Ideas Visionarias Liderazgo para un Cambio Cultural Superior Por Robert Pater Una elevación cultural real, significativa y sostenible comienza con el liderazgo, el que se puede aprovechar más eficazmente en múltiples niveles. ntonces, ¿cuáles son los pro y los contra de un cambio cultural? ¿Es algo relativamente sencillo o inmanejable al nivel de que nos negamos frente a la idea? ¿Se puede lograr de forma rápida o toma mucho tiempo? ¿Hay secretos ocultos para el éxito o basta con unas estrategias simples? ¿Es hasta factible o solo imposible porque los leopardos organizacionales no mudan sus manchas? Quizás todo esto sea cierto. Los seminarios y textos publicados proclaman los métodos más nuevos y considerados como los mejores para que la seguridad y la cultura organizacional lleguen a niveles estelares. ¿Esto solo se trata de la última tendencia o moda, la panacea que finalmente curará todas las enfermedades de la seguridad y la organización? Es fácil llegar a sentirse abrumado o hastiado. Hay una cosa en la que podemos estar de acuerdo: la cultura afecta el enfoque y desempeño de todos. Entonces, ¿cómo separamos la paja del trigo? Para esto sugiero aplicar un razonamiento estratégico de nivel superior. Seis perspectivas para mejorar la cultura de la seguridad En primer lugar, no es sorpresa que existan muchas recetas que ofrecen los mismos viejos elíxires pero con nuevas etiquetas. Sin embargo, la cultura es un componente complejo que está formado por muchas partículas. Para poder transmutar realmente una cultura, los líderes deben primero comprender en qué consisten las fuerzas subyacentes involucradas. Por ejemplo, para alcanzar mejoras reales y sostenibles en el compromiso, uno debe entender que muchas compañías flotan en un mar de confianza en el liderazgo que está estadísticamente erosionada y donde la mayoría de las personas se limita a hacer lo justo para cumplir con el volumen de trabajo previsto. En general, se debe desconfiar de aquellos que intentan vendernos productos o servicios específicos como la única solución que nos llevará hacia una cultura de alto nivel. ¿Será mejor el PPE, la avideza visual o los incentivos por sí solos para conducirnos realmente a la tierra prometida de la seguridad? Es increíble el número de profesionales experimentados que, empujados por la fatiga o desesperación, se suben a la alfombra mágica para dar un viaje simplista. Si parece ser demasiado bueno para ser cierto, probablemente lo sea. Para catalizar un cambio sostenible, hay que sumergirse bajo la superficie de la jerga y las declaraciones generales. Sin duda, algunos no estarán de acuerdo con frases como “la responsabilidad es de todos”, “se debe dirigir a los administradores”, “se debe ejecutar de forma impecable”, “hay que hacer que todos participen”, o “cada uno es responsable de todos”. Las buenas intenciones no ayudan mucho si no detallan qué hacer en las operaciones diarias. En segundo lugar, se deben escoger las batallas donde se logrará el mayor efecto y se tendrá la mejor eficacia. Una elevación cultural real, significativa y sostenible comienza con el liderazgo, el que se puede aprovechar más eficazmente en varios niveles: Robert Pater, M.A., es director general de SSA/MoveSMART (www.movesmart.com). Entre sus clientes se incluyen ADT, Alcoa, Amtrak, Domtar, DuPont, Harley-Davidson, Honda, Johnson & Johnson, Marathon Oil, Mead Westvaco, Michelin/BF Goodrich, MSC Industrial Supply, Pitney Bowes, Textron, United Airlines, U.S. Steel, Xerox y muchos otros. Ha participado como expositor en conferencias de ASSE y ha realizado seminarios en línea. Su libro, Leading From Within (Liderando desde dentro de la organización), se ha publicado en cinco idiomas. 24 ProfessionalSafety SEPTEMBER 2015 www.asse.org ejecutivos, gerentes intermedios, supervisores de primera línea y empleados. Si no se puede llegar a todos los niveles, los puntos críticos para llevar las ideas a la práctica son: 1) activar los niveles más altos para establecer la dirección y el tono; y 2) preparar a los agentes de cambio en el plano de las bases para poder llevarlo efectivamente a la práctica (el liderazgo que es al mismo tiempo ascendente y descendente se denomina scissors change [cambio tipo tijera]). Tercero, las prescripciones generales son solo principios en el mejor de los casos. Los remedios y sus dosis efectivas pueden variar mucho de una persona a otra. Asimismo, incluso los principios fundamentales de precisión generalizada no ofrecen un plan para cada organización, ya que cada uno tiene una historia y desafíos únicos. Es importante estar atento frente a las soluciones que pretenden arreglar todo y que son para todo tipo de empresa independiente de su nivel de desarrollo (p. ej., con o sin empleados sindicalizados, centralizada o con sucursales, con una fuerza laboral encapsulada o una más autónoma, con trabajadores que llevan largo tiempo en la empresa o con una alta rotación, con un objetivo de máxima rentabilidad o monopolio regulado, o si está dirigida por líderes comprometidos y sedientos de mejoras o por aquellos que son muy escépticos o resistentes al cambio). Es sorprendente cuán a menudo los líderes intentan hacer suya la fórmula para el éxito de otra compañía y la siguen al pie de la letra, como si fuera sagrada, y no la adaptan a los procesos de sus propias situaciones. Todas las soluciones, planes y arreglos se deben personalizar, y no solo una vez, ya que las fuerzas y reacciones cambian continuamente. Esta es la naturaleza de todos los seminarios y textos generales que no pueden ofrecer soluciones personalizadas para las necesidades de cada organización. Se necesita una ayuda directa y más específica, ya sea de forma interna o a través de recursos externos. Es fundamental que los líderes lleven a cabo mejoras rápidas y concretas. Anil Mathur es CEO de Alaska Tanker Co. (ATC), una empresa que posee un registro de larga data como la empresa petrolera más segura y más responsable con el medio ambiente en el mundo. Mathur sostiene: Las generalidades y la pasión no pueden hacer avanzar la cultura de forma sostenible en el tiempo. El punto esencial es que la credibilidad en la fuerza laboral para mejorar la seguridad se ve potenciada por las acciones en temas específicos que enfrenta la organización en el tiempo. En ATC, logramos esto a través de nuestro programa de reporte de cuasiaccidentes que no se basa en la culpa. Todos los cuasiaccidentes son revisados por las embarcaciones donde se generaron, y luego por nuestro director de seguridad y su equipo. Se corrigen las condiciones no seguras, y entre 20 y 25 casos son dados a conocer en la flota y revisados en las reuniones de seguridad. Esta acción específica para abordar situaciones específicas, con el tiempo, produce cambios en la cultura de la seguridad de forma permanente. La fuerza laboral ve el compromiso de los líderes en acción; a mi parecer, esto convence a los empleados en un nivel que las palabras por sí solas no pueden superar. El éxito con este enfoque requiere un trabajo consistente y constante en el tiempo. Hemos estado haciendo esto por más de una década. Como resultado, los cuasiaccidentes suelen reportarse de forma natural. Y, en realidad, no necesitamos hacer ningún esfuerzo para recibir esta información. ©istockphoto.com/Sylverarts E Cuarto, la mayoría de los líderes de nivel superior tiene una idea general de hacia dónde quieren llevar la cultura. Es probable que casi todos quienes tienen como objetivo un desempeño de clase mundial ya sepan que el liderazgo de tipo mando y control no los llevará hacia esa dirección. Después de todo, los gerentes que predican el “calla y obedece” tienen como objetivo que se cumplan las normas más que dirigir los esfuerzos hacia un desempeño superior. Alternativamente, la mayoría de aquellos que albergan grandes aspiraciones ya ha hecho algún progreso en el camino (quizás no lo suficientemente lejos o o tan de prisa como quisieran). Cada uno tiene un punto de partida distinto del cual llegar más alto. Puesto que los ejecutivos tienen muchas prioridades, quizás necesiten contar con unos cuantos métodos comprensibles y fáciles de poner en acción, que puedan marcar una diferencia significativa y así mejorar el rendimiento y cultura de la seguridad. Más no es necesariamente sinónimo de mejor; por tanto, hacer que los ejecutivos hagan más de lo que deben puede dar lugar a que su atención se vaya a otra parte. Quinto, el cambio es un proceso compuesto por diferentes pasos. Demasiados líderes fracasan por su impaciencia por llegar a la cima el día de mañana, aunque el éxito puede estar varios más peldaños más arriba desde donde estamos. Es similar a intentar llegar al otro lado de un salón dando un solo paso; intentar dar un salto excesivamente ambicioso cuando es muy probable tener una caída. Por otro lado, un logro de clase mundial no tiene por qué requerir un periodo de tiempo exorbitante. El progreso gradual no tiene que darse en cámara lenta como los movimientos del tai chi. Las mejoras significativas pueden ocurrir de forma relativamente rápida si se hacen bien y con seguridad. He visto mejoras reveladoras en enfoques, sistemas de comunicación y acciones relativas a la seguridad, en plazos de apenas 6 meses, y en diferentes compañías pertenecientes a diversas industrias. Las organizaciones, al igual que los niños, crecen continuamente, pero ¿este crecimiento se da en la dirección deseada? Puede ser difícil percibir los cambios cuando se vive con niños, pero estos se hacen notorios después de pasada la niñez. La clave para ser un líder eficaz es hacer avanzar a cultura de una compañía de la misma manera en que los padres sabios guían a sus niños: Primero, educándolos cuidadosamente de modo que vayan desarrollándose de buena forma, y luego, dejando que de a poco vayan tomando la decisión que consideren mejor y emprendiendo acciones positivas por su propia cuenta. Claramente, el nivel de desempeño más alto de la seguridad debe, a la larga, surgir desde dentro. Así como los padres no pueden saber qué hacen sus hijos a cada momento, no es posible, incluso para los profesionales o gerentes más sabios e incansables, vigilar a cada empleado en el lugar de trabajo y en su hogar, para poder controlar lo que deciden y hacen en cada momento. Como se señaló anteriormente, incluso los intentos por aplicar el liderazgo de mando y control en la seguridad limitan el desempeño y hacen que la cultura retroceda. Esto además ocasiona una mayor desconexión, así como una pérdida de la credibilidad y posible influencia de los líderes. Los líderes deben trabajar con lo que tienen, no con la empresa ideal que desean tener. Elevar la cultura es semejante a remodelar la organización existente, más que crear una desde cero. Los profesionales de la construcción saben que tendrán menos sorpresas y mucho más control cuando trabajan con materiales nuevos en terrenos despejados. La remodelación, similar al cambio de cultura, es definitivamente más desafiante (p. ej., espacios reducidos, elementos estructurales preexistentes que pueden ser nuevas adiciones o en gente que ya vive en las instalaciones). El personal puede resistir mejor las estructuras solo porque están acostumbrados a vivir con lo que tienen. La lógica sola se limita cuando se trata de cambiar la mentalidad para lograr una mayor receptividad frente a los cambios. En la actualidad, esto requiere un cambio de energía. Los líderes deben construir sobre lo que ya existe, y dejar ir las mentalidades y hábitos preexistentes y disfuncionales. No mantenga las políticas, procedimientos, expectativas o métodos antiguos solo porque siempre lo ha hecho de esa manera. Sexto, y más importante, tenga presente lo que realmente se debe hacer. Para poder lograr un cambio cultural en la seguridad, es necesario elevar las creencias predeterminadas de las personas, sus puntos de vista y, por último, sus acciones. Esto se logra cuando los líderes llegan a las personas de manera individual (aunque no necesariamente a través de conversaciones uno a uno con cada empleado). La ironía es que las “organizaciones” (el nombre implica una alineación total hacia una misión en común) suelen no ser nada más que eso. La realidad de muchos líderes es que la fuerza laboral es, por lo general, una mezcla de trabajadores mayores que son escépticos y otros jóvenes que se resisten a la autoridad; estos son profesionales que deben interactuar funcionalmente pero no lo hacen. En realidad, cada empresa está conformada por individuos que poseen sus propias preocupaciones idiosincráticas, temores, condiciones preexistentes y motivaciones. Los líderes deben comunicarse al mismo tiempo con cada trabajador y gerente de forma personal, de modo que desde un principio sean más receptivos y luego se comprometan con los esfuerzos www.asse.org SEPTEMBER 2015 ProfessionalSafety 25 Tres conductores del “Yo”: Cómo alcanzar una cultura estelar 1) Inspiración La energía es la onda portadora del cambio. Inspiración es el término fisiológico para inhalación y energía. Mathur les dice a los trabajadores que “traigan su energía al trabajo”. Además invita a los gerentes (y se recuerda a sí mismo) a “iluminar las mentes de los empleados” Esto no es algo demasiado difícil de hacer. Es una combinación donde a) se llena todo con oxígeno a través de recordatorios y desafíos honestos y apropiados (no automatizados ni trillados); b) se reduce el gasto de energía y todo lo que es puramente formal e irracional, o que sigue la rutina a medias y en modo automático (p. ej., concentrarse 26 ProfessionalSafety SEPTEMBER 2015 junio de 2012 de Professional Safety. demasiado en la memorización; reuniones o capacitaciones pasivas de seguridad; énfasis en los procedimientos más que en la comprensión; acoplarse reflexivamente a las viejas rutinas; existencia de métodos de investigación de accidentes solo porque “siempre lo hemos hecho así”; muchos discursos y planificaciones que no están en equilibrio con las medidas apropiadas que se están tomando). Recuerde reforzar los cambios deseados de forma novedosa. No canse a las personas ni promueva la complacencia. Las diferencias correctas obtendrán la atención positiva inicial. Elimine el término “cansado” de su cultura de la seguridad. Sea una fuente de inspiración para todos en torno a la seguridad. 2) Implicación Involucre activamente a todos en la consecución del nivel más alto posible, sin importar cuán bajo sea al principio. Logre esto a través de invitaciones continuas, sinceras y estimulantes. El compromiso debe ser una elección. Si se está bajo obligación o presión, probablemente dará origen a lo contrario. Recoja comentarios, ideas y métodos alternativos que funcionen, de la experiencia actual de los empleados, de trabajos anteriores o lecciones aprendidas, y de las aplicaciones de seguridad que hacen en sus pasatiempos favoritos. La implicación tiene que ver más con una mayor participación en las actividades de la empresa. Y también con captar tantos sentidos de los individuos como sea posible: ver, escuchar, tocar, experimentar cada equipo, descubrir por sí mismos cómo un método funciona específicamente para ellos durante la capacitación, etc. Para conocer más de este tema, consulte el artículo de dos partes de Ideas Visionarias que escribí junto a Craig Lewis, “Estrategias para lograr un compromiso líder”, y que aparece en las ediciones de mayo y www.asse.org 3) Interiorización La interiorización implica ayudar a todas las personas de la empresa a darse cuenta de que tienen un gran potencial para ocuparse de su propia seguridad personal. Esto tiene que ir más allá de una mera conversación o de hacerles responsables, y enfocarse en ofrecer habilidades físicas y mentales para que vayan teniendo más control sobre sí mismos y su seguridad. Los líderes deben disciplinarse a sí mismos para dejar de culpar a otros, y comenzar a ser un ejemplo de responsabilidad y no solo pedir que otros lo sean (“¿Qué podría, como líder, haber hecho diferente para que fuera menos probable que este incidente no sucediera?”). Los líderes sientan las pautas en la adopción del control personal; aunque esta mentalidad no se transfiera a cada trabajador, por lo menos se extenderá a la cultura y elevará el poder de liderazgo personal. Los líderes pueden estimular el cambio a una mejor mentalidad (actitudes, listas de control de la seguridad mental, enfoque “puedo lograrlo” para superar dificultades) junto con una mayor conciencia (darse cuenta de la singularidad del clima de hoy, del desempeño de la maquinaria, de las reacciones de los otros y otras condiciones en constante cambio, y estar preparado y dispuesto a hacer las adaptaciones necesarias en el desempeño de la seguridad). Los tres conductores del “yo” son como cables que están entrecruzados y que pueden elevar el desempeño y cultura de la seguridad de cualquier empresa; es un cambio cultural sofisticado similar al juego piedra, papel o tijera. La implicación estimula la inspiración y la energía. La inspiración cataliza un mayor control interno o internalización. Una mejor internalización fomenta la implicación y aumenta la inspiración o energía. La experiencia ha demostrado que las organizaciones de alto desempeño recurren a estos tres conductores, ya sea de forma consciente o no. Una vez más, estos poderosos principios para lograr una mejora cultural sostenible y exitosa lo más rápido posible, deben adaptarse y entrelazarse en la esencia de la cultura de cada organización. No pueden aplicarse de forma superficial, como cuando se intenta aplicar una capa de pintura de látex a una superficie con una capa de pintura al óleo. Las estrategias y habilidades superiores de liderazgo pueden efectivamente acelerar y perfeccionar un cambio cultural positivo en el mundo real. ©istockphoto.com/Sylverarts implicados en el logro de mejoras significativas y sostenibles. La experiencia ha demostrado que esto es posible. Las declaraciones, exhortaciones, discursos motivacionales, la culpa o incluso las políticas y los procedimientos más detallados, no son suficientes. Los líderes deben apuntar a lograr un ambiente que vaya más allá del cumplimiento de normas y a hacer exactamente lo que se pide. La búsqueda de formas de generar receptores más “obedientes” quizás dé lugar a actores irracionales y automáticos, por un lado, o a miembros de la resistencia que nos hacen retroceder, por el otro. Este enfoque puede, en efecto, cambiar la cultura, pero de forma negativa, hacia un rendimiento que se queda estancado en el bajo nivel y donde se aplasta la creatividad, y hacia donde las críticas constructivas para la corrección de posibles errores queda relegada a la clandestinidad. Entonces, ¿cómo ir más allá de los mismos viejos elíxires aparentemente superficiales y avanzar realmente hacia los cambios culturales? Probablemente los líderes saben que, cuando se hacen las mismas cosas, se obtienen los mismos resultados en el mejor de los casos. Y con demasiada frecuencia, las intervenciones “rápidas y sucias” propician las bajas de rendimiento, ya que los otros se cansan o están hastiados de escuchar los mismos mensajes de siempre que no abordan los problemas principales. Para obtener una mayor perspectiva, he escrito con más detalle sobre algunos de los muchos elementos que se necesitan para avanzar hacia una seguridad y cultura de clase mundial, y formas de evaluarlos. Para tener una referencia relativamente reciente, lea el artículo de Ideas Visionarias, “Hacia una seguridad de clase mundial”, que aparece en la edición de enero de 2015 de Professional Safety.