EL PAPEL DE LA ESCUELA Y LA FAMILIA EN LA ANIMACIÓN Y EL APRENDIZAJE DE LA LECTURA* Sonia G. Beltrán y José A. Téllez Facultad de Educación. UNED 1. Introducción Llevábamos ya algunos años trabajando el tema de la lectura, pero seguíamos teniendo algunas dudas. Revisiones de artículos, últimas publicaciones, mucho de lo que se publicaba sobre lectura caía en nuestras manos e intentábamos desentrañarlo con objeto de comprender un poco mejor cómo se comprende, cómo se lee y cómo se enseña a leer. Estos acercamientos, sobre todo en nuestros primeros momentos, los hacíamos muy centrados en las aportaciones que la psicología cognitiva nos ofrecía, pero como ya veréis la práctica del aula nos llevó a replantearnos y matizar prácticamente todo lo que la psicología cognitiva nos había dicho, y lo mejor de todo, nos ayudó a hacernos nuevas preguntas y a abrir de un modo increíble nuestra visión de la lectura. Uno de los aspectos esenciales que nos encontramos (además de las dificultades de lectura en el aula y de la gran cantidad de factores influyentes en el aprendizaje, tanto personales como del contexto educativo de los alumnos; porque sobre todo nos interesaba la relación que se da entre lectura y aprendizaje) fue el de la animación a la lectura, es decir, el de descubrir el placer por la lectura. En este trabajo queremos concretar algunas de estas ideas. Para ello comenzaremos clarificando qué entendemos actualmente por lectura, y decimos “actualmente”, porque quizás, con un poco de suerte y de trabajo, en poco tiempo tengamos una visión algo distinta. Para clarificar este concepto recurriremos a una de las fuentes “más expertas” que en el tema del aprendizaje y de la animación a la lectura hemos encontrado. Posteriormente, y después de señalar algunos conceptos y procesos afines, relacionados con la animación a la lectura como son: qué entendemos por buen lector, por hábito lector, cómo descubren los niños el libro y cómo se pierde ese gusto por la lectura; señalamos algunas pautas de actuación que podemos tener presentes para la intervención con nuestros alumnos tanto desde la escuela como desde la familia. * Beltrán, S. G. y Téllez, J. A. (2002): El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura. En D. del Río, B. Álvarez, S. G. Beltrán y J. A. Téllez: Orientación y Educación Familiar. Madrid: UNED / Colección Actas. El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) 2. Qué es leer y qué implica la lectura En este apartado procuraremos concretar qué es la lectura. Para ello, en principio analizamos algunas definiciones que nos ayuden a delimitar que entendemos por lectura, para posteriormente concretar, un modelo explicativo de la lectura, el modelo interactivo-contextual que nos ayudará a precisar el conjunto de procesos que consideramos están detrás del proceso más global que es la lectura. 2.1. Qué es leer: la visión de los expertos El primero de nuestros expertos en el tema es un alumno de quinto curso de Educación Primaria que nos ayuda a descubrir uno de los aspectos esenciales que pueden ofrecer los textos: los textos fundamentalmente nos cuenta historias que nosotros recreamos. ¿Podríamos encontrar una mejor manera de definirla que esta?: “Para mí la lectura es... son palabras que nos cuenta una historia” Otro de nuestros expertos nos ayuda a concretar cuáles son los aspectos motivacionales que están implicados en la lectura. Aspectos que desde los planteamientos cognitivos que acogimos en nuestros inicios cobraban poca importancia. Igualmente nos ayuda a concretar la funcionalidad de la lectura: la lectura es útil en cuanto que nos sirve para algo. De este modo, podemos encontrar distintas funcionalidades de la lectura, lo que nos gusta denominar como el para qué de la lectura. Nuestra experta nos dice: “Leer es un rollo no me gusta.... Mealluda a.... los bidiojuegos”. Una nueva definición nos vuelve a plantear la importancia del para qué de la lectura, que como vemos puede ser muy variado. Además nos encontramos con otros aspectos que parecen preocupar a los alumnos y lleva a plantearnos los distintos tipos de lectura, en este caso, el de la lectura en voz alta. Podríamos comentar mucho sobre cuál es el tratamiento que hacemos de ésta en el aula, con qué objetivos la trabajamos y cómo la trabajamos. Lidia, en este caso nos dice: “Para mi la lectura es importante porque si sabes leer puedes llegar a mucho y en clase me pongo nerbiosa y parece que no se leer iporeso me pone mala nota Migel”. Del mismo modo, Aroa, nos vuelve a señalar la importancia de la motivación, los intereses y el placer de la lectura. De nuevo el para qué de la lectura cobra importancia en cuanto nos facilita el aprendizaje, y por otro lado nos resalta la importancia de la práctica. Más adelante comentaremos la importancia de automatizar los procesos básicos decodificadores que permiten centrar todos nuestros recursos cognitivos a elaborar el significado del texto. De este modo, nos dice: “Para my leer es un entretenimiento que puedes aprender mucho es muy importante porque cuando tienes practica entiendes lo que el libro quiere decir y si te preguntas y has prestado atención so -2- El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) sabrás muy bien, de los libros puedes aprender todo lo que tu quieras siempre y cuando estes interesado o te interse leer”. Otro de nuestros expertos nos dice: “Te alluda a bocalizar la falta de ortografia no me gusta leer”. De nuevo, el interés y la motivación hacia la lectura, y por supuesto su funcionalidad: leer te ayuda automatizar todos los procesos lectores, a facilitar la fluidez lectora y ha adquirir un mayor vocabulario que se ve reflejado en la reducción de errores ortográficos. Por su parte, Rocío, nos dice: “Para mi la lectura es, es muy importante y divertida, puedes aprender de ella, de sus historias, su autor y lo dibertido que es. No se me ocurre poner mas cosas, tengo la memoria en blanco”. De nuevo, la importancia de la motivación, la diversión del acto lector, y su para qué, que también nos facilita el aprendizaje. Vemos quizás la influencia de la elaboración de las fichas de lectura que probablemente el profesor pide realizar a sus alumnos. Y por último, y por no extendernos más, tenemos la definición de Melina, de diez años, al igual que el resto de sus compañeros, que nos dice: “Leer es muy importante para nuestro vocabulario y tener cada vez menos faltas de ortografía. También es muy bueno saber apreciar lo que leemos, no tener prisa al leer porque podemos tener muchas equivocaciones y tambien es muy bueno leer con frecuencia. A mi me gusta mucho leer por las noches y tardes (cuando puedo). Equivocaciones podemos tener muchas, dire algunas: no fijarte en las tildes y decir cosas que no son, leer rápido y saltarte letras, no entender lo que lee, etc... También es bueno hacer fichas después de leer un libro porque recuerdas lo que lees y como se han escrito las palabras y donde van las comas. Lo único que quiero es que toda la gente lea pero cada uno tiene sus gustos”. Como vemos, definición de libro. Cabe resaltar de nuevo el interés que tiene esta alumna por la lectura, interés que se ve reflejado en el hábito lector que tiene (A mi me gusta leer por las noches y tardes (cuando puedo) y en la necesidad que nos recuerda de disfrutar y apreciar todo lo que leemos. Por otro lado, de nuevo resalta la importancia de leer frecuentemente, lo que puede facilitar la adquisición de nuevo vocabulario, de reducir las faltas de ortografía, de aprender dónde se ponen las comas... Y la necesidad de estructurar de algún modo el trabajo de la lectura; en este caso, nos señala su experiencia cercana, la importancia de realizar fichas. Y por último, destacar uno de los -3- El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) aspectos fundamentales que la psicología cognitiva nos ha traído en las últimas décadas, la metacognición de la lectura, es decir, la importancia de supervisar todo el proceso de lectura, de tener una conciencia adecuada de todas las dificultades que se plantean y de tener posteriormente recursos suficientes que ayuden a dar solución a esos problemas. Como hemos visto, en estas definiciones hemos encontrado mucho de los procesos que están implicados en la lectura: la necesidad de automatizar los procesos básicos y de la práctica para agilizarlos; los distintos objetivos con los que podemos leer: leer por ocio, para buscar información, extraer una idea general, aprender... pero siempre con un nexo común que es la comprensión. Igualmente cabe resaltar los distintos tipos de lectura que se dan: nos señalaban la lectura en voz alta, pero además podemos recordar otros tipos como la lectura silenciosa, la lectura de imágenes, lectura rápida, crítica, inferencial, etc. Resaltar esta última aportación cognitiva que nos hacía Melina con respecto a la metacognición y sobre todo la importancia de la motivación, los intereses y distintos gustos lectores que todos tenemos, y que debemos respetar. 2.2. Un modelo explicativo: el modelo interactivo-contextual. Procesos implicados en la lectura Para complementar las aportaciones realizadas por estos alumnos, queremos concretar algo más cuáles son todos los procesos que parecen estar implicados en la lectura. Para ello previamente señalamos un modelo explicativo de la lectura, que hemos quedado en denominar interactivo-contextual (Beltrán y Téllez, 2001). En el siguiente esquema, de manera simplificada, se concretan los elementos esenciales que incluye. UN MODELO EXPLICATIVO: “Interactivo-Contextual” CONTROL Y SUPERVISIÓN METACOGNITIVA MEMORIA SENSORIAL Procesos ascendentes MEMORIA DE TRABAJO Procesos descendentes MOTIVACIÓN Y VARIABLES AFECTIVAS CONTEXTO SOCIO-EDUCATIVO -4- MEMORIA A LARGO PLAZO El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) Históricamente, desde la psicología, se han dado distintos modelos explicativos de la lectura. Inicialmente se dieron los modelos ascendentes, que básicamente se centraban en los procesos perceptivos (se perciben las letras, éstas se agrupan para formar sílabas, a su vez forman palabras y estás las unimos hasta extraer el significado que tienen las oraciones y el texto global). Estos modelos tuvieron una vigencia limitada, hasta que se comenzaron a plantear otros procesos que cobraron una gran importancia, nos referimos a las inferencias. El almacenamiento de conocimiento y su posterior activación, por las claves del texto (títulos, imágenes, etc) pueden ayudar a predecir de qué va a tratar el texto. Pero estos modelos, igualmente, cayeron en la osadía de pensar que básicamente esos procesos inferenciales eran los únicos que se daban en de la lectura. Mas tarde, se comprobó que todos los procesos implicados en los modelos ascendentes como los descendentes eran necesarios. De este modo, surgen los modelos interactivos, que pretenden integrar las aportaciones de los anteriores y en cierto modo ampliarlos. Así se llegan a concretar una serie de procesos que están implicados en el procesamiento del texto, los esenciales son 1 : • • • • • • Establecer el propósito de la lectura (el “para qué” explicado por nuestros alumnos. Leemos de manera distinta dependiendo del objetivo que nos planteemos). Activación del conocimiento previo. La realización de inferencias. La detección y elaboración de la estructura del texto (textos narrativos y expositivos). La detección de las ideas principales y secundarias, y establecer las relaciones de subordinación que se den entre ellas. La supervisión y control del proceso de lectura, y el uso de las adecuadas estrategias correctivas. Desde los modelos interactivos, se concretan la gran mayoría de los procesos que el lector pone en marcha para leer un texto, pero se olvidan todas las variables contextuales (familiares, escolares, sociales) que pueden incidir en el desarrollo de la lectura, en la actitud que tenemos hacia ella y el uso que hacemos de ella, así como las variables motivacionales y afectivas que están implicadas en todo el proceso. En el cuadro de la página siguiente, se concretan todos los procesos que consideramos están incluidos en el proceso más global que es la lectura Con este modelo, pretendemos tener una visión un poco más amplia de qué es la lectura, y articular, en cierto modo, todas las variables que están implicadas en un buen desarrollo lector, lo que nos puede servir tanto para realizar una buena evaluación, como para dar algunas pautas concretas de intervención. El resto de este trabajo, lo dedicamos a las variables motivacionales y afectivas, y a dar algunas sugerencias que tanto desde el contexto escolar como familiar pueden ayudar a favorecerlas. 1 Una amplia revisión de los modelos explicativos de la lectura y de todos los procesos que desde los modelos interactivos se plantean la puede encontrar en Repetto, Téllez y Beltrán (2002) y Téllez (2000). -5- El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) PROCESOS IMPLICADOS EN LA LECTURA METACOGNICIÓN PERCEPCIÓN -Ruta visual - Procesamiento léxico, 0 sintáctico y semántico -Ruta fonológica - Propósito de la lectura (Atención, orientación espacio-temporal, Saccades, regresiones, etc.) INTEGRACIÓN DEL CONOCIMIENTO COMPRENSIÓN - Relaciones entre el conocimiento previo y la nueva información - Activación de Conocimiento previo - Realización de inferencias - Estructura de los textos (idea principal, secundarias, relaciones entre ellas) - Supervisión y control del proceso de lectura - Evaluación final MOTIVACIÓN, AUTOCONCEPTO, etc. VARIABLES CONTEXTUALES • Ambiente socio-familiar • Interacción profesor-alumno, clima de aula, etc. Metodología de enseñanza, principios de intervención, evaluación de todo el proceso • -6- El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) 3. ¿Qué entendemos por buen lector? Si le preguntáramos a usted qué entiende por buen lector, ¿qué nos contestaría? Esta pregunta la hemos realizado ya a algunos maestros, pedagogos, psicólogos, psicopedagogos, alumnos, y a gente de la calle que no tienen nada que ver con la educación; en la mayoría de los casos hemos recibido la misma respuesta. La mayoría de la gente suele pensar que un buen lector es aquella persona a la que le encanta la lectura, que devora los libros, que disfruta con ellos, que se acuesta a las cuatro de la mañana con un libro entre las manos. Todos ellos conocen a alguno, o ellos mismos lo son. Como vemos la idea de buen lector suele estar muy relacionada con la de hábito lector y con la del placer y disfrute de la lectura. Cuando se nos plantea esta íntima relación entre hábito lector y buen lector, siempre preguntábamos, y le preguntamos también a usted: si no se considera un buen lector... ¿nos puede explicar cómo es capaz de comprender todo lo que hasta ahora le hemos ido contando? Entonces es cuando comienzan a aparecer los matices, el buen lector es el que comprende correctamente un texto, es aquel que es capaz de entresacar algunas ideas que no están explícitas en el texto, que puede buscar una información concreta que necesita, que es capaz de tener una actitud crítica ante lo que nos dice el autor... Como ya hemos visto, en la lectura están implicados una gran cantidad de procesos que debemos de utilizar de manera más o menos fluida, y que no siempre los utilizamos del mismo modo. La capacidad estratégica del lector, de adaptabilidad a los distintos objetivos que se plantea, a las distintas exigencias que el contexto le puede suponer, es uno de los rasgos más específicos del buen lector. Es decir, tener una serie de recursos que se utilizan en función de unos objetivos muy específicos.2 Esta diferenciación comenzamos a planteárnosla cuando preparábamos unos cursos de formación para profesores, en los que trabajábamos muchas de estas ideas: animación a la lectura, dificultades de lectura, estrategias de lectura. Y lo cierto era que, aunque llevábamos ya algunos años sin regalarnos el placer y satisfacción que un buen libro te puede dar a altas horas de la noche, nos considerábamos buenos lectores, pero en cierto modo teníamos también hecha esa asociación entre buen lector y placer por la lectura. ¿Cómo podíamos estar delante de un grupo de profesores, hablándoles de lo importante que es la lectura, de los beneficios que conllevan, de que deben llegar a fomentarla en sus alumnos, sin tener nosotros actualmente ese enganche desmedido hacia la lectura? Entonces fue cuando empezamos a recordar un poco nuestra historia como lectores. Cuando de adolescentes, y quizás un poco más, sobre todo, devorábamos los libros; cualquier cosa que caía en nuestras manos la leíamos con un ansia incontrolable. Las inquietudes de la edad te hacían buscar todo aquello, algunos libros de filosofía, temas y autores que te encantaban y a los que perseguías por todas las librerías. A esa edad, nuestras necesidades eran muy concretas, nuestras necesidades 2 Esta conceptualización está muy relacionada con el concepto de estrategia de aprendizaje, y por tanto, con el de estrategia de lectura. Para profundizar puede consultar los trabajos de Monereo y Castello (1997), de Pozo y Monereo (1999), Quintanal y Téllez (1999-2000, 2001) y de Solé (1998). -7- El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) debíamos cubrirlas y a esa edad, sí nos acercábamos un poco más a esa idea de buen lector que todos tenemos en mente. Pero nuestro hábito lector se fue perdiendo, y se fue perdiendo porque nuestras inquietudes, nuestras necesidades y experiencias fueron cambiando. Nuestros hábitos lectores fueron cambiando, ya no buscábamos a esos autores que tanto nos decían, ahora buscábamos a otros que estaban más cercanos a nuestros intereses profesionales. Nuestras circunstancias personales también fueron cambiando y el terreno profesional comienza a convertirse en el centro de todo. El formarnos era nuestra inquietud y la lectura, durante esa etapa respondió a esa inquietud. Seguíamos siendo buenos lectores, pero por la noche lo que necesitábamos era descansar. Nuestra historia personal la podríamos continuar, y contaros un poco más como hemos llegado a necesitar de nuevo esos momentos que la lectura nos brindó ya hace algunos años y cómo hemos comenzado, de nuevo, a buscarlos. Pero, como diría Michael Ende, esa es otra historia y debe ser contada en otro momento. Por eso, sí que le invitamos a que reflexione, recuerde, comente su propia historia como lector con otros. No se sienta mal si es que nunca ha tenido un encuentro íntimo con los libros, porque como ya hemos visto la lectura debe responder a sus necesidades e intereses personales. Pero sí le animaríamos, si es que no lo ha experimentado, a que empiece a contar cuentos a los niños que tiene cerca; verá como usted, como contador, así como el niño o niños que tiene delante, como espectadores encantados, comienzan a descubrir el placer que el libro les puede regalar. 4. Encuentro, pérdida y reencuentro del libro Continuamos con la invitación anterior: contar cuentos, leer cuentos, historias... Esta invitación nos la hizo hace algún tiempo un profesor de instituto llamado Daniel Pennac, y no nos la hizo directamente en una cafetería una tarde en la que hablásemos sobre lectura, nos la escribió en un magnífico libro3, en el que, sin la metodicidad que nos puede dar la psicología o cualquier otra ciencia, nos lleva a descubrir aquello que hay de vida en la lectura, nos lleva a repensar nuestras historias personales y la de nuestros niños, viendo así cómo se llega a descubrir el libro cuando somos pequeños, cómo se puede perder ese afán por ellos y cómo favorecer un reencuentro o un encuentro gozoso con los libros. Algunos fragmentos de esta obra nos puede dar algunas pistas: “En un primer momento –nos decía Daniel- sólo pensábamos en su placer. Sus primeros años nos llevaron al estado de gracia. El arrobamiento absoluto delante de aquella vida nueva nos otorgó una suerte de talento. Por él, nos convertimos en narradores. Desde su iniciación en el lenguaje, le contamos historias. Era una cualidad que no conocíamos en nosotros. Su placer nos inspiraba. Su dicha nos daba aliento... Un auténtico lector en suma. Ésa era la pareja que formábamos entonces, él el lector, ¡oh, qué pillo!, y nosotros el libro, ¡oh, qué cómplice!” (pp. 15-16). 3 El libro de que hablamos se titula Como una novela, y por supuesto, aunque estamos totalmente de acuerdo con la primera frase de este libro: “El verbo leer no soporta el imperativo”, sí que le obligaríamos a leerlo. -8- El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) “Gratuito. Así es como él lo entendía. Un regalo. Un momento fuera de los momentos. Incondicional. La historia nocturna le liberaba del peso del día. Soltaba sus amarras. Se iba con el viento, inmensamente aligerado, y el viento era nuestra voz. Como precio de ese viaje, no se le pedía nada, ni un céntimo, no se le exigía la menor contrapartida. Ni siquiera era un premio... Aquí, todo ocurría en el país de la gratuidad” (p. 32). “La escuela llegó muy oportunamente. Cogió el futuro en su mano. Leer, escribir, contar... Al comienzo, él se entregó con auténtico entusiasmo. ¡Qué bonito era que todos aquellos palotes, aquellas curvas, aquellos redondeles y aquellos puentecitos formaran, reunidos, letras! Y aquellas letras juntas, sílabas, y aquellas sílabas, una tras otra, palabras, no salía de su asombro. ¡Y que algunas de aquellas palabras le resultaran tan familiares, era mágico! Mamá, por ejemplo, mamá, tres puentecitos, un redondel, una curva, otros tres puentecitos, un segundo redondel, otra curva, resultado: mamá. ¿Cómo recuperarse de esta maravilla?” ... “No es una combinación de sílabas, no es una palabra, no es un concepto, nos es una mamá, es su mamá” (p. 38-40). “¿Creíamos que a un niño le bastaba con disfrutar de las palabras para dominar los libros? ¿Pensamos que el aprendizaje de la lectura nos venía dado, como los de la marcha vertical o el lenguaje..., otro privilegio de la especie, en suma? En cualquier caso, es el momento que elegimos para poner fin a nuestras lecturas nocturnas” (p. 43). Muchas ideas nos susurra Daniel en su libro, además de éstas nos señala: algunas dificultades con las que se pueden encontrar los padres; cientos de factores que parecen ir en contra del libro; actuaciones que pueden resultar contrarias al objetivo que perseguimos; algunas ideas que nos ayuden a alimentar el entusiasmo; algunas ideas para los profesores de secundaria; y una decena de derechos que debemos permitir a nuestros alumnos, del mismo modo que nosotros buenos lectores nos los permitimos, si es que queremos que ellos lleguen a encontrar o reencontrar el mundo o los mundos posibles que los libros esconden, las sensaciones y los pensamientos posibles que los libros despiertan. Ah! Una última cosa, conociendo a Daniel te podemos decir que seguro que no le importa compartir contigo las ideas que tiene; quizás, a ti, sí te las cuente en una cafetería. 5. La animación a la lectura Hasta ahora estamos hablando de un encuentro, de una reconciliación con el libro. Sería este el objetivo fundamental que nos plantearíamos cuando hablamos de animación a la lectura; conseguir buenos lectores, en el sentido primero que hemos señalado. Es decir, personas que devoran los libros, porque en ellos encuentran grandes posibilidades, porque en ellos obtiene la respuesta a sus intereses, a sus necesidades. Y antes de empezar, una pregunta: ¿todos deben llegar a ser maravillosos lectores? Ya podemos comenzar. -9- El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) 5.1. El protagonista de la animación a la lectura Cuando hablamos de animación a la lectura, podemos llegar a pensar que el protagonista, el centro de todas las actividades que podamos desarrollar, es el libro. Él es el centro de todo: semanas del libro, bibliotecas escolares, cientos de actividades lúdicas y maravillosas que tienen como centro el libro. Pero si repensamos un poco el objetivo que buscamos, el libro quizás sea el fin, quizás pueda ser un medio, pero lo que realmente buscamos es que el otro lo descubra, lo disfrute. Es el otro, el verdadero protagonista, el niño que tenemos cerca, en casa o en el aula, o cualquier otra persona a la que deseamos llegue a conocerlo y entablar una larga conversación que enraice en una profunda amistad. Esta importancia de la persona, nos la planteamos desde dos puntos de vista que realmente están muy relacionados. Por un lado, tanto en la escuela, como en la familia, debemos conseguir que el niño se sienta aceptado, querido. Favorecer una adecuada percepción de sí mismo, que se sienta capaz, con ganas de aprender, de descubrir, de pensar. En este apartado desarrollaríamos todo lo relacionado con la autoestima, el autoconcepto, la motivación. Debemos sobre todo cuidar la persona. Y por otro lado, y dado que la lectura hemos dicho que sobre todo debe responder a las inquietudes y necesidades personales, debe ayudar a despertarlas. La animación a la lectura debe convertirse en un juego que lleve a despertar la curiosidad y que ayude a conocerse uno mismo. Si somos capaces de despertar esa curiosidad, el resto lo hará directamente el niño, o esa persona de la que hablábamos, por el deseo de dar respuesta a sus inquietudes, a sus necesidades. 5.2. Qué hacer: algunas sugerencias para padres y maestros Siguiendo lo dicho, debemos conseguir un primer acercamiento, mostrar al niño o al adolescente, qué es lo que el libro le puede dar, que lo descubra o lo reencuentre. Por otro lado, debemos despertar los intereses que todos tenemos y despertar la curiosidad y la necesidad de dar respuesta a esos intereses. Pero... ¿cómo despertar el interés? ¿cómo despertar la curiosidad? ¿cómo favorecer el conocimiento del libro, ese gran desconocido que a veces asusta o parece no traer nada bueno? Estas preguntas sabemos que son difíciltes de responder, y nos plantean muchas dudas... ¡qué sencillo sería si todos los problemas tuvieran solución!, pero sabemos que no es así, y sabemos que estas preguntas a veces no tienen una única respuesta que resulta adecuada para todos aquellos a los que les deseamos se hagan amigos del libro. Por eso, en principio sólo podemos dar algunas ideas que debemos ir adaptando a cada cual. Cuatro son, aunque son inseparables, las ideas esenciales que vamos a señalar: la gratuidad de Pennac, la necesidad de ser un buen modelo, el contagio de los intereses y la curiosidad. - 10 - El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) La gratuidad de Pennac. Tenemos que dar de leer y esperar, sin pedir nada a cambio. No medir avances, no controlar la competencia. Sólo hay que dar y esperar. Tenemos que dar tiempo a que el otro descubra lo de bueno que hay en la lectura, lo que le puede ofrecer, lo que le ofrece. No debemos pedir nada a cambio. Dar de leer, significa eso, dar de leer. Retomar las lecturas nocturnas con nuestros hijos, leer nosotros en clase y olvidarnos un poco del programa que tanto nos atosiga, leer al oído a nuestra pareja una tarde de lluvía que era imposible salir a la calle. Y no pedir nada a cambio, significa eso, no pedir nada a cambio. No pedir que nos haga un resume, que nos explique que quería decir esta frase o este fragmento. Ir dejando que la magia vaya naciendo. Nos encanta una de las frases de Pennac, en la que recoge esplendidamente esta idea: dejamos ser sus contadores y nos convertimos en sus contables; ¡ahí... que cambio más nefasto! Los intereses, las aficiones se contagian como un buen resfriado ¿Por qué a unos les gusta pintar, a otros escribir, a otros correr, a otros leer, a otros charlar con los amigos, a otros jugar, a otros la física... (así podríamos continuar un buen rato y seguro que olvidaríamos su afición)? Esta es otra pregunta que solemos realizar a los profesores a los que van dirigidos nuestros cursos: ¿conocéis a alguien que tenga una gran afición? Y todo el mundo conoce a alguien y todo el mundo coincide en que a ese alguién le brilla la mirada cuando hace aquello que le gusta, cuando habla de su afición, desprende una ilusión, un disfrute especial que casi es contagioso. Da gusto tener cerca a una persona así, da gusto verlos disfrutar. Unos con su guitarra, otros con su pintura, otros con sus plantas, otros... Y a nosotros que estamos cerca, casi nos dan ganas de ponernos a ello, sólo faltaría que nos dejara el píncel y seguro que nos poníamos a ello con el mismo entusiasmo que él mismo. Con la lectura, pasa algo parecido. Pero ya nos vamos a la tercera idea. Ser buenos modelos Y siguiendo con lo que decíamos, ¡cómo disfrutamos con esos libros!, cómo se nos puede escapar una sonrisa picara por un comentario burlón del escritor, unas lágrimas de risa por unas situaciones inverosímiles, unas lágrimas de tristeza porque realmente llegamos a sentir pena... Todo eso, no lo ve el que está cerca nuestra. En ocasiones lo tenemos que hacer saber. ¿Cuántas veces hemos hablado, con nuestro hijo o con nuestros alumnos, de un libro que nos encanta, por todas esas sensaciones que nos despertó? La verdad que muy pocas, o ninguna. Es necesario que ellos vean que realmente disfrutamos con el libro, y que vean por qué motivos. Es necesario, que conozcan nuestra personalidad como lector, que en ocasiones se lo digamos directamente, y que en ocasiones nos vean con un libro entre las manos, - 11 - El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) que nos vean reirnos sin decirles nada, que nos vean un libro debajo del brazo que dejamos allí sobre la mesa a espera que esa mirada curiosa se acerque a él en respuesta a esa pregunta que se ha hecho... ¿y de qué se reirá?. Como vemos, ya nos hemos metido, en la cuarta idea. Sí que eran inseparables. Despertar la curiosidad Sí esas que hemos dicho pueden ser algunas ideas que nos ayuden a despertar la curiosidad. Porque la curiosidad se despierta, es algo que tampoco se puede imponer. Eh! niño sé curioso. La curiosidad se despierta unas veces haciendo preguntas y no dando todas las respuestas, otras veces dando todas las respuestas que sabemos; otras veces leyendo un trozo de un texto dejándolo en el momento esencial. La curiosidad sobre todo se despierta dejando un halo de incertidumbre. Es curioso, aquel que quiere descubrir. Es curioso aquel que se hace preguntas. Además de las ideas que ya hemos concretado, señalaremos a continuación algunas otras actividades que nos pueden ayudar a favorecer este gusto por la lectura. Pero todas ellas pensamos deben buscar cuidar la persona en los dos sentidos que hemos señalados y deben seguir estas pautas de actuación generales. 5.3. Qué hacer: algunas actividades la escuela El acercamiento, el conocimiento del libro, el disfrute del libro, no se realiza exclusivamente a través de la lectura. Ya dijimos en el primer apartado de este trabajo que el dominio de todos los procesos implicados en la lectura, no tiene porque realizarse exclusivamente leyendo textos. Podemos leer imágenes o leer sonidos. Lo fundamental es ir construyendo esas estructuras mentales y ese dominio de todos los procesos. Aquí basicamente hablamos de capacitación, aunque siempre ligado a la motivación. En este apartado, vamos a concretar una serie de actividades que hemos clasificado en varias categorias y que buscan conseguir ese acercamiento al libro, a las historias, y responder también a muchas de las necesidades e inquietudes que como lectores podemos tener. Como veremos, además de la lectura o el contar cuentos, podemos utilizar otros procedimientos que no tienen porque ver con la lectura, pero que sí te lleven a ella. Estas categorias que hemos señalado son: la narración y la lectura, la redacción, la ilustración, la publicación, la dramatización, el compartir, la búsqueda de información, el aprendizaje, la creatividad. En muchas ocasiones nos encontramos con niños a los que les encanta escribir, pero no dibujar o ilustrar, o dramatizar. Si pensamos que debemos favorecer que todos nuestros alumnos lleguen a disfrutar con cada una de estas actividades, exigirles en ocasiones y darle unas pautas concretas, modelos, que les ayuden a descubrir todas las potencialidades que tienen. - 12 - El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) Algunos ejemplos de estas actividades pueden ser las siguientes4: • La narración y la lectura: Contar cuentos (padres, alumnos, abuelos...), Leer cuentos, Lecturas poéticas... • La redacción: Inventar cuentos5, Concursos de redacción (a partir de un título...), Buzón de poesía... • La ilustración: Ilustrar cuentos, Concursos de ilustración... • La publicación: Revistas escolares, Cuentos para el cole, Publicar en la red (p. ej. En la página web del centro). • El compartir: Intercambios sobre libros leídos, Visitas de autores, Debates sobre uno o más libros, Correspondencia lectora con otros centros... • Dramatizar: Dramatizar las lecturas, Disfraces, Mímicas... • La búsqueda de información: Enciclopedias, Catálogos, Internet, Prensa diaria... • El aprendizaje: Analizar, Interpretar, Críticar, Disfrutar... • La creatividad: Inventa un final, Inventa un título, Inventa un cuento, Ilústralo, Dramatizalo... Estas actividades las puede realizar a cualquier edad: podemos disfrutar ilustrando en secundaria, en infantil, en primaria... como adultos en casa, etc. 5.4. Qué hacer: algunas actividades para la familia Una de las maneras que tenemos para poder acercar a los padres al aprendizaje lector de sus hijos es la escuela, y en especial, la persona del profesor. Si desde los padres no crece la necesidad de mejorar las condiciones lectoras para el mejor aprendizaje lector de sus hijos, esa necesidad la debe crear el profesor. A partir de las 4 En el mercado puede encontrar mucha bibliografía con sugerencias y actividades que puede utilizar tal como se le presenta, o adaptarlas, según vea conveniente. Algunas de estas obras son: Domech, Martín y Delgado (1996), Gasol y Aránega (2000), Quintanal (1999) y Sarto (1998). 5 Si nos gustaría resaltar la importancia de este procedimiento, sólo decir un comentario que le escuchamos a un profesor de instituto en un curso de verano... ¿conoce a algún escritor que no lea?. Recomendamos también la obra de G. Rodari: Gramática de la fantasía. Rodari nos ofrece una gran cantidad de técnicas, que el como escritor de cuentos infantíles utitizaba y que todos podemos utilizar, logrando resultados excelentes. Como ejemplo, le mostramos una historia inventada por un niño de cinco años y medio, siguiendo una de estas sencillas técnicas: inventa una historia a partir de dos palabras, zapato y luz (Rodari, 2000: 25): “Había una vez un chaval que se ponía siempre los zapatos de su papá: Una noche, como estaba harto de que le usase los zapatos, el padre lo deja conectado con la luz; a medianoche, el niño cae, y el padre, entonces, dice. -¿Quién anda ahí? ¿Un ladrón? Va a ver y el chaval estaba en el suelo. Había quedado encendido. Entonces el padre intentó girarle la cabeza pero no se apagó; intentó tirarle de las orejas pero no se apagaba; intentó achatarle la nariz pero no se apagaba; intentó tirarle del pelo pero no se apagaba; intentó tirarle del pelo pero no se apagaba; intentó apretarle el ombligo pero no se apagaba; intentó quitarle los zapatos y al fin pudo lograrlo: se apagó”. - 13 - El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) entrevistas personales con los padres (tutorías), o a través de circulares o llamadas telefónicas, el profesor puede despertar el interés en los padres para mejorar la lectura del alumno y, por tanto, su aprendizaje. Todo ello depende de cómo de imaginativo y creativo presente el “producto”, es decir, mejorar la lectura. El profesor puede crear un programa con la colaboración de los padres para la mejora de la lectura y la comprensión lectora de los alumnos. Este Programa, a grandes rasgos generales, debe contar con un diseño mínimo para garantizar ciertas mejoras en los alumnos. 1. Diagnóstico de las necesidades. El profesor, junto con los padres que deseen colaborar, deben identificar las necesidades más fuertes detectadas en el campo de la lectura: falta de comprensión, desmotivación.... Una vez identificado y definido qué se desea trabajar deben establecerse los tiempos reales que disponen los padres para poder llevar a cabo el Programa, y aplicar unos cuestionarios (antes de la puesta en práctica del programa) para evaluar la mejora de los padres (hacia la lectura, los alumnos (en la lectura), y, por qué no, de los mismos profesores. 2. Planificación: Durante esta parte, se define qué objetivos se quieren ir alcanzando conforme a esa necesidad final que se desea cubrir, así como las actividades que se deben ir desarrollando. También se seleccionará el material (dentro y fuera del aula y de la casa) con el que se puede trabajar así como los tiempos que habría que dedicar. 3. Ejecución: Esta fase es la puesta en práctica de lo anterior. Los padres, en colaboración y supervisión de los profesores, deben ir aplicando el Programa (las actividades propuestas). Para un buen desarrollo de esta fase, es necesario que exista una evaluación periódica para supervisar, orientar o rectificar aquellos aspectos de la ejecución del programa que pudieran ofrecer más dificultad. 4. Evaluación: En esta última fase, tras haber terminado de aplicar el Programa, los padres, así como todos los que han intervenido en el mismo, deben de hacer una evaluación para valorar la consecución, o no, de los objetivos propuestos y los cambios que se han podido dar en cada uno de los agentes implicados (padre, profesores y alumnos). Tras este análisis, se hace una propuesta de mejora para poder llevar el Programa en otro tiempo o con otras personas. El profesor, debe servir de orientador a los padres para que sepan qué actividades pueden favorecer la mejora en la lectura y la comprensión fuera del ámbito escolar. Las orientaciones que a continuación recogemos, de Fredericks y Taylor (1991), pueden dar pistas del tipo de actividades que se pueden realizar en la Fase de Planificación y ejecución del Programa que antes explicamos. Algunas de estas actividades son: - Realizar la lectura en un lugar tranquilo sin sonidos distractorios. - Leer juntos algún libro, el periódico, comentando las noticias más llamativas. - 14 - El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) - Interesarse y preguntar al niño por el libro que está leyendo (de forma voluntaria o porque lo ha mandado el profesor). - Ayudarle a seleccionar libros de interés. Los padres conocen, en mayor o menor grado los gustos e intereses de sus hijos, en su mano está ayudar a sus hijos a que se conozcan mejor y ofrecer la diversidad de temas que pueden cubrir sus intereses o ayudarles a descubrir otros nuevos. - Enseñarle los recursos que dispone su municipio o localidad en lo que se refiere a buscar información y libros. - Leer con él, al menos, 15 minutos al día. Este límite de tiempo es totalmente orientativo, Con respecto a este punto, añadir, que es más importante la calidad de la relación que se establece cuando los padres leen con sus hijos, que el tiempo que se utilice. Puede resultar mucho más fructífero, un padre leyendo 5 minutos con su hijo el libro preferido de éste, que media hora el niño encerrado en su cuarto “haciendo” que lee. - Leer libros o revistas que gustan al hijo para poder comentar con él lo que en ellas aparece. - Servir como modelos a los hijos: leer delante de ellos, acompañarlos a la biblioteca... Las actividades que aquí se han propuesto son sólo una muestra de la todas las que se pueden llevar a cabo. Ah! Se nos olvidaba, qué piensa en relación a la pregunta que le realizamos hace ya un buen rato: ¿cree que todos deben llegar a ser maravillosos lectores? Nosotros tenemos nuestra opinión. Probablemente usted tenga la suya. - 15 - El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura (Beltrán y Téllez, 2002) Bibliografía BELTRÁN, S.G. Y TÉLLEZ, J.A. (2001): Materiales preparados para la impartición de diversos cursos de formación del profesorado sobre lectura. Celebrados durante el curso académico 2001-2002 en los CAPs de Móstoles, Madrid-Norte, Leganés y en la Facultad de Educación de la UNED. Madrid: Facultad de Educación. UNED - Inédito. DOMECH, C., MARTÍN, N. Y DELGADO, Mª C. (1996): Animación a la lectura ¿Cuántos cuentos cuentas tú? Madrid: Editorial Popular. GASOL, A. Y ARÀNEGA, M. (2000): Descubrir el placer de la lectura. Lectura y motivación lectora. Barcelona: Edebé. MONEREO, C. Y CASTELLÓ, M. (1997): Las estrategias de aprendizaje. Barcelona: EDEBE. PALLARÉS MOLÍNS, E. (1989). El Fracaso Escolar. Bilbao: Ediciones Mensajero PENNAC, D. (1993): Como una novela. Barcelona: Anagrama. POZO, J. I. Y MONEREO, C. (1999): El aprendizaje estratégico. Madrid: Aula XXI/Santillana. QUINTANAL, J. (1996): Actividades lectores en la escuela infantil y primaria. Madrid: Editorail CCS. QUINTANAL, J. Y TÉLLEZ, J.A. (1999-2000): Las estrategias de lectura: concepto y esneñanza. Enseñanza, Anuario interuniversitario de didáctica, vol 17-18, pp. 2743. QUINTANAL, J. Y TÉLLEZ, J.A. (2001): ¿Entrenar en estrategias de aprendizaje? o ¿ayudar a nuestros alumnos a que generen sus propias estrategias? X Conferencia Mundial Trienal WCCI. Madrid: WCCI-UNED. REPETTO, E., TÉLLEZ, J. A. Y BELTRÁN, S.G. (2001): Intervención psicopedagógica para la mejora de la comprensión lectora. Madrid: UNED. RODARI, G. (2000): Cuentos por teléfono. Barcelona: Editorial Junentud. RODARI, G. (2000): Gramática de la fantasía. Introducción al arte de inventar historias. Barcelona: Ediciones del Bronce. SARTO, M. (1998): Animación a la lectura con nuevas estrategias. Madrid: Ed. SM. SOLÉ, I. (1998): Estrategias de lectura. Barcelona: ICE de la Universidad de Barcelona / Editorial GRAÓ. TÉLLEZ, J. A. (2000): Una aproximación a la comprensión lectora. Trabajo de investigación inédito. Madrid: Facultad de Educación – UNED. - 16 -