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 Nació en Villar del Río,(Soria), España ,
en 1573.
 Es ordenado sacerdote en Córdoba,
(España).
 Estudió con mucho sacrificio y decidió
darle su vida al Señor como sacerdote
para ayudar a las niñas más pobres,
huérfanas y abandonadas de las que
nadie, en ese tiempo, se ocupaba.
 Se jugó la vida por ellas y prometió que
hasta el último aliento de su vida sería
para ellas.
“La Caridad es la virtud principal y la que más
nos dejó encargada nuestro Maestro y Redentor”
Su vida se caracterizó por:
Dedicación constante a las niñas con un
corazón grande y generoso.
Siempre en camino con María.
Solidario con los pobres, abierto a todas
las personas.
Con un corazón contemplativo.
Anunciaba a Jesús a los pequeños y a
los pobres.
“Nuestro Señor Jesucristo vino al mundo a servir,
dándonos a todos ejemplo para que hiciéramos lo
mismo.”
“Sepamos hacer la causa de Dios abrazando los
trabajos, ganando y aprovechando a nuestros
prójimos.”
“No busco para mí, sino para Dios y para sus
pobres.”
“La causa de Dios se hace abrazando con los dos
brazos todos, los trabajos”.
“ A todos se sujetó, a todos obedeció, a nadie
respondió, Indebidamente no se airó.”
¿Qué le puedo responder al Señor cuando me llame?
Prestaré atención a quien me llama para entrenarme en la escucha
y así ser capaz de escuchar al Señor que también puede llamarme
y no quiero que me encuentre distraída.
1. ¿Estaría dispuesta a darle toda mi vida al Señor?
2. ¿Cuál es la mayor dificultad que tengo para decir SI al Señor?
3. ¿Qué es lo que más me cuesta dejar para seguir al Seño
También hoy existen muchos ejemplos de «MATEOS», jóvenes dispuestas a dejar la mesa de sus
seguridades para emprender un camino que sólo ofrece la garantía de que Dios nunca falla, es fiel y cumple
siempre sus promesas.
Las «MATEOS» de esta época, son aquellas jóvenes que contrariamente a las eternas indecisas dan un «SÍ»
seguro, sabiendo que la vida siempre y en cualquier lugar se esté, exige renuncias y sacrificios.
Son las jóvenes que una vez que han sentido el llamado del Señor Jesús, no se quedan haciendo cálculos
para ver si ganan o pierden. Responden con generosidad y afrontan con decisión las dificultades que se les
presenta.
Enterrar la vida es pasarla sin hacer nada que valga la pena.
Es no tener ideales ni sueños.
Es no tener deseos de triunfo, ni una opción definida.
Es perder el tiempo miserablemente, en una palabra, ser árbol
que no da frutos, fuente sin agua, jardín sin flores.
Quienes optan por este estilo de vida tienen sus propias
consignas: no entregarse por completo, no dejarse llevar del
entusiasmo, evitar problemas sobre todo con la familia,
alejarse de todo compromiso, dejar que la vida corra y que las
cosas sigan su curso sin interesarse por nada...
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