspectiva es la que, a juicio de Fonagy, ha ocasionado las críticas por parte de los
psicoanalistas, quienes no han sabido apreciar la evolución de la teoría del apego.
Después de Bowlby, Ainsworth creó una situación de laboratorio, llamada “Situación
Extraña”, que el autor describe más extensamente en el Capítulo 2. En el segundo
volumen de la trilogía, Bowlby sostuvo que la meta del sistema de apego es mantener al
cuidador accesible y receptivo, y para referirse a esto, utilizó el término disponibilidad
(Bowlby, 1973). Este autor, en el tercer volumen sostiene que las experiencias con el
cuidador, mediante una serie de procesos cognitivos, dan lugar a modelos
representacionales, a los cuales Craik (1943) denomina Modelos de Funcionamiento
Interno. En este sentido señala Fonagy la influencia de Piaget. Esta concepción del
sistema de apego da paso a una consideración más sofisticada en cuanto a las
diferencias individuales. El apego seguro se caracteriza por Modelos de Funcionamiento
Interno en los cuales la figura de apego es percibida como accesible y receptiva si se la
necesita. Fonagy subraya la clarividencia de Bowlby al considerar la receptividad del
cuidador como determinante de la seguridad del sistema de apego. Bowlby también
considera que hay un modelo de funcionamiento complementario del self. Fonagy lo
ejemplifica diciendo que un niño cuyo cuidador tenga un modelo de funcionamiento
interno focalizado en el rechazo, desarrollará un modelo de funcionamiento
complementario del self como no mereciendo ser querido; en este sentido hay que
valorar las aportaciones de la psicología cognitiva y la teoría de las relaciones objetales.
Muchos conceptos relativos al apego fueron elaborados a finales de los 70 por Sroufe y
Waters, quienes consideraron que el objetivo del sistema de apego era sentir seguridad y
que la respuesta del niño a la separación venía condicionada tanto por factores externos
como por determinantes internos tales como estado de humor, fantasías, etc. A juicio de
Fonagy, esta conceptualización supone una aportación importante respecto a la
formulación de Bowlby, ya que toma en consideración las características individuales
del niño. Sroufe redefinió en 1996 la teoría del apego en términos de regulación del
afecto, estableciendo una relación entre apego seguro y capacidad de autorregulación,
mientras que el apego inseguro se asocia a dificultades de regulación afectiva.
Fonagy subraya las consideraciones de Bowlby acerca del concepto de disponibilidad y
de las consecuencias que las comunicaciones simbólicas de abandono y la violencia
doméstica tienen en el desarrollo psicológico del niño. Un estudio llevado a cabo por
Allen y Hausser (Allen y cols., 1996) revela que la fantasía juega un papel reducido en
la valoración de la disponibilidad. A medida que Bowlby fue construyendo su teoría,
fue incorporando conceptos de la psicología cognitiva; así, sostenía que las personas
tenían acceso a cierto tipos de pensamientos, sentimientos y recuerdos en relación a su
modalidad de apego. Durante las décadas de los 70 y 80, las investigaciones se basaron
sobre todo en los niños maltratados. Se relacionó la clasificación de apego
desorganizado/desorientado de la Situación Extraña con malos tratos y con un trauma
no resuelto en la biografía de los padres.
Hofer (1995) llevó a cabo una serie de investigaciones con crías de roedores que
evidencian la base biológica de la conducta de apego y, a partir de los estudios
realizados por él, se desprende que estar cerca de la madre e interactuar con ella va más
de una mera protección, constituyendo un componente fundamental para el desarrollo
de un sistema de regulación fisiológica y conductual.
Capítulo 2: Hallazgos fundamentales de la investigación del apego
Medición de apego en la infancia
La Situación Extraña: Mary Ainsworth y sus colaboradores (1978) desarrollaron un
procedimiento de laboratorio, que se denominó la Situación Extraña, y que consistía en
establecer dos episodios de separación entre el niño y su cuidador /a. Se clasifica el
apego del niño según la conducta que ha manifestado durante la separación, y sobre
todo, por la actitud que éste presenta en el reencuentro. Según los resultados obtenidos,
se establecieron cuatro categorías de apego: apego seguro (B), apego ansioso evitativo
(A), apego ansioso ambivalente-resistente (C), y desorganizado / desorientado (D).
El apego seguro se caracteriza porque aparece ansiedad de separación, y
reaseguramiento al volver a encontrarse con el cuidador; este Modelo de
Funcionamiento Interno se caracteriza por la confianza en el cuidador.
El apego ansioso-evitativo es interpretado como si el niño no tuviera confianza en la
disponibilidad del cuidador, muestra poca ansiedad durante la separación y un claro
desinterés en el posterior reencuentro con el cuidador.
En la categoría ansioso-ambivalente / resistente, el niño muestra ansiedad de separación,
pero no se tranquiliza al reunirse con el cuidador, parece que hace un intento de
exagerar el afecto para asegurarse la atención.
Se consideró que aquellos niños que no entraban dentro de ninguna de las categorías
anteriores tenían un patrón de apego desorganizado/desorientado.
Sistema de Cassidy y Marvin: Es una clasificación del apego para niño de edades
comprendidas entre dos años y medio, y cuatro.
Medidas basadas en la representación simbólica: Consiste en unas imágenes que
representan escenas que aluden al apego. Los niños que se sienten seguros hablarán
sobre la separación aportando ideas relacionadas con las imágenes presentadas. Los
niños con patrón de apego inseguro evitativo se sienten desorientados e indican formas
de hacer frente a la situación, y los niños con apego ambivalente pueden combinar el
enfado con los progenitores que aparecen en las láminas con el deseo de complacerles.
La Entrevista de Apego del Niño (CAI): Es una variación de la Entrevista de Apego del
Adulto, y se trata de una entrevista establecida para niños de 8 a 14 años
El cuestionario para la Clasificación del Apego (AQS): Se trata en este caso de la
observación del niño en su casa, durante un tiempo relativamente prolongado (2-6 horas
en visitas separadas).
La Entrevista de Apego del Adulto (AAI): Es un cuestionario elaborado por Mary Main,
que ha alcanzado importante consideración entre los psicoanalistas y consiste en una
serie de preguntas cuyo objetivo en palabras de su creadora era “sorprender al
inconsciente”. Se trata de obtener datos acerca de las vicisitudes del vínculo de apego
especialmente con las figuras parentales; interesa, sobre todo, clasificar el estado mental
del sujeto en cuanto a sus vínculos. Se valora la forma narrativa: las personas que se
explican de manera clara y sucinta, y acaban las ideas puntúan alto en coherencia. Se
observó que las personas que puntuaban alto en coherencia, presentaban un patrón de
apego seguro.
Determinantes de la seguridad del apego
Los cuidados maternales, especialmente la sensibilidad maternal y la tolerancia a la
ansiedad, favorecen la seguridad del apego. Algunos estudios han puesto de relieve la
importancia de la sensibilidad maternal en niños con temperamento difícil, ya que ésta
era esencial para que este grupo de niños pudiera desarrollar un patrón de apego seguro.
El autor destaca que 14 estudios han relacionado las respuestas de los padres en la
Entrevista de Apego del Adulto con el tipo de apego que muestra el niño en la Situación
Extraña: la categoría rechazante del adulto se corresponde con el patrón de apego
evitativo en la Situación Extraña. Una actitud preocupada en la AAI predice un apego
ambivalente-resistente. Las entrevistas del Adulto clasificadas como no resueltas (duelo
no elaborado), predicen un modelo de apego en el niño, desorganizado / desorientado.
Arietta Slade y sus colaboradores han llevado a cabo investigaciones acerca de la
transmisión intergeneracional de los patrones de apego. Y, finalmente, Fonagy alude a
su propia aportación cuando habla de la capacidad de los padres para adoptar una
postura intencional hacia el niño. En este sentido, el autor sostiene que el hecho de que
los padres piensen en el niño en términos de pensamientos, sentimientos y deseos de
éste, así como reflexionar sobre sus propias mentes, constituye la base para la
transmisión del apego.
Generalmente se considera que padres con personalidades más sanas tienen más
posibilidades de que sus hijos desarrollen un patrón de apego seguro.
Predicción desde el apego temprano al desarrollo posterior
Bowlby sostenía con firmeza que el vínculo de apego entre la madre y el niño debía de
tener consecuencias tanto en las relaciones posteriores como en la comprensión de uno
mismo y en el desarrollo o no de psicopatología. Posteriormente se han realizado
estudios para confirmar dicha hipótesis, con los resultados siguientes:
El apego seguro en la infancia es predictor de una buena interacción entre el niño y la
figura parental a corto plazo (Slade 1987). En cambio, no se ha podido hallar una
correlación significativa entre apego seguro en la infancia y la relación posterior a los
seis años. (Grossman y Grossman 1991).
Se han realizado estudios cuyo objetivo era poner de relieve la correlación entre el
patrón de apego y algunas características de personalidad. Fonagy considera que del
resultado de estos estudios no se desprende una relación unívoca entre tipo de apego y
comportamiento manifiesto de la personalidad; mientras que, probablemente, la
modalidad de apego incide en la capacidad representacional del sujeto respecto al self, a
los otros, y a la relación con los otros.
Las investigaciones realizadas por Cassidy (1988) revelan que niños con apego inseguro
hacen descripciones negativas de sí mismos y, sin embargo, son más reacios a admitir
sus limitaciones.
Apego y Psicopatología
El autor distingue dos períodos en la aparición de psicopatología
A)
Infancia y adolescencia
Algunos estudios han encontrado las siguientes relaciones entre diferentes patrones de
apego y algunos trastornos psicopatológicos. A modo de ejemplo, citaré algunos
resultados mencionados por Fonagy.
Apego inseguro: depresión en la infancia, dificultades interpersonales
comportamiento hostil en la adolescencia (Weinfield y cols. 1999).
y
Trastorno de ansiedad en el adolescente: apego ambivalente en la infancia (Warren,
1979).
Síntomas disociativos a edades entre 17-19 años: patrón de apego inseguro evitativo o
desorganizado en la infancia ( Ogawa y cols., 1997).
B) Edad adulta
En general, se admite que el patrón de apego seguro es un factor de protección respecto
al desarrollo de trastornos psicopatológicos. Las personas con apego seguro muestran
menos hostilidad y más habilidad a la hora de regular la relación con los otros. Dozier
señala que diferentes estudios han relacionado el patrón de apego rechazante con
personalidad antisocial, abuso de drogas y de comida. Por otra parte, se ha encontrado
también correlación significativa entre el patrón de apego preocupado con una
personalidad marcada por sentimientos depresivos.
Según Fonagy no existen suficientes datos que permitan validar dichas afirmaciones.
Últimamente, se han realizado experiencias que ponen en relación el tipo de apego con
el resultado del tratamiento, las personas con modalidad de apego rechazante son
resistentes al tratamiento.
Blatt y cols. sostienen que la evolución de la representación del self y de los otros está
marcada por el balance entre necesidad de relación versus necesidad de independencia.
La ruptura de este equilibrio supone la aparición de psicopatología. Blatt habla de
patología anaclítica para referirse a la necesidad de relaciones que tienen las
personalidades dependientes, histriónicas, o fronterizas; estas personas quedarían
clasificadas en la categoría de apego preocupado. Mientras que la categoría rechazante
daría lugar a la patología introyectiva que caracteriza a las personalidades esquizoides y
narcisistas. Blatt aplica también estas consideraciones a la depresión, distinguiendo la
anaclítica de la introyectiva. Este planteamiento adquiere mucha importancia como
factor de predicción frente a la evolución del tratamiento.
La desorganización del apego
Fonagy subraya el interés que tiene para los psicoanalistas la investigación sobre la
conducta desorganizada, caracterizada por conductas contradictorias, estereotipias.
La conducta desorganizada de apego fue descrita por primera vez por Main y Solomon
en 1986. Main y Hesse (1990) relacionaron el apego desorganizado con un ambiente
asustado o asustador. Este tipo de apego aparece con frecuencia en niños cuyos
cuidadores inspiran miedo, por lo que se enfrentan a la situación paradójica de necesitar
protección de las figuras que a su vez provocan circunstancias atemorizantes.
Hay evidencias de que los niños que presentan un patrón de apego desorganizado tienen
altos niveles de cortisol salival en la Situación Extraña; el cortisol se segrega en mayor
proporción en situaciones de estrés, y puede dañar el hipotálamo. En este sentido,
parece probado que la hiperactividad temprana del sistema nervioso a causa del estrés
ocasiona que, en posteriores situaciones de estrés, el organismo reaccione de forma
irregular.
El apego desorganizado tiene una relación estrecha con la agresión infantil, la
disociación y las relaciones violentas.
Habitualmente la conducta desorganizada está relacionada con factores familiares como
maltrato, depresión mayor o trastorno bipolar en la figura o figuras de apego. Se ha
observado una relación estrecha entre cuidador/a severamente deprimido/a y apego
desorganizado (Lyons Ruth y cols, 1990).
En varios estudios se han hallado relaciones significativas entre apego desorganizado y
apego inseguro no resuelto en la Entrevista de Apego del Adulto y, sobre todo, se ha
encontrado una relación estrecha con la conducta disociada de la madre. Hacia la mitad
de la infancia, el niño manifiesta una actitud controladora que provoca en el cuidador
sentimientos de impotencia y miedo.
Liotti ha relacionado los síntomas disociativos con experiencias de pérdida de las
figuras parentales antes del nacimiento del niño o en los primeros años de la vida del
niño. En la prueba del Minessota se ha observado que los individuos que tenían
conductas de apego desorganizado y además habían sufrido un trauma importante daban
puntuaciones altas en experiencias disociativas. En la Entrevista de Apego del Adulto,
el apego desorganizado está relacionado bien con estados mentales no resueltos o con
preocupación excesiva por el trauma. Existen evidencias de que existe una correlación
estrecha entre apego desorganizado y patologías severas categorizadas por la teoría
psicoanalítica como organización fronteriza de la personalidad.
O´Connor y Kreppner (O´Connor y cols., 2000) han llevado a cabo un estudio sobre la
adopción, y concluyeron que la deprivación prolongada ocasionaba trastornos de apego,
dificultades en la relación con los compañeros, hiperactividad y dificultades cognitivas.
Winnicott (1958) y Roy (2000) compararon 19 niños que vivían en aldeas infantiles con
niños que vivían en familias de acogida, y comprobaron que la hiperactividad era
mucho más acentuada en los niños de las aldeas infantiles.
Marvin y Britner (1999) investigaron las clasificaciones de apego a los 4 y 6 años en
niños rumanos adoptados en Gran Bretaña. El número de niños con apego seguro fue
menor que el esperado estadísticamente. La continuidad de la deprivación incide en los
Modelos de Funcionamiento Internos. El apego seguro genera sentimientos de
capacidad y autoestima.
Capítulo 3: Modelos de Freud y teoría del apego
El autor establece una comparación entre el pensamiento de Freud y la teoría del Apego,
distinguiendo cuatro fases dentro de los postulados freudianos:
1) Etapa pre-psicoanalítica: comprende sobre todo trabajos de orientación neurológica.
2) Modelo afecto-trauma: lo más central en esta etapa es la formulación de que la
psicogénesis de la neurosis está en sucesos acaecidos en la infancia.
3) Modelo topográfico: enfatiza la importancia de las pulsiones biológicas.
4) La teoría instintiva dual y el modelo estructural: sostiene la hipótesis del conflicto
entre las tres áreas (ello, yo y el superyó).
Freud comenzó sus estudios poniendo de relieve las consecuencias de la deprivación
temprana, sin embargo a partir de 1897 (Carta a Fleiss) se apartó de este punto de vista;
mientras que el interés de Bowlby fue precisamente profundizar en el efecto que dichas
secuelas dejaban en el psiquismo. Masson en su libro Ataque a la verdad critica a Freud
por haber abandonado la teoría de la seducción en favor de una teoría que señalaba la
fantasía como causa de la neurosis. Esta tesis no es compartida por Fonagy, quien cita
algunos textos freudianos para mostrar que Freud no abandonó del todo la teoría de la
seducción, entre otros: Tres ensayos sobre la teoría sexual, Etiología de la histeria y
Sobre la sexualidad femenina.
- Puntos de convergencia:
El modelo estructural freudiano supuso una base importante para la teoría del apego. La
idea de Freud de conflicto en cuanto a oposición entre deseo y realidad tiene gran
importancia para los teóricos del apego.
El patrón de apego desorganizado descrito por Main y Hesse (1990) referido a la
dependencia de un cuidador abusivo se corresponde con el concepto freudiano de
adhesividad de la libido.
Fonagy hace alusión a algunas afirmaciones de Bowlby sobre ciertas formulaciones
freudianas que son centrales para la teoría del apego; en este sentido éste último refiere
cómo Freud en 1920 describe que la separación de la madre provoca ansiedad en el
niño, debido al miedo a la pérdida. Y, más adelante, este autor sostiene que la relación
con la madre se mantiene como paradigma de las relaciones posteriores y que, además,
la experiencia de ser cuidado inviste al niño de catexias narcisistas.
- Puntos de divergencia:
Fonagy señala que una diferencia esencial entre la Teoría de Freud y la epistemología
de Bowlby consiste en el énfasis que este último pone en la representación de la
experiencia.
El autor piensa que el punto de vista de Freud era restringido respecto a los factores
sociales y culturales que inciden en el desarrollo. Además, el hecho de situar el período
edípico entre los tres y los cuatro años resta importancia a todo lo sucedido en la
primera infancia. Acerca de este período, las formulaciones freudianas eran abstractas y
no estaban basadas en la observación.
En 1900 Freud afirma que el niño se ve forzado a buscar los objetos al fracasar en la
gratificación oral, mientras que para Bowlby el niño está especialmente interesado en la
relación con el otro. Mientras este último atribuye a la motivación de apego un carácter
primario, Freud considera que ésta es secundaria respecto de otras necesidades.
En 1920 Freud mantiene que los patrones de la infancia reaparecen en la edad adulta en
forma de compulsión a la repetición, la postura de Bowlby es opuesta en el sentido del
énfasis que éste último pone en la acumulación de experiencias relacionales.
La significación que da Freud al papel de la fantasía frente a la importancia que los
teóricos del apego otorgan a las experiencias reales.
El autor concluye este capítulo diciendo que si bien Freud ha tenido su influencia en
Bowlby, las discrepancias entre ambos superan a los puntos de vista en común. En los
siguientes capítulos se propone profundizar en el resto de modelos psicoanalíticos.
Capítulo 4: Enfoques estructurales: el enfoque estructural en Norteamérica
El modelo topográfico de Freud se siguió manteniendo a pesar de la introducción del
modelo tripartito (1923). Los psicoanalistas continuaron insistiendo en la importancia
de los instintos y en el desarrollo de las fases libidinales.
A juicio de Fonagy, se debe a Hartmann la elaboración del modelo estructural
freudiano. La psicología del yo describe el proceso mediante el cual el yo llega a ser una
organización compleja que funciona de manera cohesiva. Dicha formación evoluciona
según una línea de desarrollo con algunos puntos de fijación. Los teóricos modernos
estructurales mantienen el modelo tripartito del psiquismo, así como la noción freudiana
de conflicto psíquico.
La teoría estructural norteamericana se desarrolla al mismo tiempo que tiene lugar el
desarrollo de la teoría del apego, no obstante, y a pesar de tener importantes puntos de
contacto, desde la teoría estructural se trató con hostilidad a la teoría del apego.
René Spitz
Fue uno de los pioneros en realizar investigaciones empíricas dentro del Psicoanálisis.
Se inspiró en la Teoría de Campo de Kurt Lewin, y de Embriología de Speemann.
Pensaba que los cambios más importantes en la organización mental del niño están
marcados por la emergencia de nuevas conductas y nuevas formas de expresión
emocional. Se refiere a los organizadores psíquicos, que muestran el avance de las
estructuras mentales subyacentes. La aparición de la sonrisa a los 2-3 meses representa
la diferencia entre el self y el objeto. La ansiedad de separación a los 8 meses marca la
diferenciación entre diversos objetos. Subrayó la importancia del papel de la madre y de
la interacción madre-niño de la misma manera que los teóricos del apego veían que el
cuidado del adulto acelera el desarrollo de las capacidades innatas.
Estos investigadores señalaron la importancia del afecto en la autorregulación. La
expresión emocional de la madre tiene al comienzo una función tranquilizadora y de
contención, facilita la restauración de la homeostasis y el equilibrio emocional.
A pesar de las coincidencias Spitz (1960) criticó muy duramente a Bowlby tachando de
simplista el modelo teórico de este último.
Edith Jacobson
Fonagy señala el mérito de esta autora al haber introducido en la teoría psicoanalítica el
concepto de imagos o representaciones del self y de los otros. El niño adquiere las
representaciones del self y del objeto como bueno (amoroso), y malo (agresivo),
dependiendo de las experiencias de gratificación o frustración en la relación con el
cuidador.
Otra aportación importante de Jacobson a la teoría del apego fue la consideración de que
la percepción que tiene el niño del otro, con anterioridad a la formación de límites entre
el self y el otro, configura la estructura experiencial del self. Esta autora tuvo la
clarividencia de destacar la separación entre representación del self e Ideal del Yo, lo
que ha permitido avanzar notoriamente en la comprensión de la depresión.
Eric Erikson
Al mismo tiempo que este autor se interesaba por estos temas en Viena, Bowlby ponía
las bases para el desarrollo de la teoría del apego en Londres; ambos se formaron con
Anna Freud.
- Puntos de convergencia entre este autor y la teoría del apego
Este autor considera que la unión de experiencias episódicas genera estructuras
episódicas de nivel superior. Además al igual que Bowlby sostiene que a ruptura del
apego con el primer cuidador dificulta el desarrollo de una personalidad sana.
Es importante su definición de confianza básica, que se transmite mediante las vivencias
con el otro significativo.
Fonagy subraya la perspicacia de este autor al describir en Infancia y Sociedad las
características de cuidado que proveen de seguridad al niño, valorando positivamente la
estimulación moderada y la no intrusividad. Este autor considera tanto los factores
individuales como los interpersonales, destacando el influjo del entorno cultural en el
desarrollo del psiquismo.
Tanto Bowlby como Erikson se vieron sometidos a duras críticas por parte de los
psicoanalistas de su época, y ambos se sirvieron de los aportes provenientes de ciencias
limítrofes al psicoanálisis.
- Puntos de divergencia
Los representantes de la psicología del yo se mantienen fieles al modelo psicoanalítico
tradicional, en el sentido de que otorgan un papel central a la sexualidad y, por tanto,
estos autores consideran que el apego temprano forma parte del desarrollo psicosexual
en la fase oral.
Si bien Erikson reconoce la importancia del apego, se centra más en el estudio del
individuo que en las relaciones interpersonales. Mientras que la teoría de Bowlby
considera que el vínculo de apego es de carácter primario, desde el enfoque estructural
el apego es considerado como un vínculo intermediario en el desarrollo hacia la
individuación.
Capítulo 5: Modificaciones del modelo estructural
En este capítulo Fonagy estudia tres modificaciones importantes del modelo estructural,
revisando los siguientes autores: Anna Freud, Margaret Mahler y Sandler.
Anna Freud fue una de las primeras autoras psicoanalistas que estableció una relación
entre etapas del desarrollo y trastorno psicopatológico. Además, siempre estuvo
interesada en la observación. Anna Freud y Dorothy Burlingham llevaron a cabo
observaciones dolorosas con niños que habían sobrevivido a campos de concentración,
percibiendo que estos niños, en los momentos de tensión buscaban la cercanía con los
otros, especialmente con los adultos.
A juicio de Fonagy, esta autora consideraba la necesidad de un crecimiento equilibrado
y, sostenía que las fuerzas implicadas en el desarrollo eran tanto de origen interno como
de origen externo. Desde la perspectiva del desarrollo, Anna Freud considera esencial la
continuidad, de manera que una fase del desarrollo sirve de apoyo para la siguiente; este
concepto es similar a las ideas de Bowlby acerca del crecimiento de la personalidad.
Fonagy compara los mecanismos de defensa estudiados por ella con los patrones de
apego. En este sentido, el autor considera que éstos son construidos por el niño para
afrontar la interacción con los cuidadores, y el patrón de apego evitativo puede estar
relacionado con el mecanismo de evitación descrito por Selma Fraiberg (1982).
Ahora bien, hay una diferencia fundamental entre el enfoque de Bowlby y el de Anna
Freud. Ésta, a pesar de valorar la interacción entre el niño y la madre, atribuía a dicha
relación un carácter sexual. Por otra parte existen discrepancias entre las observaciones
de Anna Freud y sus formulaciones teóricas, a las que permaneció fijada.
Mahler
El autor destaca el interés de Mahler en el proceso de diferenciación entre yo y no yo.
Esta autora sostiene que el niño se desarrolla a partir de un autismo normal hasta llegar
a la individuación Las observaciones de Margaret Mahler han tenido una importante
repercusión en la clínica de adultos, ya que han permitido una mejor comprensión de la
patología grave.
Mahler y cols (1975) observaron que algunas madres, en el reencuentro con el bebé,
respondían retirándose o con agresión, y que la respuesta de los niños era similar a la de
los pacientes límites. Masterson y Rinsley (1975) y, más tarde, Rinsley (1977, 1982)
profundizaron en la teoría de Mahler, comparándola con las formulaciones de Bowlby;
el resultado de estas investigaciones les llevó a afirmar que los pacientes “borderline”
tienen un conflicto entre el deseo de independencia y el miedo ante la amenaza de la
pérdida de amor.
Para Mahler es importante ver cómo el niño toma conciencia de sus límites corporales,
y tiene muy en cuenta el papel que desempeña el cuidador en el desarrollo del self
corporal. Este concepto adquiere mucha importancia en las patologías severas, puesto
que en estos casos, los pacientes tienen una imagen caótica de su cuerpo. Debido a ello,
en ocasiones se ocasionan automutilaciones o padecen de anorexia severa. Fonagy
valora también muy positivamente esta concepción de la autora, porque nos permite una
mayor comprensión de la agresividad.
Es interesante reconsiderar los puntos de vista de Mahler comparándolos con los
descubrimientos recientes acerca de que formas de apego organizado e inseguro no
deben ser consideradas como formas de apego patológicas.
- Puntos de contacto y divergencias entre la obra de M. Mahler y los teóricos del apego.
Fonagy menciona la revisión que Carslson y Sroufe han realizado de la teoría de Mahler
comparando la subfase de ejercitación del niño, así como la tendencia a reabastecerse
emocionalmente, con el concepto de base segura de Bowlby. Además, la descripción
que esta autora hace de la “influencia mutua” se corresponde con los últimos hallazgos
de la teoría del apego en el sentido de que las representaciones que la madre tiene del
bebé influyen en la interacción entre ambos.
El autor destaca una importante aportación de Stagle, discípulo de Mahler, quien
describe algunas cualidades necesarias en los padres de niños en el segundo año de su
vida; entre ellas cita dominar la ansiedad de separación y la afirmación de la confianza
básica.
En cuanto a las diferencias entre ambos modelos, el autor subraya que Mahler considera
que hacia los cuatro meses comienza un período en que es necesaria la diferenciación
entre el self y el otro. Por su parte los teóricos del apego sostienen que el foco del
desarrollo en el período comprendido entre los 4 y los 18 meses, es la relación con la
madre. Ésta proporciona al niño una base segura, desde la cual relacionarse con los
otros. Por otra parte, la autora considera las conductas independientes o ambivalentes
como normales, mientras que Bowlby y sus discípulos piensan que estas conductas
están motivadas por la ansiedad derivada de la separación.
Sandler
Fonagy considera que el modelo de Sandler coincide totalmente con el modelo
psicológico de la teoría del apego en cuanto que pretende describir cómo se van
conformando las representaciones complejas del self y del objeto a través de
experiencias, fantasías y recuerdos de interacción con los otros significativos. Sin
embargo, Sandler está interesado en investigar la distorsión de las representaciones
debido a estados mentales internos, no prestando atención a la influencia de factores
externos.
Este autor considera que los patrones de relación de la primera y segunda infancia
pueden actualizarse en las relaciones adultas, lo que concuerda con los Modelos de
Funcionamiento Interno.
Fonagy subraya el mérito de Sandler diciendo
“Ha sido, sobre todo, a partir del trabajo fundamental de Sandler que la mayoría de los
estudiosos del Psiocanálisis que han adoptado el marco teórico del desarrollo estarían de
acuerdo, actualmente en que las estructuras cognitivas del self y del otro regulan la
conducta del niño con el cuidador y más adelante la conducta de todas las relaciones
significativas subsiguientes dentro de las cuales hay que incluir, finalmente, las
relaciones con sus propios hijos” (pág 86).
Este autor ha constituido un puente importante entre las teorías psicoanalíticas y la
teoría del Apego.
La teoría de Sandler tiene una importante aplicación en la clínica psicoanalítica, sobre
todo en lo que se refiere al trabajo de la transferencia-contratransferencia.
Capítulo 6: Modelo Klein-Bion
Las teorías de las relaciones objetales surgen como consecuencia de un aumento de
interés por la psicología del desarrollo. Fonagy, citando a Aktar (1992), sostiene que
hay algunas teorías objetales que consideran que la agresividad forma parte del
desarrollo normal. Dichas teorías estarían enmarcadas dentro de una perspectiva
tradicional del psicoanálisis. Por otra parte, algunos autores pertenecientes al enfoque de
las relaciones objetales tienen una visión más romántica del hombre y consideran que el
amor es una pulsión primaria. En la línea clásica se situarían Melanie Klein, y
Kernberg, y en la tradición romántica se pueden incluir la Escuela Independiente
Británica; y Kohut y Modell en Estados Unidos.
A continuación Fonagy realiza una síntesis de los principales postulados de Klein:
Esta autora asume el concepto de instinto de muerte, que condiciona según ella la
relación que el niño establece con el mundo interno. Además, Melanie Klein realiza una
descripción de las dos posiciones fundamentales del psiquismo (Klein 1935): la
posición esquizo-paranoide en la que el sujeto establece una relación parcial con el
objeto, y la posición depresiva, en la cual el sujeto establece una relación con una
imagen amada y odiada al mismo tiempo. Otra aportación kleiniana de considerable
importancia es su concepto de identificación proyectiva (Klein 1946), que supone la
externalización de partes del yo. Es importante destacar el carácter interactivo de este
mecanismo. En este sentido, Bion distingue entre identificación proyectiva normal que
permite la empatía, y la identificación proyectiva patológica que supone falta de
comprensión.
- Puntos de contacto entre el modelo kleiniano y la Teoría del Apego
La formación de Bowlby fue kleiniana, si bien luego rechazó abiertamente la teoría
kleiniana, posiblemente debido a la adultomorfización con que Klein describía la
temprana infancia en sus primeros escritos.
Fonagy enumera una lista de conceptos kleinianos estableciendo una relación entre ellos
y las respuestas obtenidas en la Entrevista de Apego del Adulto. Voy a citar algunos
ejemplos:
Se ha establecido una correspondencia entre la posición esquizo-paranoide con un
índice de discrepancia en la memoria episódica. Además podemos relacionar la posición
depresiva con la capacidad del niño de percibir a la madre como un ser total, lo que nos
hace pensar en un patrón de apego seguro.
Klein considera que el ambiente adecuado es aquél proporcionado por un progenitor que
es capaz de absorber y devolver la experiencia del bebé metabolizada, semejante a lo
que la teoría del apego considera como cuidadores seguros. Bion denomina a esta
capacidad de los progenitores función alfa. La teoría de Bion respecto a la función
continente se asemeja a las formulaciones de Sroufe, quien piensa que la relación de
apego es el elemento fundamental de la regulación emocional (Sroufe 1990, 1996).
Capítulo 7: La llamada Escuela Independiente (1)
El autor subraya que generalmente se incluye dentro de esta denominación a
psicoanalistas procedentes de diferentes enfoques. Fonagy sostiene que autores de la
Escuela Independiente se refieren al concepto de apego, utilizando otros términos. Así,
Fairbain lo denomina buscador de objetos, Winnicott emplea la denominación de
relación del yo, mientras Guntrip habla de relaciones personales.
Bowlby reconoce la aportación de los citados autores, si bien considera que él ha
profundizado más en las relaciones objetales desde una perspectiva biológica. Algunos
autores como Sroufe (1998), Holmes (1993) y Eagle (1995) han estudiado
minuciosamente la relación entre teoría del apego y los autores más significativos de la
Escuela Independiente.
Fonagy considera que Bowlby estaba influenciado por el concepto de las relaciones
objetales primarias de Balint. Sin embargo, para los teóricos del apego, esta motivación
está desprovista del contenido oral que Balint le atribuye. Este autor sostiene que el
niño, para afrontar las situaciones de ansiedad, utiliza dos tipos de defensas
características: la actitud ocnofílica, descrita como una dependencia excesiva del otro; y
la actitud filobáctica, que consiste en un sentimiento de desagrado ante el apego; dicha
actitud se corresponde con el narcisismo desde un punto de vista psicoanalítico, y con
un patrón de apego separado/ rechazante, mientras que la actitud ocnofílica es el
equivalente al patrón de apego resistente/preocupado.
Winnicott
Este autor considera que la fuerza o la debilidad del yo depende de la capacidad del
cuidador de dar una respuesta adecuada a la dependencia del bebé en edades muy
tempranas. Por ello, la sensibilidad materna adquiere mucha importancia en los
primeros años de vida. Este punto de vista es compartido por los teóricos del apego, si
bien ellos también tienen en cuenta la figura del padre, y la interacción de éste con el
niño.
El concepto de madre suficientemente buena, que tiene algunos fallos, coincide con la
observación de los teóricos del apego, quienes han comprobado que un grado de
aceptación moderada es más favorable para el desarrollo que una comprensión perfecta.
Este autor piensa que no es conveniente que el bebé tenga que afrontar la realidad
tempranamente, puesto que en dicho caso se vería obligado a asumir funciones que aún
no ha desarrollado ya que todavía no ha tenido lugar la formación del self verdadero. Un
ambiente proveedor de contención posibilita la capacidad del niño para la fusión de la
agresión y el amor.
Acerca de la afirmación de Winnicott (1958) de que la relación nace de la experiencia
de estar solo en presencia de alguien, Fonagy formula tres consideraciones importantes
que, además, están íntimamente relacionadas con los descubrimientos de la teoría del
apego:
1. La seguridad nace del hecho de experimentar el mundo interno. Ante la ansiedad del
niño el cuidador seguro debe transmitir calma mediante una respuesta que
simultáneamente recoja la ansiedad del bebé y le proporcione un afecto incompatible
con su malestar.
2. El bebé debe de ser expuesto a los sucesos externo gradualmente, y ello va a
posibilitar la aparición del self verdadero, la madre no debe de ser intrusiva de forma
que permita que el niño pueda jugar sólo en presencia de ella, mientras que si la madre
no está disponible fuerza al niño a tener una conducta exploratoria antes de estar
capacitado para ello.
3. Winnicott considera la importancia de facilitarle al bebé ocasiones para que pueda
llevar a cabo gestos creativos espontáneos. Sostiene que un ambiente sensible ha de
proporcionar al bebé coherencia a su cuerpo. Este concepto es similar al concepto de
self “corporal” de Daniel Stern.
Fonagy piensa que la esencia del descubrimiento de Winnicott es que el verdadero self
sólo puede evolucionar en presencia de una persona no intrusiva que permita al niño
vivenciar la continuidad de ese self. Es preciso que el cuidador mantenga o restaure su
propio sentimiento de bienestar para que pueda regular la ansiedad del bebé. En
resumen, este autor piensa que cuando no hay un maternaje suficientemente bueno se
producen distorsiones que pueden alterar el desarrollo del self verdadero.
El autor, citando a Bretherton y cols (1979), alude a la afirmación de los teóricos del
apego de que la armonía de la relación madre-niño contribuye a la emergencia del
pensamiento simbólico. Continúa Fonagy mencionando sus investigaciones y
desarrollos acerca de la relación entre apego seguro y capacidad de mentalización.
Otra aportación importante de Winnicott es la correspondencia que establece entre el
fallo de contención por parte del ambiente y el desarrollo de un falso self, frágil y
vulnerable, que esconde y protege al verdadero self. Podemos establecer una relación
entre las dos modalidades de fallo ambiental y los comportamientos descritos en los
patrones de apego. En este sentido, la interacción con cuidadores intrusivos puede dar
lugar a conductas antisociales en el niño, el cual no tendría capacidad para mentalizar.
Por otra parte, cuidadores insensibles favorecen el desarrollo del falso self con excesiva
capacidad de mentalizar. Fonagy coincide con este autor en el sentido de que el hecho
de atribuir acertadamente pensamientos e intenciones a los demás, al no tener
repercusiones en la conducta, no supondría una mentalización auténtica.
- Puntos de divergencia
Los autores de la Escuela Independiente insisten en la necesidad de profundizar en la
motivación por la cual los individuos siguen manteniendo las formas de interacción de
las primeras etapas de la vida. Fairbairn piensa que adoptar nuevas formas de relación
puede ser considerado por el individuo como una traición a las figuras parentales y
también por un terror al vacío, al perder estas formas de relación.
Fonagy piensa que las consideraciones de Winnicott acerca de que el cuidador sensible
protege al niño de una experiencia mental primitiva e intolerable son rechazadas por
Bowlby quien considera que este planteamiento carece de base empírica alguna y por
tanto es de carácter especulativo.
Frecuentemente, los teóricos de la Escuela Independiente realizan descripciones
maternocéntricas. En este sentido, tienden a culpar a las madres de los problemas y
dificultades en edades tempranas.
La teoría de Winnicott tiene un carácter instintivo. El concepto de falso self se basa en
el planteamiento de que los estímulos internos pueden resultar traumáticos para el niño
cuando el cuidador no es capaz de contener las demandas.
Capítulo 8: Los teóricos norteamericanos de las relaciones objetales y la teoría del
apego
En este capítulo Fonagy revisa los puntos de vista de Modell, Kohut y Kernberg.
Modell
Llevó a cabo un intento de armonización entre la teoría de las relaciones objetales y el
modelo estructural. Este autor distingue entre los instintos del ello (libidinales y
agresivos), y los instintos del yo (relativos a las relaciones objetales). Considera que el
objetivo primordial del yo es someter al ello y que el fracaso en dicho objetivo es la
principal causa de psicopatología.
- Puntos de contacto entre la teoría de Modell y la teoría del apego.
Fonagy considera la importancia de este autor en cuanto que establece lazos de
conexión entre el psicoanálisis clásico y la teoría del apego. Una formulación central en
la teoría de Modell consiste en la afirmación de que la falta de cohesividad del self
incrementa e intensifica la aparición de problemas referidos a la agresividad y a la
sexualidad.
La descripción realizada por este autor de las personalidades narcisistas nos recuerda a
la descripción de apego evitativo. Así, este autor sostiene que estas personas, al no
poder confiar en cuidadores sensibles, desarrollan un self compensatorio, por lo cual la
autonomía que creen tener es de carácter defensivo.
En 1963 Modell define por primera vez la relación transicional de los pacientes
fronterizos. Este autor sostiene que los pacientes con trastornos límite de la personalidad
utilizan a las personas como objetos inanimados para tranquilizarse. En este sentido,
dicha descripción evoca la realizada por Main y Hesse (1990), cuando éstos exponían
que los individuos traumatizados han tenido una relación con los padres de tipo
asustado-asustador. Considera que las personalidades fronterizas tienen una
personalidad escindida de sí mismos, lo que les conduce a lo que él denomina dilema
espantoso entre la tendencia a la extrema dependencia y el terror a la proximidad.
- Puntos de divergencia
En contraposición a los teóricos del apego que atribuyen un carácter universal a la
motivación del apego, Modell sostiene que la teoría de las relaciones objetales es
aplicable a un número reducido de pacientes.
Además considera que las relaciones objetales son una necesidad adaptativa y no un
mecanismo emocional como defiende Bowlby.
Heinz Kohut
A juicio de Fonagy, Kohut significó una revolución en el psicoanálisis norteamericano
al introducir un modelo centrado en los conceptos de self y selfobjeto. Este autor realizó
una aportación valiosa en cuanto a la explicación del narcisismo, al considerar que la
respuesta empática del selfobjeto facilita el sentimiento de omnipotencia infantil que
permite la idealización de las figuras parentales con las que el niño anhela fusionarse.
Poco a poco el selfobjeto va aportando experiencias suaves de frustración que favorecen
la moderación de la grandiosidad infantil.
- Puntos de contacto
Kohut sostiene que el apego es una motivación necesaria para la adquisición y el
mantenimiento de un self cohesivo. Dicha formulación es central en el desarrollo de su
teoría sobre la psicología del self. Este autor, vincula el desarrollo del self a la función
especular o a la sensibilidad maternal. Kohut piensa que el complejo de Edipo obedece
al fracaso de los padres para reaccionar empáticamente al crecimiento del niño, y por
ello, responden con agresividad y seducción al niño edípico.
Fonagy cita a Lichtenberg (1989), autor kohutiano que afirma que el apego es uno de
los cinco sistemas motivacionales, a pesar de que mantiene otras motivaciones
tradicionales como son la libido y la agresividad.
Las afirmaciones de Kohut respecto al narcisismo se acercan bastante a la teoría del
apego, cuando sostiene que para que pueda darse un desarrollo sano es necesario que el
cuidador neutralice el narcisismo del niño, frustrando suavemente las expectativas del
self grandioso.
Fonagy enfatiza el concepto de rabia narcisista que está al servicio de proteger al self de
los sentimientos de vulnerabilidad infantil.
- Puntos de divergencia
La motivación central para Kohut es la cohesión del self. En contraposición a Bowlby,
considera que la principal fuente de ansiedad no es debida a la separación del la figura
de apego sino a la experiencia del self de sentirse defectuoso, por lo que experimenta
una falta de cohesión.
Fonagy piensa que este autor no define con claridad el concepto de self, puesto que por
una parte lo considera una representación, y al mismo tiempo le atribuye las
propiedades de una motivación, tales como expectativas.
Además, este autor, al igual que muchos psicoanalistas, realiza una descripción de la
omnipotencia del bebé en términos adultomórficos.
Otto Kernberg
Kernberg es el psicoanalista vivo más citado en la actualidad, y ello se debe al grado de
coherencia logrado al describir la teoría estructural desde las relaciones de objeto. Este
autor afirma que las pulsiones, más que ser la causa del desarrollo, son la expresión del
mismo; piensa que el self evoluciona a partir de una relación que es consecuencia de la
internalización y que ésta es un proceso complejo que incluye: la introyección de todas
las experiencias, la identificación y la identidad del yo.
- Puntos de contacto
Fonagy afirma que las coincidencias entre este autor y Bowlby son menos de las que
podría esperarse, lo que resulta más llamativo si tenemos en cuenta que ambos
mantienen un interés común por la experiencia. En este sentido, Kernberg es el único
psicoanalista que ha confeccionado un manual de psicoterapia.
La descripción que este autor realiza de la patología neurótica tiene ciertos puntos de
similitud con el modelo propuesto desde la teoría del apego. En este sentido, Kernberg
considera que los individuos capaces de integrar representaciones ambivalentes tienen
un alto nivel de organización de la personalidad. La patología severa que él describe
podría relacionarse con una disfunción generalizada de los Modelos de Funcionamiento
Interno. Ha estudiado en profundidad las personalidades fronterizas que tienen cambios
rápidos. Este autor atribuye dichas variaciones a que la tríada self-objeto-afectos está
muy poco integrada. Además las representaciones en este tipo de personalidad tienen el
carácter de objeto parcial; este aspecto lo podemos relacionar con un patrón de apego
inseguro que favorece dicha modalidad de las representaciones. Kernberg afirma que el
trastorno límite de la personalidad lleva aparejado un sentimiento difuso de la identidad
que puede deberse a sentimientos de self contradictorios, constituidos por
representaciones del sí mismo como víctima y como verdugo. Esta descripción es
similar a la modalidad de apego desorganizado descrito por los teóricos del apego.
- Puntos de divergencia
Fonagy señala que este autor, a diferencia de los teóricos del apego, no atribuye una
importancia especial a las experiencias tempranas. En otro aspecto, Kernberg mantiene
el concepto clásico de pulsión, aunque Fonagy considera que ello puede deberse al
hecho de no querer distanciarse del psicoanálisis norteamericano. Este autor afirma que
la aparición de los trastornos límites de la personalidad se debe a la intensidad de
pulsiones agresivas unida a una debilidad del yo. En este sentido, se contradice con la
teoría del apego que sostiene que la consideración de una agresividad innata es
reduccionista.
Kernberg sostiene que Bowlby no considera el mundo interno del niño. A juicio de
Fonagy, esta observación es injusta si tenemos en cuenta el concepto de Modelos de
Funcionamiento Interno.
Capítulo 9: Psiquiatría infantil psicoanalítica moderna. Daniel Stern
Daniel Stern
El autor subraya el papel que desempeña Stern como nexo de unión entre las teorías del
desarrollo y psicoanálisis. Este autor ha continuado la tradición de autores
psicoanalíticos como René Spitz y Mahler, los cuales han desarrollado sus teorías a
partir de la observación. Daniel Stern ha elaborado una teoría acerca del desarrollo del
self en el que distingue cuatro fases:
- Sentido del self emergente (0-2 meses de edad)
- Sentido del self nuclear (2-6 meses)
- Sentido del self subjetivo (7-15 meses)
- Sentido del self verbal (después de los 15 meses)
Además, este autor ha realizado una elaboración del concepto de Modelo de
Funcionamiento Interno. En este sentido, destaca su concepción de momento
emergente, que se refiere a la integración subjetiva de todos los aspectos de la
experiencia vivida, y deriva de representaciones esquemáticas de sucesos y
representaciones semánticas o esquemas conceptuales; a ellos añade otras dos
variedades de representación, a las que denomina: configuraciones de sentimientos y
estructuras protonarrrativas. Todo ello forma una red que él denomina “esquema de una
manera de estar con”. Compara Fonagy esta concepción de Stern con el proceso de
distribución paralela descrito por la teoría cognitiva. (Rumelhart y McClelland 1982).
Para describir patrones de interacción, utiliza metáforas musicales. De modo que, según
afirma: tono, timbre y ritmo contribuyen a la seguridad o inseguridad en el apego.
- Puntos de divergencia
El autor menciona que Stern no ha realizado estudios longitudinales y, por tanto, en este
sentido se distancia de la teoría del apego.
Por otro lado, la afirmación de este autor acerca de que los Modelos de Funcionamiento
Interno están formados por los esquemas de “maneras de estar con” aún no ha podido
demostrarse.
Capítulo 10: El enfoque interpersonal-relacional de Sullivan a Mitchell
Fonagy comienza el capítulo subrayando el predominio alcanzado por el enfoque
intersubjetivo dentro del psicoanálisis en las últimas décadas. Los teóricos
interpersonalistas parten de que la situación analítica es construida conjuntamente por
dos participantes. Entre otros autores cita a Ogden (1994), Stern, Greenberg, y Mitchell.
Esta perspectiva toma sus fundamentos de autores como Sullivan, Fromm y Clara
Thompson. Fonagy atribuye a Clara Thompson el mérito de establecer lazos de unión
entre Sullivan, Fromm y Ferenczi, abriendo la posibilidad de considerar una perspectiva
interpersonal dentro del psicoanálisis.
Subraya que una aportación considerable de este enfoque ha sido la del reemplazo del
modelo de analista neutro defendido por los autores clásicos por un modelo de analista
que es participante y que contribuye a crear la situación analítica. Desde esta
perspectiva se sustituye lo intrapsíquico por lo intersubjetivo. Este enfoque nace dentro
del psicoanálisis americano, influenciado por los interpersonalistas, quienes toman
como núcleo fundamental de la labor analítica el trabajo sobre el aquí y ahora de la
relación.
En un principio, estas teorías fueron rechazadas por no ser consideradas psicoanalíticas
mientras que en la actualidad la mayoría de los analistas pertenecientes a diferentes
enfoques aceptan que el analista ideal es alguien comprometido con la situación
analítica.
Fonagy cita a Mitchell como uno de los analistas norteamericanos que nos ha descrito
con mayor profundidad el modelo relacional. Mitchell sostiene que la experiencia
individual se constituye a partir de la matriz relacional.
- Puntos de contacto
El autor refiere que Sullivan describe las primeras interacciones entre el bebé y su
medio circundante como moldeando las capacidades innatas del bebé. En este sentido,
Sullivan atribuye la aparición de conflictos a factores procedentes del entorno. Además,
en el marco de las relaciones interpersonales, desde ambos enfoques, se otorga una
significación muy especial a la relación diádica.
Por otra parte, Fonagy enfatiza que los psicoanalistas pertenecientes a esta corriente
sostienen que las vicisitudes del pasado tienen su incidencia en el presente, sobre todo a
nivel de memoria procedimental.
El nexo de unión más importante entre ambas teorías se refiere a la relación que ambos
establecen entre pulsiones biológicas y el campo relacional, y en este sentido destaca la
valiosa descripción que realiza Mitchell de la agresividad y la sexualidad como
constituidas a partir de la matriz relacional.
El autor destaca la descripción realizada por Fairbairn de “apego a objetos
inalcanzables”. En este sentido, podemos establecer una comparación con la noción de
“apego a un cuidador maltratador”, definida por los teóricos del apego. Además, la
descripción de Fairbairn supone una profundización en los mecanismos psíquicos
subyacentes que mantienen este tipo de comportamientos.
Ambas perspectivas muestran particular interés por la conducta observable, y tanto
Bowlby como Sullivan son reacios a priorizar la fantasía por encima de lo realidad.
Mitchell considera que una y otra se imbrican respectivamente.
- Puntos de divergencia
El autor se refiere a una divergencia importante entre autores psicoanalíticos
pertenecientes al modelo relacional y teóricos del apego cuando expresa que los
primeros tienen tendencia a rechazar los aspectos biológicos del psiquismo.
Capítulo 11: Teóricos psicoanalíticos del apego
Fonagy afirma que en algunos autores las formulaciones psicoanalíticas y las del apego
se hallan entrelazadas de tal manera que es difícil incluirlos en uno de los dos enfoques.
Karlen Lyons-Ruth
Esta autora tiene el mérito de proponer un modelo teórico coherente entre el desarrollo
psicoanalítico actual y los hallazgos obtenidos desde la teoría del apego. Lyons-Ruth ha
realizado importantes investigaciones acerca del apego desorganizado en la infancia.
Fonagy revisa dos conceptos importantes trabajados por la autora: el modelo
psicoanalítico de apego desorganizado y el modelo de diátesis relacional (Lyons-Ruth y
cols. 1999 a). Para ella, el apego desorganizado está relacionado con estados mentales
no resueltos respecto a pérdidas o traumas y con un comportamiento del cuidador como
asustado-asustador. Según plantea, el patrón de apego desorganizado está en función de
dos parámetros: la severidad del trauma y la calidad de las relaciones de apego. Si el
nivel de protección es deficitario puede presentarse la conducta desorganizada a pesar
de no haber experiencias traumáticas.
En su modelo de diátesis relacional, Lyons-Ruth sostiene que cuando el cuidador no ha
sido calmado en situaciones de miedo, posiblemente reactualizará situaciones del
pasado en el momento de tranquilizar al bebé, lo que se refleja en una interacción
perturbadora. Esto llevará al niño a tomar posturas contradictorias (de desamparo y
hostiles). Fonagy piensa que aún no se comprenden bien los mecanismos psicológicos
que subyacen al modelo de diátesis relacional, pero advierte que la participación de
Lyons-Ruth en las investigaciones que un grupo de Boston está realizando acerca de los
mecanismos que posibilitan el cambio en psicoanálisis abre muchas expectativas al
respecto.
Morris Eagle
Este autor sugiere que la teoría del apego ha surgido como reacción a ciertos
planteamientos psicoanalíticos tradicionales. Eagle pone de relieve una diferencia
fundamental entre el psicoanálisis y la teoría del apego. Así, mientras el primero señala
que la principal causa de patología son los factores internos, los teóricos del apego
consideran que los factores externos desempeñan un papel determinante en el desarrollo
de la personalidad.
Fonagy señala el cuestionamiento de Eagle acerca de las afirmaciones que hace Bowlby
respecto a que los Modelos de Funcionamiento Interno son la expresión de
interacciones reales; Eagle afirma que la misma conducta del cuidador puede ser
experimentada de distinta manera por niños diferentes, dependiendo de factores
constitucionales. El autor continúa haciendo alusión a algunas investigaciones que
contradicen estas afirmaciones, aun cuando coincide con Eagle en que la objetividad
propuesta por la teoría del apego es exagerada.
Eagle atribuye el mantenimiento de formas antiguas de relación a la fidelidad a las
primeras figuras de apego. En este sentido, realiza una propuesta de integración de los
planteamientos de Fairbairn y los de Bowlby, afirmando que el vínculo con los objetos
significativos produce un sentimiento firme de self.
Fonagy concluye la revisión de los principales puntos de Eagle enfatizando la
autonomía de éste respecto las formulaciones de Bowlby y afirmando que, si bien no se
puede considerar un teórico relacional, sus intentos de integración entre psicoanálisis y
teoría de apego se aproximan bastante al pensamiento de Mitchell.
Jeremy Holmes
Este autor ha llevado a cabo la elaboración de una psicoterapia de la teoría del apego.
Fonagy menciona el interés de Holmes en que el psicoanálisis otorgue más importancia
al tema de los abusos, tanto físicos como sexuales. Y, en este sentido, sostiene que es
conveniente una aproximación entre la teoría del apego y la teoría de las relaciones
objetales.
Por otra parte, establece un paralelismo entre la teoría kleiniana y la teoría del apego,
realizando un análisis comparativo entre los tres patrones de apego definidos, y las
posiciones descritas por Melanie Klein; de esta manera relaciona el apego seguro con la
posición depresiva puesto que los individuos clasificados dentro del patrón de apego
seguro son capaces de percibir al objeto de una manera constante. Esto les permite el
encuentro con la figura significativa, así como la separación de dicha figura. En cuanto
a los patrones de apego inseguro, tanto los clasificados de apego evitativo como los
clasificados de ambivalente presentan miedo a intimar y una escisión del self, lo que en
el pensamiento kleiniano se correspondería con la posición esquizo-paranoide.
Holmes señala una diferencia fundamental entre psicoanálisis y teóricos del apego:
estos últimos consideran que tanto el bebé como la mamá se buscan el uno al otro para
relacionarse, mientras que desde una perspectiva psicoanalítica clásica, representada por
Margaret Mahler, el desarrollo del niño consiste en una diferenciación progresiva
respecto de la madre.
Este autor sostiene que el psicoanálisis se podría beneficiar si retoma las bases
biológicas de la teoría del apego. Holmes profundiza en los resultados obtenidos en una
investigación con macacos cuyas madres no podían atender demasiado tiempo a sus
crías debido a la necesidad de buscar el alimento; cuando estas crías llegaban a la edad
adulta se mostraban hiperreactivas a una sustancia noradrenérgica e hiporreactivas a una
sustancia serotoninérgica; lo que le lleva a afirmar que la afectividad dota al niño de un
sistema defensivo que lo capacita para discriminar entre situaciones de seguridad y
situaciones de peligro. Esta afirmación está relacionada con la desregulación
característica de los pacientes “borderline”.
Fonagy señala la consideración de Holmes de la existencia de procesos diferentes que
transcurren exteriormente a la conciencia y que inciden tanto en la experiencia
consciente como en el comportamiento, si bien es difícil determinar cuál es el
mecanismo específico que ha originado una experiencia clínica concreta.
Con respecto a la terapia, Fonagy expone que este autor no comparte el pensamiento de
Bowlby de que la psicoterapia consiste únicamente en dotar al individuo de una base
segura, aunque Holmes está de acuerdo en que las necesidades de apego persisten
durante toda la vida, y que van evolucionando a lo largo del desarrollo.
Holmes ha realizado una propuesta de psicoterapia para trastornos moderadamente
severos: la “Intervención breve basada en el apego”. Dicha terapia incluye aspectos
relacionados con el apego, y con el incremento de la función reflexiva; Fonagy elogia el
intento de este autor de elaborar una psicoterapia integradora y además considera que se
trata de una labor prometedora.
Arietta Slade
El autor pone de manifiesto el papel que desempeña Slade, dentro del psicoanálisis
norteamericano, en lo que se refiere a la integración de conceptos importantes
provenientes de la teoría del apego, de los cuales llevó a cabo una revisión en 1999,
proporcionándonos una nueva perspectiva desde la cual observar al paciente y la
relación terapéutica.
Slade insiste en la importancia de la narrativa, comprendida en todos sus aspectos:
lapsus, cambios de voz, alteraciones sutiles, etc., cambios a partir de los cuales el
terapeuta puede colegir aquellos temas que el paciente no puede experienciar ni
mentalizar. Considera que a partir de estas fisuras en la narrativa podemos suponer
cómo han sido sus relaciones tempranas y cuál ha sido el origen de sus dificultades
presentes.
Slade propone aplicar conceptos provenientes de la teoría del apego para realizar una
revisión de la técnica psicoanalítica, sosteniendo que la clasificación de Main y
Goldwyn además de otros medios diagnósticos, puede ayudarnos en la comprensión de
los pacientes. Esta autora piensa que las distorsiones en el lenguaje son una
manifestación de los esfuerzos que el niño realiza para conservar el vínculo con la
figura de apego, aunque ello suponga la escisión de sus sentimientos y percepciones.
Esta autora, partiendo de la clasificación de patologías narrativas de Holmes, sugiere
algunas intervenciones: en los pacientes con patrón de apego rechazante el objetivo
sería una terapia que favoreciera la conexión con sus afectos; mientras que en los
pacientes preocupados lo fundamental es crear estructuras que les permitan modular los
estados emocionales. Fonagy sostiene que estas formulaciones son especialmente
valiosas en el caso de pacientes con apego desorganizado y no resuelto. Slade resalta la
conveniencia de que en el caso de pacientes con patrón de apego rechazante o
desorganizado, el tratamiento sea realizado por un terapeuta con apego seguro.
Slade considera necesario aplicar los hallazgos obtenidos a través de las investigaciones
del apego a la clínica de los niños puesto que en el caso de los niños el apego no
pertenece al pasado, sino que está presente en la actualidad. Además algunos conceptos
procedentes de la teoría del apego nos permiten profundizar en la representación mental
que la madre tiene del niño y de qué manera puede estar influenciada por la relación de
apego con su propia madre.
Alicia Lieberman
Fonagy atribuye a Selma Fraiberg el establecimiento de la terapia bebé-figura parental,
cuyo objetivo es tratar los trastornos de la relación en los tres primeros años. Lieberman
ha desarrollado este modelo de psicoterapia, articulando los aportes de la teoría del
apego con la psicoterapia madre-bebé de inspiración psicoanalítica.
Fraiberg alude a tres formas terapéuticas además del “insigth”: intervención breve de
crisis, orientación del desarrollo y tratamiento de apoyo. Según la teoría del apego, la
interacción entre el bebé y la madre es una ocasión privilegiada para observar el Modelo
de Funcionamiento Interno que tiene la madre, es habitual que ésta se identifique con su
bebé y aparezcan restos de su propia experiencia cuando ella era bebé. Las experiencias
internalizadas de apego temprano generan una estructura que sirve para clasificar y
codificar la experiencia de cuidar a un bebé. La actitud empática del terapeuta produce
modificaciones en los Modelos de Funcionamiento Interno; además una perspectiva que
contemple los principales conceptos de la teoría del apego nos ayuda a entender mejor a
los padres y nos proporciona una comprensión mayor acerca de cuál puede ser la
experiencia interna del bebé.
Capítulo 12: ¿Qué tienen en común las teorías psicoanalíticas y las teorías del apego?
En este capítulo Fonagy repasa los principales puntos de convergencia entre ambas
teorías.
El desarrollo de la personalidad se estudia mejor teniendo en cuenta el ambiente social
del niño.
Tanto Freud como Bowlby comenzaron el desarrollo de sus teorías partiendo de las
consecuencias que para el psiquismo tienen las carencias afectivas tempranas (Freud
1854, Bowlby 1944). Fonagy sostiene que Freud nunca abandonó por completo la teoría
de la seducción. Además, Bowlby no fue el primer psicoanalista en subrayar la
importancia de los factores interpersonales puesto que Ferenczi ya había destacado las
dificultades de los adultos para comprender el lenguaje del niño y las consecuencias que
se podrían derivar de ello.
Fonagy señala que desde ambos enfoques se considera la repercusión que las primeras
etapas tienen en el desarrollo posterior. En este sentido, menciona a Melanie Klein y a
Kohut; éste último ha relacionado el papel de la figura parental significativa de las
primeras etapas con el desarrollo de la autoestima.
Además tanto el psicoanálisis como la teoría del apego sostienen que la sensibilidad
maternal juega un papel decisivo en el desarrollo de la psique. Por una parte, la teoría
del apego incluye las características del cuidador y, desde otro punto de vista, el modelo
psicoanalítico contempla las consecuencias que esta cualidad parental tiene para el
desarrollo del self. El autor cita algunos términos psicoanalíticos para referirse a la
sensibilidad maternal: “contención”, “madre suficientemente buena” y “empatía”.
Desde los dos enfoques estudiados, se piensa que lo adecuado para que se dé un
desarrollo sano es un nivel moderado de comprensión, siendo necesario que el niño
experimente leves frustraciones.
Las bases cognitivas del desarrollo emocional
Mary Main y otros autores como Bretherton han profundizado y desarrollado la teoría
de Bowlby. Fonagy destaca la importancia que han tenido las investigaciones de Main
que han correlacionado la conducta del niño en la Situación Extraña con el discurso de
los padres, especialmente con la manera en que los padres se dirigen a los niños, lo que
ha llevado a la teoría del apego a incidir en la memoria procedimental.
Desde ambos enfoques las relaciones tempranas proporcionan un entorno favorable para
que puedan desarrollarse determinadas funciones psicológicas muy importantes.
Bretherton (1979) y Main (1991) consideran que el desarrollo de la función simbólica
depende de la interacción madre-niño. En este sentido, coinciden con los planteamientos
de Spitz y Bion, quienes afirman que es necesario un soporte emocional temprano para
que pueda tener lugar el desarrollo de ciertas funciones mentales.
Fonagy describe la mentalización como la capacidad para la representación mental del
funcionamiento psicológico del self y del otro. Hay evidencias empíricas de que la
seguridad del apego correlaciona positivamente con la capacidad de mentalización o
dicho de otra manera, con la capacidad reflexiva.
El autor considera que la discriminación entre los sucesos mentales y los sucesos del
mundo físico tiene lugar de una manera gradual. Al comienzo, en la mente del niño hay
equivalencia psíquica entre ambos tipos de fenómenos; más adelante, en el contexto de
una relación próxima y segura, el niño consigue integrar ambas perspectivas e ir
construyendo la realidad psíquica.
Para que el niño pueda alcanzar un sentimiento de sí mismo es necesaria la presencia de
una figura parental que pueda pensar sobre la experiencia mental de aquél. El autor
señala la correspondencia entre esta formulación de la teoría del apego y algunos
psicoanalistas. Por ejemplo Bion y Winnicott, al describir la función especular sostienen
que para que el niño pueda acceder a las relaciones interpersonales, es preciso que le sea
devuelta una versión más manejable de sus estados emocionales. Si la madre no es
capaz de responder adecuadamente y la función especular ha sido inadecuada, da lugar a
trastornos posteriores del desarrollo. La madre puede reflejar el estado emocional del
bebé pero sin modular. En este caso, el niño se abruma y ello da lugar a la equivalencia
psíquica. Otra situación opuesta es aquélla en que la madre ignora la ansiedad del bebé
y ello da lugar a que el niño desarrolle defensas disociadas. Dentro de una relación que
da contención y seguridad, la madre despliega una variedad de afectos ante la ansiedad
del niño, con el fin de proporcionarle una emoción de otro signo, de modo que al niño
se le transmite la idea de que no ocurre nada grave.
El papel del trauma como impedimento para la integración de los dos modelos de
realidad psíquica
En la actualidad hay estudios que apoyan la tesis de que el trauma es un factor
importante en la aparición de los trastornos límites de la personalidad. Fonagy considera
que cuando el trauma procede del cuidador, obstaculiza el proceso de mentalización.
Cuando el niño se asusta, un progenitor ha de tranquilizarle sin disimular sentimientos o
situaciones externas, sino transmitiéndole que los sucesos se pueden ver desde distintas
perspectivas y que él está a salvo. En el caso de niños traumatizados, no están seguros,
por lo que una comunicación en este sentido es errónea y conduciría a la disociación.
Martin y Hesse (1992) han enfatizado los perjuicios que puede ocasionarle al niño tener
una madre asustada. Cuando el niño percibe a la madre como alguien que se asusta
percibe al objeto como parte del self y vive su estado mental como peligroso.
En relación con el trauma, Fonagy describe una forma de funcionamiento que denomina
modelo de simulación: El trauma puede alterar funciones de representación y, de esta
manera, algunos niños tienen un pseudo-conocimiento de la mente de los demás, pero
ello va en perjuicio de su propio conocimiento.
La rigidez de los patrones de relación y la petrificación de los sistemas de
representación
Fonagy refiere la dificultad de mentalización que tienen los pacientes fronterizos, lo que
les lleva a una rigidez en la forma de relacionarse con los demás y a una dificultad en la
comprensión del mundo, por lo cual el cambio terapéutico se hace muy difícil. En el
momento en que la realidad no concuerda con su esquema les queda un sentimiento de
vacío. Además, sus relaciones interpersonales se hallan restringidas como también la
experiencia del self. Estos pacientes presentan la equivalencia psíquica, la realidad
psíquica adquiere para ellos un carácter objetivo, lo que les lleva a una incapacidad para
pensar en la existencia de otras perspectivas desde la cual contemplar el mismo suceso.
El concepto de apego
Los trabajos de Anna Freud acerca de los efectos causados en los niños por la
separación de sus padres, debido a la guerra revelan comportamientos de apego. A pesar
de ello, esta autora se mantuvo firme en las críticas a Bowlby.
Sandler pone de relieve que existe un deseo innato de seguridad.
La descripción realizada por Melanie Klein de la posición depresiva se corresponde con
el apego seguro en cuanto que supone la capacidad de integración de sentimientos de
amor y odio hacia la madre. Por otra parte, la posición esquizo-paranoide está
relacionada con conductas de apego inseguro o desorganizado.
La clasificación del apego
Fonagy continúa diciendo que autores procedentes del ámbito psicoanalítico han
descrito modelos de conducta que se asemejan mucho a los patrones descritos por los
teóricos del apego. En este sentido, cita a algunos autores como Rosenfeld, Balint y
Klein. El autor sostiene que el concepto psicoanalítico de identificación proyectiva nos
puede ayudar a comprender el patrón de apego desorganizado descrito por Main y
Solomon en 1990. Los niños con este tipo de apego muestran una actitud de control
hacia los cuidadores. Ello parece deberse al hecho de tener que tolerar un nivel
importante de confusión y de hostilidad por parte del cuidador, y con las imágenes
internalizadas de éste; el niño, al no poder integrar dichas representaciones, se ve
empujado a externalizarlas.
Capítulo 13: ¿De qué manera puede la teoría del apego beneficiarse de los “insights”
psicoanalíticos?
El autor sostiene que es necesario profundizar en las formas que el niño tiene de
distorsionar los sucesos exteriores y en las causas que determinan dichas alteraciones en
la percepción.
Frecuentemente, da la impresión de que los teóricos del apego consideran las categorías
de apego como entidades teóricas en lugar de como patrones de conducta, sin tener en
cuenta los procesos psíquicos que subyacen a dichos comportamientos.
Un enfoque psicoanalítico podría completar el aspecto biológico de la conducta de
apego. En este sentido dice Fonagy:
La proximidad del cuidador en un estado que sintoniza con el del niño, permite la
internalización de un estado mental que puede constituir la raíz de una representación de
segundo orden de este estado de ansiedad y, finalmente permite una comprensión
simbólica de los estados internos de la mente humana (pág. 198)
Además, el psicoanálisis puede aportar a la teoría del apego una mayor comprensión de
la psicopatología. Por ejemplo, la descripción de Kernberg de las personalidades
fronterizas puede articularse con los Modelos de Funcionamiento Interno. En este
sentido, Fonagy señala que sería conveniente que los investigadores del apego
profundizaran en la rápida alternancia de diferentes Modelos de Funcionamiento
Interno, que suele ir acompañada de inhibición de la función reflexiva.
Capítulo 14: Conclusión
En este capítulo, el autor nos brinda una síntesis de las principales ideas desarrolladas
en el libro acerca de la articulación entre teoría del apego y psicoanálisis. Como ha
quedado demostrado a lo largo del libro, ambos enfoques tienen fundamentos y
objetivos comunes, si bien unos y otros han mantenido las distancias. La teoría del
apego ha seguido una tradición próxima a la psicología experimental; interesándose
sobre todo en las clasificaciones del apego y alejándose de una tradición psicoanalítica
que estudia los trastornos severos de la personalidad. Este libro es un intento de
integración entre los modelos estudiados, y de mostrar los beneficios que podrían
resultar de ello.
Comentario personal
Considero que el libro de Fonagy nos aporta una visión bastante completa de los
principales avances realizados desde la teoría del apego y, al mismo tiempo, supone una
síntesis de autores psicoanalíticos, centrando su interés en aquellos conceptos que tienen
una posible relación con las investigaciones realizadas por Bowlby y sus discípulos.
Mi opinión es que es un libro didáctico en lo que respecta a la forma de presentación de
los capítulos. De manera ordenada, nos presenta las principales ideas del enfoque que
estudia, para pasar después a profundizar en los puntos de contacto y divergencias entre
el modelo en cuestión y el presentado por los teóricos del apego. Ello facilita la lectura
del texto y la convierte en atractiva.
Comparto con Fonagy el interés por la articulación entre teoría de apego y psicoanálisis,
puesto que creo que nuestra práctica clínica se vería muy beneficiada de esta relación.
Particularmente interesante me parece su teoría acerca del proceso de mentalización,
que considero supone un gran avance para el tratamiento de pacientes con trastorno
“borderline” de personalidad, los cuales presentan déficit de la capacidad reflexiva. En
concreto, me ha resultado sumamente valioso el concepto de equivalencia psíquica
descrito en el capítulo 12.
Por otra parte, me parece excelente el trabajo que están realizando algunos autores que
articulan el enfoque psicoanalítico con el de la teoría del apego. Pienso que todos estos
conocimientos son de un valor inestimable para la clínica infanto-juvenil.
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