Álvaro de la Marca, duque de Navas del Rey Naciste en Madrid a pesar de que las tierras de tu familia estaban al noroeste de allí, en navas del Rey. La tuya es una familia de rancio abolengo dentro de la aristocracia castellana. Tus padres eran habituales en la corte y tú te criaste con los niños de la familia real, entre ellos el príncipe heredero Carlos. Desde muy joven se te educó para ser un perfecto noble y un elegante cortesano. Recibías lecciones de historia, álgebra y latín con los mejores profesores y dedicabas todas las tardes al arte de la esgrima. Con dieciocho años tu padre decidió presentarte en sociedad y organizó una fastuosa fiesta en vuestra residencia madrileña. A ella asistieron nobles de todas las grandes casas e incluso su majestad el rey hizo acto de presencia. Durante la fiesta conociste a la que más adelante se convertiría en tu sire. Era una mujer joven y hermosa. De cabellos dorados y grandes ojos verdes. En cuanto la viste te sentiste atraído por su hermosura y por su generoso escote. Te acercaste a ella y cuando accedió a bailar contigo te sentiste el hombre más afortunado del mundo. Pasasteis gran parte de la noche hablando pero la fiesta llegó a su fin y ella tuvo que marchar aunque prometió que os volveríais a ver. Durante días estuviste pensando en ella. Preguntaste a tus amigos pero ninguno sabía mucho de ella. Lo único que lograste averiguar es que se trataba de Angélica de Alquezar, Duquesa de Nuevo Extremo y que estaba de visita en Madrid puesto que las tierras de su familia estaban en Sevilla. Pero, al fin, recibiste noticias suyas. Uno de sus criados se te acercó en la corte y te dio un mensaje de su parte en el que te instaba a esperarla esa misma noche, a las doce, junto a una de las fuentes del jardín real. Allí te presentaste puntual cual reloj suizo bien engrasado. Y allí estaba ella. Durante mucho rato te sentiste casi incapaz de hablar. Se la veía radiante bajo la suave luz de la Luna. Entonces ella se acercó a ti y depositó un suave beso sobre tus labios. Estuvisteis horas y horas hablando y quedasteis en volver a veros. Durante tres meses os visteis casi todas las noches, a escondidas, hasta que un día ella te anunció que debía marcharse a Sevilla. Le rogaste que se quedara, prometiste incluso desposarla pero te dijo que no era posible. Insististe durante días y al final ella te dijo que si realmente la amabas tanto, que si realmente tanto significaba para ti lo arreglaría de forma que pudierais estar juntos para siempre. Imaginaste que ella debía estar comprometida de alguna manera y que intentaría arreglarlo para poder casarse contigo; pero sus intenciones eran algo diferentes. Durante varias noches no supiste nada de ella hasta que un día te dijo que debía regresar a Sevilla pero que no temieses, en breve regresaría a Madrid y estaríais juntos. Debía arreglar algunos asuntos urgentes pero tan pronto como pudiese volvería a tu lado. Aquella noche brindasteis por vuestro futuro en común... Angélica tardó casi medio año en regresar. Durante ese tiempo os habíais escrito a menudo y tu corazón estaba henchido de amor por ella. Temías que ella no cumpliera su promesa y que jamás volverías a verla por eso el día en que la encontraste en palacio te quedaste sin aliento ante su espléndido aspecto. Esa noche fue el principio de todo. Ella te invitó a su residencia en Madrid, un pequeño palacete a las afueras de la ciudad y esa noche te explicó quien era y qué era. Al principio la escuchabas aterrorizado: un vampiro, un monstruo, un ser sobrenatural... pero también era la mujer a a la que tu corazón amaba, tu elegida, tu amor... y sus palabras te decían que ella también te amaba, que también deseaba tu compañía. Juraste no revelar jamás su secreto y te diste cuenta del gran amor que ella sentía por ti al poner su vida en peligro al contártelo. Le pediste que te hiciera igual que ella. Querías estar con ella noche y día y que mejor manera que ser igual a ella. Ambos inmortales, ambos juntos... para siempre. Pero ella se negó. Te dijo que no podía convertirte, qué eras demasiado joven, que todavía te quedaba mucho por ver y experimentar como humano pero que estaba dispuesta a esperar el momento adecuado. Mientras tanto, si así lo deseabas, ella estaba dispuesta a cederte un poco de su poder para así hacerte más fuerte, más resistente, más similar a ella. Accediste y ella se acercó a ti. Lentamente desabotonó los botones de tu camisa y besó tu cuello. De golpe notaste el aguijón de sus colmillos en tu cuello y como la sangre se escapaba lentamente. Notabas un placer ardiente que se extendía desde tu cuello hacia todo tu cuerpo y te hacía estremecer. Entonces todo paró. Querías pedirle que siguiera pero estabas débil. Entreabriste los ojos y viste que Angélica estaba desanudando las tiras de su corpiño. Entonces, lentamente, se acercó a ti y dejó caer unas gotas de su sangre sobre tus labios. La sed te abrasaba y el sabor de su sangre era el mejor y más dulce de todos los elixires. Bebiste como en un sueño hasta que ella se apartó de ti y sonriendo se alejó hacia el dormitorio... Angélica tuvo que partir hacia Sevilla poco después pero estabas dispuesto a esperarla. Entretanto tenías el recuerdo de vuestras noches de pasión. Angélica era una mujer extraordinaria y además muy liberal. Te había dicho que disfrutases de la vida; que no tuvieras miedo a experimentar. Debías vivir una vida plena de los placeres humanos para que así cuanto ella te hiciera su igual no sintieras nostalgia de aquello que no habías podido vivir. Durante varios años saboreaste al máximo tu existencia como humano: asististe a fiestas, te emborrachaste, probaste las drogas que llegaban de las colonias, te acostaste con mil y una mujeres y disfrutaste de los duelos, la vida y la muerte como un buen noble. Veías a Angélica de tarde en tarde puesto que no acudía con frecuencia a la corte pero sabías que seguía enamorada de ti. Os escribíais cartas larguísimas donde os explicabais todo lo que os sucedía. A veces ella te pedía pequeños favores: dale un mensaje de mi parte a tal, recoge un paquete o una nota por mi pero nunca te sentiste utilizado. Sabías que existían más vampiros como ella porque ahora ya sabías reconocerlos entre la multitud y también sabías que algunos de ellos tenían a mortales semejantes a ti a su servicio. Poco a poco te fuiste impacientando. Deseabas que Angélica te convirtiera en un vástago pero siempre que se lo proponías te daba largas y te decía que había tiempo... una eternidad por delante y que aprovecharas la vida mortal que luego tendrías siglos para tener nostalgia de ella. Pero tu obsesión crecía poco a poco. Veías envejecer a tus conocidos y temías que se dieran cuente y te atacaran sin tener tú el suficiente poder para defenderte de ellos. En una de sus estancias en Madrid le planteaste un ultimátum: debía elegir entre convertirte en un vástago o perderte por siempre. Angélica te pidió una semana para pensar la respuesta pero tú le exigiste que te la diera ya. Entonces la viste enfadada por primera vez: sus ojos cambiaron a un color rojizo, su boca se abrió en un rugido bestial mostrando unos largos colmillos y sus manos se curvaban como garras. Angélica gritaba: “¿Cómo te atreves a exigirme nada? ¿Quién crees que eres? ¡No me convencerás con esas triquiñuelas de niño pequeño!! ¡¡Te daré el abrazo cuando lo crea conveniente y si ahora no eres capaz de tener paciencia es que ni siquiera lo mereces!!” Poco a poco el tono de su voz se normalizaba pero se la veía realmente enfadada: “Quizás me haya equivocado contigo. Tal vez los árboles no me hayan dejado ver el bosque. Tal vez no valgas más la pena que el resto. Dime, Álvaro, ¿he estado todo este tiempo equivocada? Quizá no merezcas ser uno de nosotros... Ahora, ¡vete! ¡Tengo cosas en que pensar! Cuanto te necesite te haré llamar. Y ni se te ocurra venir a molestarme”. Te fuiste sumamente preocupado. Su arrebato de ira te había hecho percatarte de que quizá no fuera tan fácil ser inmortal, que quizá al final se te fuera de las manos. Tardaste casi seis meses en volver a saber de ella. Ya estabas desesperado. Creías que había cumplido su amenaza de olvidarse de ti, pero por suerte no era así. Una noche oíste ruido en tu ventana y cuando te levantaste la viste en el jardín, esperándote. Bajaste y ella te habló: “He decidido acceder a tu petición. Hace tiempo que lo estoy sopesando y he decidido abrazarte. Pero no creas que a partir de ahora todo será fácil. Deberás aprender muchas cosas para no quedar mal ante el resto de vampiros. Voy a ser tu maestra y mientras lo sea espero total obediencia. Un solo berrinche como este último y me encargaré de que no vuelvas a verme jamás. ¿Ha quedado claro?” Asentiste y la acompañaste hacia su casa. Allí se llevó a cabo el ritual y te convertiste en inmortal. Durante mucho tiempo angélica se encargó de instruirte en las costumbres y poderes de los vástagos y finalmente llegó el día en que te presentó en sociedad. Parecía una repetición de tu fiesta de mayoría de edad e incluso muchos de los invitados eran comunes. Conociste a Markialus el príncipe y señor de la ciudad y a todos sus consejeros. Tiempo después Angélica te presentó a Jerome (el actual príncipe de Barcelona) Ya antes te había hablado de él; se trataba de uno de sus mejores amigos y en alguna ocasión le habías visto por su casa. Te aconsejó que cualquier problema que tuvieras no dudarás en consultársela puesto que era casi de la familia. Al cabo de unos pocos años Angélica tuvo que partir. Había una guerra con los Brujah de Barcelona y deseaba ayudar a Jerome. Tú quisiste acompañarla pero te dijo que era demasiado peligroso y te pidió que te quedaras en Madrid para controlar la situación y que le fueras informando de todo lo que sucediera en la capital. La guerra fue un éxito y tu clan se hizo con BCN pero Markialus cayó en la guerra y Jerome (que era su chiquillo) se proclamó príncipe de BCN. Angélica regresó al cabo de poco. Durante esos años os habíais distanciado bastante. Te diste cuenta de que en verdad los sentimientos que tenías hacia ella se debían más a tu juventud como mortal que al amor verdadero pero el vínculo de vuestra amistad y de todas las cosas compartidas aún perdura hoy en día. Tras la muerte de Markialus Madrid se volvió un caos. Todos los clanes se lanzaron en busca del poder y eso condujo a una serie de revueltas políticas que llegaron a los mortales. Por ejemplo durante la invasión napoleónica. Allá por el 1800, al rey Fernando VI se le ocurrió confiar en los franceses y fue fácilmente secuestrado junto con toda su familia en Versalles. A cambio de su vida los franceses pidieron el gobierno de España. Rápidamente los vástagos españoles reaccionasteis y empezasteis una guerra de guerrillas porque no erais capaces de poneros de acuerdo en nada. Los franceses resistieron bastante tiempo pero por suerte parece ser que una especie de golpe de estado interno hizo que quien fuera que apoyaba a Napoleón perdiera el poder y os pudierais sacar de encima a los franceses. El siglo XIX fue un caos a nivel político. En Madrid se sucedían las luchas por el poder entre los vampiros y entre los mortales. Los Lasombra del Sabbath y los Brujah y Ventrue de la Camarilla se pasaban el día dando golpes de estado. Parecía que poco a poco el Sabbath estaba logrando el control y logró proclamar la I República entre 1873 y 1874. Por suerte se logró restaurar la monarquía y el gobierno de la Camarilla pero el desastre de la Guerra de Cuba (1898) hizo trastabillar la escasa estabilidad política del país. Desde Madrid se tuvo que recurrir al general Primo de Rivera (1923-1930) para lograr un cierto control sobre el estado pero incluso esa dictadura fue insuficiente. Entretanto en Barcelona las cosas también estaban revueltas pero eran más fácilmente controlables hasta que los Sabbath lograron la proclamación de la II República (1931). En poco tiempo los Sabbath empezaron a llegar y las cosas se hacían más difíciles a cada momento. Muchos vástagos huyeron hacia Francia y entre los que quedabais os costaba organizaros. Pero afortunadamente lograsteis tomar una decisión. Apoyasteis una sublevación que empezó entre tres generales del ejército y que tenía algunos visos de llegar a buen puerto. No esperabais que el Sabbath reaccionara con tanta crudeza y la revuelta rápidamente degeneró en una guerra civil que duró tres años pero que por suerte ganasteis gracias al apoyo de los ventrue y tremere alemanes. La Guerra Civil española no fue más que el preludio antes de la sangrante II Guerra Mundial que sucedió a continuación. Muchos profetas decían que era el preludio al levantamiento de los antediluvianos y el inicio de la Gehenna, pero por suerte parecen no haber tenido mucha razón. Lograsteis que se considerara a España como un país neutral y no tuvisteis que involucraros demasiado pero vuestra neutralidad se tomó su precio cuando tras la guerra fuisteis el único país europeo que no recibió ayudas por parte de Estados Unidos. En Madrid la lucha fue cruenta, sobretodo durante el primer año de la guerra. Había muchos anarquistas y sabbaths infiltrados. Además, los humanos les apoyaban creyendo que la revolución que propugnaban sería similar a la rusa pero rápidamente se demostró su carácter sangriento y violento. Durante todo este tiempo viviste en Madrid. Tenías una buena posición y aunque aún no ostentabas ningún puesto tu opinión era buscada y respetada por muchos. Además habías logrado controlar a un numeroso grupo de jóvenes que se encargaban del comercio ilegal de diversas substancias: sangre, libros prohibidos, drogas, esclavos... Vaya, lo que actualmente llamaríamos una mafia en toda regla. El mayor problema que tenías eran las continuas apariciones del Sabbath. De golpe llegaban un día y te jodían una operación y no había forma de pararles los pies. Por eso y porque te ofreció que en poco tiempo te daría un puesto de primogénito aceptaste la oferta de Jerome de venir a Barcelona. Con la llegada de la democracia el Sabbath volvió a entrar en España. Poco a poco y con cautela pero pequeños grupos se fueron afincando sobretodo en el sur y el centro de la península. Rápidamente la Camarilla se movió para encubrir sus acciones y las achacó todas a un pequeño grupo terrorista independentista llamado ETA. En estos momentos la Camarilla controla totalmente el centro y norte de Portugal, Galicia y Asturias por un lado y Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares por otro. La zona centro y sur tiene una presencia bastante alta de Sabbath que la hacen insegura para los Camarilla que siguen por allí y el País Vasco se constituye como territorio de guerra. En Barcelona te dedicas a varias cosas. Pro un lado tienes la representación del clan. Sois pocos (4 contándote a ti) pero tenéis bastante peso (príncipe, primogen y látigo... 3 de 4) Por otro lado tienes una serie de empresas legales de las cuales obtienes jugosos beneficios y por último, también tienes control sobre varias de las mafias que actúan en BCN. Respecto a tu sire. Hace tiempo que no os veis. Regularmente habláis por teléfono u os escribís cartas pero a Angélica n le gusta demasiado viajar y tú estás bastante ocupado y tampoco sientes una especial necesidad de verla. Sigues teniéndola en mucha estima y la ayudarías si te lo pidiese pero también tienes otras ocupaciones.