VICIOS DE LA VOLUNTAD La voluntad en los actos jurídicos Teoría de la voluntad. Teoría de la declaración. Según el Art. 944, el acto jurídico es un acto voluntario, que no solamente implica voluntad en el sentido de realidad anímica con la concurrencia de la trinidad, sino también en cuanto es necesaria su declaración. La eficacia del acto jurídico depende indispensablemente de la voluntad interna. Teoría de la voluntad: la voluntad en si misma, en cuanto realidad interna, debe ser la que produce verdaderamente los efectos jurídicos que el acto esta destinado a producir. Teoría de la declaración: la declaración sin más habrá de producir los efectos jurídicos que el acto está destinado a producir, sin que importe que esa declaración sea incongruente, discordante, divergente con la realidad anímica, con la verdadera voluntad. En el derecho primitivo (romano) prevalecía la declaración, importaba la consagración de la formula aunque esta estuviese vacía de contenido anímico. Luego, en el derecho romano codificado se destaca la importancia de la intención, la coincidencia de las voluntades internas de los contratantes. El pensamiento jurídico actual, evidentemente recoge un extenso desarrollo del derecho romano codificado, reelaborado y adaptado a las nuevas épocas. Predomina entonces la teoría de la voluntad pero otorgándole varias concesiones a la teoría de la declaración, debido a las ineludibles exigencias del tráfico jurídico y por la necesidad de dispensar amparo jurídico a los terceros de buena fe. Teoría de la responsabilidad. Afirma que nunca habrá de bastar la sola declaración sin más, en cuanto provenga del declarante que fue quien la emitió. Es necesario también que el declarante que se obliga ante los demás tenga conciencia del contenido de su declaración. La declaración producirá sus efectos en todos los casos en que el declarante tenga conciencia de su contenido, o bien si no la tuvo, solo lo fue por culpa al imputable (ej: error excusable). Vicios de la Voluntad. La voluntad jurídica es “la voluntad sana y manifestada que genera, modifica transforma o extingue el derecho o relación jurídica”. Para que la voluntad sea sana es necesario que estén presentes los tres elementos constitutivos: discernimiento, intención y libertad. De lo contrario se incurre en los vicios, que son: de la intención, el error o ignorancia y el vicio del dolo; de la libertad, la violencia ya sea física o moral: intimidación y la fuerza física irresistible. Error de derecho. El error de derecho implica la ignorancia o el error en cuanto recae directa o inmediatamente sobre la norma jurídica aplicable a una determinada situación o relación jurídica. Dicho error perjudica y es inexcusable. Art. 923: La ignorancia de las leyes, o el error de derecho en ningún caso impedirá los efectos legales de los actos lícitos, ni excusará la responsabilidad por los actos ilícitos. Esta regla de inexcusabilidad encuentra su fundamento en el principio de obligatoriedad de la ley. La única posibilidad de excepción existe por imperio del art. 20: La ignorancia de las leyes no sirve de excusa, si la excepción no esta expresamente autorizada por la ley. Art. 3428: El poseedor de la herencia es de buena fe cuando por error de hecho o de derecho se cree legítimo propietario de la sucesión cuya posesión tiene… Error de hecho. El error de hecho recae sobre la situación de hecho regida por una norma jurídica. Dicho error no perjudica y se admite su excusabilidad. Art. 929: el error de hecho no perjudica, cuando ha habido razón para errar, pero no podrá alegarse cuando la ignorancia del verdadero estado de las cosas proviene de una negligencia culpable. Art. 930: en los actos ilícitos la ignorancia o error de hecho solo excluirá la responsabilidad de los agentes, si fuese sobre el hecho principal que constituye el acto ilícito. Error esencial. El error constituye una causa de invalidez, solamente como vicio de la voluntad, y puede ocasionar la anulabilidad o anulación de un acto. El único error que puede concurrir a la invalidez de un acto es el error esencial. Por su parte, el error accidental no invalida el acto. - E. sobre la naturaleza del acto jurídico: Art. 924: el error sobre la naturaleza del acto jurídico anula todo lo contenido en el. - E. sobre la persona: Art. 925: es también error esencial y anula el acto jurídico el relativo a la persona, con la cual se forma la relación de derecho. 1 E. sobre la cualidad de la cosa: Art. 926: el error sobre la causa principal del acto o sobre la cualidad de la cosa que se ha tenido en mira, vicia la manifestación de la voluntad y deja sin efecto lo que en el acto se hubiere dispuesto. - E. sobre la identidad del objeto: Art. 927: anula también el acto, el error respecto al objeto sobre que versare habiéndose contratado una cosa individualmente diversa de aquella sobre la cual se quería contratar , o sobre una cosa de diversa especie, o sobre una diversa cantidad, extensión o suma, o sobre un diverso hecho. El error accidental no invalida el negocio jurídico. - Dolo como vicio de la voluntad. Acepciones del vocablo dolo: - Dolo elemento subjetivo constitutivo de culpabilidad: art. 506: “el deudor es responsable al acreedor de los daños e intereses que a éste resultaren por dolo suyo en el cumplimiento de la obligación”. - Dolo Delictivo: art. 1072: “el acto ilícito ejecutado a sabiendas y con intención de dañar la personas o bienes de otro se llama delito”. Dolo vicio de la voluntad: es el error provocado. Art. 931: acción dolosa para conseguir la ejecución de un acto, es toda aserción de lo que es falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee con ese fin. Art. 933: la omisión dolosa causa los mismos efectos que la acción dolosa cuando el acto no se hubiera efectuado sin la reticencia u ocultación dolosa. Art. 932: para que el dolo haya de invalidar el negocio jurídico será imprescindible que concurran estas circunstancias: - que el dolo haya sido grave - que haya sido la causa determinante de la acción - que haya ocasionado un daño importante - que no haya habido dolo por ambas partes. La fuerza y el temor. La fuerza física irresistible, en cuanto recae sobre quien la padece a modo de reducirla a un mero instrumento pasivo de la voluntad de otro, invalida el acto jurídico, y el mismo es considerado antivoluntario. Art. 936: Habrá falta de libertad en los agentes, cuando se emplease contra ellos una fuerza irresistible. Intimidación: Art. 937: habrá intimidación cuando se inspire a uno de los agentes por injustas amenazas, un temor fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona, libertad, honra o bienes, o de su cónyuge, ascendientes o descendientes. Requisitos: 1- injustas amenazas 2- temor fundado 3- mal inminente y grave 4- las amenazas deberán racionalmente haberle hecho una fuerte impresión al amenazado. Art. 938: “la intimidación no afectará la validez de los actos sino cuando por la condición de la persona, su carácter, hábitos o sexo, pueda juzgarse que ha debido racionalmente hacerle una fuerte impresión”. Injustas amenazas: son aquellas amenazas constituidas fuera del uso normal de un derecho, es decir, haciendo un uso abusivo del propio derecho sobre otro. Temor fundado: No basta un vano temor, sino un temor explicable, que deje la impresión de que el intimidado se ha visto turbado, alterado en tal manera en su ánimo como para ceder en perjuicio de sus propios intereses, frente a la coacción moral o a las amenazas injustas. En la apreciación del temor fundado se juzgarán las condiciones particulares del caso. El temor reverencial no es causa suficiente para anular los actos. 2