La_verdadera_historia_de_los_reyes_magos

Anuncio
La verdadera Historia de los Reyes Magos
LOS DIFERENTES NOMBRES
Los reyes magos son unos personajes que se citan en el Nuevo
Testamento, en el Evangelio según san Mateo. No se sabe
con certeza nada de ellos, ni siquiera cuántos eran,
únicamente lo que nos cuenta Mateo el Evangelista:
Después de nacer Jesús en Belén de Judea en los días del
rey Herodes, llegaron desde el Oriente a Jerusalén unos
magos diciendo: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba
de nacer? Pues vimos su estrella en Oriente, y hemos venido
a adorarlo." (Mt 2,1-2).
Y al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre, y
postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le
ofrecieron regalos, oro, incienso y mirra. (Mt 2,11, edición
de la Biblia de Reina-Valera de 1960, con pequeñas
modificaciones, para ajustarnos más literalmente al original).
Presenta claras referencias a Isaías 60:
Un aflujo de camellos te cubrirá,
camellos jóvenes de Madián y ‘Efah; todos vienen de Sabá;
oro e incienso traen y anuncian las loas de Yahveh.
Parece representar un relato de la adoración de los reyes del
mundo al Mesías, inspirándose en el texto del profeta Isaías.
También podría reflejar la mejor acogida que iba a tener por
parte del pueblo pagano que del pueblo judío. En todo caso,
resulta paradójico que unos extranjeros vienen a enseñar a
los judíos que les ha nacido su rey, y bien podría ser una de
las intenciones del evangelista.
A partir de ese relato, tanto la Iglesia Católica como el vulgo
en general han ido elaborando una historia sobre los hechos y
la personalidad de estas tres figuras. Se supone que
terminaron definiéndose tres personajes al hacerlos
corresponder con las tres ofrendas.
La tradición cuenta que vinieron de Oriente, en número de
tres, y que iban guiándose por una estrella que los condujo
hasta Belén. Allí buscaron al Niño Jesús recién nacido y lo
adoraron, ofreciendo oro, incienso y mirra. Antes de llegar,
en la ciudad de Jerusalén, encontraron al rey Herodes I el
Grande, quien astutamente los conminó a que, de regreso,
hablaran con él para darle noticia del sitio exacto donde se
encontraba dicho niño, y así poder ir él también a adorarle.
(En realidad, lo que quería era darle muerte, por eso ordenó
la matanza de los inocentes).
La historia en el evangelio según san Mateo sigue contando
cómo un ángel se apareció a los magos y los advirtió del
peligro que corría Jesús si ellos obedecían el deseo de
Herodes. Así pues, no volvieron por el mismo sitio.
Con el tiempo, en España y en otros países de tradición
católica, se adoptó la costumbre de celebrar al mismo tiempo
el día de la Epifanía (el 6 de enero) con la festividad de los
Reyes Magos, conjugándose así la manifestación de Jesús al
mundo no judío con la fiesta de estos personajes que
representaban justamente ese mundo de gentiles. Poco a poco
el vulgo fue olvidando el significado verdadero de la palabra
epifanía y la convirtió en un sinónimo de adoración de los
Magos.
Desde muy antiguo el tema de los Reyes Magos ha sido
ejecutado por artistas pintores y escultores. Los han
representado en número de tres, cuatro, y en algún caso
(pocos) en número de dos. El número era variable, llegando a
ser de ocho e incluso de doce.
Es en el siglo V cuando el Papa san León I el Magno establece
definitivamente en tres el número de reyes magos.
Los nombres que adquieren dentro del cristianismo occidental
son Melchor, Gaspar y Baltasar. Los griegos los llamaron
Appellicon, Amerín y Damascón. Los de origen hebreo,
Magalath, Galgalath y Serakín. Para los sirios, Larvandad,
Hormisdas y Gushnasaph.
La primera vez que surge el nombre con que hoy conocemos a
los Reyes Magos es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en
Rávena (Italia). El friso de la izquierda está decorado con
mosaicos de mediados del siglo VI que representan la
procesión de las Vírgenes. Esta procesión está conducida por
tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un
gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en
las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al
Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden
leer tres nombres, de derecha a izquierda: Melchor, Gaspar,
Baltasar...
El primero que atribuye el color negro al rey Baltasar es el
inglés Beda el Venerable (672-735). No aparece ninguna
representación del rey negro hasta el siglo XIV.
Poco a poco la tradición ha ido añadiendo otros detalles a
modo de simbología: se los ha hecho representantes de las
tres razas conocidas en la Antigüedad y representantes de
las tres edades del hombre.
En España y en los países de habla hispánica existe la
costumbre de poner regalos a los niños (y por extensión a los
mayores) en la noche del día 5 de enero. En España la
costumbre era poner los regalos en el balcón, sobre los
zapatos que previamente se habían colocado allí. A veces se
dejaban allí mismo dulces para obsequiar a los dignos
visitantes y paja para los camellos, que se supone era o es el
medio de transporte. En algunos lugares las autoridades
reciben a los Reyes con gran boato y organizan la llamada
Cabalgata de Reyes en que los personajes suelen ir montados
a caballo o en carrozas, vestidos con hermosos mantos y
coronas en lugar de la vestimenta frigia totalmente
desconocida y olvidada. El día siguiente, el 6 de enero es
fiesta para todo el mundo y es el momento en que los niños
disfrutan de sus obsequios.
En los países de habla inglesa dedican el día 6 de enero a
desmontar todos los adornos de la Navidad. Antiguamente se
celebraban grandes festejos con ese motivo y se cocinaba un
pastel en que se escondía un haba, o una pequeña moneda de
plata. La persona que encontraba el haba o la moneda era
nombrada rey judío o señor del desorden y se veía obligada a
encargarse de los festejos de esa noche. Con el tiempo, la
fiesta fue aumentando y cambiando y se incluyeron bailes de
máscaras y representaciones teatrales. La tradición del
pastel, sorpresa incluida, se ha extendido a otros países,
como España, donde se desayuna ese día la rosca de Reyes o
roscón de Reyes.
Se sabe que en el año 1601 los abogados de Londres
encargaron a Shakespeare una obra de teatro que se tituló
Noche de Reyes y que fue representada ante la reina Isabel
I de Inglaterra.
En la catedral de Colonia, Alemania se veneran los supuestos
restos de los Reyes Magos en una urna dorada colocada en el
altar mayor. Devoción que indudablemente surge en los años
de la Edad Media y durante la época de las Cruzadas donde
abundó la búsqueda y aprecio por las santas reliquias.
Es interesante notar que en tiempo de la colonización
española, especialmente en Cuba y Puerto Rico, este día era
de asueto para los esclavos negros que salían a las calles a
bailar al ritmo de sus tamboras. Esto origina el nombre de
Pascua de los Negros con que el día es aún conocido en
algunos países.
La llegada de los Reyes Magos es un tema tratado también en
los Evangelios Apócrifos. Según la tradición esotérica
cristiana, estos personajes procedían del lugar donde se
encontraba el Preste Juan.
Descargar