Contenidos históricos para 2º Bach

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Contexto histórico, filosófico y cultural
La Atenas clásica (siglos V- IV a. c.) (Platón)
El contexto histórico de la filosofía platónico es el de la ciudad-estado griega durante el último tercio
del siglo v a.C. y la primera mitad del siglo iv a.C., y en especial el de la ciudad de Atenas, que ha
salido derrotada de las guerras del Peloponeso, y se ha visto sometida, hasta el 403 a.C., a la
hegemonía de Esparta. En consecuencia, el período histórico que vive Platón es muy agitado en lo
político y en lo social. Las Continuas crisis de gobierno, luchas internas por el poder y exilios forzosos
o voluntarios jalonan la convivencia ateniense. El problema histórico con el que se encuentra Platón
deriva de la guerra del Peloponeso (431-404) en la que la Atenas democrática se enfrenta y es
derrotada por la Esparta aristocrática. Tras la victoria espartana se instala en Atenas un gobierno
oligárquico que lleva la democracia a una auténtica crisis de fundamentos. La primera mitad del siglo
iv supone la ruina económica del imperio ateniense, guerras intestinas por el poder político y un
cuestionamiento generalizado sobre el tipo de ciudadano y el régimen político que aseguran el buen
gobierno.
El contexto cultural viene representado por el esplendor del clasicismo griego, con tres fenómenos
decisivos. Primero, el apogeo de la literatura dramática ateniense, con Sófocles y Eurípides, que
representan un modo de llevar a la escena las grandes inquietudes personales y políticas del hombre y
la mujer griegos, afectados internamente por la crisis de la sociedad. Segundo, el florecimiento
espectacular de la plástica griega y de su arquitectura cívico-religiosa, como expresión del sentimiento
colectivo de pertenencia a la comunidad. Tercero, la culminación del resto de géneros literarios, en
especial la retórica, con Lisias, que fustiga al régimen de los Treinta Tiranos; la comedia ática, con
Aristófanes, que es el encargado de cuestionar en clave humorística, sofístico y conservadora, las
instituciones familiares y ciudadanas, y, por último, el género histórico, con Herodoto y Tucídides, que
fundan el saber histórico como seña de identidad colectiva del pueblo.
Tres son los rasgos fundamentales del contexto filosófico de la obra de Platón. La crítica del
pensamiento de Heráclito, y con él a los filósofos naturalistas, y la apuesta por la vía de la identidad de
pensar y ser propia de Parménides. En segundo lugar, la crítica a los planteamientos del relativismo y
el escepticismo de la sofístico, que Platón ve como una afrenta a la dignidad y al poder del
pensamiento filosófico. Por último, la influencia de su maestro Sócrates. Esta influencia es tan
importante que es difícil distinguir hasta dónde llega el pensamiento de uno y el del otro. El tema de la
búsqueda socrático de la definición o el qué de las cosas conduce al planteamiento platónico de la Idea
como expresión prototípica de la realidad y su conocimiento. Por otro lado, la preocupación socrático
por la virtud y el intelectualismo moral, es la principal vía para Tantear que el conocimiento de la idea
del Bien es el requisito indispensable para la vida feliz a nivel individual, y para el justo y recto
gobierno de la ciudad.
Contexto histórico, filosófico y cultural
Existen pocas figuras tan profundamente enraizadas en la vida del siglo XIII como la de Tomás de
Aquino (1225-1274). Nació en Rocasecca (Italia); perteneciente a una familia aristocrática, pronto
tuvo una fuerte vocación religiosa; estudió en las universidades de París y Colonia (aquí se dirigió para
seguir las enseñanzas de San Alberto) y fue un monje dominico que supo dar un viraje esencial a las
cuestiones teológicas de su tiempo. Hoy día la teología cristiana sigue teniendo como un referente
indispensable sus reflexiones y los tratados contenidos en su extensa obra, designada con el nombre de
tradición "aquinate".
Aceptó lo que él pensaba que era la llamada de Dios; sostuvo como único fin de toda su actividad
humana aspirar a una más perfecta contemplación de Dios, a la vez que buscó tomar parte en todas las
más importantes polémicas que afectaban a los seres humanos de su tiempo. Supo ocupar cargos
importantes, compaginándolos con su vocación literaria; fue poeta y maestro de personalidades de su
época, al tiempo que llegó a gozar en lo mas íntimo de su ser las excelencias de la experiencia mística.
Tanta actividad sólo se puede entender en una personalidad con una decidida vocación filosófica,
amante de la verdad y preocupada por los problemas de su tiempo. Tomás de Aquino encarna el
espíritu de su tiempo, además de una nueva visión del ser humano y de la fe; con él se produce el
distanciamiento de una época aún más oscura que la suya. A pesar de las vicisitudes que tuvo que
sufrir a lo largo de su vida -fue encerrado en una torre de la casa familiar por sus hermanos (su madre
no quería que fuese dominico), tuvo que abandonar el monasterio de Montecasino al ser tomado como
fortaleza por Federico II, viéndose obligado a dirigirse a la universidad de Nápoles, fundada por el
mismo Federico II-, Tomás no cejó en su empeño y legó una vasta y rica obra, de la que destacan:
Suma contra los gentiles y Suma teológico, de entre treinta y seis obras y veinticinco opúsculos.
La segunda mitad del medievo se fragua en un ambiente cultural y social fruto de la convivencia de
tres culturas: judía, árabe y cristiana. Esta proximidad de culturas dispares permite el intercambio de
saberes, tanto teóricos como técnicos, que favorecen un cambio de mentalidad, fundamentalmente en
las universidades, y que será el germen de los cambios sociales, políticos y culturales que darán lugar
al Renacimiento.
La filosofía o teología patrística construida sobre los cimientos del platonismo y neoplatonismo tiene
un gran influjo en todo el pensamiento europeo hasta bien entrado el siglo XIX. Hay que tener en
cuenta entonces que sólo se conoce de la obra de Aristóteles unos comentarios de Boecio (siglos v-vi)
sobre una parte de la Lógica.
Europa había perdido contacto con Oriente tras la caída de Roma, pero la expansión del pueblo árabe,
que se abrió camino hacia Oriente, hizo posible el con acto de sus mejores pensadores con las obras
clásicas griegas. Así desde el siglo x los pensadores árabes conocen y utilizan las obras aristotélicas en
su quehacer filosófico, aunque haciendo interpretaciones muy platónicos de ellas, como es el caso de
Avicena. En el siglo xii, un cordobés, Averroes, introduce en Europa un aristotelismo más puro,
liberado de connotaciones platonizantes. En París, la cuna del saber intelectual europeo, se recibe la
obra de Averroes (1 126-1198), el mejor comentarista del estagirita, con gran entusiasmo. Surge la
necesidad de conocer y traducir las obras de Aristóteles y sus comentaristas.
El siglo XIII se
caracterizará por la adopción del aristotelismo y todo lo que ello implica en cualquier tipo de saber.
Contexto histórico, filosófico y cultural
Renacimiento es el nombre que recibe el movimiento que, en el siglo xv y principios del xvi,
intentó resucitar los valores espirituales y artísticos de la Antigüedad Clásica. Fue una reacción contra
el espíritu teocéntrico y autoritario de la Edad Media, con el descubrimiento del ser humano y el
mundo y la manifestación de un individualismo libre, crítico y a menudo paganizante. Tiene un fuerte
contenido político, económico, técnico y religioso. Se expandió por toda Europa entre el 1400 y 1559,
representando la caída de Constantinopla una frontera que distingue el fin de la Edad Media y el inicio
de la Edad Moderna. Hacia 1400 la confusión de una Edad Media, agonizante estaba en su punto
álgido; la Iglesia romana estaba debilitada por el cisma, y las pretensiones separatistas de las iglesias
nacionales y por la cantidad creciente de herejías. El pensamiento escolástico se complacía en
abstracciones complicadas y caía in un escepticismo radical, El invento de la imprenta supuso un
cambio importante en las posibilidades de difusión de la cultura, ya que hasta ese momento los libros
eran todos manuscritos. El descubrimiento de América abrió perspectivas nuevas para el conocimiento
del planeta, a lo cual contribuyó también la invención de la brújula.
Se consolidan tos Estados nacionales, muy a menudo porque los pueblos toman ¡conciencia de sí
mismos a raíz de las luchas contra los infieles: los turcos al este o los bereberes islamizados al oeste
(toma de Granada en 1492). Pero el factor esencial que la consolidación de los estados fue el
desarrollo del arte de gobernar. El soberano aumentó su poder a costa de los señores feudales, a los
que desposeyó del derecho de ejercer la justicia y de armar ejércitos. Por otro lado, el desarrollo de la
artillería, gracias al descubrimiento de los fines bélicos de la pólvora y de los ejércitos permanentes
minimizaron el papel de los nobles.
Fue necesario el fisco nacional y ello contribuyó a la
burocratización del Estado. También en la Iglesia hubo cambios, aunque lentos, que tendían a afianzar
una corriente de piedad interior. El cambio más importante se debió a la expresión artística.
Contexto histórico, filosófico y cultural (DESCARTES)
Tras las grandes esperanzas del Renacimiento, siguió una etapa de crisis. El siglo XVII fue muy
inquieto en su búsqueda de soluciones a los problemas; el estado de ánimo encontró su expresión en el
Barroco. La economía sigue siendo esencialmente agrícola, el hambre es una amenaza permanente y la
población disminuye alarmantemente: la mitad de los niños moría antes del año y los demás solían
morir entre los 30 y los 40 años, de tal modo que la esperanza de vida oscilaba alrededor de los 25 y 30
años, Las revueltas sociales y la guerra civil eran un peligro permanente. Se mantiene la sociedad
estamental y se agudizan los antagonismos sociales. La inestabilidad económica acrecienta la
importancia de los financieros y funcionarios de finanzas, justicia y policía. Por la misma razón hay
una fuerte ascensión de los mercaderes y fabricantes.
Aunque los europeos del siglo XVII creen en Dios, la certidumbre intelectual de su fe se ha
desvanecido y el clero ha perdido gran parte de su poder. Los intelectuales se enfrentan a una crisis
seria, las universidades entran en decadencia y la vida intelectual tiene que centrarse en los salones y
academias. La nueva ciencia ha provocado la caída de la imagen aristotélica del mundo. La cultura se
nacionaliza y, frente al sentido general de la cultura medieval en la que poco importaba de dónde
procedía un filósofo o un científico, ahora sucede lo contrario, La teología tampoco es capaz de
unificar sus criterios y la Biblia deja de ser una enciclopedia de las ciencias.
En resumen, la crisis generalizada supone la ruptura de la unidad de Europa, que pasa a ser un
continente dividido y en guerra permanente. La visión del Barroco es pesimista, todo es movimiento,
mudanza y fugacidad. El tiempo se convierte en una obsesión, todo es contingente y azaroso, no hay
en el mundo humano necesidad ni orden. Todo es apariencia y la esencia de las cosas permanece
oculta. La búsqueda de Descartes de la certeza en medio de las dudas y de los engaños de los sueños
no es retórica. El cartesianismo es un intento de solución a la crisis creada por la nueva ciencia y el
hundimiento de la escolástica. Con Descartes se inicia el Racionalismo, corriente filosófica que surge
en el continente europeo gracias al triunfo de la ciencia y que da especial importancia a la razón. Puede
decirse que el Racionalismo se caracteriza por la autonomía de la razón.
Además hay que hacer hincapié en la especial importancia de la invención de la imprenta y el
descubrimiento de América, dos hechos capitales que influyeron poderosamente en la concepción del
mundo y en la valoración de las actividades humanas.
La imprenta seguramente fue el invento que más ha hecho por la cultura. Sacó el conocimiento y el
estudio de las escuelas monacales y catedralicias, haciéndolo accesible a los laicos. Esta es la razón por
la que empiezan a hacerse publicaciones en lenguas vernáculas (es el caso de Descartes, que
compaginó el latín y el francés).
Los descubrimientos efectuados por los navegantes españoles y portugueses permitieron demostrar, sin
ninguna duda, que la tierra es una esfera como ya algunos geógrafos, Colón entre ellos, habían
intuido. Esto produjo también la aparición de nuevas necesidades tecnológicas y científicas. Es
característico de este período que, tras las luchas medievales para la constitución de los estados, éstos
intervengan en el régimen interno de los demás, con un carácter imperialista y dominador muy
acusado.
El Racionalismo sólo es comprensible a partir del período de transición que representa el
Renacimiento, momento en el que los artistas y escritores volvieron los e la Grecia y la Roma antiguas.
Se volvió a tener confianza en el ser humano y se adquirió una visión más optimista de la vida. El
Renacimiento tuvo la virtud de provocar un enorme deseo de saber, una curiosidad científica sin
límites y un gran deseo de a todos los progresos basados en las fuerzas del ser humano, en lugar de
acudir al criterio de autoridad. Hacen grandes avances las ciencias y cambia la concepción del mundo
(cae la teoría de las esferas con la división en dos mundos: sublunar y supralunar Como el despegue de
las ciencias se debe a la aplicación del método matemático, a tener una fe ciega en el modelo
matemático del saber.
En el siglo XVII comienza el Racionalismo, con Descartes. El Racionalismo puede interpretarse
como la postura que concede especial importancia a la razón, y de modo más preciso, como una
corriente filosófica que se desarrolla en el continente europeo durante el siglo del Barroco, por
oposición al Empirismo inglés.
La característica fundamental de esta corriente filosófica es la
autonomía de la razón. Se entiende autonomía, negativamente, que el ejercicio de la razón no es
coartado ni regó nada exterior a ella, y positivamente, que la razón es el tribunal supremo sobre qué es
verdad (conocimiento) y cuál es la conducta adecuada (moral y política
La Filosofía Moderna surge por el triunfo de la Ciencia, que le sirve corno i es decir, se produce una
liberación de la razón de la autoridad externa y se Matemática como modelo del saber. La Matemática
aporta la aceptación del un método deductivo de la ciencia moderna, y la idea de que todo se conoce a
partir de primeros principios que el entendimiento posee por sí mismo y en sí mismo: innatismo, es
decir, que poseemos ideas desde el mismo momento de nuestro nacimiento.
3. Contexto histórico, filosófico y cultural (KANT)
El pensamiento de Kant constituye el punto de partida de la formación filosófica de nuestro
presente. Sin él nada puede entenderse de lo que han supuesto los dos siglos de importantísimo
desarrollo económico, social, político e ideológico del Occidente europeo. Kant representa la
síntesis, la culminación y la acepción más atinada del pensamiento ilustrado y moderno en
general, y también un punto de referencia permanente para todos los desarrollos del pensamiento
científico y filosófico actual, en el sentido de que el kantismo es una de las posiciones
continuamente renovadas en el ámbito de las ciencias humanas. El contexto histórico en el que se
desarrolla su obra se deriva de la situación de la Europa pre y posrevolucionaria, esto es, antes y
después de 11789. El «antes» del anhelo largamente incubado de traducir la actitud de
racionalidad a consecuencias sociales y políticas. En este sentido, toda Europa sueña con la
abolición del Antiguo Régimen y su secuela de arbitrariedades y privilegios. Se espera de la
revolución la instauración de un verdadero estado de derecho, basado en la libertad de todos los
seres humanos, la igualdad ante la ley, la soberanía del pueblo y el principio del gobierno
democrático. El «después» lo constituyen las consecuencias de la resolución. Los acontecimientos
revolucionarios de París (toma de la Bastilla, ejecución de los Borbones y, sobre todo, el régimen
de terror de Robespierre) hacen pensar a muchos intelectuales europeos, entre ellos a Kant, que
hay que rectificar el ideal revolucionario, evitando los extremismos a los que está llevando el
excesivo protagonismo de los sectores populares y desarraigados de la convulsa sociedad europea
de finales del XVIII. La Europa posrevolucionaria ofrece el interesante aspecto de un amplio
debate entre lo que parecen ser las inevitables y positivas consecuencias del hecho revolucionario,
y los planteamientos que, poniendo de relieve los abusos de los revolucionarios, esconden un
rechazo a los ideales que inspiraron las rápidas transformaciones en Francia y en el resto de los
países europeos.
No se puede ignorar que la Ilustración prendió en el ánimo de toda Europa y marcó todos los
aspectos de la vida de los hombres y mujeres del XVIII. La racionalidad y el ansia de libertad se
plasmaron tanto en el plano social, como en el político y filosófico. La Aufklarung (Ilustración)
alemana es muy peculiar, y se crea a partir de la herencia que dejan, fundamentalmente, los
ilustrados franceses. Particularmente, Kant tuvo que sufrir la censura de su época. Es, sobre todo,
su obra La religión dentro de los límites de la razón la que fue perseguida por Federico Guillermo II,
sucesor de Federico el Grande. A pesar de las amenazas, Kant no se retractó en ningún momento
del contenido de ella. Podemos acercamos al talante de este ciudadano respetuoso de la ley
trayendo a colación otra de sus obras: La paz perpetua, obra de lectura muy recomendable. En ella se
nos presenta como un defensor de la República, sistema que debería garantizar la libertad para
todos los seres humanos como miembros de la sociedad, la independencia de todos los seres
humanos como súbditos y la igualdad como ciudadanos.
El pensamiento kantiano está fuertemente influenciado por los planteamientos racionalista y
empirista, así como por la física newtoniana pero Kant no se decanta a favor de ninguno de ellos.
A través de la obra de Newton llega a la conclusión de que la filosofía, al igual que la ciencia,
debe dirigir su mirada a la experiencia. Indudablemente, Kant no toma la experiencia en el sentido
en que la planteó Hume, sino que, con Locke, verá que la razón no puede ir más allá de los límites
de la experiencia. No por ello hace válido el conocimiento obtenido como resultado de la
abstracción que podamos hacer de los datos de los sentidos. Científicos como Copérnico o Kepler,
para los que era evidente que los datos obtenidos en la observación de la trayectoria de los
planetas no cuadraban con la teoría que desde Ptolomeo se aceptaba como buena, pensaron que tal
vez el error no estuviera tanto en esos datos como en la necesidad de intentar acoplarlos a una
teoría que fallaba por algún sitio. Así las cosas, pensaron en invertir el proceso que, desde el
mundo griego, se había utilizado para hacer ciencia.
Partiendo de este supuesto, Kant reflexiona sobre el método de investigación que la filosofía ha de
seguir, si es que realmente aspira a ser una ciencia. Desde este planteamiento cabe preguntar
cómo Kant entiende la posibilidad del conocimiento. Esta cuestión será uno de los presupuestos
fundamentales de su filosofía. Sin embargo es imposible entender claramente su planteamiento
sin comprender, por un lado, el cuestionamiento que hace de la metafísica racionalista (concebida
como la ciencia de todos los objetos posibles, en cuanto que son posibles); por otro, su
concepción de la filosofía, que comparte con Wolf y Baumgarten, como un saber cuyo único
tribunal es la razón misma, en su relativa soberanía respecto a lo empírico; y por último, su concepción de la experiencia sensible como límite del entendimiento, y en consecuencia, del
c0!l0cimiento mismo (contribución fundamental del empirismo británico). Cómo hacer
compatibles estas premisas será la empresa que Kant acomete y que resuelve en lo que viene en
llamar filosofía crítica. Pero Kant no sólo se plantea qué y cómo puedo conocer, sino también
otras dos grandes preguntas, ¿qué puedo hacer? y ¿qué me cabe esperar?,cuyas soluciones forman
en conjunto el núcleo central de su filosofía.
2. Contexto histórico, filosófico y cultural (Ilustración)
A pesar del carácter ampliamente divulgativo de la corriente, notabilísimo para la época, no
podemos imaginar su fama en términos actuales; la "masiva" divulgación de la que hablamos se
ciñe a las capas informadas de la sociedad, que continuaban siendo una minoría, porque la
escolarización popular aún era muy deficitaria y desde el medievo estaba mucho más ligada a la
Iglesia, que la dotaba de un claro carácter catequista, que a los poderes estatales. Además, pese a
la "tolerancia" aludida, hubo de desenvolverse en ambientes cerrados y restringidos. Las
sociedades secretas, las de pensamiento, los salones, las Academias, las logias masónicas (tan
extendidas en Inglaterra y Francia, donde "francmasón" será sinónimo de "ilustrado")
constituyeron los canales de difusión más habituales, junto a la prensa (en creciente expansión) ya
la mayor difusión de las publicaciones.
Históricamente considerado, representa una etapa del desarrollo del pensamiento occidental, en la
que una burguesía ávida por imponer sus logros en economía al resto de los estratos de la
sociedad terminó por allanar el terreno para su asentamiento definitivo en las estructuras del poder
político y por desterrar los privilegios jurídicos de la nobleza y la jerarquía eclesial. Aunque la
Ilustración se inscribe en el ámbito de la burguesía ascendente, sus impulsores no fueron todos, ni
únicamente, burgueses. Numerosas capas de la alta burguesía industrial y financiera fueron contrarias
al movimiento ilustrado, mientras que bastantes sectores del bajo clero o de la nobleza cortesana (apoyados tímidamente desde el poder absoluto de sus monarcas, que se consideraban a sí mismos déspotas
ilustrados; tal es el caso de Carlos 1II de España, Federico II de Prusia o Catalina II de Rusia)
trabajaron por su expansión.
Respecto al saber, un gran siglo científico que continúa la tradición matemática cartesiana física de
Newton, pero que, sin embargo, tiene como paradigma el naturalismo (bastará que algo sea calificado
de "natural" para ser válido); se prescinde de la divinidad y de la tradición como justificación
ontológica o gnoseológica, que utilizara el mismo Newton en su sistema físico, y se recurre a la
Naturaleza autónoma. Se rechaza el método deductivo y se impone el método analítico, como reflejo
de la secularización de una razón, calificada de crítica, que no admite tutelas de ninguna clase, y
menos religiosas. La Química moderna sustituye definitivamente a la alquimia, con Lavoisier como
gran figura. Aumenta el interés de la investigación en las ciencias biológicas y naturales y en la
experimentación técnica, sin la cual hubiera sido impensable el gran impulso de la maquinaria que
propiciaría la Revolución Industrial.
La seguridad que tenían en el triunfo del poder de la razón les lleva a una visión optimista del futuro,
confiados en el progreso y en la creencia firme de poder instaurar la felicidad entre los seres humanos
de toda la tierra, dada la bondad innata que poseemos y la mejora efectiva conseguida por las
innovaciones técnicas cuando se aplican a la racionalización de la existencia humana. Si en el siglo
XVII, en filosofía, asistíamos a la polémica entre la razón y los sentidos en relación al origen del
conocimiento, un siglo más tarde la Ilustración integrará tanto sensaciones como emociones, y en esto
se distancia discretamente del racionalismo, convencidos de que la sensibilidad es la puerta de la
razón. La preocupación principal gira alrededor de la teoría del conocimiento y la moral. En este
sentido, la ruptura con la razón teórica, con la metafísica especulativa como forma de conocimiento, va
paralela a su defensa sin paliativos del modelo propugnado y sistematizado finalmente por Newton, de
forma que abogarán por el método inductivo y analítico, conciliando lo empírico y lo racional,
representado por Condillac, Hume y Helvecio. La razón se vuelve crítica, también llamada' analítica,
práctica, o sea, interesada por lo que ocurre, y autónoma. A Kant deberemos la gran síntesis filosófica.
La preocupación moral ilustrada justifica el placer, la pasión, la voluptuosidad como fenómenos
naturales. Es una ética hedonista y social, que llevará a tolerar los códigos morales positivos,
considerándolos convencionales, y, sobre todo, es una ética de la moral natural inscrita en la naturaleza
humana, que se basa en la bondad natural. De ahí la defensa de los instintos, porque la obediencia a la
naturaleza y a ellos mismos conducirá a la felicidad.
Mientras que los artistas polemizan entre los valores del academicismo neoclásico y de la relatividad
de los cánones estéticos, alumbrando tintes románticos, nace la Estética moderna de la mano de
Baumgarten. Sin embargo, en música despierta la gran era clásica (Bach, Mozart, Vivaldi) y atisbamos
una notable ausencia de intimismo; igual que en la literatura, donde predomina la narrativa utópica o
moralizante, como el Gulliver de Swift o las Cartas de Montesquieu, y en donde asistimos al
nacimiento de la novela y el teatro burgués.
Contexto histórico, filosófico y cultural (Marx)
En el momento de iniciar el tratamiento de la filosofía de Marx, se impone señalar algunos aspectos
generales que condicionan la génesis de su pensamiento, especialmente en su período más fructífero
desde el punto de vista teórico, que es el que transcurre entre los años 1840 y 1848. En lo político
destaca la posición conservadora sustentada por el rey Federico-Guillermo de Prusia, que genera un
acusado descontento entre los liberales prusianos y los intelectuales de Renania, territorio este
último en el que habían proliferado y triunfado los ideales revolucionarios franceses. La difusión de
las ideas progresistas francesas en la Alemania del sur, tras la revolución de 1830 en Francia,
provocó como reacción en la corte alemana, que ejercía el predominio político, un aumento de la
censura y de la dureza del régimen policial.
Como consecuencia de lo anterior y ante la falta de una clase obrera con capacidad de movilización
-es de destacar en este sentido la escasa industrialización de la Alemania de la primera mitad del
siglo XIX-, la contestación frente al conservadurismo político se llevó a cabo sobre todo en el
ámbito intelectual: escritores, historiadores y periodistas defienden abiertamente sus ideas de
cambio revolucionario y de alternativa a la feudalizada Alemania en periódicos y revistas. La
actividad filosófica se convierte así en la médula espina1 que vertebra la crítica, y sustituirá, en
cierta medida, a la acción revolucionaria en la calle a través del poder de la prensa y los panfletos.
Desde finales del siglo XVIII (Revolución Francesa, 1789) y hasta las primeras décadas del siglo xx
(Revolución Rusa, 1914-17), Europa va a presenciar toda una serie de movimientos revolucionarios
en los que desempeña un papel destacado el propio Marx: la revolución de 1848, la participación en
la experiencia revolucionaria que supuso la Comuna de París en 1871 y en la fundación de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Aunque la situación económico-social es muy desigual según los países -piénsese en el gran
desarrollo industrial de la Inglaterra decimonónica frente a la Alemania del mismo período-, se va a
producir un aumento general de la industrialización, que culmina con la revolución industrial,
especialmente en Inglaterra, donde se concretan en los planos teórico y práctico los análisis que
tanto Marx como Enge1s realizaron del capitalismo decimonónico. En el viejo continente nos
encontramos, por regla general, con la existencia de enormes desigualdades entre la burguesía y la
clase trabajadora, que tanto en la ciudad (proletariado) como en el campo (agricultores), estaba
sometida a largas jornadas de trabajo, salarios escasos y condiciones de inestabilidad en el empleo.
Con pequeñas variaciones, se empleaba, incluso a niños, durante jornadas de 12 horas tanto en la
actividad fabril como en la agrícola.
En lo filosófico, resulta imprescindible aludir a las llamadas «tres fuentes del marxismo»: la
economía política inglesa, la filosofía idealista alemana y el socialismo utópico francés. Si bien
estas fuentes aparecen de forma explícita en sus textos, y las trataremos a continuación, no nos
resistimos a incluir también a los que se han llamado recientemente «cuatro maestros», con los que
Marx mantuvo una estrecha relación intelectual, y que influyeron decisivamente en su obra:
Epicuro , al que dedica su tesis ioctora1, defensor de un materialismo de la libertad, metaforizado
por la doctrina del clinamen o desviación a1eatoria de los átomos; Rousseau, del que Marx toma su
concepción iel democratismo igualitario, o la idea de la asociación fundada sobre la participación
directa de los ciudadanos en la decisión general; Adam Smith, del que procede la idea de que el
fundamento de la propiedad es el trabajo; y por último, Hegel, el más importante y el más ambivalente,
inspirador y adversario constante del trabajo teórico de Marx sobre la «contradicción dialéctica» y la
historicidad de la sociedad humana. Esta cuádruple raíz filosófica del pensamiento de Marx ejerce sobre
el paralelismo en la amplia y generalizada influencia que el marxismo tiene en el pensamiento de nuestro
siglo, en especial, en el estudio etnográfico-estructural de las sociedades primitivas, en las diversas
acepciones del humanismo actual (existencialista, personalista, freudiano, etc.), en la teoría crítica de la
sociedad de la llamada Escuela de Francfort, y en las diversas relecturas que se han hecho de Marx,
vinculadas a los avatares del movimiento obrero, la lucha sindical y la política de los partidos socialistas,
socialdemócratas y comunistas.
En líneas generales podemos destacar dos grandes movimientos filosófico-culturales: la Joven Alemania,
de carácter crítico-literario, y la llamada Izquierda Hegeliana, tendencia filosófica, política y religiosa en
la que se cultiva un acusado radicalismo de las ideas de Hegel, maestro indiscutible del período,
dominantes en la Alemania en la que Marx inicia sus escritos filosóficos.
Contexto histórico, filosófico y cultural
La vida y el pensamiento de
Nietzsche (1844-1900) ocupan buena parte del siglo XIX.
Se trata de una centuria en la que se han fraguado todos los cambios y características que definen
nuestro tiempo presente. La contradicción fundamental que nos plantea el mundo contemporáneo,
y en especial el siglo pasado, es la que existe entre, por un lado, un despliegue vertiginoso de los
conocimientos, el saber tanto teórico como práctico, las ciencias puras y aplicadas, la técnica
aplicada a toda la esfera de la vida humana y, por otro lado, el desarrollo social de una creciente
población europea, cuyo protagonismo social y político nada ni nadie pueden evitar:
El problema histórico de la época se concreta en hacer viables las demandas y aspiraciones de
amplias capas de la sociedad burguesa, recientemente incorporadas a los procesos productivos de
la industria capitalista, y con un protagonismo político y social cada vez mayor, tras los procesos
revolucionarios de la Europa napoleónica . Así, el siglo XIX es el de las revoluciones obreras, el
del surgimiento de los movimientos internacionalistas de los trabajadores, el del socialismo y el
anarquismo y el de la contrarrevolución conservadora, que pretende restar protagonismo a las
masas. La cultura del ochocientos retorna esa confrontación entre los valores aristocráticos del
Antiguo Régimen, dotados de un aire de melancólica decadencia y de pesimismo racional, y los
valores democráticos en alza, con su dosis de igualitarismo y homogeneización social. La lucha
entre los viejos valores de la antigua aristocracia y los nuevos de las masas desheredadas va a
generar una polarización del pensamiento. Muchos pensadores, entre otros el propio Nietzsche,
representan una re lectura de la historia y la cultura occidental en términos de regresión hacia
ideales de la Antigüedad. Por otro lado, el nihilismo de nuestro autor es una visión del esencial
carácter trágico, agónico y sin salida, no sólo de la existencia individual, sino también de la
colectiva, plasmada en historia de la humanidad.
Si hubiera que buscar un portavoz del fin de siglo, sin duda sería Nietzsche el que mejor
podría asumir este papel. Desde el mundo de la cultura existe una aparente ruptura con todo el
orden establecido. La música, la pintura y la poesía provocan 'a una burguesía decadente y
aburrida. Sin embargo, estos artistas no dejan de demostrar un claro talante aristocrático y elitista.
Es el modelo del bohemio, alguien que renuncia a vivir conforme a los valores de la sociedad
dominante, que se considera más allá del bien y del mal y que busca experiencias nuevas, ya sea
en el alcohol, las drogas, las relaciones homosexuales, etc. Y siempre con el afán de provocar, de
que su propia vida sea una obra de arte, como bien afirma uno de sus representantes más
genuinos: Oscar Wilde. Este ambiente cultural queda plasmado en los dibujos y cuadros de Degas
o de Toulouse Lautrec, que dejan vislumbrar un cierto fondo de amargura provocado por la falta
de ideales y desesperanza en un futuro mejor. En esta época comienza el impresionismo pictórico
que, apoyándose en los importantes descubrimientos de la física en el campo de la luz, rompe con
la tradición anterior. La música de Wagner había alcanzado la apoteosis con su concepción del
drama musical como unión de todas las artes. Nuestro autor mantuvo una profunda admiración y
amistad hacia este músico para más tarde distanciarse de él, al considerar que su música había
dejado de ser la flauta de vida, de Dionisos, para convertirse en un fenómeno más de la
decadencia universal.
La primera gran fuente de la filosofía nietzscheana la constituye la re lectura del pensamiento
griego, y en especial de los autores trágicos. Esta lectura está guiada por la contraposición entre el
ideal apolíneo, que representa la racionalidad normativa, y el ideal dionisiaco, que supone la
perturbación de esa realidad por un impulso para alterar sus fundamentos, basado en el deseo de
retorno a lo que nuestro autor llama lo uno primordial, lo originario y de lo que procede todo
ordenamiento racional.
Por otro lado, el pensamiento de Nietzsche se sitúa en pleno debate cultural del siglo XIX, entre la
lectura ilustrada y progresista del pensamiento de Kant y la lectura que insiste en tomar la criatura
humana como voluntad, cuya acción quedaría limitada por el entendimiento y la racionalidad.
Schopenhauer, uno de los herederos de la tradición kantiana, en su gran obra El mundo como voluntad y
representación contrapone dos ámbitos del ser: el ser en sí y el ser tal como el ser humano se lo
representa. Pero el ser en sí, para este autor, ya no es pura incógnita, sino lo que él llama la voluntad, el
deseo humano de afirmarse y de poder sobre la naturaleza y el resto de los humanos. La voluntad trata
de expresar la idea de que el ser es una fuerza ciega, caótica, constructora y destructora a la vez, que se
mueve en alguna dirección, como si quisiera consumar algo determinado, pero que puede cambiar y de
hecho cambia constantemente, que se autoconsume en su incesante movimiento de autoafirmación y
de crecimiento. El ser humano puede captar la esencia del ser, de esta voluntad en sí mismo, pues tiene
un peculiar conocimiento de las fuerzas que actúan en su interior produciendo alteraciones o impulsos
al margen de su conciencia y sus deseos racionales.
En tercer lugar, recibe una importante influencia del pensamiento evolucionista de Darwin, en
especial de sus nociones de lucha por la vida, y de selección natural de las especies. En definitiva, trata
de redescubrir el componente biológico del ser humano y su parentesco con el resto de las especies
vivas. Este pensamiento lleva a Nietzsche a ofrecer una visión completamente diferente de la historia
de la humanidad, proporcionando la idea de una posible alternativa biológica, un tanto ingenua y
sentimental, a una criatura humana degenerada por la cultura.
Contexto histórico y filosófico(Ortega y Gasset)
Ortega vivió en una época en la que en España existía una intensa actividad de reconstrucción cultural
y apertura a Europa, como respuesta a la grave crisis de identidad nacional. El krausismo a través de la
Institución Libre de Enseñanza (Julián Sanz del Río, Francisco Giner de los Ríos) había perdido fuerza
ya. Es la Generación del 98 la que toma el relevo y sobre todo un pensador original, asistemático y
solitario: Miguel de Unamuno. Éste recoge temas de Kierkegaard cuando aún es casi un desconocido
en Europa, siendo así un precursor del existencialismo. Para Unamuno la vida se convierte en una
tragedia al estar obstaculizada por la muerte y la filosofía no es sino “la ciencia de la tragedia de la
vida”. Kierkegaard considera que ni la ciencia ni el racionalismo pueden decirnos nada, sólo cabe una
“fe” que quiere, cree y crea.
Se ha discutido sobre la originalidad del pensamiento de Ortega. Él mismo declaraba en 1930 que
“debía a Alemania las cuatro quintas partes de su haber intelectual”. En Marburgo fue discípulo de
los neokantianos Natorp y Cohen aunque no siguió su línea de pensamiento. Más importantes, como
fuentes, son sus lecturas: Nietzsche, Dilthey, Bergson, Heidegger. Así, recoge temas del vitalicio del
historicismo y del existencialismo sin identificarse con ninguno de ellos. El hecho de que haya sido,
ante todo, un ensayista y periodista, revela su preocupación prioritaria por la renovación cultural y la
introducción en España del pensamiento europeo.
Se suele aceptar que el pensamiento de Ortega se desarrolla en tres etapas:
– Objetivismo (1902-1910)
En este periodo que incluye su estancia en Alemania, publica únicamente algunos artículos. Le
preocupa el tremendo desfase de España respecto de Europa, que sólo podrá ser superado si se elimina
el subjetivismo y el personalismo dominantes, "lo subjetivo es el error”. Las cosas parecen ser más
importantes que los hombres. Antihumanismo y objetivismo del que más tarde se retractará.
 Perspectivismo (1910-1923)
Publica Meditaciones del Quijote (1914), El Espectador (1916), España invertebrada (1921).
Los dos grandes temas que llenan este periodo son los de circunstancia y perspectiva.
La idea de circunstancia tiene su antecedente en el concepto Umwelt (medio ambiente, entorno)
creado por el biólogo Jacobo von Uexküll: cada animal, de acuerdo con su estructura biológica y su
capacidad perceptiva posee un mundo en torno específico. Pero para Ortega el concepto de
“circunstancia” no es solamente biológico incluye también el propio cuerpo.
El concepto de perspectiva aparece ya en Leibniz (cada mónada es una perspectiva del universo) y en
Nietzsche; pero también en G. Teichmüller a quien Ortega cita.
- Raciovitalismo (1923-1955)
Etapa de su madurez que comienza con El tema de nuestro tiempo (1923). Siguen La rebelión de las
masas (1930) Ideas y creencias (1940), Historia como sistema (1941). Otras importantes se publican
después de su muerte: La idea de principio en Leibniz (1958), Sobre la Razón Histórica (1979).
Ortega parte de una crítica a Sócrates- menos radical que la de Nietzsche- y con él a Platón quienes
realizaron el descubrimiento de la razón, “el tema del tiempo de Sócrates consistía en el intento de
desalojar la vida espontánea para suplantarla con la razón”.
Hay que destacar que Ortega escribe en un momento en que se analiza desde distintos movimientos la
función de la razón y de la filosofía, así como la crisis de un modelo de ciencia. Así se reivindica el
valor de la existencia(Heidegger), de otra concepción de la historia(Dilthey), de un nuevo tipo de
conocimiento(Bergson), etc.
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