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Anuncio
opinión
el observador
Viernes 21 de setiembre de 2012
De la mano del dinero
T
antos años viendo cómo
se deteriora la naturaleza que hemos heredado
en tantas y tan variadas
como generosas formas,
tantos años leyendo lapidarios
diagnósticos técnicos y tantos
años escuchando promesas que
nadie cumple, que nos hemos ido
acostumbrado al daño ecológico,
anestesiando nuestra sensibilidad
social y aceptando como inexorable
la escandalosa irresponsabilidad
tanto de empresas que contaminan
como de gobiernos que eluden sus
cometidos y obligaciones esenciales.
En la declaración de principios
casi todos coinciden. Pero luego, en
la realidad cotidiana, poco y nada se
hace para salvaguardar las condiciones ambientales, la salud de
plantas, animales y seres humanos.
lll
A los partidos políticos,
sin excepciones, debemos
reclamarles mayor
sensibilidad, y una actitud
más consciente, inteligente
y militante en defensa del
Uruguay natural y de su
gente
lll
El dinero, los intereses económicos,
hasta ahora, pueden más. “Cuando
el último árbol haya sido talado, el
último animal haya sido cazado y el
último pez haya sido pescado, solo
entonces, el hombre blanco entenderá que el dinero no se puede comer”, reza una profecía de los indios
navajos de Norteamérica.
D
esde proyectos mineros a cielo
abierto, como el de Aratirí, hoy
avanzando en sigiloso silencio, hasta la criminal proliferación de
envases y bolsas plásticas altamente
The SóTAno
eduardo espina
[email protected]
Por
eduardo
Héguy
terra
Doctor en
Derecho y
Ciencias Sociales
contaminantes de nuestras playas,
ríos y mares, pasando por legiones de
carros de hurgadores desparramando
basura, tirados por sacrificados y muchas veces maltratados caballos, los
uruguayos sabemos bien de que se
trata el daño ecológico, el deterioro
ambiental y la responsabilidad empresarial y política en esta materia.
A
lgo similar ocurre en muchas
otras regiones del mundo.
Así también en la querida
Colombia, que padece la agresión
de los desechos del carbón y los
derrames del petróleo. De ello son
víctimas gaviotas y garzas, alcatraces y langostinos; e impotentes
testigos los pescadores y marineros.
En la región acuática de La Mojana,
escribe Juan Gossaín, –escritor y
periodista colombiano, de dilatada
actuación en los diarios El Espectador de Bogotá y El Heraldo de
Barranquilla, por años director de
noticias de la Radio Cadena Nacional de Colombia (RCN Radio) –,
que cubre un gigantesco territorio
húmedo de los departamentos de
Bolívar, Sucre y Antioquía, en el que
“bajaban resoplando los ríos Cauca
y San Jorge, que se desbordan en
caños y ciénagas”, Ordoñez Sampayo, toda una vida defendiendo de la
contaminación a los campesinos,
cosechas y animales, apareció en la
plaza de Guaranda con un dictamen
médico en la mano: “Los doctores
certificaban que los tres niños que
nacieron deformes tenían mercurio en el sistema sanguíneo.” ¿Se
acuerdan de las denuncias en varias
zonas de Montevideo? ¿De los termómetros antiguos y las modernas
lámparas de bajo consumo?
E
l terrible mal de Minamata,
continúa Gossaín, “como lo
saben los japoneses, porque
las empresas en cualquier parte del
mundo, en Tokio o en Majagual,
arrojan porquerías químicas a las
corrientes y primero se pudren las
aguas y después nacen degenerados
los peces y los camarones, y después nacen sin ojos los niños cuyas
madres consumen esa agua y esos
pescados.” Los empresarios mineros
se defienden diciendo que Ordoñez Sampayo está loco. Claro que
está loco, afirma Gossaín: “Ningún
hombre cuerdo expone su pellejo
ni dedica su vida entera a defender a un ruiseñor, una mojarra, un
El futuro en juego
H
ay quienes en días recientes se han sumado a los
rumores diseminados en
internet, respecto a que American
Airlines podría tener el mismo destino que otras aerolíneas ilustres
como Pan American, Eastern y
TWA, es decir, podría dejar de operar cuando todo hacía pensar que
lograría salir fortalecida del estado
de limbo impuesto por el llamado
Capitulo 11 (concordato), al cual se
ha amparado. Ese escenario, quedó
redimensionado por el hecho de
que esta semana American Airlines
y American Eagle, empresas de la
misma corporación, AMR (por sus
siglas en inglés), debieron cancelar
300 vuelos (alrededor del 1,25 %
de los 24 mil vuelos programados)
pues un alto número de pilotos dio
parte de enfermo, en protesta a la
disputa que tiene con la empresa matriz. Dos semanas atrás la
empresa se anotó una victoria luego
de que un juez federal de bancarrotas la autorizara a imponer a
sus más de 8.000 pilotos nuevos
salarios y reglas laborales. La lucha
que la corporación mantiene con
sus empleados para reducir los
costos operativos puede resultar
terrible para la imagen de las dos
aerolíneas afectadas, sobre todo en
momentos cuando las dos gigantes
estadounidenses, Delta y United,
están tratando de quedarse con la
porción de la torta que American
Airlines estaría perdiendo. Si bien
nada en este mundo es imposible,
resulta no obstante improbable que
una empresa tan bien establecida
en algunos mercados, sobre todo
América Latina, vaya a desaparecer
completamente sin ser, al menos
eso, absorbida por otra aerolínea. Si
11
plátano pintón, una mazorca de
maíz o una mujer embarazada que
carga un fenómeno en su vientre.”
Y agrega el periodista colombiano:
“Cuando ya no quede una sola hoja
de acacia, cuando el último pulpo
haya muerto atragantado con ácido
sulfúrico y cuando nuestros nietos
nazcan con un tumor de carbón
endurecido en la barriga, entonces
será demasiado tarde. Dispondremos de computadores infrarrojos de
última generación, pero ya no habrá
agua para beber; los celulares de
rayos laser se podrán comprar en las
boticas, pero el sol no volverá a salir;
los niños encontrarán el algoritmo
de 28 a la quinta potencia con solo
cerrar los ojos, pero dentro de 20
años no sabrán de qué color era una
golondrina.”
¿Cómo no pensar en las aguas
del Pantanoso, en los riesgos de las
gigantescas plantas de pasta de
celulosa del río Uruguay, en las carencias del saneamiento urbano, en
la deposición de los residuos sólidos
de Montevideo y Canelones, en los
potenciales estragos de la minería
de cielo abierto, en los gases tóxicos
de los ómnibus, camiones y automotores, en los desechos depositados
por barcos propios y ajenos en la
bahía de la capital?
H
agamos nuestra la invocación de Juan Gossaín al
culminar su removedora
crónica: “Los invito a todos a ponerse de pie antes de que se marchite el
último pétalo. Usen el arma prodigiosa de internet para protestar.
Hagan oír su voz.” Porque si seguimos así, el día menos pensado no
quedará nadie.
Solo el Estado organizado puede
enfrentar los atropellos ecológicos
que a diario se cometen contra la
humanidad de la mano del dinero.
Solo los partidos políticos tienen
la fuerza suficiente como para
movilizar los mecanismos legales y
los instrumentos administrativos
necesarios para poner fin a las numerosas formas de contaminación
que amenazan la vida tal como hoy
la conocemos. A ellos, sin excepciones, debemos reclamarles mayor
sensibilidad, y una actitud más
consciente, inteligente y militante
en defensa del Uruguay natural y
de su gente. Antes de que caiga el
último pétalo. l
bien la dirección de AMR ha dicho
que por el momento quiere permanecer independiente, las circunstancias, agravadas por los hechos
recientes, estarían indicando que
la fusión con USAir, de la cual tanto
se ha hablado en los últimos tres
meses, es cada vez más probable.
Seguramente la corporación busca
dejar saneadas las finanzas de sus
dos aerolíneas antes de entrar en
conversaciones sobre un “merger”
(fusión) con el mejor postor. En
caso de que USAir absorba a AA, los
directivos de la primera dijeron que
la nueva empresa mantendría el
nombre American Airlines y su sede
continuaría estando en Dallas. l
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