USO DEL CASCO: no podemos lograrlo o no tenemos voluntad para hacerlo? Las siguientes reflexiones han sido hechas con la intención de que sean tomadas -por quienes tienen poder de decisión y acción- positivamente, como un humilde aporte de alguien que está “dentro” de la organización municipal y pretende un real mejoramiento de la imagen del Estado local y no como una crítica destructiva carente de toda finalidad. No he elegido el tema por gusto personal, por el contrario la temática del tránsito -y en particular del uso del casco o mejor dicho del NO USO del casco- se impone por sí sola, se instala, salta a la vista y me genera preocupación e impotencia, fundamentalmente porque creo que es solucionable. Tal vez sea demasiado tarde, lamentablemente se han perdido años preciados. Estoy convencida de que si en el primer año de esta gestión municipal (y de muchas otras) -que tantos éxitos ha logrado en otras Áreas- se hubiera encarado una política seria y sostenida en relación al famoso uso del casco, hoy podría estar cosechando otro éxito y ser éste orgullo y capital de todos los ciudadanos. Sin dudas el primer convencido de que es un tema urgente, que requiere ser encarado con el mayor de los esfuerzos, fundamentalmente por las muertes y graves lesiones que los accidentes cotidianos generan, debe ser la cabeza del Departamento Ejecutivo. Seguramente la cantidad de temas que ocupan la mente, tiempo y voluntad de trabajo de los Intendentes, no permitan poner al tránsito como tema prioritario en sus agendas; en ese caso deberían ser los mandos inferiores -en contacto más directo e inmediato con el caótico tránsito local- quienes logren imponerlo como un desafío y obligación impostergable. Se lo debemos a la población: a aquellos que están concientizados y a diario nos preguntan ¿y los controles? y también -y fundamentalmente- a quienes sin pensar que arriesgan su propia vida y la de sus seres queridos, se conducen tipo “Brigada Puma” de a tres y hasta cuatro personas en motocicletas, sin las menores medidas de seguridad, exponiendo a sus hijos de manera inentendible. Es un tema difícil de afrontar?, realmente creo que NO. Lo difícil es ser coherente y constante. En esto no hay recetas mágicas ni cosas “por inventar”, ni nuevas leyes u ordenanzas por sancionar. Sólo hay que cumplir y hacer cumplir las vigentes. Y no confundirnos: el Poder de Policía Municipal y en este caso concreto la obligación de controlar y lograr el uso efectivo del casco, es indelegable. No corresponde en absoluto el traslado a los particulares de nuestro deber de control. Ni el comerciante, dueño de una estación de servicios, ni el playero, son funcionarios municipales; imponerles el control del uso del casco por parte de los motociclistas que van a cargar combustible, no sólo es inconstitucional sino ridículo; ya que siguiendo esa línea de razonamiento podemos llegar al absurdo de que el playero controle el correcto funcionamiento de las luces, el estado de las cubiertas e incluso se le traslade el control de alcoholemia y por qué no también el cobro del impuesto al automotor. Quien debe educar y controlar es el Estado Municipal. Pero no sirven los “impulsos”, los arranques esporádicos (con secuestros masivos de gran impacto mediático pero de ningún éxito a largo plazo) intercalados por largos períodos de letargo y “descontrol”. Como en todas las cosas de la vida, para lograr una meta, hay que caminar, trabajar duro y parejo de manera constante. No podemos bajar de peso ayunando dos días y devorando los días siguientes; tampoco podemos obtener un título universitario estudiando como locos un mes y vacacionando los meses siguientes. Todo requiere un trabajo de hormigas. Tal vez no sea espectacular, no llame la atención de nadie, pero a la larga tenemos el resultado anhelado y es ahí donde el artículo del diario vale la pena porque anunciará que determinada gestión de gobierno logró elevar el porcentaje de uso de caso notablemente. Somos los ciudadanos capaces de cumplir las normas por convencimiento?, rotundamente NO, somos hijos del rigor como comúnmente se dice. Necesitamos que nos controlen y sobre todo que las consecuencias del incumplimiento sean duras y para todos por igual. Entonces los controles únicamente pueden servir y lograr resultados si cumplen con dos condiciones: 1.- Deben ser IGUALES: que nadie “zafe” por ser fulano, mengano, amigo, compañero o correligionario, el famoso “ley pareja no es rigurosa”. 2.- Deben ser CONSTANTES: no sirven los espasmos de grandes controles luego de grandes descontroles. Incluso, volver a secuestrar vehículos después de un parate genera más resentimiento y violencia en los motociclistas acostumbrados a circular libremente, saludando (obviamente sin casco) a los inspectores municipales que recibieron la orden de no secuestrar. Qué respeto puede tenerle el motociclista al agente del tránsito?, obviamente ninguno. Si los secuestros fueran algo cotidiano (todos los días varios, ningún día nada), capaces de ocurrir en cualquier día, horario y zona de la ciudad, no serían un tema de discusión: vehículo que no cumple con las medidas de seguridad o cuyo conductor no está habilitado para conducir, vehículo que se secuestra. No creo que en ningún país serio se estén cuestionando semejante cosa. El problema es que en la Argentina todo es motivo de discusión y debate; así llegamos al absurdo de infractores que en su descargo alegan que la Ley de Tránsito no dice que el casco debe ir puesto en la cabeza!!. Tal medida (“no secuestrar”), basada en la errónea idea de que quita votos, que no es popular, desprestigia enormemente a las Inspectorías Municipales, si es que alguna vez tuvieron algún prestigio. Tema aparte es el de los recursos humanos municipales; pero la culpa no es sólo de los inspectores. El ejemplo debe venir de arriba hacia abajo, sin duda las malas gestiones en las Áreas de Tránsito crean grandes vicios en los empleados y dan pésimos ejemplos (el cajoneo de actas por ejemplo). Las Inspectorías necesitan jefes que los inspiren y respalden, dándole seriedad y profesionalismo al trabajo del Área. Son los controles de tránsito una política de estado que desmejora la imagen del Gobierno?: NO, dudo que los cordobeses dejen de votar al actual Gobierno Provincial por el control del tránsito hecho en las rutas provinciales a través de la Policía Caminera. La gente cumplidora “pide” los controles, los incumplidores los “necesitan”, la población toda debe ser “cuidada”. No hay lugar para la demagogia cuando lo que está en juego es la vida. En esto del tránsito el Municipio cumple una función paternalista. Mal puede un padre educar a sus hijos si un día les exige que se hagan la cama al levantarse y laven sus dientes después de cada comida (por poner un ejemplo) y al otro no; tampoco logra hijos profesionales el padre que el día que está de mal humor les exige que estudien y luego en épocas de buenas ondas relaja dichas exigencias, dando todos los permisos sin requerir esfuerzo alguno a cambio. Espero y deseo realmente, pese a que el trabajo del Tribunal de Faltas se aumenta considerablemente con los “operativos”, que éstos se sostengan en el tiempo, aunque el 2011 sea un año electoral, de lo contrario seguiremos alimentando el sentimiento popular: “hay que pagar los aguinaldos”. Difícil para los que ponemos la cara en la atención al público, peligroso para quienes circulan por las calles. Dra:Lucía Ellese.-