Abtenerce para Obtener - Seminario Internacional Ministerial

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Abtenerce para Obtener
Del Libro: La verdad sobre el sexo
Autor: John Arana , Casa Creación
Cuando se habla de la virginidad y el sexo, casi parece una contradicción en estos días. Los
jóvenes se están involucrando en relaciones sexuales a edades más tempranas que nunca.
En 1995, más de 1 millón de muchachas se convirtieron en madres solteras. Es muy raro
encontrar vírgenes, ya sean hombres o mujeres, hoy día. Las fuerzas de maldad vagan por el
mundo buscando a quienes pueden robar.
"El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y
para que la tengan en abundancia," Juan 10: 10).
Tenemos el potencial de tener una vida sobreabundante, más allá de lo normal. Podemos
vivir por encima de la mediocridad. Podemos tener una vida abundante en todas las áreas.
Sin embargo, tenemos un enemigo: el diablo. Una de las cosas que el diablo quiere robarle a
la juventud es su virginidad. Cuando se roba esto es robada la gloria que Dios ha puesto en
esa área de nuestra vida.
Se roba su dignidad, honra y respeto de sí mismo. ¿Qué significa "gloria"?
La palabra "gloria" en el idioma hebreo es kabod, y en el griego es doxa. Las dos palabras
significan casi lo mismo: la revelación y manifestación del carácter, poder y persona de Dios
mismo a través de nuestras vidas. En este capítulo, te quiero enseñar que hay gloria en
abstenerse. ¡Para poder obtener, tenemos que abstenernos! Cuando nos abstenemos, el
poder, la persona y el carácter de Dios comienza a ser formado en nuestras vidas, y esto es
un tesoro que traemos al matrimonio digno de celebrarse.
Símbolo de la virginidad
En el Antiguo Testamento, cuando un joven y una señorita se casaban, eran acompañados
por los padres hasta su alcoba privada y éstos se esperaban afuera de la puerta hasta
consumirse el matrimonio en el primer encuentro sexual entre el esposo y su novia.
Cuando los recién casados habían terminado, les hablaban a los cuatro padres y ellos
entraban para revisar la sábana blanca, esperando ver una mancha de sangre. Esta mancha
era evidencia de la virginidad de la novia. Los padres de la novia se llevaban la sábana a
casa y la guardaban por si algún día el esposo quisiera divorciarse acusando a su esposa de
no ser virgen al casarse. (Vea Deuteronomio 22:13-21.)
En caso que el joven esposo se cansara de la mujer o si ya no le agradaba, la única manera
de deshacerse de ella sería comprobar que su esposa no fue virgen al casarse. Si había
cometido fornicación antes del matrimonio, él se podía divorciar de ella. Pero, si los padres
de la mujer podían comprobar que había sido virgen, el hombre sería penado y multado por
los padres, y tendría que tomar de nuevo a su esposa y cuidarla.
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Varias cosas sobresalen en esto. Primero, el gran valor que se le daba a la virginidad. El
valor de tu vida, especialmente la de la mujer, dependía de la evidencia de aquello. El hecho
de que hubieras perdido la virginidad antes del matrimonio era suficiente, en el caso de la
mujer, para divorciarse de ella, y ningún hombre la querría después. La virginidad era un
reflejo de tu santidad, moralidad e integridad personal. El perder tu virginidad era ser alguien
con un carácter débil, con poco valor ante la sociedad. Y en aquellos días, si no tenías
carácter, no tenías valor.
Todo pacto es sellado con sangre y es la evidencia externa de una obra interna. Necesitas
recordar eso para entender lo que estoy por compartir contigo.
Cuando una pareja virgen se casaba y tenían relaciones por primera vez, y el pene del
hombre penetraba el himen de la mujer, habría derramamiento de sangre. Esta sangre era
una señal de parte de Dios de que la pareja había entrado en pacto sagrado con Dios y el
uno con el otro. El derramamiento de sangre sellaba el pacto. Esto es simbólico del pacto
sagrado que Dios hizo con la humanidad por medio de Jesucristo por Su sangre derramada
en la cruz.
El perder tu virginidad en el asiento trasero de un coche, o en algún otro lugar inapropiado
antes del matrimonio es entrar en pacto ilegalmente o desperdiciar tu virginidad. ¡Para ti hay
algo mejor!
Cuando por primera vez tienes relaciones sexuales compartes aquel poder, carácter y fuerza
divina que te ha preservado y mantenido para esa persona especial. Yo sé que para algunos
de ustedes estoy a tiempo para decirte lo siguiente: no permitas que un momento
despreciable, o un novio o novia lujuriosa te robe aquello tan especial que te ha sido dado
para bendición. No dejes que el enemigo te robe tu virginidad. Es señal de la gloria de Dios
operando en tu vida.
Es señal de la realidad de esa vida mejor, sobreabundante que podemos tener por medio de
Dios a través de Jesús.
Así como confiamos en el poder de Dios para salvarnos del infierno, tenemos que permitir
que ese mismo poder nos salve de la influencia del mundo en el área sexual. Permite que tu
cuerpo sea temporalmente sacrificado y negado al placer. Presenta tu cuerpo en la manera
que a Él le agradará. Esto lo podemos hacer permitiendo que esta verdad acerca del sexo
cambie nuestras ideas sobre ello. Dios pide esto de nosotros, y Pablo dice que no es
demasiado pedir en comparación a lo que Dios ha hecho por nosotros mandando a Jesús a
morir en una cruz para traernos libertad. Perder tu virginidad es perder todo esto y no
alcanzar la meta de excelencia que preservará tu auto-respeto.
Puedo oír a algunos de ustedes pensando: Esto se oye muy bien Juan, ¿pero ahora qué
puedo hacer? Ya perdí mi virginidad. Tuve sexo antes del matrimonio con varias personas.
Me siento mal, con vergüenza y culpabilidad. ¿Hay esperanza para mí? ¡Sí, hay esperanza
para ti!
Los principios que te he compartido son principios de esperanza y no de condenación. Tu
dolor y tu corazón pueden ser sanados. Lo que te fue robado, puede ser recuperado. Con la
ayuda de Dios, se puede lograr. Él te puede restaurar y librarte de esa prisión de pena y
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dolor donde has estado. ¡No te des por vencido, este es tu día! La libertad está tocando a la
puerta.
Quizá no podrás recobrar tu virginidad física, pero puedes recobrar el corazón y la actitud de
la misma. ¿Te gustaría sentirte limpio y puro? ¿Quisieras sentir de nuevo respeto y dignidad
en tu interior? ¿Quieres sentirte nuevo y sin pena cuando llegue la persona que es para ti?
Entonces repite lo siguiente en voz alta:
Señor, llego ante ti en el nombre de Jesús. Reconozco que he pecado y no he seguido
tus caminos. He sembrado la semilla incorrecta, y ha producido fruto malo en mi vida.
Me arrepí'ento. Quiero cambiar y me comprometo a seguir tus principios. Por favor,
ayúdame a cumplir con este compromiso. Te pido, Padre amoroso, que restaures el
espíritu de virginidad dentro de mí. Que me restaures y que provoques en mí el ser
limpio, puro, nuevo, y que sea un gozo para mi futura pareja. Señor, presento mi
cuerpo como sacrificio, santo y agradable a ti. Es lo menos que puedo hacer, después
do todo lo que has hecho por mí. ¡Yo me comprometo a la pureza!
Ahora tienes que guardarte. Tienes que tener cuidado que la pasión no nazca en tu corazón.
Cuando la pasión es concebida, el sexo quiere nacer. La pasión, en mi opinión, es una de las
cosas más fuertes con la que tienen que lidiar los jóvenes. La pasión puede llegar
prometiendo placer y satisfacción, pero al final de cuentas te esclaviza y te mata.
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