Lecturas de la Segunda Semana de Junio 2016

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LECTURAS 2ª SEMANA DE JUNIO 2016
COORDINADORES: ROBINSON SALAZAR PÉREZ Y NCHAMAH MILLER
ACTUALIZADO MARXISMO CRÍTICO
https://marxismocritico.com/
http://www.infoeme.com/este-fin-semana-llega-acercarte-olavarria-n10014488
CRÍTICA DE LA CAPITALIDAD DONOSTIARRA DE LA CULTURA IÑAKI GIL DE SAN VICENTE
http://lhblog.nuevaradio.org/b2-img/gil_donostiarra.pdf
ACTUALIZADA REVISTA PUEBLOS
http://www.revistapueblos.org/
ALEXIA, REVISTA DE PENSAMIENTO NARRATIVO
Borges habla en un cuento de un mundo hecho de signos. Donde cada
persona y cada cosa, cada vínculo y cada proceso, cada animal y cada
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flor son signos dentro de un código. Se trata de un mundo que se
puede presuponer sin escuchar, comprender sin pensar y contar sin
sentir. Basta con acceder a las claves de interpretación, los manuales
y los diccionarios. La tragedia en el cuento es que el código se ha
perdido y la gente vive en la mayor de las melancolías. Hay código,
pero falta.
Ese mundo fabulado por Borges se parece mucho al nuestro, salvo
que la melancolía se sustituye acá por una guerra a muerte por el
control y la imposición del código: el lugar central de atribución de
sentidos. Los códigos del mercado, la política o el periodismo dibujan
día a día mapas saturados donde cada cosa-signo encuentra su lugar
y su posición. Mapas que nos dan respuestas y seguridades. Nada
que escuchar, pensar o crear: sólo códigos que leer y obedecer. Saco
un manual y dice cómo hago. Monólogos por todas partes.
¿Qué es la alexia? Es un trastorno del lenguaje, por una lesión
cerebral. La pérdida parcial o total de la capacidad de leer y escribir,
cuando ya fue adquirida previamente. Ceguera a las palabras.
Catástrofe de los sentidos. Vértigo y desconcierto por la ausencia de
referencias pero también una oportunidad, porque los mapas dados
se vuelven inservibles, en cada signo se abre una pregunta y hay que
acercarse otra vez a las cosas para aprender a leer y escribir junto a
ellas.
Tras la alexia, tenemos la oportunidad de dejar de ver signos en
cualquier parte y aprender a ver y relacionarnos con mundos.
Territorios, afectividades, formas de vida. Mundos que no se dejan
conocer sin pensar, pensar sin escuchar y escuchar sin sentir. Mundos
donde habitan las potencias capaces de modificar el estado de cosas.
Mundos donde podemos reaprender a ver y vivir. ¿Sentís su bullicio?
Escuchemos.
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Los signos son para descifrar, contabilizar y conquistar. Los mundos
son para pensar, narrar y habitar. No se trata de mirar otra cosa, sino
de mirar de otro modo. La alexia es el comienzo de ese viaje. ¿Hacia
dónde? Los acontecimientos nos guiarán.
***
Dossier sobre el Campo de Cebada
(para pensar sobre lo común autoorganizado sin centro asambleario,
sino a partir de las bandas que lo habitan y sus hábitos).
http://revistaalexia.es/campo-de-cebada/
-El relato de Jabuti sobre la cocina de Tabacalera (la primera vez que
lo
expone):http://revistaalexia.es/tabacalera-una-bombona-debutano-contra-la-ley-del-mas-fuerte/
-Un diálogo entre Laval/Dardot y los chicos del Campo de Cebada:
http://revistaalexia.es/comunes-bastardos-una-conversacion-entrechristian-laval-pierre-dardot-y-el-campo-de-la-cebada/
-Y un cuento de Lucio Compau sobre la pluriarquía contra
democracia:http://revistaalexia.es/la-tribu-variopinta-de-la-cebada/
FATALIDAD O DESPRECIO
http://regeneracion.mx/tarahumaras-en-epidemia-de-suicidios-por-sequia-narco-y-deforestacion/
ESTIMADAS AMIGAS, ESTIMADOS AMIGOS: VOLVEMOS A ENCONTRARNOS CON LAS
NOVEDADES Nº 497 DEL SITIO BIODIVERSIDAD EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
( HTTP://WWW.BIODIVERS IDADLA.ORG ) DE LA ÚLTIMA SEMANA.
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EL HAARP PERUANO
http://elmuertoquehabla.blogspot.com.ar/2016/05/el-haarp-peruano.html
Revista Mujeres Libres - N°1, Mayo de 1936
http://www.portaloaca.com/historia/historia-libertaria/11872-revista-mujeres-libres-n-1-mayo-de1936.html
REVISTA SIN PERMISO
http://www.sinpermiso.info/
La Renta Básica vista por Varoufakis, algunas encuestas, el referéndum suizo del 5 de junio y
comentarios sobre una crítica tosca
Daniel Raventós y Julie Wark
Europa se vuelve norteamericana, y eso no es bueno
Harold Meyerson
El fin de Europa
Enzo Traverso
Los problemas de las economías del G 7
Michael Roberts
Francia: la primavera de los indignados. Dossier
Léon Crémieux, Enric Bárcena, Xavi Ferrer, Guillermo Almeyra
Ecuador: sismo, conmoción y ¿segunda oportunidad? Análisis de la coyuntura posterremoto
Santiago Ortiz Crespo
Albania: reclamaciones de propiedad y lucha social por el poder
Arlind Qori
Salud laboral: la prevención del cáncer profesional
Jesús Uzkudun
Partido, clase y marxismo: ¿Era Kautsky “leninista”?
Eric Blanc
Argentina: Entre la desideologización y la ideología de las corporaciones
Luciana Ghiotto
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La Union Europea ante la cuestión migratoria: entre la realidad y el deseo
Ramón Górriz, José Antonio Moreno Díaz
Paraguay: Libertad a los campesinos y campesinas acusados falsamente de la masacre de Curuguaty
Delia C. Ramírez
Brasil: En economía, Temer es peor que la dictadura
Gilberto Maringoni
Grecia: la reestructuración de la deuda del tercer memorándum y el saqueo del país
Alejandro Nadal, Paul Craig Roberts
Brasil-Venezuela: ¿y ahora qué hacemos?
Pablo Stefanoni
Irak: ISIS saca a sus escuadrones de la muerte en Faluya
Patrick Cockburn
Venezuela en la encrucijada. Dossier
Jorge Martín Roberto, López Sánchez, Raúl Zibechi, Gregorio Morán
La mutilación genital femenina: La esperanza florece en Somaliland
Emanuela Zuccala
EE UU: Las primarias demócratas a la sombra del neoliberalismo
David Coates
Rosdolsky, “capital en general” y la competencia
Rolando Astarita
Animales, respeto moral y compasión. Entrevista
Jesús Mosterín
Crisis en Brasil: Sobre héroes y golpes
Bruno Cava
"I, Daniel Blake" y la lucha por otro mundo mejor
Ken Loach, Peter Bradshaw
5
Nadando entre tiburones. Reseña
Gregorio Morán
Bolivia: Comisión de la Verdad contra la impunidad
Rafael Archondo Pabón
RADIO/ CLINÂMEN: “LA DEMOCRACIA DEJÓ DE FUNCIONAR, LA FASE QUE SIGUE ES LA
AUTOORGANIZACIÓN"
http://anarquiacoronada.blogspot.com.co/2016/05/clinamen-la-democracia-dejo-de.html
ESPACIO INTELECTUAL: RAMONA
http://www.ramona.org.ar/
REVISTA VIENTO SUR
http://vientosur.info/
VIENTO SUR. En ella puedes consultar en cualquier momento los artículos de éste y los anteriores
boletines
SOLO EN LA WEB
La banda sonora de la Comuna de París
145 AÑOS DE CEREZAS Y BARRICADAS
28 de mayo de 2016. Patricia Godes
La banda sonora de la Comuna de París 145 años de cerezas y barricadas El eco de los
fusilamientos puso fin a la Comuna de París el 28 de mayo de 1871, pero durante sus
dos meses de vida, inspiró otros sonidos que permanecen en nuestra
memoria (...) Leer más
Vídeos del acto
GENOCIDIO E IMPUNIDAD EN ARGENTINA Y EN EL ESTADO
ESPAÑOL
27 de mayo de 2016.
Intervenciones de Daniel Feierstein (Director del Centro de Estudios sobre Genocidio
de Argentina), de Joan Tardá (ERC), de Andrea Benites-Dumont (Asociación de Ex
Detenidos Desaparecidos), de Chato Galante (La Comuna). Moderador del acto
Jaime (...) Leer más
6
Medioambiente y especulación urbanística
LAS VIVIENDAS DE LOS RICOS EN EL VALLE DEL TIÉTAR, EN
SUELO PROTEGIDO
27 de mayo de 2016. Maria José Esteso Poves
No es una casa en el campo, son miles de viviendas diseminadas en terreno rústico.
La burbuja inmobiliaria no se ha parado en algunas zonas rurales. Ése es el caso de
Candeleda (5.200 habitantes), el municipio más extenso de Ávila, situado en
el (...) Leer más
Tribuna VIENTO SUR
ANTE LAS ELECCIONES DEL 26J. “AUSTEREXIT” VS.
GOBIERNO DEL MIEDO
26 de mayo de 2016. Jaime Pastor
La publicación del Informe de Estabilidad Financiera del Banco Central Europeo de
este mes de mayo ha venido a confirmar el papel de proto-Estado europeo que, sobre
todo desde el estallido de la crisis sistémica en 2008, tiende a ejercer esa (...) Leer
más
Portugal
COMBATIR LOS DAÑOS COLATERALES DE LA DISPERSIÓN
URBANA
26 de mayo de 2016. Carlos Gaivoto
En el libro "El capitalismo contra el derecho a la ciudad", David Harvey nos coloca
ante el desafío de construcción de alternativas por el derecho a la ciudad. Otros
autores como Henry Lefebvre y Edward Soja nos explican la forma, la estructura
y (...) Leer más
Ley de Memoria Histórica
LA MEDIOCRIDAD DEL ANTIFRANQUISMO BLANDO
25 de mayo de 2016. Acacio Puig
En diciembre del año 2007, el gobierno socialista presidido por Zapatero, con la
aprobación mayoritaria de las Cortes promulgó la ley de Memoria Histórica, un
conjunto de disposiciones esencialmente continuistas del Régimen del 78 y que se
situaban (...) Leer más
Libros
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EL AGUA EN UN MUNDO EN CRISIS
25 de mayo de 2016. Janice Cox
[Reseña del libro Global Water Inequality and the Coming Chaos, de Karen Piper,
University of Minnesota Press, 2014] En los últimos años se han publicado muchos
libros sobre los problemas del agua a escala mundial, en un momento en que el
mundo se (...) Leer más
Entrevista a Vicent Boix
“ÁFRICA ES EL SUPERMERCADO DEL MUNDO”
25 de mayo de 2016. Ana I. Bernal Triviño
Cultivar tu propio terreno para poder comer. Respetar la tierra de la que se alimenta
tu ganado. Y que, de pronto, lo pierdas todo. Más allá de la efeméride que recuerda
este miércoles el día de África, el escritor e investigador Vicent Boix quiere (...) Leer
más
Entrevista a Miguel Urbán
"UN GOBIERNO ENCABEZADO POR UNIDAS PODEMOS ES EL
ÚNICO QUE PUEDE DAR LA BATALLA A LA ’TROIKA"
25 de mayo de 2016. Aitor Riveiro
Miguel Urbán (Madrid, 1980) recibe a eldiario.es en la oficina de eurodiputado que
tiene abierta en Madrid a pocas horas de que se conozca el resultado definitivo de las
elecciones presidenciales en Austria. La entrevista se hace con el (...) Leer más
Austria
EN EL FILO…
24 de mayo de 2016. Bertold du Ryon
Tras una interminable espera de 24 horas, finalmente el ecologista Alexander Van
der Bellen ha resultado elegido presidente federal de Austria, según fue anunciado el
lunes al final del recuento del gran número de votos por correo (alrededor
de (...) Leer más
Julio Rodríguez, candidato de Unidos Podemos
¿MILITARES ANTIMILITARISTAS?
24 de mayo de 2016. Sabino Cuadra Lasarte
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Lo dijo Julio Rodríguez, cabeza de lista de Unidos Podemos por Almería en estas
elecciones y general ex-Jefe del JEMAD, órgano máximo de Defensa del ejército
español: “Soy tan pacifista y antimilitarista como el que más”. Lo dijo sin parpadear
y hubo a (...)Leer más
Libano: entrevista a Nicolas Dot-Pouillard
LAS CONSECUENCIAS DE LA CRISIS SIRIA EN LA VIDA
ASOCIATIVA Y SINDICAL
24 de mayo de 2016. Alain Pojolat
Alain Pojolat: ¿Cuáles son las implicaciones de la crisis siria en Líbano? Nicolas DotPouillard: Hoy hay más de 1,5 millones de refugiados sirios en Líbano, para una
población libanesa de 4,5 millones de personas. Una cifra que crece desde
2012. (...) Leer más
El TTIP ha descarrilado por las protestas
¿MANIFESTARSE NUNCA SIRVE DE NADA?
24 de mayo de 2016. Owen Jones
Para aquellos que queremos sociedades dirigidas según los intereses de la mayoría y
no los inexplicables intereses empresariales, "ardua lucha" es la mejor forma de
definir esta era. Por eso, cuando se logran victorias, habría que darles gran (...) Leer
más
Un proyecto interesante
INTERCOLL.NET
23 de mayo de 2016. Colectivo
[Este proyecto que nació hace varios años y ha permanecido en stand by toma nuevo
a aliento y reparte con más energía.] Presentación del proyecto Intercoll es un
espacio abierto de desarrollo y confrontación para los movimientos sociales
y (...) Leer más
Entrevista a Eric Toussaint
"EL 65 % DE LA DEUDA ESPAÑOLA ES ILEGÍTIMA"
23 de mayo de 2016. Begoña P. Ramirez
Los españoles se despertaron el pasado martes con otro récord histórico: los 1095
billones de euros que deben las administraciones equivalen a la mayor deuda pública
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del último siglo. Por primera vez supera el 100% del PIB; es decir, el Estado
debe (...) Leer más
Pensamiento crítico
¿QUÉ INTERNACIONALISMO ANTE LA CRISIS DE UCRANIA?
23 de mayo de 2016. Catherine Samary
No hay duda que los Estados Unidos aprovecharon la crisis yugoslava para mantener y
relanzar la OTAN, cuando debería haber sido disuelta en 1991 junto con el Pacto de
Varsovia. Tampoco hay duda de que Washington está tratando de impulsar una
forma (...) Leer más
Entrevista a Carolina del Olmo
"FAMILIA Y TRIBU NO SON CONCEPTOS CONTRAPUESTOS"
23 de mayo de 2016. João França
Poco se debía imaginar la diputada de la CUP Anna Gabriel que abriría la caja de los
truenos del debate sobre el modelo de familia cuando hizo unas declaraciones a
Catalunya Radio en las que decía que le gustaría tener hijos en comunidad.
Gabriel (...) Leer má
REVISTA NEXOS
http://www.nexos.com.mx/?cat=3362
2016 JUNIO
CABOS SUELTOS
TIPOS DE MAGIA
Nexos
CABOS SUELTOS
¿PADRE DE 888?
Nexos
CABOS SUELTOS
CINCO DE DIPLOMÁTICOS
Nexos
PUERTO LIBRE
UN REFUGIO
10
Ángeles Mastretta
TANGENTE
EL ENSAYISTA COMO CARTERO
Jesús Silva-Herzog Márquez
PASAPORTE, POR FAVOR
BANGLADESH
Claudio Lomnitz
HABLANDO DE OTRA COSA
EMIGRANTES
Fernando Escalante Gonzalbo
AGENDA
CONSTITUYENTES: LA MAGIA Y LA
CIUDAD
José Antonio Aguilar Rivera
AGENDA
SIN JUSTICIA COTIDIANA
Saúl López Noriega
ENSAYO
VIOLENCIAS INVISIBLES
Nexos
ENSAYO
LA VIOLENCIA DIARIA EN LA QUE
NADIE CREE
Estefanía Vela
ENSAYO
LO QUE SABEMOS Y LO QUE
IGNORAMOS
Roberto Castro
11
ENSAYO
VIOLENTADAS
Sonia M. Frías
ENSAYO
DERECHOS DE PAPEL
Ana Pecova
ENSAYO
LA SOMBRA DE SÍSIFO: EL ESTADO Y
LAS MUJERES
Alejandra Ríos
ENSAYO
LA CADENA DE JABBA: LA FALACIA
PUNITIVA
Catalina Pérez Correa
EXPEDIENTE
EL AVIÓN DE ELBA ESTHER
Mario Gutiérrez Vega • Mariana Nolasco
CIUDAD DE LIBROS
LARS GUSTAFSSON
UN ARCHIPIÉLAGO EN COLOR SEPIA
Claudio Magris
CIUDAD DE LIBROS
Los ángeles de Lupe Pintor
UN ENCUENTRO DE PERIODISMO Y
LITERATURA
Alejandro García Abreu
CIUDAD DE LIBROS
ENTERRADOS VIVOS
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Guillermo Fadanelli
CIUDAD DE LIBROS
CYRIL CONNOLLY EN LA
BARCELONA DE 1936
Selección: Delia Juárez G.
FICCIÓN
OKTOBER
Martin Amis
ENSAYO
¿CÓMO SE HACE UN DIOS?
CREACIÓN Y RECREACIÓN DE LOS
DIOSES EN MESOAMÉRICA
Enrique Florescano
CULTURA Y VIDA COTIDIANA
LAS MARCHAS DEL 24 DE ABRIL
José Woldenberg
YO MATÉ A ANA BOLENA
Maruan Soto Antaki
BIOÉTICAS
ERA UN DOMINGO DE ABRIL
Arnoldo Kraus
SOBRE CIENCIA, EN TEORÍA
MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE
DE bondage
Luis Javier Plata Rosas
FRONTERAS
SOMOS HUMANOS POR LO QUE
COMIMOS
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Luis González de Alba
REVISTA TOPIA
https://www.topia.com.ar/revista/planeta-insomne-una-subjetividad-que-no-duerme
TEXTOS SOBRE AMÉRICA LATINA DE HOY.http://revistamemoria.mx/?cat=51
LLAMADA A ARTÍCULOS: REVISTA EUROPEA DE ESTUDIOS LATINO-AMERICANOS
El INSTITUTO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS (ISLA) invita a presentar
comunicaciones para el próximo número de su Revista Europea de Estudios Latino-Americanos.
La fecha límite para resúmenes es el 31 de mayo de 2016 y para entrega de manuscritos, el 30
de junio de 2016.
Para más información, contactar en [email protected]
LA PRESENCIA MILITAR NORTEAMERICANA NO TIENE SENTIDO EN UNA COLOMBIA EN
PAZ”
El proceso de paz entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC), que se desarrolla desde hace cuatro años, se acerca poco a poco a su etapa final, después de
que las dos partes hubieran llegado a un acuerdo en cinco de los seis puntos de la agenda.
https://www.youtube.com/watch?v=CxA3-o493ho
CARLOS ALBERTO PEREYRA
MELE <[email protected]>
Estimados:
Acompaña al presente email, la entrevista que me realizaran para la Tv Cooperativa Argentina sobre las
implicancia Geopolíticas del Golpe Institucional en la República Federativa de Brasil para el Programa
“Sentido Común” que conduce el Periodista Alfredo Guruceta. Donde analizo las consecuencias del
mismo sobre el Continente Suramericano y las organizaciones que nos dimos: Mercosur UNASUR y
Consejo de Defensa Suramericano.
Video: https://www.youtube.com/watch?v=d8PtLQHIRhE
Saludos Cordiales
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ELECCIONES EN PERÚ/ ENTRE EL NARCOTRÁFICO Y LAS POLÍTICAS NEOLIBERALES
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212885
Ultima horaLuis Almagro invoca la Carta Democrática de la OEA para convocar a reunión "urgente"
sobre Venezuela.
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/05/160531_noticias_venezuela_carta_democratica_oea_lu
is_almagro_nicolas_maduro_amv
REVELAN EL POLÉMICO TRATADO SECRETO SOBRE LA DEUDA ALCANZADO ENTRE EE.UU.
Y ARABIA SAUDITA EN 1974
Hace 41 años, EE.UU. trazó un plan de vida o muerte en sus relaciones con Arabia Saudita que ha
marcado las siguientes cuatro décadas de su política exterior con Riad.
https://actualidad.rt.com/actualidad/208948-deuda-secreto-eeuu-saudita
HONG KONG SUPERA A EE.UU. COMO ECONOMÍA MÁS COMPETITIVA DEL MUNDO
Después de encabezar el 'ranking' mundial durante tres años, EE.UU. desciende al tercer puesto entre
las economías más competitivas del planeta.
https://actualidad.rt.com/economia/208956-hong-kong-supera-eeuu-economia-mas-competitiva
ARGENTINA Y BRASIL SIN PISO EN LA ECONOMÍA NACIONAL
http://economia.elpais.com/economia/2016/06/01/actualidad/1464808289_581312.html
OTRA NOTICIA DE LA CRISIS DEL CONO SUR
http://economia.elpais.com/economia/2016/06/01/actualidad/1464799953_504196.html
EL DÍA QUE LA ESTUPIDEZ SE TORNÓ ARTE
https://elrobotpescador.com/2016/06/01/el-dia-que-la-estupidez-se-torno-arte/
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TRUMP VIAJARÁ A ISRAEL PARA MOSTRAR SU SUMISIÓN AL LOBBY JUDÍO…Y
GARANTIZAR UN INMENSO NEGOCIO
https://elrobotpescador.com/2016/06/01/trump-viajara-a-israel-para-mostrar-su-sumision-al-lobbyjudio-y-garantizar-un-inmenso-negocio/
NOTICIAS QUE INTERESAN Y CONVOCAN A LA REFLEXIÓN,
http://www.abacq.org/
"ESTO NO ES CHAVISMO, ES ANARQUÍA", HABLA EL EXGENERAL CHAVISTA QUE LE DIO
LA ESPALDA A MADURO EN VENEZUELA
http://www.bbc.com/mundo/america_latina/2016/05/160526_venezuela_cliver_alcala_entrevista_cha
vismo_maduro_ps
NO HABRÁ CAMBIOS AL FINANCIAMIENTO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR Y ESTUDIANTES
ASEGURAN: “ENTONCES NO HAY REFORMA”
En medio del complejo escenario que enfrenta por estos días la reforma estudiantil, la propuesta de
Bachelet suma nuevas decepciones: desde el Mineduc informaron a los rectores que el sistema de
financiamiento a la Educación Superior no sufrirá cambios estructurales.
http://www.elciudadano.cl/2016/05/27/291060/no-habra-cambios-al-financiamiento-de-la-educacionsuperior-y-estudiantes-aseguran-entonces-no-hay-reforma/
146 ACCIONISTAS CONTROLAN EL 40% DEL VALOR TOTAL DE LAS EMPRESAS
Narciso Pizarro
¿Quién controla el mundo? Las 10 empresas que participan en más de 40.000
barrapuntobitacorasdeliciousdiggfacebookgoogleplusgoogleidenticalinkedinmeneamemyspacenetvibes
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En 2011, S. Vitali, J.B. Glattfelder, and S. Battiston, publicaron un artículo de gran importancia, no solo
muy citado, sino muy leído: The network of global corporate control (PLOS ONE, 26 de octubre de 2011)
donde expusieron los resultados de una investigación gigantesca, realizada en la Escuela Politécnica de
Zúrich, sobre la relación entre los propietarios de las mayores empresas del mundo.
http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Quien-controla-el-mundo-Las-10
UNA LEY DE ALIANZAS PÚBLICO-PRIVADAS PARA NICARAGUA
LOS PROBLEMAS DE FALTA DE INFRAESTRUCTURA COMO CARRETERAS,
PUERTOS Y AEROPUERTOS PODRÍAN COMENZAR A RESOLVERSE SI
PROSPERA EL PROYECTO DE LEY DE ALIANZAS PÚBLICO-PRIVADAS QUE
PREPARAN GOBIERNO Y SECTOR PRIVADO.
http://www.centralamericadata.com/es/article/main/Una_ley_de_alianzas_pblicoprivadas_para_Nicara
gua?u=80793a8d3072a78e03c8761d9599574c&s=n&e=2&mid=[MESSAGEID]
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LENTA FRAGUA DE UN NUEVO CICLO EN BRASIL
RAÚL ZIBECHI
HTTP://WWW.JORNADA.UNAM.MX/2016/05/27/OPINION/023A2POL
Mientras los grandes medios, los partidos y las centrales sindicales se focalizan en la crisis política
y la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, miles de jóvenes están viviendo un
proceso de autoformación como militantes anticapitalistas. Hacia fines de 2015
comenzó una oleada de movilizaciones de estudiantes secundarios de colegios
situados en barrios populares, que se tradujo en cientos de ocupaciones donde
jóvenes de 13 a 18 años establecen el autogobierno escolar.
En estas páginas han sido analizadas las ocupaciones de 200 centros secundarios en el
estado de Sao Paulo y la derrota que los jóvenes propinaron al gobernador
conservador Geraldo Alckmin, quien debió dar marcha atrás en su proyecto de
reorganizar el sistema educativo cerrando colegios para ahorrar fondos públicos
(http://goo.gl/fK4sU4). En los meses siguientes, el movimiento se expandió a otros
estados con demandas sobre la merienda escolar y la calidad de las infraestructuras,
en alianza con una parte de los docentes.
Este mes de mayo hubo 65 centros ocupados en Río de Janeiro, 110 en Río Grande do
Sul y 49 en Ceará, a los que deben sumarse los 25 que estuvieron ocupados en
diciembre en Goiás. Las cifras tienen oscilaciones importantes, ya sea por los desalojos
que impulsan los gobiernos estaduales o porque se suman nuevas ocupaciones. En
total, desde septiembre pasado fueron ocupados 500 colegios en cinco estados. El
filósofo y militante social Pablo Ortellado calcula un promedio de 30 a 50 jóvenes en
cada ocupación, por lo que sólo en Sao Paulo tuvimos entre 6 y 10 mil activistas que se
formaron en este ciclo (http://goo.gl/wgwtwm).
Si el cálculo es correcto, en los cinco estados involucrados en las ocupaciones se
foguearon entre 15 y 20 mil militantes. “Son personas –destaca– que se formaron
17
políticamente con la idea de que es posible derrotar el poder del Estado cuando
amenaza los derechos sociales, de que esa lucha puede hacerse fuera de las
instituciones”. Esta camada de militantes, la mayor parte mujeres, va a fortalecer los
movimientos populares preparando un ciclo de luchas que no podemos saber cuándo
va a germinar.
Para llegar a esas conclusiones es necesario ampliar la mirada temporal y bajar a los
detalles, observar qué hacen los jóvenes durante las ocupaciones, que siempre fueron
escuelas de organización y activismo.
La primera cuestión a tener en cuenta es que la oleada de ocupaciones es hija de las
movilizaciones de junio de 2013, cuando alrededor de 10 por ciento de los brasileños
salieron a las calles, más de 20 millones, en su inmensa mayoría jóvenes. Fue un
tsunami cultural y político sin el cual es imposible comprender la crisis actual. Las
ocupaciones llevan la impronta del estilo MPL(Movimento Passe Livre) que
protagonizó junio de 2013.
La segunda es menos visible porque se relaciona con la vida cotidiana en las
ocupaciones. En este punto hay enormes diferencias, ya que algunas duran pocos días
y otras se mantienen durante meses. Lo común es la apropiación del espacio mediante
el cuidado del centro, la limpieza, pintura de aulas y áreas comunes, y en ocasiones
haciendo pequeñas reformas. Durante el tiempo que mantienen la ocupación,
establecen comisiones en las que participan todos los ocupantes: alimentación,
comunicación, actividades, estructura y seguridad, son las más frecuentes.
Suelen levantarse muy temprano, sobre las 6:30 en algunos colegios. Dedican mucho
tiempo a recoger alimentos y productos de limpieza que aportan padres, profesores,
comerciantes y vecinos del barrio. Quienes no cumplen sus tareas o incumplen las
normas suelen ser castigados, como en un colegio de Río de Janeiro, con una hora de
retraso a la hora de servirles el almuerzo.
Todos los días realizan asambleas, que pueden extenderse durante horas, en las que se
toman todas las decisiones. Las relaciones con los medios suelen ser problemáticas.
Dafine, una joven de 15 años de un colegio de la periferia paulista, comunicó a la
periodista de El País la decisión de la asamblea en estos términos: Decidimos que
puede entrar. Pero recién a las 10:45. Sólo puede permanecer media hora y no tomar
fotos (http://goo.gl/vsg04O).
La tercera cuestión a destacar son las actividades que organizan durante la ocupación:
talleres, conferencias, estudio en grupos, convocatoria a profesionales y artistas, con
actividades casi diarias que se amplían los fines de semana. Las ocupaciones son
espacios de debates intensos y permanentes, como parte del proceso de
autoformación que viven. Hacia afuera hacen actos en el barrio y en la puerta de los
centros, manifestaciones en áreas centrales y cortes de tránsito en las avenidas más
importantes. Ocupar es trabajar todo el tiempo.
Los jóvenes se apropian de los centros pero, sobre todo, se apropian de sus vidas. En la
ocupación de la escuela técnica Paula Souza, en Sao Paulo, un grupo de jóvenes
reflexionó junto al colectivo Passa Palavra: “Las personas que participaron en el
movimiento el año pasado sufrieron un impacto muy fuerte en su vidas (…) cuando el
movimiento termina no quieren retornar a la misma vida de antes, quieren cambiar el
mundo, ser militantes” (http://goo.gl/eyupn1).
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Para cambiar el mundo es necesario convertirse en sujeto de la propia vida; dejar de
ser espectador, incluso si el espectáculo lo dan partidos de izquierda. La conversión en
sujeto es un proceso subjetivo, potente, de enamoramiento de la vida en colectivo. Las
lecturas pueden ayudar, como ayuda la participación en actos y manifestaciones. Pero
es, en lo fundamental, un proceso íntimo que se realiza en grupos acotados, con base
en relaciones cara a cara, donde fluye la mística de lo colectivo. Las ocupaciones son
espacio-tiempos apropiados para la autogestión y la creación.
Si queremos impulsar la lucha anticapitalista, trabajemos en esa fragua, fortaleciendo
la ética del compromiso sin esperar nada. Lo otro es pretender que el mundo se
cambia desde arriba.
EXCEPCIONAL EFICIENCIA DE MILITARES MEXI CANOS ‘‘PARA MATAR’’: NYT
Prevalece la impunidad ante abusos de derechos humanos, agrega el diario estadunidense
http://www.jornada.unam.mx/2016/05/27/politica/007n1pol
Periódico La Jornada
Viernes 27 de mayo de 2016, p. 7
Las fuerzas militares mexicanas son ‘‘excepcionalmente eficientes’’ para matar, con ‘‘tasas
extraordinarias’’ en el número de muertes en enfrentamientos con sus enemigos, lo que indica ‘‘algo
más ominoso’’: un alto número de ejecuciones sumarias en un contexto donde prevalece la impunidad
por abusos de derechos humanos, reportó hoy el diario The New York Times.
Expertos consultados por el rotativo dicen que la ‘‘tasa de matanza’’ en México es excepcional en el
mundo. En diversos tipos de combate entre grupos armados aproximadamente cuatro personas
resultan heridas por cada persona muerta, según una evaluación de guerras desde fines de los 70,
realizada por el Comité Internacional de la Cruz Roja, ‘‘pero el conteo de cuerpos en México es lo
opuesto, según cifras del propio gobierno.
‘‘El Ejército Mexicano mata ocho enemigos por cada uno que queda herido’’, reporta el Times. Por lo
que hace a la Marina, el número es mucho mayor: aproximadamente 30 combatientes muertos por cada
uno que queda herido.
En las guerras modernas los combatientes hieren a sus enemigos mucho más frecuentemente, ‘‘pero en
México ocurre lo contrario’’. Mueren más.
Aunque las autoridades mexicanas explicaron al diario que sus soldados están mejor adiestrados y son
más hábiles que los cárteles que combaten, expertos sostienen que la explicación es otra. ‘‘Son
ejecuciones sumarias’’, afirmó Paul Chevigny, profesor jubilado de la Universidad de Nueva York, que
fue pionero en los estudios de letalidad entre fuerzas armadas.
Las estadísticas oficiales, las cuales dejaron de publicarse en 2014, ofrecen un vistazo sobre el papel de
las fuerzas armadas en la guerra contra el crimen organizado, señalan los reporteros, incluyendo
indicaciones de un incremento en abusos de derechos humanos.
Sin embargo, la impunidad ha prevalecido en torno a los militares ‘‘y poco se ha hecho para investigar
las miles de acusaciones de tortura, desapariciones forzadas y asesinatos extrajudiciales que se han
incrementado desde que Felipe Calderón inició la guerra contra las drogas en México, hace una
década’’.
19
El Times señala que de las 4 mil denuncias de tortura que han sido evaluadas por la Procuraduría
General de la República (PGR) desde 2006, sólo 15 han resultado en condenas. ‘‘No sólo está
generalizada la tortura en México, sino también está rodeada por la impunidad’’, afirma al rotativo Juan
Méndez, relator especial de Naciones Unidas sobre Tortura. ‘‘Si el gobierno sabe que es frecuente y aun
así no se logra la fiscalización, y las instancias que fiscalizan usualmente no llegan a nada, la culpa está
en el Estado’’.
El rotativo reporta que unas 3 mil personas fueron muertas por militares entre 2007 y 2012, plazo en el
que perecieron 158 soldados. Agrega que algunos consideran estas muertes como parte de un
pragmatismo: los soldados matan a sus enemigos porque no pueden depender del sistema judicial.
El reportaje señala que las críticas al gobierno se han incrementado en semanas recientes, incluyendo el
informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que condena la violación de
garantías en México, el video de un soldado golpeando a una mujer, el caso de los 43 normalistas
desaparecidos en Iguala en 2014, y la negativa de los militares a entrevistarse con expertos
internacionales.
El reportaje también aborda el caso Tlatlaya, del cual informa que tres de los soldados implicados en esa
matanza fueron exculpados la semana pasada, sumándose a cuatro anteriores.
El gobierno mexicano reitera que toma muy en serio todo abuso a los derechos humanos, y que ‘‘casos
aislados’’ no reflejan la situación general en el país. Pero el diario señala que aunque el número de
denuncias por tortura contra el Ejército se ha reducido desde 2011, ‘‘la letalidad de sus enfrentamientos
no declinó’’, según datos emitidos hasta principios de 2014.
Sin esos datos, que el Ejército dejó de publicar hace dos años, expertos afirman que es difícil saber qué
tan violenta es la llamada ‘‘guerra’’ contra el crimen organizado.
La impunidad, señala el New York Times, continúa a pesar de la creciente relación con las fuerzas
armadas estadunidenses a través de ejercicios, capacitación y ventas de equipo militar, incluyendo la
venta, aprobada hace dos años, de helicópteros Black Hawk, que podría llegar a sumar un costo de más
de mil millones a lo largo de 25 años.
Todo esto supuestamente, tiene el objetivo “de mejorar el profesionalismo y, por extensión, el registro
de derechos humanos de las fuerzas militares mexicanas’’, reporta.
Sin embargo, las noticias desde México continúan provocando dudas en el Congreso de Estados Unidos.
‘‘Toda la capacitación en el mundo no funcionará si no tienes gente hasta arriba que crea en la
importancia de la transparencia y la rendición de cuentas’’, comentó el senador demócrata Patrick
Leahy a The New York Times.
ROBERTA S. JACOBSON: RELANZAR LA INICIATIVA MÉRIDA
Alberto Betancourt Posada *
http://www.jornada.unam.mx/2016/05/28/opinion/018a1mun
El Senado de Estados Unidos ratificó recientemente a Roberta S. Jacobson como embajadora en México.
Aunque parte de la prensa la presentó como artífice de la reanudación de las relaciones entre Cuba y
20
Estados Unidos, en realidad ella ha reconocido que promovió tácticas de contrarrepresión, como cobijar
disidentes y financiar ONG anticomunistas y presionar políticamente al gobierno cubano para que
otorgara visas a los diplomáticos estadunidenses. Para saber quién es la nueva embajadora en México,
recordemos que el 25 de mayo de 2011, durante una comparecencia ante el Senado, señaló que su
prioridad, en la Dirección de Asuntos Hemisféricos, consistió en coordinar el Plan Colombia, las
iniciativas Mérida, de Seguridad Ciudadana en Centroamérica y de Seguridad del Caribe, buscando en
todos los casos estandarizar la capacitación de las fuerzas armadas, actualizar (americanizar) a los
impartidores de justicia y financiar ONG afines al punto de vista estadunidense.
El 2 de febrero de este año, durante una conversación telefónica difundida por la Casa Blanca, Roberta
S. Jacobson se ufanó de que el Plan Colombia había sido tan exitoso en la capacitación de la Policía
Nacional de Colombia, que de hecho dicha institución se había convertido a su vez en la instructora de
27 mil miembros de seguridad procedentes de 61 países. En el libro Gruñidos imperiales, Robert Kaplan
dice que cuando visitó Tolemaida, centro de capacitación de la Policía Nacional de Colombia, se acordó
de paquistaníes e indios, quienes copiaban en shorts el uniforme de sus maestros contrainsurgentes; en
las goteras de Bogotá, donde los Boinas Verdes capacitan a los junglas (o policías) para que sean bravos
(expertos en armamento), charlies (ingenieros), deltas (médicos) o ecos (expertos en comunicaciones),
todos bajo las órdenes del Comando Sur.
El perfil profesional de la flamante embajadora Jacobson y de su discurso confirman que el Plan Mérida
no se desvaneció junto con la administración del rijoso Felipe Calderón, sino que sigue vigente e incluso
se intensificará en un futuro inmediato. “Si soy nombrada embajadora –dijo Jacobson durante su
comparecencia en el Senado estadunidense–, mi segunda prioridad será continuar la cooperación
mediante la Iniciativa Mérida”.
Cabe decir que dicha iniciativa, abrazada por Calderón como pivote de su política exterior, dejó saldo de
al menos 60 mil personas muertas y 20 mil desaparecidas, y la penetración en territorio mexicano de
agentes de diversas agencias estadunidenses avocadas a supervisar policías, capacitar jueces, entrenar
médicos y financiar sicólogos comunitarios. En el marco de la Iniciativa Mérida, las ramas de la hidra
estadunidense se multiplican por todos lados; por ejemplo, el 15 de junio de 2015, la embajada anunció
que las autoridades norteamericanas participaron directamente en la modernización de las policías de
Querétaro, Guanajuato, Durango y Chihuahua, en asuntos como estrategias de selección y aprobación
de personal, reclutamiento, capacitación, modernización tecnológica, especialización y trabajo de
análisis. El primero de abril, en Victoria, Durango, Steve Kraft, director de Asuntos Antinarcóticos y
Aplicación de la Ley, inauguró la centésima sala de juicios orales en el país, financiada con recursos de la
Iniciativa Mérida. El 22 de abril, Courtney Mazzone dirigió la Conferencia Sureste sobre el sistema
penitenciario mexicano, celebrada en Mérida, Yucatán. La embajada, señaló, trabaja con las cárceles
mexicanas para alinearlas a los estándares internacionales y ayudarles a obtener la certificación de la
Asociación de Correccionales de Estados Unidos.
El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha sido complaciente ante la creciente penetración
estadunidense, que ha vulnerado nuestra soberanía nacional, pero además actúa muy ineficazmente
ante el inusitado ascenso del señor Donald Trump. Por ejemplo, el 5 de abril de 2016 la cancillería
mexicana designó al maestro en derecho José Paulo Carreño King en la estratégica Subsecretaría para
América del Norte, de la Secretaría de Relaciones Exteriores. El currículum de Carreño no responde a la
necesidad de defender a los connacionales ni al imperativo de proteger la soberanía nacional. Pretende,
más bien, vender la imagen del país. El funcionario fue desde 2015 coordinador de Marca País y Medios
Internacionales de la Presidencia de la República, cargo en el cual el presidente Enrique Peña Nieto le
encomendó la misión de desarrollar e instrumentar una estrategia integral de promoción de nuestro
país en economías clave. Según el currículum proporcionado por la SRE, Paulo Carreño ha desarrollado
una carrera centrada en el ámbito de la mercadotecnia ocupando cargos como “director ejecutivo de
comunicación de Grupo Financiero Banamex o como vocero en México de Citigroup. Al inicio del
gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se difundió la pifia de que sus secretarios de Estado estaban
azorados al descubrir que la administración anterior había permitido que los estadunidenses se
21
metieran hasta la cocina, pero, según puede apreciarse en la información difundida por la embajada
estadunidense, la Iniciativa Mérida está más viva que nunca.
* Investigador de El Colegio de México
MÉXICO, ENTRE LA VIOLENCIA Y LAS TRANSNACIONALES
Erika González
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212759
La Marea
Una investigación documenta numerosos ejemplos de la disputa que enfrenta
a comunidades rurales e indígenas con proyectos que pretenden mercantilizar
el suelo y la naturaleza
“La soberanía del Estado ha sido vaciada, privatizada y entregada a entes
individuales”. Así condensa Ana Esther Ceceña, coordinadora
del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica e investigadora de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la situación
socioeconómica de su país. Y es que México es un ejemplo en la aplicación
del paradigma neoliberal, como muestran los tratados comerciales que ha
firmado con 45 países, los 33 acuerdos de protección y promoción recíproca
de inversiones que tiene en vigor y su reciente inclusión en el Tratado de
Asociación Transpacífico (TPP).
Los sucesivos gobiernos mexicanos, las instituciones financieras
internacionales y las potencias económicas han tejido una tupida red de
normas que han conseguido —especialmente, desde la entrada en
funcionamiento en 1994 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(NAFTA, por sus siglas en inglés)— un triple objetivo: la liberalización y
mercantilización de bienes, servicios, suelo y recursos naturales; la
desregulación de las normas que regulan los derechos laborales, sociales,
ambientales e indígenas; el blindaje de los intereses de las empresas
transnacionales. Es el escenario perfecto para la expansión de los negocios de
numerosas multinacionales en sectores como la agricultura, la alimentación, la
industria manufacturera, las telecomunicaciones, la electricidad, las
infraestructuras, las finanzas, el turismo y los hidrocarburos.
“Se ha producido una mercantilización en las políticas públicas. Un cambio de
institucionalidad por la que las transnacionales generan situaciones de hecho
que posteriormente se legalizan por el Estado” , apunta Ceceña para explicar
el poder actual de las grandes corporaciones en su país. Junto a ella, en
un seminario internacional celebrado la semana pasada en la UNAM,
22
diferentes activistas sociales, líderes comunitarios y miembros de sectores
críticos de la academia demostraron cómo hay una línea de continuidad entre
los crecientes beneficios de las multinacionales y el contexto de violaciones
sistemáticas de los derechos humanos. Todos ellos y ellas presentaron, a
través de diversos estudios y testimonios de las personas afectadas, un
capitalismo que avanza destruyendo el patrimonio natural, cultural y social de
la población mexicana y que es “cada vez más excluyente y menos capaz de
garantizar la reproducción de la sociedad en la que actúa”.
Economía criminal y violencia
Los diferentes casos que se fueron exponiendo a lo largo del seminario sirven
para mostrar dos patrones en los que se mueven las empresas transnacionales:
por un lado, la utilización de vías tanto legales como ilegales para asegurarse
la tasa de ganancia; por otro, la participación directa o indirecta en un
contexto de violencia que sirve para el control de la población, que se resiste
ante la creciente exclusión y sometimiento de los territorios a la lógica del
máximo beneficio.
Estas dos cuestiones se repiten, con mayor o menor intensidad, en todo
continente americano; eso sí, en el México de hoy, como en la Colombia de
los años ochenta y noventa, cobran una especial relevancia al combinarse con
las dinámicas del narcotráfico. El profesor de la UPV/EHU Juan Hernández
Zubizarreta plantea, en este sentido, cómo se da una profunda desviación del
poder en el gobierno mexicano que no es “ajena a una economía criminal que
se cruza con la economía ilícita de guante blanco”. La imbricación de la
economía legal e ilegal, como analiza Sandy Ramírez, investigadora
del Laboratorio de Estudios sobre Empresas Transnacionales, puede mostrarse
a través de dos ejemplos: uno, el lavado de dinero del narcotráfico por
entidades financieras como elHSBC, Citigroup y Santander, denunciados por
permitir el blanqueo a través de sus cuentas; otro, la relación entre los cárteles
del narcotráfico en Michoacán que controlan la explotación de hierro y
transnacionales como Ternium, Arcelor Mittal y Endeavour Silver, entre otras.
La extensión de prácticas violentas se produce hasta tal punto que llegan a
formar parte de la lógica cotidiana. Desde 2005, más de 25.000 personas han
sido desaparecidas y 80.000, asesinadas; más de 20.000 familias han sido
desplazadas. Y estos crímenes, en su mayoría, han quedado impunes por “una
confluencia de intereses entre gobiernos, policía y delincuencia organizada”,
en palabras de Hernández Zubizarreta. La violencia es utilizada como un
instrumento de control social para el “disciplinamiento” de la población, tanto
en los territorios donde se llevan a cabo las actividades ilícitas como en
aquellas zonas donde se implantan proyectos económicos que benefician a las
élites nacionales e internacionales: infraestructuras viales y energéticas,
minas, yacimientos petrolíferos, agroindustria, especulación urbanística…
23
El mismo patrón que en Honduras, hace un par de meses, dio lugar al
asesinato de Berta Cáceres y de otros cuatro miembros del COPINH, tras
resistirse a la implantación en su territorio de una gran central hidroeléctrica,
se replica a diario en México. Y en ello están implicadas grandes empresas,
seguridad privada, fuerzas de la seguridad del Estado y organizaciones
criminales. Asesinatos como el de Bernardo Méndez, por oponerse a la mina
de Fortuna Silver Mines en Oaxaca; los de Ismael Solorio y Manuela Solís,
quienes denunciaron los impactos de la minera MAG Silver en Sonora; o el de
Betty Cariño, impulsora de la resistencia a la minera New Gold en San Luis
Potosí, así lo muestran. (Estas tres transnacionales mineras, por cierto, tienen
su sede en el mismo país: Canadá).
Extensión de los conflictos socioambientales
Este es el contexto en el que hoy, en México, se desarrollan más de 100
conflictos por el territorio causados por intereses empresariales, que han sido
documentados en una investigación encabezada por Enrique Pineda, profesor
del Centro de Estudios Sociológicos de la UNAM. Se han sistematizado así
numerosos ejemplos de la disputa que enfrenta a comunidades rurales e
indígenas, principalmente, con proyectos que pretenden ampliar la frontera
extractiva y agroindustrial, construir grandes infraestructuras y mercantilizar
el suelo y la naturaleza.
Uno de ellos es el que en 2014 inició la empresa La Peineta Minera en el
territorio de la comunidad Comcáac, en el Estado de Sonora. La amenaza que
suponía su actividad extractiva a la conservación del territorio, la
biodiversidad y las formas de vida tradicional fueron rechazadas por gran
parte de la población. Frente a esta movilización social en su contra, la
estrategia empresarial ha sido, como en otros muchos episodios similares,
negociar acuerdos con quien se avino a concertar e intensificar las amenazas y
las agresiones con quien no quiere negociar. Este último es el caso de Gabriela
Molina, integrante de Defensores del Territorio Comcáac, cuya actividad en
defensa del territorio la ha convertido en un objetivo de las amenazas; a pesar
de ello, sigue afirmando que “la tierra no está en venta ni es negociable”.
Un año más tarde, el proyecto minero se frenó: la movilización popular y la
vía judicial paralizaron una actividad empresarial que era ilegal, pues no
contaba con una evaluación ambiental ni se había realizado una consulta
previa libre e informada, violando el convenio 169 de la OIT. Pero ahora se ha
iniciado un nuevo proyecto de generación de electricidad, en el que la
población tampoco ha sido consultada y se teme que suponga la pérdida de
una zona protegida y clave: la isla Tiburón.
Frente a este conflicto y otros muchos que se están desplegando en México,
surge la necesidad de “alzar la voz colectiva, llevar lejos las experiencias y
24
denunciar la generalizada situación nacional de despojo del territorio”. Eso
dice la convocatoria, lanzada en abril de este año, de la campaña nacional en
defensa de la Madre Tierra y el territorio, que hace un llamamiento a la
movilización de las comunidades rurales, indígenas y urbanas. Hasta
noviembre, estas difundirán sus historias de resistencia frente al control y la
mercantilización del territorio, los impactos de lo que las elites políticas y
económicas llaman “progreso”, y las alternativas de vida y gobierno que
demuestran que, aquí y ahora, es posible una forma de vivir que defienda un
“presente y futuro digno de todas y todos”.
Erika González es investigadora del Observatorio de Multinacionales en
América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad.
Fuente: http://www.lamarea.com/2016/05/27/mexico-la-violencia-lastransnacionales/
DE LA EXPERIENCIA TEMPRANA EN BOLIVIA HASTA COLOMBIA Y MÉXICO
NARCOTRÁFICO Y PARAMILITARISMO, CONTUBERNIO CONTRAINSURGENTE
Ramón César González Ortiz
Rebelión
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212751
El imperialismo estadounidense, viene enfrentándose a distintos desafíos para
su dominio y expoliación, en regiones como el Pacífico, que después del 45
considero como su “lago”. Así como en Europa, donde a través de la OTAN el
Pentágono tienen a su cargo el 75 por ciento del gasto militar, para “garantiza
la integridad territorial de sus estados miembros”. Y en Oriente Medio, donde
la existencia de enormes bases navales y aéreas de Estados Unidos
“tranquiliza a los amigos e intimida a los rivales”.
Razones por las cuales le resulta inadmisible la intervención rusa en Ucrania y
Siria, así como el hecho de que China está convirtiendo sus mares territoriales
junto al lago estadounidense en aguas claramente en disputa. No obstante
desde el final de la Guerra Fría, la abrumadora supremacía del poder militar
estadounidense ha sido el elemento central de la política internacional1.
De ahí también que, cada vez más la Casa Blanca viene recurriendo a métodos
“poco ortodoxos” dentro de su estrategia de dominación. Muestra de ello lo da
tanto la Guerra Global contra el Terror (GWOT, por sus siglas en inglés),
como el financiamiento encubierto de estos grupos llamados terroristas, que
en realidad funcionan como actores paramilitares. Así, estos grupos han
extendido el terror yihadista desde un remoto rincón de Afganistán hacia la
25
mayor parte del planeta, desde África y Levante hasta el sur y el sureste de
Asia. Además de algunos ataques terroristas en Europa y Estados Unidos.
Mismos que por medio da la invasión contra Iraq han contribuido
sustancialmente al establecimiento de este régimen de hechos. La Guerra de
Iraq dio lugar a la multiplicación por siete de la tasa anual de ataques
yihadistas con víctimas fatales, llegándose literalmente a cientos de nuevos
ataques y miles de civiles muertos. Y aunque se excluyese el terrorismo en
Iraq y Afganistán, los ataques mortales en el resto del mundo han aumentado
en más de un 33 por ciento.
A este respecto, Médicos con Responsabilidad Social (de EEUU), Médicos
por la Supervivencia Global (de Canadá) y Médicos del Mundo por la
Prevención de la Guerra Nuclear (de Alemania). Mediante un estudio que
intenta aportar un estimación real del total de cadáveres contados en las tres
principales zonas de guerra [Iraq, Afganistán y Pakistán] durante los 12 años
de ‘guerra contra el terrorismo’”. Y que además incluye un minucioso
escrutinio “de las principales publicaciones y datos aparecidos en relación con
el número de víctimas en esos países”, e información extra sobre acciones
militares. Ha arrojado la “cautelosa estimación” de que 1,3 millones de
personas murieron en esas guerras, sin embargo un recuento “incluso podría
superar los dos millones”.
Más aun, estudios realizados por el Instituto Oslo de Investigación sobre la
Paz, han demostrado que dos tercios de las muertes en las zonas de conflicto
se agudizaron cuando la solución fue impuesta por elementos ajenos. Tan sólo
en Siria, el número de muertes se triplicó después de que los occidentales
iniciaran ataques aéreos contra el Daesh. Así como cuando la CIA inicio su
velada interferencia militar en la guerra2.
Lo cual viene apuntando hacia la conclusión de que, las llamadas “guerras de
protección” contra el terrorismo y el narcotráfico [combatidas por ‘coaliciones
de voluntades’], hoy en día se han convertido en la principal fuente de
violencia en el mundo, contribuyendo ocasionalmente con más de la mitad de
las víctimas del conflicto”. Incluso cuando en muchos de los casos, como
ocurrió en Siria, haya posibilidades de arreglos diplomáticos, sin embargo
estos han sido ignorados.
Hechos que sin duda debemos tener en cuenta en América Latina, máxime
cuando Washington en nuestro continente tiene la intención de reimplantar el
proyecto del ALCA para sortear los problemas que enfrenta en Asia y Europa.
Con la intensión de transformar al continente en una inmensa área de “libre
comercio”, comandada por la economía norteamericana. Extendiendo hacia
toda la región lo que ha venido poniendo en práctica en México bajo el
TLCAN.
26
Sin embargo, en 2002 la victoria de Lula en Brasil les causo un gran disgusto
a los estrategas estadounidenses ya que se rompió con ese proyecto. Bajo la
dirección de Celso Amorim en la política externa brasileña se intento abrir el
camino hacia el fortalecimiento de los procesos de integración existentes y
hacia la construcción de otros espacios de integración. Fue así que el
Mercosur avanzó hacia la fundación de Unasur, con su Consejo Suramericano
de Defensa, el Banco del Sur, entre otros organismos, desembocando en la
Celac.
Además de ello, en América Latina algunos países logran cambiar su
inserción internacional, especialmente aquellos países que han intentado a
salir del modelo neoliberal. Por lo que la prioridad de esos países pasó a ser la
integración regional y el intercambio Sur-Sur y no los Tratados de Libre
Comercio con los EEUU. A lo cual contribuyo la intensificación del comercio
con China, y a consecuencia de esto la extensión y profundización del
mercado interno de consumo popular.
Sin embargo, el cambio de gobierno en Argentina y en Brasil le brinda la
oportunidad a los EEUU para terminar con el aislamiento y el consecuente
estancamiento de sus proyectos, que al menos durante un decenio padeció en
la región. Particularmente a partir del Mercosur, puesto que a partir de él la
derecha brasileña siempre ha querido abrir espacios para acuerdos bilaterales
de libre comercio con los EEUU. Por lo que se vislumbra el rebajamiento del
perfil del Mercosur, a la vez que se agilizan los acuerdos con la Unión
Europea y de intercambios con la Alianza para el Pacifico3.
Así, el Pentágono pretende que a partir de la reversión de gobiernos como el
brasileño y argentino, promover un nuevo proceso para la inversión de
capitales norteamericanos en toda la región. A la vez que pretende ampliar el
cerco hacia países como Venezuela, Bolivia y Ecuador. De ahí podemos
observar la manera que altos funcionarios de inteligencia y medios masivos,
han alertado sobre un “posible colapso” de Venezuela y hasta de un golpe de
Estado.
El Times acorde con los intereses de la burguesía de su país ha dicho que las
amenazas que los venezolanos enfrentan hoy en día no son el resultado de
conspiraciones extranjeras o domésticas, sino del liderazgo desastroso de
Nicolás Maduro. Además según el mismos diario, la crisis venezolana ha
expuesto las promesas “vacías” de las políticas socialistas que Maduro, así
como su antecesor Hugo Chávez han promovido desde finales de los años 90.
Más aun, ha criticado al gobierno venezolano por no “acudir” al Fondo
Monetario Internacional u otras instancias para “rescatar” su economía”4.
Y en el mismo tenor golpista, La Agencia de Desarrollo de Estados Unidos
(USAID) solicito para el año fiscal 2017 incrementar su presupuesto para
27
Venezuela en más de un millón de dólares, a un total de 5 millones 500 mil,
para “defender prácticas democráticas, instituciones y valores que apoyen los
derechos humanos, la libertad de información y la participación de la sociedad
civil”.
En tanto que, la oposición interna en Venezuela no se ha quedado a tras y ha
cumplido con su parte, utilizando las guarimbas5, así como a paramilitares
colombianos en todo el territorio venezolano, mismos que se han apoderado
del mando de redes delictivas y ejercen la violencia bajo la supervisión del
Comando Sur6.
Y ante el uso cada vez mayor de grupos paramilitares y narcotraficantes, tanto
en Europa, Asia y Medio Oriente así como en nuestros países, haremos una
breve revisión histórica de estos grupos, pero además trataremos de ver como
vienen funcionando en la actualidad.
La conformación del esquema narco-paramilitar en Bolivia
En Bolivia durante 1980 logro encumbrarse en el gobierno una auténtica
mafia civil-militar, que se fortaleció mediante el flujo ilícito de dólares
provenientes de la venta de drogas, y el consecuente amparo de la corrupción
que esto conlleva, así como el abuso de poder. Todo a su vez producto de una
larga secuencia de golpes de Estado militares perpetrados desde 1964 en ese
país. Resultando en una inestabilidad política institucional crónica, con
profundas raíces en las contradicciones del desarrollo del capitalismo
dependiente que caracteriza a los países de nuestra región.
Derivado de la inestabilidad política, las Fuerzas Armadas ocuparon el
escenario político boliviano casi ininterrumpidamente desde 1964. Mediante
dictaduras con la del General Barrientos en el 64, pero particularmente desde
1971 con la dictadura del General Bánzer, los militares trataron de
institucionalizar su presencia en la escena política boliviana, a semejanza del
modelo brasileño, primero y los sistemas argentino y chileno, después. Pero
no lograron estos objetivos en un principió, y no por falta de apoyo por parte
del Pentágono, ya fuera de forma abierta o encubierta.
De hecho, los oficiales bolivianos además de haber sido educados dentro de su
país en el Colegio Militar de la Paz, así como en otras escuelas superiores de
especialización en aquel entonces existentes en Cochabamba, fueron
adoctrinados en la entonces Escuela Militar de Las Américas (hoy Instituto
del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad) de la zona del
canal de Panamá y en demás instituciones de Norteamérica. En dichos lugares
se formaron al menos 4.000 oficiales bolivianos, equivalentes a todos los que
durante 1980 formaban parte del establecimiento militar de esa nación7.
28
Más aun, según lo indico el que fuera presidente de Bolivia, Walter Guevara
Arze, en las escuelas estadounidenses los oficiales bolivianos fueron
adoctrinados dentro de los esquemas de la llamada “Doctrina de la Seguridad
Nacional y de la Defensa Ampliada”, las cuales postulan que la defensa
exterior de los países queda en manos de Washington, mientras que los
ejércitos locales se harían cargo de luchar contra el enemigo interno.
Educación que convenció a los militares bolivianos de que su función sagrada
era gobernar a Bolivia. E incluso que aquellos que dudaban de la validez de
las enseñanzas recibidas, se mantuvieron leales al sistema por los beneficios
obtenidos. Ya que de 1974 a 1977 los generales entraron en un proceso de
aburguesamiento relativo, emanado del enriquecimiento que experimentaron
cuando la coyuntura económica internacional favorable para Bolivia les
permitió ingresos extraordinarios por concepto de exportación de materias
primas y de endeudamiento externo.
A lo cual se le sumo el hecho de que muchos militares ocuparon funciones
civiles de todo tipo, como prefecturas, alcaldías, presidencias o gerencias de
empresas autárquicas o estatales, mediante las cuales percibieron además
jugosos sueldos civiles. Así como conllevaron grandes beneficios sociales de
carácter personal y facilidades financieras. Mismas que les permitieron
construir casas, comprar tierras o invertir en negocios. Que de la mano de
ventajas aduaneras les dieron acceso a todo tipo de productos manufacturados
llevados directamente desde Panamá o Miami, como automóviles de lujo.
En tal contexto, el grupo de oficiales más próximos a Bánzer se benefició de
todo tipo de favores y licencias derivadas de la posición que cada uno de ellos
ocupaba en la administración de los asuntos públicos. Deviniendo a su vez en
abusos y corrupción, por lo que varios jefes y oficiales se vieron envueltos en
negocios y tráficos ilícitos, al margen de toda ley con total impunidad. Así se
trafico con gasolina, maderas preciosas, autos, armas, drogas, etcétera. Y
fueron el origen de superganancias y fortunas espectaculares. Siendo el tráfico
de la cocaína sin lugar a dudas el factor fundamental del surgimiento de una
mafia militar-civil-narcotraficante8.
Todo lo cual se unió al intento más serio por institucionalizar el poder militar
en ese país realizado por Bánzer. Durante ese periodo, se puso en marcha un
experimento de acumulación de capital acelerada bajo moldes dictatoriales.
Consistente en desmantelar la economía estatal y popular, en beneficio de
empresas privadas. Resultando muy lucrativo y de gran benefició para el
capital nacional y trasnacional. Debido a que el uso irrestricto del poder
estatal, sin limitaciones legales o morales de ninguna especie, les permitió
cuantiosas posibilidades de enriquecimiento. Implementando políticas que les
facilitaron la explotación sin freno de la clase trabajadora a la vez que les
facilitaban la transferencia del valor creado en la esfera de la empresa pública
29
hacia entes privados. Y para lo cual distintos mecanismos de corrupción
fueron pilares centrales de la estructura de poder, además de una condición
fundamental para su permanencia y reproducción9.
Configurándose así la explotación irracional de los recursos naturales, la
expansión inflacionaria del crédito bancario al sector empresarial-privado, el
uso desenfrenado del gasto público, la depresión sistemática de los salarios y
especialmente, el irracional endeudamiento externo. Razones por las cuales el
régimen banzerista no fue una dictadura militar como las que anteriormente
azolaron a América Latina. Sino que formo parte de un esquema continental
para la conformación de Estados dictatoriales, en los cuales todos sus
engranajes estarían orientados al servicio del capital nacional e internacional.
Por lo que fue un régimen brutalmente represivo hacia la clase obrera,
sustentándose en el terror sistemático. No obstante lo cual, el experimento
fracaso, dejando solo las deudas, junto con socavones cada vez más vacíos,
tanto de yacimientos mineros como petroleros.
Fundamentos del narco-paramilitarismo
La burguesía boliviana y los militares que la representaban en los ochenta al
igual, al igual que ocurre en la mayor parte de nuestros países, no tenían un
proyecto político financiero que representara los intereses de la nación. Sino
que estaban más enfocados - como hoy día ocurre en Colombia y México –,
en enriquecerse lo más rápido posible, siendo incapaces de formular
lineamientos que cubrieran un amplio horizonte para el futuro de su país. De
ahí que, tal como por desgracia viene ocurriendo hoy en día en nuestro país,
en el régimen dictatorial boliviano no existía un mínimo programa económico,
o si existía era incompatible con las necesidades de la clase trabajadora.
Derivando en una constante inconformidad social.
Y pos consiguiente, cuando la dictadura de Bánzer no logra llevar a buen
puerto los intereses de la burguesía local e imperialista, se recurrirá cada vez
más al uso de bandas armadas con un carácter absolutamente irregular e
ilegal, conformado por elementos organizados militarmente, pero vestidos de
civil. Dedicados a las “tareas sucias” de la represión política y del terrorismo
de Estado. Generalmente como “policías paralelas”, “grupos parapoliciales” o
“paramilitares”.
Actores que al amparo del poder de las fuerzas armadas bolivianas
comenzaron a constituirse en los 80. Aunque parte de sus orígenes tuvieron
fundamento en los grupos de choque que en los años cincuenta organizo la
Falange Socialista Boliviana (FSB), a cargo de Carlos Valverde Barbery, bajo
el nombre de “Camisas Blancas”, con el fin de combatir a las milicias
populares del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).
30
Resultando así, que durante el sangriento golpe de Estado en Bolivia, en
agosto de 1971, hicieron su aparición los primeros embriones de grupos
paramilitares. En La Paz estos grupos fueron francotiradores asesinos, donde
destacaron el “Mosca” Monroy y Alberto Álvarez, así como la pandilla
llamada los “Marqueses”. En tanto que en Santa Cruz se experimento con la
aplicación del sistema de “escuadrones de la muerte”, llevados a Bolivia desde
Brasil. En estos hechos los dirigentes fueron Widen Razuk Abrene y Oscar
Román Vaca, organizando a los escuadrones que entre el 19 de agosto de
1971 y marzo de 1972 asesinaron a 304 personas. Lo cual los llevo a ser
premiados por Bánzer con cargos públicos: Monroy fue a la Dirección de
Aduanas, Álvarez a la Presidencia de la Lotería Nacional, Razuk a la
Prefectura del Departamento de Santa Cruz y Román Vaca a la Presidencia
del Comité Pro Santa Cruz10.
Con tales individuos, así como con otros derivados del ejército, la policía y el
hampa el régimen de banzerista organizo su policía política con el nombre de
Departamento de Orden Político (DOP) encubierto como dependencia del
Ministerio del Interior. Y a su amparo, durante los siete años que duró la
dictadura, distintas bandas semiclandestinas y parapoliciales fueron las
encargadas de sembrar el terror entre la población, recurriendo a asaltos
nocturnos en los domicilios de quienes eran molestos al régimen, así como a
los cada vez más “refinados sistemas de interrogatorio”, la abierta tortura y las
“detenciones”, que en realidad eran secuestros políticos.
Así, se hicieron “celebres” torturadores militares como: el coronel Rafael
Loayza, jefe de Inteligencia del Ministerio del Interior, el capitán Carlos Mena
, jefe de Operaciones del Ministerio del Interior y posteriormente sucesor de
Loayza, el coronel Jorge Cadima, el Rudy Landívar y el mayor Tito Vargas.
Así como otros tantos civiles: Guido Benavides (inspector de policía, jefe del
DOP y luego de la Dirección de Investigación Nacional DIN), Jorge “Coco”
Balvián y Daniel “Damy” Cuentas, este último ex militante revolucionario11.
Todo lo cual fue posible después de que el general Juan Pereda –ministro del
interior desde 1974-, fue derrotado por la oposición, una vez que se hecho a
andar el proyecto de “legitimación electoral” de la dictadura. Pereda se
levanto en armas contra Banzer y le quitó el gobierno, el 2 de julio, para ser
derrocado a su vez el 24 de noviembre, por el comandante del ejército, general
Padilla. Mismo que bajo presión de los Estados Unidos prometió nuevas
elecciones para legitimar su dominio en contubernio de la burguesía local e
internacional. Y ante la “debacle” y el desmoronamiento del régimen militar,
los sectores más lúcidos del ejército se organizaron para sobrevivir y preparar
su contraofensiva.
Por lo que a partir de 1978 comienzan a llegar a Bolivia los primeros
mercenarios extranjeros reclutados por el criminal de guerra alemán Klaus
31
Barbie-Altmann (jefe de la policía política nazi GESTAPO en la ciudad
francesa de Lyon durante la SGM) mediante el Ministerio del Interior
boliviano (DOP-SIE), donde el refugiado nazi era asesor12.
Así como hicieron su aparición en la escena boliviana los argentinos Alfredo
Mario Mingolla y González Bonorino y Silva, quienes pertenecieron a la
tristemente célebre “Alianza Anticomunista Argentina” (triple A).
Contratados por el Ministerio del Interior, actuaron como provocadores
durante la campaña electoral de 1978, así como fueron quienes dinamitaron la
sede parroquial de Loreto, en Cochabamba, en septiembre del mismo año.
Además, en ese mismo mes también llego a Bolivia igual por conducto de
Altmann, el terrorista alemán Joachim Fiebelkor (desertor del ejército alemán,
mercenario de la Legión Extranjera, vinculado a la “Internacional neonazi”),
proveniente de Paraguay.
Más toda vía, a fines del mismo año, Altmann llevo a Bolivia también desde
Paraguay al ex soldado alemán nazi Hans Joachim Stellfeld y al mercenario
belga “coronel” Jean Sheramme. Mismos que recibieron sueldo y credenciales
del Ministerio del Interior boliviano y se pusieron a cargo de la instrucción
militar de grupos irregulares. Todos estos grupos actuaron finalmente durante
la derrota del régimen dictatorial del coronel Alberto Natusch, en noviembre
de 1979. Tras ponerse en pie un ejército de paramilitares “profesionalizados”
con el objetivo de conquistar el poder, ya que el ejército regular había sido
derrotado, después del proceso democrático-electoral que colocará como
presidente interino al abogado Walter Guevara arce y ante tales hechos los
militares tuvieron que retirarse a sus cuarteles después de 15 años en el poder.
Después de que en octubre de 1979 Natusch proclama el fin de la democracia
representativa en Bolivia y reimplanta el régimen militar, quince días más
adelante Natusch se ve obligado a abandonar el Palacio de Gobierno por la
puerta trasera repudiado por el pueblo. De suerte que el Parlamento nombró
nuevo presidente interino a Lidia Gueiler, misma que una vez en el puesto
convocó a nuevas elecciones para junio de 1980.
Y en dicho contexto, tan solo un día después del aplastamiento del golpe de
Natusch, se preparo el siguiente golpe de Estado que tendrá como brazo
ejecutor a las fuerzas paramilitares. Y en dicho proceso la experiencia
argentina será fundamental, puesto que se hizo un uso extensivo de la
represión clandestina, en lo cual eran expertos. Si bien el capitán Miguel
Ángel Benazzi, oficial de Inteligencia, uno de los primeros torturadores de la
Escuela de Mecánica de la Armada argentina, ya se encontraba en Bolivia
desde 1978 como funcionario de la Agregaduría Naval de la Embajada
Argentina. Para 1980 llegan en masa a Bolivia los “pesos completos” expertos
en provocación, terrorismo, secuestro, tortura y la desaparición.
32
Resultándole más cómodo al Estado, actuar desde las sombras que desde las
instituciones expuestas a la luz pública, logrando bajar la moral del “enemigo”
(entiéndase movimiento popular) desatando el pánico en sus filas, a la vez que
se mantiene la ilusión de una neutralidad de las fuerzas armadas o al menos no
se desgastan estas en las “tareas sucias” de la represión política. Y más
todavía, logran intimidar a los sectores militares “blandos” (institucionalistas
o democráticos) que se oponen a las directrices de los sectores “duros”13.
Así, destacaron el siniestro capitán Antonio Pernía, que anteriormente ya
había participado en operaciones clandestinas en París y Madrid, así como el
capitán Schelling, ex jefe de Inteligencia del aparato represivo montado en la
Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) en Buenos Aires, el cual además
se llevo a todos su equipo de torturadores. Derivando en que la Misión Militar
argentina pronto elevara su personal en cubierto en Bolivia hasta llegar a
contar con 70 funcionarios.
Pero el elemento fundamental para la construcción de la fuerza paramilitar
golpista fue el Departamento II del Estado Mayor General del Ejército, una
vez que a raíz del golpe de Natusch, queda en manos del coronel Luis Arce
Gómez. Después del fracaso del golpe, Arce Gómez se atrinchero en el
Departamento II, ante la pasividad del gobierno y de los demás jefes militares.
Siendo una de las principales “cualidades” de Luis Arce para desarrollar un
nuevo golpe, el hecho de ser narcotraficante. De forma que por medio de Luis
Arce y de sus contactos en la mafia del narcotráfico la fuerza paramilitar en
formación encuentra no sólo su principal fuente de financiamiento, sino que
además representará su principal fuente de crecimiento al incorporar
masivamente a los pistoleros a sueldo de los narcotraficantes.
Para tales efectos, fueron los encargados de reclutar traficantes de cocaína, los
oficiales Abraham Baptista y el capitán Rudy Landívar vinculados al
narcotráfico. Configurándose desde los primeros meses de 1980 la simbiosis
entre servicios secretos, el hampa del narcotráfico, militantes falangistas,
mercenarios extranjeros, torturadores de la policía política y oficiales del
ejército, todos bajo el mando invisible de la misión militar argentina. Y
quedando la jefatura de tal banda terrorista en manos del coronel Arce, en
tanto que la coordinación operativa estuvo a cargo de un equipo de
“diplomados”, liderada por el coronel Freddy Quiroga y el capitán Hinojosa,
ambos procedentes del SIE14.
Este grupúsculo hizo su aparición en 1980 secuestrando y asesinando con
técnicas desconocidas hasta entonces en Bolivia. Causando una ola de
atentados y explosiones, varias de las cuales fueron mortales, recorrieron a ese
país meses antes de las elecciones del Todo lo cual ocurre ante la pasividad y
complicidad del Ejército, por lo que se pudo llegar así hasta el golpe del 17 de
33
julio. Día en que las operaciones del golpe se encontraron por completo a
cargo de los paramilitares.
De manera que tan sólo en hora y media, unas cuantas decenas de individuos
vestidos de civil, pero entrenados militarmente y armados con metralletas,
recorrieron la ciudad de La Paz al medio día en ambulancias, hasta lograr
secuestrar a la presidenta de la República, así como a su gabinete magisterial,
también a la dirección político-sindical del país, además de acallar mediante la
fuerza a todas las radioemisoras de la ciudad. Y una vez paralizada la capital,
los paramilitares entregaron el poder al ejército en la persona de comandante
general, Luis García Meza15.
Demostrando así los golpistas a sus camaradas, que al utilizar a fuerzas
paramilitares se podía actuar de manera “independiente” del resto de las
fuerzas armadas, al tener la capacidad de lanzarse a la calle sin necesidad de
recurrir a la movilización de regimientos militares cuyos comandantes podrían
no estar dispuestos a ensuciarse las manos y el uniforme en tareas gansteriles.
Más toda vía, servía como factor demostración para los indecisos o reticentes,
al indicarles que también podían correr la misma suerte que tuvieron los
políticos a manos de los paramilitares.
Siendo así que la mayor parte de los comandantes de regimientos no dudaron
en participar en la represión, después de cumplidas las primeras acciones,
salieron a la calle las patrullas militares. De manera que en los allanamientos
actuaron en conjunto militares y paramilitares, donde a los últimos les
correspondía la iniciativa mientras que a los primeros les tocaba ser el
respaldo de la fuerza16.
Desde entonces, es de vital importancia para la clase obrera y campesina de
toda América Latina, comprender que los narcotraficantes pueden actuar
dentro del paramilitarismo, como una especie de “ejército paralelo” o guardia
pretoriana, al servicio del ejército y fracciones de la burguesía nacional y
extranjera. Y que llegan a conformar un verdadero poder dentro del ejército,
debido a que los jefes y oficiales vinculados a ellos controlan al mismo tiempo
puestos clave dentro del mismo. En Bolivia jefes y oficiales actuaron incluso
como logias secretas, tal fue el caso de las llamadas “Águilas Negras”.
Además, los narcotraficantes lograron penetrar en todos los entresijos del
aparato estatal.
Quitar el agua al pez y tierra arrasada, de métodos y estrategias para
deshacer la insurgencia
Desde hace muchos años atrás, gran parte de los consejeros y expertos
norteamericanos en política exterior sobre la ciencia político-militar de la
contrainsurgencia, han observado a las revoluciones modernas con sumo
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detalle, para comprender sus estrategias y así poder contrarrestarlas o
revertirlas. De forma que comienzan a definir a los participes de la
insurgencia como “guerrilleros políticos”, civiles armados para quienes el rifle
o el machete son armas secundarias. Siendo su arma principal su relación con
la comunidad o la nación, misma por las cuales pelean. Y su “arma secreta”,
más allá de cualquier estrategia o táctica, es la capacidad de despertar en la
comunidad la inconformidad con el sistema de cosas imperante. Por lo que la
derrota militar del enemigo, el derrocamiento del gobierno, son tareas
derivadas que vienen en consecuencia. Siendo entonces la tarea central de la
insurgencia lograr que la población se transforme en militante, ya que sin su
consentimiento no tendría fuerza.
Tales hechos llevan a los estrategas a comprender que el insurgente puede
emprender la retirada cuando no logra sostener un combate con buenas
posibilidades de triunfo, o dispersarse y esconderse cuando no tiene seguridad
de movimiento. De forma que siempre que cuente con el apoyo de la
comunidad, puede diluirse en el seno de la población pacífica, el mar donde
según Mao-Tse-Tung, la insurgencia nada como un pez.
Identificando entonces que la población es la clave de toda lucha, debido a
que sin el apoyo del pueblo la insurgencia sería un simple grupo de bandidos
incapaz de sobrevivir. Y si por el contrario la contrainsurgencia logra cooptar
a la población para contar con su apoyo, la insurgencia no será posible, no
habrá guerra ni revolución. La causa se evaporaría, muriendo al no encontrar
el impulso popular necesario para alcanzar el cambio radical17.
Del examen descrito, también determinaron que el objetivo central de la
insurgencia es elevar el nivel de madurez revolucionario y por ende la
participación popular. Hasta llegar a un punto en el que la insurgencia se
generalice en todo un país y las masas populares terminen con el orden
existente, así como con el ejército que lo defiende. Y de acuerdo con la
experiencia boliviana se puede observar que, los estrategas contrainsurgentes
al resultarles improbable la derrota militar de una auténtica insurgencia, han
optado cada vez más por la utilización de métodos cercanos al genocidio.
Todo lo cual ocurre al mismo tiempo que el gobierno finge ser popular,
prestando gran atención a los conceptos populares de democracia, justicia y
derechos humanos, para mantener cierta apariencia de normalidad. Esquema
dentro del cual, conforme han aprendido que no pueden aplastar abiertamente
a la oposición que los perturba y los hostiga, vienen recurriendo cada vez más
a la estrategia narco-paramilitar o simplemente paramilitar, como la boliviana.
Revirtiendo para la insurgencia una situación en la que la movilización de la
gente sencilla de todo un país, les permite crear un enorme mar humano donde
ahogar al enemigo, como postulaba Mao. Máxime, cuando en los hechos los
35
insurgentes en determinados momentos históricos lograron ampliar sus bases
rurales hasta abarcar a la gran mayoría de la población campesina, haciéndole
inviable el movimiento a las fuerzas armadas. Y lograron tomar
posteriormente aldeas y pueblos grandes, hasta lograr replegar al ejército
hacia sus puntos fuertes en la ciudad18.
Por ejemplo, durante 1982, en el Salvador cuando el ejército de esa nación no
era capaz de derrotar al Frente Farabundo Martí para la Liberación NacionalFrente Democrático Revolucionario (FMLN-FDR). Se orquesto una campaña
militar dirigida principalmente por fuerzas estadounidenses, que encaminaron
sus fuerzas contra la población civil inerme, para quitarle apoyo al FMLNFDR, amedrentando y masacrando a la gente. Asimismo se dio la persecución
de obreros, campesinos, intelectuales, periodistas nacionales y extranjeros, así
como fueron perseguidos todos aquellos que resultaran sospechosos de
“simpatizar” con el movimiento revolucionario.
Bajo esa tesitura, se creo un clima represivo durante los ochenta tanto en el
Salvador como en Bolivia, que se ha perfeccionado hasta la actualidad en
Colombia y México mediante la guerra contra el narcotráfico. Ya que bajo
esta se ha venido afectando a casi todos los sectores de la población, mediante
la salida a las calles de militares que supuestamente intentan contener el
avance del narcotráfico, pero que por el contrario han favorecido el
fortalecimiento y la conformación de grupos de narco-paramilitares. Que
tienen por objetivo escarmentar por medio del terror a todo el pueblo y
mostrar que no hay derechos humanos que valgan. A causa de esto, hoy en día
estamos padeciendo una terrible guerra genocida “contra las drogas”.
Inspirada, apoyada y conducida, tal como en las dictaduras del pasado, por el
demencial imperio norteamericano.
Por las siguientes razones, en Colombia durante el mandato del tecnócrata
Virgilio Vargas (1986-1990) se exponencia la guerra sucia inaugurada por
Betancourt Cuartas. Siendo que se facilito la represión “legal” a la que fue
sometida la oposición a partir de los dictados para “perseguir a
narcotraficantes” y sus sicarios. Pero que en los hechos, los narcotraficantes
contribuyeron decididamente a la conformación de grupos paramilitares,
escuadrones de la muerte y sicarios de las fuerzas armadas. Como resultado
del dinero que los narcotraficantes inyectaron, los paramilitares pudieron
obtener armas modernas, sofisticados sistemas de comunicación,
financiamiento de mercenarios internacionales como entrenadores, así como
permitieron asalariar a extensas redes de sicarios e intimidar y sobornar a
quien fuera necesario19.
Y conforme el narco-paramilitarismo se acentúo en Colombia, estos grupos se
pusieron a “trabajar” en actos como el asesinato del médico, catedrático y
senador de la Unión Patriótica, Pedro Luis Valencia Giraldo, ocurrido el 14 de
36
agosto de 1987. Después de que días antes fuera uno de los organizadores de
una marcha en Medellín para protestar ante la ola de asesinatos a profesores y
estudiantes universitarios. Asesinado por sicarios que se encontraban bajo el
mando del líder paramilitar y miembro del cártel de Medellín, Carlos Castaño
Gil, ocurriendo tales hechos a muy pocas calles del supervigilado cuartel de la
IV Brigada.
Más aun, el uso de narco-paramilitares ha permitido en Colombia dar un salto
cualitativo en el tipo de asesinatos, puesto en evidencia ante la ejecución de
cuatro militantes de derechos humanos. siendo que hasta antes de esas
ejecuciones, gran parte de los asesinatos políticos cometidos por las fuerzas de
seguridad y sus escuadrones de la muerte, recaía sobre personas asociadas a la
oposición de izquierda como, sindicalistas, líderes populares, campesinos en
la regiones guerrilleras, ex presos políticos, así como amigos y padres de
miembros de los grupos de oposición armada.
Desde entonces, las desapariciones y los asesinatos se multiplicaron, ya que
también se dirigieron a personas conocidas por sus contribuciones culturales,
universitarias u acciones a favor de la ciudadanía. Configurándose como un
ataque contra sectores enteros de la sociedad colombiana, donde lo único
necesario para ser víctima era no apoyar abiertamente al gobierno y por lo
tanto ser considerado como “subversivo”20. Resultando asimismo entonces,
que la organización de la defensa de los derechos humanos en 1987, fue
duramente perseguida, siendo amenazados de muerte 15 de sus miembros,
cuatro asesinados y uno desaparecido. En tanto que otros cinco tuvieron que
abandonar el país.
Quedando en claro el grado de impunidad ante estos hechos, del Estado
colombiano, quien actuó al amparo del narco-paramilitarismo. Según
demostraron las declaraciones por el líder paramilitar y narcotraficante Carlos
Castaño Gil. Después de que este reconociera que el 9 de agosto de 1994 viajo
a Bogotá y dirigió el comando que ejecuto al senador Manuel Cepeda Vargas.
Pero no obstante su declaración la Corte Suprema de Justicia rechazó la
confesión. Más aun, Manuel Cepeda señalaría la ironía y el deplorable sistema
de justicia colombiano, al indicar que que la Sala Penal del Tribunal Superior
de Bogotá lo absolvió de toda responsabilidad, sin que el mismo se asignara
un abogado para su defensa21.
A este deplorable escenario en Colombia, se le sumaron las mal llamadas
Juntas de Autodefensa, estipuladas en el Reglamento de Combate de
Contraguerrillas (EJC-3-10 Restringido), como los principales apoyos de
combate en contrainsurgencia, además de los servicios de inteligencia y los
grupos de guerra psicológica. Resultando entonces que las autodefensas
estuvieron cada vez más activas en las regiones de sus miembros y para lo
cual contaron con la coordinación y el apoyo activo del ejército. Siendo
37
enviadas por todo el país para asesinar a supuestos colaboradores de la
guerrilla.
Despliegue paramilitar dentro del cual se debe tener en cuenta que ocurre una
vez que en Colombia se instauran empresas trasnacionales estadounidenses
como Del Monte y Doley, además de la United Fruit que se acento desde los
sesenta en la zona de Urabá. Todas estas empresas acapararon las mejores
tierras, de manera que a principios de los años ochenta Urabá ya ocupaba el
segundo lugar en la exportación de banano en el mundo. Para lo cual se
explotaron a unos 30 000 trabajadores cuyas jornadas llegaban a ser de hasta
70 horas semanales, sin seguridad social ni contratos fijos, además de que la
mayoría se encontraban hacinados con sus familias en campamentos22.
Explotación ante la cual los trabajadores comenzaron a manifestarse en
contra, apoyados por organizaciones y partidos de izquierda. Lo que le
posibilito a su vez a la izquierda ganara alcaldías en los principales municipios
de Urabá. Demostrando su contundencia organizativa sindical al momento de
negociar pliegos laborales y ante la intransigencia patronal lograron paralizar
totalmente la producción y exportación del banano, además de otras
actividades económicas. Lo cual enfureció a los empresarios y al Estado.
Además la ruptura de las negociaciones entre las organizaciones guerrilleras y
el gobierno agudizaron el contexto de conflicto, particularmente desde 1987.
Y tal como viene ocurriendo hoy en día en distintos estados de la republica
mexicana como Guerrero y Chiapas, el gobierno colombiano anuncio llevaría
la “paz” a Urabá, declarándola “zona especial de orden público y operaciones
militares”. Ocurriendo entonces en esa zona que bajo el mando de un militar
con poderes plenos, se instalaron cinco batallones de contraguerrilla, se
cancelaron las personerías jurídicas de los sindicatos, a la vez que se
multiplicaron los grupos de narco-paramilitares y se instauró una política
represiva de tierra arrasada23.
En consecuencia, la madrugada del 4 de agosto de 1988, los narcoparamilitares llegaron a las haciendas bananeras Honduras y la Negra, en
Urabá. Sacaron a los campesinos de sus dormitorios, los identificaron,
interrogaron y mataron a veinte de ellos cuando aun permanecían tendidos en
el piso. A esto se le sumaban la muerte de cuarenta dirigentes sindicales,
asesinados días antes por “desconocidos”. Y cuando algunos jueces, después
de la masacre de campesinos, acudieron acompañados de militares para hacer
el levantamiento de los cadáveres, algunas mujeres sobrevivientes
identificaron a varios de los uniformados como partícipes de la masacre.
Indicando que, cuando los asesinos estaban revisando a los fusilados, uno de
ellos dijo: “Mi cabo, todavía hay uno vivo”. “Remátelo” obtuvo como
respuesta24.
38
Pero, no obstante la participación de militares en tales eventos, se dijo que
algunos de ellos habían participado, estos eran una especie de “ovejas
descarriadas”. Afirmaciones que tenían la intención de negar una política de
terror a escala nacional desatada por las fuerzas armadas contra la oposición.
De ahí que la versión gubernamental fue desmentida por distintas
investigaciones oficiales e independientes al establecer que las masacres
habían sido muy bien preparadas. Más aun, de acuerdo con la Procuraduría
General de la Nación se concluyó que desde el Magdalena Medio se
trasladaron paramilitares bajo el mando del ex militar Luis Antonio Meneses
Báez, alias “Ariel Otero”.
Además, los operativos para identificar a las futuras víctimas fueron
realizadas por unidades de inteligencia de la V y X Brigadas, con el respaldo
de empresarios bananeros y ex guerrilleros reclutados por el ejército, todo lo
cual fue ordenado por el oficial Sanmiguel Buenaventura. Mientras que el
desplazamiento de paramilitares y la dirección de operativos estuvo bajo la
dirección del mayor Luis Felipe Becerra Bohórquez, mismo que incluso pago
son su tarjeta de crédito la cuenta del hotel de Medellín de algunos de los
militares trasladados desde el Puerto Bocaya a Urabá.25
Asesinato y persecuciones que también alcanzaron a la jueza Martha Lucía
González, después de que ésta el 31 de agosto de 1988 ordenara el arresto del
mayor Becerra Bohórquez y del jefe paramilitar y narcotraficante Fidel
Castaño Gil. Desde entonces recibió amenazas de muerte, hasta verse obligada
a salir del país. Pero en represalia, el 4 de mayo de 1989 su padre fue
asesinado en Bogotá. Más toda vía, la jueza que la sustituyo fue asesinada
junto con sus escoltas el 28 de julio, después de que esta confirmara la orden
de arresto contra Becerra Bohórquez.
Y si bien en septiembre de 1989 un tribunal de Bogotá confirma la orden de
aprensión contra el oficial, esta nunca se efectuó, sino que por el contrario éste
fue ascendido y enviado aun curso al extranjero. Además, la orden de
aprensión fue revocada, a la vez que el militar fue nombrado secretario de
prensa del ejército y recibió la medalla al Servicio distinguido.
De estos hechos se puede inferir que en Colombia, igual que ocurrió en
Bolivia y se viene acentuando en México, se ha buscado abrirle espacio a los
intereses y actividades del narcotráfico que se encuentran en contubernio con
las perspectivas agroindustriales. Por lo que detrás de la estrategia de terror
hacia la población y sus organizaciones, se debe destacar el hecho de que
Urabá es considerada como una de las zonas más ricas y estratégicas de
Colombia y el mundo. Zona con 1,230,000 hectáreas de tierra y cerca de
700,000 habitantes, no sólo es productora del 60 al 100% de los cultivos de
banano del país, sino que además, posee enormes reservas madereras,
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pesqueras, oro, plata, platino, cobre, titanio, cobalto radioactivo, gigantescos
recursos petroleros, así como una gran biodiversidad26.
Mientras tanto en México, particularmente en el estado de Guerrero, desde
antes del 26 de septiembre de 2014, día en el que 43 estudiantes de la Normar
Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, desparecieron a manos de supuestos
pistoleros del grupo criminal Guerreros Unidos en Iguala, coludidos con
policías municipales. El número de desaparecidos por supuestos
narcotraficantes eran casos de todos los días y que nadie volteaba a ver. Tan
solo en mayo de 2010 se localizo en Taxco una mina abandonada con 54
cadáveres, así como se encontraron “narcofosas” descubiertas en 2013 y 2014
en Zumpango, Acapulco e Iguala. Tan solo de enero a agosto de 2014 se
contabilizaron 197 desaparecidos, que sumados con los 43 normalistas son
24027.
Hechos que han gozado de tal impunidad que, al día de hoy han colocado a
Guerrero en una situación donde todos los días las colonias y barrios de las
orillas de Acapulco sean campo de batalla entre hordas de niños y jóvenes
sicarios. Mismos que se encuentran bajo las órdenes de algún cártel local.
Ocurriendo así desde 2012, cuando el estado empezó a disputar el primer sitio
en violencia frente a Cuernavaca, Tijuana, Ciudad Juárez y Ecatepec. Siendo
considerado Acapulco el año pasado como la ciudad más peligrosa del mundo
con casi mil 200 asesinatos. Éste estado de la república comenzó a sufrir una
exacerbación de la violencia desde el 28 de octubre de 2010, después de que
en el centro de Acapulco fueron fusilados tres hombres y una mujer. Desde
entonces, la violencia ha ocasionado el cierre 970 negocios en el puerto, la
huida de familias, así como el abandono de residencias o casas de playa.
Ante tales eventos, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, anuncio un plan de “rescate para Acapulco”, que ha implicado la
militarización de la seguridad pública, tal como ocurriera en Colombia cuando
se instauran los narco-paramilitares. Y de igual forma que en aquel país, pese
o gracias a la implementación de operativos policiaco-militares la
narcoviolencia continúa. Situación que parece se agudizara, puesto que Osorio
Chong anuncio en 2015 la creación de un cuartel militar en Chilapa, a pesar
de que dicha zona ha sido señalada como una franja donde el Ejército ha sido
acusado de proteger al grupo de los “Ardillos”.
Versiones que han sido corroboradas por los hechos, pues este grupo no sólo
aniquila con toda impunidad a sus adversarios, sino que también realiza
secuestros para reclutar adeptos y los obligan a trabajar para ellos en campos
de enervantes o los integran a sus escuadrones de la muerte. Más aun, se ha
señalado a la familia del dirigente perredista Bernardo Ortega Jiménez de
mantener vínculos con el grupo de los Ardillos, así como con integrantes de
una nueva banda. Este nuevo grupo supuestamente ha desaparecido a 16
40
personas de entre 15 y 31 años, algunos de los cuales han sido vistos
trabajando en campos de amapola resguardados por hombres armados28.
Y como resultado de estos hechos, se viene observando una indolencia por
parte del gobierno federal, al no hacer nada para detener a tales delincuentes,
pese a las denuncias de familiares de las víctimas como José Díaz Navarro.
Éste ha advertido desde 2015 que en Chilapa se estaba gestando otro
Ayotzinapa, ya que ha sido evidente que la delincuencia actuó en colusión con
el ejército, autoridades federales y estatales, para la desaparición de su
hermano Hugo y Alejandro. Estos fueron interceptados, junto con tres
empresarios de la construcción, por sujetos armados en la comunidad de El
Jagüey a finales de 2014 y hasta la fecha los cinco siguen desaparecidos.
Pero además, el vínculo narco-paramilitar también se ha visto fortalecido por
el respaldo de la prensa, debido a que en ésta algunos informadores han sido
contratados por las autoridades y publican notas y reportajes sesgados, tal
como ha señalado Ángela Buitrago, ex fiscal colombiana y que trabajo en
México durante 13 meses como integrante del Grupo Interdisciplinario de
Expertos Independientes (GIEI). Además, Ángela a señalado que cuando el
GIEI solicito a las más altas autoridades del país que permitieran interrogar a
los militares que presenciaron los hechos ocurridos el 26 y 27 de septiembre
de 2014 en Iguala, así como les permitieran revisar los informes que los
militares entregaron a sus superiores. El Secretario de Gobernación, Osorio
Chong les dijo que esos interrogatorios no iban a ser posibles29.
Otro tanto ha venido ocurriendo en el caso de Tlatlaya, estado de México,
lugar donde también se ha puesto en evidencia que el 30 de junio de 2014 el
ejército mexicano realizo ejecuciones sumarias, después de mantener un
enfrentamiento con supuestos integrantes del crimen organizado. En este caso,
Grupo Televisa se fue deshaciendo de los directivos de Esquire, ya que estos
respaldaron la publicación del reportaje freenlace (el cual sostiene la versión
de ejecuciones por parte del ejército) en 2014 y el seguimiento que le dieron
en 2015. Así, la cúpula editorial de Televisa despidió a Manuel Martínez
Torres, quine era directos de Esquire, así como a su jefe, Javier Martínez
Staines y por lo cual Mael Vallejo, editor general también
de Esquire, renuncia.
Así, el subdirector del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro
Juárez (Centro Prodh), Santiago Aguirre Espinosa, ha señalado que la falla de
origen para dar solución al caso Tlatlaya, se encuentra en el hecho de que los
militares mantuvieron el control sobre el lugar de los acontecimientos por
varias horas, antes de la intervención de una autoridad civil, mientras que la
CNDH ha encontrado que cuando la Sedena toma el control de una escena del
crimen con frecuencia la altera para encubrir lo que ocurrió. Lo cua es
corroborado por el testimonio de los sobrevivientes de Tlatlaya y los mismos
41
soldados, ya que estos han indicado que la zona estuvo bajo control castrense
entre seis y ocho horas hasta que llegaron, después de las 12:30, funcionarios
de la Procuraduría del Estado de México30.
Pero por si todo esto no fuera suficiente, en el estado de Guerrero bajo el
clima de violencia e incertidumbre ya descrito, han surgido las llamadas
Autodefensas desde junio de 2012, en Huamuxtitlán, región de la Montaña,
antes incluso que en Michoacán, donde el fenómeno emergió más tarde y el
armamento como cuernos de chivo llamaron la atención de inmediato y por lo
cual salieron en los titulares de la prensa nacional e internacional, en tanto que
las armas en Guerrero no pasaban de escopetas y pistolas de bajo calibre.
Y aunque el embrión de la Policía Comunitaria fue el nacimiento de la
Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), en noviembre
de 1995, las autodefensas de Huamuxtitlan estarían signadas por enfatizar su
lucha contra el narcotráfico. Y dentro de esta misma línea le siguió Olinalá,
lugar que ha tenido mayor relevancia a partir de que a mediados de 2013 su
comandanta Nestora Salgado García detuvo al síndico procurador del
Municipio, armando Patrón Jiménez. Acusado de mantener vínculos con los
narcotraficantes de la región31.
Asimismo en Telamacatzingo, poblado perteneciente al municipio de Olinalá,
surge otra autodefensa el 2 de diciembre de 2012, con Citlali Pérez Vázquez al
frente. Mientras que el 5 de enero de 2013, surge otra autodefensa en Ayutla
de los Libres, bajo el mando del násuvi Bruno Plácido Valerio.
Sin embargo es importante tener en cuenta que tales autodefensas han
mantenido diferencias radicales en sus formas de trabajo. Destacando el hecho
de que mientras Nestora Salgado se confrontó con el gobierno del estado, de
quien en un principio sólo recibió una pick up, Bruno se hizo su aliado,
aceptando todo tipo de prebendas, desde playeras y radios para sus huestes,
hasta una camioneta blindada en la que se transportaba.
No obstante estas diferencias, desde 2012 el surgimiento de las autodefensas
no ha parado en Guerrero, manifestándose en las siete regiones de dicho
estado. En municipios como El Mesón, Cualac, Coyuca de Benítez, Tierra
Colorada, Teololoapan, Xaltianguis (Acapulco), Tecpan, Costa Grande,
Atlixtac, Alpoyeca, Tlapa (centro económico de la Montaña), Chichihualco,
Zumpango, Apaxtla y Chilpancingo. Todas las autodefensas han avanzado,
crecido o se han extinguido, al igual que sus líderes, en un clima de
corrupción e inconformidad social, donde el gobierno a tejido alianzas con el
narcotráfico y algunas autodefensas, dejando de lado a otras que no se han
subordinado. De tal suerte que algunas han terminado por ser infiltradas por el
narco, minadas desde dentro, por lo que hoy en día el narcotráfico sigue
inamovible e imbatible, manteniendo bajo su control a la ciudad más grande y
42
poblada, Acapulco. Así como al pueblo más pobre y recóndito, Zitlala,
causando miles de muertes y cientos de personas desplazadas32.
Pero al igual que en Urabá, no se debe pasar por alto que tales eventos ocurren
en un estado de Guerrero donde existen ricas minas de oro, plata y cobre, así
como tiene grandes recursos hídricos en ríos, lagunas y playas, además de
recursos forestales. Mismos que el generoso presidente Enrique Peña Nieto,
pone a disposición de empresas como el Grupo Collado. Grupo que recibió de
manos del mismo presidente, el 12 de octubre del año pasado el Premio
Nacional de Exportación33.
Bibliografía.
Latin America Bareau. Instituto de Estudios Políticos para América Latina y
África (IEPALA). “Narcotráfico y política. Militarismo y mafia en Bolivia”.
1982.
Echeverria Zuno Álvaro. “Centroamérica: la guerra de Reagan”. Presencia
latinoamericana, 1985.
Taber Robert. “La guerra de la pulga”. Ediciones Era, Ancho mundo, 1967.
Calvo Ospina Hernando. “Colombia, laboratorio de embrujos”. Ediciones
Foca, 2008.
Hemerografía.
La Jornada, sábado 21 de mayo de 2016.
Revista Proceso, número 2062, 8 de mayo de 2016.
Proceso, número 2064, 22 de mayo de 2016.
Notas:
1 Rebelión. “Un poder imperial en la cuesta abajo. Un desafío al poder de
Estados Unidos (I)”. Por: Noam Chomsky, 17-05-2016
2 Rebelión. ¿Qué principios gobiernan el mundo? Un desafío al poder de
Estados Unidos (y II). Por: Noam Chomsky, 21-05-2016.
3 Rebelión. “Desmonte de la integración regional”. Por: Emir Sader, 17-052016.
4 La Jornada, jueves 19 de mayo de 2016.
43
5 Guarimbas, término popular que comenzó a utilizarse como sinónimo de
refugio, cuando en Venezuela mandaba el militar Marcos Pérez Jiménez
(1953). En aquel entonces, la resistencia cívica diseñó un método de
subversión: Se operaba en contra de la dictadura para luego correr en busca de
seguridad en el interior de las iglesias. Sin embargo hoy en día es utilizado por
la derecha venezolana para identificar protestas organizada en zonas
residenciales, así como con cierre de calles.
6 La jornada. “Preparativos de intervención militar en Venezuela”. Por: Ángel
Guerra Cabrera. 19-05-2016.
7 Latin America Bareau. Instituto de Estudios Políticos para América Latina y
África (IEPALA). “Narcotráfico y política. Militarismo y mafia en Bolivia”.
1982. Pág. 90.
8 Ibíd. Pág. 93
9 Ibíd. Latin America Bareau. Pág. 92
10 Ibíd. Latin America Bareau. Pág. 101.
11 Ibíd. Latin America Bareau. Pág. 102.
12 Ibíd. Pág. 103
13 Ibíd. 105.
14 Ibíd. Pp. 106-107
15 Ibíd. Pág. 108
16 Ibíd. 108
17 Taber Robert. “La guerra de la pulga”. Ediciones Era, Ancho mundo, 1967.
Pág. 19
18 Ibíd. Pág. 55
19 Calvo Ospina Hernando. “Colombia, laboratorio de embrujos”. Ediciones
Foca, 2008. Pág. 169
20 Ibíd. Pág. 175.
21 Ibíd. Pág. 176.
22 Ibíd. Pág. 181.
44
23 Ibíd. Pág. 181
24 Ibíd. Pág. 183
25 Ibíd.
26 Ibíd. Pág. 185
27 Proceso, número 2064, 22 de mayo de 2016.
28 Proceso, número 2064, 22 de mayo de 2016.
29 Ibíd.
30 Ibíd.
31 Ibíd.
32 Ibíd.
33 Revista Proceso, número 2062, 8 de mayo de 2016.
ENTREVISTA A SILVIO SCHACHTER DEL CONSEJO DE REDACCIÓN DE HERRAMIENTA
"EL LLAMADO POPULISMO NO LOGRÓ, MÁS ALLÁ DE CIERTOS DISCURSOS Y RETÓRICA
NACIONAL, DESARTICULAR LOS PODERES REALES, FÁCTICOS"
Mario Hernandez
Rebelión
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212763
M.H.: Hace un momento te referías a la situación actual de Brasil como la
crónica de una muerte anunciada.
S.S.: Creo que podríamos encontrar muchos puntos de coincidencia con otros
procesos negativos que se están dando en el continente de lo que en conjunto
podríamos llamar gobiernos pos neoliberales, neo populistas, algunos hablan
de gobiernos populares, otros más audazmente hablan de gobiernos de
izquierda en un contexto internacional no favorable y, al mismo tiempo, con la
heterogeneidad que tienen estos fenómenos. No es lo mismo la experiencia
argentina, que la de Venezuela, Bolivia o Brasil. La de Brasil quizás es una de
las más atrasadas en cuanto a los cambios que produjo en relación a las
expectativas que había generado el PT, en relación con su surgimiento en el
corazón de San Pablo, su relación con la CUT, con el Movimiento Sin Tierra,
con la participación de un grupo de intelectuales históricos que tuvieron
mucha participación en la lucha contra la dictadura y que acompañaron al
45
proceso del PT apostando a eso.
Pero ya hacia el final del primer gobierno de Lula se empezó a notar que los
cambios no iban en la dirección pensada, inclusive una de las consignas que
acompañaban a Lula en la campaña por su segundo mandato era “dejen al
hombre hacer”, algo muy personalista que produjo una fractura importante en
el PT.
Ese proceso se agudiza durante el gobierno de Dilma, en el marco de una
crisis internacional, sobre todo a partir de 2008, que empieza a poner en
cuestionamiento la caída del precio internacional de los commodities, la
presencia de Brasil en los Brics se debilita, así como ese rol que pensaban
tener en América Latina como nuevo polo económico y político. Y la forma
de ejercer la gobernabilidad basándose en negocios y componendas con los
jefes estaduales y los grupos evangélicos de derecha para garantizar
justamente el sustento de un gobierno que ya no tenía el respaldo de la base
porque las grandes mayorías populares de Brasil, que habían recibido algún
tipo de mejoras vinculadas al asistencialismo, no avanzaban en los cambios
que se requerían.
Construyó un statu quo con los grandes grupos económicos y financieros que
se vieron muy beneficiados por las políticas del PT en cuanto a las políticas de
recursos sobre todo energéticos, con una política extractivista que caracterizó
a otros gobiernos de la región. Dilma llegó a la crisis con 10% de respaldo en
la sociedad. Incluso la gente movilizada en contra del impeachment lo hizo en
contra de la derecha, no tanto para respaldar al PT. Un PT que reacciona muy
tarde, cuando ya se había sedimentado toda esta negatividad en relación a los
proyectos verdaderamente populares que alguna vez pensaron que podían ser
canalizados a través del PT.
Y una negatividad hacia este partido de Estado, que trabaja desde las
instituciones y solo desde ellas, que no tiene capacidad de empoderar a la
sociedad, que no se autolegitima a partir de experiencias contraculturales y de
poderes sociales, una organización sumamente vertical, apoyada en figuras, ni
siquiera con democracia interna en el propio partido, al que fue vaciando.
Brasilia es un enclave totalmente aislado, es una ciudad que ha fracasado
urbanísticamente y ha sido hecha a medida de la derecha, es una burbuja
adonde pueden hacer todas las trampas y corruptelas sin que la sociedad esté
presente, solo a través de lo que los grandes medios de comunicación quieren
contar. En 2013 hubo una señal muy fuerte, que empezó con el tema del “pase
libre” pero que luego involucró a millones de personas, como hacía mucho
que no se recordaba, desde la época de las experiencias de las luchas por las
directas, con multitudes en la calle.
46
La derecha con un discurso antipolítico intentó frenarlo pero no lo logró,
tampoco la izquierda tuvo peso suficiente, y el PT lo vio como una amenaza a
las formas de su práctica política y desaprovechó ese momento que era muy
interesante como para entender lo que estaba pasando en la base de la
sociedad y dar una respuesta.
La respuesta fue pésima, replegarse, recluirse manteniendo sus alianzas.
Analizando sus alianzas, como con el PMDB, que en realidad es una especie
de colectora de caudillos electorales, o los acuerdos con los sectores
evangélicos que terminaron siendo los que encabezaron la farsa horrorosa del
juicio, con discursos y juramentos realmente cavernícolas, el resultado era casi
previsible.
Yo creo que va a haber resistencia porque las medidas que propone Temer son
brutales, ya la hay de hecho en muchos lugares. En estos días se hizo un
recital en la Casa de Cultura de Río de Janeiro, que está tomada porque una de
las primeras medidas que adoptó el nuevo gobierno fue cerrar el Ministerio de
Cultura. Caetano Veloso fue uno de los famosos artistas que se presentaron en
apoyo a la cultura y a quienes están tomando el edificio.
Hay un plan de reducción brutal de universidades. En la Universidad de Río,
los docentes hace 4 meses que no cobran. El problema es que no siempre la
resistencia tiene caminos claros, cuando no hay una construcción madura, que
el PT se encargó de desestructurar como sucedió en otras partes del
continente.
M.H.: Vos cuestionás esa idea que se ha instalado de los golpes blandos o
parlamentarios.
S.S.: En el escrito que publiqué antes de que ocurriera lo de Brasil, hago una
mención a lo que pasó en Honduras y en Paraguay. Que se difundieron como
golpes parlamentarios, donde grupos mayoritarios de la derecha hegemonizan,
con el consenso de sectores de clase media y alta, e instrumentan estos
fenómenos de golpes no militares contra figuras que pueden expresar intereses
contrarios a sus voluntades. Ahora se dio lo de Brasil que recorre un camino
parecido. Además, del análisis genérico y discursivo sobre estos fenómenos,
no hubo un análisis serio de cómo podían funcionar. Tenemos la experiencia
de Venezuela, donde están empujando hacia la misma dirección con el
plebiscito revocatorio. En Argentina se habló también de maniobras
destituyentes. Pero el tema esencial es la manera en que se estructura la
práctica y la construcción política y la degradación de esa forma de
construcción que es la democracia representativa burguesa que permite que
todo el sistema pueda ser viable y reproducirse para generar los mismos
mecanismos detonantes. Una especie de térmica propia, que cuando el sistema
empieza a mostrar baches, pueden hacer saltar al que en este caso sería el
47
Presidente, y recomponer y darle continuidad en un nuevo estadio. Aquéllos
que han cuestionado estos golpes no se han preguntado por qué son posibles.
Más allá del consenso, del papel que juegan los medios de comunicación
desinformando o confundiendo, alimentando este tipo de procesos; no ha
habido un análisis de por qué es posible, que después de tres gobiernos del PT,
haya tenido el apoyo del 30% para continuar y un 70% en contra. Habiendo
establecido alianzas, en algunos casos espurias, como el caso del Mensalao,
con los diputados que recibían coimas todos los meses. No se puede esperar
que eso tenga que ver con un proyecto popular, ni una práctica ética de la
izquierda para una construcción política. El resultado estalla en cualquier
momento porque parte de una base envenenada, carcomida, de una forma de
construcción política que mantiene al pueblo al margen de las decisiones, no
construye empoderamiento, soberanía popular verdadera.
Entonces, se habla de traición y no lo es, es el resultado de aquéllos que
apostaron institucionalmente a trabajar dentro de ese contexto pensando que
era manejable con dinero, con prebendas, con negocios políticos. Porque en
realidad, la derecha que acusa a los gobiernos populistas de corruptos tiene
una historia de corrupción desde que comenzó la historia de América. Los que
acusan a Dilma están envueltos en casos de corrupción. En Argentina es fácil
de ver también, lo mismo en Paraguay, Honduras, en cualquier lugar de
América Latina que uno recorra y pueda ver el pedigree jurídico de la derecha
se da cuenta que están involucrados en decenas de casos de corrupción, que
también es parte de la forma en la que ellos piensan la política.
El PRO y la derecha latinoamericana
M.H.: Charlemos un poco de tu artículo “El PRO y la derecha
latinoamericana”. Allí haces mención a una organización, la UPLA
(Unión de Partidos Latinoamericanos), a la que le das una entidad
importante. Revisando el libro “Mundo PRO” vi que sus autores
mencionan a la Fundación Pensar, la Fundación Libertad, a la FAES
vinculada al Partido Popular español, pero esta Unión de Partidos
Latinoamericanos no se menciona. ¿Por qué has hecho hincapié en tu
artículo en torno a esta organización?
S.S.: Es una organización que surge como subsidiaria de la International
Democratic Union, que es una organización de partidos de derecha
anticomunistas que surge en la década del ´80, de la mano de lo que fue el
neoconservadurismo de Reagan, Thatcher y el Papa Juan Pablo II, esa Troika
que comenzó el proceso que hegemonizó las ideas de los ´80 y ´90. En
América Latina, algunos años después, a instancias de algunos partidos
tradicionales de la derecha se crea esta organización que agrupa 18 partidos
que en realidad no tienen capacidad de producción de medidas o de políticas
regionales o gubernamentales, sino que genera un espacio de pensamiento, de
48
intercambio, un think tank ideológico de derecha con una cantidad de
seminarios y de eventos, sobre todo apuntando a formar algunos cuadros
intermedios que provienen de las ONG, de las facultades empresarias y
direcciones de empresas que se van perfilando a transformarse en cuadros
políticos, que la derecha utiliza en lo que se ha llamado “la nueva derecha
latinoamericana”. Lo paradójico es que muchos de los que van a estas
actividades, que dan cursos, que forman a esta gente son dirigentes de partidos
con cien años de historia, de la historia más negra del continente, inclusive de
partidos fundados en el siglo XIX y que han formado parte de las peores
páginas de la historia latinoamericana, golpes de Estado, ocupaciones, etc.
Hay partidos nuevos como los chilenos, la UPLA tiene sede en Chile, el
Conservador colombiano, por ejemplo, de cuyas “travesuras” habla Gabriel
García Márquez en Cien años de Soledad, en esa guerra de liberales y
conservadores, donde sucede uno de los hechos menos conocidos de la
historia latinoamericana que es la masacre de las bananeras, al que se refiere
el escritor cuando menciona los trenes cargados de muertos. El partido que
está en el gobierno hoy en Honduras, el Partido Nacional Hondureño, con una
historia de entrega, el concepto de “país bananero” surge a partir de la
presencia de la United Fruit en Honduras, con una incidencia brutal,
represiones y conspiraciones latinoamericanas; con un destacado papel en la
lucha contra la revolución nicaragüense, ya que Honduras fue el portaviones
terrestre. Inclusive en la composición de la contra nicaragüense hubo un
importante número de militares de la dictadura argentina involucrados.
M.H.: La que se presenta como nueva derecha, en realidad tiene una
historia más que centenaria.
S.S.: Y una historia que ha significado muchísimo sufrimiento y sacrificio de
los pueblos del continente. Lo paradójico es que éstos que se presentan como
un nuevo bloque, acusan de corruptos y antidemocráticos, reclaman libertad
de prensa, cuando en realidad siempre han sido los representantes del
privilegio, de las empresas multinacionales, involucrados en las peores
masacres. Lo mismo ocurre con el Presidente de Paraguay, del Partido
Colorado, de directa relación con Stroessner, el dictador que estuvo más
tiempo en el gobierno de América Latina, pro nazi. Somoza con el triunfo de
la revolución sandinista va a parar a Paraguay y recién en el `89 su cuñado
Rodríguez, logra desplazarlo. La historia del Partido Colorado es nefasta, de
represión, tortura, crimen, entrega, de haber participado de operativos feroces
como el Plan Cóndor y es el partido socio del PRO en la UPLA.
Este es un tema que considero importante remarcar, hay muchos rasgos
nuevos en la derecha porque se aggiorna, pero se alimenta de la peor derecha
que tuvo nuestro continente. Tal vez cambia el discurso o los métodos de
relación con la gente, pero su mirada de clase sigue siendo muy parecida. El
49
PRO es uno de los últimos que se incorpora en 2005 a este grupo. Siendo el
PRO una especie de fruto no deseado del 2001, una derecha que descubre que
hay una porción de la sociedad que es antipolítica, que quiere algo nuevo y a
diferencia de otros sectores, como De Narváez que apostaron a hegemonizar
desde la derecha al peronismo, deciden armar algo por fuera que ha sido
exitoso. Con mucho apoyo de esta fundación que mencionaste, que es la
FAES que encabeza Aznar con presupuesto del gobierno español.
Hay una relación muy directa entre la FAES y la política del gobierno español
contra Venezuela, España junto con Estados Unidos son los países que han
bregado más contra Venezuela en todos los foros internacionales, de hecho
han financiado campañas de las mujeres de los políticos de derecha que
vienen a hacer seminarios o a hablar en contra del proceso bolivariano.
Una de las tareas que tuvo Aznar, financiado por el Estado español, fue
recorrer el continente para generar lealtades en la lucha contra el proyecto
bolivariano. El PRO le ha abierto las puertas, muchos de esos eventos se han
realizado en la sede del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La idea entonces es pensar cómo se articula lo nuevo y lo viejo y también
tratar de entender que lo que para muchos fue sorpresa, quizás por subestimar
procesos previos como el de Honduras y Paraguay, tiene anclajes muy
profundos; en primer lugar porque en muchos países de América Latina
siguieron gobernando estas fuerzas y, en segundo lugar, porque
estructuralmente siempre estuvieron presentes, hay rupturas y continuidades,
pero la realidad es que la base estructural sobre las que crearon una
correlación de fuerzas favorable, fueron intocadas.
La cultura y la forma de hegemonizar ideológica y políticamente además de
los recursos económicos de la derecha, sigue vigente. El llamado populismo
no logró, más allá de ciertos discursos y retórica nacional, desarticular los
poderes reales, fácticos, que son los que hoy permiten que esta derecha pueda
expresarse a través de gobiernos y políticas concretas, que van a cargar
enormes males sobre los pueblos del continente. En muchas cosas se ve que lo
que tiene que ver con las políticas extractivas, la sojización, la megaminería,
la explotación del petróleo, sus intereses se han mantenido intocables. Y
nosotros conocemos el axioma que afirma que “el capital genera capital”, por
más inclusión que exista, el consumismo genera individuos consumistas. Hay
una inercia conservadora que ha hegemonizado con sus ideas el hedonismo, el
individualismo, esta lógica del consumo, del productivismo, que las propias
derechas toman como base para desarrollar sus políticas. Hay que reconocer
en eso, que excepto algunas experiencias en Venezuela o en Bolivia, esas
ideas siguen presentes y en muchos casos fueron estimuladas por estos
gobiernos populistas a través de proyectos económicos concretos, alianzas y
negocios. También sabemos que política es correlación de fuerzas y la
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correlación de fuerzas que se ha construido en la subjetividad de gran parte de
la sociedad es favorable a esta lógica inercial para continuar con este sistema
depredador.
Hay una relación entre estas formas políticas que se han ido reciclando. Lo
significativo es que muchos de estos personajes son multimillonarios, como
Piñera en Chile, Cartés en Paraguay, que como Macri fue presidente de un
equipo de fútbol popular y de alguna manera estuvieron involucrados en la
mafia del fútbol y la Conmebol, que es otra multinacional que expone la
degradación de las instancias políticas, culturales y deportivas del continente.
O como Santos, que fue presidente de la Asociación de cafetaleros.
Hay un vuelco, porque entre otras cosas, creo que la globalización constituyó
una sociedad de sujetos globalizados, una burguesía y clase media que a pesar
de que muchas veces sus intereses están contrapuestos al de las grandes
corporaciones que hegemonizan al capitalismo globalizado, en su imaginario
y en su subjetividad se sienten parte de un mundo que ha construido este tipo
de cultura. Se siente parte de lo que se construye en esos espacios de poder,
entonces ese sujeto también es el sujeto de la globalización y es proclive a
estos consensos que visualizan a los más pobres como enemigos, como clase
parasitaria.
M.H.: Estuve en Colombia en febrero y me llamó la atención como todo
un sector de la sociedad había desarrollado el consumo de autos y
celulares. Consumo que ahora se ve afectado por la crisis que atraviesa el
país con un descenso importante del comercio exterior, devaluación y
toda una situación económica delicada. Que fue lo que sucedió en
Argentina en los ´90. Cuando me reintegré al Banco Río en el año ´94, me
llamaba la atención escuchar las críticas al gobierno menemista y a la vez
saber que la mayoría de mis compañeros lo habían votado por los
créditos al consumo. Evidentemente ese sector de la clase media se veía
beneficiada por las políticas crediticias que permitían acceder a bienes.
Fuiste alumno de Haroldo Conti, desaparecido un 5 de mayo de 1976. Me
gustaría escucharte hablar sobre él como maestro.
Haroldo Conti como profesor fue una aparición casi mágica
S.S.: Yo era un niño, recién entraba al colegio secundario en el año `66 en que
triunfa el Onganiato. Una escuela secundaria cavernícola, de saco y corbata,
pelo corto, de formar fila, amonestaciones, profesores con el “saquen una
hoja”, libros de Ibáñez. Lo antipedagógico, anti creativo, profesores que se
repetían, en ese panorama oscuro, donde todo era ver cómo zafar de eso, entra
Haroldo como profesor y desde el primer día fue como una epifanía, una
aparición casi mágica a contramano de lo que era la educación en ese
51
momento y lo que eran todos los profesores. Era muy joven, tenía 31 años. Se
encontró con grupo de chicos que en esa edad mezclábamos entre audacia,
rebeldía y ciertos temores. Yo venía de un hogar de izquierda, entonces
encontrar a alguien con quien sentir empatía fue iluminador. Era una persona
de un carácter fuerte pero muy cálido. En la primera clase nos dijo que no iba
a haber textos ni notas, lo que en ese momento era casi una revolución. Las
clases con Haroldo consistían en elegir un tema, buscar todas las noticias
sobre ese tema, armar una carpeta y en clase elegíamos una carpeta y
charlábamos sobre eso. En ese momento estaba la guerra de Vietnam, en casa
se hablaba mucho del tema, era la época en la que los diarios a pesar de ser de
derecha, le daban espacio a la política internacional, cosa que no ocurre ya
hace años acá; yo hice una carpeta sobre la guerra y estuvimos toda una clase
con Haroldo hablando sobre lo que significaba el horror de la guerra, la
intervención imperialista, el derecho de los pueblos a la autodeterminación.
Era una isla. En ese momento él recibe el premio por su novela “Alrededor de
la Jaula” en Veracruz, pide una licencia para ir a recibirlo y no nos dice nunca
que había recibido un premio. Era muy humilde, así como su literatura.
Después se hizo la película y se estrena cuando él estaba ya hacía un año
secuestrado, se estrena en el ´77 con guión de Aída Bortnik. Haroldo llegó a
trabajar en el guión con Aída, antes de que lo secuestraran. Ella luego tuvo
que exiliarse. Sergio Renán hizo la película (Crecer de golpe) y luego hizo el
desastre que es “La fiesta de todos”.
Haroldo un mes antes de ser secuestrado de su casa de Castillo y Humboldt,
había acogido un militante que estaba escapándose de la Triple A, quien luego
es identificado como entregador. Le metieron un servicio en la casa,
aprovechándose de su solidaridad e ingenuidad. Con el tiempo su mujer y su
hija lo reconocieron en una foto tomada en España. Fue tomado prisionero por
el Proceso, pero luego quedó en libertad.
CRECE LA PERCEPCIÓN EN EE.UU. DE QUE HILLARY ES “POCO CONFIABLE”
ESCRITO POR DAVID BROOKS (LA JORNADA)
http://www.elclarin.cl/web/noticias/internacional/19150-crece-la-percepcion-enee-uu-de-que-hillary-es-poco-confiable.html
Hace un par de semanas Hillary Clinton saludaba a los votantes, después de un evento de su
campaña para el 5 de mayo en Los Angeles, cuando de repente se escuchó el grito de una
manifestante: Ella mató a Bertha, ella mató a Bertha. Se refería a la dirigente indígena
hondureña Bertha Cáceres, asesinada en marzo de este año. Es sólo uno de
los FANTASMASque persiguen a la precandidata demócrata en su campaña por la Presidencia.
Esta semana el inspector general del Departamento de Estado concluyó que Clinton había
violado regulaciones internas al usar un servidor y una cuenta de correo electrónico privado
para sus funciones públicas cuando era secretaria de Estado. El FBI continúa investigando si
ella o su equipo violaron la ley.
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La percepción popular de que es una política demasiado cercana a las cúpulas y sus políticas
neoliberales, que han imperado durante más de dos décadas junto con encuestas que registran
que la mayoría opina que es poco confiable y deshonesta, es una combinación que, en parte,
explica porqué se ha tropezado tantas veces ante el desafío de Bernie Sanders y que ahora se
encuentre virtualmente empatada con Donald Trump en las preferencias del electorado a
escala nacional.
Dudas sobre la confiabilidad
Hasta el NEW YORK TIMES, en un editorial de esta semana, afirmó que el informe del inspector
general dificultará la campaña, al nutrir las dudas sobre la confiabilidad de Clinton. Sugiere
que en lugar de sus usuales justificaciones defensivas, Clinton adopte una posición de
mayor candor ante el público. Pronosticó que ese asunto y otros formarán parte del ataque de
Trump en su contra. Él también evade asuntos y padece un nivel parecido de desaprobación
electoral, por ser percibido poco confiable. El rotativo opina que evaluar el liderazgo no debería
ser una medida de quién es menos confiable.
Su LARGA EXPERIENCIA es su mejor carta de presentación y la que le está restando apoyo.
Por un lado, su carrera como primera dama, senadora y secretaria de Estado le ofrece
credenciales para ser presidenta. A la vez, en un año electoral marcado por la ira y el
desencanto popular contra el ESTABLISHMENT –lo cual ha impulsado no sólo a Trump, a su
probable contrincante en las elecciones generales, sino a la campaña insurgente de Sanders
dentro
de
su
propio
Partido
Demócrata–,
no
hay
nadie
más
simbólico
del ESTABLISHMENT que ella en la política estadunidense.
Esa LARGA EXPERIENCIA incluye FANTASMAS de esa historia pública. Algunas son decisiones
cuestionables con consecuencias letales. Otras, engaños y distorsiones.
En el caso de Honduras, Clinton, como secretaria de Estado, “trabajó para legitimar el
derrocamiento de un gobierno… y al hacerlo ayudó a instalar un régimen que ha matado
mujeres y hombres a un ritmo impresionante”, escribió el historiador Greg Grandin.
Recuerda: Antes de su asesinato, el 3 de marzo, Bertha Cáceres responsabilizó a Clinton de
legitimar el golpe de 2009. Cáceres declaró que les advertimos que esto sería muy peligroso,
y pronosticó que el resultado sería mucha sangre.
A pesar de que fue casi universal la condena a ese golpe y sus consecuencias, Clinton, hasta
la fecha, justifica sus acciones para bien del pueblo de ese país (nunca menciona que su ex
abogado personal fue el representante de los empresarios golpistas de Honduras).
Otra decisión letal fue su voto como senadora aprobando la invasión y guerra de George W.
Bush contra Irak, con todas sus consecuencias, las cuales aún retumban por toda esa región.
Otro tipo de fantasma, el de distorsión y hasta engaño que suele reaparecer, es el de su visita
a Bosnia. En 2008, durante su fracasada campaña presidencial, Clinton contó repetidamente
que en 1996, cuando era primera dama, su esposo la enviaba a lugares donde el presidente
no podía ir, porque eran demasiado peligrosos, como Bosnia. Aterrizaron ahí, contaba, bajo
fuego de francotiradores. Se suponía que iba a ver algún tipo de ceremonia de bienvenida en
el aeropuerto, pero en lugar de eso sólo corrimos con nuestras cabezas agachadas para llegar
a los vehículos para ir a nuestra base.
El problema es que nada de esto lo corroboraron los reporteros que cubrieron el viaje, de
acuerdo con una investigación a fondo del WASHINGTON POST. Más aún: no era un
lugar demasiado peligroso para su esposo, ya que él visitó ese lugar dos meses antes. Además,
hay pruebas de que el aeropuerto era uno de los lugares más seguros de Bosnia y que, de
hecho, ella no tuvo que correr a ningún lugar, sino que fue recibida sobre la pista por
funcionarios estadunidenses y bosnios sonrientes, y hasta por un niña musulmana de ocho
años, quien le leyó un poema. Una foto de Ap documentó ese momento, y un video de CBS
News grabó el arribo. Ella intentó justificar mucho tiempo después lo que había dicho. Aceptó
que tal vez había hablado mal, pero nunca se retractó.
53
Por otro lado, su presentación como campeona de la clase media y los trabajadores tampoco
convence. Provoca más dudas sobre su honestidad. Su recién estrenado espot publicitario de
televisión ataca a Trump como alguien que aprovecha las crisis para ganar dinero, pero como
señala Matt Taibbi, en ROLLING STONE de hoy, no menciona que las mismas empresas
financieras que detonaron la peor crisis desde la Gran Depresión –incluyendo Citigroup,
JPMorganChase, Goldman Sachs y Morgan Stanley– se encuentran entre los seis
contribuyentes más grandes a la carrera política de Hillary Clinton.
A la vez, Clinton fue beneficiada, más que cualquiera de sus contrincantes de ambos partidos,
por donaciones de contratistas militares, según el Center for Public Intergrity.
No es sólo su cercanía con las cúpulas empresariales y sus multimillonarios. Ella es millonaria.
Según documentos fiscales registrados este mes, Clinton ganó más de 5 millones de dólares
en 2015, en parte por regalías de un libro, y 1.5 millones por discursos (su esposo obtuvo más
de 5 millones por presentaciones ante foros empresariales), incluyendo algunos tres, ante
Goldman Sachs, por los cuales recibió 675 mil dólares, que rehúsa difundir públicamente.
Estos son sólo algunos de los FANTASMAS que perseguirán a Clinton en esta campaña.
MICROPOLÍTICAS NEOLIBERALES, SUBJETIVIDADES DE LA CRISIS Y AMISTAD POLÍTICA //
DIEGO SZTULWARK
(O POR QUÉ NECESITAMOS CRITICAR AL KIRCHNERISMO PARA COMBATIR AL MACRISMO)
*
http://anarquiacoronada.blogspot.com.co/2016/05/micropoliticas-neoliberales.html
Me piden que me presente. Me presento por lo que hice y hago. Nombro algunas cosas: coordino
grupos de lectura y discusión sobre temas políticos y filosóficos, editamos recientemente con Cristian
Sucksdorf la obra completa de León Rozitchner (durante la gestión de Horacio González en la Biblioteca
Nacional), fui parte del Colectivo Situaciones, participo de la editorial Tinta Limón Ediciones. Con varios
compañeros hemos creado diferentes colectivos los últimos años: el Instituto de Investigación y
Experimentación Política; el blog Lobo Suelto!, la columna semanal Clinämen, en FM La Tribu.
Como parte del Colectivo Situaciones después del año 2000 hicimos una serie de trabajos con
organizaciones sociales a los que entonces llamamos “investigación militante”. Hay una serie de
publicaciones de aquellos años. Tinta Limón se nutre de esa experiencia, aunque también ha editado
muchos libros de movimientos sociales sobre la realidad política latinoamericana y muchos de filosofía.
Si recuerdo ahora el Colectivo Situaciones es porque me parece que vale la pena comenzar hablando de
experiencias que constituyen lo que podríamos llamar las subjetividades de la crisis. Yo llamaría así a
todas aquellas subjetividades que producen crisis, saben vivir en la crisis, tienen una inteligencia para la
crisis y desarrollan estrategias en la crisis. Sería una primera manera de presentar la idea de que en
América Latina y en Argentina hay mucha experiencia en términos de subjetividades de la crisis. Es lo
que hoy puede verse cuando en momentos de restricción económica, o lo que se llama ajuste, aparecen
unas redes de economías informales de todo tipo, que logran soportar como pueden la disminución del
salario, la disminución del empleo, etcétera. Hay mucha experiencia de un saber hacer de la crisis. En
torno al año 2000-2001 esto fue muy evidente: se constituyeron figuras colectivas de largo alcance.
Podemos agregar el Club del trueque, las fábricas recuperadas, toda la experiencia del cartoneo... Hay
mucha experiencia de saber hacer con la crisis y este es un punto que nosotros como Colectivo siempre
nos interesó trabajar.
Me gustaría situar el marco general de lo que podríamos charlar y después volver sobre las
subjetividades de la crisis.
Pensé tres puntos para plantear. El primero tendría por título: “Hemos subestimado lo neoliberal”. El
segundo sería: “Necesitamos entender críticamente al kirchnerismo para comprender el momento
actual”, que no es kirchnerista sino macrista, y el tercero sería: “El problema de a qué podemos llamar
hoy amistad política”. En el segundo punto, las subjetividades de la crisis no van a quedar olvidadas.
Respecto al primer punto. En el verano me escribió la antropóloga Rita Segato, que es una pensadora
muy relevante; actualmente vive en Brasil e investiga femicidios a nivel latinoamericano. Es además una
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de las autoras que publicamos en la editorial que mencioné. Ella dice que evidentemente ha pasado en
Argentina algo más complicado de lo que podemos entender. Se refiere a cómo llegamos a la coyuntura
política actual. Ha habido un vuelco subjetivo estos años que no es fácil de comprender. Si lo
comprendiésemos tendríamos más herramientas para entender un poco de qué se trata el actual
presente político. Hemos pensado lo neoliberal desde un punto de vista estrictamente macropolítico:
normalmente el lenguaje periodístico en estos últimos 10 o 15 años es el lenguaje con el que se piensa
la política. Es un límite de nuestra época, pensar la política tan dominantemente a través del lenguaje
periodístico de los medios, como si fuera el único género narrativo en el que nos pasa la política. Se ha
considerado que lo neoliberal tenía que ver con una coyuntura latinoamericana muy específica,
vinculada a lo que se llamó el Consenso de Washington, el ajuste, las privatizaciones, el pago de la
deuda externa, un conjunto de medidas macropolíticas que todos conocemos –lo que el menemismo
tuvo como programa político y ya había sido instaurado previamente por la dictadura militar.
El problema es que la crisis del 2001 tiene una potencia bastante fuerte de destituir la legitimidad del
discurso neoliberal. A partir de 2001 asistimos a una década bastante larga, donde el discurso no puede
ser neoliberal, no es neoliberal. O sea, los políticos no hablan de privatización, ni de ajustes, ni de
represión: la agenda discursiva 1976-2001 queda silenciada y aparece otra agenda que habla de
“consumo interno”, “desarrollo”, “militancias”. La política dice otras cosas que pueden haber generado
la ilusión de que el neoliberalismo era políticamente derrotable, superable, es decir que la voluntad de
inclusión social que la retórica kirchnerista asumió desde el 2003 con tanta contundencia podía estar
dejando atrás, por lo menos en el escenario argentino y a veces podría pensarse que también regional,
este fenómeno del capitalismo contemporáneo llamado neoliberalismo.
Visto desde hoy, parece un poco ingenua esa impresión, no sólo porque en el nivel de la política macro
lo neoliberal vuelve a instalarse, sino porque todos estos años lo neoliberal subsistió bajo la forma de
poderosas micropolíticas. Y este es el punto que me gustaría señalar. El neoliberalismo no es solamente
una política que el Estado aplica en ciertas coyunturas, referente a determinada gestión de los recursos,
sino que es un conjunto de dispositivos micropolíticos.
Teóricamente no digo ninguna novedad, Foucault trabajó esto muy bien en dos cursos que fueron
publicados muy tardíamente, pero que circulan hace unos años ya: El nacimiento de la biopolítica y
Seguridad, territorio, población. Hay ya en esos textos una elaboración bastante desarrollada sobre
esto. Mauricio Lazzarato, que ya tiene varios títulos en castellano, trabaja en un sentido similar. Lo
neoliberal o el capitalismo contemporáneo no como un fenómeno de hegemonía política, no como un
fenómeno discursivo, retórico, de partido político que gana elecciones, sino como un fenómeno que no
necesita ir a elecciones. Por lo tanto, no hay cómo discutir al neoliberalismo. Va a elecciones, pierde; y
hay neoliberalismo igual. Consensuamos entre todos que es una forma horrorosa la imagen empresarial
para pensar enteramente una sociedad y sin embargo la forma empresarial de pensar la sociedad vuelve
a instalarse. Hay un problema con lo neoliberal que desde el estricto punto de vista macropolítico no se
ha llegado a pensar y por lo tanto no se lo ha podido elaborar. Es un problema fundamental.
Para decir algunas cosas básicas de esa política neoliberal, diría que las micropolíticas son dispositivos
que subjetivan bajo la forma de la empresa. ¿Qué somos nosotros individual y colectivamente desde ese
punto de vista?: empresas. Somos un capital a gestionar, tiene que darnos renta en los distintos
aspectos de la existencia, y el neoliberalismo pone en juego para eso un tipo de ganancia subjetiva que
es muy evidente para todos nosotros, aunque rara vez creo nos detenemos a reflexionar sobre ello. Esa
ganancia se presenta en términos de “libertad”, el neoliberalismo es la primera forma de dominación
política que pone en el centro absoluto de la experiencia de la libertad. Somos libres de hacer lo que
queremos, nadie nos dice lo que tenemos que hacer. Esa libertad –que puede contrastar con nuestro
ideal genérico de libertad, y está bien que contraste, porque el neoliberalismo es ante todo una forma
de dominación política– es una manera de dominar en la que servidumbre y libertad se revierten todo el
tiempo una a otra al nivel de los dispositivos micropolíticos. Hay una experiencia de libertad en el hecho
de que cada quien se las tiene que arreglar, que nadie va a estar diciéndonos exactamente lo que hay
que hacer. Cada quien tendrá que vérselas con su capacidad de constituirse a sí mismo como marca,
como empresa, según su autovalorización. El mandato es: autovalorizate, como puedas.
Me parece que el éxito de las micropolíticas neoliberales es contundente y ha quedado solapado en la
discusión política de la década previa, y al mismo tiempo, cuando Rita Segato preguntaba qué nos pasó
como pueblo para pegar este tipo de conversión como la que estamos viendo ahora, planteaba un
problema que es imposible de responder sin observar qué ha pasado con estas micropolíticas
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neoliberales que durante esta década se desarrollaron –muy paradojalmente– junto a una voluntad
fuerte de inclusión social. Una voluntad política de inclusión social que se apoyó, que coincidió, que
coexistió con unas micropolíticas neoliberales. El poder subjetivador de esas micropolíticas parece haber
sido más fuerte que la interpelación en términos de inclusión social, y ahí hay un punto ciego de la
última década política que me parece que hay que intentar elaborar.
Me parece que hay que pensar la complejidad del último tiempo de la política argentina y
latinoamericana, o de estos gobiernos llamados progresistas o populares, Evo Morales, Lula, Correa,
Chávez, Kirchner. La coexistencia, en ellos, de una voluntad de inclusión política que por momentos
funcionó como una retórica de los derechos, y que no pocas veces efectivizó derechos muy concretos.
No creo, por tanto, que se haya tratado de procesos exclusivamente discursivos (sabemos que lo
discursivo en política raramente es sólo discursivo, porque lo discursivo produce efectos
extradiscursivos). Creo que a la voluntad de inclusión social habría que analizarla por lo menos en dos
niveles. En el primero plantearíamos el problema de qué es en sí misma una voluntad de inclusión. Y en
el segundo, de nuevo, habría que ver hasta qué punto esa voluntad de inclusión se articuló con unas
micropolíticas neoliberales. Los límites que le veo a esta voluntad no pasan por el hecho de haber
funcionado a partir de una discursividad fuerte. Porque hubo medidas políticas, beneficios y
enfrentamientos políticos tangibles y positivos. Me parece que la crítica que podemos formular apunta a
la teoría política de esa la voluntad de inclusión, que supo sostenerse doce años, buena parte de los
cuales se benefició con altos ingresos y con un contexto regional tan favorable –incluso con una
oposición política tan débil. El problema con esa teoría política de la inclusión se plantea cuando no
logra ya refrendarse electoralmente.
Cuando digo que hay un problema o que hay que hacer una crítica de esa voluntad no me estoy
refiriendo al procedimiento sencillo de la impugnación, de la denigración, de la negación del fenómeno.
Estamos tratando de pensar qué analítica nos permite entender su funcionamiento y si es posible
entender cómo lograr que ese funcionamiento deje lugar a otros mas consistentes (mas igualitarios, o
mas libertarios, si es posible).
En primer lugar, esa voluntad de inclusión social es compleja en sí misma, es ambivalente. Porque
combina dos cosas diferentes. Por un lado, remite a los valores más valiosos que podemos compartir,
como es la sensibilidad con respecto a los otros que han quedado excluidos del consumo, de derechos
básicos, dañados por el proceso de acumulación, o bien durante el proceso dictatorial. Ese aspecto de la
inclusión activa lo mejor de nosotros. Pero, al mismo tiempo, la idea misma de inclusión tiene un
aspecto colonial. Un aspecto por el cual el otro es bienvenido a una zona previa, que no se va a
constituir con la inclusión del otro. Invitamos al otro excluido a ser parte de lo que nosotros somos, o del
lugar en el que ya estamos.
Esa distinción entre un territorio firme (los incluidos) y un no territorio (de los excluidos) parece
inherente al espacio de la inclusión. Alguien está fuera y lo invitamos a sumarse, sin que esa invitación
transforme el espacio al que lo invitamos. Esa idea es un límite mismo del planteo de la inclusión, un
límite evidente. Tal vez no sea posible ofrecer pleno empleo en Argentina –es solo un ejemplo- si
consideramos cómo evoluciona el mercado laboral, la introducción de tecnologías, la evolución de la
productividad, etc. La idea de pleno empleo, que incluye una idea de ciudadanía pensada clásicamente –
la inclusión por la vía del salario– puede ser muy limitada.
Aun si el discurso de la inclusión viabiliza cosas tan interesantes como la sensibilidad respecto a todo lo
que es dañado, excluido, incluso a los modos mas violentos de explotación, se trata de una idea que
conserva los dos aspectos señalados: uno muy justo y activo, otro muy jerárquico y anulante. El
activante viene a movilizar al conjunto, no permite que haya una parte del conjunto que quede negado
o cruelmente subordinado sin que se diga nada sobre eso. No se acepta con indiferencia que los otros
que quedan en la peor situación. Y por el otro lado es un poco ingenua, me parece, la idea de que esa
activación pueda hacerse simplemente por la vía de invitar a los demás a ser parte de un espacio preconstituido. Esa pre-constitución es un problema. No permite pensar la carencia que esa idea de trabajo,
de ciudadanía o de Estado –que la voluntad de inclusión promueve- carece de categorías mentales para
pensar cómo evoluciona el trabajo, cómo evolucionan los territorios, cómo evolucionan los consumos.
El problema de la inclusión, así planteado, es que inhibe -en lugar de incentivar- la creación de
categorías que den cuenta de la constitución subjetiva de la sociedad compleja en la que vivimos; que
incluye economías informales; nuevas formas de soberanías territoriales; una riqueza de producción
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subjetiva que, es al menos mi impresión, la idea de inclusión no llega a pensar del todo. No sólo
respecto de los territorios, sino también respecto del mundo financiero, que es el lugar donde se
organiza el mando del neoliberalismo.
Las finanzas constituyen el mando, la racionalidad última de lo neoliberal. También lo financiero es de
una complejidad y se liga con los territorios de una manera muy compleja. El neodesarrollismo que
hemos tenido estos años no ha desplegado las categorías mentales ni siquiera para poder regular la
economía financiera. No me paro en el lugar de impugnarlo, sino en el de tratar de entender qué pasó y
hacer un balance abierto; en el lugar de que pensar la política implica poder entender qué es lo que no
funcionó de este proceso. También para pensar qué cosas habría que discutir para que sí funcionen en
algún momento.
Preguntas sintetizadas: ¿cómo juega la noción de “goce” en lo que estás contando?; ¿por qué te cuidas
tanto de criticar al kirchnerismo?; ¿el macrismo es la “etapa superior” del kirchnerismo?; ¿lo mejor del
kirchnerismo preparó esto, como la condición de lo que hoy vivimos?
Diego: A la pregunta sobre el goce, es una categoría que yo no conozco, pero sí me parece fundamental
el hecho de que las micropolíticas operan en ese nivel, que la compañera llamó del goce. Una hipótesis
que se podría pensar es si esas micropolíticas no son doblemente desposesivas. Primero hay una
desposesión material, pero también está ligado el neoliberalismo a una desposesión subjetiva. Sería la
ilimitación del consumo, consumo como promesa ilimitada que lo ligaría a una desposesión subjetiva
donde cada vez somos menos capaces de regular cuál sería la razón por la cual no participaríamos de
todo esto. ¿Dónde decimos que no?, ¿dónde dejamos de participar? Nuestra capacidad de gestionar, de
administrar, de preguntarnos hasta dónde, cuánto. Por ejemplo, un dispositivo micropolítico
fundamental de nuestra época podría ser Facebook. ¿Cuándo dejamos de poner fotos nuestras?, ¿quién
nos pide que nos exhibamos tanto?, ¿por qué tenemos que decir todo lo que pensamos?, ¿por qué
tenemos que decir todo lo que ocurre?, ¿no hay ningún límite respecto a la exhibición? Hay una
desposesión de tipo subjetiva en este caso.
Las micropolíticas neoliberales tienen un juego con la libertad que consiste en el hecho de que nuestro
deseo trabaja activa y voluntariamente al interior de estas normas, de estos dispositivos, de estos
mecanismos. Poder pensar esa relación en donde la libertad se vuelve servidumbre y donde este
movimiento se revierte. Spinoza decía en el siglo XVII, en el prólogo del Tratado teológico político: “¿por
qué los hombres luchan por su esclavitud como si se tratase de su libertad?”. El neoliberalismo ofrece
mucha posibilidad para hacer libremente de nosotros unos siervos, sólo que el tipo de mando que hay
en el neoliberalismo es sobre el medio más que sobre el cuerpo. El medio es el “entre” en el que se
generan afectos y opiniones. Muy difícilmente alguien nos diga lo que hay que hacer, somos nosotros
los que decimos cómo hay que hacer para estar en Facebook, por qué hay que estar bancarizados,
somos nosotros los que estamos una y otra vez ofreciéndonos a una suerte de inversión panóptica.
Somos nosotros los que tenemos el deseo de estar ahí y de funcionar así.
Con respecto a los “cuidados” en relación a la otra pregunta diría: cuidado para la crítica y para los
devenires. El filósofo Gilles Deleuze decía que no hay gobiernos de izquierda. El concepto de izquierda,
en términos micropolíticos, solamente sirve para los devenires, decía. Los devenires precisan cuidados.
Acaba de salir un libro del grupo Comité invisible, de Francia (A nuestros amigos), donde ellos tienen
este enunciado: “el revolucionario es el que cuida los devenires”. Yo diría cuidado para los devenires y
para la crítica, es algo que me parece fundamental, porque no se trata aquí de la polémica. Henri
Meschonnic en varios de sus textos hace la diferencia entre crítica y polémica, que son términos que
etimológicamente ambos vienen de la guerra. Mientras la polémica es el intento de vencer por medio
de la opinión, la crítica es el esfuerzo por develar funcionamientos. Me interesa la crítica y no la
polémica. Todo lo que se juega en la guerra para posicionarse frente a los demás, comparto con
Meschonnic, con Deleuze y con varios, no me parece productivo. Todo el esfuerzo que podamos hacer
para entender funcionamientos, para mostrar funcionamientos y dar lugar a otros, me parece muy
importante.
Pienso que en cierta medida el macrismo es la fase superior del kirchnerismo, lo que no niega que
tenemos que pensar muy seriamente también sus diferencias. Es decir que pensar la continuidad no
anula pensar la diferencia. Ahí entramos en un juego que estamos elaborando, en donde habría que
pensar qué hay de continuidad y qué hay de diferencia. Si les interesa doy un paso más sobre esto. Lenin
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decía que el imperialismo era la fase superior del capitalismo. Quiere decir que el macrismo sería una
parte del mismo proceso del cual el kircherismo fue central.
Visto desde hoy, a grandes rasgos tendríamos esta secuencia: 2001 –subjetividades de la crisis; se
deslegitima lo neoliberal; todo un proceso signado por la inestabilidad, en el cual se da el asesinato de
Kosteki y Santillán–, luego empieza un proceso que estaría designado por el kirchnerismo –una Voluntad
de Inclusión, inseparable de ciertos rasgos de acumulación que algunos llaman noextractivista, o
neodesarrollista–, y luego por el macrismo –una Voluntad de Orden, de Normalidad. La pregunta podría
ser: ¿y no será que el macrismo es fruto maduro de todo este proceso? En ese sentido hablo de fase
superior, con respecto al proceso de que emergió luego del 2001. Es algo que ya estaba presente en la
racionalidad del proceso de normalización pos crisis aunque no siempre lo habíamos advertido así, y
ahora cuando aparece decimos que esto no es una ruptura, es algo así como el producto de la
maduración inadvertida de algo que se venía dando. Intentaría ahora explicar un poco este último
razonamiento.
Pienso que estas políticas neoliberales sobre las que se fundó la idea de ampliación del consumo no son
otra cosa que la difusión en la sociedad de un código de adecuación. Es decir, ahora sí hago una crítica al
kirchnerismo no cuidada, sería la siguiente: en el momento en que las subjetividades de la crisis del
2001, en que la vitalidad plebeya que se afirma en el 2001 argentino, 2003 boliviano –hablo a nivel
regional–, esa voluntad plebeya que tiene capacidad de impugnación o de destitución del orden
neoliberal es incluida en las categorías de la economía política. La inclusión es la inclusión de una
vitalidad plebeya al interior del mercado del consumo, de las categorías de la economía política. Esa
inclusión es completamente ambivalente, ambigua. Por un lado es disciplinante y llama al orden a las
fuerzas que habían mostrado una vitalidad de destitución, pero por otro lado mete conflicto dentro de
la economía política, dentro de lo que entendemos por consumo. Esta politización del consumo o esta
politización de la economía política, me parece que es el punto más alto o más interesante del período
kirchnerista, en el sentido de que a través de las categorías del mercado, fuerzas plebeyas intentan
apropiarse parcialmente de la ciudad, del espacio, de la riqueza; con categorías imposibles de llevar al
lugar donde esta vitalidad podría ir. Y ahí me parece hemos perdido una oportunidad política. Ahí
hemos perdido, kirchneristas y no kirchneristas.
Pregunta: ¿cuál hubiera sido otra?
D: Uds. saben que ya hablar así nos deja débiles. Pero igual lo digo. Creo que la posibilidad hubiera sido
la siguiente: entender la inclusión, el aumento del consumo, no como parte de una teoría populista. Sino
como parte de una teoría en la cual la fuerza plebeya en el mercado permite discutir más la estructura
misma del mercado.
La inclusión, la activación de las fuerzas productivas en el mercado, es la vitalidad plebeya puesta en el
centro del mercado. No da lugar al pleno empleo, no da lugar al Estado de los años 50, no da lugar a una
inclusión tal como la teoría populista en sus imaginarios tiene que activar. Ni siquiera da lugar a un
Estado de bienestar –por lo menos clásico–, porque fíjense que la inclusión pensada como estado de
bienestar es a través del salario. En Argentina fue a través del consumo, no fue a través del salario. Y
poder pensar que la inclusión es en el consumo y no en el salario, ya nos revela que la figura a incluir no
es la del trabajador. Es mucho más compleja esa figura. Me detendría a decir: las subjetividades de la
crisis redibujaron los territorios. Las prácticas en los territorios requieren categorías mentales que no
son las de las filosofías populistas, ni las de los Estados de bienestar social. Por lo tanto hace falta una
invención política a la altura de la composición nueva de los territorios.
Capaz que estaba en juego la capacidad que tenía el movimiento plebeyo de cuestionar la estructura del
mercado, participando de él, no impugnando el mercado. Participando del consumo y de la distribución
de la riqueza; cuestionar, por ejemplo, quién produce, qué se produce, cómo se produce, que esa
presencia de lo plebeyo en el Estado y en la economía, esa vitalidad que en cierto momento hubo,
pudiera estar orientada a ir atravesando, redefiniendo, ampliando lo que entendemos por Estado y por
mercado. En ese sentido creo que no se puede tomar el kirchnerismo en paquete, porque nos perdemos
el conflicto y la politización interna. Intento cuidarme para no quedar inmediatamente puesto como
kirchnerista o antikirchnerista, que son una forma de la estupidez general, que no permite entender que
desde el punto de vista foucaultiano estratégico de las subjetividades, cómo leemos, qué leemos, dónde
vemos la oportunidad de intervención, en relación a cómo y dónde, cómo articulamos lo subjetivo con
lo económico político, etc.
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Muy desordenado ya en relación al planteo inicial, me meto en el tercer punto.
Las teorías políticas de la última década –me refiero en particular a Ernesto Laclau y Jorge Alemán–
despliegan una teoría sofisticada de la subjetividad y la política, aportaron a una reflexión sobre este
proceso político que viene después de la crisis del neoliberalismo. Lo que haré ahora es criticarlos a
ellos, por lo que podríamos llamar un discursivismo y un politicismo. Discursivismo es pensar que la
política ocurre en el nivel del discurso y el politicismo pasa por creer que la política no está hecha con las
subjetividades que se dan en la producción.
Sería una crítica doble, al discursivismo, a una cierta idea de que la materia de la política es el discurso, a
un tipo de prejuicio en torno a qué se llama discurso. A qué se llama discurso y una reducción de los
fenómenos de la política a lo discursivo. En Laclau está muy formalizado: por ejemplo, la escena
principal de la política es un significante vacío. No creo estar diciendo contra él nada que él no aceptaría.
Dice: la política es discurso. Pienso que hay una discusión ahí, sobre a qué se llama discurso o si se
puede sostener que la política es sólo discurso. Es un primer tema a discutir.
El segundo es el politicismo. Llamaría así a tomar las subjetividades dentro de una mecánica política, sin
considerar que esas subjetividades al mismo tiempo están en un conjunto de otras mecánicas y que es
la misma subjetividad la que aparece en uno y otro nivel. Cómo cambian los territorios, cómo cambian
las economías, cómo va cambiando la experiencia de la producción en la sociedad, no son temas ajenos
a la política. No es que la política toma una subjetividad que no está construida ahí. No se puede pensar
la articulación política sin pensar las estrategias en las que se articula la vida en todas las demás
dimensiones.
O para decirlo de otra manera: no se puede hacer política como si las micropolíticas neoliberales no
fueran dominantes. No estamos en la discusión entre interlocutores, donde cada uno formula su
demanda y alguien las articula. Me parece que es el suelo contemporáneo. Lo que digo es que la teoría
política que no hace investigación militante tiene un problema, está más para discutir con Platón que
para entender lo que está pasando en la producción subjetiva en los territorios –y en su
entrelazamiento con el mundo de las finanzas-, donde los problemas de las personas que hay que
elaborar llegan vía los focus group y las encuestas. El teórico-político que se informa leyendo encuestas
se aproxima así peligrosamente al político profesional. Acepta docilmente esta mediación
desproblematizante. La encuesta misma, su diseño, suele pertenecer a criterios de cuantificación
semejante al de la consulta y el estudio de mercado. El apoyo de la racionalidad política sobre esta
micropolítica neoliberal es total, porque hay una ceguera respecto a que estas micropolíticas siguen
actuando, siguen articulando el pensamiento y se ha olvidado el problema de las militancias. ¿Qué lugar
ocupan las militancias territoriales en la producción de pensamiento? No como cristianos que quieren
incluir solamente, no para pagar culpas, sino en la producción política. Es algo que cualquier filosofía del
antagonismo tiene que saber, si la política es antagonismo y uno se inscribe en un campo, el modo en
que ese campo piensa es fundamental, no se puede delegar. Si eso se delega está todo dicho.
Algo más con el consumo. ¿Por qué hay consumo sin salario? ¿De qué lugar sacan la plata para consumir
todas aquellas personas que no cobran un salario? La deuda es uno de ellos, perfecto. Entonces qué
quiere decir la deuda. La deuda quiere decir que los bancos delegan sobre el territorio un flujo de dinero
no regulado. Porque, ¿cómo le presto plata a alguien que no tiene salario? Si voy a un banco, me piden
cosas, ¿cómo hacen estas personas para tener un crédito informal para consumir? Los bancos delegan
por vía ilegal, no regulada, a entidades crediticias no reguladas –que en Argentina son muchísimas– y le
dan plata a la gente con una tasa altísima de interés. Doble complejidad, personas que ingresan al
consumo sin estar en el salario. Por lo tanto, los derechos para esas personas no pueden ser a través del
salario. La inclusión no es a través del salario, primera ruptura con el sentido común.
La segunda: el capital financiero está por encima de la regulación, no es regulado. Hay un problema
específico en el modo en que las finanzas operan como mando del capital sobre la sociedad, que creo
que tampoco se ha pensado lo suficiente. Cuando puedo, como entidad crediticia, dar un crédito a una
persona pidiéndole como contraprestación que me dé la tarjeta con la que cobra el plan social, estoy
explotando el plan social. El capital financiero explota las políticas sociales. Directamente el Estado me
da plata porque considera que estoy por debajo de cierto nivel de empleabilidad, de empresarialidad,
soy un damnificado, no puedo pensarme como empresa, no estoy a la altura de las micropolíticas
neoliberales, no puedo ser el empresario que todos quisiéramos. Entonces el Estado me da una
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asistencia. Esa asistencia se la queda la entidad crediticia-financiera. Directamente es una agencia que
explota la política social.
Cuando digo que hay falta de categorías mentales para pensar esto, o que la falta de investigación
militante ni siquiera permite plantear el problema –porque no se les pregunta a las personas cómo
están haciendo para vivir– también estoy diciendo que no se organizan experiencias militantes para
intentar pensar cómo regular ese mercado financiero, o cómo hacer para que los planes sociales del
Estado no sean presa fácil de esa forma de explotación financiera. Estoy pensando cómo se da la lucha
política. Y también estoy pensando que el discurso está bien, pero si en la práctica no podemos crear
dispositivos que permitan neutralizar formas de explotación, que permitan comprender cómo estamos
viviendo en el territorio y a partir de ahí entonces retomar la cuestión discursiva, hegemónica, etc., la
concesión es demasiado grande, el dominio de las micropolíticas configurando nuestras percepciones,
nuestros mapas, es demasiado grande. Y el nivel de racismo y distancia que hay entre los intelectuales
que piensan y la experiencia de la gente en nombre de lo que se habla es un abismo. Es un abismo que
hace que los intelectuales hablen en nombre de unas fuerzas, y esas fuerzas ni se enteraron. Entonces
hay un problema con la política. A Gramsci, que lo han citado, jamás se le hubiera ocurrido que pudiera
haber intelectuales tomando la palabra, sin que esa palabra estuviera elaborando la experiencia de la
praxis de esa clase. Hizo falta el post-estructuralismo ahí para desorganizar lo que Gramsci llamaba
clase, que hoy podrá no ser clase industrial. La idea de que no hay producción social es un poco fuerte.
Creo que el problema de las categorías mentales para pensar esto viene muy ligado con lo que llamaría
investigación militante, es decir poder tocar los problemas para los cuales la teoría no sabe qué decir. El
militante que sólo se compromete y el intelectual que sólo problematiza dan lugar a un divorcio
tremendo. Lo que estaría tratando de plantear es la experiencia, también muy generalizada, de
articulación entre la problematización y el compromiso político.
El otro punto que les quería plantear es el de la “amistad política”. El problema de la amistad viene
planteado en el libro del que les hablaba, del Comité Invisible –es un grupo francés de activistas que
están participando de lo que está ocurriendo en la Plaza Republique–, A Nuestros Amigos. Spinoza en el
siglo XVII, en su libro Ética decía que la amistad es la experiencia de la producción de utilidad común, el
amigo es aquel con el que se tiene utilidad común, no es el amigo de la aventura, de la confesión, de los
secretos, el que te banca. No se refiere al amigo íntimo, no se refiere a ese tipo de cómplice. Se refiere a
todo tipo de experiencia en la cual con los otros lo que hay es producción común.
Por eso Spinoza lo llama experiencia de la sinceridad, que no es la de la confesión de la intimidad. Es la
experiencia en la que yo estoy con otro y en ese estar lo que se juega es una utilidad común. Como la
utilidad es común no hay insinceridad posible. Creo que hoy la experiencia de la amistad como
búsqueda de utilidad común, no del amigo personal, tiene que ver con la capacidad de detectar
afectividad no neoliberal. Tiene todo que ver con la posibilidad de construir estrategias en el marco de
una afectividad no neoliberal.
Como saben en el Siglo XVII Spinoza escribe la Ética, entre otras cosas, en discusión con el campo
teológico y con Descartes. En los dos casos se trata un poco de la misma discusión. Él trata de pensar
desde la noción de la potencia, que no admite la distinción entre cuerpo y pensamiento. Por eso estaba
tan enfrentado el racionalismo de Descartes como a los dualismos monoteístas. ¿Qué hace Spinoza con
la potencia? La potencia es poder hacer, poder pensar, poder hacer. Poder hacer del cuerpo y del
pensamiento, que en Spinoza no se separan, por lo tanto la potencia es poder hacer, poder pensar.
También se puede llamar potencia a lo que él nombra como perfeccionamiento del deseo. Quiere decir
que cada vez más podemos organizar con nuestra potencia los encuentros con los otros. En ese
perfeccionamiento de la potencia vamos hacia la utilidad común, dice Spinoza. Porque individualmente
el nivel de potencia que se puede alcanzar es bastante bajo. La ocasión de la potencia siempre es el
encuentro con otros. Sin que Spinoza diga que lo colectivo o lo social es interesante en sí mismo. Es
interesante en tanto viabiliza potencias. Cuando ese encuentro permite aumentar posibilidades de
hacer y pensar. Por eso Spinoza tiene una teoría tan original de la democracia. No es para él sólo una
forma de gobierno, sino el esfuerzo de articulación que hace un colectivo.
La utilidad común es el hecho de que un conjunto de personas piensan y actúan con cierta conciencia de
que en esa acción se está produciendo una utilidad común, porque lo que se está poniendo en juego es
una potencia común. Tengo la experiencia de esto que estamos haciendo juntos, yo no lo podría hacer si
no es así, si no es con otros. En la política esto es fundamental. Hay signos de que acá hay otra política
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cuando hay esta experiencia de que somos parte de una utilidad común, que no es simplemente cuánto
saco yo. También es cuánto saco yo, pero no es simplemente eso. Lo que saco yo tiene que ver con lo
que se está produciendo. Hay una cierta conciencia de que esta producción común está haciendo
articulación afectiva, de ideas, está produciendo sociedad. Hay producción ontológica en Spinoza. Eso lo
hace muy difícil a Spinoza. La Sociología, las Ciencias Sociales, las Ciencias Políticas, tienen muchos
problemas con Spinoza, porque son todas filosofías que lo que hacen es representar términos. Y en
Spinoza no hay representación, hay producción. Se producen afectos, se producen figuras, se producen
ideas, hay una producción.
Retomo el tema de la afectividad neoliberal. En Spinoza los afectos son aquello con lo que yo elaboro el
modo en que otro me afecta. Y los afectos son transicionales. Todo afecto implica una transición a más o
menos potencia. Por eso Spinoza tiene todo un capítulo en la Ética, sobre el tratado de las pasiones, que
es la descripción de los conjuntos de los afectos. Esos afectos se distinguen en tanto aumentan la
potencia o la disminuyen. Cuando aumentan la potencia, va a hablar de pasiones alegres, cuando la
disminuye va a hablar de tristeza, de aquello que nos separa de lo que podemos. Deleuze hizo una
sofisticación del asunto planteando que los afectos son inseparables de los devenires. No tenemos
mucha chance de experimentar afectos más allá de los habituales, si no es en relación a los devenires,
devenir animal, devenir indio, devenir mujer. Siempre hay un paquete afectivo otro en relación al cual
nosotros podemos deshacernos del modo en que nos ligamos al modelo mayoritario, a la regla, y damos
curso a una anormalidad. Es decir a una cierta indiferencia respecto de la norma instalada y a una suerte
de producción. A eso lo llama “devenires minoritarios”.
Entonces, los afectos son lo que experimento cuando un cuerpo me afecta. Nosotros somos una
pluralidad de afectos, diría Spinoza. Esos afectos están siempre ligados a un poder de afectar y de ser
afectados, o sea la estructura de la potencia. Y diríamos con Deleuze, son el juego por el cual yo voy más
allá de mis afectos personales o de mis sentimientos y éstos pueden hacer recorridos subjetivos que no
estaban preanunciados en mi autocomplacencia, en mi estabilidad.
La cuestión de la crisis creo que habría que pensarla de la siguiente manera. La crisis es un objeto de la
disputa política, en el sentido de que no hay política que no defina qué es la crisis para ella. La crisis del
2001, la definí como una tal en la que aparecen subjetividades de la crisis. No creo que la crisis actual
pudiera producir esas subjetividades. Como toda política defina una idea de crisis, no diría que la crisis
permite pensar. No haría una identificación rápida que diga vamos presto a la crisis, porque si vamos
rápido vamos a poder pensar y vamos a poder. No lo diría así linealmente. Soy consciente de que hay un
conjunto de políticas que no me interesan, que dicen hay que llevar lo más posible todo al mal y a la
crisis. No estoy queriendo decir eso, porque esa manera de pensar no se pregunta de qué crisis estamos
hablando, formulada por quién. Porque es una categoría que corresponde a una racionalidad. La crisis
del 2001 no es la crisis en general, es una que tiene una historia, que ha producido unas subjetividades
que nos permiten entender qué es lo otro de una afectividad neoliberal, algo que no todas las crisis
producen.
Diría que la crisis actual está secuestrada por el pensamiento neoliberal. Es el miedo a no poder
adecuarnos, a no poder decir; sólo fomenta nuestro deseo de orden. Sólo desea nuestra adecuación a
los dispositivos neoliberales, mientras que en 2001 era muy diferente. ¿Qué es lo que hizo el
kirchnerismo? Negativizó la crisis. Dijo que esa crisis es lo peor que habíamos tenido, que había que irse
rapidísimo de ella, la crisis era el infierno. Y esa negativización de la crisis hace ya una conexión con el
macrismo. Del kirchnerismo al macrismo, la lectura del 2001 es 100% negativa, es lo peor que puede
pasar. Y efectivamente hay con qué decirlo, hubo un quantum de padecimiento absoluto en el 2001 y lo
vuelve a haber cada vez que hay crisis. El problema es que en esa negativización se pierde algo, que son
estas subjetividades de la crisis. Que podríamos pensarlo así: eso que se pierde, es eso mismo que
después no hay cómo pensar en los territorios, porque no hay categorías mentales para pensarlas. Hay
un conjunto de estrategias de la crisis que todo el tiempo siguen funcionando. Y lo que no puede hacer
la teoría política es articularse con esa subjetividad.
Mi impresión es que si hoy hablamos de crisis sin hacer este contexto de discusión, sin pensar con
mucha rigurosidad lo que estamos diciendo, es una crisis negra, oscura. Hubo un antecedente en el
2011 con la huelga a los policías, primero en Córdoba, luego en el resto del país. La imagen del
narcotráfico, saqueo, brutalidad fascista. Eso es una escena oscura, es un reverso de la situación política
del 2003 para acá.
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Creo que el kirchnerismo tuvo algo muy interesante, después de por lo menos cuatro décadas, que fue
el ejercicio de denuncia de cómo las corporaciones se apropian de la decisión pública. Hay una
pedagogía kirchnerista, por momentos berreta, pero en esencia muy interesante, que dice: medios de
comunicación, corporaciones, las empresas, etc., quieren apropiarse del poder público de decir. Ese
aspecto del kirchnerismo no se continúa en el macrismo, por eso decía que hay continuidad y diferencia.
El macrismo es el triunfo de la privatización de la posibilidad de decidir y simplemente hay una
racionalidad de las políticas neoliberales y de las empresas a las que todos nos tenemos que adecuar. No
hace falta una inteligencia personal para lograr representar y hacer repercutir el conjunto de los códigos
de las micropolíticas. Argentina lo estaba esperando. Él llega y va muy bien. El Frente para la Victoria
vota sus leyes, la sociedad más o menos entiende todo, a todo el mundo le parece más o menos
sensato. Hay un tono de nos relajamos, menos conflicto.
Esto que el kirchnerismo hizo tan bien, para mí, que fue poner en el centro de la discusión que el
neoliberalismo privatiza la decisión política, es un asunto de la política de la derecha de siempre, es un
tema de Carl Schmitt –soberano es el que decide, el que puede tomar la decisión–. El kirchnerismo tomó
muy bien ese punto. Carl Schmitt por ser de derecha no deja de ser genial, muy interesante y cada día
más necesario. El problema que veo es que el kirchnerismo suele tomar todo aquello que no se
subordina a su dispositivo de decisión política con la misma lógica con las que toma a las empresas a las
que denuncia: como una antipolítica. El kirchnerismo vive denunciando una antipolítica. Pero se toma
como antipolítica también a todas las subjetividades que no se amoldan al modelo que presenta.
Entonces ahí hay un problema, porque lo que es más interesante se da vuelta e inadvertidamente se
convierte en lo menos interesante. Politiza la sociedad, teniendo un corazón completamente
despolitizante. Porque defiende la decisión política con respecto a sectores del capital pero no extiende
la decisión política sobre el conjunto de las organizaciones populares, no la abre, la incluye, pero
justamente el problema de la inclusión. Sí lo incluye pero no la abre, entonces el problema de abrir: el
problema del mercado, el problema de la producción, todo eso queda pospuesto una y otra vez.
El macrismo en política dice “nosotros no incluimos, integramos”. No veo nada interesante el
disconformismo presutamente republicano (en el fondo profundamente clasista) que reprocha la idea
de “inclusión” al kirchnerismo en términos de corrupción. No creo que ese disconformismo supusiera
una radicalización de los aspectos más igualitarios y libertarios de la voluntad de inclusion, sino todo lo
contrario. De un lado se diría, ¿qué le podemos criticar al kirchnerismo respecto a la inclusión? Su
precariedad absoluta. Su aspecto colonial, sobre el que ya hemos hablado. Pero no creo que ese sea el
discurso de los disconformes que arman el discurso del Pro. Es un disconformismo muy diferente al de
quienes desean enfatizar los componentes discursivos de la inclusión más allá del propio kirchnerismo.
Creo que el Pro lo que hace es heredar del kirchnerismo un deseo de orden, que ya estaba en muchos
casos presente en el propio deseo de inclusión, es el aspecto negativo y reaccionario que está dentro de
la voluntad de inclusión. Cuando quiero incluir a alguien también lo puedo estar llamando al orden.
Claro, la inclusión es una forma completamente diferente de llamar al orden. No tiene nada que ver con
la fascista, o la neoliberal pura –que habla de innovación, integración, etc. Pero hay un aspecto en la
inclusión que creo que con el macrismo no dejó de aflorar. Creo que este aspecto ordenancista de la
inclusión ofrece al macrismo un cierto hilo con el proceso del kirchnerismo, al mismo tiempo que el
macrismo licencia al kirchnerismo, releva el orden via inclusión por el orden vía el orden mismo.
Y creo que el lenguaje del macrismo no hace sino expresar esta innovación en el ideal de ese deseo de
orden. Me parece que el macrismo vino a ordenar de acuerdo a un lenguaje, un conjunto de códigos
que vienen servidos del mercado mundial. La innovación es muy pobre. Se están incorporando en
Argentina tecnologías políticas, tecnologías comunicativas, que muchas veces incluso ya estaban en el
kirchnerismo, y se le está dando toda la verdad, toda la razón. Lo que dice la empresa. ¿Qué necesita un
vecino?, un policía en la puerta y una adecuación empresarial. ¿El Pro dice algo más?, quiere discutir
algo más que no sea la posibilidad de darnos un policía en la puerta y un discurso sobre la
empresarialidad. Claro, es un discurso sobre la creatividad, en el sentido plenamente neoliberal.
Hay dos cosas que están en el neoliberalismo y que a veces se cree que no están. Primero está el Estado,
no es cierto que en el neoliberalismo niegue el Estado. Foucault lo explica muy bien: el liberalismo
quería liberar zonas para el libre mercado, de modo que el Estado pueda aprender las regulaciones
naturales de los intercambios del mercado. El neoliberalismo es muy otra cosa, es la presencia del
Estado produciendo mercados, no es un “dejar hacer”. Es una sofisticación de las instituciones que todo
el tiempo activamente producen mercado. Entonces, por un lado, no es cierto que ser de izquierda es
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que haya Estado, ser de derecha es que no haya Estado. Ser neoliberal es que no haya Estado, ser
kirchnerista que haya Estado, no es cierto. El neoliberalismo es Estado, es una forma estatal, produce
Estado y el kirchnerismo no llegó ni siquiera a desarticular aspectos fundamentales del Estado neoliberal
argentino.
Respuesta a una pregunta. Vuelvo entonces a la “utilidad común”: la amistad política y la afectividad no
neoliberal. Sobre esta última diría dos cosas, la afectividad neoliberal no necesariamente se adecúa a las
expectativas de la política. La situación podría ser: está bien, hay afectividad neoliberal, pero es una
materia tan inarticulable que al final es antipolítica. Vuelvo a los límites que considero son de la teoría
política del kirchnerismo. No pensar que la premisa es la afectividad neoliberal, no la articulabilidad
política. Hay un primer desplazamiento perceptivo para poder ver el conjunto de manifestaciones de
afectividad no neoliberal que sí existen todo el tiempo. Territorios, incomodidades, la sensación de que
no cuajamos, malestares, enfermedades, habría sí que construir todo un discurso sobre qué es esta
afectividad no neoliberal, dónde y cómo se manifiesta, y qué significaría construir ahí amistad. Es un
primer punto para mí fundamental. Les nombro un par de autores: Santiago López Petit, filósofo
catalán, tiene dos libros importantes: Breve tratado para atacar la realidad, otro que se llama Hijos de la
noche, los dos son de Tinta Limón. El otro libro es del Colectivo Juguetes Perdidos, el título es Quién
lleva la gorra hoy, es un Colectivo que trabaja mucho en barrios, con jóvenes. Otro libro de Verónica
Gago, La razón neoliberal. Hay más, pero les dejo estos tres textos que intentan justamente pensar la
afectividad no neoliberal, suponiendo que donde hay afectividad no neoliberal lo que cambia es la
imagen de la política.
El hecho de que haya un conjunto de sujetos plebeyos en la economía política como hablamos hace un
rato, ya eso, de un lado extiende las categorías del neoliberalismo porque entonces todo entra en el
mercado, pero al mismo tiempo provoca en el mercado la presencia de conatus estratégicos –Spinoza–,
pragmáticas estratégicas, deseos estratégicos, que en el mercado todo el tiempo hacen otra cosa que
empresa, hacen otra cosa que sólo empresa. Figuras mixtas, grises, la percepción de la afectividad no
neoliberal no es nada evidente, diría, ese es el problema, la percepción de la afectividad no neoliberal
no es evidente y hace falta una investigación política. Santiago López Petit, por ejemplo, trabaja mucho
sobre el tema de la salud. La enfermedad y la afectividad no neoliberal. Los chicos de Juguetes Perdidos
trabajan cómo los pibes en los barrios arman una suerte de fuga de toda propuesta, de toda
consistencia y tratan de ver qué pasa ahí. Verónica Gago, en La razón neoliberal, se pregunta cómo es
que la industria textil prácticamente entera de la Argentina está sostenida sobre una economía ilegal,
con población migrante, y por qué esta población migrante una y otra vez insiste en venir, insiste en
apropiarse de ferias, arman fiestas, toda la feria de La Salada.
Es decir, me parece que hay todo un problema con la percepción. Si uno puede ver política en esto, ya
ahí dimos un paso. Si la política sigue siendo la escena politicista, todo esto queda ciego, negado. No
tiene nada que ver. ¿Qué tiene que ver la feria de La Salada, lo que pasa con los chicos en un barrio y las
enfermedades de una sociedad, con la política?, ¿qué diría Laclau? Pienso que ahí hay un problema con
la afectividad, que está ligado al problema de la percepción. ¿Cómo hacemos para pensar que la materia
de una política no es la clásicamente representable como política? Si esto tiene que ver con la crisis o
no, yo creo que estas subjetividades producen crisis. Son productoras de crisis, simplemente porque sus
estrategias no son la adecuación al orden. Se reconoce cuando hay afectividad no neoliberal porque es
la única que crea estrategias. Todo lo que es neoliberal se adecúa a códigos, saco un manual y dice cómo
hago, vida prepaga. En cambio la afectividad no neoliberal crea estrategias.
* Esta conversación tuvo lugar el sábado 28 de abril de 2016 en la Asociación Psicoanalítica de Buenos
Aires (APdeBA) | Departamento de Pareja y Familia.
› ENTREVISTA A SAMUEL PINHEIRO GUIMARAES, EX VICECAN CILLER DE LULA
“EN BRASIL HUBO UNA CONSPIRACIÓN”
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-300511-2016-05-29.html
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El ex vicecanciller de Lula y ex número uno del Mercosur niega que Lula y Dilma hayan
desplegado una diplomacia “ideológica” y advierte contra acuerdos de libre comercio.
Por Martín Granovsky
Diplomático de carrera y ensayista, Samuel Pinheiro Guimaraes fue uno de los diseñadores de
la diplomacia de Lula y Dilma junto con Celso Amorim y Marco Aurélio García. Aceptó contestar
las preguntas de Página/12 al final de una semana que empezó con la visita del canciller de
Michel Temer, José Serra, el ex candidato a la presidencia derrotado en 2002 y 2010.
–¿El de Michel Temer es un gobierno legítimo?
–El gobierno de Michel Temer es interino. Y es el resultado de una conspiración. Participaron
de ella, en forma coordinada, distintos sectores: los políticos involucrados en denuncias de
corrupción; los políticos y partidos de oposición, como el Partido de la Socialdemocracia
Brasileña, desconformes con la para ellos inesperada derrota por escaso margen de 2014; los
políticos conservadores desde el punto de vista social, como los evangélicos; los medios de
comunicación en especial el sistema Globo, con decenas de canales de televisión, de radios,
diarios y revistas; el Poder Judicial, desde el juez Sergio Moro, mesiánico y dispuesto a
practicar en su lucha contra la corrupción actos ilegales de todo tipo, hasta los ministros de la
Corte Suprema que, pudiendo y debiendo hacerlo, no lo disciplinaron; los intereses extranjeros
que vieron en las dificultades económicas la oportunidad de revertir políticas de defensa de los
capitales nacionales para promover la reducción del Estado y la apertura hacia los bienes y
capitales extranjeros, como en el caso de Petrobrás y los riquísimos yacimientos de petróleo
del pré-sal, o como en el caso del Banco Nacional de Desarrollo; el mercado financiero, estos
es, los grandes inversores y millonarios que abarcan a 71.440 brasileños cuya renta mensual
media es de 600 mil dólares; los rentistas, temerosos de una política de reducción de tasas de
interés; las asociaciones empresarias como la Fiesp, la Febraban, la CNI y la CNA; los
defensores de las políticas de austeridad que quieren la reducción de los programas sociales,
la revisión de derechos de los trabajadores, el equilibrio fiscal mediante la reducción del Estado
y de los programas sociales y el fin de la fiscalización de los abusos de las empresas; y,
finalmente, los diputados, senadores, economistas y periodistas que fueron intérpretes,
portavoces o beneficiarios de los intereses que acabo de describir. Tomemos un nombre como
ejemplo: Eduardo Cunha.
–El presidente de la Cámara de Diputados durante la votación de la admisibilidad del
juicio político.
–Sí. Corrupto. Luego fue alejado del cargo por el Supremo Tribunal Federal, que podría haberlo
apartado antes. Sin que hubiera ninguna prueba de acto ilícito practicado por la presidenta,
votaron por el juicio político 367 diputados y eventualmente lo harán 54 senadores, todos ellos
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representantes de los sectores sociales más conservadores y de los individuos más ricos en
una de las sociedades más desiguales del mundo. Defendieron a los intereses extranjeros más
voraces y podrían llegar a anular el resultado de elecciones en las que 54 millones de
brasileños eligieron a Dilma Rousseff. Quieren terminar con la continuidad de un proceso de
desarrollo social, político y económico de Brasil que se inició en 2003 con la derrota de un
proyecto neoliberal, sumiso y reaccionario. La composición del gabinete de Temer, sus lazos
ostensibles y públicos con los intereses económicos conservadores y las acusaciones de
corrupción que pesan sobre ellos indican perfectamente el carácter de conspiración que derribó
a Dilma Rousseff. El objetivo final de esa conspiración es la recuperación total del poder en las
elecciones de 2018.
–¿Qué posibilidades tiene Dilma de no ser desplazada definitivamente por el Senado?
–Hay grandes posibilidades de que no sea separada. Deben votar su alejamiento dos tercios
de los senadores, 54 sobre un total de 81. Las manifestaciones populares, de personalidades y
de sectores significativos contra el gobierno de Temer y contra sus primeras políticas, en favor
de la democracia y contra el golpe, se están haciendo más amplias e intensas a pesar de que
los grandes medios buscan minimizarlas. Los elementos fundamentales para evitar un
desplazamiento son la participación del Presidente Lula al frente de las manifestaciones
populares, la resistencia a cada iniciativa que el gobierno interino presente en el Congreso y la
movilización coordinada de las organizaciones sociales.
–Al asumir como canciller, José Serra indicó diez líneas de acción de su gestión futura y
dijo que la diplomacia brasileña no sería “ideológica” ni estaría al servicio de un partido
político. Usted fue vicecanciller, presidente del Mercosur y secretario de asuntos
estratégicos. ¿La diplomacia era “ideológica”?
–La política exterior de Brasil tiene que basarse en los objetivos de soberanía, integridad
territorial, desarrollo económico, social y político y debe guiarse por la Constitución, que en su
artículo 4 define los principios de la política externa. Entre ellos, el objetivo de promover la
integración latinoamericana. Por un lado, la política exterior de Brasil tiene que considerar la
localización geográfica del país, con sus doce naciones vecinas, las asimetrías entre Brasil y
los vecinos, sus extraordinarias dimensiones territoriales, de población y de desarrollo
económico, pero también sus disparidades de todo orden. Debe tener en cuenta sus enormes
recursos naturales y simultáneamente las circunstancias de un mundo en el que se verifica una
gran concentración del poder económico, político y mediático, con gigantescas multinacionales,
con políticas de restricción del desarrollo económico y tecnológico, con las grandes potencias
en crisis económica prolongada y con una velada disputa por la hegemonía entre los Estados
Unidos y China. La política exterior de los gobiernos del PT se guió con firmeza y coherencia
según los principios de autodeterminación, de no intervención, de cooperación entre países
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subdesarrollados, de integración sudamericana y por los objetivos de lucha por la
desconcentración del poder a nivel mundial y por la multipolarización, contra la unilateralidad
de las grandes potencias. Los gobiernos buscaron la defensa de la paz y el desarme de los
países fuertemente armados, lucharon por el derecho al desarrollo y contra el calentamiento
global y la pobreza. Por eso en Sudamérica Brasil sostuvo relaciones de cooperación y de
respeto político con gobiernos tan distintos como los de Colombia, Perú, Chile, Venezuela,
Argentina, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Bolivia, etcétera.
–¿Y con Estados Unidos?
–Brasil mantuvo una política de cooperación, como en el caso del etanol. De respeto mutuo,
como en la Ronda de Doha. Y de divergencia siempre que fuese necesario, como sucedió con
el ALCA. De los comentarios del Presidente Obama sobre el Presidente Lula puede inferirse
que las relaciones con Brasil siempre fueron consideradas importantes por los Estados Unidos.
Con la Unión Europea hay un acuerdo de asociación estratégica, cosa que la UE firmó con muy
pocos países. Brasil acordó la construcción y la transferencia de tecnología de un submarino
nuclear y la compra, construcción y transferencia de aviones de combate Grippen. China se
convirtió en el primer socio comercial de Brasil y aumentó sus inversiones. Los acuerdos
prevén operaciones por 54 mil millones de dólares, además de la participación conjunta en los
Brics, en el Banco de los Brics, en el Acuerdo de Reservas y en el Banco Asiático de
Infraestructura. Toda la política exterior se basó en la cooperación respetuosa, sin el intento de
enseñar a ningún Estado, país o sociedad cómo debía organizarse política o económicamente.
Todo esto prueba cabalmente, para quien conoce un mínimo de política internacional y quiere ir
más allá del prejuicio mediático o de los preconceptos partidarios, que la política desarrollada
desde 2003 no fue ni ideológica ni partidaria, y tampoco buscó beneficiar los intereses de un
partido. Ni siquiera del principal partido de gobierno, el PT.
–¿Sudamérica tiene que empezar a firmar acuerdos de libre comercio?
–El centro de la política exterior brasileña debe ser América del Sur. En América del Sur,
Mercosur. Dentro de Mercosur, la Argentina. No comprender eso significa una enorme miopía y
cultivar el fracaso. El desarrollo de un país como Brasil debe basarse en la industrialización.
Brasil tiene un 85 por ciento de su población urbana, una agricultura que no emplea mano de
obra en gran escala, un sector de servicios subdesarrollado, con gran necesidad de generar
empleos para absorber el crecimiento de la fuerza de trabajo y dar empleo pleno a los
subempleados y a los 50 millones de beneficiarios del plan Bolsa Familia, cuyo ingreso
mensual es inferior a 20 dólares por día. Con esos datos, pensar en la construcción de una
economía y una sociedad con base agrícola es un absurdo técnico, político y social. Bien: la
industrialización necesita de mercados seguros, como los regionales, a través de acuerdos que
estimulen el desarrollo de empresas de capital nacional y atraigan empresas extranjeras, y
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también a través de la acción del Estado para construir infraestructura y completar la iniciativa
privada. Ese mercado, en América del Sur, es el Mercosur, con su arancel externo común. Los
países industrializados que desean escapar de sus crisis a través de aumentar sus
exportaciones lo que quieren hoy es eliminar ese arancel externo común. La celebración de
acuerdos de libre comercio sería el fin del Mercosur. Si esto es así, el acuerdo Mercosur-Unión
Europea funcionaría, en realidad, como el primero de una serie de acuerdos de libre comercio
con los Estados Unidos, China y Japón. Los países del Mercosur, en especial Brasil y la
Argentina, terminarían abriendo totalmente sus mercados para los productos industriales
europeos y luego para los norteamericanos, chinos y japoneses, darían concesiones
asimétricas por ejemplo en compras gubernamentales y a cambio recibirían concesiones
irrisorias en materia agrícola. Incluso las mayores concesiones serían irrisorias si a cambio se
pierden las posibilidades de industrialización. Los acuerdos de libre comercio tan defendidos
por los grandes medios, académicos e importadores significarían el fin del Mercosur como
instrumento de industrialización y desarrollo.
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ENTREVISTA A ALVARO GARCIA LINERA, VICEPRESIDENTE DE BOLIVIA, DESPUES
DE SU CONFERENCIA EN SOCIALES
“HAY QUE CAMBIAR EL ALMA DE LA SOCIEDAD”
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-300498-2016-05-29.html
El proceso de expansión territorial de gobiernos progresistas y revolucionarios se ha
estancado, dice. Pero el proyecto continental de los gobiernos progresistas y
revolucionarios no ha agotado sus energías, agrega.
Por Florencia Garibaldi
En América Latina, dice Alvaro García Linera, se abrió un nuevo capítulo signado por el inicio
del proceso de destitución de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, que fue apartada del
poder en forma temporal. Una suspensión de 180 días en los que el Senado deberá votar si la
mandataria es culpable de lo que se la acusa: “pedaleadas fiscales” que implican el uso de
fondos de bancos públicos para cubrir programas de responsabilidad del gobierno, aunque
esas maniobras fueron usadas por gobiernos anteriores. Debido a la apertura del juicio político,
la presidencia interina quedó en manos del vicepresidente, Michel Temer, lo que representa
una muestra del giro a la derecha que se está viviendo en la región. “Quiero llamar la atención
sobre lo que está pasando en el continente. No estamos en un buen momento. Algunos hablan
de un retroceso, otros de un avance de los restauradores. Lo cierto es que en el último año,
después de la irradiación de gobiernos progresistas y revolucionarios durante diez años, han
triunfado las fuerzas conservadoras. Han iniciado un proceso de restauración de las viejas
elites de los 80 y 90, que nuevamente han asumido o quieren asumir el control de la gestión
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estatal. Todo esto dirige su ataque hacia la década virtuosa o dorada de América Latina”, dice
García Linera, vicepresidente de Bolivia, en diálogo con Página/12.
El intelectual orgánico, que formó parte del Ejército Guerrillero Tupaj Katari (EGTK), estuvo
preso durante cinco años, y es desde el 2005 el compañero de fórmula del presidente Evo
Morales, fue expositor en la conferencia “Restauración conservadora y nuevas resistencias en
Latinoamérica” organizada por la Fundación Germán Abdala en la facultad de Ciencias
Sociales de la UBA. Durante la actividad, se realizó el lanzamiento de la Fundación como
iniciativa de los gremios UTE Capital (Unión de Trabajadores de la Educación) y ATE Capital
(Asociación de Trabajadores del Estado). Participaron dos referentes del pensamiento de la
Patria Grande, el sociólogo y politólogo brasileño Emir Sader y el filósofo y politólogo argentino,
ex rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Eduardo Rinesi. Estuvieron
presentes el secretario general de CTA, Hugo Yasky, junto a Daniel Catalano, secretario
general de ATE Capital, los diputados del Parlasur Daniel Filmus y Víctor Santa María, la ex
diputada nacional y compañera de Germán Abdala, Marcela Bordenave, y el secretario de
Comunicación y Difusión de CTA, Carlos Girotti.
Después del evento, la entrevista se realizó camino a la base militar de Aeroparque y en la sala
de espera de dicho aeropuerto, donde lo esperaba un avión privado para volver a su país.
En los últimos meses el proceso de expansión territorial de gobiernos progresistas y
revolucionarios se ha estancado: a esa conclusión llega García Linera. “Hay un regreso de
sectores de la derecha en países importantes del continente y hay una amenaza de que
suceda lo mismo en otros. La derecha siempre va a buscar sabotear los procesos progresistas.
Hay que evaluar qué cosas nosotros no hemos hecho bien, dónde hemos tenido límites y
tropiezos, que permitieron que la derecha hoy tome el poder”. Con un discurso crítico, pero a la
vez optimista, el vicepresidente considera que el proyecto continental de los gobiernos
progresistas y revolucionarios no ha agotado sus energías, ni tampoco se ha derrumbado, sino
que ha sido golpeado y saboteado.
García Linera cree que en el continente hay un proceso revolucionario que se da por oleadas,
donde existe una izquierda que no agotó su proyecto y una derecha que no ofrece nada nuevo.
Considera que la situación actual en Brasil y en Argentina, es un regreso a lo antiguo. “Cuando
se dé la segunda oleada se tiene que saber recuperar los errores cometidos en la primera. Hay
que darle mucha importancia a la economía en el sentido de que si no tenés una base
económica que garantice bienestar a los más pobres, no tendrás estabilidad y garantía de
continuidad. En segundo lugar, si bien un gobierno tiene que gobernar para todos, incluidos sus
adversarios, nunca hay que hacerlo a costa de golpear a la base social que te llevó a dónde
estás y que te sostiene. No podés cambiar de aliados a mitad de camino”.
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En la línea de la autocrítica, el vicepresidente agrega más elementos a tener en cuenta: “El
tercer factor tiene dos caras, una es que cada acción social que uno vaya a hacer de justicia y
de igualdad tiene que ir acompañada por procesos de politización. La otra cara es saber
entender las nuevas sensibilidades y discursos, formas de organización y comunicación de las
clases medias emergentes. La cuarta lección es siempre llevar adelante una revolución cultural
que acompañe las transformaciones económicas. Hay que modificar el alma intima de la
sociedad. Un quinto elemento es el comportamiento ético. Un gobierno tiene que acompañar el
decir con el hacer, lo que propugna con lo que es. El último elemento es cómo se garantiza en
regímenes democráticos la continuidad del liderazgo y no tengo la menor idea, no le encontré
solución”.
Tras la suspensión de Dilma, Bolivia fue uno de los países que dio su apoyo a la presidenta.
Evo Morales emitió mensajes a través de la red social Twitter, dirigidos a su par brasileña. Uno
de ellos decía: “No al golpe congresal. Defendamos la democracia del Brasil, su liderazgo
regional y la estabilidad de América Latina”. De manera pública, el gobierno boliviano catalogó
al impeachment como un golpe blando. “Hemos calificado al golpe como blando porque hubo
un uso abusivo y manipulado de la legalidad para armar una trama que ha llevado a la
destitución de una presidenta. La están acusando de algo que todos los gobiernos
constitucionales de Brasil han hecho. ¿Por qué si es una tradición en el ámbito nacional
brasilero se la culpa y enjuicia a ella? Porque es mujer, del Partido de los Trabajadores (PT) y
ex guerrillera”.
Si bien el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto
Samper, no descartó que los países miembros puedan aplicar la cláusula democrática, que
condena las rupturas o amenazas a la democracia en la región, aún no existen iniciativas para
una reunión de mandatarios. Para García Linera esto se debe a que el continente está en un
momento de inflexión. “La correlación de fuerzas continental no es la más favorable. Antes
estábamos en ascenso y podíamos tener acciones en conjunto. Ahora cada país de la región
está pasando por problemas internos. Así es difícil construir un consenso para aplicar este tipo
de cláusulas democráticas que permitan restablecer el orden democrático y la legitimidad que
da el voto. Cuando tenés a Brasil y a Argentina replegados con lo suyo, a Venezuela con
problemas, a Colombia mirando a Estados Unidos, es difícil que los países más pequeños
puedan asumir un liderazgo en el continente”.
En Bolivia, el Movimiento al Socialismo (MAS), al cual pertenece el vicepresidente, también
sufrió un revés en el resultado de las últimas elecciones que concluyeron con el voto negativo
al referéndum que buscaba determinar si Evo podría postularse para un cuarto mandato
consecutivo entre 2020 y 2025. Detrás de la derrota del gobierno, existió una campaña llevada
adelante por el periodista Carlos Valverde que hablaba del nacimiento de un hijo que sería de
la empresaria Gabriela Zapata y el presidente. Recientemente, Valverde dijo que el niño no
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existió jamás. “Sabemos que el referéndum era un tema muy complicado, lo que pone en juego
es la continuidad de un liderazgo. Nos ha afectado mucho la campaña de mentira y difamación.
Recién hace pocos días salió la verdad a la luz acerca del supuesto hijo. Durante tres meses,
toda la prensa de la derecha se dedicaba a hablar de Evo y de que no cumplía sus
responsabilidades como padre. Eso nos afectó y se conjugó para la derrota. Pero tenemos por
delante cuatro años de gestión que nos permitirán remontar. Pudimos acabar con la infamia,
estamos vivos y seguimos con nuestra gestión de gobierno”.
REFLEXIÓN DEL VICEPRESIDENTE DE BOLIVIA, ÁLVARO GARCÍA LINERA
"ELLOS SON MUERTOS VIVIENTES, NOSOTROS SOMOS EL FUTURO"
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212854
Jorge Giordano
Agencia Paco Urondo
El vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera,
participó de una exposición sobre "Restauración conservadora y nuevas
resistencias en Latinoamérica" en el marco del lanzamiento de la Fundación
Germán Abdala, una iniciativa conjunta de ATE Capital y UTE Capital. El
evento se realizó en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la
UBA y contó con la participación del sociólogo y politólogo brasileño Emir
Sader y el filósofo y politólogo Eduardo Rinesi.
García Linera comenzó aclarando que "no estamos en un buen momento,
claro. Tampoco es un momento terrible. Es un momento de inflexión
histórica. Después de diez años de intenso avance de gobiernos progresistas y
revolucionarios se ha detenido, y en algunos casos retrocedido. Hay que hacer
un análisis de plaza: las fuerzas y el escenario real, sin ocultar nada."
Si bien consideró que existe "un ataque contra la década dorada, virtuosa de
América Latina, de doce o trece años en que el continente ha vivido los
momentos de mayor autonomía y soberanía desde la fundación de sus
estados", centró su exposición en el análisis y la autocrítica de los procesos
progresistas latinoamericanos. "La derecha siempre buscará sabotear estos
procesos populares, tenemos que evaluar nuestros límites y tropiezos", agregó.
El vicepresidente boliviano puntualizó seis límites de estos procesos
latinoamericanos:
"1. Contradicciones al interior de la economía, como si le hubiésemos dado
poca importancia. Cuando uno es opositor importa más el discurso, tener ideas
y propuestas de economía más o menos creíbles. Cuando uno se vuelve
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estado, la economía se vuelve lo decisivo. Es la base de cualquier proceso
revolucionario. Cuidar la economía y ampliar procesos de redistribución y
crecimiento. Las mismas preocupaciones tenía Lenin. En la posguerra se
ocupa de la gestión económica. La economía social y comunitaria sólo podía
surgir en un contexto internacional, mientras tanto había que resistir con el
poder político en manos de los trabajadores revolucionarios. En la economía
nos jugamos nuestro destino. Si no hay satisfactorios básicos, ningún discurso
sirve, por muy esperanzador que sea.
"2. En economía, algunos de los gobiernos han adoptado medidas que han
afectado al bloque revolucionario, potenciando al bloque conservador.
Gobernar para todos no significa entregar los recursos o tomar decisiones que
debiliten tu base social, que serán los únicos que saldrán a la calle cuando las
cosas se pongan difíciles.
Debemos tener una opción preferencial por los trabajadores y humildes. La
derecha nunca es leal, no se puede hacer políticas intentando ganar su favor.
Los empresarios nunca estarán de nuestro lado, cuando a los sectores
populares los ven débiles no dudan en clavarles un puñal. Podemos
neutralizarlos.
Desde una ultra izquierda critican no avanzar con el fin del capitalismo.
Tontos. No es un tema de decretar el fin de mercado, el mercado va a seguir
estando aunque decretemos su fin. Ningún país puede volverse autárquico. La
revolución es continental o mundial, o caricatura de revolución.
El poder político duradero viene acompañado por el poder económico de los
sectores revolucionarios. El Estado no puede sustituir a los trabajadores. Tarde
o temprano debe disolver el poder económico en los sectores subalternos. Así
se pasará de posneoliberalismo a poscapitalismo.
"3. Enfrentamos la redistribución de la riqueza sin politización social.
Llevamos a cabo una ampliación de sectores medios, pero si esto no se
acompaña con politización, no ganamos la lucha de sentido. Esa clase media
será portadora del viejo sentido común conservador.
No es un tema de discurso sino de nuestros fundamentos íntimos. En este
sentido lo ideológico se vuelve decisivo. Es necesaria una profunda
revolución cultural de las lógicas con las que organizamos nuestro mundo.
Debemos llevar los espasmos democráticos a un nivel más profundo. Ahí
estamos atrasados y la derecha ha tomado la iniciativa. Debemos retomar la
iniciativa en las universidades, los medios de comunicación, las redes
sociales. Es en el trabajo cotidiano en la base donde uno gesta sentido común.
Cuando hay un vacío dirigencial, lo llena la derecha. Por eso es tan importante
un buen diputado como un buen dirigente barrial o estudiantil.
"4. Hubo una débil reforma moral. La corrupción es un cáncer que corroe la
sociedad hace décadas. La derecha lo hizo de manera institucionalizada,
privatizando y haciendo sus fortunas con el Estado. Así como damos ejemplo
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de restituir los bienes públicos, en nuestro comportamiento nunca debemos
abandonar la humildad, austeridad y transparencia. Hay que demostrar con la
vida cotidiana lo que uno propugna. No podemos separar lo que hacemos de
lo que decimos.
"5. Algo que es particular de Latinoamérica, la continuidad de los liderazgos
democráticos. Hay que convivir con el adversario vencido. Es parte de la
democracia. Las constituciones tienen límites. Este es un tema nuevo por el
que los revolucionarios no se preocuparon, no era necesario. Nos dicen que
los populistas son caudillistas. Las revoluciones no las hacen las instituciones.
No hay revolución verdadera sin líderes ni caudillos. No tengo la fórmula para
resolver este problema. Quizás sea la importancia de trabajar liderazgos
colectivos. Debe ser resuelto en el debate político para que los procesos no se
trunquen.
"6. La débil integración económica continental. Políticamente hemos
avanzado mucho, los bolivianos agradecemos esa solidaridad. Pero cada país
ve su mercado, al ver otros mercados vemos limitaciones. Creo firmemente
que Latinoamérica debe constituirse en un estado continental plurinacional
que respete las estructuras locales con un segundo piso de instituciones
financieras económicas y comerciales continentales. Unidos vamos a poder
pisar fuerte en el siglo XXI."
Más adelante en su exposición, García Linera se refirió al futuro de los
procesos revolucionarios y progresistas del continente: "la derecha aprovecha
estas debilidades. No debemos asustarnos ni ser pesimistas. Marx hablaba de
la revolución como un proceso por oleadas. Cada una avanza más allá. Creo
que estamos al fin de la primera oleada, y viene un repliegue. No sabemos
cuánto durará. Pero habrá una segunda oleada, debemos prepararnos pensando
qué hicimos mal en la primera. Esta segunda oleada tendrá un soporte que no
cederemos: Cuba, Bolivia, Ecuador y Venezuela firmes."
También señaló que "tocan tiempos difíciles, pero los revolucionarios vivimos
de estos tiempos. ¿Acaso no somos los perseguidos, torturados y marginados?
La lucha desde abajo dio paso a la década dorada. Traemos en el cuerpo las
huellas de luchas y heridas de los '80 y '90. Si vienen esos tiempos,
bienvenidos. Para eso está el revolucionario. Vencer, caer y levantarse hasta
que se acabe la vida. Ese es nuestro destino."
García Linera concluyó destacando: "tenemos algo que cuenta a nuestro favor.
El tiempo histórico está de nuestro lado. Ellos no tienen proyecto de
superación. Se anidan en los errores y envidias de lo pasado, son
restauradores. Ya sabemos lo que hicieron ellos en el pasado convirtiendo los
países en países miserables. Ellos son zombies, muertos vivientes. Nosotros
somos el futuro, la esperanza. En diez años hicimos lo que no pudieron en
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cien años. Reconstruimos la patria y la sociedad civil. Hay que ser muy
cuidadosos. Acumular fuerzas, saber que cuando uno pierde una batalla el
enemigo se potencia. Saber calcular bien y poder obtener legitimidad.
Preparémosnos por si dura uno o cuatro años esta batalla. Soportamos más de
veinte años. Nosotros somos los abanderados del cambio, la derecha es
abanderada del pasado. El continente está en movimiento."
Fuente: http://www.agenciapacourondo.com.ar/politica/19573-ellos-sonmuertos-vivientes-nosotros-somos-el-futuro
IMPEACHMENT: “GOLPE SUAVE” VS. BRASIL, LATINOAMÉRICA Y BRICS
EL RETORNO DE LA DERECHA GOLPISTA EN BRASIL
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212883
Salvador G. Briceño
Rebelión
Lejos de las apariencias, lo que sucede es como el juego de carambola a 3
bandas. Se trata de la estrategia estadounidense antilatinoamericana, que tiene
por escenario inmediato a Brasil, con elgolpe suave contra la presidenta Dilma
Rousseff, pero que le pega a la integración Latinoamericana e indirectamente
debilita a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en la zona.
En cambio, un dejo de ingenuidad asoma en Dilma cuando asegura incrédula
respecto a cualquier posible injerencia extranjera entre los golpistas contra la
presidencia que, sin embargo, atenta su gobierno, el proyecto de 12 años del
Partido de los Trabajadores, el avance de la democracia y del pueblo brasileño
porque el retorno de la derecha lo primero que busca es atropellar los derechos
de las mayorías.
Valga aclarar que el enfoque de la geopolítica en la región no es nuevo, pero
tampoco está muy presente entre los especialistas para orientar el análisis,
como para apoyar de continuo a los dirigentes que están al frente de los
destinos de nuestros países buscando vías alternas y permanecer alertas a las
osadías del imperio estadounidense.
Pero geopolítica y prospectiva nos ayudan a dos cosas: mirar los
acontecimientos locales en un contexto mundial, y colocar o evaluar el
presente en función de lo por venir. El presente en su diversidad y el futuro
conforme a las tendencias presentes, a las políticas aplicadas. Ambos sentidos,
para comprender mejor el diario acontecer y proceder en consecuencia. La
geopolítica y la prospectiva, pues, como herramientas para el análisis de la
realidad latinoamericana y mundial.
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Lo que estamos viendo en Brasil, y en general la región Latinoamericana, es
una nueva ola de desestabilización que sin lugar a equivocarse estaría siendo
promovida —cuando no orquestada— directamente por Washington, con la
finalidad de golpear a las cabezas de playa o líderes visibles de la izquierda
para retomar el control de países como Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador
y Bolivia, por medio de las derechas locales siempre prestas a venderse al
mejor postor.
“Golpe suave” de Brasil a Latinoamérica
Dilma Rousseff asegura que a los brasileños les basta y sobra para explicarse
lo que está aconteciendo. Le asiste la razón, parcialmente. Porque en la
actualidad global no hay acontecimientos en ningún país que ocurran libres
de intervencionismos, y en el caso que nos ocupa, de Brasil existe el mayor
grado de intereses para otros —imperialistas primero, con infiltración en
asuntos internos—, comenzando porque es el país Latinoamericano más
grande. Y lo que le suceda repercute en el entorno.
Decimos golpe suave —gato encerrado— en el sentido que lo propuso el
estadounidense Gene Sharp, quien basa su tesis en la desestabilización de los
países por la vía pacífica; o camuflada bajo el slogan de la “no violencia como
arma política”, razón por la cual durante los últimos 15 años tanto la OTAN
como la CIA se han aplicado en la formación de líderes en golpes de Estado
suave. Desestabilización a todas luces, encabezada por los forjadores de las
guerras en todas partes del mundo.
Los golpes suaves se llevan a cabo bajo la complicidad de operadores títere,
utilizando a partidos y ONG —para el tinte de legitimidad— pero con línea,
capacitación y apoyos económicos de organismos externos, como la USAID
(brazo financiero del Departamento de Estado) y NED (National Endowment
for Democracy), que vienen a suplir a la chamuscada CIA (Agencia Central
de Inteligencia) en la región. Regularmente políticos y empresarios de dudosa
reputación están prestos a servir, más cuando cargan a cuestas denuncias por
corrupción. Es la clásica derecha que ambiciona tener siempre el poder, y
espera cualquier oportunidad para conseguirlo cuando no lo tiene.
El periodista francés Thierry Meyssan lo cataloga como sigue: “Una parte del
proceso (“golpe suave”) se realiza a través de acciones no violentas y por otro
lado se realizan acciones clandestinas muy clásicas. Lo original del asunto es
que el proceso se basa en la división del pueblo, en poner a la gente una contra
otra y el trabajo sucio es llevado a cabo por la gente de buena fe, pero que no
se da cuenta que son manipulables y utilizados contra su propio país. Estos
métodos fueron utilizados con cierto éxito en Serbia (año 2000), Georgia
(2003), Ucrania (2004), Afganistán y Líbano. En este último lugar no
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funcionó por mucho tiempo y hubo intentos, como en Bielorrusia y
Venezuela, donde fracasó”.
Pero los Estados Unidos de América nunca quitan el dedo del renglón, como
lo hemos padecido en América Latina durante décadas. Venezuela en 2002 (la
primera intentona golpista contra Hugo Chávez, fallida), Haití en 2004,
Bolivia (fallido) en 2008, Honduras en 2009 (que derrocó a Manuel Zelaya),
Ecuador 2008 (errático contra Rafael Correa), Paraguay en 2012 que derrotó a
Fernando Lugo; la desaseada manipulación electorera contra Cristina Kirchner
en Argentina, que llevó al poder a Mauricio Macri (como dijo: “para evitar
que Argentina sea Venezuela”, ¡sic!).
“…No cabe duda alguna de que detrás de la estrategia de la supuesta ‘no
violencia’ o de la ‘promoción de la democracia’ están los intereses de
Washington. Fue en el año 1983 que este concepto fue creado y que luego fue
instalado en gobiernos subordinados al poder imperial desde Sudamérica hasta
el Cáucaso, en Asia”, escribe la venezolana-estadounidense Eva Golinger.
Por su parte, la periodista argentina Stella Calloni califica los acontecimientos
de Brasil peores que la llamada Operación Cóndor del pasado —los
antecedentes de la CIA que Calloni conoce muy bien porque documentó los
atropellos del dictadorzuelo Rafael Videla—, porque atenta contra la región
Latinoamericana.
El llamado Plan Cóndor surgió a instancias de Estados Unidos entre las
décadas de los 70 a los 90, en países como Chile, Argentina, Brasil, Uruguay,
Paraguay, Bolivia y en menor medida en Colombia, Perú, Venezuela y
Ecuador, entre las botas de los militares de dichos países, muchos de ellos
capacitados en el eje de la represión llamada Escuela de las Américas.
Pese al manejo clandestino del Plan Cóndor, sus efectos salieron a la luz. Se
trató de combatir a los gobiernos subversivos del orden establecido, e
incompatibles con los intereses de Washington, apoyándose en los dictadores
latinoamericanos que hicieron el trabajo sucio de Washington con el
anticomunismo asesinando a centenas de miles. Claro quedó, tan solo en
Paraguay, cuando en 1992 se revelaron las cifras aterradoras de por lo menos
50 mil asesinatos, 30 mil desaparecidos y 400 mil encarcelados durante la
dictadura de Alfredo Stroessner, entre 1954 y 1989, la más larga y una de las
más temibles de la región.
La estela de sangre que regaron las dictaduras militares en calles y cárceles de
dichos países —los testimonios sobran contra Pinochet en Chile— son
muestra clara de ello; es decir, los golpes de Estado cuya estela de atrocidades
fueron orquestados precisamente desde Washington por la CIA y sus
cómplices pagados y al servicio de los presidentes gringos por lo menos desde
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Lyndon B. Johnson hasta George Bush padre (Henry Kissinger como
secretario de Estado, temible orquestadorr).
La joya del imperio llamada Escuela de las Américas, fue establecida
inicialmente en Panamá en el 46, los linderos de la Guerra Fría, luego
trasladada al estado de Georgia en 1984, encubiertabajo el nombre de Instituto
de Cooperación para la Seguridad Hemisférica (SOA/WHONSEC, por sus
siglas en inglés), ya en su momento calificada por Jorge Illueca —presidente
panameño entre febrero/octubre de 1984— como “base para la
desestabilización de América Latina” y un diario de ese mismo país la llamó
“La Escuela de Asesinos”.
El caso es que la antigua Escuela de las Américas hoy SOA, ha capacitado a
miles de soldados latinoamericanos (61,000 en datos conservadores, puesto
que se presume continua entrenando a casi mil soldados y policías cada año)
en técnicas de combate, táctica militar y técnicas de tortura; para asesinar,
violar, desaparecer, torturar, masacrar, etcétera a luchadores sociales, líderes
sindicales, educadores, líderes estudiantiles, indígenas y campesinos en la
región.
¿Se trata hoy del Plan Cóndor redivivo? Las estrategias podrán seguir siendo
las mismas, pero no las tácticas han sufrido ajustes usando
el agazapamiento para pasar desapercibidos usando mascaradas como ISAID
y la NED. Los fines: seguir combatiendo aquellos gobiernos incompatibles
con los intereses estadounidenses. Y los gobiernos progresistas de Venezuela,
Argentina, Ecuador, Paraguay, Bolivia, son un pretexto para ellos.
Operación golpista
En Brasil no se estará operando el golpe “clásico”, a decir del The Washington
Post, porque no intervienen militares y por tanto “no hay un golpe militar”,
como tampoco “se utilizaron medios inconstitucionales o extralegales”. Se
refiere a la destitución de Dilma el 12 de mayo 2016. Incluso el “Supremo
Tribunal reprocha a Dilma usar el término golpe”. Pero lo ocurrido es un
golpe contra la presidencia de Brasil, legítima porque se ganó con 54.5
millones de votos en 2014 para un segundo periodo, y lo que le sigue es una
imposición.
Fue con la intervención del otrora vicepresidente Michel Temer, ahora
flamante interino quien por cierto actúa como presidente electo por el voto
popular, e intenta justificar lo injustificable aún bajo la complicidad del poder
legislativo toda vez que el impeachment fue avalado por los dos poderes: 367
congresistas de 531 y 55 senadores de 77.
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Pero es la fecha que no se ha justificado el delito cometido por Dilma, ni la
razón por la que ha sido destituida. El señalamiento del presunto “desvío de
recursos”, con lo que el legislativo consiguió la suspensión de derechos a
Dilma no aparece. Su pecado —se dice— fue un “atraso en el pago a los
bancos”, lo que presuntamente generó el “crimen de responsabilidad” así
como la publicación de “seis decretos” para la “reorganización del
presupuesto”. El delito está en la Constitución, pero por ejemplo Fernando H.
Cardoso (intelectual de la decepción, también presidente entre 1995 y 2002)
publicó 120 decretos y nada pasó.
Contamos con el testimonio directo de Tereza Helena Gabrielli Barreto
Campello, Ministra de Desarrollo Social y combate al Hambre en Brasil con
Lula y Dilma, en una de sus presentaciones de visita por México la semana
pasada para hablar del impeachment. Para ella la situación es “gravísima”,
porque los impulsores consiguieron sacar a Dilma del poder “a cualquier
costo”. Pero los pretendidos excesos son risibles.
Arrebatado el poder, la derecha encabezada por Temer —informante de la
CIA en 2006, durante el gobierno de Lula—, se apresta para impulsar una ley
con el fin de “desmantelar la política social”, así como terminar con la
seguridad social, reformar el sistema de pensiones, desaparecer el Ministerio
del Movimiento Agrario que apoya a los agricultores más pobres y restarle
recursos a los programas de educación, a decir de Campello.
Conforme a otras fuentes, Temer y su gobierno formado por corruptos —de
32 ministros, al menos 12 tienen señalamientos—, propone un nuevo
programa económico a todas luces neoliberal e ilegítimo: imponer recortes a
la educación, la sanidad, bajar salarios, congelar el gasto público, disponer del
petróleo para empresas extranjeras (que solo puede hacerse con cambios
constitucionales); urgido para entregar el petróleo a las energéticas gringas.
Qué decir de las revelaciones posteriores al 12 de mayo del diario Folha de
Säo Paulo, que provocó la renuncia del senador e interino con Temer,
ministro de Presupuesto y Planeación Romero Jucá, transcripciones donde
habla con el executivo petrolero Sergio Machado sobre el juicio político a
Ruosseff como único mecanismo para terminar con la indagatoria por
corrupción Lava Jato, o lavado de dinero en la estatal Petrobras.
Es decir, más pronto que tarde el gobierno de Temer —pese a su interinato—
se apresuró a iniciar en abril el proceso de privatización, con la intención de
desmantelar lo conseguido en 12 años por los gobiernos del Partido de los
Trabajadores (PT); revertir los cambios de la izquierda, contando con el apoyo
de los empresarios y los grandes medios de comunicación como partícipes de
la conspiración o el golpe suave contra Dilma.
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También los errores cometidos por el PT afloran ahora, como reconoce la
Magistrada Campello. Se trata de por lo menos: 1) ser tolerantes a la
corrupción gestada desde la administración de Petrobras —funcionaros tanto
de Lula como la propia Dilma—, con empresarios; precisamente Dilma no
paró las investigaciones en este asunto; 2) el no emprender una reforma
política de fondo desde el 2002, cuando el PT ascendió al poder; 3) no legislar
en materia de medios de comunicación, para su democratización.
Luego entonces, si en un primer momento la derecha pudo aprovecharse del
descontento de la población por el trasfondo de la crisis económica de los
últimos años que Dilma no pudo superar, las manifestaciones ahora
multitudinarias en contra de Temer y su gobierno de corruptos, no pararán.
La ingobernabilidad pronto estará sobre la mesa. El peligro es doble: un
endurecimiento del régimen, con el espaldarazo de los estadounidenses, y que
el arrebato del poder en Brasil, por esa misma vía sea utilizado por la derecha
latinoamericana de otros países contra proyectos alejados de los intereses de
Washington.
De Brasil a los BRICS
La trastada derechista brasileña que encabeza Michel Temer con toda su
ilegitimidad, además de representar un riesgo político para la región genera un
debilitamiento de los BRICS, donde con Brasil participan Rusia, India, China
y Sudáfrica. Falta que igualmente Temer quiera sacar a Brasil del Mercosur,
donde participan países de la región como Argentina, Paraguay, Uruguay,
Venezuela y Bolivia.
Como en Argentina, donde el flamante presidente Mauricio Macri se apresuró
a caer en los brazos de los estadounidenses, Temer buscará cobijo para un
proyecto a todas luces antipopular, como el anunciado ya.
La imposición del proyecto neoliberal, como se asoma ya desde las ventanas
del Palacio do Planalto ocupado ahora por Temer, es entreguismo directo a
las trasnacionales gringas. Falta ver qué procedimiento emplea para la entrega
del petróleo. Puede ser un proceso fast track, algo que de plano
desestabilizaría al país; pero cabe que como gobierno ilegítimo le apueste a
ello.
Por el golpe a Rusia y en general los integrantes BRICS, es claro que
Washington está de plácemes. Ni los gringos ni la OTAN saben cómo pegarle
a Rusia, en los escenarios globales. Acá, en Latinoamérica, en tanto Temer
siga en el poder, la población sabrá qué hacer con los infractores, con Dilma,
el PT y la derecha servil a los intereses externos.
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EL ROMPECABEZAS CONTINENTAL: ACERCA DE POR QUÉ CLINTON ES MÁS PELIGROSA
PARA AMÉRICA LATINA QUE TRUMP
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212849
Arsinoé Orihuela
Rebelión
Es polémico el título del artículo. E inclusive ya puedo escuchar algunas
objeciones. Especialmente de las buenas conciencias liberales progresistas. Y
por eso trataré de ser cuidadoso con los juicios e interpretaciones que acá se
enuncien.
Sí. Efectivamente, Hillary Clinton parece más peligrosa que Donald Trump
para las agendas e intereses de los pueblos latinoamericanos. Y esa
peligrosidad a la que acudo en este análisis no está necesariamente consignada
en el programa de gobierno o en la plataforma electoral de los candidatos.
Aunque es cierto que ese también es un dominio que amerita atención, pero
que, en cualquiera de los dos casos, demócratas o republicanos, la omisión de
temas cruciales como la crisis ambiental o el irrefrenable ascenso del
militarismo global o la posibilidad de una conflagración nuclear es un silencio
rutinario en las alocuciones de los candidatos en pugna.
Pero si en los aspectos fundamentales no se distinguen Hillary y Donald, en
los aspectos supletorios (no por ello menos importantes), hay diferencias que
cabe atender, sin obviar la realidad concreta en la que esas diferencias se
manifiestan. Y sólo para evitar un vitupero de algún incauto, advierto que esto
no es una apología disfrazada de la candidatura de ese personaje pedestre e
impresentable que aspira a dirigir el timón político de Estados Unidos, como
sí se puede inferir de algunas otras opiniones que circulan en la prensa,
incluso en espacios pretendidamente alternativos.
Lo primero que cabe recordar es lo sostenido en otra oportunidad: a saber, que
no es accidental que las detracciones contra Donald Trump provengan de
ciertos círculos privilegiados o de grupos de poder nacionales e
internacionales ( http://lavoznet.blogspot.com.ar/2016/03/el-rompecabezascontinental-estados.html ). Con excepción de su base social dura (blancos
desposeídos, tradicionalmente despolitizados e indignados), las acusaciones o
condenas contra el candidato republicano se lanzan unánimemente desde
cualquier ámbito social o político, extra e intramuros. Y si bien es cierto que
se trata de un signo saludable de cordura política, lo que no es razonable es
que contra Hillary las críticas sigan un tenor más terso u omiso.
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¿Qué es eso que irrita tanto acerca de Trump? A esta pregunta, casi todos
responderían sin titubear que su xenofobia, su intolerancia o su racismo. Es
cierto que es chocante. Pero no es menos cierto que la clase política en su
conjunto y las élites dominantes de Estados Unidos piensan exactamente lo
mismo que él, señaladamente en relación con la comunidad afrodescendiente
o los mexicanos o los pobres. Y si el individuo en cuestión es mexicano, negro
y pobre, pues que dios lo ayude, porque en las categorías de las clases
dominantes esa persona es algo menos que un humano. Sólo que no lo dicen.
Si el grito contra Trump, particularmente ese que procede de la cúspide del
establishment, es tan armoniosamente monocorde e innegociable es porque en
cierto sentido contraviene un principio cupular inquebrantable: hacer público
el discurso oculto de los ricos y poderosos. Esa es la fuente del escándalo: no
que lo piense, sino que lo diga.
Insisto que la respuesta de ciertos sectores de la población civil estadunidense
hacia Trump es meritoria de simpatía, precisamente porque demuestra que las
clases subalternas no han claudicado ante esa modalidad de dominación
basada en la discriminación racial. Pero no se puede confundir esa respuesta
con las reprobaciones viscerales que vocifera la podrida clase política e
intelectual norteamericana. De hecho, ellos son parcialmente responsables del
ascenso de una figura tan despreciable como Trump. Ellos con su prepotencia
y su falta de tacto social y sus peroratas fútiles e indulgentes y su
lambisconería con los dueños del dinero. Donald Trump sólo está
capitalizando exitosamente el descontento de esos segmentos poblacionales
tercamente ignorados en las ecuaciones y los programas y los planes de
gobierno del establishment tradicional.
Detrás de la tribuna pública, los poderosos y los esbirros de los poderosos
desprecian al ciudadano común. Pero en secreto. La violación de ese pacto
tácito de secrecía es altamente probable que le cueste la elección a Trump. La
función del discurso político es manipular ocultando. James Scott decía que el
discurso público responde a un interés inconfesable que consiste en reproducir
un autorretrato halagüeño de las élites dominantes, que además cultive una
apariencia de unanimidad entre esos grupos dominantes y de consentimiento
entre los subordinados. Esa tradición es constitutiva del liberalismo político, y
acaso de todo el pensamiento político occidental: neutralizar los contenidos
traumáticos de la política, anular práctica y discursivamente el conflicto, y
trasladar la politicidad hacia escenarios susceptibles de gestión oligárquica.
Trump traiciona al establishment tradicional, pero no traiciona el precepto
básico de la manipulación política: recoge esos dos contenidos, el de las élites
dominantes, con su desprecio sin rubor hacia los grupos minoritarios y su
aspiración supremacista, y el de los subordinados, con su condena a los
partidos políticos o a ciertas familias de abolengo en Estados Unidos.
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¿Que por qué es más peligrosa Hillary Clinton? Bueno, si rastreamos la
carrera política de la ex secretaria de Estado, es posible descubrir que en el
renglón latinoamericano su trayectoria es una historia de criminalidad. Y un
eventual triunfo de la candidata demócrata en la próxima elección reforzaría la
continuidad de esa política criminal. ¡Y con el respaldo moral de los
gobiernos latinoamericanos!
Durante la presidencia de Bill Clinton, que ejerció conjuntamente con la
“dama de hierro” norteamericana, la pareja diseñó el Plan Colombia, que tras
su implementación arreció el baño de sangre en el país cafetalero.
Recientemente, Hillary reivindicó esa política, y aunque teóricamente
respondía a la premura de combatir el narcotráfico, la señora de Clinton
admitió sin ruborizarse que el Plan había conseguido los objetivos no
declarados: “…[el] objetivo era tratar de utilizar nuestra influencia para
controlar las acciones del gobierno contra las FARC y las guerrillas, pero
también para ayudar al gobierno a detener el avance de las FARC y de las
guerrillas”
( http://www.democracynow.org/es/2016/4/13/hear_hillary_clinton_defend_h
er_role ).
Unos años después (2002), ya como senadora, respaldó el fallido golpe contra
Hugo Chávez en Venezuela. Nunca negó su involucramiento. Y por cierto que
esa agenda golpista no ha virado un ápice.
Y en 2009, en funciones de secretaria de Estado, apoyó el golpe de Estado que
derrocó a Manuel Zelaya en Honduras. Pese a la ola de violencia que desató la
agresión en ese país, y que incluso sigue su vejatoria marcha (recuérdese el
asesinato de la activista Berta Cáceres), Hillary reconoció con orgullo su
participación en los hechos, y justificó el agraviante intervencionismo
estadunidense. En entrevista con Democracy Now, Clinton adujo: “Trabajé
muy duro con los líderes de la región y conseguí que Óscar Arias, el ganador
del Premio Nobel, tomara el liderazgo para tratar de negociar una resolución
sin derramamiento de sangre. Y eso era muy importante para nosotros, ya
sabe, Zelaya tenía amigos y aliados, no sólo en Honduras, también en algunos
de los países vecinos, como Nicaragua, y podríamos haber tenido una terrible
guerra civil, con una aterradora pérdida de vidas… Y comparto su
preocupación, no sólo sobre las acciones del gobierno; las bandas de
narcotraficantes y los traficantes de todo tipo se están aprovechando del
pueblo de Honduras. Así que creo que tenemos que hacer un plan Colombia
para Centroamérica (¡sic!)”.
Donald Trump no es el único sociópata suelto
Después advino la secuencia de golpes blandos en el resto de América Latina,
con base en juicios políticos prefabricados o elecciones fraudulentas:
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Paraguay contra Fernando Lugo (2012), Argentina contra
el kirchnerismo (2015), Brasil contra Dilma Rousseff (2016). Y otros golpes
fallidos contra Evo Morales en Bolivia (2008) o Rafael Correa en Ecuador
(2010). E intervención en el proceso de paz en Colombia, y desactivación
política de Cuba (revestida de normalización diplomática), y reducción a
escombros de organismos latinoamericanos como Unasur o Celac. Esa es la
herencia del partido demócrata, en cuya agenda de reconquista regional
participó directamente Hillary Clinton. Es más, en 2015 el departamento de
estado de Estados Unidos desclasificó documentos que reportan que la ex
secretaria de estado es coautora de la reforma energética mexicana, que por
cierto es claramente lesiva para el interés económico de México, y a todas
luces ventajosa para las grandes petroleras internacionales, como Exxon
Mobil, Chevron y British Petroleum,
La reedición de la Doctrina Monroe es una operación política que oficiaron
exitosamente los demócratas ( http://lavoznet.blogspot.com.ar/2016/03/elgolpismo-o-la-encrucijada-politica.html ).
Y regresando a la pregunta de por qué Hillary es más peligrosa que Trump,
cabe tan sólo puntualizar que, en el caso de una victoria electoral de Clinton,
el grado de legitimidad que conseguiría acopiar sería virtualmente ilimitado,
sólo por el hecho de haber derrotado al “monstruoso” Trump. No habría
contrapesos gubernamentales o políticos o sociales para frenar esa agenda
criminal de los grupos de poder que representa Hillary. Y todas las derechas
golpistas en Latinoamérica ganarían legitimidad o credibilidad “democrática”
con una alianza con la dirigente demócrata. Hillary es la pieza clave que
necesitan las derechas emergentes en América Latina. Con Trump no es tan
factible esa pax mafiosa. La alianza con un Estados Unidos gobernado por el
republicano despertaría descontento e intranquilidad social. Y naturalmente
que ese es un escenario indeseable para las élites latinoamericanas.
El triunfo de Hillary inhibe la posibilidad de una radicalización de las agendas
sociales en América Latina. Hillary es la condición de la posibilidad de
alcanzar un consenso continental oligárquico, de establecer un orden regional
unificado profundamente derechizado donde la neoliberalización y la
reedición de la criminal doctrina Monroe arrollarían sin obstrucciones.
Blog del autor: http://lavoznet.blogspot.com.ar/2016/05/el-rompecabezascontinental-acerca-de.html
LAS NUEVAS DERECHAS Y LA CONTRARREVOLUCIÓN LATINOAMERICANA: APUNTES
PARA UNA COMPRENSIÓN DE LA COYUNTURA HISTÓRICO-POLÍTICA EN CURSO [II]
CRISIS CAPITALISTA Y GOBIERNOS PROGRESISTAS EN AMÉRICA LATINA
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212884
82
Adrián Sotelo Valencia
Rebelión
Son múltiples y variadas las causas que se pueden identificar como
responsables de la crisis económica y política que experimentan las economías
y los países del bloque progresista, en particular, y de América Latina en
general.1
En primer lugar, consideramos como marco global explicativo —que no
siempre se contempla en los análisis— la crisis mundial capitalista en curso
que se expresa en fuertes caídas de las tasas de ganancia en virtud de graves
problemas estructurales que enfrentan los sistemas productivos para producir
y reproducir valor y plusvalía en condiciones que posibiliten aumentar las
tasas promedio de crecimiento económico de las principales economías
capitalistas del orbe. Esta limitación estructural es lo que explica, grosso
modo, el mediocre crecimiento de la economía mundial que sin considerar la
participación de países fuertes como China e India, no rebasa el 3% promedio
anual.
En segundo lugar, en nuestra entrega anterior2 identificamos que la mayor
parte de los países progresistas rebasaron con creces los límites y vicisitudes
marcados por Washington en su diseño de las democracias "restringidas",
"gobernables", y "viables", y sólo en este sendero toleradas en su "patio
trasero". Al avanzar por el camino de una mayor participación por parte de
amplios sectores populares, como se observa en Venezuela, Ecuador y
Bolivia, dichos límites fueron rebasados, amenazando los objetivos
geoestratégicos del imperialismo y los propios de las oligarquías nacionales y
de sus derechas intransigentes. De aquí que, en el discurso de éstas, se asevere
grotescamente que lo que caracteriza a los gobiernos y a sus mandatarios de
estos países, es que "son autoritarios", "impopulares", y que no cuentan con la
legitimidad política suficientemente sustentada en el apoyo popular. Los
medios de comunicación dominantes (CNN, NTN24, TELEVISA,Clarín, O
Globo) ocultan, por ejemplo, la frecuente presencia en las calles y puntos
populares de reunión de un mandatario popular y legítimo como Maduro
cuando camina entre miles y miles de manifestantes y en actos públicos y sin
embargo lo presentan como un "dictador solitario" que se sostiene en el poder
únicamente por la fuerza y por el ejercicio de la violencia. Esto para "restituir"
la democracia y "superar" la crisis económica y política que ellos identifican
con el progresismo y con sus políticas públicas porque, afirman, son las
responsables de haber sumido a los pueblos en la bancarrota: escasez
alimentaria, inflación, delincuencia y criminalidad, pobreza, emigración,
ignorando los evidentes efectos de la crisis estructural del capitalismo
mundial, la caída de los precios del petróleo (que afecta a todo el mundo y no
83
sólo a Venezuela); la historicidad de la crisis derivada de un patrón de
acumulación de capital centrado en el rentismo petrolero que, por cierto, viene
desde la época de la Cuarta República, lo hereda el chavismo y sigue siendo la
característica central del patrón de acumulación de capital prácticamente hasta
la actualidad. Al respecto hay que destacar, sin embargo, para no caer en
juicios fáciles en el sentido de que frente a la crisis y la dependencia petrolera
no se está haciendo absolutamente nada, las intenciones del gobierno
bolivariano de encaminar y concentrar esfuerzos para superar la dependencia
de la renta petrolera y la crisis de aquí derivada, entre otras razones, por la
fuerte caída de sus precios de exportación —situación que, por cierto, no es
privativa de este país, sino prácticamente de todos los países petroleros, como
ha ocurrido y está ocurriendo en el caso de México — mediante la puesta en
marcha de 14 motores económicos para el desarrollo del país centrados en
sectores como el farmacéutico, industrial, petroquímico y minería,
construcción y sector forestal, industria militar, telecomunicaciones e
informática, economía comunal, social y socialista, sector agroalimentario,
exportador, banca y servicios. Habrá que evaluar, a mediano plazo, si un
desarrollo económico sustentado en estos motores podrá revertir, en alguna
medida, la fuerte dependencia del país de la renta petrolera y ser palanca de un
desarrollo encaminado al socialismo.
Articulando lo anterior, consideramos un factor propio a la dinámica interna
de las fuerzas progresistas, a sus izquierdas interactuantes y sus partidos
políticos que han ponderado una estrategia de cambios sociales, económicos y
políticos por etapas: figuran, en primera instancia, el desarrollo de políticas
públicas de corte neodesarrollistas (las llamadas Misiones se inscriben en este
proceso) que, sin embargo, si bien coadyuvaron a mejorar las condiciones
generales de vida de las mayorías de la población en relación con la situación
que privó durante el período anterior bajo el yugo de las dictaduras militares
y, posteriormente de las democracias neoliberales alineadas a Washington, sin
embargo, no transformaron el modo de producción capitalista ni sus
relaciones fundamentales cimentadas en la propiedad privada de la tierra y de
los medios de producción, en la explotación de la fuerza de trabajo por el
capital y en la apropiación por este de las mercancías producidas por aquella.
A nuestro juicio, esto generó una suerte de impasse político en los contornos
de la lucha de clases que posibilitó, por un lado, no profundizar ni radicalizar
el proceso revolucionario en los países progresistas —obviamente sin
achacarle toda la responsabilidad a los gobernantes, a sus partidos políticos y
a las fuerzas de izquierda— y, por el otro, concomitantemente, permitió a las
derechas, envalentonadas y desafiantes, acumular fuerzas que ahora utilizan
sistemáticamente para derrocar por todas las vías posibles a dichos gobiernos
bajo el cobijo de los Estados Unidos que ha rediseñado y actualizado su
estrategia de contrainsurgencia con una nueva versión de la tenebrosa y
terrorista Operación Cóndor que fue diseñad en el pasado por las dictaduras
84
militares del Cono Sur, obviamente, bajo la coordinación y tutela de Estados
Unidos para destruir los movimientos revolucionarios y a los opositores
políticos a las dictaduras identificados con los movimientos y partidos de
izquierda, particularmente, de la izquierda revolucionaria de la época.
La nueva derecha y la asimilación de sus fracasos
En el espectro político de las sociedades de clase, la derecha siempre ha
existido en función de sus adversarios. En términos generales, está constituida
por grupos, partidos políticos, fuerzas y agrupaciones sociales e individuos y
por determinados medios de comunicación a su servicio, cuya función
elemental es la defensa y preservación del orden capitalista y de sus relaciones
sociales fundamentales, amparados en la existencia y prevalencia de la
propiedad privada, del derecho de los poderosos a explotar y oprimir a los
trabajadores para apropiarse de los productos de su trabajo: la riqueza social y
para lo cual en general se sirven de la maquinaria jurídico-política y represiva
del Estado
El historiador argentino José Luis Romero3 mostró que la derecha existe y
muestra voluntad de cambio —elemento capaz de seducir e inclinar a ciertos
sectores populares y de la izquierda a apoyarla— para preservar el orden y
evitar su disolución. Valga esta elemental definición para aplicarla a la nueva
derecha latinoamericana que viene proclamando a viento y marea su
"voluntad de cambio" —aunque en realidad es de retroceso— en los llamados
países con gobiernos relativamente antiliberales justamente mediante el
retorno a los proyectos de factura neoliberal vigentes durante el período de la
post dictadura en la región (1985-2016). Éste es justamente el caso actual de
Argentina y de Brasil donde la derecha ha arribado al poder, en el primero,
mediante un estrecho margen mediante el proceso electoral y, en el segundo, a
través del golpe de Estado parlamentario y legaloide contra la institución
presidencial legítimamente constituida. En ambos casos, además del de
Venezuela pero desde la Asamblea Nacional, se ha prometido el "cambio"
pero para retornar al pasado, es decir, al de la vigencia de las prácticas
económicas y políticas francamente neoliberales impulsadas por los
organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco
Mundial, el Banco Interamericano de Reconstrucción y Fomento y el BID,
obviamente bajo el auspicio de la prometida "ayuda" de Estados Unidos.
Usando masivamente los medios dominantes de comunicación, las nuevas
derechas de vocación golpista han sembrado el pánico, el terror, la angustia y
la incertidumbre entre los sectores populares y sabido asimilar sus fracasos de
sus intentos de golpe de Estado primero contra el presidente Hugo Chávez (11
de abril de 2002) y, después, contra el presidente Maduro (12 de febrero de
2015) en Venezuela o, como ocurrió en Ecuador, contra el Presidente
constitucional de ese país el 30 de septiembre de 2010.
85
Esta "asimilación" es sin embargo, muy significativa en la medida en que
revela por lo menos dos hechos de enorme trascendencia: que ya no es tan
fácil, ni factible, sin experimentar los costos correspondientes en destrucción
material y en vidas humanas, una intervención militar del imperialismo
norteamericano como ocurrió en el siglo XIX en América Latina y durante la
década de los años sesenta y setenta del siglo pasado. Por otro lado, y
articulando este hecho, refleja que frente al apoyo popular y la legitimidad
política de que gozan los representantes de los gobiernos progresistas, la
derecha tenga que "molestarse" y "desgastarse" con el juego de la democracia,
de la presunta defensa de los derechos humanos (que obviamente la derecha
venezolana en particular circunscribe a quienes considera "presos políticos",
pero que en realidad son más bien políticos presos encarcelados por haber
cometido crímenes de lesa humanidad y por incitar a la violencia contra las
personas y los gobiernos constituidos mediante los procesos electorales) y con
la idea de que la única manera de salir de la crisis y recuperar el crecimiento
económico es mediante un cambio de gobierno obviamente a favor de las
oligarquías, del capital nacional y extranjero y de las derechas. Al respecto,
hay que mencionar que, frente a la crisis mundial del capitalismo y los
problemas que experimenta el sistema imperialista global en las zonas
calientes como el Medio Oriente, Ucrania o en América Latina, para
mencionar las más encendidas, el capital y las derechas no cuentan con un
proyecto alternativo frente a dicha crisis y su superación, que no sea explícita
y fehacientemente la aplicación de las carcomidas políticas del neoliberalismo
de libre mercado, de la expropiación violenta de las naciones y de los Estados
de sus recursos marítimos, naturales, sociales, culturales y de los patrimonios
arqueológicos de los pueblos originarios; del afianzamiento de los intereses
del capital ficticio y especulativo; de la desreglamentación, flexibilización y
precarización de todos los elementos que constituyen el mercado de trabajo
para ponerlo al servicio de la explotación intensiva y extensiva de la fuerza de
trabajo con el objetivo de obtener masas mayores de valor y de plusvalía con
destino a las arcas de las empresas trasnacionales y de sus poderosos dueños.
Realidad que estamos observando, de manera trágica y acelerada, a raíz del
arribo de la derecha en Argentina y con el golpe de Estado parlamentario en
Brasil contra la presidenta constitucional Dilma Rousseff. Ambas experiencias
están mostrando que su lumpenburguesía dependiente y atrasada,
acostumbrada a recibir fácilmente las migajas del imperio a cambio de dar
rienda suelta a la superexplotación de la fuerza de trabajo, al intercambio
desigual, a la concentración de los ingresos y de la tierra, a la expoliación y
explotación sistemática de los recursos naturales en virtud de que son
economías que se han constituido como extractivistas y exportadoras en el
contexto de una coyuntura internacional que en la primera década de 2000
benefició los precios de las materias primas y de los alimentos, contrariamente
a lo que ocurre hoy de manera vertiginosa, por lo menos desde la crisis
estructural y financiera del capitalismo mundial en 2008-2009, pero de
manera particular, según la CEPAL, a partir del año 2012, que es cuando se
86
han agudizado los problemas de países como Argentina, Brasil y de
Venezuela, que muy bien han sabido aprovechar en beneficio propio las
derechas decadentes y siervas del imperialismo.
Cuando uno oye hablar a un conspicuo representante de la ultraderecha
venezolana, como el señor Henry Ramos Allup —actual Presidente de la
oposición en la Asamblea Nacional y miembro de la derechista Acción
Democrática y de la MUD y que a su avanzada edad anda incitando a sus
huestes golpistas a perpetrar la violencia contra las instituciones y la policía
bolivariana4— por ejemplo sobre el tema relativo a qué harían en el remoto
caso de que tomaran el poder él y su grupo para resolver la crisis económica
del país, la aguda escasez inducida, la inseguridad, la cuestión de las largas
colas para comprar los productos básicos en manos de la especulación
("bachaqueo" o reventa de productos de primera necesidad) o frente a la
inflación, en respuesta sólo invoca el sacrosanto evangelio del neoliberalismo
y de la austeridad con su correlato en la privatización del petróleo, de la
vivienda, la reducción del gasto social en materia de educación, salud,
salarios, prestaciones y de las jubilaciones, obviamente con el socorrido y
condicionado "apoyo" de la in [TER]versión extranjera, obviamente
proveniente de Estados Unidos y de otros países europeos, como el Estado
español a cuyo gobierno y empresarios tanto favores le debe por sus buenos
oficios y servicios en los menesteres desestabilizadores del gobierno
bolivariano.
Brasil: el audio que desnudó la conspiración golpista
Es muy probable que el curso de los acontecimientos en Brasil y en América
Latina se pueda modificar no solamente para la depuesta presidenta y su
partido, sino para el mismo gobierno interino responsable del golpe de Estado.
Los medios brasileños plantean distintas alternativas a dos semanas de la
votación de la admisibilidad del juicio de responsabilidad". Partiendo de la
premisa de que es muy baja la probabilidad de que la presidenta pueda
realmente superar el juicio político puesto que sus enemigos alcanzarían la
mayoría calificada (55%) para destituirla definitivamente en la votación que
se contempla llevar a cabo el 2 de agosto del presente, se abren tres
posibilidades. En primer lugar, los propios errores y excesos que Temer
pudiera cometer durante su gestión podrían conducir a un acuerdo para
impulsar la realización de nuevas elecciones. Si las investigaciones del Lava
Jato y los escándalos en que están envueltos los principales personeros del
gobierno (más de la mitad de sus integrantes están siendo investigados por la
justicia) y de los partidos políticos hicieran insustentable la presidencia
interina, la salida podría ser que el Tribunal Superior Electoral, antes de
diciembre, convocara a nuevas elecciones directas; pero si esto ocurre
después, las elecciones serían "indirectas" el siguiente año y entonces sería el
Congreso quien elegiría al nuevo presidente.
87
Estas alternativas, por lo pronto, permanecen envueltas en los graves
problemas de corrupción e impunidad que se han puesto de manifiesto en los
últimos meses de manera vergonzosa y ante los cuáles se exhiben los distintos
personeros de la derecha que tratan por todos los medios de ocultarlos.
El punto más álgido se alcanzó el 23 de mayo cuando la Folha de S.
Paulo difundió una grabación5, previamente realizada en marzo de 2016, es
decir, antes del juicio político llamadoImpeachment contra la presidenta
Dilma Rousseff y de la votación que la separó del cargo durante 180 días al
aceptar el pleno del Senado Federal la "admisibilidad del crimen de
responsabilidad" el 12 de mayo de 2016. El escándalo cayó como una bomba
en los círculos políticos, las escuadras de la derecha, los medios de
comunicación y en el pueblo brasileño. Puso al descubierto la conspiración
golpista fraguada por la derecha en la que el señor Romero Jucá, senador,
líder del PMDB y ministro de Planeación recién nombrado por el "presidente
interino", Michel Temer, conversa con Sérgio Machado, expresidente da
TRANSPETRO — que es una subsidiaria de Petrobras Transporte S.A. y la
mayor procesadora en el país de gas natural — y donde asegura que es
necesario un cambio del gobierno federal (refiriéndose al de Dilma Rousseff)
para detener la Operação Lava Jato también denominada "petrolão" que
investiga los delitos de corrupción. Esta Operación la inició la policía federal
el 17 de marzo de 2014 para investigar el lavado de dinero y los delitos de
corrupción existentes en el país. En posteriores audios difundidos en la prensa
brasileña6 aparecen altos políticos involucrados en la conspiración golpista
como el ex-presidente de la República José Sarney y el presidente del Senado
Renan Calheiros, ambos involucrados en los escándalos de corrupción
del Lava Jato y miembros del PMBD. Al escribir estas líneas un nuevo
escándalo de corrupción salió a luz pública en un audio difundido por la
prensa en el que el Ministro de la Transparencia, Fiscalización y Control, el
señor Fabiano Silveira, recién nombrado por Temer, y que tuvo que renunciar
a su cargo, conversa con el presidente del Senado, Renan Calheiros, acerca de
intervenir en el Lava Jato con el objeto de conocer su situación. Como una
prueba más de la trama de la conspiración golpista consideró una buena parte
del público en el país y en el extranjero.
Como se puede apreciar es este el verdadero trasfondo del "impeachment" y el
motivo fundamental del juicio político contra la presidenta que ese partido y
sus aliados, como el PSDB que lidera el ex-candidato presidencial, Aécio
Neves, también involucrado en dicha Operación entre otros, planeó y
desencadenó para procesar a la presidenta con el objetivo de destituirla de la
investidura presidencial. Como vemos lo del "crimen de responsabilidad" fue
un pretexto de ese grupo para evitar que continuaran las investigaciones
criminales alrededor de los graves problemas de desfalco y de corrupción
donde se involucran empresas privadas, públicas y la misma petrolera estatal
Petrobras.
88
El hecho es que en poco menos de dos semanas y a una velocidad
impresionante —que sólo la iguala la Argentina de Macri— el gobierno
interino se ha dado a la tarea de destruir y desmontar los programas y las
conquistas sociales de los trabajadores bajo el yugo de las políticas
monetaristas y neoliberales que se vienen aplicando en América Latina y en
otros países del mundo, como en España, Grecia, Portugal y Francia, bajo las
directrices macroeconómicas y políticas de reducción del gasto público para
supuestamente corregir los desequilibrios fiscales y el déficit financiero de la
balanza de pagos. Todo ello con cargo en una racionalización no solamente
del gasto corriente, sino también del destinado a la creación de empleos, al
aumento salarial, el recorte a los programas sociales y de Ministerios los
cuáles han pasado de 31 a 23 en menos de dos semanas del interinato
gubernamental. Sólo las protestas populares y de los artistas obligaron al
gobierno a restituir la Secretaria de Cultura que había sido extinguida por
órdenes del actual mandatario interino.
De acuerdo con el desarrollo de los acontecimientos es posible aseverar que el
gobierno interino ha considerado como irreversible la salida definitiva de la
presidenta dado que no sólo está cambiando la política interna sino también la
externa bajo una orientación de la cancillería encabezada por el tucano José
Serra del mismo partido del ex-presidente Cardoso, completamente diferente
opuesta a la del gobierno anterior, al ponderar el rediseño de las relaciones
internacionales bajo los lineamientos de Washington y de sus proyectos de
integración como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación
Económica (Trans-Pacific Partnership, TPP por sus siglas en inglés) que
promueve Estados Unidos y otros países que se mueven en su esfera como
México, Perú y Chile.
En la eventualidad de que el Juicio Político o Impeachment no evolucionara
hacia la destitución definitiva de la presidenta Dilma Rousseff, los organismos
competentes como el Supremo Tribunal Federal (STF), el Congreso, los
partidos políticos y los movimientos populares del país, tendrán que abocarse
a la tarea de analizar, evaluar y determinar si los excesos del gobierno
interino, en cuanto a los cambios radicales que está realizando a nivel del
Estado, de la aplicación de las políticas neoliberales, así como en cuanto a los
efectos perniciosos que lo anterior acarrea para la población, ameritan o no
fincar responsabilidades judiciales y penales a quien o quienes resulten
responsables de estos actos. Lo anterior debido a que, según distintos juristas
y especialistas, el Impeachment sólo faculta al gobierno interino a realizar
cambios de tipo administrativo de manera limitada, por lo menos hasta que no
se desahogue el juicio político contra la presidenta y se decida si va a ser o no
definitivamente removida del cargo.
¡No es posible que 55 senadores, la mayoría de ellos involucrados en las
investigaciones de la justicia por indicios de corrupción, impongan su
89
voluntad a 55 millones de ciudadanos y ciudadanas que eligieron al gobierno
depuesto por el golpe!
Los senderos del golpismo y las posibilidades de enfrentarlo para
derrotarlo
En los medios de comunicación se viene difundiendo la idea de que luego de
la caída de Cristina Kirchner en Argentina, del arribo a la Asamblea Nacional
de la derecha venezolana y, recientemente, de la separación temporal de la
presidenta Dilma Rousseff de la presidencia en Brasil, como en un juego de
boliche con bolos truqueados continuará "inexorablemente" la caída de los
gobiernos de Correa, en Ecuador; de Evo Morales, en Bolivia; de Maduro, en
Venezuela, y así "sucesivamente" hasta que no quede ninguno en pie en toda
la región, en función, supuestamente, del "inminente agotamiento del ciclo
progresista" latinoamericano que muchos, sin mayor análisis, prevén que va a
ocurrir y está ocurriendo en virtud de un proceso casi metafísico que opera al
margen y por encima de la historia y de la lucha de clases. ¡No es así!, por
supuesto. El proceso es complejo, difícil, contradictorio e inesperado... pero
también sorpresivo.
Lo más grave de esta situación es que sectores de la misma izquierda se han
hecho portadores de esta difusión de ideas y, de alguna manera, opacan
cualquier análisis profundo capaz de captar las raíces histórico-estructurales
—y, por consiguiente, la coyuntura— de estos cambios en curso y de sus
significados. Lo peligroso de estos enfoques y miradas conformistas y
derrotistas del acontecer latinoamericano y mundial es que contribuyen a crear
en la sociedad, particularmente en el exterior, una visión que termina por
favorecer las concepciones dominantes de la derecha y el imperialismo, lo que
coadyuva a legitimar, incluso, una intervención militar, como lo ha
denunciado recientemente el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro
Moros, respecto a que, junto con la derecha, la OTAN se prepara para una
posible intervención militar con el fin de destruir la revolución bolivariana y
reemplazarla por un gobierno de derecha afín a los intereses de Washington.
No es cosa menor respecto a las consecuencias a nivel regional y mundial que
tal acción pudiera desencadenar. De aquí la imperante necesidad de contar con
medios alternativos, como TELESUR, las redes sociales y otros medios
independientes como instrumentos de lucha ideológica, mediática y teóricopolítica lo suficientemente capaces para contrarrestar los poderes mediáticos
hegemónicos y de brindar la orientación suficiente a los movimientos
populares, a los liderazgos y a las izquierdas no solamente para enfrentar o
contrarrestar las acciones y estrategias de las derechas —incluso la
intervención militar— sino fundamentalmente trascenderlas y difundir una
alternativa anticapitalista y antimperialista capaz de convivir con la derivada
del binomio: socialismo-democracia.
90
La derecha se nutre de su propia estrategia golpista, de los errores de sus
enemigos, de la crisis capitalista cuya responsabilidad adjudica a los
gobiernos progresistas, aunque solapa lo que ocurre en otros países en
materia, por ejemplo, de violación de los derechos humanos y crímenes
de lesa humanidad como ocurre en Colombia, Perú o México, y, por último
del financiamiento que le proporciona de manera condicionada Estados
Unidos en el marco global de su estrategia de contrainsurgencia. Es posible
también que la crisis estructural del capitalismo mundial, por un lado,
radicalice y profundice las políticas de la derecha en el poder como está
ocurriendo en Argentina y también en Brasil, dado que ambos tienen que
retribuir con creces a todos aquéllos que los apoyaron —y apoyan— para
desarrollar el golpe y llegar al poder: empresarios trasnacionales, capitalistas
privados, especuladores, jefes paramilitares, políticos y partidos corruptos,
organismos internacionales (FMI, BM), etcétera, todo ello impactando y
deteriorando las condiciones de vida y de trabajo de las gran mayoría de la
población mediante la especulación monetaria, el incremento del desempleo,
de la inflación, de los recortes presupuestarios y del gasto social en materia de
educación, salud, alimentación, vivienda y, en general, en los beneficios
sociales que son objetivo de ataque de las fuerzas del neoliberalismo. Ante el
desgaste de los gobiernos de la derecha éstos tienen que recurrir cada vez con
mayor frecuencia a la represión y al uso de las fuerzas públicas para contener
la lucha de clases y el conflicto social, cuestión que va mermando su "cuota de
popularidad", como está ocurriendo con Macri en Argentina, donde ha caído
en lo que lleva de su gestión alrededor de 25%.7 Lo que bien aprovechado
puede ser una factor de convencimiento de los sectores populares de que la
única vía de salida de la crisis y de los problemas estructurales y sociales del
capitalismo es justamente el socialismo y la toma de decisiones desde abajo
por el pueblo movilizado, organizado y entrenado frente a la necesidad de
tener que responder ante cualquier eventualidad que se presente, incluso, la
intervención militar.
Articulando todo lo anterior: la crisis, la violencia y la necesaria represión del
Estado como mecanismos de contención del descontento y la lucha popular,
pueden desencadenar el "efecto radicalización" del pueblo que precipite el
deterioro y la caída de los gobiernos de la derecha, así como discutir los
problemas de la transición del capitalismo al socialismo, o la plausibilidad de
establecer temporalmente un gobierno de corte popular, aunque todavía
burgués-capitalista que impulse políticas neodesarrollistas, similar a los que
existen en el área del llamado progresismo. Todas son alternativas que están
en la mesa de discusión y tarde o temprano tendrán que definirse y
desarrollarse.
Por ello, las fuerzas populares y revolucionarias deben establecer una
coordinación estratégica trasnacional que le permita desarrollar sus propios
91
proyectos y, simultáneamente, apoyar los de los demás con el fin de
fortalecerlos y consolidarlos.
Notas:
1 Para el tema de la crisis véase mi libro: Crisis capitalista y desmedida del
valor: un enfoque desde los Grundrisse, coedición Editorial ITACA-UNAMFCPyS, México y David Harvey, Harvey, David, O enigma do capital e as
crises do capitalismo, São Paulo, Boitempo Editorial, 2012.
2 "Las nuevas derechas y la contrarrevolución latinoamericana. Apuntes para
una comprensión de la coyuntura histórico-política en curso [I]",
rebelión: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=212538, 23 de mayo de
2016:
3 José Luis Romero, El pensamiento político de la derecha latinoamericana,
Buenos Aires, PAIDÓS, 1970.
4 Véase la detención del Jefe de Seguridad de Ramos Allup acusado de
financiar, por órdenes de su jefe, actividades violentas que culminaron en la
agresión a 6 elementos de la policía bolivariana: VIDEO: "Joven confiesa
financiamiento para actos violentos en Venezuela",
en: http://www.telesurtv.net/news/Revelan-nexos-de-Ramos-Allup-conagresores-de-policias-en-Venezuela-20160522-0009.html.
5 http://www1.folha.uol.com.br/poder/2016/05/1774018-em-dialogosgravados-juca-fala-em-pacto-para-deter-avanco-da-lavajato.shtml?cmpid=compfb.
6 Véase la cobertura en la Folha de S. Paulo, 25 de mayo de 2016,
en: http://www1.folha.uol.com.br/poder/2016/05/1774950-em-gravacaosarney-promete-ajudar-ex-presidente-da-transpetro-mas-sem-advogado-nomeio.shtml.
7 TELESUR: "Popularidad de Macri continúa en caída según sondeos", 30 de
mayo de 2016.
Adrián Sotelo Valencia. Sociólogo e investigador del Centro de Estudios
Latinoamericanos de la FCPyS-UNAM.
ARAM AHARONIAN/ VENEZUELA: ENTRE EL COLAPSO ANUNCIADO Y LA REALIDAD DE LA
CALLE
92
http://www.surysur.net/venezuela-entre-el-colapso-anunciado-y-la-realidad-de-lacalle/
Altos funcionarios de inteligencia estadounidenses informaron a un grupo de
importantes medios de su país que Venezuela está al borde de un colapso
posiblemente violento, una posible implosión política generada por el deterioro de
las condiciones económicas, admitiendo que Washington tiene poca influencia o
poder para incidir en el asunto.
Según el Washington Post y Los Angeles Times, el enfoque de Washington ya no es
el fin de los gobiernos chavistas, pues ahora lo que más inquieta es una detonación
de violencia política. Lo más importante: los funcionarios de inteligencia expresaron
que Washington está decepcionado por la falta de cohesión y capacidad de la
oposición para crear una estrategia conjunta.
Más acá de las presiones y confabulaciones, la realidad económica de Venezuela es
grave mientras se habla de un default de la deuda externa o una declaración
unilateral, como una vía para enderezar entuertos, el pueblo sigue padeciendo la
crisis: la oposición no logra ganar la calle y el chavismo aún no sale a exigir
soluciones a un gobierno debilitado por la plagas de la ineficiencia, ineficacia y la
corrupción.
Lo cierto es que este Estados Unidos en etapa preelectoral teme la posibilidad de un
estallido en Venezuela, sobre todo porque la paz en la región no la puede garantizar
nadie: ni el enclenque gobierno interino brasileño ni el del “gerente” Mauricio
Macri, de Argentina, preocupados por eventuales estallidos en sus propios países.
EEUU no está en condiciones, tampoco, de afrontar otra zona de conflicto como la
de Medio Oriente o la de África.
Para el politólogo Leopoldo Puchi, las presiones desde EEUU y la UE son “una
intervención que distorsiona la situación nacional, que polariza, cierra puertas y
exige la capitulación de uno de los factores internos. No se mueve por principios y
valores, que son manejados a conveniencia: si en una protesta en las calles de París,
Madrid o Baltimore es incendiado un vehículo, los autores son castigados, pero si
algo similar ocurre en Caracas ya se sabe lo que dirá la Unión Europea sobre ´la
libertad de conciencia´”.
Una doble moral, que al utilizar los derechos humanos como instrumento de presión
geopolítica obstruye las posibilidades de reconciliación. Las demandas que se
realizan para que Venezuela se reintegre al dispositivo económico y militar
estadounidense representan una grave lesión a la soberanía nacional, por lo que no
pueden ser aceptadas como parte de una negociación. Es difícil, pero posible
alcanzar un acuerdo sobre espacios de poder entre factores internos. Pero no cabe
“una cuota” para intereses extranjeros. En realidad, lo mejor, “no nos ayuden,
compadres”, agrega.
Venezuela es noticia y objeto de atención en primera plana de un periodismo
abocado al profetismo catastrófico, en parte como cortina de humo para esconder el
golpe blando en Brasil. Así se van creando los imaginarios colectivos: en Brasil no
pasa nada (aunque es el verdadero epicentro de los conflictos) y Venezuela arde…
Desde el papa Francisco y su diplomacia vaticana, pasando por presidentes,
exmandatarios, candidatos, parlamentos y parlamentarios, ministros, funcionarios
internacionales y, sobre todo las corporaciones mediáticas interpretan, de acuerdo a
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sus propios intereses, lo que acontece en el norte del sur, en una guerra virtual con
amenaza de no serlo por mucho tiempo.
No hay forma de descartar la conspiración de la derecha internacional contra el país,
con ejes –como desde hace 15 años- en Madrid y Bogotá, siempre bajo la batuta de
Washington. Según el gobierno, se está montando un escenario de violencia para
justificar una intervención extranjera de carácter militar. La campaña
desestabilizadora se magnifica en los medios internacionales cartelizados, en busca
de justificar un golpe.
Hece seis meses que la derecha ganara las elecciones legislativas, con la promesa de
que la cola para ir a votar sería la última que tendrían que hacer los venezolanos, en
referencia a las colas para adquirir productos básicos. Hasta ahora, ni una idea, ni un
proyecto (más allá del mamarracho jurídico que es la ley de amnistía). Su única meta
es la aniquilación del chavismo como opción política , la desaparición de un sistema
que ha demostrado ser una alternativa válida al neoliberalismo.
El fin de la oposición venezolana, en sus tres vertientes, es por el momento fabricar
un clima de desestabilización y caldear el ambiente hasta el extremo, ante el temor a
las urnas, de perder nuevamente en un eventual referendo revocatorio o en unas
elecciones presidenciales. Parece ser la oposición la que necesita una salida
alternativa a la electoral, democrática.
Hay un sector que trabaja por el revocatorio, liderado por el gobernador del estado
Miranda, Henrique Capriles Radonski, otro que controla la actividad de calle,
dirigido por Leopoldo López desde la cárcel a través de su partido Voluntad
Popular, y un tercero, conformado por Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo,
que controlan la Asamblea Nacional, manejan recursos y cuentan con una amplia
proyección mediática.
Los saqueos y las manifestaciones tienen el objeto de generar una situación de caos,
y a partir de ésta coronar el golpe de Estado o una intervención extranjera. Pero son
conscientes de que, luego de lograr dicho objetivo, deben detener la avalancha del
pueblo en la calle y que la Fuerza Armada Bolivariana no los reprimirá .
La crisis
Es imposible negar la crisis actual del país, el desabastecimiento de alimentos y
medicinas, la inflación, la inseguridad, como tampoco la crisis dentro del gobernante
Partido Socialista Unido de Venezuela. Pero es la cartelización político-mediática
internacional configurada la que reproduce contenidos mediáticos homogéneos
sobre Venezuela y nos ofrece un mapa selectivo de la realidad venezolana, lejos de
la realidad misma.
Existe una escasez artificial por parte de grandes intermediarios que, en vez de
colocar los productos en los establecimientos formales, hacen negocio con una red
que se ha denominado “bachaqueros”. Al mismo tiempo, se produce un ajuste de
precios de forma altamente especulativa, en la medida que los precios de los bienes
se pueden duplicar de una semana a otra, obteniendo de esta forma un altísimo
margen de comercialización.
La escasez programada forma parte de una estrategia que han perfeccionado los
grupos económicos, con la esperanza de socavar el apoyo político del gobierno. “Las
imágenes de la gente haciendo cola desde tempranas horas, de los rostros de
frustración, de rabia y de profunda tristeza porque el dinero no alcanza, se repiten en
trasmisiones continuas por las redes sociales y por las televisoras privadas. Los
capitalistas, y su liderazgo político de la MUD, están aplicando una terapia de shock,
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para que la gente traumada acepte lo que sea, incluso un gobierno de derecha”,
señala el colectivo La Calle es Nuestra.
A medida que avanza y se agrava la confrontación entre el gobierno bolivariano y la
oposición, el sistema de amenazas entre uno u otro grupo dio paso a formas cada vez
más violentas y a una estrategia de deslegitimación política y moral del adversario,
un discurso de paz negativa, guerrero, que pretende legitimar las acciones de cada
grupo en procura de su visión de paz, que expresa sus verdaderos intereses políticos
o de otro orden, señala la socióloga Maryclén Stelling.
La necesidad de aplicar la Carta Democrática (de la OEA o del Mercosur) en contra
de Venezuela, planificada por el Comando Sur de Estados Unidos -según la
Operación Freedom 2- reaparece nuevamente, como cortina de humo del golpe
jurídico-policial-mediático-parlamentario en Brasil, y forma de disciplinar a los
países sudamericanos en la “estrategia de cerco y asfixia” internacional contra
Venezuela que, en definitiva es el camino a deshacer los procesos de integración.
La mano invisible de Unasur
Desterrando estridencias, desde la Secretaría General de Unasur, Ernesto Samper
alentó una mediación entre el gobierno de Maduro y la MUD, protagonizada por los
socialdemócratas expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero de España, Leonel
Fernández de República Dominicana y Martin Torrijos de Panamá, con reuniones en
Santo Domingo que la oposición negó primero y la prensa cartelizada insistió en
invisibilizarlas siempre.
“Los buenos oficios de personalidades o instancias extrajeras son positivos y
saludables cuando las partes en conflicto de un país se ponen de acuerdo para
convocarlos”, señaló el diario mexicano La Jornada, que a continuación indicó que
“los desfiguros del gobierno de Rajoy y los viajes provocadores a territorio
venezolano de individuos como Felipe González y Albert Rivera constituyen actos
de intervencionismo contrarios a la legalidad internacional, el sentido democrático y
el respeto a la soberanía nacional de los países.
El marco identificado para estos acercamientos fue la búsqueda del bienestar de
todos los ciudadanos, la paz, la justicia, la verdad, la convivencia institucional, el
fortalecimiento de la economía, la preservación del Estado de Derecho, la
democracia y el respeto de la soberanía nacional.
El “mejor camino para ayudar a Venezuela es el de la convivencia democrática y el
diálogo entre todos los venezolanos. Son ellos y sólo ellos los que tienen el deber y
la posibilidad de sacar adelante a Venezuela”, señaló Unasur.
Colofón
Las imágenes de galpones, comercios, restaurantes donde la inspección del gobierno
bolivariano, con el apoyo de grupos organizados de la comunidad, encuentran
grandes cantidades de productos acaparados (pasta, harina, café, aceite, azúcar,
detergentes, y etcéteras varios) son transmitidas por las redes sociales y por el canal
oficial, VTV. Pero estos productos siguen sin llegar a los anaqueles.
Las diarias alocuciones del gobierno no logran calmar la angustia a la gente, pero
tampoco el discurso falso de la derecha, agrupada en la MUD, logra convencerlos.
Se habla de salidas, hay “conversaciones”: hay quienes especulan con un paso al
costado de Nicolás Maduro y un gobierno de “transición” (pero constitucional)
dirigido por el vicepresidente Aristóbulo Istúriz, hasta desembocar en las elecciones
generales, pasando a fin de este año por los comicios para nombrar gobernadores y
alcaldes.
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Otros especulan –sobre todo desde el exterior- con un golpe, palaciego o no… o la
intervención de una fuerza multilateral aupada por la OEA y/o –incluso- la OTAN.
Todos discuten sobre los padres de la crisis, muy pocos sobre cómo solucionarla.
ENTREVISTA A CARLOS MONGE, INTELECTUAL DEL IZQUIERDISTA FRENTE AMPLIO
PERUANO, A DIAS DEL BALLOTTAGE
“ELEGIMOS DEMOCRACIA O NARCODICTADURA”
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-300608-2016-05-31.html
El historiador explica por qué la izquierda apoya al candidato neoliberal Kuzcynski. “El
fujimorismo es mucho peor que el neoliberalismo, es la toma del control del Estado por
parte de sectores vinculados con el narcotráfico.”
Por Carlos Noriega
Desde Lima
La ex candidata presidencial del izquierdista Frente Amplio (FA), Verónika Mendoza, tercera en
las elecciones de abril, llamó ayer a sus votantes a respaldar a PPK, como se le conoce al
candidato neoliberal Pedro Pablo Kuzcysnki, para cerrarle el paso a una victoria de Keiko
Fujimori. Sobre esta decisión y sus implicancias, y lo que podría significar un nuevo gobierno
fujimorista, Página/12 dialogó el historiador, antropólogo e investigador principal del Centro de
Estudios y Promoción del Desarrollo (Desco), Carlos Monge, intelectual ligado al Frente Amplio.
–¿POR QUÉ LA IZQUIERDA DECIDIÓ APOYAR LA CANDIDATURA DE PEDRO
PABLO KUZCYSNKI , UN NEOLIBERAL?
–Por una responsabilidad con el país, para hacer lo posible para evitar que el fujimorismo, que
ya tiene mayoría absoluta en el Congreso, tome el control total del país. La posibilidad de que
Keiko gane y la acumulación de las evidencias dadas en estos últimos días de lo que significa
Keiko y su relación con acusados por lavado de activos y narcotráfico, hizo que la izquierda
tome esta decisión de apoyar a PPK. Kuzcysnki y Keiko no son solamente dos caras del
neoliberalismo, la del fujimorismo es una cara mucho peor del neoliberalismo, es la toma
directa del control del Estado por parte de sectores vinculados como mínimo en lavado de
activos y muchos directamente con el narcotráfico. En esta elección debemos elegir entre
mantener la democracia o pasar a una especie de narcodictadura…
–¿UN GOBIERNO DE KEIKO SERÍA UN NARCOESTADO?
–Un gobierno de Keiko le abriría las puertas al narcotráfico. Hay una larga historia de relación
del fujimorismo con el narcotráfico y hay muchos vínculos actuales de esa relación. Es una
relación profunda. El narcotráfico es consustancial al fujimorismo, está en su ADN, y eso es
peligrosísimo.
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–¿PARA LA IZQUIERDA HA SIDO UNA DECISIÓN DIFÍCIL PEDIR EL VOTO PARA
PPK?
–Ha sido una decisión complicada. El acuerdo inicial del Comité Permanente del FA
inmediatamente después de la primera vuelta fue estar a fondo con la campaña contra Keiko,
en eso ha estado la izquierda desde un inicio de esta segunda vuelta, y no votar blanco ni
viciado, pero no pronunciarse explícitamente a favor de PPK…
–ESA POSICIÓN FUE CUESTIONADA POR SU AMBIGÜEDAD…
–Sí, estoy de acuerdo en que era un acuerdo ambiguo. Al interior del FA hay una diversidad de
puntos de vista y para mucha gente le resulta difícil votar a favor de un neoliberal convicto y
confeso, con un prontuario de negociaciones y contratos siempre desfavorables al país y
favorables a sus amigos del sector empresarial. Pero, a pesar de eso, para el país, y para la
izquierda, es mejor un gobierno de PPK que uno de Keiko. Lo que ha influenciado mucho en
esta decisión de votar por PPK son las bases, muchas de las cuales ya se habían pronunciado
para votar por PPK para evitar el triunfo de Keiko. Esta postura ha ido creciendo como una ola
que viene de abajo. Hay un sector de la izquierda, fuera del FA, que sigue apoyando la
abstención o el voto blanco.
–¿ESTE APOYO A PPK LE TRAERÁ UN COSTO POLÍTICO AL FA Y A VERÓNIKA
MENDOZA?
–Un dirigente político siempre paga un costo por sus actos. Un argumento que había para no
llamar claramente a votar por PPK era que después al FA le iban a sacar en cara que había
votado por un neoliberal. Hay sectores radicalizados de la izquierda que van a acusar a
Verónika Mendoza y al FA de traidores o proimperialistas por votar por PPK, pero la principal
responsabilidad no es quedar bien con esos sectores radicalizados, sino quedar bien con el
país y hacer todo lo posible para evitarle al país el desastre de un triunfo del fujimorismo. El
voto de la izquierda por PPK en estas circunstancias también es por supervivencia, porque si
Keiko gana la presidencia va a salir a matar a la izquierda. Creo que PPK va a respetar más,
no digo totalmente, pero sí más las reglas del juego democrático que permiten movilizaciones
sociales de protesta y el ser de izquierda. Keiko es totalmente intolerante y va a aplicar mano
dura contra todo lo que pueda. Si el FA no hacía ese llamado a votar por PPK, le iban a sacar
en cara que por su culpa ganó el fujimorismo y se instaló un narcoestado. El costo de no llamar
a votar por PPK era mucho mayor para el FA.
–¿ESTE APOYO DE VERÓNIKA MENDOZA Y EL FA A KUZCYNSKI, A UNA SEMANA
DE LA ELECCIÓN, NO LLEGA UN POCO TARDE? ¿DEBIÓ TOMARSE ANTES?
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–Sí, es verdad, puede ser que llegue un poco tarde. Efectivamente, esta decisión tal vez debió
tomarse hace unas semanas y no recién ahora. Yo creo que el llamado del FA a votar por PPK
para cerrarle el paso a un triunfo del fujimorismo debió hacerse desde que terminó la primera
vuelta.
–¿ESTE LLAMADO DE MENDOZA A VOTAR POR PPK PUEDE SER DECISIVO A
FAVOR DE KUZCYNSKI?
–Hay un porcentaje significativo de indecisos y de gente que dice votará en blanco, y buena
parte de esos electores son votantes del FA. Este apoyo del FA a PPK busca tratar de influir
sobre alguna porción de ese voto. Este no es un país con una alta institucionalidad y con
fidelidad de los partidos donde los votantes siguen al líder, es un país donde hay una limitada
capacidad de endose de votos. No es que este llamado influya en todos los votantes del FA,
pero en algo va a influir para que voten por PPK y no blanco o viciado. Esperemos que esa
influencia sea lo suficiente para contribuir a revertir la ventaja de Keiko Fujimori. Pero el
resultado final de la elección no es responsabilidad de Verónika Mendoza y la izquierda, sino
principalmente de lo que haga o deje de hacer PPK en estos días.
–¿ESTE VOTO DEL FA POR PPK IMPLICA LA POSIBILIDAD DE UN ACUERDO DE
LA IZQUIERDA CON UN EVENTUAL GOBIERNO DE KUCZYNSKI?
–No creo que haya una negociación del FA con PPK en ese sentido. Es claramente un voto
para impedir que entre Keiko. Verónika Mendoza ha dicho que se va a votar por PPK para
frenar a Keiko, pero que el FA será un partido de oposición si PPK gana. Los sectores sociales,
muchos de ellos afines al FA, como sindicatos, las asociaciones de víctimas de violaciones a
los derechos humanos, sectores agrarios, indígenas, han entrado a negociaciones con PPK y
su plan de gobierno. Pero el FA como tal no lo ha hecho.
–¿LA IZQUIERDA ESTÁ EN POSICIÓN DE NEGOCIAR CON PPK PARA QUE EN UN
EVENTUAL GOBIERNO MODERE SU PLAN NEOLIBERAL Y ASUMA ALGUNAS
PROPUESTAS ECONÓMICAS O DE DEFENSA DE DERECHOS LABORALES DEL
FA?
–Sí, creo que se abren espacios para acuerdos en algunos temas. PPK ya ha negociado y
acordado con distintos sectores, como la CGTP (principal central sindical del país ligada al
Partido Comunista que forma parte del FA), una serie de compromisos, que tienen que ver con
derechos laborales, por ejemplo, que no están en su plan de gobierno y que se ha
comprometido a implementar. En el Congreso el FA le exigirá que cumpla esos compromisos.
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–¿NO CREE QUE SI PPK GANA TERMINARÁ ALIÁNDOSE Y GOBERNANDO CON
EL FUJIMORISMO?
–En ciertas cosas, como en los temas macroeconómicos o de promoción de las grandes
inversiones, no tengo ninguna duda que se entendería con el fujimorismo. En eso estaremos
en contra. Pero en la bancada parlamentaria de PPK hay personas que tienen convicciones
claramente democráticas, a quienes no veo auspiciando un Grupo Colina (escuadrón de la
muerte del gobierno fujimorista), encubriendo actos de corrupción, ni aliándose para sacar a
Fujimori de la cárcel. Sería un gobierno que de hecho va a tener que negociar con el
fujimorismo porque éste es mayoría en el Congreso. Pero también tendría que negociar algo
con el FA para construir ciertos equilibrios.
–¿Y CÓMO VE UN POSIBLE GOBIERNO DE KEIKO FUJIMORI?
–Como un gobierno autoritario y corrupto. Hay sectores muy duros que no han perdonado a
quienes han tenido que ver con meter presos a Fujimori y la plana mayor del ejército
comprometida con el régimen fujimorista y vienen con sangre en el ojo y ganas de venganza.
En su comportamiento se ve que son prepotentes, agresivos, autoritarios, no tienen ninguna
convicción democrática.
–¿EL DE KEIKO SERÍA UNA REEDICIÓN, COMO SEGUNDA VERSIÓN, DE LO QUE
FUE EL GOBIERNO AUTORITARIO DE ALBERTO FUJIMORI?
–Sí, pero ahora la penetración del narcotráfico en el fujimorismo es peor de lo que era en ese
entonces. Por esa mayor penetración del narcotráfico, un gobierno de Keiko sería más
peligroso que el de Alberto Fujimori.
–¿PPK TIENE POSIBILIDADES DE REVERTIR LA VENTAJA DE KEIKO Y
VOLTEARLE LA ELECCIÓN EN ESTA ÚLTIMA SEMANA?
–El primer debate fue muy malo para PPK y Keiko lo pasó por encima. Para este segundo
debate PPK estuvo mucho mejor, pero le faltó rematar cuando tuvo ocasión de hacerlo. La
mayoría de analistas considera que él ganó el debate, tal vez no por knock out pero ganó. En
estos últimos días de campaña debe sostener el nivel que tuvo en este segundo debate, debe
trabajar sobre el voto indeciso planteando claramente la disyuntiva que hay entre democracia y
dictadura. Es difícil revertir la ventaja que tiene Keiko, pero creo que las cosas no están
totalmente definidas.
PARA COMPRENDER EL MOMENTO POLÍTICO ACTUAL DE AMÉRICA LATINA Y EL MUNDO
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COMPRENDER EL MOMENTO ACTUAL QUE ATRAVIESA LATINOAMÉRICA NO ES POSIBLE SIN
COMPRENDER LO QUE SUCEDE EN EL MUNDO, CADA VEZ MÁS INTEGRADO POR LA
GLOBALIZACIÓN.
http://www.contextolatinoamericano.com/articulos/para-comprender-el-momento-politico-actual-deamerica-latina-y-el-mundo/#
Por Olmedo Beluche. - Comprender el momento actual que atraviesa Latinoamérica no es posible sin comprender lo
que sucede en el mundo, cada vez más integrado por la globalización. Los acontecimientos dramáticos de Brasil,
Venezuela, México o Argentina, solo pueden ser entendidos en ese marco general que aquí procuramos fotografiar en
pocas páginas:
1. Una crisis dramática atraviesa a la humanidad entera. Una crisis que ha reducido a cenizas, literalmente hablando,
países enteros en Medio Oriente (como Libia, Siria, Irak, Afganistán) y parte de África. Una crisis que conduce a
millones de seres humanos, niños incluidos, a deambular hacia los países del norte en busca de una esperanza, ya sea
que lleguen a pie desde Oriente a tocar las puertas de Europa, en pateras desde África, cruzando el río Grande y el
desierto en Estados Unidos. Esa crisis humanitaria es la crisis sin salida del sistema capitalista mundial, como la
llamado el compañero Fred Goldstein. Crisis del capitalismo depredador que saquea países enteros, lucra con las
armas, destruye los derechos sociales de los pueblos, todo para asegurar la sacrosanta ganancia de un puñado de
empresas y sus dueños.
2. Esa enorme crisis humana es más grave aún, porque también están sumidos en ella los países a los que acuden en
busca de esperanza de un pedazo de pan para sus hijos y de un trabajo, esas millones de personas. Europa occidental
y Estados Unidos están sumidos en una crisis económica de gran envergadura, con grandes segmentos de su
población sumidos en la pobreza, bajos salarios, desempleo y marginalidad. De manera que los millones de pobres
que tocan a la puerta de los países capitalistas industrializados se suman a los millones de pobres que ya viven ahí.
Una crisis humana de esa envergadura no se veía desde la Segunda Guerra Mundial y, como aquella, es una crisis del
capitalismo sin salida.
3. Pero la crisis actual tiene una dimensión adicional que no existía antes: una catástrofe ambiental gigantesca, cuyo
aspecto más dramático es el llamado cambio climático y sus consecuencias a escala global. Que también se expresa
en cada país, ya sea como polución industrial o como resultado de la destrucción masiva de la naturaleza con la
industria extractiva de minerales y el abuso de las hidroeléctricas. Catástrofe ambiental producida por la depredación
del modo de producción capitalista cuyo objetivo es una absurda e irracional búsqueda de la ganancia, pasando por
encima de la naturaleza, la gente y las comunidades. Es la crisis del capitalismo sin salida.
4. La crisis económica y humana tiene sus claras expresiones en la política. La "anomalía" que han representado en el
sistema político norteamericano las candidaturas del socialista Bernie Sanders, por los demócratas, y del
ultraderechista Donald Trump, por los republicanos, son la expresión de la búsqueda de una salida de millones de
ciudadanos que intuyen o son conscientes de que "las cosas no pueden seguir como antes". Se acerca el final de
doscientos años de estabilidad política en Washington, centro del capitalismo mundial. Europa también ve crecer las
alternativas a la izquierda y a la extrema derecha, mientras se desvanecen los partidos de "centro" (como la
socialdemocracia) que garantizaron la gobernabilidad los últimos sesenta años. Fenómenos como los indignados en
España o Francia, o el nuevo laborismo en Inglaterra, así como el crecimiento de los partidos xenófobos en Alemania
y Austria son expresiones de esa crisis del capitalismo y de la búsqueda de una salida por parte de la gente.
5. América Latina vive de manera particular la crisis de la globalización neoliberal. Tal vez su aspecto más
dramático, por ser el que destacan los medios de comunicación de masas siguiendo objetivos políticos inconfesables,
es la crisis de aprovisionamientos (tanto de alimentos, como de medicinas) que vive la República Bolivariana de
Venezuela, y las dificultades del gobierno de Maduro para resolverla. Aunque los medios no lo destacan, la crisis
golpea al conjunto de los países, no importa si gobierna la derecha neoliberal o el llamado "progresismo". La enorme
crisis social, humana y la guerra civil no declarada que vive México es otra cara dramática de la crisis
latinoamericana. Las maras de Centroamérica y el extendido fenómeno del narcotráfico, son otra cara de la crisis, así
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como la crisis social que hace décadas vive Colombia que siguen expulsando millones de emigrantes. A lo que se
suma ahora la crisis brasileña y el rápido desprestigio del recién subido gobierno derechista de Macri en Argentina, y
los problemas de la "socialista" Bachelet en Chile. Cada una a su manera, expresa la crisis sin salida del capitalismo
mundial.
6. La crisis de América Latina es, en primer lugar, una crisis de la economía dependiente y mono exportadora de
materias primas, que asiste al final del auge momentáneo de sus exportaciones (petroleras y mineras) por el creciente
estancamiento de la economía China, su principal comprador. La crisis de los precios de las materias primas, se
expresa como caída de los ingresos de las exportaciones, lo que lleva a crisis presupuestarias, que conducen a una
disyuntiva: o se rompe con el modelo capitalista dependiente y el pago de la deuda a la banca, o se cortan los
beneficios sociales (transferencias, misiones, programas de asistencia, salud y educación). Es la crisis sin salida del
capitalismo.
7. La disyuntiva que vive América Latina es concreta: o se rompe con el capitalismo, y su crisis sin salida, adoptando
verdaderas medidas socialistas (como la expropiación de la banca, la gran industria y la nacionalización del comercio
exterior), o se debe atacar a los pueblos y sus derechos sociales para asegurar los beneficios capitalistas. Los
gobiernos de derecha neoliberales, apoyados por el imperialismo norteamericano, no tienen problemas de disyuntiva,
pues saben bien de qué lado están, por lo que sus programas atacan directamente los derechos sociales y defienden el
capitalismo en su crisis agónica.
8. La disyuntiva es más dramática para los gobiernos progresistas latinoamericanos porque sufren las presiones
políticas, las campañas sucias internacionales y el sabotaje económico permanente del imperialismo yanqui y sus
socios internos de la oligarquía, para que rompan con los programas sus programas sociales o directamente cedan el
gobierno a la derecha, como pasó en Brasil o pretenden que suceda en Venezuela. Los sectores reformistas de esos
gobiernos, quienes no desean ir más allá de reformas moderadas dentro del capitalismo, creen equivocadamente que
haciendo algunas concesiones políticas y económicas a la burguesía puede salvarse la situación. Ese fue el error de
Dilma Rousseff, que derivó en su separación del poder por sus socios derechistas en el gobierno. Venezuela sufre una
agresión mayor y más descarada del imperialismo norteamericano y la burguesía interna, con un sabotaje económico
inhumano. El presidente Maduro, para enfrentar el sabotaje económico y la agresión extranjera, asegurando la comida
para el pueblo, está obligado a golpear el corazón económico de la burguesía venezolana nacionalizando el comercio
exterior, la banca y la gran industria alimentaria, apelando a la movilización popular. O avanzar a verdaderas medidas
socialistas o la derrota estará asegurada lamentablemente, como ha pasado antes en otros países.
9. Enfrentar con éxito la crisis del capitalismo requiere la construcción alternativas políticas consecuentemente
revolucionarias que comprendan que la verdadera esencia del problema está en un sistema de clases sociales llamado
capitalismo, y que la única salida es caminar hacia una sociedad sin explotadores, donde el bienestar de los seres
humanos sea el objetivo y no el enriquecimiento de unos pocos. Vencer al capitalismo no será obra de un grupito de
conspiradores, sino de la acción consciente de millones de personas que actúen y lo hagan debatiendo
democráticamente en grandes asambleas que preludian la democracia socialista, como ha hecho la juventud indignada
que se reunía en la Plaza del Sol en Madrid y que ahora lo hace en la Plaza de la República de París. Ese es el germen
de un nuevo tipo de democracia. Esa democracia asamblearia, que en Rusia llamaron "soviets", fue lo que posibilitó
la victoria de la primera revolución socialista hace cien años, y es la que parirá las revoluciones del siglo XXI, que
darán salida a la crisis del capitalismo.
10. La enormidad de la crisis humana y planetaria que ha producido el capitalismo obliga a construir una nueva
dirección política revolucionaria que supere dos obstáculos que afectan a la clase trabajadora: los partidos reformistas
que pretenden amarrar a los pueblos al carro capitalista alegando que "no hay condiciones objetivas para ir más allá";
y los sectarios, que pretenden actuar sólo con el "programa máximo", sin entender las mediaciones de la conciencia
de la clase trabajadora, sin tener la paciencia para acompañar que madure y haga sus experiencias. Como dijo
Trotsky, la revolución no tiene etapas, pero la conciencia de las masas que la deben hacer sí pasa por etapas, que no
se pueden saltar artificialmente.
101
11. La crisis actual de la humanidad se parece a la crisis de los años 20 y 30 del siglo pasado que terminó en la
Segunda Guerra Mundial, con sus 40 millones de muertos. La humanidad está en la disyuntiva que señaló Rosa
Luxemburgo: o socialismo o barbarie. Para salvarnos de la barbarie capitalista hay que construir partidos
revolucionarios que levanten un programa de lucha que combine la ferviente defensa de los derechos democráticos,
sociales y antiimperialistas, con la lucha por medidas socialistas como el control obrero, la nacionalización de la
banca y del comercio exterior. Un partido que levante con inteligencia un "programa de transición" al socialismo,
como dijera Trotsky antes de la guerra.
«SÓLO UN AUTÉNTICO MOVIMIENTO DE MASAS PUEDE CREAR LAS CONDICIONES
DE LA GRAN TRANSFORMACIÓN POLÍTICA A LA QUE ASPIRAMOS» // ENTREVISTA
A FRÉDÉRIC LORDON
por Xavi Espinet (El Critic, de Barcelona)
Traducción del catalán: Montserrat Pacheco
http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2016/05/solo-un-autentico-movimiento-de-masas.html
¿Qué llevó al gobierno socialista a decidir presentar semejante proyecto
de reforma laboral y qué simboliza la ley El Khomri?
No hay otra explicación que la ciega ideológica más absoluta. Este gobierno,
que se pretende de izquierdas, en realidad lleva a cabo una política más de
derechas que cualquier otro gobierno de la Va República. Si lo consideramos
desde el punto de vista histórico del régimen, podemos percatarnos que se trata
de un hecho político de primer nivel. Las consecuencias serán enormes y se
harán patentes muy rápidamente, y a más tardar durante las elecciones
presidenciales de 2017. Asistimos a la liquidación histórica de la
socialdemocracia francesa. En realidad, es un aligeramiento. Pero habrá sido
necesario que esta socialdemocracia se haya escurrido hacia la derecha más que
cualquier otro gobierno para que su liquidación se realice. Por lo tanto, es el
fanatismo neoliberal del Partido Socialista el que habrá conducido este gobierno
a presentar esta reforma, que ni siquiera Sarkozy se hubiera atrevido a presentar.
Con esto, se pueden hacer una idea del estado de descomposición intelectual de
este partido, que ya no tiene con la izquierda otra relación más que la simple
inercia nominal.
Pero además de esta deriva ideológica, la reforma laboral demuestra también
que el PS ha perdido totalmente el contacto con el estado real de la sociedad.
Hace falta ignorar el sufrimiento y la precariedad general de los trabajadores
asalariados para cometer la locura de agravarlo todo aún más.
Después de la paralizante derrota contra la reforma sarkozysta de la
jubilación en el 2010, Francia vuelve a bajar a la calle. ¿Cuáles son las
102
relaciones que ‘Nuit Debout’ debería mantener con la movilización
sindical contra la reforma laboral ?
Unas relaciones mucho más fuertes que las que tiene actualmente. No habrá
transformación política de gran envergadura sin movimiento popular de masas.
Un movimiento de masas adopta por necesidad en parte, la forma de la huelga
general. Y no puede haber huelga general sin la participación de las
organizaciones sindicales. Así de fácil. Pero, aunque no tengamos ninguna
certidumbre sobre el origen efectivo de una huelga general (y pueden estar
seguros de que haremos todo lo que podamos para que, como mínimo, sea
probable), es de una importancia estratégica saber agrupar a todas las fracciones
de la izquierda, habitualmente separadas por barreras sociológicas invisibles. Es
el caso de la separación entre la izquierda militante del centro de los ciudadanos
y la izquierda de las clases obreras sindicales. A pesar de todos los obstáculos,
hay una base objetiva para esta convergencia: la condición salarial. Es más, hoy
esta convergencia sería aún más fácil, ya que el neoliberalismo maltrata
ciegamente y uniformemente, incluso a su propia base social, es decir, a los
estudiantes. Futuros directivos del capitalismo, pero destinados a la precariedad
por éste y a formas de inserción en el mercado laboral cada vez más degradadas.
Estos estudiantes se esfuerzan, esperan que su trayectoria escolar responda a
sus ambiciones, y descubren amargamente que estas ambiciones se verán
defraudadas. Por lo tanto, tenemos todos los ingredientes para una confluencia
de clases sociales que su heterogeneidad mantenía hasta ahora alejadas.
No puedo acabar de contestar a su pregunta sin mencionar la existencia en ‘Nuit
Debout’ de de una comisión «huelga general» a la que tenemos que agradecer
unas primeras acciones muy concretas. Como por ejemplo haber organizado
una delegación de estudiantes que fueron el 12 de abril pasado a la estación de
Saint Lazare a reunirse con los empleados del ferrocarril a expresarles nuestro
apoyo por su lucha. Acciones como ésta son absolutamente ejemplares, y sólo
con multiplicarlas estaremos a la altura de nuestra propia consigna de
convergencia de las luchas.
Muchos analistas, más o menos mediáticos, hacen de ‘Nuit Debout’ un
fenómeno generacional. ¿Qué nos puede decir de esta juventud que se
consideraba despolitizada y que despliega su ser político fuera de los
canales institucionales?
Personalmente, me niego a encerrar ‘Nuit Debout’ en la categoría de fenómeno
generacional. En realidad, la reducción generacional de un fenómeno social es la
característica esencial del discurso mediático. Por otro lado, hay que reconocer
las cosas con lucidez : una de las razones de la acogida mediática bastante
positiva hasta el momento de la ‘Nuit Debout’ se debe a que los periodistas han
actuado, a veces sin ser conscientes de ello, de acuerdo con afinidades
sociológicas. Unas afinidades que desaparecen por completo cuando se trata de
103
movimientos sindicales clásicos y los periodistas se entregan, a veces sin ser
conscientes de ello también, a un racismo social muy claro.
En cualquier caso, la tematización generacional es la operación típica del
comentario despolitizado. Se trata sólo de «cosas de jóvenes» y por lo tanto, de
cosas sin importancia, que se evaporarán en cuanto crezcan (cuanto antes
mejor, a ser posible) y mientras, se está dispuesto a ser tolerantes, siempre y
cuando no vayan demasiado lejos. Es aquí donde nos lleva el análisis de
«generacional».
Dicho esto, querría añadir una observación personal, limitada y parcial como
todas las impresiones personales. Me da la sensación de asistir a una
efervescencia intelectual y política inédita de los estudiantes franceses y, hecho
aún más relevante, de los estudiantes de secundaria. Cada vez recibo más
mensajes, propuestas, consultas por parte de los estudiantes de secundaria. Y
les puedo asegurar que estos mensajes dejan entrever una consciencia crítica y
política muy bien desarrollada. Es un fenómeno totalmente novedoso. Los
políticos que estén en el gobierno en diez o quince años deberían preocuparse:
les esperan problemas muy serios que han empezado a madurar hoy mismo.
“Nuit Debout’ movimiento proteiforme y horizontal parece no querer ni
padrinos ni portavoces. Sin embargo, no se puede negar que usted ha
jugado un papel de primer orden y que representa una autoridad
intelectual para los «indignados» franceses. ¿De qué manera ha
participado en la génesis de este movimiento y como querría contribuir
en él a partir de ahora ?
En enero, éramos tres o cuatro, convencidos que «tenía que pasar alguna cosa»
y que «esta cosa» podía cristalizarse alrededor de la película de François Ruffin
«Merci Patron!». La posibilidad de una explosión nos parecía muy real, teniendo
en cuenta el nivel de saturación de indignación en la atmósfera social así como
la inanidad cada vez mas manifiesta del juego institucional de la Va República
con la proximidad de las presidenciales del 2017, de las cuales todos sabíamos
y sabemos que no saldrá nada interesante.
Nos rondaba por la cabeza una reproducción original de los movimientos de
plaza europeos. Un movimiento que tendría que permitir romper con el cartel
de las tiendecillas partidistas de la izquierda, atrapadas en las instituciones de la
Va República, incapaces de levantar cabeza para inventar alguna otra cosa y
destinadas a perderse por el camino con sus eternas maniobras para terminar a
menudo como comparsas en el desfile socialista. Era necesario pues un
movimiento de plaza para que la gente pudiese juntarse físicamente, pero
dejando en casa las etiquetas partidistas. Era necesario trabajar con otra lógica,
para hacer algo diferente. Elegir la plaza fue finalmente bastante fácil : la
República. Desde enero, ya teníamos en mente una actividad, en torno a la
proyección pública, salvaje, de «Merci Patron!». ¡Pero las inspiraciones de tres o
104
cuatro no bastan ! Para que se materialicen es necesario ser un buen grupo.
Después del estreno de «Merci Patron!», unas cuantas docenas de personas
acabaron reuniéndose, espontáneamente y trabajaron para que se hiciese
realidad nuestra consigna el 31 de marzo (jornada de movilización contra la
reforma laboral): «Después de la manifestación; no volvemos a casa». Son las
mismas personas que, por ejemplo, inventaron el nombre de ‘Nuit Debout’, un
magnifico pensamiento.
La gente que hoy va a la plaza, sin duda, no imagina toda la energía, la
dedicación, que esta primera ocupación de la plaza pudo suponer para los que
trabajaron concretamente en ella. Y funcionó. Están ahí desde el 31 de marzo.
Posteriormente, el movimiento ha sabido crecer de por sí solo, y ahora vive su
vida. Los que trabajaron en la eclosión han ido pasando el relevo
progresivamente. Otras energías, otras dedicaciones, se han añadido. Algún día
habrá que explicar la historia. Por ejemplo, pienso en todo lo que hacen las
comisiones «acogida y serenidad» (¡el servicio de orden!), «Logística» o «Cocina».
Todo esto puede parece muy prosaico pero sin toda esta gente, ‘Nuit Debout’ no
existiría.
Con su discurso del 31 de marzo en la «République» llamaba al «deseo
político que crea y que afirma». En plena crisis del Estado-nación y de
la política, ¿Cuál sería el sujeto de este deseo y de qué «objetos políticos»
debería apoderarse ? ¿Y qué les contestaría a los que califican hoy esta
afirmación, renovada cada noche en la «République», de puramente
voluntariosa?
El sujeto de este deseo no se puede definir ex ante. El « nosotros » se define
con el proceso mismo de sus realizaciones. « Convergencia de las luchas » es
una estenografía que dice su deseo, el deseo de ser tan grande como sea posible.
Y si se quieren nombrar más explícitamente sus componentes, nombrémoslos :
el joven urbano precarizado, las clases obreras sindicalizadas (y más en general
el mundo del trabajo), los barrios abandonados de las «banlieues». En cuanto a
los objetos de este deseo, cada uno podrá seleccionárselos. Pero lo que este
movimiento no debe hacer es abocarse a la vindicación intransigente de sí
mismo. Si su energía no se convierte en deseos determinados, en objetos
políticos explicados, continuará siendo improductivo. Conservar este sentido
del objeto supone recordar siempre su necesidad durante los debates, con la
finalidad de lucha contra la dispersión total.
Personalmente, creo en una especie de «telescopio» que sabría dar-se una
graduación de objetivos, desde lo más cercano (retirada de la reforma El
Khomri) hasta lo más alejado (redacción de la Constitución de una República
social), pasando por toda una serie de ideas «intermediarias» que debemos saber
imponer en el debate político, como por ejemplo obligar la banca a abandonar
sus actividades especulativas, para luchar contra la dispersión completa.
105
¿Todo esto es un «voluntarismo de la afirmación» ? Cierto. Pero ¿qué política
no lo es? A pesar que no puede satisfacerse de ello, la intervención política es
esencialmente performativa. Decir «hay que» es contribuir a hacer realidad la
cosa que decíamos antes que no existe efectivamente. ¡Y hay que aceptar que se
trata de una especie de intervención idéntica a la apuesta ! Pero, aunque
perdamos nuestra apuesta, la intervención política siembra alguna cosa que hará
camino : una idea, el sentido del problema, una exigencia.
Durante la revolución francesa, Sieyès enunciaba el principio de la
democracia representativa: sólo los representantes del pueblo pueden
expresar la voluntad popular. Por su configuración misma, ‘Nuit Debout’
pone en tela de juicio este principio, y en cada asamblea general del
movimiento se critica duramente la democracia representativa. ¿Cuáles
son los nuevos medios de decisión y de legitimización políticos deja
entrever ‘Nuit Debout’ ?
Lo que diré ahora puede parecer muy crítico con las inclinaciones espontaneas
de ‘Nuit Debout’ ; pero me da lo mismo. Pienso que, en una escala microscópica,
no puede haber política sin una cierta forma de institucionalización e, incluso,
de representación. De hecho, la configuración misma de la Asamblea general
de ‘Nuit Debout’ no es conforme con al modelo de horizontalidad pura que
pretende alcanzar. Por ejemplo, no hay ninguna AG sin normas: la toma de la
palabra, el tiempo de intervención, respeto de la persona moderadora, reglas de
gestos para manifestar opiniones, etc. Estas normas contienen por definición
un carácter institucional y « verticalizador » ya que se imponen a todos, son
autoría, y todos las reconocen. Ya de entrada, y a partir de esta escala, las
tenemos que ver como un hecho institucional «verticalizado». Y esto demuestra
bastante bien la inanidad de toda consigna maximalista de horizontalidad pura,
la cual, de hecho, es totalmente imposible.
La verdadera pregunta no reside en las absurdas antinomias «instituciones vs.
ninguna institución» u «horizontal vs. vertical», si no en la manera de configurar
nuestras instituciones y en los medios de contención y control de una
verticalidad, que necesariamente producimos con el simple hecho de
organizarnos colectivamente, por poco que lo hagamos.
Todo y con esto, aunque ‘Nuit Debout’ se verticalice por su propio movimiento,
puede firmemente permanecer en una configuración muy cercana a los ideales
de horizontalidad y democracia directa. Pero es indudable que esta
configuración sólo es posible gracias a su medida y escala reducidas. Por lo
tanto, es necesario saber pensar dos ideas juntas, que aunque lo parezcan, no
son contradictorias. Por un lado, la configuración institucional a escala
microscópica, o nacional, no podría ser un simple calco del modelo
experimental a escala de «République». Por otro lado, ‘Nuit Debout’ ilustra unos
106
principios genéricos que deben de guiar la elaboración de una configuración
institucional global.
¿Cuáles serían estos principios ? Subsidiariedad máxima, es decir, máxima
delegación de autonomía posible a niveles locales. Desconfianza hacia la
capacidad de apropiación que supone cualquier institucionalización. Control
activo de los representantes y de los portavoces, incluyendo la revocabilidad
permanente Organización de la dialéctica constante entre niveles superiores y
niveles inferiores, pero no entregar a los primeros el monopolio de la iniciativa,
para no convertirlos en simples cámaras de aprobación/validación. Las ideas
deben circular en ambos sentidos y los niveles superiores deben continuar
inspirándose de los niveles inferiores.
Saber extender ‘Nuit Debout’ entre las clases populares de las
«banlieues», ¿le parece una condición necesaria tanto para el éxito del
movimiento como para su legitimada? La mayoría de las clases
populares del país se encuentran en la “Francia periférica”, donde
el Front National se hace cada vez más presente. ¿Cómo puede dirigirse
a unas clases populares sin provocar la reprobación de las otras ?
Ésta es una cuestión tan decisiva que para mí es casi dolorosa. Cuando veo las
dificultades que ya se presentan a nosotros tan sólo para concertar fracciones
politizadas aunque heterogéneas sociológicamente, como las clases obreras
sindicales y las diversas familias de la izquierda urbana, puedo concebir con
mayor lucidez las grandes barreras que es necesario saltar para llegar tanto a una
parte de la población de las «banlieues» como a lo que ustedes llaman la «Francia
periférica». No insistiré ahora en todas las diferencias que oponen ambas
poblaciones… Y no debemos hacernos ilusiones: una «emergencia»
performativa como ‘Nuit Debout’ que contiene, en sí misma, suficiente poder
para volver a trabajar tan profundamente el tejido social hasta el punto de
producir en él una modificación masiva como ahora la «deslepenización». Esto
sólo lo puede conseguir una militancia local, tozuda, y a menudo invisible, que
va a la reconquista de la gente, persona a persona, o casi. Lo que sí puede hacer
un movimiento como ‘Nuit Debout’ es reconstruir dentro del panorama político
general una propuesta verdaderamente de izquierdas. Si esta propuesta acaba
dejando huellas, podrá percibirse como una alternativa para todos aquellos que
no tienen otra alternativa salvo el FN. Cabe decir que esto exige tiempo, mucho
tiempo….
En «République» afirmó que ‘Nuit Debout’ inauguraba el final de la
reducción reivindicativa de las luchas y superaba las ambiciones de la
movilización sindical contra la reforma El Khomri. Declaro la muerte del
orden político actual y milita por el advenimiento de una República
social. ¿Ya es así ? ‘Nuit Debout’, ¿Asamblea constituyente? ¿Cuáles son
107
las disposiciones que se deberían adoptar para que el movimiento se
convirtiera en ello ?
La frase «nosotros no reivindicamos nada» debe entenderse bien. Me he
percatado post festum que había engendrado toda una serie de malos entendidos,
sobre todo con los sindicatos, donde esta fórmula parecía atacar de frente la
gramática misma de la acción, la cual es fundamentalmente reivindicativa. Sin
embargo, está claro que no se trata de declarar las luchas reivindicativas
caducadas, allí donde tengan lugar; hacerlo sería tan grotesco como falto de
pertinencia.
Se trata más bien de llamar la atención sobre el hecho que las reivindicaciones,
por construcción, acaban expresándose dentro de un marco que permanece
incuestionable… cuando este marco establece incluso las condiciones misma
de posibilidad (o de imposibilidad) de ciertas reivindicaciones. Reivindicar un
aumento del sueldo mínimo, por ejemplo, está condenado al fracaso o a la
inanidad, si olvidamos cuestionar a la vez las estructuras de la globalización
neoliberal (el poder accionarial, el librecambismo desenfrenado, las
deslocalizaciones) que hacen objetivamente imposible el aumento salarial
porque estas estructuras han instalado objetivamente los obstáculos que se
oponen a ellos. El famoso TINA (There Is No Alternative) permanecerá como un
hecho hasta que no pongamos nuestra atención en el conjunto de las estructuras
neoliberales que lo convierten en un hecho y fuera de las cuales deja de ser un
hecho. Para sustituir al TINA por el TIAA (There is An Alternative), hay que
volver a crear las condiciones de posibilidad estructurales, es decir, volver a
crear el marco. Y reconstruir el marco es algo totalmente diferente a reivindicar.
Hay que abrir un proceso altamente político de reconstrucción institucional, en
el sentido más amplio del término «instituciones». Este proceso se convierte en
algo aun más trascendental cuando pretende ser un nivel constituyente, es decir
«meta-marco». Porque, ¿a quién deben dirigirse las «reivindicaciones» de una
Asamblea Constituyente ¡A nadie! Es el mismo pueblo quien se hace con este
deseo, quien lo afirma, quien lo plantea.
Ahora bien, habría que precisar la naturaleza de un llamamiento a una
Constituyente, según dos interpretaciones distintas. La primera lectura tiene que
ver, una vez más, con el registro performativo de la intervención política. Según
esta interpretación, apelar a una Constituyente sería una manera de plantear
problemas, dos en particular.

El primero: consideramos que el sistema institucional actual, el de la Va
República, está agotado, que ninguna transformación significativa del marco
puede producirse en ella, y que hay que volver a edificar de nuevo, para
democratizarlo todo de nuevo, y que vuelva a ser posible nuevamente la
expresión de diferencias políticas significativas. En el fondo, la democracia es
esto: la posibilidad siempre abierta de hacer las cosas de otra manera.
108

El segundo: una Constituyente no se impone como un juego jurídico formal y
desarraigado, sino como el medio de dar la forma jurídica más alta a los
principios fundamentales de un modelo de sociedad. Así como las
constituciones sucesivas de las repúblicas francesas (y en esto, ¡se parecen
todas !) tenían como finalidad real la santificación del derecho de propiedad,
base del capitalismo, es evidente que el proyecto de acabar con el imperio del
capitalismo sobre la sociedad sólo puedes pasar por la destitución del derecho
de propiedad y por la implantación de la propiedad de uso (se entiende aquí la
propiedad como medios de producción y no como posesión personal). Sólo un
texto de última instancia y del alcance jurídico de una constitución puede operar
este cambio, literalmente, revolucionario.
Y aquí viene la segunda lectura del llamamiento a una Constituyente. Una
lectura histórica y estratégica que nos recuerda que estamos muy alejados de un
proceso constituyente y aun más alejados si este proceso tuviese que
desembocar en una república social libre de todo derecho de propiedad (en el
sentido indicado anteriormente). Según esta segunda interpretación, positiva, la
Constituyente es la consagración de un proceso revolucionario y futuro, el cual
tiene como condición, la posibilidad de hecho. Pero a la vez, ¿por qué debemos
proyectarnos así en un horizonte casi irreal ? Porque es una manera de incluir
problemáticas en la agenda del debate público. Es una manera de afirmar,
públicamente y de forma decidida, al espacio público la existencia de un
problema con las instituciones de la pérdida de posesión. Es una manera de
mostrar que hay un problema con el imperio del capitalismo sobre la sociedad,
como la reforma El Khomri tiene la virtud de mostrárnoslo más claramente
como nunca.
Se acercan las elecciones presidenciales del 2017. Es cierto que el paisaje
político a la izquierda del PS no parece prestarse para la creación de un
nuevo partido. Pero ustedes afirman que un Podemos a la francesa sería
un grave error. ¿Por qué ?
La vía constituyente también es una respuesta a esta cuestión. Creo que
debemos salir de lo que se llama la antonimia OWS (Occupy Wall Street) / 15M-Podemos. Por un lado OWS, movimiento que ha mostrado
desgraciadamente su improductividad política (y no desprecio los efectos de
Occupy que han sabido hacerse camino a escondidas para hacer posible, por
ejemplo, la posibilidad hoy de un Bernie Sanders). Por otra parte, el 15-M,
movimiento que sólo se ha convertido en productivo prolongándose en la
forma de Podemos… Es decir, bajo la forma que traiciona totalmente el espíritu
de los orígenes. Un partido clásico, con un líder clásico, clásicamente
obsesionado por la competición electoral, y muy decidido a jugar el juego de la
manera más clásica del mundo: en las instituciones tal y como son, sin la mayor
veleidad de transformarlas.
109
El llamamiento a una Constituyente es una manera de salir de esta contradicción
de la improductividad o del retorno al establo electoral. Es necesario que el
movimiento produzca «alguna cosa», pero esta «cosa» no puede entregarse al
funcionamiento de las instituciones vigentes. Conclusión: esta «alguna cosa»
podría consistir, precisamente, en la transformación de las instituciones.
«Hay que bloquearlo todo para desbloquearlo todo», dicen. ¿Qué se debe
hacer ?
La vía constituyente. Y si su condición de posibilidad es un proceso
revolucionario, la finalidad del movimiento podría ser poner los inicios de este
proceso. Una de las mejores consignas de ‘Nuit Debout’ es «convergencia de las
luchas». Entonces, practiquémosla. Organicemos la confluencia de la juventud,
de los militantes de los centros de las ciudades, de las clases obreras sindicadas.
Y examinemos la posibilidad de recorrer camino hacia la huelga general. Sólo
un autentico movimiento de masas puede crear las condiciones de la gran
transformación política a la cual aspiramos.
Fuente: El Correo de la diáspora - www.elcorreo.eu.org.
EL CAMPO COLOMBIANO SE PARA CONTRA EL NEOLIBERALISMO
Por: Javier Calderón Castillo / CELAG
http://www.telesurtv.net/opinion/El-campo-colombiano-se-para-contra-el-neoliberalismo--201605310037.html
El censo agrario realizado en el 2014 le da la razón al
campesinado, actualmente el 77% de la tierra está en manos de
13% de la población rural, y de éste porcentaje el 30% la ostenta
un monopolio conformado por el 3,6% de personas ligadas a la
ruralidad.
Este 30 de mayo de 2016 se activó un nuevo paro nacional agrario en Colombia, tres años
después de las gigantescas movilizaciones que mantuvieron al país semiparalizado cerca
de 45 días [i]. En aquel momento, la contundencia de las acciones permitió la
conformación de la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular que en la actualidad
reúne a la mayoría de organizaciones campesinas, indígenas y afrodescendientes del país
y es el principal interlocutor del Gobierno nacional, manteniendo una mesa de diálogo que
tiene por objetivo lograr acciones estatales concretas de política pública que resuelvan la
terrible pobreza y desigualdad que viven los 15 millones de colombianos/as (32% del total
nacional) en las zonas rurales del país [ii].
Las principales vocerías nacionales de la Cumbre, advierten que la situación del campo
colombiano no ha cambiado y aseguran que los diálogos con el gobierno no han generado
acciones para mejorar las condiciones de salud, vivienda, seguridad, educación,
transporte, vías, acompañamiento financiero y técnico para la producción de alimentos que
110
nutren a la población colombiana. Tienen la impresión de asistir a un diálogo que pretende
desmovilizarlos y no cambiar nada, sienten que el gobierno intenta doblegarlos con el
ofrecimiento de 80 millones de dólares para proyectos en los 32 departamentos del país.
Consideran que el Estado, menosprecia sus demandas, pretendiendo saldar con una
pequeña suma de dinero la enorme deuda social histórica con el campo, la pobreza
generalizada, las víctimas del paramilitarismo, los daños ambientales y culturales
producidos por la megaminería en los territorios. Dicen en la Cumbre Agraria, sin
vacilaciones, que la Reforma Agraria Integral significa mucho más que 80 millones de
dólares.
Representa, como primera medida, modificar la estructura de distribución de tierras
existente en el país. El censo agrario realizado en el 2014 le da la razón al campesinado,
actualmente el 77% de la tierra está en manos de 13% de la población rural, y de éste
porcentaje el 30% la ostenta un monopolio conformado por el 3,6% de personas ligadas a
la ruralidad.
Demostrando una descarada concentración de la tierra producto del modelo de
acumulación violento impuesto en el país y materializado con el favor de la práctica
paramilitar del desplazamiento forzado, que según el mismo censo, arrebató al
campesinado 6,6 millones de hectáreas. Y para quienes piensan que la concentración de
la tierra es positiva y usan el argumento de las bondades de la productividad monopólica,
el dato que deben tener en cuenta es que el 70% de los alimentos producidos en el campo
colombiano proviene de los pequeños campesinos -que poseen o alquilan menos de 3
hectáreas-. En consecuencia, al igual que la Cumbre Agraria, podemos afirmar que el
latifundio es improductivo, ocioso y da abrigo a economías depredadoras e ilegales.
La Reforma Agraria en Colombia, significa convertir al país en una despensa alimentaria.
La vocación agrícola del país es una realidad sociológica, combatida por el neoliberalismo
desde los años 90; antes de imponerse el Consenso de Washington (las fórmulas
neoliberales) en el país, el campesinado producía el 83% del alimento total que consumía
la población colombiana, en la actualidad esta cifra ha bajado a un dramático 45% según
informa el investigador Darío Fajardo [iii]. La mutación obligada del campo por el
neoliberalismo ha sido resistida por el campesinado, con mucha organización y
persistencia en la producción alimentaria, de lo contrario, las cifras serían más
desalentadoras.
En éste nuevo paro agrario, la Cumbre Agraria reclama también una posición seria de J.M.
Santos, a quien acusan de promover un doble discurso estatal respecto del campo
colombiano. No dudan en decir, que mientras el gobierno sostiene negociaciones con ellos
y con las guerrillas sobre una reforma democrática al campo, los congresistas santistas y
uribistas acaban de aprobar la Ley de Zidres [iv] que le permite al gobierno entregar las
tierras estatales a los grandes monopolios nacionales y extranjeros con el propósito de
llevar a cabo su anhelado proyecto de un campo sin campesinos y con ocupantes
foráneos, como el magnate de la Soja argentino Gustavo Grobocopatel quien anda
111
rondando las negociaciones de la Habana para preparar su aterrizaje en 1 millón de
hectáreas habilitado por la ley neoliberal de Santos [v]. Una ley a la medida del monopolio
Monsanto.
El paro agrario, resulta también siendo una alerta, poniendo en el centro del debate las
contradicciones estatales sobre el compromiso gubernamental con la paz. Como lo definió
la Comisión Histórica del Conflicto Colombiano, la causa principal de la guerra ha sido la
imposición de una acumulación violenta de tierras en el campo colombiano [vi]. En
consecuencia, esta demostración de fuerza de campesinos, indígenas y afrodescendientes se para duro contra el neoliberalismo, que es el modelo de despojo
responsable de tanta pobreza, tanta muerte y tanta hambre.
Se espera que el gobierno le brinde las garantías al campesinado para la movilización y la
protesta social, puesto que en 2013 fueron asesinadas 19 personas, 85 mutiladas, y cerca
de 600 privadas de la libertad por ejercer el derecho a la protesta, entre ellas el directivo
de la Central Unitaria de Trabajadores, Hubert Ballesteros, quien aún sigue en la cárcel sin
un juicio imparcial y sin garantías procesales.
Terminando de escribir el artículo, supe por Telesur de la muerte del primer manifestante,
el indígena Willington Quibarecama Nequirucama.
Latinoamérica debe prestar atención y solidaridad, porque el campesinado colombiano se
para contra el neoliberalismo, que es transnacional y nos afecta a todos/as.
Disponible en: http://www.celag.org/el-campo-colombiano-se-para-contra-elneoliberalismo-por-javier-calderon-castillo/
[i] Pliego de peticiones del 2013: http://prensarural.org/spip/spip.php?article11620
[ii] Estos y otros datos relevantes se pueden encontrar en el Censo Nacional Agropecuario.
http://www.semana.com/especiales/pilares-tierra/asi-es-la-colombiarural.html y http://www.las2orillas.co/el-panorama-del-campo-tras-la-mision-rural-elcenso-nacional-agropecuario/
[iii] Fajardo Montaña, Darío (2011), consultado en internet el lunes 30 de mayo a las 16:30
hs.
http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/fsn/docs/HLPE/En_el_umbral_de_una_crisis_ali
mentaria.pdf
[iv] Para más información ver: https://www.oxfam.org/es/colombia-las-falacias-detras-dezidres-una-ley-de-subdesarrollo-rural
[v] http://www.clarin.com/politica/Gobierno-preparan-viaje-Macri-Cuba_0_1540046365.html
[vi]https://www.mesadeconversaciones.com.co/sites/default/files/Informe%20Comisi_n%20
Hist_rica%20del%20Conflicto%20y%20sus%20V_ctimas.%20La%20Habana,%20Febrero
%20de%202015.pdf
"HAY UNA ENORME POSIBILIDAD DE QUE DILMA VUELVA AL PODER"
https://actualidad.rt.com/actualidad/209046-brasil-posibilidad-dilma-vuelva-poder
112
Si hay dos senadores que revierten su voto durante el juicio político contra Rousseff, la mandataria
volvería a ocupar la presidencia del país, destaca el analista Pepe Escobar.
Dilma Rousseff: "Una oligarquía busca tumbar un Gobierno popular"
Dimite el ministro de Transparencia de Brasil por un escándalo relacionado con el caso Petrobras
La posibilidad de que la suspendida presidenta brasileña, Dilma Rousseff, vuelva al poder en el corto
plazo es "enorme", según el analista geopolítico Pepe Escobar en declaraciones a RT.
El experto sostiene que Rousseff no tiene que hacer mucho para defenderse, ya que "los cuatro audios
filtrados lo hacen por ella", en referencia a filtraciones como la que implican a Romero Jucá, el ministro
de Planificación de Brasil y senador del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB). Este
habría prometido al expresidente de la compañía Transporto, Sergio Machado, un pacto para frenar la
investigación por blanqueo de dinero conocida como Operación Lava Jato (que investiga a ambos) en
caso de lograr la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff.
El riesgo que corre Brasil es aislarse de América Latina, aislarse de los BRIC, de Rusia, China, y volver a
ser una colonia o un vasallo de EE.UU.
"Los audios están probando cómo se articuló la conspiración contra Dilma", agregó Escobar, quien
destacó que "el 60% de la población del país ya vio lo que está en juego, lo ven como una guerra entre
las élites brasileras y no le dan crédito".
Escobar pronosticó asimismo que si "este Gobierno dura más de tres meses todos los logros sociales del
anterior van a desaparecer; la gente ya está pensando en ello".
Volver a ser un vasallo de EE.UU.
"Este es un Gobierno periférico en Brasil. No son las grandes élites que dominan la vida financiera,
cultural y política de Brasil que están articulados en el PSDB (Partido de la Social Demócrata Brasileño).
Esta gente que está en el poder, los usurpadores que están en el poder, son de la élites ruralistas y
periféricas sobretodo del noreste del Brasil, lo que se llama en Brasil 'los coroneles', pero coroneles
periféricos", explica Escobar.
"La gente que realmente manda y que tiene las conexiones más importantes con el capital financiero
internacional, con Wall Street, con Washington, son la élites de Sao Paulo (…) esta gente está más o
menos aislada y está organizando su llegada al poder y de momento tienen un personaje clave que está
organizando todo esto que es José Serra, el actual ministro de Relaciones Exteriores, que quiere revertir
toda la integración de Brasil con toda América del Sur (…) quiere revertir la política exterior brasilera en
dirección de EE.UU. y quiere acabar la colaboración de Brasil en el escenario de los BRICS".
"El riesgo que corre Brasil es aislarse de América Latina, aislarse de los BRIC, de Rusia, China, y volver a
ser una colonia o un vasallo de EE.UU. Este es el gran proyecto y esta gente que está ahora en el poder
son periféricos en relación e este gran proyecto", advierte el analista.
Gabinete en problemas
El Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff, exigió la destitución de 10 ministros del Gobierno
interino de Michel Temer, a los que acusó de violar tanto la ética política como la propia Constitución.
113
La demanda fue presentada por el diputado Alfonso Florence, jefe del grupo del PT en la Cámara baja,
ante la Comisión de Ética de la Presidencia de la República, un día después de que el ministro de
Transparencia, Fabiano Silveira, renunció a su cargo en medio de un escándalo asociado a las
corruptelas en la estatal Petrobras.
En un discurso brindado este lunes, Rousseff declaró que "una oligarquía busca tumbar un gobierno
popular". "Este golpe tiene dos motivos: detener la investigación del caso Lava Jato e impedir que
continúen las políticas de inclusión social", precisó la presidenta destituida.
NUEVO LIBRO DE MÓNICA ECHEVERRÍA
MÓNICA, SU NUEVO LIBRO Y UN RECUERDO DE RODRIGO
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212894
Manuel Acuña A.
Rebelión
El 19 del presente presentó Mónica Echeverría su último libro ‘Háganme
callar’, obra interesante, destinada a resolver algunos interrogantes acerca del
comportamiento de un grupo de personas que conoció en la época en que
Fernando Castillo, su marido, se desempeñaba como rector de la Universidad
Católica. Para la escritora resulta sorprendente descubrir a personas que
quisieron una vez cambiarlo todo y, sin embargo, se desempeñan hoy no sólo
como prósperos empresarios sino, además, como políticos que han entregado
todos sus esfuerzos al afianzamiento y desarrollo sin trabas del modelo
dictatorial de sociedad. Más grave aún resulta entender que, en ese empeño,
algunos hasta han teñido sus manos con la sangre de compatriotas que no
vacilaron en ofrendar sus vidas por la construcción de una sociedad mejor [1] .
Comentando dicho libro en el Aula Magna de la Universidad de Chile, señaló
Carlos Hunneus que, a juicio suyo, la causa de dicho comportamiento se
encontraría en el exacerbado narcisismo de esos sujetos, la inmensa mayoría
de los cuales pertenecieron al MAPU, organización política nacida de la
fusión de varios grupos de jóvenes descontentos en las postrimerías del
gobierno de Eduardo Frei Montalva.
Mónica Echeverría, no obstante, intenta explicarse las causas de ese
comportamiento analizando, antes de todo, la extracción de clase de esos
sujetos, y así comenta:
“Comienzo, por lo tanto —como lo hice con mi propia biografía—, con sus
infancias, y de inmediato me percato que ninguno de ellos nació en una cuna
de oro como la mía, ni cuentan con ancestros pertenecientes a la ‘aristocracia’.
Sus orígenes, con excepción de Brunner, que es hijo de padres acomodados de
origen alemán, son modestos. Una clase media baja, sin graves dificultades
114
económicas; así crecieron la mayoría de estos niños y luego adolescentes.
Distinto fue el caso de Tironi, que vivió privaciones” [2] .
Y, pocas páginas más adelante, vuelve a repetir:
“Como comenté anteriormente, todos ellos, los conversos a que me refiero,
son de una clase media baja, con excepción de Brunner de origen alemán, que
proviene de una clase acomodada de intelectuales de buen pasar aunque lejana
a la oligarquía ostentosa de ese entonces. No obstante, todos parecen
satisfechos de su niñez, pues nunca pasaron hambre y, la mayoría, son hijos de
matrimonios estables, de buena convivencia, con la excepción de Eugenio
Tironi” [3] .
Permítasenos coincidir en algunos aspectos con Mónica. En 2002, cuando
pudimos editar la obra ‘In Memoriam’, destinada a honrar la memoria de
nuestro amigo y compañero Rodrigo Ambrosio, me hice cargo de esos
interrogantes intentando, como ella, buscar una explicación; más tarde, en la
segunda edición de ese libro pude desarrollar el tema un poco más latamente.
Como la escritora en comento, también nos aventuramos en el difícil territorio
de las clases sociales para encontrar una explicación a esa conducta y así
señalamos, al respecto:
“La ex dirigencia del MAPU, contrariamente a lo que se supone, no provenía
de los sectores de la gran burguesía. No eran vástagos de familias propietarias
de las grandes industrias, bancos o establecimientos comerciales; tampoco
hijos de grandes inversionistas extranjeros. Si bien algunos de ellos estaban
vinculados a lo que se ha dado en denominar ‘aristocracia castellano-vasca’
(por regla general, los apellidos con doble ‘erre’, apreciados en Chile, mirados
con desconfianza en España por su origen vasco) o a una suerte de ‘nobleza
criolla’ empobrecida, fuertemente asimilada en lo económico a la ‘clase
media’, la mayoría de ellos descendía de profesionales o personas que vendían
su fuerza de trabajo a empresas privadas, mixtas o públicas. En efecto: la
generalidad de esos sujetos no era ‘clase alta’ sino, por una parte, hijos de
funcionarios de rentas elevadas, empleados de algunos de los ‘poderes’ del
Estado, ex oficialidad de las Fuerzas Armadas, ex diplomáticos, ex políticos
(ex ministros, ex embajadores, ex subsecretarios y demás burocracia estatal),
con grandes aspiraciones, fuertes tendencias arribistas y mucha frustración.
Por otra, hijos de empleados u obreros a quienes sus progenitores les
inculcaron la idea de no reproducir en su descendencia la condición social que
ellos llevaron. Por regla general, vendedores de fuerza o capacidad de trabajo
con grandes aspiraciones a ser reconocidos parte de alguna de las fracciones
de clase burguesas” [4] .
BUSCANDO EXPLICACIONES A UN FENÓMENO CONDUCTUAL.
115
La extracción de clase juega, a no dudarlo, un rol en las conductas arribistas
de gran parte de la sociedad. Pero en ese cometido intervienen, además, otros
factores. Porque no existe la o una causa sino muchas que concurren para
construir una forma de actuar, para entregar una manera de proceder. Por lo
mismo, no incurre en error alguno Carlos Hunneus cuando señala al
‘narcisismo’ como un fenómeno al cual es necesario prestarle la atención
debida; pero también existen otros rasgos de la personalidad que es imposible
ignorar como lo es el ‘autoritarismo’; lo mismo puede decirse del
desequilibrio entre esas tendencias a las cuales hace mención en sus obras
Arthur Koestler que son la autoafirmante y la integradora. Todas esas
anomalías y muchas otras más se encuentran presentes en la conducta de
quienes viven dentro de una sociedad determinada definiendo los caracteres
tanto individual como social de los individuos, y no es posible ignorarlas. Sin
embargo, eso requiere de un trabajo que excede los márgenes de un artículo
como el presente.
Más importante nos ha parecido, a riesgo de contradecir a nuestra escritora,
encontrar una respuesta al fenómeno mismo de la conversión. Es decir,
intentar definir si verdaderamente esos sujetos que aparecen en el carácter
de conversos se convirtieron o no. En palabras más simples: si siempre fueron
lo que hoy son o si cambiaron en el transcurso del tiempo su manera de ser.
¿CAMBIAN LOS SUJETOS EN EL TRANSCURSO DE LA VIDA?
En el libro que dedicáramos a la memoria de nuestro amigo y compañero
Rodrigo Ambrosio, afirmamos nosotros que con los llamados conversos se
nos presenta un panorama similar al que nos entrega el amanecer o el
atardecer cuando suponemos que el sol se levanta o se ‘pone’ y olvidamos el
movimiento rotatorio de la tierra.
Porque si bien es cierto que tanto el carácter individual como el social se
forman en el transcurso de la vida, no es menos cierto que gran parte del
acervo que llevamos en nuestro interior se adquiere en los períodos de la niñez
y de la adolescencia. Y esos rasgos raramente se alteran, circunstancia que es
empíricamente comprobable. Para quienes conocimos a esos sujetos que hoy
aparecen como conversos nos resulta difícil aceptar que hayan cambiado pues
ya en sus años de militancia revolucionaria mostraban sin rubor sus rasgos
dominadores, sus ansias de mando, su autoritarismo manifiesto. Esta
afirmación es tan cierta que la propia ministra de Educación, Adriana
Delpiano, ex militante MAPU, no vaciló en reconocerlo, en cierta
oportunidad:
“ Nosotros nacimos con un compromiso social y también voluntad de poder.
Siempre se valoró en el MAPU, particularmente en el MOC, la idea de
gobierno y del aparato del Estado, muy válido para producir los cambios ” [5]
116
La conversión puede ocurrir, sin lugar a dudas, pero raramente va a
transformar a un individuo competitivo en un cooperador o viceversa; e,
incluso, a un individuo que posee carácter anal en un sujeto desprendido.
Sostenemos nosotros, en consecuencia, que los sujetos de marras no son
tales conversos sino personas que siempre fueron así. Porque, si bien es cierto
la generalidad de los jóvenes de esos años tenía aspiraciones de cambio, no a
todos les acometían tendencias o visiones ‘humanistas’. Por el contrario,
muchos de ellos creían que, situándose arriba, en el gobierno de la nación, y
reemplazando a los que gobernaban, llegaba una ‘izquierda’ que resolvería de
una vez por todos los problemas de las clases empobrecidas. Tras esa
concepción, celestial sin duda alguna, subyacía la mantención de una
estructura clases en donde se persistía en la necesidad de estatuir dirigentes y
dirigidos, sujetos que estaban destinados a gobernar a quienes tenían por
misión ser gobernados, personajes que debían estar arriba de quienes estarían
abajo. Y estas ideas eran bastante manifiestas en el comportamiento de los
dirigentes.
Como ya lo hemos señalado, la generalidad de ellos eran de carácter
‘autoritario’ [6] , gozaban en el ejercicio del mando o del poder al extremo de
manifestar comportamientos abiertamente patológicos [7] . Muchos de
nosotros nos preguntamos hoy qué hubiere sido de los verdaderos
revolucionarios si esta ‘elite’ hubiere accedido al mando de la nación y no
hubiere habido golpe de Estado. ¿Hubiere Chile tenido un nuevo Pol Pot en
esos individuos? ¿Un nuevo Stalin? Porque en el fragor de las luchas sociales
es difícil descubrir anomalías psíquicas en la dirigencia. La actividad política
impide, a menudo, descubrir al sujeto anómalo. Por lo demás, la anormalidad
cuando es generalizada se transforma en normalidad; entonces, el sujeto
normal pasa a ser anormal, en tanto el verdaderamente anormal se presenta
como normal. Herbert George Wells nos entrega una descripción maravillosa
de este fenómeno en su cuento ‘The country of the blind” cuando el joven
Bogotá llega a una comarca donde todos sus habitantes no tienen ojos y se
sorprenden cuando pueden palpar en el rostro del joven ciertas protuberancias
cuya utilidad no aciertan a comprender. El diálogo entre el doctor y uno de los
lugareños (el viejo Yacob) es revelador de esa visión de contrastes.
“Esto ―añadió el doctor, contestando a su propia pregunta― Estas cosas
extrañas que se llaman ojos,y que existen para hacer en la cara unas
agradables y suaves depresiones, en el caso de Bogotá están enfermos de tal
suerte, que afectan al cerebro. Están muy distendidos, tienen pestañas, los
párpados se le mueven y, en consecuencia, su cerebro está en un estado
constante de irritación y distracción.
―¿Si?―preguntó el viejo Yacob―. ¿Si?―
117
―Y creo que puedo decir con bastante certeza que, para curarlo por completo,
todo lo que tenemos que hacer es una fácil y sencilla operación quirúrgica, a
saber: quitarle esos cuerpos irritantes ”[8] .
UNA HISTORIA ESCRITA POR ‘MARRANOS’.
Las sociedades verticales se definen por su dirigencia; también sucede de esa
manera con las organizaciones que son piramidales o jerárquicas. La historia,
por consiguiente, no podría sino narrar los actos de quienes asumen los
liderazgos, los dirigentes, los que mandan u ordenan. La historia de una
sociedad vertical es la historia de su representación política. Aunque esa
historia no refleje en modo alguno la verdad que hay tras la misma. Y aquí
radica la extrema importancia que tiene para el conjunto social una historia
escrita de esa manera.
El MAPU no sólo muestra con extraordinaria claridad esta verdadera lucha de
clases entre los que mandan dentro de un partido y quienes no lo hacen, aún
cuando hubieren sido mayorías sino, además, revela el rol de los historiadores
que reproducen esa forma de dominación como la única verdad. Y es que para
una sociedad vertical, las organizaciones son definidas por sus dirigentes
actuales o históricos. En el caso del MAPU, éste siempre será definido por la
que fue su dirigencia pues lo oficial anula lo no oficial aun cuando esto último
sea más numeroso e indiciario que aquello. Así ha sucedido en el pasado; así
ha de suceder en el futuro si los cambios no se hacen presentes. Incluso, las
historiadoras e historiadores, con el respaldo de las universidades, insistirán
constantemente en escribir la historia basada en la legitimidad de su dirigencia
o representación, desoyendo toda posibilidad de atender a voces disidentes. Y
es que tanto la sociedad como sus instituciones y organizaciones están
estructuradas verticalmente (entre ellas las universidades). Instituciones
organizadas de esa manera jamás podrá entender ni concebir a aquellas
organizadas horizontalmente. El efecto es determinado por la causa.
Podemos comprobar algunos de esas afirmaciones recordando que, en la
guerra interna de 1891 habida en nuestra nación sólo se recuerda la muerte del
presidente Balmaceda, pero los gritos de los que fueron fusilados en la calles
de gran parte de las ciudades de Chile por la turba antibalmacedista
enardecida no son narrados en los libros de historia. Ni tampoco los saqueos
ni los incendios. No ha ocurrido de manera diferente con los que entregaron su
vida en las protestas que comenzaron en 1983 contra la dictadura. Las clases
dominadas jamás escriben la historia.
Así, pues, cuando se habla del MAPU, la historia oficial nos marca a todos los
que militamos en esa organización, aún cuando no hayamos participado en las
118
acciones reprochables que otros realizaron. El estigma de la pertenencia a esa
organización nos persigue siempre. Y puesto que las ideas de las clases
dominantes son las ideas de las clases dominadas, las alusiones vienen tanto
de los sectores populares como de los empresariales. La historia oficial del
MAPU jamás será, para los historiadores, la historia de sus humildes
militantes y de sus mártires sino la de quienes ejercen o han ejercido, dentro
de esa organización, su poder material. Y puesto que quienes lo hicieron han
sido catalogados de corruptos, todos los que militamos en esa organización
heredamos el estigma del soborno, de la corrupción y de la traición que
arrastra nuestra ‘clase dominante’. Pero esa no es la historia real de todos
nosotros. Y esa es una de las tareas que debemos realizar: hacernos escuchar,
gritar nuestra verdad.
No deja de ser irónico, pues, que estas reflexiones se nos hayan venido a la
cabeza a propósito del libro de Mónica Echeverría, presentado un 19 de mayo
de 2016 para referirse en gran medida a personajes que emigraron del MAPU
al empresariado. El MAPU fue fundado, precisamente, un día 19 de mayo
pero de 1969; tres años más tarde y en esa misma fecha, en un inexplicable
accidente automovilístico, fallecería su constructor, nuestro buen amigo y
compañero José Rodrigo Ambrosio Brieva.
Santiago, mayo de 2016
[1] Cito aquí, textualmente, a Mónica Echeverría:
“Por órdenes de Marcelo Schilling fueron asesinados cobardemente y a sangre
fría decenas de combatientes, hombres que lucharon frontalmente contra los
esbirros de la dictadura, jóvenes como Mauricio Gómez Lira, quien recibió 9
disparos y fue rematado de dos tiros en la cabeza; José Martínez Alvarado que
recibió 11 disparos en el cuerpo y fue rematado de dos tiros en la cabeza;
Pedro Ortíz que recibió 15 disparos en el cuerpo y también fue rematado de
dos tiros en su cabeza.
Los tres estaban desarmados y heridos al momento de ser ejecutados en plena
vía p+ublica, y así muchos más relatan familiares y amigos de las víctimas”
(“¡Háganme callar!”, Ceibo Producciones S.A., Santiago, 2016, pág. 160).
[2] Echeverría Yáñez, Mónica: “¡Háganme callar!”, Ceibo Producciones S.A.,
Santiago, 2016, pág. 20.
[3] Echeverría Yáñez, Mónica: Obra citada en (2), pág. 39.
119
[4] Acuña, Manuel: “In Memoriam. Rodrigo Ambrosio, constructor del
MAPU”, Editorial Senda/Senda F ö rlag i Stockholm, Estocolmo, 2010, pág.
159 y 160.
[5] La Segunda, 17 de Marzo de 2000, pág. 44.
[6] Empleamos aquí este término a la manera que lo hace Erich Fromm en su
obra ‘El miedo a la libertad’.
[7] Véase nuestra obra citada en la nota (1) de este documento.
[8] Tomado de libro de Erich Fromm ‘Psicoanálisis de la sociedad
contemporánea’. La versión original puede cnontrarse en Wells, Herbert
George: “ Complete Short Stories ” , Guild Publishing London, 1998, pág.
188.
MACRI Y EL NEOCONSENSO DE WASHINGTON
http://nuso.org/articulo/macri-y-el-neoconsenso-de-washington/
Algunas de las políticas de Macri, como el repliegue del Estado y su estrategia de apertura económica,
podrían reactualizar el Consenso de Washington.
Por Rodrigo Lloret
La caída del Muro de Berlín, de la que, en pocos meses se conmemorarán veintisiete años, supuso no
solo el fin de una era sino también un deslizamiento ideológico y una trasformación cultural en el
ámbito político. Los años noventa implicaron el más potente avance de la derecha sobre todo el mapa
político mundial, y las justificaciones ideológicas de la misma, así como el desarrollo de supuestos
teóricos, no se hicieron esperar. Francis Fukuyama anunciaba el avance irremediable de la democracia
liberal y el libre comercio en El fin de la Historia y el último hombre.Samuel Huntington, profetizaba
nuevas guerras, pero que ya no se producirían por diferencias políticas, sino por divisiones étnicoreligiosas. En definitiva: había comenzado un nuevo mundo.
El progresismo y la izquierda vivían momentos de declive. En América Latina se cultivaba la semilla de la
autodestrucción del Estado benefactor que había empezado a marchitarse desde la instauración de
sangrientas dictaduras de la década del setenta. El Estado era puesto en discusión y, junto a él, los
supuestos económicos keynesianos o desarrollistas que, en mayor o menor grado, se habían impulsado
durante algunas décadas en la región. Las dictaduras, que ya habían comenzado el proceso de
transformación y deslizamiento de criterios económico-políticos, eran sucedidas paulatinamente por
gobiernos que hacían carne en las nuevas teorías vigentes. El neoliberalismo –o neoconservadurismo en
algunos casos– tomaba impulso.
Había una promesa clara: el paraíso llegaría solo para quienes aplicasen el recetario neoliberal. Para
tener éxito, aseguraban los gurús, había que realizar un feroz recorte del sector público y desarrollar una
política de privatización de sectores antes dominados por el Estado. Aquella política de dimensión
latinoamericana pero impulsada firmemente desde los Estados Unidos, había sido bautizada en 1989
por John Williamson, economista jefe del Instituto Peterson de Economía Internacional, que sesiona en
la capital de Estados Unidos, como el «Consenso de Washington».
Aunque dicho consenso resumía una serie de recomendaciones –cuyo carácter era, por el contexto
dominante, casi obligatorio– realizadas por la triada constituida por el FMI, el Banco Mundial y el
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, casi todos los gobiernos de la región asumieron la
necesidad de aplicar el recetario. Aunque a primera vista muchas de sus políticas podían parecer lógicas
–sobre todo en aquel contexto donde el imaginario cultural conservador ganaba terreno–, los resultados
de su implementación resultaron muy diferentes al maná prometido por sus propulsores.
120
La disciplina en la política fiscal –que pretendía evitar el déficit, la eliminación de los subsidios y la
consecuente redirección de los mismos hacia el desarrollo–, la puesta en marcha de una reforma
tributaria que permitiese mayores recaudaciones, una política de tasas de interés delimitadas por el
mercado, el desarrollo de un tipo de cambio competitivo, la desregulación y liberalización del comercio,
la liberalización de las barreras a la inversión extranjera directa, la privatización de empresas estatales y
el desarrollo de una política de seguridad jurídica para los derechos de propiedad, fueron las puntas de
lanza de un nuevo modelo de desarrollo para la región.
Ese modelo económico, aplicado en América Latina en el contexto de la post Guerra Fría, no logró sus
objetivos y, más tarde, acabo siendo criticado no solo por espacios intelectuales sino también por los
tomadores de decisión regionales; fundamentalmente, desde el ascenso en la región de gobiernos de
izquierda en Argentina, Venezuela, Brasil y Bolivia. Ocurre que las recetas aplicadas no permitieron un
desarrollo en estos países y muchos menos un desendeudamiento. La crisis argentina de 2001 quizás
sea el mejor ejemplo de un caso que cumplió a rajatabla los postulados pero no pudo evitar el caos
económico y social.
Hoy, existe un acuerdo más o menos generalizado de que las políticas propuestas por el Consenso de
Washington, revistieron un fracaso. Joseph Stiglitz, uno de los más paradigmáticos críticos de ese
modelo por haber integrado el Banco Mundial (promotor de esas políticas) llegó a afirmar en su libro El
malestar de la globalización. «Si existe un consenso en la actualidad sobre cuáles son las estrategias con
más probabilidades de promover el desarrollo de los países más pobres del mundo, es el siguiente: sólo
hay consenso respecto de que el Consenso de Washington no brindó la respuesta. Sus recetas no eran
necesarias ni suficientes para un crecimiento exitoso, si bien cada una de sus políticas tuvo sentido para
determinados países en determinados momentos».
Pero en los últimos meses, a partir del declive de los gobiernos de izquierda de América Latina, que se
instalaron con fuerza durante la última década, se comenzó a repensar ese paradigma. La llegada de
nuevas derechas emergentes y el acceso al poder de gobiernos más nítidamente liberales o
conservadores reactualizó el debate. Con una furiosa crítica a las políticas de las gestiones del
progresismo, pero también con el discurso del mantenimiento de las políticas sociales, lo que entra en
juego es el análisis de si, estos nuevos gobiernos, aplicarán otra vez el recetario neoliberal.
El andamiaje aplicado por el actual gobierno argentino de Mauricio Macri –sucesor de un gobierno de
pretendido corte progresista– puso en alerta a muchos analistas y políticos de la región. Su
nuevo modelo era presentado como diferente al precedente pero también con características que no
permitían retrotraer al país a los años noventa. Aunque aún resulta prematuro realizar un análisis
dictaminatorio, muchas de sus políticas parecen estar atravesadas por el Consenso de Washington.
Ocurre que el macrismo parece repetir, a grandes rasgos muchos de aquellos postulados del decálogo
noventista que, al menos en la Argentina no tuvieron el final esperado. En ese sentido, desde que
asumió, el gobierno de Macri propuso: un fuerte recorte fiscal, un gran redireccionamiento del gasto
público en subsidios, una amplia reforma tributaria y un feroz aumento de tarifas, el impulso de un tipo
de cambio apuntalado por el mercado, la liberación del comercio, a través de la eliminación de las
trabas a las importaciones y la disminución de aranceles, promoción de ingreso de capitales extranjeros
y la promoción de seguridad jurídica, juntamente con la desregulación del mercado.
¿Es posible afirmar a estas alturas la aplicación de un nuevo Consenso de Washington? Algunas de las
políticas, como el repliegue del Estado en función de una estrategia aperturista y pro-mercado,
permiten pensarlo. Sin embargo, las medidas aún resultan contradictorias y no permiten aventurar una
respuesta unívoca. Se trata del principio de un proceso político de derecha, que se ha mostrado
contradictorio y que ha desandado caminos sinuosos. No caben dudas de que el sector público
argentino presentaba síntomas de asfixiamiento, pero es esperable que el combate a los problemas no
se reproduzca con recetas pasadas. La Argentina y la región así lo esperan.
LAS IZQUIERDAS ANTE SUS DERROTAS
por ELVIRA CONCHEIRO
http://revistamemoria.mx/?p=28
AYOTZINAPA: LAS IZQUIERDAS EN CUESTIÓN
121
Los dramáticos acontecimientos ocurridos en Iguala, que dan cuenta de la
barbarie sinsentido que se ha instalado en México y del inmenso dolor que una
parte de la sociedad sufre en consecuencia, obligan a pensar en otros términos
la problemática de las izquierdas.
Ayotzinapa se ha convertido en un símbolo de ignominia que recorre el mundo,
pero también en sentido de su posibilidad como punto de inflexión. Interpela a
todos y todas; interpela sobre todo al Estado, corrupto y autoritario que
prevalece en el país; señala al régimen político que ha evitado una y otra vez
que se haga realidad la aspiración de la mayoría de la sociedad mexicana de
abrir cauce a una transformación democrática y justa. Tragedia que pone en
evidencia la lista infame de agravios que ha sufrido México en las últimas
décadas y los negocios que desnudan a la clase empresarial de este país,
cada vez más voraz, amasando sus fortunas ahora no solo al cobijo del poder
público, sino también en un entramado que se cruza con el crimen organizado.
El crimen contra los normalistas guerrerenses permite ver el alcance que tiene
hoy el imperio de la impunidad, la corrupción en todos los niveles de la
administración y la alteración de las funciones del Estado gracias a la primacía
de los intereses privados, el deprecio y atropello al ámbito de lo común.
Ayotzinapa es un infinito y doloroso grito que interpela a todos los partidos y
fuerzas políticas del país y, desgraciadamente, en particular a las izquierdas.
Ciertamente, sobre todo al perredismo que de manera vergonzosa queda
señalado como parte de un régimen descompuesto, en el que se compran
cualquier cargo y candidatura. Pero, tanto los sucesos del 26 de septiembre
pasado como las enormes movilizaciones que han ocurrido en muchas partes
del territorio nacional a raíz de la agresión a los jóvenes normalistas, también
permiten ver el estado general que guardan todas las izquierdas en sus más
diversas expresiones; la degradación profunda de algunas; el horizonte que
limita a otras, las barreras que buscan romper sin saber cómo aquellas que se
han levantado una vez más a luchar por poner un alto a tan atroz
descomposición social y política.
Estamos en un momento en el que puede precipitarse una crisis política de
enorme envergadura, en el que las formas de la lucha utilizadas en años
anteriores, que han mostrado un claro agotamiento, habrán de ser
cuestionadas a fondo. Es la realidad la que obliga a repensarlo todo.
122
¿CÓMO ES QUE HEMOS LLEGADO A DONDE ESTAMOS?
Vale la pena señalar, por obvio que parezca, que las izquierdas concretas, de
las que hablamos en este escrito, se hacen y se deshacen, es decir, no son
construcciones inamovibles o marmóreas. Son hechuras de cada periodo
histórico que les da perfil, tareas, perspectivas; pero también son resultado de
la propia acción de quienes se inscriben en esas formaciones políticas,
hombres y mujeres que les dan a éstas posibilidades o les imponen límites.
Son fuerzas que fluyen, se mueven, crecen, se diluyen, reaparecen o no bajo
su mismo perfil, que cambian o solo se maquillan. En fin, son construcción
socio-política de la mayor complejidad que exige su propio autoconocimiento
como camino certero para alcanzar sus propósitos.
Es pertinente recordar que apenas hace casi medio siglo las izquierdas
mexicanas comenzaron con dificultades a despuntar. Después de largas
décadas sometidas a brutal persecución y marginación, animadas por las
grandes movilizaciones de sectores importantes de los trabajadores que fueron
reprimidas, a principios de los años sesenta algunas de aquellas izquierdas
asumieron la necesidad de pensar las causas profundas de sus derrotas. En
particular las izquierdas socialistas y comunistas comienzan un proceso de
debate para encontrar no solo en la represión y persecución constantes, sino
también en sus propias posturas y estrategias, las razones de esa enorme e
histórica dificultad para abrir camino a sus propuestas de cambio y convertirse,
ellas mismas, en fuerza de masas.
El tránsito a ser una poderosa corriente con importante influencia en muy
diversos sectores de la sociedad solo fue posible tras un gran número de
luchas diversas y fuertes movimientos, pero sin duda el de 1968 representó un
salto cualitativo en la medida en que la resonancia que tuvo logró que nuevos
sectores medios de la población se sensibilizaran con el discurso y las
demandas que las izquierdas venían sosteniendo. Sin embrago, la feroz
represión con que fue acallada la potente voz estudiantil y los difíciles años que
le siguieron a la matanza de la Plaza de las Tres Culturas, pospusieron la
irrupción de las izquierdas como fuerza multitudinaria hasta fines de los
ochenta del siglo pasado.
No obstante, aunque ahora se olvide, hay que señalar que las fuerzas
encabezadas por los comunistas habían comenzado a abrir el camino que les
permitió empezar a ser escuchadas hasta convertirse en punto de referencia
123
obligado de los procesos políticos de transformación democrática que muy
lentamente se desarrollaban en el país. En 1979 el Partido Comunista obtuvo
su registro electoral, el cual utilizó para llevar a la Cámara de Diputados a una
coalición de pequeñas organizaciones que levantaron en el poder legislativo,
tras décadas de monolitismo y juego ritual entre una izquierda cooptada y una
derecha dócil que solo apuntalaban al priismo, una postura independiente y
combativa que tuvo mucha resonancia en su momento.
Se remonta a aquellos años el proceso que configuró lo que de hecho guió la
acción de buena parte de las izquierdas hasta su transformación en una
combativa multitud pluriclasista: en primer lugar, la lucha por establecer un
régimen político democrático y abrir un cauce de solución popular, es decir
antineoliberal (como modalidad draconiana que entonces se abría paso como
exigencia del gran capital financiero), a una economía marcada por frecuentes
crisis; en segundo, la unidad de las izquierdas para construir la fuerza capaz de
alcanzar tales objetivos y, en tercero, ensanchar la participación electoral para
abrir espacios que permitieran dar a conocer las propuestas de las izquierdas y
conseguir cambios progresistas posibles.
Hubo entonces un interesante debate alrededor de la vinculación esencial entre
democracia y socialismo, que recién habían abierto de manera intensa los
comunistas mexicanos y que daba una enorme proyección a las acciones
políticas del momento. En esa mirada larga, la lucha por participar en los
procesos electorales tenía el sentido de ganar un espacio fundamental para
difundir grandes objetivos, hacer escuchar el programa y lograr incidir en las
políticas públicas. Se trataba entonces, y esencialmente, de una forma de
lucha que, junto a otras, buscaba acumular la fuerza necesaria para abrir paso
a cambios políticos y económicos de fondo. La política comunista de fines de la
década de los setenta de participación en un legislativo subordinado al poder
presidencial buscaba, por ello, hacer eco a su propósito fundamental:
la construcción de un movimiento autónomo de masas, el mayor reto a lo largo
de su historia y elemento ciertamente indispensable en la transformación que
se proponían.
Es indudable que aquella ruta se vio fuertemente alterada por el inesperado
resultado del movimiento que se levantó alrededor de la ruptura de la Corriente
Democrática del PRI y la figura de Cuauhtémoc Cárdenas. Más allá de
anécdotas irrelevantes, la mayor parte de las izquierdas fueron en aquel
124
momento congruentes con su proceso de autorrevisión y generosas
políticamente; reconocieron la dirección de los expriistas y sumaron sus
energías a consolidar aquella poderosa fuerza y construir una organización
nueva que dejaba definiciones ideológicas del pasado y se aventuraba en la
combinación del nacionalismo revolucionario y el socialismo en sus más
variadas corrientes.
En realidad, en el nuevo espacio organizativo que se crea y sobre acuerdos
reales que se limitaban a transformaciones bastante puntuales e inmediatas, su
acción y elaboración políticas se fueron reduciendo cada vez más a
definiciones y conveniencias del momento. El programa del PRD, por ejemplo,
elaborado en buena medida a partir del que tenían los partidos de izquierdas
que concurren a su formación, quedó en el papel como letra muerta; en su
lugar, se abrió camino el más despolitizador de los pragmatismos. Las diversas
expresiones que se habían unido fueron replegándose en sectas internas que
no defendían prácticamente ninguna idea de fondo, sino posiciones, cargos,
dineros.
Lo primero y más relevante que había dejado el movimiento del 88 era la
convicción de que las izquierdas tenían reales posibilidades para ganar las
elecciones presidenciales y a ello dedicó el PRD todos sus esfuerzos. En
realidad, el amplio movimiento que votó a la izquierda se orientó hacia ese
propósito de una manera consistente y se topó de manera reiterada con el
fraude en diversas modalidades que logró frustrar tales expectativas.
Paradójicamente, pese a la fuerza alcanzada, no se logró que el régimen
político fuese transformado sustancialmente pero sí se sofisticaron las formas
del fraude y el entramado político corrupto absorbió en su propia dinámica y
sus vicios a buena parte de las élites del PRD y de los otros partidos de
izquierda. Como tempranamente se perfiló, las divisiones internas en el seno
del que ha sido el mayor proyecto unitario de las izquierdas tuvieron como
motivo principal la disputa de los liderazgos unipersonales, así como el reparto
de cuotas de poder, de candidaturas y de cargos de dirección.
Aunque el régimen político tiene múltiples mecanismos para absorber y
subsumir a sus opositores (sobre todo a través de recursos y prácticas
corruptoras), jugó un papel decisivo el predominio en las cúpulas dirigentes de
las corrientes más entreguistas y desclasadas, mismas que hicieron posible el
125
reciclamiento de un viejo esquema de partidos de Estado, en el que el priismo
se presenta en medio de una supuesta diversidad, como el partido del centro, y
a cada uno de sus lados un partido que hace el ritual de tal juego de
“pluralidades democráticas”, uno representando a la derecha el otro a las
izquierdas. El PRD quedó rotundamente atrapado dentro de ese engranaje de
sistema de partidos de Estado, que solo ha tenido la virtud de legitimar al poder
establecido, en cuanto su dirección nacional aceptó entrar en el llamado Pacto
por México.
Pero los problemas no atañen exclusivamente a una expresión partidista. En
realidad el posibilismo, es decir, la incapacidad para imaginar y construir
rupturas políticas que abran paso a cambios de fondo, está instalado en buena
parte de las izquierdas, de forma que se actúa cada vez más en términos de lo
que se considera viable. Aparejado a esto hay, en general, un enorme atraso
político y una especie de ingenuidad que parece considerar que los cambios
ocurrirán por propia necesidad.
En este tema, lo más alarmante es que en general las izquierdas han dejado de
pensar la política en forma compleja e innovadora. Los parámetros dominantes
prevalecen y la elaboración de estrategias para alcanzar el cambio democrático
necesario brillan por su ausencia.
Parte del agotamiento y crisis de la forma partido es, justamente, que ha dejado
de ser el espacio de formación política y elaboración colectiva de las
resoluciones de carácter político, es decir, de aquellas que implican el hacer
cotidiano de las organizaciones, sus posicionamientos ante los
acontecimientos, la conducta ante otras fuerzas, las propuestas que den cauce
a la realización del programa. Cada vez tenemos más un discurso y unas
prácticas no convergentes entre lo que se propone y el cómo conseguirlo.
Todo lo anterior explica, en buena medida, el preocupante fenómeno de que a
lo largo y ancho de la gama de posiciones de las izquierdas el debate político
esté básicamente ausente. Se trata de un problema relevante y hasta
característico de las formaciones partidistas, tales como el PRD y sobre todo
de Morena, pero tampoco exclusivo. Si observamos a las otras fuerzas de
izquierda, tales como el zapatismo y otras organizaciones o la infinidad de
grupos que proliferan en ámbitos diversos (en la lucha agraria, estudiantil,
magisterial, feminista, ciudadana, etcétera), también descubriremos la ausencia
126
de debate político y de construcción compleja de la forma en que podrán
conseguirse los objetivos que se buscan.
Entre otras cosas, lo anterior ha llevado a clasificar la etapa pasada como
de resistencia. En una enorme cantidad de frentes, diversas organizaciones,
grupos, expresiones de las izquierdas, han dado la batalla para tratar de
detener la venta y el saqueo del país, las reformas regresivas de todo tipo, la
represión, la violencia de todo género; y lo han hecho con determinación, valor
y los medios a su alcance, pero con frecuencia sin mucha destreza, eficacia,
capacidad de elaboración política y estrategia de largo aliento. En apariencia
no hay demasiado discurso que construir en un quehacer defensivo.
EL ROSARIO DE DERROTAS
Ante la ofensiva de las fuerzas conservadoras y el agresivo despliegue de la
política del capital, lo que en años pasados ha quedado es la resistencia. Pero
también es cierto que el otro lado de esa postura expresa el fracaso y las varias
derrotas del camino político (implícitas o de hecho) que suscribió la mayor parte
de las corrientes de las izquierdas.
Después de más de un cuarto de siglo en el que la mayoría de las izquierdas
han persistido en una misma dinámica política se han cosechado demasiadas
derrotas y fracasos y, en consecuencia, el país entero se encuentra sumido en
un deterioro de dimensiones inimaginables. Tendríamos, por tanto, que esperar
que el ciclo abierto en el 88 esté pronto a cerrarse.
En esa perspectiva, lo primero que debemos analizar es si las expectativas de
ser gobierno y, a partir de ganar el poder presidencial lograr abrir camino a un
nuevo proyecto de nación, combatiendo las más groseras políticas
neoliberales, no es un camino que ha sido ya derrotado, al menos en la
configuración actual de las fuerzas y bajo las reglas del juego político electoral
que rige hasta ahora.
No es este el lugar para analizar detenida y críticamente las experiencias de los
gobiernos locales que formaron las izquierdas partidistas, lo cual es sin duda
muy necesario y punto de partida en el análisis de esta estrategia agotada;
pero como ejemplo de lo antes dicho, no podemos dejar de señalar que en su
totalidad esos gobiernos han estado bastante alejados de las expectativas que
127
generaron; algunos fueron francos fracasos y, otros, simples patrañas
encabezadas por quienes nunca creyeron lo que proponían en campaña. En un
país con tan graves problemas, las políticas sociales que impulsaron, sobre
todo en el Distrito Federal, son claramente limitadas, fuera del ámbito del
trabajo y para sectores focalizados; políticas asistencialistas y fáciles de ser
presa del clientelismo y la corrupción.
Por otra parte, en un recuento grueso, podemos incluso ir más allá y sostener
que lo más grave no ha sido nunca que un candidato u otro a la Presidencia
fuesen derrotados por el fraude y la manipulación de la voluntad ciudadana a
partir de prebendas y migajas de poder. Lo más relevante es que en ese
tortuoso camino se extraviaron los elementos programáticos que -como
señalamos más arriba- fueron ejes de la acción de las izquierdas más
avanzadas.
Quedó en el olvido, por una parte, el amplio proyecto democratizador que las
izquierdas venían construyendo como camino de las transformaciones sociales
de raíz, que pasaba desde luego por una profunda reforma del Estado y un
proceso constituyente, pero que ponía enorme énfasis en la democratización
de amplias esferas sociales (los sindicatos en primer lugar), para generar
progresivamente las condiciones de un autorreconocimiento de las fuerzas
capaces de impulsar la emancipación de los trabajadores. Solo esas fuerzas
podrían haber logrado mejores condiciones de vida y respeto a los derechos
laborales, aspectos primarios que definen el propósito básico de las izquierdas
todas y frente a lo cual no ha habido más que retrocesos. La lucha contra las
reformas privatizadoras, que por momentos obtuvo al menos cierto freno,
terminó siendo derrotada ante la determinación gubernamental y la embestida
empresarial que rápidamente ha redoblado el saqueo del país.
En pocas palabras, las izquierdas no han logrado avances sustantivos en la
democratización del régimen ni una salida a la situación económica que no
recargue sus costos en los trabajadores y los más miserables de la nación.
Incluso podemos decir que buena parte de esas izquierdas han abandonado la
lucha consistente y enérgica en esos campos, en parte debido a que las
reformas en el ámbito electoral y el inestable ambiente alcanzado de libertad de
expresión y movilización hicieron que algunos voceros de la izquierda legalista
decretaran una ficticia transición a la democracia que el relevo panista vino a
afirmar, convenciendo a amplios sectores de las nuevas tareas institucionales
128
de las izquierdas. De esa manera y como ya señalamos, pese a la fuerza
multitudinaria de oposición el régimen político quedó en pie y logró incorporar
en su perverso juego a importantes expresiones de las izquierdas que ya no se
reconocen en la lucha de las fuerzas populares y del trabajo.
Por otra parte, desde hace ya algunos años es evidente el agotamiento de lo
que fue el mayor proyecto unitario de las izquierdas, no solo por que el Partido
de la Revolución Democrática (PRD) hace tiempo que no logra unir a ninguna
fuerza de izquierda (solo ha sabido hacer, con fines electoreros, alianzas sin
escrúpulos tanto con el PRI como con el PAN y otras fuerzas), sino porque su
propia división es ya un proceso en curso tanto con la formación de Morena,
como por las deserciones que han ocurrido recientemente en sus filas y que,
seguramente, seguirán ocurriendo.
Ante un poderoso régimen corporativo y clientelar, las izquierdas mexicanas
sufrieron a lo largo de su historia marginación y fragmentación, lo cual les
impidió tener arraigo social y fuerza política. Paradójicamente, ese ciclo
perverso comenzó a romperse no solo por la propia fuerza de las corrientes
opositoras al priismo gobernante, sino alrededor de una corriente que emergió
del propio seno del PRI. Una izquierda, ciertamente, nacionalista y estatista,
claramente antineoliberal en términos no anticapitalistas (que los hay),
comandó el proceso de conversión de las izquierdas en una fuerza poderosa
con influencia, no solo electoral, en amplios sectores sociales, aunque en ese
camino ciertamente se perdieron valiosas características y definiciones.
Lamentablemente, la descomposición de ese proyecto y la pérdida de la
perspectiva que daba importancia a la unidad en la diversidad, está a la vista y
constituye una de las derrotas recientes más severas.
Por último, el espectro de un posible triunfo electoral (como los que
seguramente ocurrieron en 1988 y 2006) trastocó todas las formas de acción
quedando la lucha comicial, prácticamente, como la exclusiva manera de
alcanzar los objetivos de transformación. La conversión de la organización
partidista en instrumento exclusivo de los procesos electorales, además de
someterla a los fenómenos de degradación señalados, la encapsuló en las
reglas y las redes de la maquinaria estatal, secuestrando la política.
129
Durante más de dos décadas, desde 1988 hasta el 2012, un fuerte electorado
de izquierda realizó monumentales movilizaciones, que pese a su dimensión no
lograron frenar el fraude electoral y hacer valer su triunfo. Ciertamente se
produjeron algunas modificaciones legales que, sin embargo, fueron por
completo insuficientes y solo maquillaron la persistente violación de la voluntad
del voto ciudadano.
Ante tal panorama de fracasos y derrotas no debe extrañarnos que las nuevas
generaciones se pregunten si hay algo más que debió haberse hecho y no se
hizo, y, sobre todo, que cada vez más enérgicamente exigan atreverse a
pensar en que ahora hay que hacer algo diferente.
EL TERRENO DEL CAMBIO: “FUE EL ESTADO”
En la más reciente crisis abierta por los sucesos de Iguala se han expresado en
forma nítida distintas concepciones que existen en la diversidad que son las
izquierdas en México. De alguna forma, frente a los graves acontecimientos se
cayeron muchas máscaras y los actores se presentaron tal cual son. Y es que
hay momentos en que los propios acontecimientos significan en la práctica una
revisión a fondo y, sin duda, lo que hemos vivido estos meses pasados es un
cuestionamiento de las inercias que no solo juegan en contra de un cambio
sustancial, sino que pueden llevar a ser parte del juego de barbarie que azota a
México.
Lo que Ayotzinapa ha cambiado son los términos en los que se empieza a
pensar la problemática que vivimos. Atrás puede quedar el ciclo de resistencia
y de luchas aisladas, fragmentadas, que ciertamente han marcado el paisaje
nacional durante los últimos años, pero que por su naturaleza no logran
construir la fuerza capaz de alcanzar otra correlación que revierta el rumbo que
sigue desangrando al país en todos los sentidos. Atrás pueden quedar los
términos locales en los que se enfrentan los problemas; también la ingenuidad
pueril y el protagonismo oportunista que lanzó a la basura un movimiento como
el que hace unos años respondió al asesinato del joven hijo de Sicilia. Pero
quizá lo más relevante es que incluso pudiera quedar superado el horizonte
limitado que apuesta exclusivamente a la superación de la situación actual a
través del cambio de personas en el poder ejecutivo.
130
Apuntar a la idea de que la responsabilidad de los hechos criminales de los
normalistas de Ayotzinapa no recae solo en una u otra de las autoridades
directamente vinculadas sino en el Estado en su conjunto, ha abierto el
horizonte del terreno en el que deberá ocurrir el combate. En efecto, en el país
se sabe que si se modifican los gobernantes en el estado de Guerrero o se
inyectan recursos y se endurecen las políticas que llaman de seguridad (tal
como anunció el gobierno peñista), no se resuelve el problema y la justicia
seguirá ausente.
El Estado, que en México tuvo desde los años treinta del siglo pasado una
estabilidad y fortaleza poco común en América Latina, ha sufrido importantes
transformaciones acordes al proyecto socioeconómico neoliberal que lejos de
significar instituciones más democráticas y eficaces (como ofrecía el discurso
publicitario del salinismo), ha implicado un progresivo deterioro en el que la
corrupción y la impunidad son pilares fundamentales que lo sostienen, a falta
de capacidad y legitimidad.
Hoy, ese vetusto engendro de las fuerzas que expresan y trabajan
abiertamente para el gran capital, tanto nacional como extranjero, no es capaz
de garantizar las reglas mínimas de convivencia social, razón por la que la
sociedad se siente en permanente riesgo y, ante una atrocidad como la de
Iguala no tarda en ubicar con claridad quién es el responsable. La violencia que
impera en gran parte del territorio nacional, que secuestra literalmente a
porciones cada vez mayores de la población para realizar los varios negocios
que regentean los narcodelicuentes, es expresión de ese Estado “mínimo” que
los neoliberales impusieron como forma para eliminar todo control o límite a la
privatización de los recursos públicos y el saqueo de la riqueza nacional. Es
parte, por tanto, del esquema dominante el que proliferen recursos ilegales,
empresas de la extorsión, negocios de la muerte; capitales que lo mismo
explotan personas, que minerales, que órganos humanos, que petróleo. Da
igual, cuando lo que se busca es la máxima ganancia.
Por lo mismo, resulta por lo menos ingenuo pensar en que tendrá capacidad de
reformarse dentro de su propia y degradada estructura. Pero muestra con
claridad que, particularmente en México, no hay nada más complejo en
términos políticos que la formación de fuerzas autónomas, autodeterminadas,
independientes de las fuerzas dominantes; y, en cambio, es relativamente fácil
caer en las redes del poder político y reproducir las condiciones del dominio.
131
En contraposición, la perspectiva abierta por los normalistas de Ayotzinapa
deja claro que el problema no es local, no es aislado, no es pasajero; no se
resuelve con remedos de reforma y no se encontrará consuelo con reparto de
dinero. Abre, en cambio, la posibilidad de ir a una transformación de fondo a
nivel nacional que se ha postergado demasiado tiempo.
Por esa razón vuelve a hablarse de la necesidad de dirigirse hacia la
convocatoria de un nuevo Constituyente. Desde hace tiempo se ha manejado
esta idea para, como dicen algunos, alcanzar un nuevo “pacto social”,
particularmente tras la rebelión zapatista. Ciertamente, la cuestión indígena no
resuelta que dejó ver aquel alzamiento del 1º de enero de 1994, justificaba
ampliamente tal propuesta de un Constituyente que repensara a la nación
mexicana en términos pluriétnicos. Sin embargo, tal como lo mostraron los
hechos inmediatos, tanto el fracaso electoral de aquel año, como el
incumplimiento de los acuerdos de San Andrés, hay una poderosa cuestión que
suele ser olvidada: para construir un nuevo régimen político se requiere
construir una fuerza capaz de destruir primero al viejo, de lo contrario,
efectivamente, solo se están tejiendo sueños.
Los procesos constituyentes implican una crisis profunda y la clara resolución
de esta a través de la modificación de la correlación de fuerzas a favor de
quienes pugnan por un nuevo Estado. No es a la inversa. Sin duda, proponerlo
no es incorrecto, lo que es incorrecto es no preguntarse cómo se logará.
Y hay aquí, precisamente, diversas posiciones que deberían estarse
discutiendo con la mayor seriedad que el tema amerita.
Ocurre lo mismo con las formas de dar la lucha para alcanzar los propósitos del
momento actual, sobre las cuales se habla públicamente pero, como ocurre
desde hace tiempo, en términos bastante simplistas y hasta pueriles. Lo
anterior expresa la pobreza de análisis y los rígidos esquemas en los que se
hayan sumidas las izquierdas. Ejemplo del grado de enajenación de la lucha
política y la estrechez para imaginar nuevas y más eficaces formas, es que una
y otra vez se repite, incluso por expresiones muy diferentes y hasta extremas,
que solo existe la posibilidad de escoger entre la forma armada o la forma
electoral de alcanzar el cambio por el que se lucha. La reiteración de las
manifestaciones de protesta (ya fueran ante el fraude, o contra las reformas
peñistas) así como el débil ritual de lo que se llamó resistencia civil pacífica por
132
el lopezobradorismo, no han dejado de estar entrampadas por el estrecho
esquema, lo cual impide que la protesta se despliegue de maneras más
creativas.
Primero habría que debatir, en contraposición, el hecho de que, como en toda
crisis de la dimensión de ésta, se producen necesariamente muy diversas
formas de lucha de acuerdo a las diferentes condiciones locales, diversas
maneras en las que se expresa el descontento, el grado de agravios
acumulados, y un sinfín de circunstancias que las propician. El deterioro social
y político que ha vivido México se expresa, entre otras cosas, en la
fragmentación del territorio y el desigual grado en el que se instalan esos
procesos, de forma que podemos decir que tenemos muchas realidades dentro
de la realidad que es nuestra nación. Por tal motivo, es natural que las formas y
demandas sean diferenciadas, que el descontento, la protesta y las soluciones
sean diversas.
Lo asombroso ahora, tal como lo ha expresado el caso de los normalistas
desaparecidos, es lo generalizada que está la percepción sobre la gravedad de
la violencia que vivimos. En ese contexto, las formas de la lucha debieran
acercarse, al menos, y tratar de concurrir para logar conformar la fuerza
necesaria que permita alcanzar los objetivos y, justamente, hacer frente a la
violencia. Porque, sí, el problema fundamental es contar con la fuerza
suficiente.
¿UNA NUEVA CONFIGURACIÓN DE LAS IZQUIERDAS?
En términos gruesos podemos decir que está llegando a su final una
configuración de fuerzas en el seno de las izquierdas que tuvo como eje el
predominio de una corriente que, aunque se desmarcó del priismo, cargó
siempre con rasgos fuertes de su cultura política estatista y una visión corta de
los cambios necesarios, además de sus prácticas partidistas antidemocráticas
y un verticalismo que impulsó fuertes liderazgos unipersonales. Izquierda
nacionalista acogida al Estado benefactor que ante el neoliberalismo tenía
propuesta, indudablemente, pero que ha mostrado sus límites.
Pero igualmente cierto es que los rasgos de una nueva configuración no son
aún evidentes, aunque muestran una nueva radicalidad tanto del programa
como de las formas de acción. Y no son nítidas aún debido, principalmente, a
la propia incapacidad y límites que han tenido esas otras expresiones de las
133
izquierdas que expresan posiciones críticas más de fondo. Entrampadas,
muchas de ellas, en luchas locales y fragmentadas, incluso han retrocedido en
el dificultoso camino contra el sectarismo que abrieron varios movimientos
desde la década de los sesenta del siglo pasado. Unas izquierdas que saben
que el enemigo es el capitalismo pero no cómo vencerlo.
Pero tambien hay experiencias de enorme valor, como la de la Asamblea
Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que se han quedado en la memoria
y que, en su momento, jugarán un importante papel. Además, es evidente que
en el seno de unas y otras izquierdas hay fuerzas que están en condiciones de
hacer una nueva síntesis de las experiencias vividas estos últimos años y
captar el enorme descontento que carcome los cimientos del régimen
putrefacto que vivimos. Izquierdas que no se han encasillado ni en una u otra
de las posturas; que han participado sin distingo de las grandes movilizaciones,
las cuales lo mismo han sido en defensa del voto y contra el fraude que imperó,
que contra el atraco económico al que está sometido el país; o bien contra la
violencia irracional y la política militarista del gobierno; fuerzas creativas que
exigen encontrar nuevas salidas.
En esos términos, es posible sostener que en México maduran condiciones
para una extraordinaria movilización nacional que logre sumar las más diversas
luchas que a lo largo y ancho del país se han producido en años pasados.
Hemos tenido magnas movilizaciones y heroicas acciones que buscan frenar el
saqueo y la violencia, pero aún no son de las dimensiones que exige la tarea.
Se han elaborado infinidad de buenas propuestas para configurar un esquema
por completo diferente, un nuevo rumbo para el país que favorezca a las
fuerzas del trabajo, pero no ha emergido la exigencia que las reúna o sintetice
a todas.
Ahora es necesario ubicar el momento y el acontecimiento político que precipite
la crisis del régimen y reúna las fuerzas dispersas.
Mucho han logrado las movilizaciones por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa,
pero falta más. Aún es la injusticia criminal la que camina impune por todos los
caminos del país; la que llega a todos los rincones y hace insoportables la
pobreza, el hambre y la violencia; pero también es esa lacerante realidad la
que trabaja porque las izquierdas se sacudan sus estrechas visiones y estén a
la altura del reto que significa hoy superarla.
134
Contra la república de la impunidad criminal, se alzará la república de la justicia
y la democracia. Esos son los tiempos que se avecinan. Esos son los términos
en los que las izquierdas mexicanas se deberán reconfigurar.
ENTRE LA IZQUIERDA SUBALTERNA QUE NO ACABA DE MORIR Y LA IZQUIERDA
ANTAGONISTA QUE NO TERMINA DE NACER
por MASSIMO MODONESI
http://revistamemoria.mx/?p=40
En tiempos convulsionados como los que estamos viviendo, es imperativo detenerse a reflexionar sobre
el estado crítico de la izquierda mexicana, como condición para poder imaginar o vislumbrar rumbos
alternativos.
Decir que la izquierda mexicana está en crisis se convirtió en un lugar común que, aunque haya ido
apareciendo y reapareciendo a lo largo de la historia reciente, se instaló en los últimos años como una
convicción generalizada en la opinión de ciudadanos y analistas y en particular, lo que es más
significativo y disruptivo en clave histórica, en una generación entera, con una creciente animadversión
desde la masacre de Iguala y la desaparición forzosa de los 43 normalistas de Ayoztinapa. Una
generación que, desde el #YoSoy132 y pasando por el movimiento actual, se moviliza y politiza sin
rumbos claros ni cristalizaciones organizacionales durables pero con fuerza, radicalidad y potencial
subversivo que, aún en ausencia de firmes anclajes clasistas y prístinas referencias ideológicas, parece
ser la única esperanza para la construcción-reconstrucción de una izquierda antagonista y antisistémica
con cierta presencia e influencia en México.
flores 11La idea de crisis, con su polisemia, permite enfocar dos niveles problemáticos y estrechamente
articulados de la vida de las izquierdas, el del desgaste o desaparición de sus formas “efímeras”
(partidos, organizaciones o movimientos), pero también el debilitamiento y al mismo tiempo la
oportunidad de revivificación de la izquierda como movimiento histórico, como conjunto de distintas y
difusas formas de organización, como posturas y prácticas políticas surgidas de un marco común de
ideas y actitudes, en particular de una cultura de la crítica y una disposición a la lucha. Decía Gramsci
que la crisis era un interregno entre lo viejo que moría y lo nuevo que nacía, que podría traducirse, en el
México de hoy, en la sobreposición de la crisis de una izquierda subalterna que no termina de morir y la
emergencia de una izquierda antagonista que no acaba de nacer.
En el afán de contribuir a descifrar este entrecruzamiento, en los párrafos siguientes, antes de referirme
a la específica crisis histórica de la izquierda subalterna, repasaré las que considero raíces y pasajes
históricos de la crisis general de la izquierda en México para posteriormente concluir con algunas
reflexiones sobre las oportunidades que abre la coyuntura actual en la óptica de la construcción de un
polo de izquierda antagonista.
RAÍCES Y PASAJES DE LA CRISIS DE LA IZQUIERDA MEXICANA
Para evitar circunscribir el trillado tema de la descomposición del perredismo al análisis de las culpas,
traiciones o responsabilidades de los grupos dirigentes1, puede resultar útil alargar la mirada y revisar
brevemente algunos pasajes “críticos”, es decir generadores de crisis, puntos de inflexión de la
configuración-desconfiguración de las izquierdas mexicanas, evidenciando los procesos de fondo, bajo la
hipótesis que solo revirtiéndolos o subvirtiéndolos desde esta misma profundidad surgirán/resurgirán
izquierdas a la altura de los desafíos que enfrentamos.
135
La crisis de la izquierda mexicana en su conjunto tiene un trasfondo histórico y, por ello, una
profundidad societal que no se puede menospreciar bajo riesgo de caer en un voluntarismo superficial.
En este nivel, más alto y más profundo a la vez, aparece la cuestión central -solo parcialmente
condicionada por los aciertos-desaciertos de los grupos dirigentes: los vaivenes de la lucha de clases en
México no soportaron, sostuvieron o impulsaron uno o varios proyectos de izquierda antisistémica
sólidos, expansivos y duraderos sino más bien cobijaron fenómenos esporádicos e inorgánicos de
movilización.
flores 12Se podría fácilmente argumentar que eso ocurrió en México como en otras partes del mundo,
en correspondencia a una época de restauración neoliberal y, sin embargo, por lo menos en América
Latina, a contracorriente de esta tendencia general, existen experiencias mucho más significativas en
cuanto a sus resultados tantos institucionales como a sus dinámicas y arraigos sociales y, en México, en
2006 no se estuvo lejos de un escenario “latinoamericano”, es decir de una crisis política generada por
la irrupción de un movimiento popular, que podía haber dado lugar a un gobierno progresista
encabezado por Andrés Manuel López Obrador.2
Sin la pretensión de sintetizar décadas de historia del tiempo presente mexicano en unos cuantos
párrafos, me parece que es necesario señalar y posible enlistar algunos pasajes críticos, a los cuales
aludía arriba, para tratar de dar un panorama de época.
Una época que arranca en 1988, un año antes de la fecha que marca el giro de la historia mundial,
demostrando que la caída del muro de Berlín no fue el acontecimiento decisivo para la izquierda
mexicana.
El movimiento democrático de 1988, a pesar de la derrota que implicó la objetiva consumación del
fraude electoral, dejó un saldo político subjetivo y organizacional importante en tanto reanimó y articuló
varios sectores de izquierda3, al mismo tiempo hay que recordar como éstos no lograron impulsar un
ciclo ascendente de luchas y tuvieron que replegarse inmediatamente en una línea defensiva frente a la
ofensiva del neoliberalismo salinista, cuyo carácter ilusorio fue desmitificado con eficacia no por la
presión de la izquierda existente en ese momento sino por el levantamiento zapatista de 1994, seis años
después, años de resistencia que costaron muchas derrotas políticas (e ideológicas ya que fueron los
años hegemónicos del neoliberalismo) y muchos asesinatos de militantes de izquierda.
Desde 1994, el impacto del zapatismo abrió un nuevo ciclo de luchas y de antagonismo en el cual se
forjó una nueva generación de militantes que se proyectó a nivel internacional en los albores del
altermundismo e inauguró una serie de tendencias novedosas en el terreno de los imaginarios y los
discursos así como en las dinámicas organizacionales. Al mismo tiempo, a pesar de tan promisorias
perspectivas y de una centralidad simbólica y política entre 1994 y 2001, el zapatismo quedó atrapado
en la fallida táctica de forcejeo-negociación con el Estado y no logró generar una ruptura real en la
política nacional. Mientras el zapatismo alternaba resistencia local en Chiapas, presión y agitación a
nivel nacional, el PRD -después de la decepción de la elección presidencial de 1994- ganaba espacios en
gobiernos estatales con la esperanza de un lenta acumulación de fuerzas, una larga marcha en las
instituciones que se estrelló en la alternancia gatopardista orquestada por PRI y PAN.
Apenas un sexenio después del histórico levantamiento de 1994, en 2000, el sistema político se
reconfiguró en un nuevo formato conservador, pasó del derrumbe del salinismo, de la crisis múltiple y
orgánica (económica, del neoliberalismo hegemónico y del sistema de partido de Estado) a una lograda
reconfiguración conservadora, al eficaz cierre de filas de las derechas mexicanas. Mientras tanto, es
cierto, no dejaban de darse luchas sociales, obreras, campesinas, indígenas, ordinarios escenarios de
conflicto y de antagonismo difuso, irreductibles en sociedades capitalistas, pero tendencialmente
dispersos, efímeros, sin producir acumulación ni articulación política y con resultados contradictorios,
generalmente no alcanzando sus demandas. La persistencia de un entramado de organizaciones
136
gremiales tendencialmente progresistas, clasistas y combativas es condición necesaria pero no
suficiente para que prospere una izquierda antagonista y antisistémica.
En este clima conservador se inserta la retirada del EZLN después de la Marcha del color de la tierra en
2001, a raíz del incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, cuando dejó de asumir iniciativas
políticas de alcance nacional y se replegó en la construcción de la autonomía de hecho, para volver solo
4 años después a lanzar la propuesta de La Otra Campaña. La huelga de 1999 en la UNAM puede servir
de ejemplo de lo contradictorio de las luchas de esta época. Un movimiento que arrancó con fuerza y
legitimidad y obtuvo resultados objetivos al impedir la introducción de las cuotas, posteriormente se
fragmentó, enroscó y terminó con un lamentable saldo negativo en términos subjetivos, restando más
de lo que había logrado sumar respecto de la construcción de espacios de organización y capacidades de
movilización. El mal sabor de boca que dejó la huella del 99 no se debió tanto al desenlace represivo
sino a que una victoria concreta, el ejercicio del poder de veto de frenar la reforma que abría la puerta a
la privatización en la UNAM, se convirtiera en una ocasión perdida para fortalecer a la izquierda adentro
y afuera de la universidad y contribuyera más bien a debilitarla.
flores 15Entre 2001 y 2005, entre el repliegue del zapatismo y la involución institucionalista del PRD, las
esporádicas y desarticuladas luchas sociales quedaron huérfanas de referentes políticos izquierdistas y,
en el mejor de los casos, generaron y sostuvieron valiosas trincheras comunitarias. La coyuntura de
2006 llegó así, como lo había hecho el zapatismo en 1994, como un relámpago en un cielo despejado,
luminoso pero efímero, espectacular pero solitario, anunciando una tormenta que no llegó. Por no ser el
producto de una acumulación de fuerzas en el contexto de un sostenido ciclo antagonista de
intensificación de lucha de clases, no logró provocar una ruptura sistémica, ni siquiera una brecha
política a nivel institucional, como ocurrió en varios países latinoamericanos alrededor de ese año.
En las grietas que se abrieron en el temblor político de 2006 se vivieron experiencias de movilización de
gran magnitud e intensidad que polarizaron la sociedad mexicana y reavivaron el clasismo –aún en una
versión plebeya- como principio político-ideológico en un país en donde el interclasismo había sido
históricamente, desde la revolución de 1910-20, el dispositivo hegemónico, de la mano de su correlato
nacionalista, más recurrente y eficaz. Por el persistente peso cultural del nacionalismo revolucionario y
por la paralela histórica falta de influencia de masas de las izquierdas socialistas, el epicentro discursivo
del conflicto, aún con sus referencias a los pobres y la organización-movilización popular, no rebasó el
umbral y el perímetro de la ideología de la revolución mexicana.
Las expresiones más radicalizadas, como la APPO y La Otra Campaña, si bien representaron cabalmente
el clima explosivo y antagonista de la coyuntura, quedaron inexorablemente en segundo plano, la APPO
marginalizada por su carácter regional y posteriormente desmantelada por la represión, la OC
fundamentalmente por el desatino táctico de haber escogido incursionar en el debate electoral
asumiendo a AMLO como enemigo principal y posteriormente por haber despreciado el movimiento
contra el fraude.
Como en 1988, la lucha contra el fraude de 2006 fue una gran experiencia de subjetivación política y
generó y revitalizó el tejido organizacional de base, volvió a conectar formas y lugares de la lucha
política y social pero, al mismo tiempo, a nivel objetivo, no dejó de ser una derrota, con el rebote
subjetivo que esto implica. En efecto, el fraude se consumó y, además, resultó sorprendentemente
exitosa la estrategia del gobierno de Felipe Calderón de desatar la “guerra contra el narco” ya que, a
nivel político, le permitió no sólo atrincherarse y legitimarse detrás de la investidura presidencial de Jefe
de las Fuerzas Armadas sino que, sobre todo, al generar un clima bélico, reconfiguró totalmente la
agenda política, desplazó el clivaje neoliberalismo-antineoliberalismo que había ocupado un lugar
importante en 2006 y logró despolitizar el debate centrándolo en el tema securitario, con toda la carga
reaccionaria que lo caracteriza.
137
Así se entiende, más allá de los perfiles personales, que un presidente que, como Salinas, tomó posesión
en medio de las protestas, no se limitó a la ordinaria administración como Vicente Fox sino que, una vez
debilitada la oposición, respondió a sus grandes electores al retomar la agenda privatizadora neoliberal,
atacando frontalmente al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) para eliminar un obstáculo a una
futura privatización, como puntualmente se verificó con la reforma energética impulsada por el
gobierno posterior.
flores 33Las luchas sociales del periodo, más allá de la ordinaria resistencia, oscilaron entre el heroica
pero trágica defensa del SME a la exitosa oposición a la privatización del petróleo impulsada por el
naciente Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Los ecos de las movilizaciones del 2006 se
dispersaron entre el sonido de las balas y la criminalización de la protesta que fue el corolario,
intencionalmente calculado, de la militarización del país. Los movimientos pasaron a la defensiva tanto
por el cambio del clima político como para defender a los suyos de las violaciones a los derechos
humanos y la judicialización de la protesta, la legalización de la persecución política. Solo en este
contexto militarizado, resistencial y de debilidad de la izquierda –con un PRD ya dominado por Nueva
Izquierda y la fundación de Morena en 2010- se puede entender la emergencia y la centralidad que
adquirió temporalmente el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) encabezado por el
poeta Javier Sicilia.
Bajo este mismo prisma se puede explicar porqué las elecciones de 2012, a pesar de los agravios
acumulados, no fueron igualmente disputadas que las de 2006. No tanto o no solo por la imposición
construida mediáticamente sino por una correlación de fuerzas que, desde el episodio de 2006, volvió a
reconfigurarse a favor de las clases dominantes. Por ello, mientras la nueva y moderna izquierda
perredista estaba absorbida en la pragmática palaciega y el movimiento obradorista era incapaz de
cumplir sus proclamas, el desafío mayor surgió desde afuera, al margen de los equilibrios políticos
establecidos a lo largo del sexenio, desde el grito de indignación de la juventud confluida en el
movimiento #YoSoy132.
Sin embargo, la espectacular pero efímera trayectoria de este movimiento respondió a un patrón
bastante difuso en nuestros tiempos: en medio de la resistencia difusa, con izquierdas políticas débiles
y/o poco presentables, surgen esporádicos estallidos de movilización que sacuden a la sociedad pero no
logran generar una ruptura, ni dejar un legado organizacional durable, sino un bagaje de experiencias
significativas que no desaparecen pero tienden a dispersarse.
LA CRISIS DE LA IZQUIERDA SUBALTERNA
A este patrón parece corresponder también la coyuntura actual, a menos que no intervengan elementos
y factores que catalicen la indignación y la movilización, que la politicen, clasifiquen (en el sentido de
clase) e izquierdicen.
Que esto ocurra implica una dinámica antagonista que opere a contrapelo de lo que traté de sintetizar
en el breve recuento anterior. La idea de izquierda refiere de la concreción político-ideológicoorganizacional de un movimiento real y, en este sentido, la disociación entre las luchas y cualquier
forma de concreción izquierdista es el parámetro desde el cual se puede evaluar tanto el alcance como
la reversibilidad de la crisis en curso.
Izquierda-partido e izquierda-movimiento son ámbitos que históricamente suelen contaminarse
mutuamente ya que los partidos surgen y se desarrollan en el ambiente izquierdista de las luchas
sociales, ambiente difuso que los partidos pretenden estructurar, densificar y politizar y viceversa, las
prácticas difusas se retroalimentan o se proyectan hacia perspectivas, referencias y modalidades
organizacionales que les otorgan fuerza, coherencia y sentido en relación con la contienda por el poder.
138
Sin embargo, este vínculo orgánico, que en la práctica nunca opera perfectamente, en México parece
haberse irremediablemente roto por la separación cuando no contraposición, por una parte, entre los
tres polos de la izquierda partidaria, el PRD en su versión Nueva Izquierda, los defensores del PRD
histórico (las corrientes opuestas a NI y lo que queda del neocardenismo) y el posperredismo
obradorista organizado en Morena y, por la otra, el campo más difuso y diverso de posturas y militantes
en movimientos, organizaciones sociales, colectivos, otras expresiones que habitan distintas trincheras
de la sociedad civil hasta llegar a expresiones individuales.
Si esta fractura es un abismo, evidente e irreversible, para el caso del PRD novizquierdista, también es
visible en el caso de los nostálgicos del PRD histórico y cabe preguntarse si Morena tiene recursos éticos
y políticos para mantenerse vinculado y anclado a la izquierda difusa y para convertirse en un
instrumento político que la potencie, y viceversa ser percibido como tal, y hasta qué punto puede
sostenerse y expandirse como proyecto de organización social y no solo de recambio de cuadros en los
espacios de representación o de gobierno local.
Si el síntoma es la fractura y la distancia entre la izquierda partidaria, institucionalista y electoralista y la
izquierda socialmente difusa, queda por detectarse la enfermedad. ¿Qué es lo que está en crisis o la
generó? Después de haber señalado el proceso general de la luchas de clases en el apartado anterior
cabe preguntarse si no existe un crisis de proyecto. ¿Qué proyecto? ¿El proyecto de la Revolución
Democrática de 1988 o su versión más institucionalista que se desarrolló a partir de 1997 o el proyecto
de Nueva Izquierda que se vuelve totalmente dominante después de 2006? ¿Se trata de tres variantes
de una misma línea política fundamentalmente institucionalista o de una progresiva deriva hacia el
institucionalismo exasperado de Nueva Izquierda?
La descomposición del perredismo -que arranca ya de tan lejos que puede confundirse con su misma
trayectoria histórica- se presenta fundamentalmente como moral, como una progresiva pérdida de
valores a costas de un correspondiente aumento de corrupción, en los sentidos amplio y restringido de
la palabra. Al mismo tiempo, y sin negar la profundidad de lo anterior, si de izquierda estamos hablando,
es decir de un proyecto de transformación social, y no solo del clivaje honestidad/corrupción, la crisis
del PRD es política en toda la amplitud de la palabra.
flores 13Desde la reforma de 1978 que legalizó a las izquierdas socialistas abriéndoles la puerta de la
participación electoral, pero de forma acelerada a partir de 1997 cuando empezó a ocupar espacios de
gobierno, los énfasis y los acentos se fueron recorriendo del uso instrumental de la democracia electoral
y representativa para visibilizar y promover la lucha de clases que sostenían las izquierdas socialistas al
uso clientelar de la organización popular como plataforma para sostener candidaturas y garantizar
reservas de votos. De ser un recurso para sostener el antagonismo, la participación electoral desató un
circulo vicioso de producción y reproducción de la subalternidad. El institucionalismo, con su corolario
de electoralismo, se convirtió en el rasgo que caracterizó la forma del partido, sus prácticas y
tendencialmente también su discurso, la matriz que le confirió un inequívoco rasgo subalterno tanto por
su subordinación frente a otras fuerzas (políticas y económicas), como porque impulsa la conservación
de las estructuras de dominación y, por lo tanto, la perpetuación de la condición de subalternidad que
las caracteriza.
La crisis del PRD es, por lo tanto, una crisis del institucionalismo de izquierda. Una crisis que se
manifiesta inclusive en sus propios parámetros ya que, salvo en el DF, este giro no permitió alcanzar los
resultados electorales ni logró una duradera penetración institucional, elementos que eran presentados
como los objetivos de cara a los cuales se justificaba el vuelco electoralista y la paulatina y consiguiente
desizquierdización en aras de promover una alianza interclasista.
139
A pesar de los resultados electorales decepcionantes, la disputa por la penetración institucional dejó
paulatinamente de ser una mera cuestión táctica, se asentó como fin estratégico y pasó a ser un
elemento constitutivo, la razón de ser de la existencia de una fuerza política inexorablemente
institucionalizada en su concepción de la política y del cambio social, aunque mantuviera, hasta cierta
fecha, alguna base social organizada y uno que otro lazo con organizaciones y movimientos populares.
A lo largo de su historia el perredismo en su conjunto fue diluyendo su “diversidad” izquierdista, su
contracara movimientista y el alcance transformador del proyecto de revolución democrática en una
progresiva deriva institucionalista, electoralista, concertacionista, de conciliación con el gobierno y los
dos principales partidos de derecha en México, confundiéndose siempre más con el PRI al incorporar de
forma creciente prácticas, tradiciones y cuadros priistas. El PRD terminó pactando su ingreso subalterno
a un proyecto partidocrático de dominación política, asumiendo la tarea política de sostener la sumisión
de las clases subalternas, subordinando sus intereses a los de las clases dominantes. La transición de un
sistema de partido de Estado se orientó paulatinamente al bipartidismo PRI-PAN para culminar en el
tripartidismo de Estado al ingresar el PRD al pacto partidocrático. En esta deriva la noción de izquierda
terminó siendo simplemente geométrica y por ello sistémicamente aceptable, una distinción formal sin
ningún trasfondo real, aséptica, legitimadora y no amenazante, con el único rasgo distintivo, más allá de
la episódica retorica nacionalista anti-privatizadora, de una mayor atención hacia la política social, como
ocurrió con los gobiernos capitalinos, sin que ello implicara rebasar el asistencialismo que caracterizaba
los políticas públicas priistas pre-neoliberales.
Es cierto que Morena surgió en contraposición con varios aspectos de la deriva institucionalista
encarnada por Nueva Izquierda y que sostiene posturas que, en varios puntos substanciales, la
distinguen (más progresista, más nacional-popular, más basista-movimientista, más opositor, más
atento a la cuestión ética, etc.).
Al mismo tiempo, es evidente la oscilación o ambigüedad según los escenarios y los interlocutores de los
discursos y las prácticas de un movimiento cuya base social es, en varios lados, genuina expresión
organizada de las clases subalternas pero la mayoría de los cuadros y la dirigencia provienen de grupos y
fracciones formadas en el PRD, muchos de ellos con antecedentes en el PRI.
En 2010, en vísperas del surgimiento de Morena sugerí que esta nueva organización drenaba el alma
política e histórica del PRD4, el proyecto de revolución democrática, dejándolo como cascarón, como
sigla que podía sobrevivir nominalmente pero que moría substancialmente en tanto se vaciaba de su
sentido político e histórico.
En este sentido, si bien es cierto que Morena está avanzando un proyecto político sensiblemente
distinto al de Nueva Izquierda, al mismo tiempo, en sus elementos ideológicos fundamentales, en
particular el institucionalismo como marco y horizonte político, no deja de ser el del PRD histórico y, en
este sentido, no rompe con la lógica de una revolución democrática acotada a los marcos institucionales
vigentes, no sale del circulo de reproducción de la subalternidad.
Morena, aunque muchos, en particular Cuauhtémoc Cárdenas, no quieren reconocerlo, intenta refundar
el PRD o, si se prefiere, actualizar este proyecto histórico, con la única diferencia de un perfil plebeyo y
de base más marcado, de un discurso más confrontacional y de un menor peso interno de cuadros y
grupos con relativa independencia del liderazgo carismático. Por lo demás, en lo substancial, no hay
mayores diferencias ideológicas ni de proyecto.
Al margen de sus aspectos coyunturales, la crisis de fondo que aflora en la coyuntura es una crisis del
proyecto histórico en su conjunto y, por ello, la recuperación de la pureza de los orígenes que evocan
tanto Cárdenas, explícitamente como López Obrador implícitamente5, parece insuficiente para ofrecer
140
una salida a la altura de las circunstancias, que implica una refundación de la izquierda como fuerza
antagonista y antisistémica que se nutra fundamentalmente de procesos de politización, organización,
movilización y radicalización.
Considero por lo tanto que, a la luz de un avanzado proceso degenerativo y del acontecimiento
precipitador de la desaparición de los 43, se cerró definitivamente el ciclo histórico iniciado en 1988, un
ciclo protagonizado por una forma determinada de la izquierda mexicana. Frente al fin del ciclo, que sin
duda como todo proceso histórico puede durar unos años, lo que se abre es un necesario e inevitable
proceso de refundación de la izquierda que implica, aún en medio de inevitables elementos de
continuidad, fuertes dosis de ruptura y de discontinuidad que, desde mi perspectiva, no pueden ser
procesadas desde los espacios partidarios existentes, sus cuadros, sus coordenadas ideológicas y sus
culturas políticas. Aunque es posible que estos espacios no desaparezcan e inclusive, en el caso de
Morena, crezcan y prosperen electoral e institucionalmente, el grado de discontinuidad que se requiere
para superar la crisis tendrá que emerger de un factor nuevo, posiblemente generacional. Dicho de otra
manera, una izquierda antagonista y antisistémica que corresponda a la crisis sistémica, tanto política
como socio-económica, solo puede surgir desde el exterior del perímetro sistémico en el cual se colocó
históricamente el PRD y siguen colocándose sus distintos herederos novizquierdistas o posperredistas
que sean.
EL ANTAGONISMO COMO OPORTUNIDAD
Aunque no se compartan sus posturas y hasta se les atribuyan más o menos graves responsabilidades
políticas, la crisis histórica de la izquierda institucionalista y subalterna es objetivamente un dato
negativo porque debilita el campo popular y, como señalé en el primer apartado, es consecuencia –y no
solo causa- de una serie de derrotas acumuladas por el movimiento popular en su conjunto. No cabe
duda de que estaríamos infinitamente mejor si fuera el institucionalismo de la izquierda subalterna el
proyecto político dominante en el país. Al mismo tiempo, su crisis deja un vacío que despeja el terreno y
abre una ventana de oportunidad.
Como ya señalamos, en medio de la persistente subalternidad, en México es recurrente la emergencia
de expresiones socio-políticas de antagonismo, de ciclos de movilización y radicalización, como el que
caracteriza las actuales protestas por la desaparición de los 43 normalistas que –además de su valor
humanitario- son un recurso de valor inestimable porque en el torrente de las luchas se forjan
experiencias, fuerzas y posturas de las cuales se puede nutrir un proyecto de izquierda antagonista y
antisistémica, una izquierda cuya construcción puede y tiene que arrancar de los elementos fecundos
que habitan nuestro presente.
Antagonista en cuanto surge y se retroalimenta de luchas franca y abiertamente antisistémicas que, en
la configuración sistémica mexicana actual, implica una postura antineoliberal y antipartidocrática –es
decir adversa a lo dos niveles sistémicos, económico y político, del esquema de la dominación en su
formato actual-, no forzosa ni plena o inmediatamente anticapitalista, aunque el anticapitalismo sea,
pueda o deba ser un ingrediente necesario que opera en el trasfondo de los procesos concretos y sirve
de referente y orienta como horizonte emancipatorio.
Para que el potencial antagonista que se expresa en la movilización y la lucha social actual en México
cristalice en una alternativa política antisistémica, es necesario, como es obvio, revertir la tendencia a la
dispersión, canalizar la politización generacional en un proyecto que tenga densidad y durabilidad
organizacional, partiendo del núcleo de activismo estudiantil pero transcendiéndolo, incluyendo
sectores de las clases subalternas organizadas o susceptibles de ser organizadas, en una estructura
federativa que permita procesar las diferencias pero articular en torno a ideas y prácticas comunes que
permitan sumar fuerzas.6
141
Solo la presencia prolongada de un actor socio-político plural pero articulado, surgido de este ciclo de
movilización pero que se mantenga en el tiempo, puede evitar que esta coyuntura desemboque en un
escenario conservador o en otro francamente reaccionario o, lo que es más probable, una combinación
de ambos, de reacomodos cupulares y dosificadas pero contundentes medidas represivas.
Solo la intervención de una voluntad de izquierda puede aprovechar la coyuntura de inestabilidad del
régimen -una crisis de consenso que no de hegemonía (que nunca tuvo ni se propuso tener al asumir la
agenda neoliberal)- y orientar un improbable pero posible desenlace progresista. Improbable porque
implicaría revertir abruptamente la inercia de los últimos años y las tendencias y los patrones
anteriormente señalados, requeriría una modificación substancial de la correlación de fuerzas a partir de
la irrupción de un movimiento cuya cualidades son difíciles de darse, en particular en el actual contexto
mexicano, después de tantas derrotas y tantas retiradas hacia prácticas resistenciales, incluida la
debilidad de la izquierda subalterna que hubiera podido ser un recurso transitorio, para una hipótesis de
gobierno de transición. Improbable pero posible, no por invocaciones utópicas sino porque, como nos
demuestra el movimiento actual, la historia de la lucha de clases y del antagonismo político no terminó y
las posturas antisistémicas se mantienen vivas bajo las cenizas en tiempos de resistencia para resurgir,
como aves fénix, cuando vuelven a arder las brazas y se enciende, politiza y radicaliza el conflicto social.
En este sentido, un escenario tendencialmente progresista podría ser no tanto la improbable caída de
este gobierno y su substitución con otro de signo opuesto, sino el desplazamiento de los equilibrios
políticos generales, el arranque de un proceso de construcción de nuevas formas de organización
sociales y políticas de las izquierdas antagonistas y antisistémicas que operen como contrapoder7, que
hagan contrapeso real y permanente e inauguren otro periodo, revirtiendo el de las derrotas que
enumeramos en la primera parte de esta reflexión, un periodo de acumulación de fuerzas.
Esto depende de muchos factores, no todos al alcance de la voluntad militante de los activistas, que es,
no obstante, una condición necesaria, la variable subjetiva sin la cual no habría ni movilización, ni crisis
de régimen como tampoco crisis de la izquierda subalterna y, por ende, no valdría la pena de escribir y
de leer estas páginas. Pero, a pesar de tantas derrotas acumuladas, aquí estamos y esto indica que vale
la pena pensar en la crisis y el antagonismo como oportunidad.
MEMORIA 253. 2015-1
NOTAS
1 De lo cual se deduce que se podría/debería substituirlo con otros, salvo considerar, como hacen
algunos, que “son todos iguales” con lo que se concluiría “que se vayan todos”, para después
eventualmente constatar que se quedaron los mismos.
2 Esto no implica idealizar a los gobiernos progresistas latinoamericanos que, en sentido crítico,
caracterizo como revoluciones pasivas para enfatizar la dimensión de la desmovilización y del control
social, ver “Revoluciones pasivas en América Latina. Una aproximación gramsciana a la caracterización
de los gobiernos progresistas de inicio de siglo” en Massimo Modonesi (coordinador), Horizontes
gramscianos. Estudios en torno al pensamiento de Antonio Gramsci, FCPyS-UNAM, México, 2013.
142
3 Aún cuando, como lo argumenté en un libro hace más de 10 años (La crisis histórica de la izquierda
socialista mexicana, Juan Pablos, México, 2003), el nacimiento del PRD implicó la muerte de las
izquierdas socialistas mexicanas, el cierre del ciclo histórico de otra “forma” de la izquierda mexicana.
4 En un artículo escrito en 2010 sostenía lo siguiente: “El surgimiento de un partido-movimiento que
relanza el proyecto nacional-popular como Morena drena la esencia política y el espíritu histórico del
PRD. La prolongada crisis del PRD desembocó en su muerte clínica como expresión de un proyecto
histórico, aún cuando se prolongue la existencia de un instituto partidario con el mismo nombre y otras
características. En este sentido, como contraparte, se terminó también la tan problemática y polémica
crisis del PRD porque, con esta mutación genética, se rescinde el vínculo con el pasado. Que siga
existiendo o menos un PRD en México, ya no será el heredero legítimo del “partido del 6 de julio””,
“México: el crepúsculo del PRD” en Nueva Sociedad, núm. 234, Buenos Aires, junio-agosto de 2011.
5 Aunque AMLO tenga su propio referente del “estado naciente” de su propio movimiento entre 2005 y
2006.
6 Aparecen, en el movimiento actual, viejas y nuevas líneas de contraste y debate en torno a la
definición del proyecto, de la idea de Estado y de autonomía, de los tiempos y ritmos de la
confrontación y la transformación social, del papel y el lugar de distintas formas de violencia en la lucha,
de las formas de organización.
7 Para eventualmente convertirse en un polo de poder en un escenario de poder dual, tal como fue
teorizado por Lenin y Trotsky y posteriormente por René Zavaleta en relación con los procesos
latinoamericanos, en particular Bolivia y Chile.
LA “TORMENTA PERFECTA” DE LA DERECHA EN AMÉRICA LATINA
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Nydia Egremy
http://www.buzos.com.mx/revhtml/r718/principal.html
Apartar de la presidencia brasileña a Dilma Rousseff, procesar a la
expresidenta argentina Cristina Fernández y revocar la gestión de Nicolás
Maduro en Venezuela, son fases del eficaz plan del imperialismo
estadounidense y las oligarquías regionales para impedir la soberanía de
Nuestra América. Espiar, judicializar la política, construir percepciones y
quebrar a los adversarios es la estrategia de los poderes fácticos que,
bravucones, advierten que van por el resto de gobiernos progresistas.
Inquieta la tardía e indolente reacción de las izquierdas ante esa tormenta
perfecta –que se veía venir– y que deja a los ciudadanos solos, divididos y
desalentados.
Dilma Rousseff, 29 ministros, banqueros, su propio asistente y la empresa
Petrobras fueron espiados por la Agencia Nacional de Seguridad (ASN) de
Estados Unidos, según divulgó en 2013 el excontratista de la Agencia Central
de Inteligencia (CIA) Edward Snowden.
143
Casi tres años después, el pasado 12 de mayo, asumía como presidente
interino de Brasil Michel Temer, informante de Estados Unidos desde 2006,
según WIKILEAKS. Ambos hechos ilustran cómo velan por sus intereses
estratégicos en la región la superpotencia, el capital trasnacional y las
oligarquías locales.
Desde el año 2000 el imperialismo y las élites locales maniobraron para
destituir a los mandatarios que no les eran gratos. Tuvieron éxito con Juan
Manuel Zelaya en Honduras y Fernando Lugo en Paraguay. Paradójicamente,
el primer golpe de Estado –y el más valioso en términos estratégicos– logró
revertirse: el que la derecha venezolana asestó contra el presidente Hugo
Chávez Frías. Gracias a que éste contó con actores fundamentales que
neutralizaron el ataque, fue restituido 72 horas después.
Esa experiencia fue una gran “escuela” para el imperio, que afinó sus
conspiraciones en la región de la mano con las derechas siempre dispuestas a
todo y aun con las izquierdas que defienden la legalidad burguesa (y acaban
defendiendo los intereses de clase de los promotores del golpe), estima el
matemático e investigador social Ricardo Arturo Salgado Bonilla.
Así, en los últimos seis meses cambió significativamente el mapa político de
América Latina: la derrota peronista-kirchnerista en Argentina, la presión para
revocar el mandato del presidente venezolano y el dominio opositor en la
Asamblea, la derrota del referéndum por la reelección de Evo Morales en
Bolivia.
A ello se suma el juicio político contra la presidenta de Brasil, “por maquillar
las cuentas públicas de 2014”, que no es un delito. Lo promovió el líder de la
Cámara de Diputados Eduardo Cunha, sujeto a proceso judicial por ocultar
dinero corrupto en Suiza. Ante el Consejo de Ética de la Cámara, el 19 de
mayo, Cunha negó tener cuentas en el extranjero, pero la justicia suiza
comprobó que sí hay cuentas del legislador en bancos helvéticos.
Trasfondo imperialista
El contexto golpista en la región tiene un fuerte carácter geopolítico: la
subregión sudamericana es gran productora de materias primas (energéticas y
alimenticias principalmente), así como de biodiversidad, agua y espacio. De
ahí que Wall Street, la banca mundial y los mercados de valores vieran con
preocupación el control de esos territorios y recursos por los gobiernos de
Brasil, Venezuela, Argentina, Bolivia y Ecuador.
Para el Partido de los Trabajadores (PT) Petrobras fue la principal fuente de
ingresos. Por ello, el programa Blackpearl de la ASN espió a esa empresa para
que Estados Unidos determinara su política energética, como revela el
144
documento LAS REDES PRIVADAS SON IMPORTANTES, según el
reportero de THE GUARDIAN, Jonathan Watts.
Algo similar hizo la ASN en Venezuela, que posee grandísimas reservas de
crudo y gas que le garantizan ingresos por un tercio del producto interno bruto
(PIB). Desde 2010 accedió a datos sensibles de la operación de la petrolera
estatal Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA), según otro
documento que Snowden filtró y difundieron TELESUR y THE
INTERCEPT.
El expediente de marzo de 2011 y etiquetado “TOP SECRET”, consigna que
“entender PDVSA es entender el corazón económico de Venezuela” y sugiere
que Obama ordenó la operación secreta conjunta –de la ASN, la CIA, el
Departamento de Seguridad Interior, la Agencia Federal de Investigación
(FBI) y la Agencia para Control de Drogas (DEA)– para espiar la situación
energética de Venezuela, como reveló THE WALL STREET en octubre de
2015.
También hay causales internas. Para el politólogo argentino Atilio Borón, lo
ocurrido en Brasil no fue una sorpresa, sino desenlace de una serie de
imperdonables desaciertos políticos que imponen la profunda autocrítica en el
seno del PT (y del kirchnerismo en el caso argentino).
En su texto DILMA, CAPITULACIÓN Y DESPUÉS DE 2014, Borón urgió
a reconstruir al PT, a cambiar de raíz la injusta estructura económico-social
del país, ir más allá del asistencialismo y acotar la dictadura de caciques y
coroneles del Congreso, “baluarte de la reacción”, para empoderar a las masas
y garantizar la gobernabilidad.
Sin embargo, “ocurrió lo peor, pero no inevitable”. Por decisiones
equivocadas, lamentable miopía política e “inexplicable ingenuidad” de creer
que el proyecto del PT se sostendría sin radicalizar el proceso político, sin
potenciar la organización popular y sin librar una batalla ideológica en todos
los frentes. En síntesis, dice el sociólogo, ésta es una gran lección para los
movimientos y fuerzas populares de América Latina: “o rdicalizan sus
proyectos o perecerán a manos de personajes monstruosos como los que hoy
gobiernan Brasil”.
A su vez, el doctor en Ciencias Sociales, Robinson Salazar, desentraña tanto
los errores del progresismo como los aciertos de la derecha. Con apoyo de los
medios, la derecha afinó su estrategia de apropiación, limó la base económica,
desdibujó la estructura financiera progresista, atomizó a la sociedad y la
orientó para cuestionar lo popular e inducirla al consumo, el libre cambio
monetario y acceso a nuevas tecnologías.
145
En tanto, el progresismo mostró un liderazgo compulsivo, un discurso
encapsulador y vertical, dirección que no incorporó ingredientes populares,
retórica constructora de realidad, abandono de empoderamientos y vacío en la
estructura orgánica para controlar el poder.
Así, el descontento popular se filtró hacia canales opositores; el adversario
ofrecía alegría, trabajo y libertad –sin explicar a qué costo–. Hoy que se
reclama el reposicionamiento de las fuerzas populares de la región, en ciertos
sectores académicos y políticos se advierte el fin de una etapa de gobiernos
nacional-populares y se anticipa que la derecha perdurará por varios años,
considera Salazar en su texto QUÉ VEO EN AMÉRICA LATINA.
Nuevas formas de golpe de Estado
La mejor caracterización del cambio político en Brasil la dio el Gobierno de
Cuba: es un “Golpe de Estado parlamentario-judicial, disfrazado de legalidad”
y un “artificio armado” de sectores de la oligarquía brasileña apoyado por la
gran prensa reaccionaria para revertir el proyecto político del PT y “usurpar”
el poder que no lograron con el voto. Para lograrlo, el imperialismo orquestó
una operación muy sofisticada que recurre alHARDPOWER (poder duro) y
el SOFTPOWER (poder suave).
En América Latina, las oligarquías locales pretenden imponer la fórmula:
Estado mínimo + fin de las políticas contra la desigualdad + política exterior
subordinada = desestabilización.
Así, mientras asestan el golpe parlamentario contra Rousseff, aumenta la
presión contra Venezuela para revocar al presidente con un referéndum y
violencia callejera.
La misión de los monopolios mediáticos en este objetivo consiste en fomentar
el desaliento popular. La prensa argentina celebra el procesamiento de la
expresidenta Cristina Fernández y convierte en éxito la rendición de Macri a
los bonos BUITRE y la prensa brasileña actúa como partido opositor.
En Brasil, el “golpe blanco” comenzó en junio de 2013 con manifestaciones
que algunos creyeron democráticas porque criticaban al gobierno y al PT
desde la izquierda.
“Tremendo engaño, era el comienzo de la ola descalificadora de la política,
primer paso en la ofensiva de la derecha”, sostiene el sociólogo Emir Sader. Y
en 2014, tras la reelección de Dilma, las movilizaciones ya eran piedras en la
arquitectura golpista de “sacar al PT del gobierno como sea y con quien sea”,
agrega.
El analista Ricardo Arturo Salgado ofrece una visión esperanzadora al
sostener que aunque el reloj juega a favor de la consolidación del golpe de
146
Estado, no hay que olvidar que las fuerzas revolucionarias y los movimientos
sociales de Brasil poseen grandes estructuras organizativas.
El proceso contra la expresidenta argentina Cristina Fernández busca
desmantelar los logros del progresismo argentino. Acusada por el delito de
“Administración infiel en perjuicio de la administración pública” en el marco
de la causa por el dólar futuro.
La expresidenta es procesada por el juez Claudio Bonadio –también imputado
por “permitir el cobro” de los contratos de dólar futuro– quien ha procesado a
12 personas por la misma causa, entre ellos el actual subjefe del gabinete
ministerial de Mauricio Macri, Mario Quintana.
Los mayores beneficiarios del dólar futuro forman parte
del STAFF presidencial y consiguieron una “renta extraordinaria” con la
devaluación, aseguró el extitular de la Autoridad Federal de Servicios de
Comunicación Audiovisual (AFSCA) y presidente de Nuevo Encuentro,
Martín Sabatella.
Resistencia regional
Nunca en su historia, los pueblos latinoamericanos habían tenido tan cerca la
posibilidad de desprenderse de su injusta herencia colonial e imperial de
pobreza, desigualdad y despojo, hasta que tuvieron gobiernos
antihegemónicos.
En contraste, el golpista que funge como presidente interino de Brasil, Michel
Temer, declaró que podría eliminar las políticas sociales que impulsó el PT.
Su ministro de Hacienda anunció el recorte de cuatro mil empleos antes de
diciembre, que bajará el gasto público y creará nuevos impuestos.
El dirigente del Movimiento de los Sin Tierra (MST), Joao Pedro Stedile,
llamó a la movilización permanente a todas las fuerzas populares reunidas en
el Frente Brasil Popular, que llevó miles de firmas contra
el IMPEACHMENTal Senado y al Supremo Tribunal Federal. Para las
elecciones legislativas del dos de octubre, el PT actuará como frente de
resistencia, pues se celebrarán bajo un Gobierno ilegítimo.
También considera que vendrán más ataques contra el expresidente Lula para
detener su eventual candidatura a la presidencia en 2018.
El rechazo al golpe por parte de los brasileños se expresó en el mundo con la
imagen del director Kleber Mendonza Filho, actores y personal de la
cinta AQUARIOS, que tras recibir un reconocimiento en el Palais de Cannes,
Francia, desplegaron ante los espectadores carteles y mantas con las leyendas:
“Ha ocurrido un Golpe de Estado en Brasil”, “Resistiremos”, “Brasil no es
una democracia”.
147
En Argentina, mientras tanto, el Gobierno de Macri ha revertido los logros del
kirchnerismo: la megadevaluación redujo los salarios a casi la mitad y el 75
por ciento de la población perdió poder adquisitivo. Además, unos 450 mil
empleados han sido despedidos y miles de pequeñas y medianas empresas
cierran por semana.
En Venezuela no cesa la ofensiva de la ultraderechista Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) que ahora insiste en aplicar el referéndum revocatorio –
que consagró en la Constitución el presidente Hugo Chávez– antes de enero
de 2017. Tras los decretos que prorrogan el Estado de Emergencia Económica
y el Estado de Excepción, aumentó la violencia de mercenarios contra
ciudadanos y fuerzas del orden.
A esa agresión física se añade la verbal contra el presidente Nicolás Maduro
por el secretario general de la Organización de los Estados Americanos, Luis
Almagro, quien desde Washington le espetó: “tienes un imperativo de
decencia pública para hacer el referéndum revocatorio. Es tu deber. Negar la
consulta al pueblo, negarle la posibilidad de decidir te transforma en un
dictadorzuelo”.
PAÍS A LA INTEMPERIE
por ARMANDO BARTRA
SOBRE LA NECESIDAD DE AMPLIAR LA PERSPECTIVA
Porque pensamos, nos desaparecen.
Pinta del movimiento por Ayotzinapa
http://revistamemoria.mx/?p=54
México es un moridero, un panteón de muertos a la mala que claman por
justicia y paz. Y los matados son casi todos jóvenes si no es que niños.
Jóvenes los muertos y secuestrados de Ayotzinapa, jóvenes los muertos
anónimos de las fosas de Iguala, jóvenes los ejecutados por el ejército en
Tlatlaya, jóvenes la mayoría de los muertos y desaparecidos en la “guerra” de
Calderón y Peña Nieto. Estudiantes, delincuentes, soldados, víctimas
accidentales… en nuestro país se mata a los jóvenes y los jóvenes se matan
entre sí. Todos los muertos cuentan, pero cuando muere un joven muere una
vida por vivir ¿cuántos años no vividos acumula el juvenicidio nacional?
La matazón de Iguala es parteaguas por dos razones: por su desmesura y por
lo que el crimen y la repulsa que desató significan. Y es que si decenas de
estudiantes pudieron ser masacrados, escarnecidos y secuestrados es porque
los responsables pensaron que quedarían impunes pues, después de todo, las
víctimas no eran más que “ayotzinapos”, vale decir vándalos.
148
Difundido sistemáticamente por medios masivos de comunicación y
funcionarios públicos un obsceno mensaje subliminal recorre México: la muerte
tiene permiso cuando sirve para preservar el orden. En esta lógica perversa es
bueno que los narcos se maten unos a otros porque quedan menos, es
aceptable que la fuerza pública ejecute a los presuntos delincuentes para que
aprendan y -en el extremo- se ve mal eso de balear y secuestrar normalistas
pero lo cierto es que los “ayotzinapos” se lo buscaron por revoltosos.
Matar antisociales, sean estos delincuentes o subversivos, no es romper el
orden, es preservarlo. Y no merece castigo sino aprobación. Porque las leyes
escritas y las normas morales diurnas pueden violarse si se trata de hacer valer
la ley nocturna, el código oculto e inconfesable que preside desde la oscuridad
el orden existente (Zîzêk). Razonamiento que está detrás del holocausto, el
gulag, las limpiezas étnicas, los escuadrones de la muerte y todos los
gobiernos represivos, el nuestro incluido.
Por fortuna el crimen de Iguala no encontró complicidad sino airado rechazo:
una indignada y conmovida repulsa ciudadana. “A lo mejor los muchachos se
pasaban y merecían algún castigo. Pero eso no. Eso es un crimen”, dijo un
Policía Comunitario que había ido a Iguala para ayudar en la búsqueda de los
secuestrados. Y ese es el mensaje: pese a la insidiosa campaña de
criminalización de la protesta, los mexicanos dijimos: eso no, no más sangre,
no más impunidad, no más impudicia política…
El primer año de la restauración priista fue de pasmo ciudadano, de atonía
social. Los movimientos opositores nacidos en 2012 se desbalagaban, los
gremios laborales más o menos activos y democráticos trataban inútilmente de
descifrar al nuevo interlocutor gubernamental y las izquierdas no claudicantes
se reponían del golpe y rediseñaban sus estrategias electorales. Mientras
tanto, los ciudadanos de a pie perdían rápidamente las pocas esperanzas que
Peña Nieto despertó en su campaña electoral, pero su creciente desaprobación
que documentaba la demoscopia no se traducía en acciones de protesta.
Pero en 2014 esto terminó. En medio de un torbellino de “reformas
estructurales” que despertaban más rechazo y desconfianza que adhesión
entusiasta. Los movimientos sociales comenzaron a salir del duelo. La
progresiva convergencia de quienes defienden los territorios desde los
territorios y las organizaciones campesinas nacionales que reivindican la
149
propiedad social de la tierra amenazada por la “reforma para el campo” de
Peña Nieto, genera expectativas; la movilización y huelga de decenas de miles
de estudiantes politécnicos en contra de un reglamento policiaco y de la
reforma neoliberal de los planes de estudio hizo caer a la Directora General y
avanza hacia la realización de un Congreso Politécnico refundacional; la
solidaridad con los normalistas de Ayotzinapa no solo tumbó al Gobernador de
Guerrero sino que tiene en un predicamento al gobierno federal y a fines de
octubre, cuando escribo esto, la movilización va en ascenso. “Nosotros, por
nuestros hijos, estamos dispuestos a dar la vida. Y ustedes. ¿Hasta dónde
están dispuestos a llegar?”, dijeron los padres de los desaparecidos a quienes
se movilizan en su apoyo. Y esta es la cuestión: ¿hasta dónde estamos
dispuestos a llegar? “Lo menos que podemos hacer -dijo Omar, estudiante de
Ayotzinapa- es que esta rabia que sentimos se convierta en movimiento
organizado”. Ojalá que así sea.
Y porque el país está saliendo del duelo y se multiplican los movimientos
sociales, tiene sentido reflexionar sobre las zurdas mexicanas hoy: sus
potencialidades y sus limitaciones.
No perderé el tiempo en los desfiguros de la “izquierda moderna”, ni en sabidas
omisiones de la nueva y plausible izquierda partidario-movimientista de las que
participo y que abordo en otros lugares. Me ocuparé sólo de carencias que
encuentro en las izquierdas basistas y rupestres, zurdas luchonas y militantes
que en cierto sentido son las más esperanzadoras por cuanto marchan con los
movimientos sociales.
Varias son las ausencias que a mi juicio limitan a las corrientes que han decido
militar “abajo y a la izquierda”. Insuficiencias de las que en parte sus mayores
somos responsables pues a veces resultan del legítimo rechazo a vicios,
dogmas y clichés de la vieja izquierda.
Una de las carencias que aquejan a sectores contestatarios, por lo demás muy
loables, proviene de su desconfianza en las visiones nacionales, estratégicas y
programáticas; escepticismo acompañado casi siempre por la reivindicación de
lo local, el corto plazo y los objetivos inmediatos como únicos horizontes
legítimos de la acción política. Desconfía de quien tenga más de 30 años,
decíamos en los setenta; desconfía de quien tenga un proyecto de país dicen
ahora.
150
Apocamiento de las prácticas, organizaciones y objetivos al que casi siempre
se añade un anticapitalismo del “buen vivir” que, siendo admirable como
espíritu práctico de las resistencias, es sin embargo vago y retórico en sus
conceptos, borroso en su visión histórica y pobre en su perspectiva global. No
reclamo la insuficiencia de sus elaboraciones -saco que a todos nos vienereclamo que por lo general no las reconozcan y por tanto no traten de
subsanarlas.
Quizá porque se ocupan de estructuras globales y sistémicas está muy
extendido entre la banda el rechazo a los análisis económicos e incluso le dan
el esquinazo por abstrusa a la crítica marxiana de la economía política. En
consecuencia el personal pasa de los sujetos de profundidad histórica y gran
calado, como las clases sociales, aun si gracias a gente como Antonio Gramsci
y Edward Thompson hace rato el concepto se ancló en el conflicto y la cultura
liberándose así del economicismo.
Un minimalismo semejante está detrás de la desconfianza de ciertos activistas
en las estrategias que -sin quedarse en ello- se proponen también cambiar el
régimen político. Y descartado el “cambio desde arriba”, descartan igualmente
cualquier participación en la política institucional y abominan de todos los
partidos políticos habidos y por haber. ¿Ya viste lo que pasó con Lula y Dilma?
¿Lo que pasó con los Kirchner? ¿Lo que pasó con Tabaré Vázquez y Mujica?
¿Lo que pasó con Evo? ¿Lo que pasó con Correa? ¿Lo que pasó con Lenin,
con Mao, con Fidel…? Mejor es encuevarse, defender cada quién su pedacito y
resistir en espera de que algún día caiga el gobierno y el sistema se
derrumbe…
El mismo enfoque poquitero, pero en la academia, llevó hace rato a descalificar
por metafísicas a las grandes narrativas históricas y las teorías sociológicas
comprensivas, para quedarse solo con epistemologías, metodologías, “teorías
de alcance medio”, estudios puntuales de base empírica y aproximaciones
estadísticas y demoscópicas sustentadas en datos duros.
Algo nos estamos perdiendo con todo esto. Algo importante nos está faltando
cuando, por ejemplo, el movimiento rural mexicano más pujante de los últimos
lustros: la defensa de los territorios desde los propios territorios, sigue lastrado
por un localismo e inmediatismo explicables pero remontables. Cuando en
nombre de la pertinente reivindicación del espacio y de las nuevas geografías
151
ponemos en segundo plano al tiempo y a la historia. Cuando obsedidos por el
despojo ignoramos la explotación. Quizá no nos damos cuenta pero en
nuestras prioridades la defensa de la diversidad realmente existente ocupa
cada vez más el lugar de los proyectos de futuro. Lo simultáneo desplaza a lo
sucesivo. El espacio se va comiendo al tiempo.
Y no, la historia anduvo en malos pasos pero no puede ser tratada como perro
muerto.
AMÉRICA LATINA: DE NUEVAS IZQUIERDAS A POPULISMOS DE ALTA INTENSIDAD
por MARISTELLA SVAMPA
http://revistamemoria.mx/?p=702
Han transcurrido 15 años desde que América Latina, o particularmente algunos
países de la región, marcaron un cambio de época. Recordemos que a partir
de 2000, las luchas de los movimientos sociales y organizaciones indígenas
contra del ajuste neoliberal, el cuestionamiento del Consenso de Washington,
en fin, la desnaturalización de la relación entre globalización y neoliberalismo, y
la posterior emergencia de gobiernos, caracterizados de modo genérico como
progresistas, de izquierda o de centro izquierda, insertaron el subcontinente en
un novedoso escenario transicional.
Uno de los términos más empleados para caracterizar estos gobiernos ha sido
el deprogresismo, de significación bastante amplia, pues remite a la Revolución
Francesa y hace referencia a las corrientes ideológicas que abogaban por las
libertades individuales y el cambio social (el “progreso” leído como horizonte de
cambio). Así, la denominación genérica de progresismoabarcaría corrientes
ideológicas y perspectivas políticas diversas, desde las de inspiración más
institucionalista, pasando por el desarrollismo más clásico, hasta experiencias
políticas más radicales: desde Chile, con P. Lagos y M. Bachelet; Brasil, con
Lula da Silva y Dilma Rousseff; Uruguay, bajo el Frente Amplio; la Argentina de
los Kirchner, el Ecuador de Rafael Correa, la Bolivia de Evo Morales y la
Venezuela de Chávez-Maduro, entre otros. Avanzando un poco más, algunos
autores hablaron de “giro a la izquierda” y “posneoliberalismo”, y propusieron
distinguir entre dos izquierdas, trazando como línea divisoria los gobiernos más
radicales e innovadores (la triada Venezuela, Bolivia, Ecuador, ligada a
procesos constituyentes), colocando por debajo el contingente más
conservador-progresista (el cuarteto sudamericano, Argentina, Brasil, Uruguay,
Chile).
152
En paralelo, hacia 2004-2005, otros analistas retomaron la controvertida
categoría de populismo para caracterizar varios de los gobiernos progresistas;
renovaron una vez más el debate acerca de su conceptualización. Tres líneas
de lectura se destacan. En primer lugar, regresaron las visiones peyorativas o
condenatorias, entre ellas las interpretaciones académicas que afirman la
recurrencia del populismo como mito, y lo describen como un fenómeno
instalado entre la religión y la política, contrapuesto al ethos democrático; y las
otras, de tipo mediático, que insisten en reducirlo a una política
macroeconómica (derroche y gasto social) y al clientelismo político.
En segundo lugar, en un sentido inverso y apoyada en un notable trabajo
teórico, una interpretación que tuvo grandes repercusiones en la última década
es la del argentino Ernesto Laclau, cuyos trabajos en favor del populismo
derivaron en posicionamientos políticos en pro del conjunto de los gobiernos
progresistas, muy especialmente de los sucesivos gobiernos del matrimonio
Kirchner (2003-2015). En 2005, Laclau dio a conocer su libro-síntesis La razón
populista; desarrollaba ahí la premisa de que el populismo constituye una
lógica inherente a lo político y que, como tal, éste se erigiría en una plataforma
privilegiada para observar el espacio político. Lejos de la condena ética
impulsada por la visión heterónoma, Laclau proponía visualizar el populismo
como ruptura, a partir de la dicotomización del espacio político (dos bloques
opuestos), y de una articulación de las demandas populares por la vía de la
lógica de la equivalencia. Por ejemplo, ha habido movilizaciones y movimientos
sociales importantes, como el MST en Brasil o las organizaciones piqueteras
en Argentina o el zapatismo en México, los cuales son concebidos por Laclau
como movimientos de protesta horizontales, sin integración vertical (lógica de la
diferencia). La subjetividad popular, en cambio, emergería como producto de
las cadenas de equivalencia entre demandas subalternas. En suma, “el
populismo es una cuestión de grado, de la proporción de la que la lógica
equivalencial prevalece sobre la lógica de la diferencia” (Laclau, 2006).
Por último, una tercera línea de interpretación subraya el carácter bicéfalo del
populismo. Si bien este enfoque se destaca por su aspiración críticocomprensiva, muestra énfasis muy diferenciados. Así, el politólogo paraguayo
Benjamin Arditi define el populismo como un rasgo recurrente de la política
moderna, identificable en contextos democráticos y no democráticos
(2009:104). En sus trabajos más relevantes dialoga con la inglesa Margaret
Canovan,1 y retoma a Jacques Derrida para visualizar el populismo antes como
153
un “espectro” que como la sombra de la democracia, sugiriendo la idea de
“visitación”, “un retorno inquietante”, que “remite a la indecidibilidad estructural
del populismo, pues éste puede ser algo que acompaña, o bien, que acosa a la
democracia” (Arditi, 2004). Por su parte, la reflexión del argentino Gerardo
Aboy Carlés (2010, 2012), aunque deudora de la perspectiva de Laclau, se
abre a otros horizontes especulativos: propone pensar lo propio del populismo
como la coexistencia de dos tendencias contradictorias, la ruptura fundacional
(que da paso a la inclusión de lo excluido), y la pretensión hegemónica de
representar a la comunidad como un todo (la tensión entre plebs y populus,
entre la parte y el todo).
En el otro extremo, de nula empatía con el fenómeno populista, se insertan las
interpretaciones del ecuatoriano Carlos de la Torre y la venezolana Margarita
López Maya, quienes sin embargo no dejan de subrayar los aspectos
bivalentes del populismo. La segunda ha analizado el populismo rentista en su
país (2012), al tiempo que retoma ciertos elementos de Laclau (por ejemplo, el
populismo como forma de articulación de necesidades insatisfechas a través de
significantes vacíos) y analiza el pasaje hacia formas más directas de relación
entre las masas y el líder. Por su parte, De la Torre no considera que el
populismo sea un peligro inherente a la democracia, pero tampoco lo entiende
como su redentor. “El populismo representa simultáneamente la regeneración
de los ideales participativos y de igualdad de la democracia, así como la
posibilidad de negar la pluralidad de lo social” (2013).2 Desde una perspectiva
que señala la radical ambigüedad del populismo y los diferentes modelos de
democracia existente, el autor indaga la experiencia populista a través de un
recorrido por los estilos de gobiernos de Chávez, en Venezuela, Correa en
Ecuador y Evo Morales en Bolivia, y la relación que éstos entablan con los
movimientos de base.
Lo cierto es que, hacia fines de la primera década del siglo xxi, y a la hora de
un balance necesario, con los llamados gobiernos progresistas más que
consolidados y no pocos atravesando ya segundos y hasta terceros mandatos,
la categoría de populismo fue ganando más terreno, hasta tornarse
rápidamente en lugar común. Así, una vez más, el populismo como categoría
devino campo de batalla político e interpretativo. Pero a diferencia de épocas
en las cuales la visión descalificadora era la dominante, el actual retorno se
inserta en escenarios políticos e intelectuales más complejos y disputados.
Hacia los populismos de alta intensidad
154
A principios de la década de 1990, con el ingreso en el Consenso de
Washington, en las ciencias sociales latinoamericanas corrieron ríos de tinta
que buscaban describir un nuevo populismo, asociado a diferentes gobiernos
latinoamericanos, entre ellos el de Carlos Saúl Menem, en Argentina (19891999); Alberto Fujimori, en Perú (1989-2000); o el malogrado Fernando Collor
de Melo, en Brasil (1990-1992). Usos y abusos hicieron que la categoría se
tornara más resbalosa y ambigua, al borde mismo de la distorsión y el
vaciamiento conceptual. Con mucho tino, el sociólogo argentino Aníbal Viguera
(1993) propuso un tipo ideal, que distinguía dos dimensiones: una, según el
tipo de participación; la otra, conforme a las políticas sociales y económicas.
Así, desde su perspectiva, el neopopulismo de los noventa presentaba un estilo
político populista, pero —a diferencia de los populismos clásicos— estaba
desligado de un determinado programa económico (nacionalista o vinculado a
una matriz estadocéntrica). Retomo esta distinción analítica, y propongo llamar
tal fenómeno populismos de baja intensidad, dado su carácter unidimensional
(estilo político y liderazgo).
En contraste, más allá de las diferencias evidentes, los tiempos actuales nos
enfrentan a configuraciones políticas más típicas, que señalan similitudes con
los populismos clásicos del siglo xx (el de las décadas de 1940 y 1950).
Ciertamente, a lo largo de la primera década de la nueva centuria, las
inflexiones políticas que adoptarían los gobiernos de Hugo Chávez en
Venezuela (1999-2013), Néstor y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina
(2003-2007, y 2007-2015, respectivamente), Rafael Correa en Ecuador (2007-)
y Evo Morales en Bolivia (2006-), todos ellos países con una notoria y
persistente tradición populista, habilitaron el retorno de un uso del concepto en
sentido fuerte, de un populismo de alta intensidad, a partir de la reivindicación
del Estado —como constructor de la nación, luego del pasaje del
neoliberalismo—; del ejercicio de la política como permanente contradicción
entre dos polos antagónicos (el nuevo bloque popularversus sectores de la
oligarquía regional o medios de comunicación dominantes); y, por último, de la
centralidad de la figura del líder o la lideresa.
La exégesis que propongo sobre el populismo se inserta en un registro críticocomprensivo e implica un análisis procesal, pues los gobiernos
latinoamericanos que caracterizamos en estos términos no devinieron
populistas de la noche a la mañana. En el siglo xxi, la reactivación de la matriz
populista fue primero tímida y gradual, hasta hacerse de modo más firme y
155
acelerado, en la dinámica de construcción hegemónica. En realidad, mientras
que el proceso venezolano se instaló rápidamente en un escenario de
polarización social y política, en Argentina la dicotomización del espacio político
apareció apenas en 2008, a raíz del conflicto del gobierno con las patronales
agrarias, por la distribución de la renta sojera, y se exacerbó a límites
insoportables en los años siguientes. En Bolivia, la polarización se halla al
comienzo del gobierno del MAS (a partir de 2007), a raíz de la confrontación
con las oligarquías regionales, pero esta etapa de “empate hegemónico” se
clausura hacia 2009, para abrir luego un periodo de consolidación de la
hegemonía del partido de gobierno. Sin embargo, en este segundo lapso se
rompen las alianzas con diferentes movimientos y organizaciones sociales
contestatarias (2010-2011). Esto es, la inflexión populista se opera en un
contexto más bien de ruptura con importantes sectores indigenistas, pero de
limitada polarización social. Para la misma época, Rafael Correa inserta su
mandato en un marco de polarización ascendente que involucra tanto los
sectores de la derecha política como, de modo creciente, las izquierdas y los
movimientos indigenistas. En realidad, el afianzamiento de la autoridad
presidencial y la creciente implantación territorial de Alianza País tienen como
contrapartida el alejamiento del gobierno respecto a las orientaciones
marcadas por la Asamblea Constituyente y su confrontación directa con las
organizaciones indígenas de mayor protagonismo (Confederación Nacional de
Pueblos Originarios del Ecuador) y los movimientos y las organizaciones
socioambientales, que habían acompañado su ascenso.
Cuatro precisiones se hacen empero necesarias. En primer lugar, defino el
populismo como un fenómeno político complejo y contradictorio que presenta
una tensión constitutiva entre elementos democráticos y no democráticos. Lo
propio del populismo —decíamos en un texto escrito con Danilo Martuccelli en
1993 y retomado en 1997— es poseer una concepción dual de la legitimidad,
que es una suerte de exceso respecto a la legitimidad propia de la democracia
y un déficit con relación a la imposición autoritaria. En efecto, el populismo es
una tensión ineliminable entre la aceptación de lo propio de la legitimidad
democrática y la búsqueda de una fuente de legitimación que la excede;
suplemento de sentido o exceso que se halla, de alguna manera, en el seno de
todo proyecto democrático, pero por lo general no logra sustituir
completamente a la democracia procedimental y representativa. Asimismo, sin
duda desde otras figuras de la democracia (sobre todo la apelación a formas de
democracia plebeya) se entiende mejor el populismo, pues en gran parte éste
156
responde a la (histórica) necesidad de acortar la distancia entre representantes
y representados, brecha consolidada durante el largo periodo de dominación
liberal-conservador, bajo las dictaduras militares o, de modo más reciente,
luego de las reformas neoliberales de la década de 1990.
En segundo lugar, como se ha señalado de forma recurrente, el populismo
entiende la política en términos de polarización y de esquemas binarios, lo cual
tiene varias consecuencias: por un lado, implica la constitución de un espacio
dicotómico, a través de la división en dos bloques antagónicos; por otro, el
reordenamiento binario del campo político supone la selección y jerarquización
de determinados antagonismos en detrimento de otros. Su contracara es por
ende el ocultamiento o la obturación de otros conflictos, los cuales tienden a
ser denegados o minimizados en su relevancia o validez; en fin, en gran
medida, expulsados.
En tercer lugar, la tensión constitutiva propia de los populismos hace que éstos
traigan a la palestra, tarde o temprano, una perturbadora pregunta, en realidad
la pregunta fundamental de la política: ¿qué tipo de hegemonía se construye en
esa tensión peligrosa e insoslayable entre lo democrático y lo no democrático,
entre una concepción plural y otra organicista de la democracia, entre la
inclusión de las demandas y la cancelación de las diferencias?
En cuarto lugar, es necesario tener en cuenta la existencia de diferentes tipos
de populismos, como muestra la abundante bibliografía sobre el tema (E.
Laclau, T. di Tella, O. Ianni). En esa línea, propongo establecer la distinción
entre, por un lado, los populismos plebeyos que han desarrollado políticas de
contenido más innovador y radical, desembocando en procesos de
redistribución del poder social hacia abajo (Bolivia, Venezuela); y, por otro lado,
populismos de clases medias, traducidos por un empoderamiento —e incluso
una fragmentación intraclase— de los sectores medios (Argentina, Ecuador).
Ciertamente, aun si se montaron sobre movilizaciones plebeyas, los casos
argentino y ecuatoriano están lejos de haber producido un cambio en la
distribución del poder social; tampoco se trata de populismos de carácter
antielitista, impugnadores de la llamada “cultura legítima” (en realidad han
convalidado valores de las clases medias, sean ésta medias progresistas o
tecnocráticas-meritocráticas) ni han buscado impulsar un paradigma de la
participación, como sí sucedió al menos en parte en Venezuela y Bolivia.
157
Para resumir: mi hipótesis afirma que asistimos a un retorno del populismo de
alta intensidad, pues las experiencias actuales están vinculadas a la
construcción de un determinado tipo de hegemonía, que subraya como
estructura de inteligibilidad de la política la bipolaridad y como clave de bóveda
el papel indiscutido del líder. Los procesos de polarización implicaron una
reactualización de la matriz populista, que en la dinámica recursiva fue
afirmándose a través de la oposición y, al mismo tiempo, de la absorción y el
rechazo de elementos propios de otras matrices contestatarias —la narrativa
indígena-campesina, diversas izquierdas clásicas o tradicionales, las nuevas
izquierdas autonómicas— las cuales habrían tenido una función importante en
los inicios del cambio de época. Así, doble referencia o tensión constitutiva,
polarización y grilla de lectura, construcción de hegemonía y existencia de tipos
diferentes son aspectos que, interconectados, a mi juicio, constituyen el punto
de partida ineludible para visualizar los actuales populismos latinoamericanos.
Fin de ciclo, extractivismo y tentación unanimista
Lejos ya de las caracterizaciones que al inicio del cambio de época aludían a
un “giro a la izquierda”, en 2015 la reflexión sobre los populismos realmente
existentes en América Latina nos inserta en otro escenario político, más
pesimista, que vuelve a traer a la luz la tensión constitutiva que los recorre: así,
en la actualidad, los diferentes casos nacionales nos advierten respecto a las
conflictivas relaciones entre modelos de democracia, a las confrontaciones
cada vez más ásperas entre gobiernos progresistas y movimientos sociales, a
las crecientes limitaciones de los proyectos económicos en el marco del
neoextractivismo reinante; en fin, a las renovadas tentaciones unanimistas de
los regímenes instalados.
Todo parecería indicar que retorno del populismo de alta intensidad y final del
ciclo están asociados. Así, desde el punto de vista económico, éste se hallaría
ligado a la creciente baja del precio de los commodities, que afecta sobre todo
el petróleo, los minerales y, en menor medida, la soya. Más allá de los
manifiestos de buenas intenciones, está probado que el extractivismo actual
(llamado eufemísticamente por algunos “neodesarrollismo”) no conduce a un
modelo de desarrollo industrial o a un salto de la matriz productiva, sino a más
reprimarización y a la consolidación de modelos de maldesarrollo,
insustentables en diferentes niveles y dimensiones. Como señala Martínez Alier
(2015), la baja de precios de los productos primarios no sólo conlleva más
158
endeudamiento sino, también, más extractivismo, a fin de cubrir el déficit
comercial, y con ello los gobiernos suelen entrar en una espiral perversa. No es
casual por ello que se realicen anuncios de nuevas exploraciones en zonas de
frontera o en parques naturales. Asimismo, el “efecto de reprimarización” se
agrava por el ingreso de China, potencia que de modo acelerado se impone
como socio desigual en toda la región latinoamericana. China se ha convertido
en el primer destino para las exportaciones de Chile y Brasil, el segundo
destino para Argentina, Perú, Colombia y Cuba, y el tercero para México,
Uruguay y Venezuela” (Svampa y Slipak, 2015).
Por otro lado, el neoextractivismo abrió otra fase de criminalización y violación
de derechos humanos. En los últimos años, numerosos conflictos
socioambientales y territoriales salieron del encapsulamiento local, y
adquirieron visibilidad nacional: ejemplos de ello son el conflicto del Tipnis
(Bolivia); la construcción de la megarrepresa de Belo Monte (Brasil), la
pueblada de Famatina y las resistencias contra la megaminería (Argentina) y la
suspensión final de la propuesta de moratoria del Yasuni (Ecuador). Resulta
claro que la expansión de la frontera de derechos (colectivos, territoriales,
ambientales) encontró un límite en la expansión creciente de las fronteras de
explotación del capital, en busca de bienes, tierras y territorios, y echó por tierra
las narrativas emancipatorias que habían levantado fuertes expectativas, sobre
todo en países como Bolivia y Ecuador. Para decirlo de otro modo, el fin
del boom de los commodities nos confronta a la consolidación de la ecuación
“más extractivismo/menos democracia”, que ilustran los contextos de
criminalización de las luchas socioambientales y el bastardeo de los
dispositivos institucionales disponibles (audiencias públicas, consulta previa de
poblaciones originarias, consulta pública), escenario que hoy comparten
gobiernos progresistas y los conservadores o neoliberales.
Desde el punto estrictamente político, asistimos a la actualización del
populismo de alta intensidad, que afirma un modelo de subordinación de los
actores sociales (movimientos sociales y organizaciones indígenas) y apunta a
la cancelación de las diferencias, poniendo de relieve la amenaza y el
cercenamiento de libertades políticas. Los ejemplos más recientes son los de
Bolivia y Ecuador, donde las promesas de generar “otros modelos de
desarrollo”, o el “buen vivir” desde fuera de una matriz extractivista son ya muy
lejanas. Así, en Bolivia, en agosto pasado, el vicepresidente Álvaro García
Linera, connotado intelectual y sociólogo, fustigó con una retórica virulenta a
159
cuatro ONG nacionales, a las cuales trató de mentirosas y amenazó
expulsarlas del país, pues sus informes contradecían el discurso oficial:
mostraban el avance de los agronegocios, o defienden las comunidades
indígeno-campesinas frente a la expansión del extractivismo. De manera
sintomática, este ataque a las libertades sucede en un contexto de fin del
superciclo del precio de los commodities (la caída de los precios
internacionales de los commodities), lo cual generó como respuesta de parte
del gobierno el avance de la frontera extractiva, a través del anuncio de la
exploración hidrocarburífera en siete parques naturales.
En agosto pasado, con un conjunto de intelectuales, entre ellos Boaventura de
Sousa Santos, Leonardo Boff, Alberto Acosta, Raquel Gutiérrez y la autora del
presente artículo, entre otros, se envió una carta abierta a García Linera para
rechazar las descalificaciones y amenazas que, de concretarse, implicarían una
violación de los derechos civiles y, por consiguiente, un enorme retroceso para
la democracia boliviana.3 En dicha misiva, de gran circulación en Bolivia,
subrayamos también que “la disidencia o la crítica intelectual no se combaten a
fuerza de censura y efecto de amenazas y descalificaciones, sino con más
debate, más apertura a la discusión política e intelectual; esto es, con más
democracia”. García Linera contestó con otra carta, donde insistía en que las
ONG en el banquillo mentían, que éstas no fueron amenazadas de expulsión
sino de defender “los intereses de la derecha política internacional”, al tiempo
que aseveraba que los intelectuales que firmamos dicho escrito habíamos sido
engañados…4
En Ecuador, la situación es de mayor gravedad, pues los dichos y las
amenazas suelen convertirse en hechos. Así, el pasado 13 de agosto tuvo
lugar una importante marcha liderada por la Confederación Nacional de
Pueblos Originarios del Ecuador, la cual terminó —como sucede en los últimos
tiempos en ese país— en un fuerte episodio de represión, que culminó con el
encarcelamiento de más de 100 manifestantes. En ella fue golpeada la
periodista franco-brasileña Manuela Picq, residente desde hace ocho años en
el país, profesora universitaria y pareja de un líder indígena. Mientras estaba en
el hospital, se enteró de que su visa había sido cancelada y que estaba
obligada a abandonar el país. Finalmente, gracias a la solidaridad nacional e
internacional, no fue deportada, pero abandonó el país al expirar la visa.
Tampoco es la primera vez que el gobierno de Rafael Correa lleva a cabo este
tipo de acciones, las cuales lo colocan muy lejos de la idealización política e
intelectual que se ha venido haciendo de los gobiernos progresistas. En 2009,
160
Correa despojó de su personería jurídica a la reconocida ONG Acción
Ecológica, pero hubo de retroceder frente al rechazo internacional. En
diciembre de 2013 expulsó del país a la fundación Pachamama, y en 2014
canceló súbitamente la visa de Oliver Utne, consultor de origen estadounidense
(yerno de Alberto Acosta, reconocido economista y político opositor) que debió
abandonar el país. Luego del episodio con Picq, el gobierno inició el proceso
para cerrar la ONG Fundamedios. Por otro lado, el carácter autoritario del
gobierno de Correa tiene su correlato en la criminalización de estudiantes y
organizaciones indígeno-campesinas que luchan contra el extractivismo (en la
actualidad hay cerca de 230 personas procesadas, varias de ellas por la figura
de terrorismo).
Tanto en Bolivia como en Ecuador asistimos a la estigmatización creciente de
la narrativa indigenista y ecologista, desplazada por una de corte político donde
convergen visión estatalista y culto al líder, conforme a esquemas
hiperpresidencialistas. Así, el retorno de un populismo de alta intensidad viene
asociado a una política confrontativa que engloba en su interpretación
conspirativa a las organizaciones ambientalistas y sectores indígenas que hoy
luchan contra el avance del extractivismo.
Otra de las consecuencias es la excesiva concentración de poder en el
Ejecutivo: el hiperpresidencialismo, el presidencialismo extremo o el
hiperliderazgo, como se les ha llamado, implican una fetichización del poder en
la persona del jefe o jefa de Estado y, con ello, una naturalización del poder y la
búsqueda de su perpetuación. Hugo Chávez transitó por esta vía controversial,
logrando pocos años antes de su fallecimiento aprobar constitucionalmente la
cláusula de la reelección indefinida; Cristina Fernández de Kirchner encontró
límites al afán reeleccionista en 2013 —impuestos por la movilización social y
las posteriores elecciones parlamentarias—. En la actualidad estos afanes
reeleccionistas recorren los gobiernos de Rafael Correa y Evo Morales.
Un ejemplo puede ayudarnos a sopesar la importancia que asume el asunto del
líder. Hace varios años, en 2008, se estrenó el documental sobre Bolivia Hartos
Evos hay, el cual narra con un punto de vista etnográfico el proceso de
movilización desde abajo. El significativo título alude a la existencia de
múltiples liderazgos: sugiere que Evo Morales era uno más entre ellos. No
obstante, en 2015, sería difícil defender esa tesis. Como sostiene el historiador
boliviano Pablo Quisbert, la idea de que Evo Morales sería un campesino entre
161
otros que llega al palacio presidencial evolucionó hacia la noción de la
excepcionalidad, de la persona destinada a ser líder (citado en Pablo Stefanoni,
2015). No por casualidad, los voceros del MAS ya impulsan una nueva reforma
constitucional tendente a posibilitar la “repostulación” de Evo Morales para un
cuarto mandato presidencial, a partir de 2020.
Por último, estos debates y reposicionamientos respecto a la relación entre
neoextractivismo, el auge de loscommodities y el retorno del populismo trajeron
consigo una nueva fractura en el pensamiento crítico latinoamericano. Así, a
diferencia de los años noventa, cuando el continente aparecía reformateado de
manera unidireccional por el modelo neoliberal, el nuevo siglo viene signado
por un conjunto de tensiones y contradicciones de difícil procesamiento. El
pasaje del Consenso de Washington al de los commodities y el retorno de
populismos de alta intensidad instalaron nuevas problemáticas y paradojas, las
cuales reconfiguraron el horizonte del pensamiento crítico, enfrentándonos a
desgarramientos teóricos y políticos, que se cristalizan en un haz de posiciones
ideológicas, al parecer cada vez más antagónicas.
Así, entre 2000 y 2015, mucha agua corrió bajo el puente. Frente a ello, vale la
pena preguntarse si la tirantez entre transformación y restauración en este
cambio de época no ha ido desembocando en un fin de ciclo, que bien podría
caracterizarse como revolución pasiva —como afirma M. Modonesi (2012)—,
categoría de análisis histórico que, asociada al transformismo y el cesarismo
democrático, expresaría la reconstitución de las relaciones sociales en un
nuevo orden de dominación jerárquico. Triste y lamentable final sería entonces
el de nuestros gobiernos progresistas, que tanta energía colectiva y expectativa
política conllevaron, lo cual incluye por supuesto no sólo las experiencias
populistas, en sus diferentes matices, sino las otras, como las del PT brasileño,
que en el segundo mandato de Dilma Rousseff atraviesa hoy su hora más
aciaga, marcada por la corrupción, el ajuste económico y el olvido de las
promesas de transformación social.
Queda claro que el fin de ciclo marca importantes inflexiones, no sólo en el
plano económico sino —también— en el político, pues no es lo mismo hablar
de nueva izquierda latinoamericana que depopulismos del siglo xxi. En el
pasaje de una caracterización a otra se perdió algo importante, que evoca no el
abandono sino la pérdida de la dimensión emancipadora de la política y la
evolución hacia modelos de dominación de corte tradicional, basados en el
culto al líder, su identificación con el Estado, y la búsqueda o aspiración de
162
perpetuarse en el poder. En la misma línea, la ecuación perversa hoy
establecida entre “más extractivismo/menos democracia” deja abierta la
pregunta sobre los vínculos siempre tensos y contradictorios entre populismos
y democracias, y muestra el peligroso desliz hacia el cierre político, el
cuestionamiento del pluralismo y la creciente criminalización de las disidencias.
Investigadora y Escritora, UNLP-Conicet, Argentina.
1 En un artículo de 1999, Margareth Canovan (1999), reconocida especialista en
el tema, retoma la tesis de Michael Oakeshott acerca de que la modernidad
política se caracteriza por la interacción entre dos estilos políticos distintos, el
de la fe y el del escepticismo, a los cuales llama las caras redentora y
*
pragmática de la democracia, y sugiere que el populismo surge en la brecha
entre ellas. Esto establece una relación de interioridad entre populismo y
democracia. El primero acompañaría a la segunda como una sombra. Véase
Arditi 2004.
De De la torre, véase 2010 y 2013.
Véase http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202193
4 La posición de García Linera tiene antecedentes. Así, en 2011, cuando el
gobierno de Evo Morales generó el conflicto en el Territorio Indígena Parque
Nacional Isidoro Secure, por la construcción de una carretera, García Linera
escribió el libro Geopolítica de la Amazonía (2012), donde criticaba el
“ambientalismo colonial” y demonizaba las ONG y las agencias de cooperación
(situándolas en el mismo plano,) así como a diversas organizaciones indígenas
históricas que se habían opuesto a dicha carretera.
5 http://alencontre.org/laune/bolivie-paradis-perdus-ou-ruses-de-lamodernisation.html
2
3
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49-66.
¿FIN DE CICLO DE LOS GOBIERNOS PROGRESISTA EN AMÉRICA LATINA?
por ALBERTO ACOSTA
http://revistamemoria.mx/?p=706
LÍMITES Y CRISIS DEL CORREÍSMO EN ECUADOR
Por Massimo Modonesi
Entrevistamos en Quito a Alberto Acosta, economista, académico de la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales, candidato del partido indígena Pachakutik a la Asamblea Constituyente en 1997 y
luego fundador de Alianza País, ex presidente de la Asamblea Constituyente y ex candidato a la
Presidencia de la República en 2013 por la Unidad Plurinacional de las Izquierdas. En un pasaje delicado
del ciclo político de los gobiernos progresistas en América Latina, la voz de Alberto Acosta es hoy una de
las que con mayor lucidez y sistematicidad destaca los límites de la experiencia de gobierno de Rafael
Correa en Ecuador, desde la izquierda a partir de un ejercicio crítico sin autocensura.
165
Massimo Modonesi: Quisiera que conversáramos del momento de los gobiernos progresistas y,
obviamente, en particular del caso ecuatoriano, a partir de la idea que circula actualmente de fin de
ciclo. Creo que se puede caracterizar el pasaje actual asumiendo que se resquebrajó la hegemonía, que
terminó la etapa hegemónica. Me interesa que nos ayudes a caracterizar, en el contexto
latinoamericano, la experiencia ecuatoriana de ese pasaje crítico. ¿Cuál es el lugar de la dimensión
macroeconómica? ¿Cuál es el papel de los procesos políticos y los conflictos sociales? ¿Hubo o no
construcción hegemónica? ¿Cuál es el alcance del llamado “posneoliberalismo”? ¿Cuáles son y dónde
surgen las debilidades actuales? ¿Cómo se dio esa ruptura entre gobiernos progresistas y movimientos
sociales y populares?
Alberto Acosta: Voy a tratar de responder a tus preguntas desde varios aspectos. El primero es que éste
es un gobierno con una serie de luces y sus correspondientes sombras. Es difícil llegar a establecer una
línea demarcatoria para decir esto es lo positivo y esto lo negativo. Pues hay elementos dignos de ser
resaltados que, a la vez, ameritan críticas profundas. Puedo mencionar varios casos y ejemplos. En la
actualidad vivimos un momento crítico desde una perspectiva no sólo económica sino política.
chavezm 62miniEste gobierno se enfrenta a los movimientos sociales con una respuesta represiva,
racista, que da cuenta de una lógica perversa. ¿Por qué lo digo? Porque este gobierno fue posible
gracias a la lucha de estos movimientos sociales. Sin la lucha de esos movimientos sociales, movimiento
indígena a la cabeza, movimiento sindical, movimiento de mujeres, de estudiantes, de ecologistas, de
distintos grupos de la sociedad, no habríamos tenido el escenario que permitió el triunfo de Rafael
Correa en las elecciones de 2006. Además, casi todos esos movimientos sociales estuvieron apoyando
electoralmente al actual gobernante al inicio y fueron actores fundamentales para la aprobación de la
Constitución de Montecristi, tanto por sus aportes e intervención activa durante el debate constituyente
como, luego, en la aprobación del referéndum en septiembre de 2008. Ésta es una primera
contradicción, una gran contradicción. Este gobierno surge como resultado de esa lucha, emerge del
proceso popular, y luego esos sectores populares, que lideraron ese proceso, son víctimas de los
ataques, de las agresiones, de la represión, incluso del racismo impulsado por el gobierno de Correa.
Luego anotaría que los problemas políticos que vivimos comenzaron a surgir antes del fin del “consenso
de los commodities”, para usar un concepto de Maristella Svampa. Ese momento comportaba un
escenario de precios altos de las materias primas, del petróleo para Ecuador; es decir, de ingresos
abundantes, que representaban la posibilidad de realizar obra pública significativa, lo cual se hizo, no se
puede negar. Pero te encuentras con que los problemas políticos y aun económicos surgieron antes de
la crisis económica provocada por la caída de la cotización del petróleo y la apreciación del dólar, algo
letal para una economía dolarizada como la ecuatoriana. Basta recordar que las protestas sociales no
son recientes.
A primera vista, alguien que no tiene mucho conocimiento de la realidad ecuatoriana o que la ha
estudiado en los últimos meses podría decir que la protesta surgió debido a los cambios propuestos en
la Ley de Herencias o al proyecto de Ley de Plusvalías. Falso. No niego que eso incrementó la protesta, o
fue la gota que derramó el vaso, sobre todo en los sectores medios y acomodados de la sociedad, los
cuales mantuvieron un silencio cómplice con el correísmo, mientras consumían y acumulaban como
nunca. Hay que tener presente que las protestas empiezan en sectores populares mucho antes. Desde
2014 hay un proceso de resistencia que se cristaliza en marchas cada vez más multitudinarias en junio,
septiembre y noviembre de ese año, que se replican con más gente en marzo y el 1 de mayo de este
año. Además, paulatinamente adquieren una característica novedosa: son marchas multiclasistas, con
trabajadores, indígenas y otros sectores populares que involucran también algunos de las clases medias.
La resistencia masiva surge porque el terreno se calentó, las calles se calentaron por las acciones de los
sectores populares, con una larga lista de reclamos al gobierno.
Cuando el gobierno plantea la Ley de Herencias y la posibilidad de una Ley de Plusvalías —con las cuales
en principio, conceptualmente, estoy de acuerdo—, exacerba a sectores medios y a ciertos grupos
166
poderosos que habían participado de los beneficios de la bonanza económica vivida del país. Mientras
consumían no les importaba, no se quejaban mucho; les molestaba un poco el estilo del presidente,
pero en el fondo esos sectores medios eran comensales de la bonanza petrolera registrada en Ecuador;
y los grandes grupos económicos, los principales beneficiados de esta gestión, tampoco se
incomodaron. Correa les satisfacía en muchas de sus apetencias, sobre todo en la posibilidad de
acumulación fácil, ociosa del capital, sin mayor inversión; es decir, sin mayor complicación. Estaban
acumulando como pocas veces en la historia, y se mantenían estructuras oligopólicas impresionantes.
¿Lo que marca un punto de inflexión en la magnitud de la protesta y quiebra la capacidad hegemónica
del gobierno es el descontento de sectores de clase media porque constituye la base social del
correísmo?
El correísmo surge en 2006, con una gran alianza de sectores medios especialmente; Correa más bien,
no el correísmo, que aparece después y que yo diferenciaría. Correa gana gracias a un gran aporte de los
sectores medios. Si se analizan las cifras de las elecciones de 2006, se observa que el candidato opositor
de la derecha en esa época tenía mayor votación de los sectores populares. Ahora eso cambia: Correa va
ganando sufragios en los sectores populares.
Por las políticas sociales y las políticas de gasto público…
El bono de desarrollo humano, por ejemplo. En general, la base de respaldo de Correa se nutre de un
consumismo en auge.
chavezm 32miniVi que en el prólogo del libro coordinado recientemente por Francisco Muñoz de crítica
al correísmo, retomas la idea de que se trata de un bonapartismo. En esta obra también retoman la
hipótesis que planteé en 2012 de que, a grandes rasgos, los gobiernos progresistas en América Latina
configuran revoluciones pasivas, transformaciones socioeconómicas impulsadas desde arriba, pero con
la condición de frenar la activación de sectores populares y volverlos a llevar hacia la subalternidad.
Por supuesto, pero eso ya no es revolución sino distribuciones pasivas, procesos de distribución de los
ingresos que, simultáneamente, desactivan la organización social.
En junio, poco antes de la llegada del papa Francisco, cuando se plantean estas leyes polémicas, hay una
movilización más de los sectores medios y de grupos de la derecha, que asumen el liderazgo temporal
de la protesta. Los sectores populares tratan de reposicionar en otros escenarios su liderazgo, hacen
algunas marchas, poco numerosas, pero combativas, rebeldes, pacíficas. El gobierno retrocede, al
menos temporalmente, por la visita del papa, y ofrece un diálogo nacional, escogiendo a los
interlocutores.
Pero el movimiento indígena y de trabajadores, concentrados en una coordinadora popular, responde
con otras actividades que le permiten retomar el liderazgo en la lucha política. Una marcha empieza el 2
de agosto en una provincia alejada en la frontera: Zamora Chinchipe, que empieza en la provincia
Tundaime, a más de 800 kilómetros de distancia, donde se desarrolla el primer proyecto megaminero.
Esta marcha genera gran solidaridad. Luego, el levantamiento indígena del 10 de agosto y el paro
nacional del 13. Esto provoca una serie de movilizaciones en todo el país, no sólo en Quito, sobre todo
en la Sierra y en la Amazonía, que marcan un proceso de recuperación del liderazgo de parte del
movimiento popular y abren la puerta a una posible tercera fuerza.
¿Por qué esto es interesante?
167
Los movimientos sociales, todos estos grupos liderados por la Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador y el Frente Unitario de Trabajadores, no son lo que dice Correa, peones de la
derecha, sino algo muy diferente. No hacen el juego a la derecha del siglo xx, al banquero candidato, al
alcalde de Guayaquil ni a la derecha del siglo xxi liderada por Correa. Emerge otra fuerza social, política,
y no sé cuál sea su evolución.
Que al mismo tiempo tiene dificultades de reconstrucción, pues también fue muy golpeada por el
proceso-proyecto progresista, pasivizador, redistributivo, pero con fuertes consecuencias
desmovilizadoras.
Ya que se toca el tema, no hay redistribución de la riqueza: hay distribución de los ingresos
excedentarios. Este gobierno, el que más tiempo ha estado en funciones en toda la historia de la
república, cumplirá nueve años, y esperemos que llegue a 10.
Salvo el periodo de Velasco Ibarra.
Claro, pero el gobierno de Velasco Ibarra fue fragmentado en el tiempo; mejor sería hablar de sus
gobiernos, cinco en total, de los cuales concluyó sólo uno. El gobierno de Correa tiene además, como
aspecto a favor, la mayor cantidad de ingreso económico en la historia. No sólo por el tiempo sino por el
volumen. Nosotros empezamos a exportar petróleo en agosto de 1972; hace 43 años exactamente
zarpó el buque Ana Cortés, de la Texaco, así se llamaba, y hemos recibido cualquier cantidad de dinero.
Si ponemos el dinero recibido durante estos 43 años, a valor de 2007, cuando inicia este gobierno, éste,
en 8 años, se ha llevado 41 por ciento de los ingresos; hablamos de mucho dinero. Ha tenido otros
ingresos. Las remesas de trabajadores migrantes ecuatorianos en regiones del exterior que superan el
banano, segundo rubro de exportación del país, el acceso a crédito, sobre todo chino, por ejemplo.
chavezm 46miniTambién se ha beneficiado, con seguridad, de una importante cifra de narcodólares.
Una economía dolarizada al lado de dos potentes economías atravesadas por el narcotráfico es muy
atractiva para atraer esos recursos. Por otra parte, reconozco el esfuerzo de aumentar el cobro de
impuestos; un destacable esfuerzo del Sistema de Rentas Internas. Pero este gobierno, además, tiene un
marco jurídico constitucional propicio para transformaciones estructurales y, en ese contexto, un amplio
respaldo popular.
¿Pero qué ha hecho el gobierno? No ha habido transformaciones estructurales en términos de
revolución. Ya en el tema de la distribución de los recursos, los ingresos han sido mayores y mejor
utilizados, en el seguro social, educación, salud, vivienda popular, bienestar, como el bono de desarrollo
humano. Hay mejoras salariales, innegables. Las hay que promueven en algo el empleo. Pero no se
atacó la concentración de la riqueza. Los gobernantes mismos reconocían en un documento interno que
el proceso puesto en marcha llevaba a que, “en síntesis, nunca antes los grupos económicos poderosos
estuvieron mejor, nunca antes los más excluidos de la patria estuvieron menos peor”. Ésa es la esencia.
Ha habido dinero para mejorar las condiciones de amplios sectores de la población, vía redistribución de
los ingresos adicionales. La pobreza declina, aunque no tan rápidamente como luego de la crisis de
1998-2000. Pero es obvio, tras la crisis tan aguda, la pobreza se reduce al inicio más rápido; luego es
cada vez más difícil reducirla porque hay temas estructurales. Sin embargo, se reduce la pobreza, hasta
2012.
Aunque no tanto las desigualdades. Un reciente artículo de Pierre Salama, en Nueva Sociedad,
demuestra que, con otros enfoques analíticos, en los países gobernados por fuerzas progresistas, los
168
patrones de desigualdad no han sido modificados sustancialmente, pese a que vastos sectores sociales
salieron de la pobreza extrema.
Eso hay que reconocerlo. El problema es que por no afectar las estructuras de acumulación y seguir con
la misma lógica económica y social capitalista, el resultado necesariamente, haciendo las cosas mejor,
según Correa, conduce a que los ricos sean más ricos, pues el sistema genera esa concentración.
Entonces tenemos situaciones increíbles: las dos mayores empresas telefónicas del país, una es de
Carlos Slim, Claro, y la otra es Telefónica Movistar, controlan más de 73 por ciento del mercado. Han
llegado a tener utilidades anuales sobre patrimonio neto superiores a 38 por ciento. Esas estructuras
oligopólicas, de ganancias extraordinarias, no han sido afectadas con este gobierno. Cervecería Nacional
y Coca-Cola controlan 71 por ciento del mercado de bebidas; Pronaca, 62 del de carnes; Ómnibus, 72 del
de vehículos; Indurama, 85 del de electrodomésticos; 5 empresas (con 3 dueños), 91 del de azúcar; 2
empresas, 92 por ciento del mercado de aceites, y así por el estilo.
En cuanto a la banca, el gobierno mismo ha admitido que ésta es una de las grandes beneficiadas
durante su gestión. En efecto, entre enero y mayo de 2015 los bancos ganaron 132 millones de dólares,
7.8 por ciento más que en los mismos meses de 2014 (122 millones). En todo 2014, los bancos ganaron
335 millones, las segundas mayores ganancias en los últimos 10 años, superadas sólo en 2011, con 395
millones de dólares.
Ésa es la realidad actual.
En cuanto a los equilibrios políticos, hay una derecha que vuelve a asomar la cabeza, pero quién sabe si
tenga fuerza para disputar el terreno electoral a nivel interclasista y con proyección nacional, pues no
deja de haber una inercia del correísmo, una fuerza electoral difusa, en buena parte anclada a relaciones
clientelares o a la gratitud respecto de ciertos beneficios recibidos en los años recientes. Dices que unos
sectores populares y varios movimientos sociales se despliegan y se politizan, y configuran así una
tercera fuerza. ¿Hay un fin de ciclo de los gobiernos progresistas? ¿Cómo ves la correlación de fuerzas?
¿Puede la derecha disputar el poder político o vamos a ver el correísmo debilitado pero manteniéndose
a flote?
El correísmo está debilitado, ha perdido la iniciativa, pero todavía tiene mucha fuerza y está dispuesto a
vender cara su derrota; no resultará fácil. Las respuestas del gobierno son cada vez más violentas en
línea de la represión. No puede concluirse que el correísmo ya está derrotado; está presente e, incluso,
sin Correa puede mantenerse así.
¿Hay correísmo sin Correa?
Puede seguir no como partido o movimiento, pero quizá los elementos que lo configuran se mantengan
un tiempo. Lo que fue una propuesta democrática, de democracia radical, digámoslo claramente, se
transformó en una propuesta y práctica caudillesca. Correa terminó por asumir el papel de portavoz de
la voluntad política colectiva: él, sólo él, conoce los problemas y las soluciones; sólo él sabe lo que la
gente quiere, interpreta el sentir popular, y es el único que puede cristalizar esas ideas. Esto lleva a una
posición binaria: conmigo o contra mí; es decir, con “la revolución” o contra ella. No hay espacios para
disensos o cuestionamientos que no graden a Correa, el caudillo del siglo xxi.
Lo que fue inicialmente un proyecto para que gane —como decíamos en 2006— un pueblo y no una
persona supone ahora un proyecto dominado por una persona que controla al pueblo a través de
múltiples mecanismos, y eso se refleja en unas estructuras del Estado, a la vez, controladas por el
presidente. Por ejemplo, la justicia, los jueces son “leales”, entre comillas, al pensamiento del
169
presidente y no a la justicia. El Consejo Nacional Electoral está dominado por el partido y el movimiento
político de gobierno. La Corte Constitucional es una caja de resonancia de la Presidencia de la República.
Lo que creíamos que iba a ser una construcción importante para democratizar la sociedad, el quinto
poder o la Comisión de Participación Ciudadana de Vigilancia, que tiene que ver con la transparencia,
está también controlada por el gobierno.
Entonces, el problema es cómo dar paso a una descorreización, lo cual no pasa sólo por salir de Correa.
Este reto resulta mucho más complejo, y para los movimientos sociales el tema se presenta muy difícil.
Recordemos que los movimientos sociales y los grupos de izquierda han sido los más golpeados por este
gobierno.
Al principio, el gobierno arremetía contra los banqueros, los grandes grupos de poder, llamados por
Correa los pelucones, que ya no se asoman en sus discursos. Ya no ataca a los grandes grupos
económicos; sus enemigos son ahora la izquierda y los movimientos sociales.
Para responder tu pregunta, lo preocupante es que estas fuerzas no tengan capacidad suficiente para
expresarse electoralmente y que sólo reúnan capacidad de movilización que aprovechen determinados
sectores de la derecha en disputa por el control del Estado. La derecha, los grandes grupos económicos
en general están muy contentos con Correa, quien les sigue ofreciendo grandes beneficios. Y la otra
derecha está afuera, disputando esos espacios. Podríamos llegar a una situación perversa en que la
opción sea, si hay una segunda vuelta electoral, que los dos candidatos sean de la derecha, una derecha
del siglo xxi, liderada por Correa, la del siglo xx. Resulta lamentable que la izquierda que hizo el trabajo
de resistencia, pues sufrió los peores golpes del correísmo, parezca sin capacidad política electoral para
enfrentar este momento histórico.
Abro un paréntesis. Tú y yo, con otra veintena de intelectuales —Maristella Svampa y Boaventura de
Sousa Santos, entre otros—, firmamos una carta en defensa de algunas ONG bolivianas denunciadas y
atacadas verbalmente por el vicepresidente Álvaro García Linera, en cuya contestación dijo que nos
habían manipulado. ¿Tienes algún símil que establecer entre este episodio y el discurso que se
construye aquí, a lo mejor de forma más extrema?
chavezm 37miniSon gobiernos que pusieron su brújula hacia la izquierda, pero que ahora la orientan
hacia la derecha. En lugar de fortalecer gobiernos sostenidos desde lo comunitario para construir otro
tipo de Estado, han consolidado Estados verticales y autoritarios. En lugar de abrir la puerta a acciones
postextractivistas, profundizan el extractivismo y, con eso, la dependencia. En síntesis, son gobiernos
que modernizan de manera autoritaria y hasta tecnocrática el capitalismo, gracias a lo cual consiguen
cambios no alcanzados por los gobiernos de la época neoliberal.
Al inicio, el gobierno de Correa ponía direccionales a la izquierda y giraba a la izquierda; eso duró un par
de años. Luego comenzó a poner direccionales a la izquierda y girar a la derecha; hoy ya pasó eso. En la
actualidad ha llegado a poner direccionales a la derecha, hacia donde se dirige cada vez más su accionar.
Uno podría decir que, de cualquier manera, en la revolución ciudadana había un principio de
indefinición, de transversalidad social, todos son ciudadanos, a lo cual subyace la idea de que todos
deben prosperar, y progresará más quien mayores recursos tenga, en la idea de igualdad de
oportunidades no de derechos.
En el debate sobre lo ciudadano podemos hacer una interpretación diferenciada. En esto, Correa y su
gobierno asumieron el discurso del ciudadano, del individuo y de una lucha contra las corporaciones en
170
general. Para aquél, es igual luchar contra las asociaciones de banqueros o contra las organizaciones de
indígenas, de sindicatos o cualquier agrupación social; una perversidad.
Pero podríamos ir descubriendo y construyendo otro tipo de ciudadanías: la colectiva, a partir de los
derechos colectivos; y una suerte de metaciudadanía: la ecológica, cuando hablamos de hacer cumplir
los derechos de la naturaleza, plasmados en Montecristi y que no interesan a Correa.
Otro aspecto por destacar: este gobierno, como los demás progresistas de la región, que no pueden ser
asumidos como de izquierda, ha desarrollado prácticas represivas y de disciplinamiento de la sociedad
civil. En Ecuador, cual sucede en Bolivia, el gobierno, a través del decreto 016, pretende controlar
prácticamente todas las organizaciones de la sociedad civil, sean ONG o sociales. Para disciplinar a los
servidores públicos expidió el decreto 813, con el cual puede darse paso a despidos en nombre de la
“compra de renuncias obligatorias”. La criminalización de la protesta social, acogida al derecho a la
resistencia, plasmado en el artículo 98 de la Constitución de Montecristi, supone un recurso represivo.
Y el discurso además es bastante agresivo respecto a esos sectores: quieres garantizar que tienes
cubierto el flanco izquierdo para sostener el discurso de chantaje sobre la amenaza de la restauración
de derecha y forzar la construcción de una base social más amplia de lo que le permite su actuación, sus
alianzas y sus políticas.
Aquí, el discurso se sintetiza en la frase “No vamos a regresar al pasado”. En realidad, ese paso,
oprobioso e indeseable, ya está presente en el gobierno de Correa. Este gobierno hace realidad un
acuerdo de libre comercio, que tanto anhelaron los neoliberales, al suscribir el TLC con la Unión
Europea. Propone las privatizaciones, camufladas como alianzas público-privadas. Y, sobre todo,
reprime a quienes hicieron posible su aparición en el escenario político: los movimientos sociales.
El gobierno ya no tiene futuro. Al hablar de “no regresar al pasado”, se queda en el presente, que ya es
pasado, como dijimos, y niega el futuro.
No se acepta la posibilidad de una opción de futuro a la izquierda.
El futuro de las izquierdas depende de su coherencia y organización, así como de su compromiso con la
vida. No olvidemos que la humanidad enfrenta grandes retos. El sacrificio de la naturaleza y del trabajo
humano en aras de la expansión planetaria del capitalismo sofoca cada vez más la vida. Dicho devenir
destructor reproduce en sí mismo nuevas violencias. Y esto consolida un proceso de regresión política,
el cual conduce a formas de creciente carácter totalitario-fascista de organización de la sociedad.
Enfrentar esta realidad, cargada de incertidumbres, es el compromiso que deben asumir las izquierdas.
Con su denodado esfuerzo tenemos que dar sentido democrático a la lucha contra esta barbarie, de la
cual ya nos advirtió Rosa Luxemburg.
Por eso digo que la revolución ciudadana es fundamentalmente pasiva, un impasse bonapartista, donde
la amenaza de la restauración conservadora construye ciertas condiciones para la regresión, en ausencia
de circunstancias para la revolución en un pasaje próximo, un impasse que se prolonga, se estanca y,
eventualmente, retrocede y pasa de un carácter progresivo a otro regresivo.
Efectivamente. Las políticas sociales impulsadas desde esa línea desactivan los movimientos políticos,
las organizaciones, los movimientos sociales en general. Son políticas clientelares, que no ayudaron a
empoderar a las comunidades en la ejecución de los proyectos. Está bien reducir la pobreza, pero eso no
171
sólo resulta insuficiente sino hasta peligroso si no se empodera a los pobres de su presente y su futuro.
Ello es imposible con regímenes autoritarios y caudillescos, como el de Correa.
El marco gramsciano permite formular la idea de resubalternización; es decir, de reconfiguración desde
arriba de las condiciones de la subalternidad, del ejercicio de la relación mando-obediencia. Cuando
hubo cierta emergencia de movimientos populares, un proceso de constitución subjetiva antagonista y
autónomo que rebasó las condiciones de subalternidad, surgió un proyecto-proceso que permitió
reconstruirla sobre nuevas bases.
Ése es otro punto crítico, fundamental, diría. En la actualidad, en un escenario donde el racismo ha
aflorado de manera brutal, en una sociedad racista como la ecuatoriana y como en general las
latinoamericanas, el peso de la colonialidad del poder aflora con redoblada fuerza. Cuando desde el
gobierno se dice “de qué se quejan estos indios tales y cuales, si les hemos atendido como nunca, si les
hemos dado cuanto querían”, asoma la vieja lógica de dominación de raíz colonial. No se busca ni se
respeta a los actores con capacidad de respuesta propia, sino a seguidores.
En el plan de gobierno de Alianza País 2007-2011, elaborado en 2006, en una gran minga democrática,
propusimos cambios estructurales. En el recuadro de presentación del texto decíamos que éste es el
“resultado del esfuerzo de personas con espíritu crítico, comprometidas con la transformación radical
que requiere Ecuador, de personas que ejercen su derecho a proponer y a construir. Ésta es una
demostración práctica de la democracia del diálogo y del consenso que alentamos. Éste es, en suma, un
trabajo en permanente construcción de pensadores y no de seguidores”. Ésa era la idea central. Ahora,
el gobierno demanda exclusivamente seguidores…
Ya nos preguntamos, entonces, cómo empujamos un proceso de construcción colectiva. Y respondimos,
poniendo en marcha “nuestros procesos de organización y diseñando nuestros programas de vida, sin
atenernos a mensajes y normas emanadas de alguien que pretende asumir el papel de iluminado; no
creemos en liderazgos individuales que conduzcan a la constitución de estructuras verticales y
caudillescas, sino en liderazgos colectivos sustentados en la autocrítica, en la toma colectiva de
decisiones, en el respeto a otras opiniones y en la humildad”.
¡Cuán lejos estamos de esos planteamientos iniciales! Abruma constatarlo. Sin embargo, no hay tiempo
para lamentaciones. ¡La lucha continúa!
LA BOLIVIA DE EVO
por REBECA PERALTA MARIÑELARENA
http://revistamemoria.mx/?p=986
APUNTES POSREFERÉNDUM
El 21 de febrero pasado, Evo Morales y el Movimiento al Socialismo (MAS)
sufrieron su primera derrota en las urnas desde 2005. Con 51.30 por ciento de
los votos se impuso el no a la reforma constitucional que habilitaría a los
actuales mandatarios, Evo Morales y Álvaro García Linera, para presentarse en
las elecciones presidenciales de 2019.
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Los resultados del referéndum del 21F muestran inequívocas señales de
cambio de una sociedad que se transforma con mayor rapidez de lo que somos
capaces de interpretar. Esta pérdida electoral del mas no supone, como
algunos han querido ver, la constatación del “fin de ciclo” de los gobiernos de
izquierda de la región: la historia es más que sucesiones lineales y
proyecciones de escritorio. Mucho menos representa el indicio del auge de un
proyecto alternativo al mas con posibilidades de disputar la presidencia en
2019; quienes conocen a la actual oposición boliviana saben a qué me refiero:
en una década no han podido articular un proyecto nacional ni aprobar una sola
iniciativa de ley en la Asamblea Legislativa Plurinacional, por lo cual carecen
del apoyo de la mayoría de la sociedad. Pero ¿qué significa este revés? Me
atrevería a decir que todavía no se alcanza a interpretar en toda su complejidad
lo que representó el 21F; esperamos aportar con este análisis algunos
elementos.
El voto por el no y las nuevas clases medias urbanas
Los datos no mienten: el no a la repostulación del binomio Morales-García
Linera triunfó en las ciudades capitales, excepto El Alto. En contrapartida,
el sí a la reforma constitucional ganó en prácticamente toda el área rural del
país. Esta polarización arrojó un resultado muy cerrado: 51.30 por ciento por
el no, contra 48.70 por el sí; 136 mil 382 votos de diferencia entre una opción y
otra. Evo Morales no se equivoca cuando afirma que el voto duro del MAS es
ahora de 48.70 por ciento, pues ante una elección marcada por la guerra sucia
contra la figura del presidente ningún voto por el sí fue de algún despistado. No
cabría argumentar lo mismo sobre los sufragios por el no. De hecho, no hay un
solo no sino varios:
1. Un no a la modificación de la Constitución, que no es automáticamente un
rechazo a Evo Morales ni a su gestión; recordemos que antes del referéndum,
el nivel de aprobación del presidente rebasaba 70 por ciento.
2. Un no a la repostulación —en abstracto de cualquier persona, pues la
modificación aplicaba para todos los mandatarios a partir de la reforma—. Este
grupo votó a favor del principio (abstracto) de alternancia y tiene similitudes con
el no del numeral anterior. Defienden en sí los principios de la democracia
liberal: la alternancia, el “respeto” de la Constitución, el sistema de partidos.
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No está de más apuntar que el MAS y Evo Morales lanzaron una gran apuesta:
trascender los principios de la democracia liberal y reinventar la democracia
desde los sujetos concretos en ejercicio de la política —como han hecho desde
la Asamblea Constituyente, el reconocimiento de la plurinacionalidad y de la
democracia intercultural, la inclusión de instrumentos de revocación de
mandato, etcétera—. Perdimos;1 pero de haber ganado, Bolivia se habría
erigido en un referente de construcción de una democracia propia. Perdimos,
pero la apuesta era muy disruptiva.
Paradójicamente en el área rural, donde prevalecen prácticas y principios de la
democracia comunitaria como la rotación y los “turnos” en la elección de
autoridades, el sí a la repostulación obtuvo mayoría.
3. También hubo un no a Evo y Álvaro, un no al MAS, un no al proceso de
cambio. La disyuntiva de este sector ahora es ¿sí a qué? Pues los líderes de la
oposición no llegan ni a 20 por ciento de intención de voto, juntos, desde 2005.
En este grupo hay un sector que engloba el núcleo más racista y conservador
del electorado, cuyo rechazo a Evo es por su origen indígena: a 10 años, no
aceptan tener un indio como presidente.
4. Y finalmente, un grupo importante que se inclinó por el no producto de la
guerra sucia. Este voto fue más un “no a la corrupción” que un rechazo
consistente a la repostulación de Evo; supone unno coyuntural, no definitivo.
Este grupo constituía la franja de 20 por ciento de indecisos en disputa. El
poder mediático influyó en buena parte de ellos con una campaña por demás
nauseabunda que pretendía involucrar al presidente Morales en un caso de
tráfico de influencias, amoríos y hasta corrupción de menores. Tales denuncias
son desmontadas una a una por la justicia, pero cumplieron su cometido:
hender la figura de Evo Morales y, paralelamente, deslegitimar el proyecto de
poder indígena, campesino y popular representado por el mas. “El MAS nunca
estuvo preparado para gobernar”, dicen los representantes de la
pequeñoburguesía más rancia del país, promotores de la guerra sucia, quienes
se esfuerzan en caracterizar la gestión de Morales como “corrupta e ineficaz”.2
Para que la guerra sucia y los discursos de democracia vacía hayan tenido
efecto debió haber ciertas condiciones en la sociedad. Pues de una manera u
otra, los proyectos de derecha en Bolivia siempre han disputado las elecciones
conforme a esos principios; es la sociedad la que ha cambiado. No estamos
ante 62 por ciento de la población que se reivindicó indígena en el censo de
2002 sino ante una que, 10 años después, se identifica en 69 por ciento como
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no indígena, que se considera en 56 por ciento parte de la “clase media” y ha
instalado su residencia en alguna de las ciudades capitales, principalmente las
del denominado “eje central”: La Paz, Cochabamba, Santa Cruz. Estamos ante
una Bolivia nueva, devenida, hay que decirlo, del propio proceso de cambio
encabezado por Evo Morales.
Las particularidades de la nueva clase media boliviana
Según el Informe de Desarrollo Humano 2015 del Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), la “clase media” en Bolivia, medida por sus
ingresos, creció 65 por ciento en la última década. A 2015, 5.5 millones de
bolivianos pertenecían a ella (de una población de 10.5 millones); asimismo,
67.5 por ciento de la población vive en el área urbana. Apunto estos datos
porque la fuerte tendencia hacia la urbanización, aunada al crecimiento
económico de tales sectores, trae consigo procesos de reconfiguración no sólo
territoriales o económicos sino, fundamentalmente, culturales y políticos. Estos
nuevos actores —poseedores de mayor poder económico que, a su vez, trae
aparejadas nuevas lógicas de consumo y, por tanto, nuevos patrones estéticos
y, eventualmente, proyectos políticos— redibujan el escenario boliviano y
definieron el resultado del 21F. El propio presidente Evo Morales ha admitido, a
propósito de los resultados del referéndum: “En las ciudades no nos quieren
mucho”. Pero ello no es novedoso: hay una tendencia histórica que muestra el
área rural como “núcleo duro” del MAS. Eso de ninguna manera significa que
los resultados del 21F representen, como algunos han querido ver, la
“reaparición de la media luna ampliada y la contracción del mas a su bastión
andino”;3 los deseos no son realidad.
Con este tipo de aseveraciones, la oposición busca crear la idea de que el
proyecto del mas está agotado, algo bastante improbable si consideramos que
Evo Morales obtuvo en las elecciones presidenciales de 2014, tras 10 años de
gobierno —incluidas verdaderas crisis políticas como la del Territorio Indígena
y Parque Nacional Isiboro-Sécure, el “gasolinazo” y el golpe cívicoprefectural—,4más de 60 por ciento de los votos.
Paradójicamente, decíamos, estas transformaciones sociales son producto del
sostenido crecimiento económico del país, resultado de la política económica
del gobierno de Morales, cuya característica fundamental es la inclusión —
mediante la distribución de la riqueza— de las capas menos favorecidas a la
vida económica. No es un dato menor que Bolivia tenga una de las economías
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más sólidas de la región, incluso en un contexto internacional de crisis
económica y caída de los precios de las materias primas.
En el informe citado del PNUD resalta la importancia del incremento salarial y
la transferencia de la renta en el combate de la pobreza.5 Ello ha generado una
importante reducción de la brecha entre ricos y pobres (en el periodo 20062015 bajó 128 a 39 por ciento),6 una de las más cortas de la región, según
apunta Latinobarómetro: “2009 y 2013 son los dos años en que los bolivianos
han percibido mayor grado de justicia distributiva desde 1997, estando por
encima del promedio de la región” (Informe 2014).
Evidentemente, Bolivia es otra pero, al parecer, el bienestar económico no es
razón para votar por los impulsores de dichos cambios. Tienen razón quienes
señalan que los mensajes de “estabilidad y crecimiento económico” sostenidos
por el MAS en las últimas campañas han perdido eficacia en tanto los
bolivianos ya no los ven cual horizonte por alcanzar sino como derechos
conquistados.
Si bien en términos de ingreso un sector amplio de la población pudo haber
tenido acceso a la “clase media”, en términos sociológicos cabría hacer
algunas puntualizaciones, pues estamos ante un conglomerado sumamente
heterogéneo y vulnerable, al que para ser “clase” falta un proyecto compartido,
intereses en común, un programa tal vez… Este grupo se compone tanto por
sectores de la clase media tradicional, blancos, con residencia en las zonas
centrales de las ciudades, dedicados en su mayoría a la función pública o
empresarial de mediano tamaño, como por migrantes residentes en ciudades
periféricas como El Alto o las villas que circundan La Paz o Santa Cruz, de
fuerte herencia indígena —aimara y quechua principalmente—, trabajadores en
el comercio informal o en empleos de baja calificación técnica. Su capacidad
económica quizá los iguale, pero tienen más diferencias que similitudes, y
resulta difícil que puedan darse acercamientos políticos, sociales o culturales
entre ellos, ya que para la clase media tradicional —aun la que se considera
“progresista”— los indígenas siempre han sido considerados inferiores, son sus
empleados, mucamas, sirvientes.7 El líder indígena Felipe Quispe a eso se
refería cuando una periodista blanca, “de izquierda” y clasemediera, le
preguntó en 2001 por qué luchaba y él respondió: “Lucho para que mi hija no
sea tu empleada”.
No pretendo adentrarme en un tema tan complejo y trabajado como la
problemática urbana, pero conviene tener presentes para el análisis político
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boliviano algunas cuestiones pues, aun cuando en el país la construcción de
grandes centros comerciales y de esparcimiento privados se inició tardíamente
en comparación con las megaúrbes latinoamericanas, avanza de modo rápido
en la configuración de una lógica particular de relacionamiento —exclusiva de
las ciudades del Eje central a que recientemente se incorporó El Alto—. Estos
lugares representan el triunfo del espacio privado sobre lo público, lo individual
sobre lo común, el consumo desmedido y la reproducción de “estilos de vida”
ajenos; el privilegio antes que el derecho. En un país donde la propiedad
colectiva del agua y el gas propiciaron sendas guerras que tumbaron
gobiernos, ¿cómo se explica el triunfo de la mercantilización del espacio
público urbano?
¿Esta marcada tendencia a la urbanización/metropolización será muestra del
fracaso de las políticas rurales? Debatir en torno a qué tipo de ciudad estamos
construyendo implica repensar también qué campo queremos, pues lo que
derive de uno repercutirá de manera directa en el otro. Y éste supone acaso
uno de los retos más importantes para el MAS, considerando su origen
indígena, campesino, rural, sindical, su fuerte lazo con los movimientos
sociales fundamentalmente asentados en el campo.
Por otro lado, me parece que lo que los organismos tipo PNUD plantean como
un nuevo fenómeno de aumento de la clase media se refiere más bien al mero
acceso a bienes y servicios de consumo que tiene una franja de la población y
aun cuando en algunos países (como Brasil) esto supone volverse ciudadanos
mediante el consumo, en Bolivia la ciudadanía se adquiere por otras vías,
como apunta el vicepresidente Álvaro García Linera: “En Bolivia, la ciudadanía
se obtiene por ser parte de una colectividad”.
Ahora bien, conviene detenernos a mirar cómo estos procesos de
reenclasamiento social se convierten en verdaderos procesos de
desclasamiento. Es el caso de El Alto, otrora “ciudad guerrera”, bastión
antineoliberal que en las elecciones de gobernadores y alcaldes en 2015 dio el
triunfo a Soledad Chapetón, candidata del partido de derecha Unidad Nacional,
propiedad del hombre más rico de Bolivia, Samuel Doria Medina. Esos
comicios exhiben aspectos de fondo, pues Soledad Chapetón, profesionista,
joven, descendiente de migrantes aimaras, pero con imagen “moderna” de
“progreso individual”, logró representar de mejor manera las aspiraciones de la
población alteña que el candidato del MAS, Édgar Patana, ex alcalde vinculado
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con actos de corrupción, hoy preso. Lo mismo, pero un poco más trágico,
ocurrió en la gobernación de La Paz: un ex ministro de Evo Morales, indígena
alteño, doctorado en ciencias sociales y millonario, Félix Patzi, obtuvo holgado
triunfo ante Felipa Huanca, del MAS, campesina, con denuncias por corrupción
en el Fondo Indígena.
Al parecer funciona la fórmula que el histórico líder minero Édgar “Huracán”
Ramírez había advertido: “Como está de moda tener un indio de lo que sea y
tirar discursos en guaraní, quechua y aimara, la derecha está buscando sus
indios y los está encontrando”.8
Sin embargo, en el caso del departamento de La Paz y de la gobernación de
Cochabamba se perdió claramente por denuncias de corrupción, pero en el
resto de las alcaldías y algunas gobernaciones del país ganó una nueva
derecha, moderna, joven, carismática, neoliberal, racista y clasista como
antaño. En las elecciones 2015, el MAS perdió 8 de 10 alcaldías y 3
gobernaciones ante candidatos que representan de modo notorio esas clases
medias con proyectos de “centro” y derecha.
Esta movilidad o reenclasamiento social —de manera muy fuerte en Bolivia por
sus características históricas— trae consigo una serie de rupturas con la
comunidad rural, sus lógicas colectivistas, su cosmovisión integral de la vida,
su vínculo con la tierra, su respeto y agradecimiento con la naturaleza; y en su
lugar, se desarrollan procesos de individualización propios de la modernidad
capitalista, entendida como experiencia vital, experiencia del espacio y del
tiempo, del propio ser y de los otros, a la que subyace la idea del progreso con
su tiempo lineal, rectilíneo y uniforme, que deriva en una ruptura con la historia
(Marshall Berman). En esa experiencia vital, el dinero y consumo se vuelven
los reguladores de la vida social y tienen en las grandes ciudades su escenario
favorito.
Preguntas abiertas
¿En esta nueva realidad el MAS y, más aún, el propio Evo Morales podrán
representar las aspiraciones de las “nuevas clases medias urbanas”? El 21F ha
dicho que no, pero ésa es quizá una respuesta pasajera, coyuntural, en tanto
esta clase no caiga a su antiguo decil o no se construyan opciones destinadas
específicamente a ese sector.
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El reto frente al fenómeno de las nuevas clases medias en Bolivia no es sólo
desentrañar sus sueños sino disputarlos: poner en debate las lógicas de
construcción de la sociedad boliviana, no asumir la “metropolización” y el
eventual incremento de estas clases como fenómenos naturales con dinámicas
propias y ajenas a la política. Asumamos estos procesos como parte de la
disputa política pues, bien refiere David Harvey, “la cuestión de qué tipo de
ciudad queremos no puede separarse del tipo de personas que queremos ser,
el tipo de relaciones sociales que pretendemos, las relaciones con la naturaleza
que apreciamos, el estilo de vida que deseamos y los valores estéticos que
respetamos” (Harvey, 2012).
La pregunta de fondo es si el proyecto político de poder indígena, de las
organizaciones sociales, con un horizonte comunitario, posneoliberal, volcado
hacia los más desfavorecidos históricamente por el sistema, está superado.
También corresponde indagar qué se ha desgastado en esta década, más allá
de la crisis que ocasionó el caso Gabriela Zapata —ex pareja del presidente
Evo, acusada de legitimación de ganancias ilícitas y tráfico de influencias,
presa en el penal de Miraflores—, que por lo menos evidenció las deficiencias
gubernamentales en términos comunicacionales.
Y también corresponde estar atentos al incremento de la clase media
(tradicional) en el Estado, pues nadie puede negar que este sector se ha
apoderado de algunas estructuras, y los pequeñoburgueses no van solos:
cargan su visión de mundo, sus prejuicios y sus intereses. Y lo peor, se corre el
riesgo de suplantar al sujeto histórico que dio vida a este proceso, ¿o es la
clase media el nuevo sujeto histórico de Bolivia y no nos damos cuenta?
Algunos así lo creen; lo dudo, pero la respuesta está en otra parte.
La problemática de las ciudades y las nuevas clases medias debe ser
afrontada de manera directa, pues el derecho a la ciudad y a la calidad de vida
debería ser no sólo de quien pueda pagarlo… Parte de la agenda de la política
pública para los próximos años debería pasar por la recuperación/construcción
de espacios públicos y, fundamentalmente, de lo común sobre lo individual. Los
programas sociales vía bonos han sido eficaces en el combate de la pobreza,
pero quizá puedan complementarse con una perspectiva más comunitaria. En
vez de bonos individuales para que cada familia resuelva sus carencias,
pensemos en la construcción de espacios colectivos que satisfagan esas
necesidades: casas de la mujer o comedores en las escuelas, por ejemplo. Es
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decir, avanzar en la desmercantilización de los derechos según la premisa de
que “la ciudadanía plena es un dique contra el capital pleno” (Milton Santos).
En 2005 triunfaron la identidad indígena y un proyecto con una agenda común,
de corte claramente antineoliberal, antiimperialista y anticolonialista, basada en
la defensa de los bienes comunes como el agua y el gas, en la reivindicación
soberana de la dignidad indígena. Fue ésa la agenda de la década 2005-2015,
la de Evo Morales y los movimientos sociales; ¿cuál es la de los próximos
años? En ese sentido, la derrota del 21F puede convertirse en una oportunidad,
en tanto el horizonte se abra hacia las ciudades, pero con el proyecto político
claro, pues no se trata de subsumirse a la dinámica de la metropolización
capitalista sino de trascenderla volcando el paradigma del Vivir Bien a las
ciudades.
Quizás uno de los retos del mas en el escenario posreferéndum sea esbozar
un proyecto urbano con un horizonte común, capaz de resignificar el Vivir Bien
de la constitución en un proyecto urbano de grandes dimensiones.
Este golpe no puede representar el fin de un proyecto ni es excusa para
encaminarse hacia posturas de acomodo a la nueva coyuntura (negar el lugar
correspondiente a las organizaciones indígenas en favor de las “nuevas clases
medias”); el reto está en continuar la lucha por la profundización de la
alternativa comunitaria.
Latinoamericanista mexicana, residente en Bolivia.
1 Asumo que Memoria es una revista militante donde no debo guardar las
distancias propias de la supuesta “objetividad”.
2 José Antonio Quiroga. “La victoria del No acelera la descomposición del
gobierno”, en Página Siete, 6 de marzo de 2016.
3 Ibídem.
4 El conflicto por la construcción de una carretera que atravesaría el Territorio
*
Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure en 2011 desembocó en la
realización de una marcha de 64 días desde el Departamento de Trinidad hasta
La Paz, tras la cual lograron la aprobación de una ley de intangibilidad de su
territorio. En 2010 tuvieron lugar masivas protestas contra el aumento del
180
precio de los carburantes, conocido como el “gasolinazo”, lo que hizo al
gobierno dar marcha atrás en la medida. El “golpe cívico-prefectural” (2008) fue
organizado por los prefectos de los departamentos de la “media luna” (Tarija,
Santa Cruz, Beni, Pando y Chuquisaca), en coordinación con la Embajada
estadounidense, para derrocar al gobierno de Evo Morales; incluyó toma de
instituciones, aeropuertos y gasoductos, y ataques a las fuerzas armadas, entre
otros actos de violencia.
5 Entre 2001 y 2012, la pobreza extrema urbana cayó de 26 a 11 por ciento; y la
moderada urbana, de 54 a 39.
6 Informe de gestión de 2015, Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia.
7 Recordemos la “invasión” que los residentes de la zona sur de La Paz
denunciaron por la visita de los alteños al centro comercial y de esparcimiento
Megacenter (reducto de su modo de vida racista, clasista y consumista)
consecuencia del uso del teleférico, que más que un medio de transporte lo es
de democratización de la ciudad.
8 “Cada quien con su indio”, La Razón, Bolivia, 11 de marzo de 2014.
FORMAS DE POLITIZACIÓN DEL ARTE EN LA “POST-POLÍTICA”
http://www.ramona.org.ar/node/59794
Esta primera parte del artículo GEOPOLÍTICAS Y ARTE CONTEMPORÁNEO de Irmgard
Emmelhainz, historiadora de arte radicada en Guatemala, fue recientemente publicado en la
revista digital e-flux, y propone pensar el lugar del arte y la política hoy a la luz de las
diferencias y aportes de los años sesenta. Emmelhainz, cuya tesis está orientada al cine de
Godard y la cuestión Palestina, se ha enfocado en los últimos años en la relación entre arte
contemporáneo, política y neoliberalismo. Sus publicaciones están enmarcadas dentro del
proyecto Comité Invisible Jaltenco.
En los años sesentas y setentas, POLITIZARSE significaba tomar posición, establecer y seguir
un programa político, tomar las armas, poner las herramientas propias (incluyendo las
artísticas) al servicio de la revolución, luchar en nombre del estado socialista como horizonte, y
actuar en solidaridad con luchas contra el imperialismo y la colonización. Las redes entre
artistas y militantes se tejían a través de afinidades políticas, Palestina, Vietnam, y Chile eran
símbolos del antiimperialismo. Esta forma de politización se traducía en la práctica estética de
vanguardismo internacional, contestación, crítica, contrahegemonía, memoria y declaración
postcolonial, en el marco de una política de la representación. Desde entonces, sin embargo,
esta forma de política ha comenzado a ser percibida como una forma violenta de nacionalismo
que lleva a estados autoritarios y estéticas de propaganda. La política se volvió inseparable
tanto de la política económica neoliberal, como de la cultura.
Desde las ruinas de la representación, aquello que estaba “fuera” del capitalismo –como
marginalidad, queer, o raza- ha sido simbólicamente incorporado y desactivada su capacidad
de ruptura y lucha. Las figuras de la otredad han sido disueltas y absorbidas por elecciones de
“estilos de vida”. La clase marginal se presenta como un horizonte borroso desconectado de
los flujos globales del capitalismo; lejos de ser una figura política, la clase marginal es muchas
veces ocasión de intervenciones site-specific, de paz, mejoramiento, desarrollo, y proyectos de
181
construcción comunitaria. Su horizonte emancipatorio se basa en el emprendedurismo.
Más aún, la política en el siglo veintiuno ha dejado de ser representativa, para convertirse en lo
que algunos teóricos denominan la “post-política”. Siguiendo a Jodi Dean, esto significa que la
política aspira ahora a una democracia superficial que neutraliza el antagonismo y niega los
límites democráticos y mecanismos de exclusión. “Post-política” implica la desmentida de la
división fundamental que es condición de la política, en tanto la igualdad ha pasado a significar
inclusión, respeto y derechos.“Post-política” refiere a políticas de consenso, al fin de la
ideología, la supresión del estado en algunas áreas y el fortalecimiento de otras
estratégicas, y la financierización de la economía.
En la medida en que la democracia es la meta de la acción política, la visibilidad se ha vuelto
un rasgo clave. Esta forma de politización presupone que el desplazamiento de signos puede
contribuir en la desestabilización o movilización de las personas, aportándoles herramientas de
articulación que permitan alcanzar metas políticas específicas. Como consecuencia de ello, la
producción cultural es una forma inextricable de acción política. Debemos considerar lo que se
volvió evidente en las movilizaciones de 2011-13 a lo largo del mundo: la profunda distancia
que existe entre gobierno (partidos políticos, elecciones, instituciones) y los modos actuales en
los que somos gobernados, que dan forma a nuestras vidas y estrategias para sobrevivir –en
relación con los intereses de las organizaciones y corporaciones de comercio
internacional. “Que se vayan todos”, fue la consigna callejera desde 2000 en Argentina, aún
cuando “todos” se terminaran finalmente quedando. En Egipto, la plaza de Tahir decapitó a
Mubarak, y el movimiento Tamarod hizo lo suyo con Morsi. La autoderminación colectiva fue
reclamada en las calles, así y todo, la meta del pueblo no fue organizarse y tomar el
poder porque, para empezar, el poder crea la ilusión de que reunirse y protestar es
suficiente para cambiar las cosas, y en segundo lugar, porque la política no trabaja ya
como representación.
Si las formas de poder tradicionales fueran representativas y se alojaran en instituciones y
personas, el poder estaría ahora escondido en infraestructura (una autopista, un
supermercado, software, fibra óptica, un data center, proveedores corporativos de energía y
agua) y materializados como disposiciones espaciales. Las formas de poder postrepresentativas se presentan a sí mismas como organización, diseño, y configuración
del mundo; estas formas de poder son arquitectónicas e impersonales, en oposición a
las representativas y personales. Más aún, la política es también post-ideológica, lo que
significa que la actitud crítica, el gesto simbólico, la posición política, están completamente
disociados de la vida diaria. Esta disociación lleva a profundas contradicciones: denunciar el
hambre en África, y tomar café en Starbucks; expresar solidaridad con los palestinos de Gaza,
y consumir productos judíos; protestar contra la violencia, y explotar a los propios empleados;
oponerse a la esclavitud, y comprar ropa manufacturada por personas esclavizadas del
sudeste asiático; expresar preocupación por el calentamiento global , y comprar alimentos en
supermercados; aplicar a fondos del gobierno o corporaciones y producir objetos que los
critiquen. Nuestra era post-política y post-ideológica se caracteriza por una pronunciada
discrepancia entre posición política, acción política y gestos simbólicos.
En lo que sigue, quisiera tratar las transformaciones de la militancia en el contexto del cambio
de la representación a la post-política y post-ideología, tal como aparece en el arte político de
las últimas décadas. El cambio encarnado en el pasaje de la ruina de la representación a una
política sensible: del internacionalismo al multiculturalismo, antiglobalización, y producciones
artísticas recientes que, aparte de tomarse el trabajo de volver visible lo encubierto, han
propuesto formas de rescatar la realidad, la auto-organización de comunidades efímeras,
mejorando así las condiciones de vida y trabajo, e imaginando nuevas formas de organización
182
comunitaria, terapias sociales, y arte útil.
Una de las preguntas que precisa ser prontamente atendida es acerca del rol que el arte
contemporáneo juega en las geopolíticas, si consideramos el arte mundial como una industria,
como el heraldo del neoliberalismo, y una herramienta de pacificación, normalización y
gentrificación. Y en relación con esto, ¿puede el estado nación funcionar aún como
contenedor de las luchas globalizadas? ¿Qué podría aportar a ellas el arte político y
militancia de los años sesenta y setenta?
La ruina de la representación
Un siglo atrás hasta los sesentas, la acción política estaba enmarcada en gremios, partidos,
asociaciones, y consistía en asistir a protestas y organizar paros, asambleas y marchas. En
este contexto, los militantes distribuían panfletos y pronunciaban discursos –lo que es
considerado como trabajo de AGITACIÓN. Por ejemplo, Lucy Parsons era miembro del Partido
Comunista e infatigable agitadora que también pertenecía al Sindicato de Mujeres
Trabajadoras de Chicago y se unió en 1877 al Partido Socialista. Parsons viajó a lo largo y a lo
ancho de los Estados Unidos y se volvió una reconocida líder de trabajadores y una de las
principales defensoras del anarquismo, Black people, y los derechos de las prostitutas. Otra
militante, la filósofa francesa Simone Weil, intentó trascender el dominio de discursos
politizados (a pesar de que era reconocida por los discursos dados en asambleas de
trabajadores en Le Puy, donde enseñaba filosofía) comprometiéndose con el trabajo
campesino y fabril, así como en la lucha armada en el Ejército Republicano en España. En los
sesentas, tuvo lugar un cambio considerable en el compromiso político, especialmente después
de Mayo del 68. Siguiendo los pasos de Simone Weil –y en oposición a Jean-Paul Sartre, quien
mantenía la militancia y la filosofía como dos actividades separadas- figuras como el periodista
Ulrike Meinhof, el filósofo Regis Debray, el director de cine Masao Adachi evitaron el partido
como contenedor de políticas progresistas y se pasaron a la lucha armada, buscando unir
teoría y práctica. Estudiantes maoístas también rechazaron el partido y trabajaron a la par de
obreros y campesinos,intentando no militar liderándolos (como sugería Lenin en su
texto ¿QUÉ HACER?), sino aprendiendo de ellos.
Gilles Deleuze y Michel Foucault discutieron los cambios en la militancia y sus implicaciones en
un diálogo público en marzo de 1972. Se preguntaron por el lugar de los intelectuales en
relación con las luchas de los estudiantes, obreros y presos. En la discusión, Foucault definió
dos tipo de intelectuales comprometidos políticamente: los “marginales”, que intervienen en
acciones que son catalogadas como subersivas o inmorales por la sociedad burguesa (por
ejemplo, Jean Genet); y los “socialistas”, que utilizan el discurso para revelar verdades
particulares (por ejemplo, Rosa de Luxemburgo). Los intelectuales han tomado
tradicionalmente este último rol, sirviendo de “conciencia del pueblo”. Los acontecimientos de
Mayo del 68, sin embargo, mostraron que las masas no necesitaban más de intelectuales que
las representen o que describieran las diversas formas de opresión. Para Deleuze, el rol del
intelectual no era más el de situarse a la cabeza de los trabajadores, sino concursar las
varias formas de poder que ubican a los intelectuales como productores de
conocimiento. De modo que, aquello que fue problematizado por Mayo del 68 fu justamente la
noción de “conciencia representativa”. Los intelectuales fueron advertidos de cómo propagan
discursos de poder disfrazados como “saber”, “conciencia” y “verdad”. Para Foucault y Deleuze,
no podía haber representación, no porque no hubiera un significante que pudiera reunir un
grupo basado en intereses comunes, sino porque en el “hablar por otros”, opera siempre un
183
deseo inconsciente: saber, apropiarse, y tener poder sobre el Otro, negándole a él o ella su
derecho de autoconsciencia.
Foucault y Deleuze, de este modo, proponían darle a los intelectuales la tarea de organizar
conflictos y luchas más allá de la representación y la “conciencia de clase”. Plantearon la
militancia como un modo de denunciar, difundir, encontrar objetivos, y crear herramientas para
luchar contra diferentes formas de poder y opresión. Esto despejó el camino para un
despliegue de diferentes luchas más allá de la conciencia de clase, enraizando en campos
culturales y sociales, así como también una política de contrainformación, que privilegiaba a los
medios masivos como un sitio de intervención militante. Nuevas luchas micropolíticas
estaban dirigidas a procesos de subjetivación y sujeción, asignando roles, funciones e
identidades a individuos subordinados a alguna forma de poder. Estas luchas buscaban
utilizar las lógicas de subjetivación para organizar la autoconciencia militante, construir un
sujeto o subjetividad políticamente activa capaz de contrarrestar los procesos de
opresión. En el dominio del arte, luego de los cambios provocados por la ruina de la
representación política y estética (manifestado en la filosofía por la teoría post-estructuralista),
los artistas desarrollaron estrategias del arte conceptual con el fin de desmaterializar el objeto,
para resistir su status creciente como mercancía. A través de la crítica institucional comenzaron
a cuestionar las condiciones de producción artística, y desde una pedagogía del público,
hicieron arte (mayoritariamente video arte) para oponerse al espectáculo.
Del Anti-imperialismo a la Celebración Global de la Diferencia
Contemporáneas a las luchas estudiantiles y de trabajadores en Europa, las batallas contra el
imperialismo y el colonialismo en curso en el Tercer Mundo, buscaban establecer alternativas
al capitalismo occidental. Cuba, China, Palestina, Chile y Vietnam eran referencias claves en
los setentas. El comunismo era una “hipótesis viviente”, un horizonte que movilizaba la
creencia, pasión y voluntad de gran parte de la revolución e inspiraba solidaridad del mundo del
este. Las figuras políticas que fueron producidas por la lucha antiimperialista eran los
campesinos o los de barrios bajos y los sujetos colonizados luchando contra el imperio para su
propia emancipación. En los años ochenta, sin embargo, el proyecto y asunto de la revolución
antiimperialista fue desmentido como una suerte de aberración de socialismo decadente. Pasó
a primer plano una nueva forma de liberación tercemundista desideologizada, más allá de la
división internacional del trabajo y la figura del trabajador como sujeto políticamente
autodefinido. El antiimperialismo había implicado universalizar una causa o dar nombre a un
error político; los “desgraciados del mundo” emergían en un período histórico específico como
una nueva figura de “el pueblo” en sentido político. Pero un nuevo humanismo ético tomó el
control, reemplazando simpatía política y revolucionaria por vergüenza e indignación moral,
transformando esto último en emociones políticas en el marco de los derechos humanos.
Esto dio lugar a nuevas figuras de la alteridad en los años ochenta y noventas: el “sufrimiento
del otro” que necesita ser ayudado, y las demandas de restitución por parte de segundas líneas
del postcolonialismo, que a la publicidad le seguiría su emancipación. Estas figuras devinieron
los sujetos postcoloniales, éticamente autodefinidos y autorrepresentados que luchan por el
reconocimiento y un lugar desde donde hacer oír sus propias narraciones silenciadas,
suprimidas y olvidadas: “Hablo luego soy”, declara en una performance el artista Guillermo
Gómez-Peña en Declaración de Desobediencia Poética (2006). Para evitar la representación
de identidades basadas en arcaísmos (o “esencialismos”, tal como afirma Gayatri Spivak) que
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perpetuarían los discursos sobre el “Otro” de las sociedades occidentales a través de
nacionalismos, mitos, y otro tipo de narraciones específicamente éticas, en los años ochenta
los teóricos postcoloniales postularon una estructura de identificación diferencial, en la cual la
identidad era siempre concebida en un proceso de formación, construida a través de
ambivalencias y “divisiones”. Lo que se volvió políticamente crucial, según Homi Bhabha, fue la
articulación de “momentos de intersticios”, o procesos provocados por la articulación de
diferencias. Para Bhabha, los “terceros lugares” permiten la elaboración de representaciones
“comunitarias”, la generación de “nuevos signos” de diferencia cultural como “lugares de
colaboración”. El concepto de “diferencia”, sin embargo, se volvió algo trivial. A fines de los
años noventa se manifestaba a sí mismo en el arte mundial como bienales en rincones
marginales del mundo, de alguna manera satisfaciendo la utopía multicultural de la
globalización.
En el modelo de intervención site-specific de las bienales, el espacio comenzó a ser visto como
epistemológicamente valioso, el generar experiencias e intervenir en el día a día tomaron el
control de la representación. El arte site-specific intentó introducir crítica social a la vida
cotidiana. Como una afirmación moral, sin embargo, las intervenciones site-specific se
volvieron el límite de su propio efecto político. Confinadas al mundo del arte, produjo contrastes
y señaló potencias, aunque se quedaron cortas en la modificación de la confusión política de
fondo, y provocaron violencia epistemológica en los lugares. La intervenciones site-specific
fueron liberadoras en tanto habilitaron el desplazamiento de identidades de estado-nación
esencializadas, introduciendo la posibilidad de múltiples identidades, fidelidades y nuevos
significados. Esto fue señalado por lo que Susan Buck Morss describe como una fantasía
compensatoria que respondía a la fragmentación y la alienación intensificadas por la expansión
del mercado mundial. De este modo, en el mundo del arte “bienalizado”, el multiculturalismo, la
polifonía, y la marginalidad en realidad vendrían a afirmar la hegemonía blanca, en tanto eran
expresión de la lucha moral por el reconocimiento. Teniendo en cuenta que las identidades
fluidas son posibles por el privilegio de la movilización y por lo tanto soportan una relación de
poder específica, se establece una nueva división de clases basada en grados de movilidad:
por un lado, una clase transnacional de trabajadores culturales con fácil acceso y pasaje
seguro, reflexionando sobre las otras partes de los procesos globales, y por el otro,
trabajadores inmigrantes y refugiados cruzando fronteras como “ilegales” para sobrevivir.
Parte II en proceso de traducción.
Traducción por Marcos Perearnau
FERNANDO ULLOA EXPLICA LA ARTICULACION ENTRE SALUD MENTAL,
PSICOANALISIS Y POLITICA
“LA ÉTICA DEL DESEO DEBE BALANCEARSE CON LA ÉTICA DEL COMPROMISO”
http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-83921-2007-04-23.html
A los 83 años, Fernando Ulloa no es sólo una gloria del psicoanálisis argentino. Es un
psicoanalista en un momento pleno de su práctica y producción teórica: la salud mental en
el espacio público político. Aquí, da cuenta de esa experiencia, la de examinar a la
sociedad e incidir sobre ella.
Por Pedro Lipcovich
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En la biblioteca del consultorio de Fernando Ulloa se destacan los libros de crítica:
Harold Bloom, gran parte de la obra de George Steiner. Si Freud distinguió a los poetas,
los escritores, como fuente de sabiduría para el psicoanálisis, Ulloa vino a hacer algo
parecido con los críticos; la generación de un “pensamiento crítico” es el eje de su
trabajo con lo que denomina la “numerosidad social”.
–Una institución, supongamos un hospital o un equipo de salud, me llama porque tiene
conflictos serios o no le salen bien las cosas o enfrenta nuevos desafíos. En esa situación, que
llamo de numerosidad social, se suscita un “acto de habla mirado”: el término viene del derecho
romano; eran palabras habladas ante testigos que acreditaban su valor de compromiso. En esa
escena formada por 20, 40, 200 personas, el peso de las palabras se multiplica, pero también
aparecen ocurrencias, inventivas. Yo fui un chico campesino, nací en Pigüé: en las casas,
recuerdo, se contaban sucedidos; todos escuchaban en ronda pero siempre, en alguna pausa
del relato, otro intervenía: “A propósito de lo que usted está diciendo...”. Este es el que llamo
efecto per. Se trata de algo que Freud mencionó como “memoria perlaborativa”. El prefijo
remite a aquello que se extiende en el tiempo: perdura, pervive. Es una memoria que estaba
perdida hasta que algo la vuelve a hacer presente, “a propósito de...”. En la numerosidad
social, el efecto per estimula a que lo reprimido, en forma de ocurrencia, surja, y entonces
empieza el pensamiento crítico: empiezan a debatirse esas cosas que todos veían cada día sin
advertirlo.
–¿Podríamos ver esto en un ejemplo?
–Uno de mis actuales bancos de prueba, como los llamo, es una residencia interdisciplinaria de
médicos, trabajadores sociales y psicólogos, que trabajan en un barrio muy carenciado cerca
de La Plata. Una chiquita de seis años fue llevada a consulta con flujo maloliente y
escoriaciones en la vulva. Dos médicas la revisaron y diagnosticaron falta de higiene. Dos o
tres meses después, la nena volvió con el mismo cuadro. Se la envió a un dispensario en La
Plata que atiende casos de abuso sexual, y allí ratificaron: falta de higiene. La nena no volvió a
la consulta. Pasaron tres años hasta que una abuela de la nena se dio cuenta de lo que
pasaba: el segundo marido de la madre abusaba de la nena. El diagnóstico no podía haberse
logrado desde la medicina porque no había lesiones importantes, sólo manoseos. Pero faltó un
buen seguimiento desde los trabajadores sociales.
–Revelado y hecho cesar el abuso, la nena empezó a ser tratada por una psicóloga de la
institución.
–Pero no respondía al tratamiento –cuenta Ulloa–. Hasta que un día le propuse a la psicóloga
que empezara a trabajar con el cuerpo, y todo cambió. Es que tanto en una niña resignada
ante el abuso como en una comunidad resignada ante la miseria, el cuerpo se desadueña. Yo
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denomino “síndrome de padecimiento” lo que sucede cuando un sujeto o una comunidad se
resignan frente al sufrimiento. Lo primero que se pierde es el coraje: la nena no podía decirle a
la madre lo que le estaba haciendo ese hombre. Pierden valentía la comunidad resignada a la
indigencia o el profesional que, en el manicomio, se resigna a la indigencia intelectual. Y
pierden lucidez. Los hechos que padecen se naturalizan: los sujetos reniegan de las
condiciones adversas en que viven, y esto lleva a una amputación del aparato perceptual: el
sujeto ya no sabe a qué atenerse, y se atiene a las consecuencias. Y el cuerpo se desadueña:
ya sólo responde a movimientos reflejos, defensivos, no elige movimientos nuevos. El cuerpo
desadueñado pierde su contentamiento. Pero de pronto surge algo nuevo, el piquete: esos
mismos cuerpos trazan nuevos movimientos, cortan la ruta. Cuando el cuerpo recupera su
contentamiento, se recupera el coraje.
–Así, a partir del caso de la niña abusada, Ulloa avanza hacia lo que llama una clínica de
la salud mental.
–Un paradigma del síndrome de padecimiento es la cultura de mortificación, que abarca a
grandes sectores, donde la queja no se eleva a protesta y las infracciones sustituyen a las
transgresiones. La transgresión, que se juega a cara o cruz, puede fundar una teoría revulsiva
o revolucionaria, o una ruptura epistemológica. Y funda la fiesta. En la cultura de mortificación,
bajo el padecimiento colectivo, no hay más que infracciones. En estos términos bosquejo una
clínica de la salud mental: cómo lograr que alguien salga de la resignación, que genera
padecimiento, para pasar a la pasión de la lucha. “Pasión” es una palabra de la misma familia
pero donde la “c” de “padecer” cambió por una “s”, que es de “sufrimiento” pero también de
“sujeto”. Bueno, yo me dedico a la producción de salud mental en equipos de salud.
–En aquella institución, ¿cómo se concretó su trabajo con el equipo, con la
“numerosidad social”?
–El caso de la chiquita fue un “analizador”: un punto de discusión suficientemente abarcativo
para concitar el interés de todos y suficientemente acotado para que el pensamiento crítico no
se pierda en generalidades. Cuando el analizador se va agotando suele aparecer otro, y así se
va creando una estructura de pensamiento. El caso de la chiquita, como analizador, conduce a
la cuestión de cómo responder en términos comunitarios a la frecuencia de abusos sexuales,
incrementados por la miseria, la convivencia promiscua, la sobrevivencia. A menudo los
profesionales se limitan a hacer la denuncia policial y esto no resuelve la cuestión: hay miles de
denuncias cajoneadas. A partir de este caso, fueron las trabajadoras sociales quienes
advirtieron que, en barrios como ése, los abusos no son “delitos privados”: son frecuentes,
públicos, y la organización atenta de la comunidad es lo que puede ponerles límite.
187
Ante los grupos, Ulloa no se presenta para enseñar, sino para discernir lo que los
sujetos ya saben pero desestiman.
–Mi trabajo con la numerosidad social es producir los que llamo “notables”: gente que tiene
algo que decir. Yo los identifico en las primeras reuniones. No son los que más hablan, tienen
una actitud distante. Me escuchan en silencio, con cierto fastidio, como pensando: “Yo dije mil
veces lo que éste que viene de afuera dice ahora, pero no me escucharon”. Y tienen razón. No
hablan porque se han llamado a silencio. Son distintos: notables. Son los que se cansaron de
predicar en el desierto. Siempre existen, siempre los encuentro. En cambio los portavoces, los
que enuncian por qué he sido convocado, no dicen más que lo ya reconocido, esas quejas.
Entonces yo hago intervenir a uno de los notables: “¿Vos qué pensás de esto que están
diciendo?”. Y él, con su experiencia allí, que es mucho mayor que la mía, va a decir algo que
romperá la situación.
–¿Esta intervención logra modificar las instituciones? Ulloa tardó años en encontrar su
respuesta.
–Sucedió que, al pasar el tiempo, me encontraba con gente que me decía: “Yo estuve cuando
vos hiciste un trabajo en tal institución...”. “Ah, sí, fue un desastre”, contestaba yo. “Pero no: la
institución no cambió pero varios de nosotros nos organizamos, nos capacitamos y logramos
cambios en nuestro sector”; o bien: “Vimos que la institución era refractaria a todo cambio y nos
fuimos, fundamos otra institución distinta”. El trabajo había tenido efectos, no siempre en las
políticas institucionales pero sí en las subjetividades. La numerosidad social es, en última
instancia, una fábrica de notables.
–Hace unos momentos usted mencionó un posible incremento de abusos sexuales en
relación con la miseria y “la sobrevivencia”: esto podría referirse a una de las formas
que usted ha discernido en su estudio de la crueldad, la “crueldad del sobreviviente”.
–Sí, hay una crueldad del sobreviviente de la destrucción social: él va matando, a la busca de
su propia muerte. Personas que habían optado por la delincuencia, al resultar heridas, llegaban
a pedir que no se llamara a la ambulancia: “Quiero morir en la calle”. El sabe que se juega la
vida. Claro, mejor no llegar a toparse con él porque puede ser muy violento: su ética de
sobreviviente es la violencia y él sabe que lo espera la cárcel, el hospicio o, si tiene suerte, el
cementerio. Hay un concepto psicoanalítico que dice que, en el final de nuestras vidas, nos
espera el real de nuestro cadáver: él cotidianamente anuncia cómo su cuerpo ha de ser
cadáver.
–En este marco, Ulloa menciona otro de sus “bancos de prueba”.
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–Una de mis experiencias actuales es el trabajo con Barriletes en Bandada, que organizó la
psicóloga Marta Basile en Neuquén. En un lugar que le presta un colegio público, trabaja con
unos 60 chicos de seis a once años que todavía no saben leer; viven en condiciones de gran
adversidad social, de altísimo riesgo; la escuela común no encuentra la forma de ocuparse de
ellos. En Barriletes, además de dárseles el almuerzo, lo cual es esencial, se les propone contar
cuentos. Como no saben escribir, Marta los escribe. Los relatos traducen la violencia, los
abusos. Ella les explica: “No se puede hacer público un cuento así porque te podría traer
problemas con tus padres: entonces, vamos a darle una forma que se llama literaria, que no
oculte los hechos pero no te ponga en riesgo”. Así, para escribir sus pequeños cuentos tristes,
los chicos aprenden a leer y escribir, y muy rápido. Pero no es sólo eso. Esos chicos no tenían
noción de propiedad personalizada. Entonces, les ofrecieron ser dueños, cada uno, de un
objeto cotidiano, por ejemplo un cubierto: “¡El cuchillo!”. No, cuchillo no. Pero sí la cuchara. “¡Mi
mamá siempre dice que ella, en la familia, no puede meter cuchara!”, dice una nena.
–Quizá la difícil juntura entre psicoanálisis y salud mental pueda leerse en el apólogo de
la nena que, a diferencia de su madre, podrá meter cuchara, porque alguien se la otorgó.
–A partir de esa propiedad personalizada –continúa Ulloa–, los chicos empiezan a cuidar la
propiedad pública. Por ejemplo, unos chicos de Barrilete ven que, en el colegio donde se
reúnen, un alumno está arruinando algo, un banco con una navaja: se acercan, le dicen que
no, que ese banco es de todos. Y llegan a romper ese tabú de las mafias y de los chicos, no
denunciar: hay una maestra a quien pueden avisarle para que las autoridades detengan el acto
de vandalismo pero bajo el compromiso de que el alumno infractor no sea sancionado. Así se
van consolidando pautas culturales distintas, mediante formas de trabajo que excluyen la
violencia.
–Tratándose de crueldades, ésa del sobreviviente no es por cierto la peor.
–Hay distintas formas de crueldad. Una es simplemente la del “malo”, como lo designa el habla
habitual: malo es el que se apodera de la capacidad de decisión del otro. Todos podemos
llegar a ser malos. Pero existe también lo que llamo la vera crueldad: la del maligno. Alguna
vez me preguntaron por qué no trabajo con torturadores. Un maligno puede pedir análisis, si
perdió su confianza o autoestima, o la estima de sus cómplices. Pero mal puede permanecer
en un análisis el maligno, que se caga en toda ley, incluso en las normas que presiden un
análisis.
–Sin embargo, Frantz Fanon (psiquiatra y militante del FLN en la guerra de liberación de
Argelia), en Los condenados de la tierra, refiere haber tratado a torturadores e incluye
casos clínicos. La hipótesis del torturador como sujeto no tratable, “maligno”, ¿no
conlleva el riesgo de dejar en segundo plano la función política de la tortura?
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–No corresponde montar una exculpación del torturador; lo que le corresponde son los
estrados de la Justicia. Yo empecé a trabajar la cuestión de la crueldad a partir de un peritaje
para Abuelas de Plaza de Mayo, en un caso judicial. La pregunta que se nos formulaba a los
peritos era: ¿qué consecuencias sufre un bebé cuya madre fue torturada con picana eléctrica
cuando él estaba en su vientre, mantenida con vida hasta el parto y luego asesinada? Esa
pregunta trazaba el paradigma de todas las crueldades. En rigor, la vera crueldad, la de estos
personajes malignos, en realidad es una mentira, porque es mentira el saber cruel: el saber
cruel es el que rechaza lo que aparezca como contrario a la propia ideología o pensamiento
sobre cómo debe ser el otro; rechaza lo distinto, lo odia, lo discrimina o lisa y llanamente lo
elimina. Entonces, podría simplemente decir que tengo demasiado trabajo con las víctimas
como para ocuparme del victimario. Podría aducir, y es verdad, mi repugnancia. Pero además,
insisto, mal puede un torturador aceptar las leyes que muestran cómo fueron los hechos.
–Otra área de su práctica es la atención de pacientes privados, y algunos de éstos
empresarios, incluso importantes, que pertenecen a un sector social al cual sirvieron
aquellos torturadores. En estos tratamientos, ¿se hace presente lo político? Y si es así,
¿de qué manera?
–Para que haya psicoanálisis, debe haber un deseo de escuchar a alguien y también es
necesario que alguien demande ser escuchado por ese psicoanalista. El psicoanalista pone en
juego la ética del deseo, balanceada por la ética del compromiso: si sólo pone en juego la ética
del deseo, va al muere, termina frito como Edipo; pero si sólo trabaja por la ética del
compromiso, si no hay deseo, se muere por aburrimiento. Uno de mis pacientes era un
empresario bastante exitoso, buena persona, dedicado a causas gremiales en su área, que era
amigo de un sindicalista en ascenso. El empresario me pagaba un honorario respetable, el más
alto que yo cobraba en ese momento. Yo tengo un honorario que llamo “del Conicet”: si viene
un becario del Conicet, paga 60 pesos, aunque yo puedo cobrar cuatro veces más. Bueno, me
vino a ver ese sindicalista. Al terminar la entrevista, le digo: “Bueno, hablemos de los
honorarios...”. Y él: “... Pero yo sé cuáles son sus honorarios: a mí me manda Fulano, yo sé lo
que él paga”. Ingenuamente exclamé: “Pero usted es sindicalista”. “Me cagó”, contestó el tipo.
Nos despedimos y nunca más volvió. Fue como si yo, inesperadamente, hubiera planteado
cuál era su problema: no todo era santo en él.
–Desde principios de los ’60, Ulloa estuvo ligado a la Carrera de Psicología de la UBA.
–Cuando me propusieron dar un seminario sobre grupos operativos, la carrera todavía
funcionaba en el rectorado de la UBA. Se anotaron 80 personas. Teníamos reuniones plenarias
y yo promovía que, en determinados momentos, nos quedáramos en silencio, pensando en
algo que había sido particularmente interesante. En una situación así, entra Risieri Frondizi, el
rector de la Universidad: nos ve, todos callados; no había hojas en los pupitres, no estaban
190
dando examen escrito: “¿Qué está haciendo, profesor?”. “Estamos pensando”, le contesto. El,
al irse, irónicamente dice: “¿...En la universidad?”. Después me ofrecieron la cátedra de Clínica
de Adultos. Renuncié en 1966, después de la Noche de los Bastones Largos, y volví a
principios de los ’70. Advertí que había muchos diversos pequeños fraudes por parte de los
alumnos: gente que se presentaba con el documento de otro para dar examen, esas cosas. Y
decidí hacer asambleas clínicas: no quería una actitud policial, sino un debate público sobre
qué quiere decir, en una carrera universitaria como Psicología, el fraude. En esas asambleas,
además de enfrentarse la cuestión del fraude, se empezó a poner a punto lo que hoy llamo la
numerosidad social. Eran centenares de alumnos, en el Aula Mayor, desde las dos de la tarde
hasta la noche. Aprendían clínica de adultos porque ellos mismos eran objeto de la clínica; se
observaban como comunidad. Yo les decía: “Vengo del hospital, para preparar gente que le
interese trabajar en instituciones públicas”. De allí salieron muchos que fueron a trabajar a
hospitales, venían familiares, era casi una fiesta.
–Pero si las fiestas se fundan en la transgresión, las de esa época estaban bajo
vigilancia.
–En la asamblea clínica había un tipo, el marido de una alumna, que tenía algo raro: “¿Dónde
trabajás?”, le pregunté. “Soy funcionario público.” Estábamos en 1972. Vi que la mujer le hacía
un gesto. Al terminar la reunión, él se acercó. “Soy cana”, confesó. Lo mandaban para observar
lo que hacíamos. “Pero nunca dije nada en contra suyo...” Yo le agradecí su franqueza pero le
dije que iba a plantear en la asamblea clínica lo que me había contado. No volvió más.
Después vino la dictadura, yo me exilié en Brasil, volvió la democracia, volví del exilio y un día,
frente a una embajada, escucho: “¡Tordo! ¡Tordo!, ¿se acuerda de mí?”. “¿Qué hacés acá?” “Mi
mujer me dejó y yo salí de la cana, ahora trabajo como custodio.” “Estás en la misma...” “Es
que me hice alcohólico. Tiene que darme una mano para salir de esto.” “Sí, claro.” Después de
varias entrevistas lo encaminé a un grupo de Alcohólicos Anónimos. Superó el alcohol y
cambió de trabajo: se hizo taxista. Cada tanto me ve por la calle y me saluda: “¡Tordo, tordo..
5 POSTULADOS DEL PODER QUE HAY QUE ABANDONAR (SEGÚN EL FILÓSOFO MICHEL
FOUCAULT)
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PUBLICADO POR CARLOS BÉJAR ⋅ 19 MAYO, 2016
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ARCHIVADO BAJO DELEUZE, ESTADO, FILOSOFÍA, FOUCAULT, PODER, RELACIONES DE PODER
Al filósofo francés Michel Foucault se le reconoce el haber llevado los análisis del poder a un nuevo
nivel. A su juicio, el problema del poder se analizaba, desde las posiciones de derecha, desde el punto de
vista de la constitución, la soberanía, etc., es decir, en términos jurídicos; y desde las posiciones de
izquierda se hablaba de represión, de ideología, esto es, se trataba el tema del poder en términos de
aparato de Estado. Pero “la manera como el poder se ejercía concretamente y en detalle, con toda su
especificidad, sus técnicas y sus tácticas, no era algo que preocupara; uno se contentaba con
denunciarlo en el «otro», en el adversario”.[1] Así, los adversarios del socialismo soviético lo llamaban
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“totalitarismo”, mientras que el capitalismo occidental era denunciado por los marxistas como
“dominación de clase”, pero la mecánica del poder no se analizaba nunca y para Foucault había un sinfín
de cosas que habían permanecido hasta entonces fuera del campo del análisis político. Al estudio de
estas técnicas concretas lo llama Foucault un estudio “microfísico” del poder. Es un análisis que, más
que hablar en términos globales y abstractos sobre poder, se centra en el detalle concreto de las
innumerables formas en las que el poder opera. Vigilar y castigar fue el primero de sus libros en donde
Foucault abandona un cierto número de postulados que habían marcado los análisis del poder
tradicionales. Para exponerlos, me voy a basar en el excelente librito de Deleuze titulado simplemente
Foucault, pues en su segundo capítulo Deleuze recoge de forma concisa y clara las tesis principales que
Foucault, de una manera un tanto desordenada, sostiene en Vigilar y castigar.
El primero postulado sobre el poder que Foucault abandona es el postulado de la propiedad. Según este
postulado, el poder sería la «propiedad» de una clase que lo habría conquistado. Así, un partido o un
político cualquiera que ganara las elecciones, se convertiría en «propietario» del poder por un cierto
tiempo. Foucault muestra que el poder no funciona de este modo pues el poder no es tanto una
propiedad sino una estrategia. Para el filósofo francés,
“el estudio de esta microfísica supone que el poder que en ella se ejerce no se conciba como una
propiedad, sino como una estrategia, que sus efectos de dominación no sean atribuidos a una
“apropiación”, sino a disposiciones, a maniobras, a tácticas, a técnicas, a funcionamientos; que se
descifre en él una red de relaciones siempre tensas, siempre en actividad, más que un privilegio que se
podría detentar; que se le dé como modelo la batalla perpetua más que el contrato que opera un
traspaso o la conquista que se apodera de un territorio. Hay que admitir, en suma, que este poder se
ejerce más que se posee, que no es el “privilegio” adquirido o conservado de la clase dominante sino el
efecto de conjunto de sus posiciones estratégicas, efecto que manifiesta, y a veces acompaña, la
posición de aquellos que son dominados”.[2]
Callejon-Foucault-poder
Cuando se concibe el poder no como una propiedad sino como una estrategia, se entiende que las
clases dominantes dominan no porque “posean” el poder, sino porque realizan una serie de estrategias
cuyo efecto de conjunto es sencillamente un efecto de poder. Esto nos lleva al segundo postulado.
Postulado de la localización, según el cual el poder sería poder de Estado, estaría localizado en el
aparato de Estado. Sin embargo, como ya vimos, el Estado es algo que aparece solamente como efecto
de conjunto o como resultante de una multiplicidad de engranajes que ejercen Una de las ideas
centrales de Vigilar y castigar es que las sociedades modernas pueden definirse como sociedades
«disciplinarias». Como veíamos en entradas anteriores, las disciplinas son una forma de poder que no se
identifican con una institución particular sino que están insertas en el tejido social. Así pues, las
disciplinas, que son un tipo de poder, atraviesan todo tipo de instituciones produciendo sujetos a la vez
útiles y sumisos. Pero no están localizadas en ningún lugar en particular sino que existen en la misma
medida en que funcionan. “En resumen –comenta Deleuze-, el funcionalismo de Foucault se
corresponde con una topología moderna que ya no asigna un lugar privilegiado como origen del poder,
que ya no puede aceptar una localización puntual”.[3]
Postulado de la subordinación. Según este postulado, el poder del aparato de Estado estaría
subordinado a un modo de producción como infraestructura. En otras palabras, primero estarían los
modos de producción y después estaría el poder que dependería de ellos. Para Foucault esto no es así,
sino que toda la economía presupone esos mecanismos de poder que ya actúan internamente sobre los
cuerpos y las almas, que ya actúan dentro del campo económico sobre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción.[4] «Las relaciones de poder –afirma Foucault- no están en posición de
exterioridad respecto a otros tipos de relaciones… no están en posición de superestructura… están
presentes allí donde desempeñan un papel directamente productor».
192
El postulado de la esencia o del atributo supone que el poder tendría una esencia y sería un atributo de
aquellos que lo poseen (los dominantes tendrían el atributo de ser “poderosos”) distinguiéndolos de
aquellos sobre los que se ejerce (los dominados no tendrían ese atributo). Para Foucault el poder carece
de esencia porque es operatorio. No es atributo, sino relación: la relación de poder es el conjunto de las
relaciones de fuerzas, que pasa tanto por las fuerzas dominadas como por las dominantes. En este caso
no sólo los políticos y gobernantes son los únicos capaces de establecer estrategias y tácticas de poder:
¡cualquiera puede hacerlo! Del encontronazo de las estrategias de ambos lados surgen relaciones de
poder que son relaciones de fuerza siempre tensas, siempre en actividad y que están sujetas a invertirse
en cualquier momento. El poder tiene por ello como modelo la batalla, no un contrato que opera un
traspaso (de poder) o la conquista que se apodera de un territorio. Al respecto comenta Deleuze, atento
lector de Foucault: “Se puede concebir una lista, necesariamente abierta, de variables que expresan una
relación de fuerzas o de poder y que constituyen acciones sobre acciones: incitar, inducir, facilitar o
dificultar, ampliar o limitar, hacer más o menos probable… Esas son las categorías de poder”.[5]
Categorías, añadimos, que son susceptibles de ser ejercidas por cualquier persona, tenga o no un cargo
público, tenga o no dinero.
Callejón-poder-postulados-Foucault-filosofía
Postulado de la modalidad, “el poder actuaría a través de la violencia o de la ideología, unas veces
reprimiría, otras engañaría o haría creer, unas veces policía y otras propaganda”.[6] Para Foucault el
poder no procede por ideología y no actúa necesariamente a través de la violencia y de la represión.
Para él, la noción de ideología no le parece la adecuada para analizar el problema del poder porque la
ideología está siempre en oposición a algo que sería la verdad, cuando según él el poder precisamente
«crea verdad». Además, la ideología (superestructura) está en posición secundaria con respecto a un
determinante económico, material (infraestructura), cuando ya vimos que para él el poder es
completamente inmanente a las relaciones de producción y no está subordinado a ellas. Y con respecto
a la represión, Foucault piensa que
“[…] la noción de represión es totalmente inadecuada para dar cuenta de lo que precisamente hay de
productivo en el poder. Cuando se definen los efectos del poder recurriendo al concepto de represión se
incurre en una concepción puramente jurídica del poder, se identifica al poder con una ley que dice no;
se privilegia sobre todo la fuerza de la prohibición. Me parece que ésta es una concepción negativa,
estrecha, esquelética del poder que era curiosamente algo aceptado por muchos […] Lo que hace que el
poder se aferre, que sea aceptado, es simplemente que no pesa solamente como una fuerza que dice
no, sino que de hecho circula, produce cosas, induce al placer, forma saber, produce discursos; es
preciso considerarlo más como una red productiva que atraviesa todo el cuerpo social que como una
instancia negativa que tiene como función reprimir”.[7]
Así pues –comenta Deleuze-, “el poder más que reprimir «produce realidad», y más que idiologizar, más
que abstraer u ocultar, «produce verdad» […] Foucault conoce perfectamente la represión y la
ideología; pero, como ya Nietzsche había visto, éstas no constituyen el combate de las fuerzas, sólo son
el polvo levantado por el combate”.[8] Como se puede ver enseguida, la concepción foucaultiana del
poder no sólo difiere enormemente de la concepción tradicional del poder que sobre todo el
izquierdismo defendía; también posibilita enormemente actos de resistencia que de otro modo no
serían concebibles. En efecto, si el poder no le pertenece ni es atributo de nadie y no está localizado en
el Estado sino que es algo que se ejerce y que está difuminado en todo el tejido social, entonces la
resistencia al poder consiste fundamentalmente en estrategias, maniobras y tácticas que los que se
suponía que eran no-poderosos pueden en cualquier momento desplegar. Esto es sin duda una gran
lección que Foucault nos deja para que la pensemos… ¡y para que la actuemos!
Callejón_poder_filosofía_Foucault_manifestacion
[1] Michel Foucault, “Verdad y poder”, en Obras esenciales (Dits et écrits), pág. 383.
193
[2] Michel Foucault, Vigilar y castigar, pág. 36 (las cursivas son mías).
[3] Gilles Deleuze, Foucault, pág. 52.
[4] Ibid., pág. 53.
[5] Ibid., pág. 99.
[6] Ibid., pág. 54.
[7] Michel Foucault, “Verdad y poder”, en Op.cit., pág. 385.
[8] Gilles Deleuze, Op.cit., pág. 55.
LOS QUE CREEN QUE NO TIENEN IDEOLOGÍA ES PORQUE FUERON COLONIZADOS,
OPINAN LOS CIENTISTAS ISUANI Y FOLLARI
http://www.explicitoonline.com/129634-2/
Roberto Follari, profesor de Epistemología, y Alberto Isuani, profesor de Política Comunicacional y
Teoría del Estado, en la Universidad Nacional de Cuyo.
Roberto Follari, profesor de Epistemología, y Alberto Isuani, profesor de Política Comunicacional y
Teoría del Estado, en la Universidad Nacional de Cuyo.
Todos tenemos ideología hasta los negacionistas. Los cientistas sociales mendocinos Alberto Isuani y
Roberto Follari explicaron por qué la ideología está presente en todas las personas, a pesar del discurso
que pretende imponer la posibilidad de desprenderse de ella el nombre de una neutralidad que en la
vida real es imposible.
Los docentes de la UNCuyo fueron abordados sobre la ideología por la periodista Brigitte Bringas para
un informe presentado en el programa La Posta, que emite la radio de la casa de estudios (96.5 en
Mendoza). Isuani es profesor de Teoría del Estado y Política Comunicacional, además de consultor y
analista político. Follari es profesor de Epistemología y autor de 16 libros editados en distintos países del
mundo.
Ambos coincidieron en que el discurso contra las ideologías es auspiciado por la ideología dominante,
cuyo propósito es erigirse como verdad absoluta sin competencia de otras posturas. La temática es de
candente actualidad, puesto que en Argentina las figuras más predominantes del macrismo y sus aliados
mediáticos trabajan en convencer al pueblo de que tener ideología hace mal.
“La ideología es un conjunto de ideas a través del cual miramos el mundo”, conceptualizó Usuani. “Hay
gente que tiene una ideología más flexible y otra gente más rígida, que es lo que llamamos el
dogmatismo”, agregó.
“La ideología está presente no sólo en la política sino también en cualquier nivel de las relaciones
sociales e implica cuál es el modelo de sociedad ideal de cada uno”, consideró Follari.
194
“Todos tenemos ideología, hay gente que está atravesada de forma alienada y otros que son los
generadores de la ideología”, sostuvo Isuani al mismo tiempo que resaltó el rol de los medios de
comunicación en el presente para la bajada de línea al pueblo. Los dueños de los medios, dijo el
cientista, tratan de que sus periodistas inculquen la ideología liberal en los obreros para que terminen
pensando de que les conviene ese sistema, aunque en la práctica sea una condena.
Follari aportó que “todo discurso tiene un nivel ideológico de lectura posible y desde este punto de vista
todos estamos inmersos en la ideología. Quizás lo más importante a marcar es que quienes ideología
más dura son aquellos que creen no tenerla, es decir, aquellos que están poseídos por la ideología
dominante, de modo que no creen que exista nada diferente a lo que ellos tienen naturalizado; lo que
ellos toman por natural es su propia visión de las cosas, que no es natural sino que ha sido socialmente
construida y como no se dan cuenta de esa construcción creen que el mundo es como ellos lo ven”.
“La ideología es eterna y universal, siempre existirá mientras haya representaciones humanas. Si hay
ideología que van a tono con derechos universales, como mayor igualdad y derechos para todos. Y las
ideologías dominantes que están al servicio de mantener el status quo, es la ideología de la que muchos
no se dan cuenta que poseen porque creen que responde al mundo natural”, agregó el epistemólogo.
¿Hay ideologías buenas y malas?
“Habría que recurrir a un código moral para establecer esas categorías”, explicó Isuani.
Por su parte, Follari distinguió entre “ideología dominante e ideología que responde a los sectores
dominados, pero en todos los casos la ideología responde a un nivel de lectura parcializado, tanto la
dominante como la dominada se sienten buenas en un sentido ideal que trasciende el sentido real del
modelo al cual apuntan”.
IZQUIERDAS MEXICANAS: RELEYENDO A RICARDO FLORES MAGÓN
La propuesta anarquista de Ricardo Flores Magón es un arma crítica que vale la pena afilar.
Christina Soto Van Der Plas
| Relecturas de la izquierda
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Flores Magón 1
Con este ensayo dedicado al pensamiento político y social de Ricardo Flores Magón ofrecemos la
primera de cuatro entregas de una serie que se propone releer, desde las inquietudes del presente, a
algunas de las figuras y de los textos más representativos de las izquierdas mexicanas.
La larga persecución y los múltiples encarcelamientos de Ricardo Flores Magón (1873-1922) son indicios
ineludibles de que su pensamiento político provocaba más que incomodidad en los distintos grupos
políticos en el poder, tanto en México como en el extranjero. Lo mismo el porfiriato que la serie de
caudillos de la Revolución mexicana y el gobierno norteamericano se sentían amenazados por las
publicaciones y discursos del intelectual anarquista. La incomodidad se debía no solo a su denuncia y
crítica de los sistemas económicos y políticos sino también a su rechazo tajante del nacionalismo y su
activismo revolucionario de tono claramente violento. A cien años de la publicación de sus textos
periodísticos y de la pronunciación de sus discursos, parece que el fuego de la incomodidad ha sido
apagado por la institucionalización de su figura al denominarlo “precursor de la Revolución mexicana”,
declararlo “persona ilustre” e incluso inscribir su nombre en letras de oro en la Cámara de Diputados.
195
En realidad, la crítica de Flores Magón nunca fue más tenaz que cuando se dirigía contra la propia
institucionalización y sistematización gubernamental de los movimientos que surgen desde la base
trabajadora. Su discurso se basa primordialmente en el antagonismo y el desacuerdo, en la primacía de
la acción sobre la representación, en la rebelión y la abolición de la propiedad privada y, en última
instancia, en la supresión de la innecesaria idea de “patria”. Así, su pensamiento parece haber sido
encasillado precisamente en aquello que intentaba suprimir. Y en tanto tal, hoy sus reflexiones resultan
ser una incómoda arma de dos filos: son una crítica aún vigente del sistema del capital que se reinventa
en su alianza con los gobiernos pero, al mismo tiempo, son enunciados que fácilmente se pierden en la
esfera del puro desacuerdo y fácilmente se usan como estandarte del descontento político en contra de
las instituciones, sin llegar a proponer una alternativa o establecer un programa de acción.
El pensamiento político de Flores Magón parte de una aguda crítica de su realidad contemporánea,
desde la cual plantea la urgencia de un futuro radicalmente distinto. Cansado de la tiranía impuesta por
los distintos gobernantes y de la explotación permanente de los trabajadores, Flores Magón desarrolla
su labor intelectual y activista en un arco que parte del liberalismo y culmina en el anarquismo. Ambas
ideologías comparten la idea de que el Estado no debería intervenir en la sociedad, pero el anarquismo
la lleva a sus últimas consecuencias al plantear la disolución de toda jerarquía y del Estado mismo. En
este sentido, la propuesta de Flores Magón está en contra de cualquier sistema de gobierno basado en
la representatividad y contra el fundamento de la propiedad privada que implica desigualdad entre los
individuos. Como solución a esto, su anarquismo propone operar una revolución radical,
necesariamente violenta, tras la cual no habrá jerarquías sino “acción directa” y, por lo tanto, libertad de
trabajar la tierra en común.
“¡Tierra y libertad!” es el lema anarquista que condensa la prerrogativa fundamental a la que siempre
regresan los textos de Flores Magón. Esta imprecación, que fue también el estandarte del Partido Liberal
Mexicano y luego de otros movimientos revolucionarios en México, condensa la propuesta básica del
anarquismo: abolir la propiedad privada para trabajar la tierra en común y así liberar a los oprimidos del
yugo de todo sistema autoritario y de gobierno. Para Flores Magón, la propiedad privada de la tierra
tiene su origen en la esclavitud y en la violencia que una minoría ejerce sobre la mayoría, por lo que la
sociedad se escinde en al menos dos grupos contrapuestos. “El origen de la propiedad territorial”[i] es la
violencia, y un Estado se crea de la misma manera. La propuesta del discurso de Flores Magón es que
todo sistema que acalle y mantenga a raya a la mayoría por medio de la violencia debe ser de la misma
manera violentado y suprimido.
Entrar en el juego electoral y de lucha por el gobierno, como sucedió durante y después de la Revolución
mexicana, va en contra de los principios de Flores Magón. En uno de sus artículos dirigido a los
triunfantes maderistas se pregunta si “¿vamos a tomar la tierra y la maquinaria llevando en las manos
boletas electorales?”[ii] El temor de Flores Magón es que las fuerzas revolucionarias, en vez de
radicalizarse, degeneren en “un simple movimiento político”[iii] o en “reformitas que no salvan”.[iv]
Para él, el gobierno en todas sus instancias solo vela por los intereses de la clase capitalista y por lo
tanto mantiene la desigualdad social. En este sentido, los movimientos políticos que buscan representar
cualquier tipo de intereses particulares se desvían del objetivo que es la libertad e igualdad económica.
Incluso, en su fase más radical, es posible decir que el pensamiento de Flores Magón apunta a la
disolución de la política entendida como estructura, programa o proyecto organizado. La necesidad de
cualquier tipo de estructura sería, en la visión anarquista, suprimida. En esta coyuntura radican la
debilidad y la fuerza del anarquismo: su crítica es tajante y certera, pero al mismo tiempo confía en una
serie de principios que tendrían que nacer de manera natural en la sociedad sin ningún tipo de directiva
ni visión. No se trata de la redefinición de la política ni de una lucha que pueda cambiar las
circunstancias, sino de un puro acto radical sin paradigma que aniquila por completo la esfera de acción
política.
196
Por ello, en oposición al sistema de representatividad para él fallido, Flores Magón retoma el principio
anarquista de la “acción directa”. En la última etapa de desarrollo de su pensamiento, esto implica la
internacionalización de su movimiento y la destrucción de las barreras nacionales basadas en el
autoritarismo de la idea de “patria”. Una vez más, de regreso al principio esencial de la “tierra”, si el
concepto de patria está basado en la tierra en que se nace, sus habitantes y sus costumbres, el precepto
es falaz porque de cualquier manera la tierra y las leyes que se han impuesto para regularla son de los
burgueses. En palabras de Flores Magón, la patria no ha sido sino “palabras estúpidas que han servido
de pretexto para que legiones de brutos se rompan la cabeza”.[v] Así, la revolución no puede estar
marginada a las fronteras ni políticas ni mentales y debe perseguir un desarrollo más profundo. En una
visión cada vez más amplia, el proceso emancipatorio que concibe el anarquismo de Flores Magón es de
índole internacional, pues el problema de la representación, ya sea del capital que representa el trabajo
o del gobierno al que se le delega la acción política, es el mismo en todas las regiones.
Flores Magón 2
La manera de salir de este punto muerto es el acto revolucionario. Siempre en tiempo presente y no en
un porvenir, un futuro al que se tiene que llegar, Flores Magón declara que la revolución es el acto y
agente de cambio. Se trata de un acto y no de acciones, y es importante notar la diferencia, pues el acto
es una ruptura radical, mientras que las acciones son parte de la heterogeneidad que la pluralidad
concierta. En este sentido, la fuerza del pensamiento magonista yace en la declaración de que se debe
forzar la revolución en vez de esperar a que suceda algo que interrumpa el estado de la situación. En vez
de derivar las consecuencias de un movimiento y un instante revolucionario, Flores Magón propone
forzar la revolución misma. El acto revolucionario, en primer lugar, tiene que alejarse de la tentación
inicial de ser partícipe del sistema y de tener voz y voto en sistemas de representación. Y en segunda
instancia, este negarse a participar abriría la senda hacia un verdadero acto que sería capaz de cambiar
las coordenadas de una constelación dada.
El impulso teórico y práctico del acto revolucionario es el desacuerdo. Se trata de un desacuerdo
fundamental en la base de la sociedad con respecto a lo que cuenta o no cuenta en una comunidad.
Antes que por los derechos, la disputa es por la desproporción aritmética que fundamenta la
comunidad, tanto política como económica. La propuesta anarquista de Flores Magón tiene como lógica
propia la racionalidad de la discordia como “agente creador”. La premisa es que el “descontento es
fructífero”[vi] y que “la vida es desorden, es lucha, es crítica, es desacuerdo, es hervidero de
pasiones”.[vii] Lo que mantiene adherida a la comunidad es el disenso, y por lo mismo es que con base
en ello es posible articular una revuelta.
En la visión contemporánea, esto se podría interpretar como uno más de los eufemismos gastados de
parte de las instituciones y gobiernos que abogan por la inclusión de las minorías, la participación
comunitaria, los acuerdos políticos, el consenso o los pactos de unidad dentro de la pluralidad. No hay
nada más alejado de estos indiferentes enunciados que afirman la desigualdad que lo que propone
Flores Magón. En contra de las políticas conciliadoras, su ideología anarquista aboga por mantener la
crítica, el desorden y el desacuerdo como armas de acción directa durante la revolución y luego de la
misma. De esa manera, incluso la aritmética sería un sistema innecesario, pues no se trata de mayorías
o minorías, sino de defender la libertad inherente de las partes de la comunidad.
En cuanto a su labor dentro del movimiento revolucionario, Flores Magón se define como un
“sembrador de ideales”, es decir, como un visionario encargado de diseminar en las conciencias los
ideales de una sociedad basada en el trabajo en común en la que reinen la libertad y la comunidad. Su
papel es ser un idealista que, en sus palabras, “camina hacia un futuro que mira con los ojos de su
mente”.[viii] La labor del intelectual es proyectar su visión para que el “movimiento ciego”[ix] del
disenso pueda ver hacia dónde se dirigen sus pasos. El intelectual tendría que ser la vanguardia del
movimiento para poder no solo analizar los cimientos, la tierra de la realidad presente en la que siembra
su ideología, sino también para proponer una visión del futuro y las dificultades que esto puede traer.
197
Contra la esperanza de una felicidad por venir como la que propone la religión o un panorama lleno de
promesas vacías como las que enuncian los políticos, Flores Magón propone una crítica radical de la
situación actual para transformar al sistema que mantiene en su invisibilidad a los desheredados. Así, el
intelectual es una suerte de instigador vanguardista que tiene la capacidad de ver todos los niveles del
edificio jerárquico de dominación y opresión. Por lo tanto, tiene la responsabilidad de proclamar el acto
revolucionario cualesquiera sus consecuencias. Esto es precisamente lo que hizo Flores Magón en
México y en el exilio a través de sus artículos periodísticos, proclamas y cartas.
El tiempo que ha pasado desde la intervención anarquista de Flores Magón ha confirmado que “la
repetición del intento de desarticular la institución, por su naturaleza que duplica un ataque fallido, se
dispersa sin el menor efecto al interior del discurso institucional”.[x] Toda radicalidad de lo que supone
la abolición de toda estructura representativa ha sido dirigida de la única manera conocida, es decir,
como representación. El problema de la violenta ruptura revolucionaria, cuya proclama era abolir la
propiedad privada y operar una liberación, es precisamente que no hay conexión alguna con lo
presente. Es la debilidad de una crítica que tiene claro al enemigo pero que no propone un discurso
positivo sino basado en las meras semillas de una visión de lo que podría ser plausible, dadas las
condiciones ideales. Acaso por ello el rechazo de las jerarquías y representación ha sido retomado y
neutralizado por las instituciones que quieren plantear una supuesta libertad. No hay mejor oxímoron
para señalar la contradicción de esto que las siglas de un partido que se declara revolucionario e
institucional. Es exactamente lo que ha sucedido con la institucionalización del anarquismo de Flores
Magón.
Al mismo tiempo, la visión de Flores Magón despliega un espíritu combativo y de confrontación con un
statu quo que parecía inaceptable y que con seguridad no se ha sino agravado. Sus ideas, leídas con
cuidado, provocaron y provocan una incomodidad que no solo suscita un mero escozor. Son un
diagnóstico que apunta a la enfermedad de la modernidad y a una posible solución. Su planteamiento
de los problemas económicos y políticos, así como la claridad con que su discurso distingue a los
responsables, son en sí mismos un acto revolucionario que debe tener consecuencias en la manera de
pensar una propuesta de izquierda. Por ello, la propuesta anarquista de Ricardo Flores Magón es un
arma crítica que vale la pena afilar.
Referencias
[i] Ricardo Flores Magón, Antología, sel. Gonzalo Aguirre Beltrán (México: Universidad Nacional
Autónoma de México, 1972), 36.
[ii] Ibid, 43.
[iii] Ibid, 40
[iv] Ibid, 50.
[v] Ibid, 58.
[vi] Ibid, 119
[vii] Ibid, 15.
198
[viii] Ibid, 127.
[ix] Ibid, 26.
[x] Oswaldo Zavala, “La imaginación rebelde: Ricardo Flores Magón y el anarquismo como estética de
vanguardia”. Revista de Estudios Hispánicos 45 (2011): 343.
(Crédito de ilustraciones: curiousflux.)
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¿ES LA “IZQUIERDA” UN SIGNIFICANTE AGOTADO EN EL “SENTIDO COMÚN”
COLOMBIANO?
http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/nacional/item/es-la-izquierda-un-significanteagotado-en-el-sentido-comun-colombiano?category_id=138
Si la izquierda colombiana desea tener una posibilidad real de poder en los próximos años, deberá entonce
hacer una reinvención de los significantes de la política alternativa o hacer parte de un movimient
ciudadano más amplio que de alguna manera “refresque” la contienda política nacional con nuevo
significados.
Carlos Andrés Duque
Doctorando en filosofía política de la Universidad Estadual de Campinas, Brasil.
Fuente de la imagen: www.bancoprovincia.com.a
“VENGO DE UN PAÍS LLAMADO COLOMBIA, QUE ES COMO DECIR VENGO DEL FUEGO Y
EL OPROBIO, DEL RESENTIMIENTO Y LA RABIA
PABLO MONTOYA, DISCURSO PREMIO RÓMULO GALLEGOS, 201
Es un hecho: nuestro país ha sido políticamente tan conservador que en casi toda su historia republicana la
oposición a la derecha ha sido la centroderecha, y en épocas más radicales, la ultraderecha ha sido la otra
cara de la centroderecha. El panorama es desesperanzador si pensamos que en las próximas elecciones la
posible oposición al medieval procurador Alejandro Ordoñez será un delfín de la histórica oligarquía
colombiana: el neoliberal, nieto de ex-presidente, Germán Vargas Lleras. En otras palabras, ayer fue
Zuluaga (Es decir, Uribe) vs. Santos; mañana: Ordóñez (Otra vez Uribe) vs. Vargas Lleras (Santos
radicalizado).
¿Qué opción nos queda?, ¿el Polo Democrático?, ¿el Partido Verde? Hasta hace algunos días estábamos
convencidos de que el camino era fortalecer la propuesta desde la “izquierda polista” buscando además su
articulación con el centro (los “verdes”) y otros sectores más “radicales” (Marcha patriótica, UP, etc.).
199
Hoy, después de largas discusiones con amigos y colegas críticos de nuestras posiciones ideológicas,
hemos arribado a la conclusión de que definitivamente, por algunas razones que espero subrayar, en
términos realistas y pragmáticos la izquierda no es una alternativa de poder a esta reeditada versión del
bipartidismo. La tesis es sencilla: palabras como “Izquierda”, “Polo”, “Revolución”, “Oligarquía” y demás
referentes tradicionales de la izquierda nacional, son por múltiples causas, SIGNIFICANTES
DESGASTADOS, incluso AGOTADOS en el “sentido común” popular colombiano. ¿Qué caminos
quedan entonces?: ¿un movimiento ciudadano no polarizado?, ¿concebir nuevos liderazgos?, ¿nuevas
estrategias discursivas?
Como puede corroborarse, cada vez es más común, quizá por la polarización radical que hemos vivido
históricamente y el clima de violencia siempre latente, que personas sinceras y bien intencionadas “del
común” (mayorías no alineadas en partidos tradicionales) pidan que no hablemos más de derechas e
izquierdas, que busquemos el centro o algo novedoso, alternativo. Desde distintos espacios de la sociedad
civil se clama por algo “nuevo”, “descontaminado” de un lenguaje, para muchos “viciado”, “trasnochado”
que ha perdido toda su efectividad. Generalmente, ante esta propuesta, nuestra primera reacción como
simpatizantes de la izquierda democrática es el rechazo frontal; algunas veces con vehemencia nos
referimos al “grave peligro” de la desideologización, al “abismo insondable” del borramiento de las
fronteras ético-políticas, a las formas sutiles de domesticar las pasiones en política y neutralizar la
posibilidad de radicalizar los conflictos, en fin: a los riesgos de la denominada “pospolítica”1.
Cuando este expediente de abstracciones ideológico-filosóficas no persuade de entrada a nuestros
interlocutores, pasamos al uso retórico del dolor y al “martirologio”, en otras palabras, al recuerdo y
recuento de las víctimas de la violencia propia de la exclusión política: ¿se olvidaron acaso de Gaitán, del
exterminio de la UP, de Pardo Leal, de Jaramillo Ossa, de Pizarro?, ¿no se percatan de que somos el único
país del continente que no ha tenido un presidente electo de Izquierda?, ¿por qué no llamar por su nombre
una propuesta de oposición al STATUS QUO, a ese menos del 0,01 %, a esas 30 o 40 familias que
manejan este país, a esas cerca de 2500 personas que poseen más del 50 % de la tierra y los recursos
bancarios?2
Además, subrayamos la manipulación mediática: ¿qué ha ocurrido con la propaganda del régimen que
logra que muchos piensen la izquierda como algo, de alguna manera, inferior o negativo? O, dónde queda
el déficit educativo: ¿hasta dónde la precaria educación colombiana y los medios de comunicación
imperantes (cuyos dueños son industriales y empresarios amigos del régimen) han influido en esta
desvirtuación o satanización? En síntesis, podríamos seguir enumerando, a nuestro juicio contundentes
razones por las cuales una propuesta de izquierda democrática debe ─con todo el derecho─ ser la real
alternativa que dispute el poder a los de siempre, a los de arriba, a la casta, a la oligarquía3. Sin embargo, a
pesar de usar todos nuestros recursos argumentativos para convencer a los escépticos, desencantados o
apáticos sobre la bondad y necesidad de la izquierda, generalmente este esfuerzo termina por complicar el
asunto: al final cada quien refuerza su posición de partida y se erigen muros de comunicación
infranqueables.
A esta altura podemos entonces ir señalando la existencia de tres hechos relacionados de los cuales
podemos partir: (1) La izquierda colombiana no ha superado la tercera parte porcentual en las elecciones
presidenciales4. (2) Hoy no se vislumbra un futuro promisorio para la próxima contienda electoral, un
contrapeso a las propuestas uribistas/santistas. (3) La izquierda no ha contado, ni cuenta hoy, con el favor
popular de las mayorías colombianas. ¿Qué hacer entonces ante estos hechos, a mi juicio, casi
inobjetables?
Desde luego, valga la pena una aclaración. Que en este momento no se vea con claridad un liderazgo fuert
y con opción real de poder desde la izquierda democrática no significa que antes o después, no pueda
aparecer una nueva ─y necesaria─ esperanza de transformación en el estático tablero político nacional.
200
Pero ahora, AD PORTAS de un nuevo escenario histórico, el del POSACUERDO, que posibilitará la
integración de la guerrilla a la política nacional ─aquella disculpa para la estigmatización y la represión─,
debemos hacer balances serenos y replantear estrategias discursivas. Volvamos entonces al punto central d
esta reflexión: por muchas razones las palabras: “Izquierda”, “Polo”, “Revolución”, “Oligarquía”, etc. son
hoy SIGNIFICANTES AGOTADOS en el “sentido común” popular colombiano. Ahora bien, ¿a qué nos
referimos concretamente con esta expresión?
En el capítulo del libro “Emancipación y Diferencia” (Laclau, 1996) titulado “¿Por qué los significantes
vacíos son importantes para la política?”, el pensador argentino Ernesto Laclau (1935-2014), al estudiar la
relaciones entre universalismo, particularismo y discurso, ha llamado la atención respecto a la importancia
de los SIGNIFICANTES VACÍOS ─significantes sin significados fijos─ en la lucha política. Para Laclau
en algunos momentos históricos la esfera de discusión política sufre una limitación de significados (o en
nuestro caso, un AGOTAMIENTO de los mismos) que no permite que múltiples demandas sociales
particulares puedan articularse y construir una forma de universalidad que pueda constituirse en opción rea
de poder desde un proceso de construcción hegemónica, que a su vez, a mediano o largo plazo, permitirá
resignificar otros significantes políticos. Estos significantes vacíos tienen un efecto directo en el “sentido
común” de la comunidad (Laclau, 1996: 69-86).
Fue Antonio Gramsci (1891-1937) quien llamó la atención respecto a la manera como se consolida una
hegemonía cultural y política, que es finalmente una disputa por la administración del sentido en la
sociedad. Para Gramsci la hegemonía (opuesta a la dominación violenta) no se
construye SOLAMENTE por la fuerza y con las armas; para su estabilización y legitimación se requiere
avanzar en la construcción de un “sentido común” entre la población que permita consolidar pacíficamente
una forma política de “dominación simbólica” (Gramsci, 1975). Para este pensador italiano existen una
serie de instituciones que contribuyen a la conservación del bloque social en el poder, entre ellas está
principalmente la Iglesia y la Escuela; más adelante, retomando el hilo de esta idea quizá desde una
perspectiva más radical marcada por el psicoanálisis, Louis Althusser (1918-1990) denominará a tales
instituciones “aparatos ideológicos de estado” y se referirá explícitamente a las iglesias, la escuela, la
familia, el derecho, el sistema político, los medios de comunicación informativos y la cultura. Apoyado en
estos “aparatos ideológicos de estado” el bloque hegemónico irá progresivamente formando el “sentido
común” entre la población (Althusser, 2003).
Más allá de las críticas que han recibido las ideas de estos dos pensadores marxistas, actualmente podemos
reconocer que efectivamente en Colombia, a través, sobre todo de los medios de comunicación como
reflejo de los discursos públicos y como orientación de la opinión, se ha ido consolidando un “sentido
común” sobre el uso de algunos significantes en la vida política nacional. A manera de ilustración
recordemos un significante muy usado luego del ataque al WORLD TRADE CENTER en septiembre de
2001 y reproducido sin cesar por el ex-presidente Álvaro Uribe para referirse a la guerrillas colombianas: e
“Narcoterrorismo”; podemos agregar además el “Castro-chavismo”, un significante vacío que representa la
suma de todos los temores de las élites de derecha colombianas a la posibilidad de un gobierno nacionalpopular similar a los que han surgido democráticamente en América Latina. A nivel internacional tenemos
por ejemplo dos significantes vacíos muy especiales, ejes de la articulación política, que han fungido como
revulsivo para la izquierda europea, me refiero a “Indignados” y a “Podemos” en España (Cfr. Iglesias:
2014, 2015; Errejón y Mouffe: 2015).
En nuestro caso particular, es de esta misma forma como los referentes tradicionales asociados a la
izquierda se estrellan contra algunas barreras quizá inconscientes ─o no racionalizadas─ de la población.
Probablemente esto no cambiará de manera espontánea en los próximos años. Es decir, debemos
necesariamente concebir nuevas estrategias discursivas que estén además acompañadas ─en lo posible─ de
201
nuevos liderazgos que no continúen el juego de la acusación recíproca y la polarización en los mismos
términos. Necesitamos primero una revolución desde el lenguaje político.
Si la izquierda colombiana desea tener una posibilidad real de poder en los próximos años, deberá entonce
hacer una reinvención de los significantes de la política alternativa o hacer parte de un movimiento
ciudadano más amplio que de alguna manera “refresque” la contienda política nacional con nuevos
significados. Un movimiento nuevo que, de alguna manera, logre desidentificarse de narrativas
anquilosadas que son asociadas con una serie de significantes agotados, que generan de entrada rechazo en
la "gente del común". Es entonces fundamental encontrar la forma de representar a las mayorías que hoy n
se sienten representadas con las propuestas de oposición existentes. Esto es algo que aún está por-pensarse
Referencias
Althusser, L. (2003/1970) Ideología y aparatos ideológicos de estado/Freud y Lacan. Nueva Visión,
Buenos Aires.
Errejón, I.; Mouffe, Ch. (2015) Construir pueblo. Icaria, Barcelona.
Gaviria Díaz, C. [Juan Castilla] (2014, febrero 24) El Derecho a ser oposición [Archivo de video].
Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=pHU9G8MV_VQ
Gramsci, A. (1975/1948) El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. Cuadernos de la
cárcel III. Juan Pablos Editor, México D.F.
Gramsci, A. (1975/1949) Los intelectuales y la organización de la cultura. Juan Pablos Editor, México D.F
González, Fernán E. (2014). Poder y violencia en Colombia. Odecofi-Cinep-Colciencias, Bogotá.
Iglesias, P. (2015). Una nueva transición. Materiales del año del cambio. Pensamiento crítico. Akal.
Iglesias, P. (2014). Disputar la democracia. Política para tiempos de crisis. Pensamiento crítico. Akal.
Laclau, E. (1996) Emancipación y diferencia. Ariel, Buenos Aires.
Palacios, M. (2012) Violencia pública en Colombia, 1958-2010. FCE, Bogotá.
Piketty, T. (2016, febrero 20) Piketty tiene razón. Revista Semana. Recuperado
dehttp://www.semana.com/confidenciales/articulo/distribucion-de-la-riqueza-en-colombia-espreocupante/461305
Piketty, T. (2016, febrero 7) Poner más impuestos a los ricos no afecta la productividad. Portafolio.
Recuperado de http://www.portafolio.co/economia/impuestos/colombia-thomas-piketty-95310
***
Este es el tema central de la conferencia del maestro Carlos Gaviria Díaz, “El derecho a ser oposición”.
(Gaviria, 2014)
1
2
Cifras a partir de datos recogidos por el reconocido economista francés Thomas Piketty (Piketty, 2016)
3
Además de la violencia y la manipulación informativa podríamos además agregar causas objetivas que ha
estado en contra de la izquierda colombiana: la inicial exclusión política del Frente Nacional en el contexto
de la Guerra Fría; el descrédito relacionado con la asociación o tolerancia a la lucha guerrillera; la
202
complejidad organizacional interna de los grupos ideológicos; el personalismo de algunos líderes que ha
debilitado una expresión partidista unificada (Palacios, 2012; González, 2014).
4
La mayor votación fue para Carlos Gaviria en 2006 que alcanzó un 22.02 % (2.613.157 votos). En 1990,
la AD-M19 alcanzó el 26.7 % (992.613 votos) en las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente.
Declaraciones del intelectual estadounidense Noam Chomsky
"El Partido Republicano clasifica candidatos de la organización más peligrosa
de la historia de la humanidad"
Newsweek
PARA EL SOCIOLÓGO Y CRÍTICO DEL SISTEMA ESTADOUNIDENSE ESTADOS UNIDOS VIVE
UN MOMENTO DE DESCENSO AL BARBARISMO EN EL QUE EL PARTIDO REPUBLICANO HA
VIRADO A UNA DERECHA RADICAL A RAÍZ DE LA CANDIDATURA DE DONALD TRUMP.
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212968
El mundialmente reconocido disidente político estadounidense Noam
Chomsky habló del Partido Republicano, el cambio hacia la derecha en la
política de Estados Unidos y la elección de 2016 para un portal
estadounidense.
En la entrevista para Democracy Now! el sociólogo expresó su punto de vista
sobre lo que acontece en el Partido Republicano, que en los últimos meses se
ha visto envuelto en polémicas a raíz del ascenso de la precandidatura de
Donald Trump, quien ha dividido y puesto en jaque a los líderes republicanos
ante su inminente nominación rumbo a la Casa Blanca.
“Si fuéramos honestos, diríamos algo que suene totalmente escandaloso y sin
duda nos citarían fuera de contexto y llevaría a la histeria por parte de los
sospechosos usuales”, dice Chomsky, “pero es un hecho que el Partido
Republicano de hoy día clasifica candidatos de la organización más peligrosa
de la historia de la humanidad. Literalmente”.
En un contexto en el que la clase dirigente republicana se opone ferozmente a
un presunto candidato, algo inédito en la historia de EE. UU, Chomsky
considera que el fenómeno que acabamos de ver es una versión extrema de
algo que se ha estado dando por años en las primarias republicanas cuando
cada vez que se alzaba uno de la base, "la clase dirigente republicana buscaba
desanimarlos y poner a los suyos —poner a su propio hombre—, ya sabe,
Romney. Y tuvieron éxito, hasta este año", señala.
"Este año pasó la misma cosa, y no tuvieron éxito. La presión de la base fue
demasiado grande como para que ellos la repelieran. Ahora bien, ese es el
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desastre que ve la clase dirigente republicana. Pero el fenómeno va mucho
más atrás. Y tiene raíces. Es algo similar a los yihadistas: hay que preguntarse
sobre las raíces", agrega el crítico de la política estadounidense.
¿Cuáles son las raíces?
"Los republicanos, ambos partidos políticos han virado a la derecha durante
el período neoliberal, que ha sido el período de estancamiento y caída para
gran parte de la población de muchas maneras —salarios, beneficios,
seguridad y demás— junto con una riqueza enorme concentrada en una
fracción diminuta de la población, principalmente las instituciones
financieras, las cuales tienen un papel dudoso, si no es que dañino, en la
economía. Esto ha sucedido durante una generación. Y aun cuando esto ha
pasado, hay una especie de círculo vicioso. Se tiene más concentración de la
riqueza, concentración del poder político, legislación para aumentar la
concentración de riqueza y poder, y así en adelante, y mientras esto ha
sucedido, gran parte de la población simplemente ha sido echada a un lado.
La clase obrera blanca está amargada y enojada, por muchas razones,
incluidas estas. Las poblaciones minoritarias fueron afectadas muy duro por
la destrucción de Clinton al sistema de bienestar y las normas de
encarcelamiento. Ellos todavía tienden a apoyar a los demócratas, pero
tibiamente, porque la alternativa es peor, y están asumiendo un tipo de
postura pragmática".
Desde su perspectiva, Chomsky considera que los partidos han virado tanto
hacia la derecha que los demócratas principales de hoy día son en gran medida
lo que solía llamarse republicanos moderados, al grado de que los
republicanos simplemente están fuera del espectro.
"Lo llaman una insurgencia radical, la cual ha abandonado la política
parlamentaria. Y ellos ni siquiera tratan de ocultarlo. Como en cuanto Obama
fue elegido, Mitch McConnell dijo, sin mayores rodeos: 'Tenemos una sola
política: hacer al país ingobernable, y entonces tal vez podamos recuperar el
poder'. Eso simplemente está fuera del espectro", expresa el autor de "El
miedo a la democracia".
Durante la entrevista, Chomsky critica que la clase dirigente republicana tiene
como objetivos básicos el enriquecer y empoderar a los muy ricos y los muy
poderosos y al sector corporativo, ante lo que considera una estrategia errónea
de conseguir votos.
"Los republicanos han sido obligados a acudir a sectores de la población que
pueden ser movilizados y organizados en otros terrenos, como si se tratara de
dejar de lado las políticas reales, con la esperanza, la esperanza de la clase
dirigente, de que la clase obrera blanca sea movilizada para votar por sus
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acérrimos enemigos de clase, quienes quieren engañarlos de cualquier manera,
mediante recurrir a cualquier otra cosa, como el llamado conservadurismo
social, ya sabe, derechos al aborto, racismo, nacionalismo y demás", y agrega
que ese es el tipo de cosas a las que Fritz Stern se refería en el artículo que le
mencioné sobre el colapso de Alemania, este descenso al barbarismo.
En el marco de unas elecciones que vislumbran a Trump como el candidato
irrevocable de los republicanos, Chomsky asegura que este tipo de personajes
aterrorizan a la elite dirigente corporativa y adinerada, y si bien estos alguna
vez han sido capaces de desanimar a las bases de votantes, "esta vez no van a
hacerlo. Y eso es lo que está sucediendo con el llamado Partido Republicano".
Deberíamos reconocerlo; si fuéramos honestos, diríamos algo que suene
totalmente escandaloso y sin duda nos citarían fuera de contexto y llevaría a la
histeria por parte de los sospechosos usuales, pero es un hecho que el Partido
Republicano de hoy día califica como candidatos a la organización más
peligrosa en la historia de la humanidad, asegura Chomsky en la entrevista.
Para aclarar este punto, el filósofo señala dos puntos básicos: el cambio
climático y la guerra nuclear.
"El cambio climático ni siquiera es debatible. Ellos dicen: 'Corramos hacia el
precipicio. Asegurémonos de que nuestros nietos tengan la peor vida posible'.
Sobre la guerra nuclear, ellos piden aumentar la militarización. Ya es
demasiado alta, más de la mitad del presupuesto discrecional. 'Vamos a
dispararla'. Ellos recortan otros recursos al recortar los impuestos a los ricos,
así que no queda nada. Jamás ha habido algo tan, literalmente, tan peligroso,
si se piensa en ello, para la especie, en serio. Deberíamos enfrentar eso",
concluye.
Fuente: http://nwnoticias.com/#!/noticias/hoy-en-dia-el-partido-republicanoes-de-gran-peligro-para-la-humanidad-chomsky
DUDAS EN TORNO AL TRATADO EE UU-UE
EL TTIP PELIGRA: LA COMISIÓN EUROPEA DUDA DE LA VOLUNTAD DE LOS SOCIOS DE
APROBAR EL ACUERDO
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212944
Pablo Elorduy
Diagonal
El presidente de la Comisión Europea pedirá a los presidentes europeos que
confirmen su apoyo al TTIP en junio durante la reunión del Consejo Europeo
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¿Estáis seguros de que queréis el TTIP? Quizá no sean las palabras exactas
que pronuncie Jean Claude Juncker, pero ése es el fondo de la ronda de
consultas a la jefes de estado y de Gobierno de la UE que el presidente de la
Comisión Europa realizará durante las reuniones del Consejo de Europa que
tendrá lugar en junio. Los últimos acontecimientos han hecho dudar a los
líderes de las instituciones europeas de que tengan sentido las arduas
negociaciones con EE UU para cerrar un acuerdo.
La filtración de los documentos que se discutieron en la 12ª ronda de
negociaciones del acuerdo entre las delegaciones de la UE y EE UU por parte
de Greenpeace preocupó a la Comisión Europea, que hizo todo lo posible por
minimizar su efecto. La secretaria de Comercio, Cecilia Malmström, calificó
como de “tormenta en un vaso de agua” las revelaciones y explicó su
convencimiento de que es “normal que cada parte quiera sacar el máximo
provecho en las negociaciones” para después negar que las filtraciones hayan
mostrado que el tratado ha entrado en vía muerta.
Pero el empeño de Malmström choca con el escepticismo que ha llevado a
Juncker a plantearse si los Gobiernos europeos realmente están dispuestos a
presentar el TTIP a sus poblaciones. Las últimas y más sorprendentes dudas
han sido el de Sigmar Gabriel, ministro alemán de comercio, que aseguró el
domingo que Alemania "no quiere ser parte de un mal tratado". Gabriel
incluso se ha llegado a cuestionar si Angela Merkel, junto con Obama la
principal valedora (electa) del acuerdo, tiene razón en intentar acelerar las
negociaciones.
Gabriel seguía a François Hollande, que a principios de mayo declaró que en
el estado de las negociaciones actual, Francia dirá que no al tratado. Las
principales razones de esta negativa por parte de Francia son las
transformaciones que tendría en materia de normas sanitarias, alimentarias,
sociales, culturales y medioambientales.
Los tratados de Obama
El tiempo de Obama en la Casa Blanca termina y su Administración se afana
en avanzar en los acuerdos comerciales abiertos con Europa y para el área
Asia-Pacífico. Pero el empeño de Obama por culminar su mandato con un
acuerdo de las dimensiones del TTIP choca con la tozuda realidad.
El lunes 30 de mayo, la web Politico publicaba un email enviado por la
Comisión Europea a los embajadores europeos en Bruselas. Las polémicas
declaraciones del embajador estadounidense Anthony Gardner criticando al
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comisario de Agricultura de la UE muestra las profundas desavenencias en las
negociaciones.
Email a los embajadores en Bruselas sobre las negociaciones respecto a
agricultura en el marco del TTIP.
Fuente | Politico.Eu
Tras el cruce de declaraciones están temas como la modificación de las
denominaciones de origen –la posibilidad, por ejemplo de que se produzca
"vino de Jerez" en un viñedo de California– o el fin de las barreras
arancelarias.
Las desavenencias en áreas como Agricultura muestran las dificultades de
sacar adelante tres tratados como el TTIP, el acuerdo de servicios TiSA, y el
CETA, con Canadá. Combinados, estos acuerdos buscan crear un área común
que integraría el 60% de la economía mundial y a un 22% de la población de
la tierra.
China, Rusia e India serían los grandes perjudicados por la ofensiva del
presidente hawaiano a favor de TTIP, el acuerdo con TPP que involucra a, al
menos 12 países, y el acuerdo de servicios TiSA, que integra a una veintena
de países además de la UE y Estados Unidos.
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Obama ha jugado con viejos fantasmas para intentar acelerar el proceso de
aprobación del TPP en el Congreso. El tratado busca, en palabras del
presidente, situar a Estados Unidos por encima de China de cara al futuro de
la economía global: “En estos momentos, mientras estamos hablando, China
está negociando un tratado con varios países que se repartirán los mercados
más pujantes a nuestra costa”, declaró el presidente de Estados Unidos en una
conferencia de prensa. En ese mismo contexto, Obama tuvo que defender que
el tratado no supondrá un menoscabo de las condiciones de los trabajadores
estadounidenses, el principal argumento en contra del tratado que ha
encontrado la sensación política del momento, el republicano Donald Trump.
Tanto Trump como Hillary Clinton, virtuales candidatos a las elecciones de
noviembre en Estados Unidos, han focalizado sus críticas a los tratados de
nueva generación en el que se ha diseñado con los países asiáticos, por la
eliminación de barreras arancelarias, que preocupa al elector medio más que
otros aspectos como el ISDS o los relativos a propiedad intelectual. Es muy
poco probable que la Administración que salga de las elecciones
presidenciales impulse el tratado con la UE si crece la oposición ciudadana.
Una encuesta de publicada el 21 de abril por el imperio editorial Bertelsmann
ha mostrado que sólo un 15% de la población está favor del TTIP; por el
contrario un 18% se opone claramente al tratado.
Como espectadores inquietos de los procesos de negociación están los
diplomáticos rusos, cuyo proyecto de crear una zona económica “de Lisboa a
Valdivostok” se vio frustrado con el comienzo del conflicto de Ucrania. Un
país que ha firmado un tratado comercial con la UE y no con Rusia.
La negativa de Hollande al proyecto “tal y como está ahora” o el
reconocimiento por parte de Bernd Lange, presidente de la Comisión de
Comercio del Parlamento Europeo, de que las negociaciones están congeladas
evidencian la precaución de los líderes europeos ante la certeza de que el
impulso que ha dado Obama al TTIP se terminará con su salida de la Casa
Blanca. El próximo Consejo Europeo de junio puede ser el siguiente episodio
de lo que hoy ya parece la muerte anunciada del acuerdo.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/panorama/30537-junckerpreguntara-presidentes-europeos-si-verdad-quieren-ttip.html
¿PROCESO O RETROCESO DE CAMBIO?
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=212964
Atawallpa Oviedo Freire
Rebelión
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¿Cuál es el concepto y sentido de revolución o cambio estructural, que tiene el
MAS de Bolivia? García Linera nos da la respuesta más clara y directa: “El
presidente Evo, si tiene apoyo, construye colegios; si no tiene apoyo,
regresarán los gringos, regresarán los vendepatrias, regresarán los asesinos y a
las wawas les van a quitar todo y no habrá destino, y va a haber llanto, y el sol
se va a esconder y la luna se va a escapar, y todo va a ser tristeza para
nosotros, no se olviden”.
Esto sintetizado significa: pueblo = votos, MAS = obras. Antes de “tomarse el
poder” estos revolucionarios tenían otro discurso y acciones, pero ahora que
están “en el poder” hacen todo lo contrario a lo que predicaban. En su proceso
al poder decían: “El pueblo tiene que lograr su liberación a través de la
movilización, la organización, la lucha, la resistencia. Nada de lo que hemos
conseguido hasta ahora, ha sido una dádiva del imperialismo, de la burguesía,
todo nos ha costado lucha, sufrimiento, muertos...” Etc., etc. Pero una vez en
su proceso en el poder, ahora el pueblo debe esperar a que desde arriba el
“sector más avanzado de la revolución” les dé haciendo el cambio, y la misión
de los de abajo es solo votar para que la “vanguardia de clase” les siga dando
más obras.
Ellos hacen ciertos cambios macroeconómicos (algo rescatable), con lo cual,
tienen ciertos recursos para entregar: viviendas, canchas de futbol, coliseos,
gallinas, cerdos, vacas, bonos, etc. Pero como el pueblo sigue siendo pobre,
dependiente, enfermo… y tiene necesidades apremiantes, decide sacar las
ventanas, lavabos, baños, que le ha dado el “Tata” Evo y los va a vender. Y
como no tiene oportunidad de comer carne todos días, mata la gallinita y se la
come. Feliz por un día, pero al otro, se despierta con que ya no hay más
animalitos, ni trabajo, ni dinero, y va a sacar otro material de la “casa del Evo”
para vender y seguir subsistiendo. Y así pasan los días, esperando que llegue
nuevamente el Evo con más gallinitas y se den nuevas elecciones para votar
por el “padre de los bolivianos”, para que así lleguen más obritas: “Nuestro
presidente Evo, tata Evo, igual que vos, de tu mismo color de piel, de tu
misma sangre, eso te está regalando, 70.000 bolivianos, casi 10.000 dólares.
¿Cuándo algún Presidente se acordó de San Pedro de Cuarahuara? ¿Cuándo
alguien regaló una vivienda al pobre, al humilde?” … Cómo se llama esto?
Paternalismo, clientelismo.
Y esto lo sabe el mismo Evo. Pero no es cuestión, de que primero críen más
gallinitas para luego comerlas –como dice el Evo cuando les reclama que se
han comido antes de tiempo-, sino, tiene que ver con organización,
movilización, conciencia, capacitación, educación, para generar
emprendimientos asociativos, acciones sociales, procesos autogestionarios, y
de esta manera, romper con la dependencia hacia el Estado o el capital
privado. Pero ello, demanda trabajo, planificación, tiempo, recursos; pero para
el MAS, es más fácil regalar y esperar a que sigan votando por ellos: "Si lo
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dejan solo (a Evo Morales), lo van a crucificar, nos van a degollar, nos van a
hacer comer con los perros, la derecha” … Siguen entregando más canchas
sintéticas, más carreteras, más escuelas (elefantes blancos) … Llegan nuevas
elecciones y más campaña: “Cuando atacan a Evo, atacan a todos, al
guardatojo, a la pollera, no lo quieren ver a Evo en el Palacio, porque no
quieren ver cascos obreros, no quieren ver abarcas, no quieren ver ponchos en
el Palacio de Gobierno y odian a Evo, porque odian a los campesinos” … Y
así, por los siglos de los siglos, amén.
Esa, la educación política que recibe el pueblo boliviano por “uno de los más
grandes pensadores latinoamericanos de nuestra América” (Rafael Correa):
"Estoy entregándote la vivienda, pero tú cada noche enseñarás algo a tus hijos,
cada noche enseñarás algo de la historia para no permitir que los que no
quieren a Bolivia, que los que desprecian a la gente pobre y humilde, regresen
más a gobernar nuestro país” … ¿Cómo se llama esto? Asistencialismo,
cortoplacismo. El asistencialismo no tiene aprecio o sobreestima del otro, por
el contrario, lo minimiza, y en el fondo lo desprecia. Linera –en realidadmenosprecia al campesino, al indio, pues a igual que Marx, los considera el
sector más “atrasado” de la sociedad. Por eso, los cree tontos y les habla de
esa manera: “Si se va, ¿quién va a protegernos?, ¿quién va a cuidarnos?
Vamos a quedar como huérfanos si se va Evo. Sin padre, sin madre, así vamos
a quedar si se va Evo”. Solo una mentalidad racista y ortodoxa puede
expresarse de esa manera (la derecha y los q´haras siempre les han hablado
así), la prueba es que Linera a los obreros (“la clase más avanzada”) los habla
de otra manera, El indio, solo es movilización y lucha hasta que él llegó al
poder, luego es pasividad y venia para su bondadosa majestad.
Lo mismo se puede ver en los spots de televisión del gobierno, llenas de
romanticismo y folclorismo. Por ejemplo, los niños que alaban “al apu de los
bolivianos”. Una selección de mensajes sensibleros y sentimentalones:
“…nuestro presidente Evo se sacrifica día a día por una mejor Bolivia”. Un
discurso redentorista, que se asemeja al del Jesús que se sacrifica por los
pecadores. Y así, todos los demás mensajes de los niños del spot: los buenos
contra los malos, (además de que es cuestionable la utilización de niños). "Es
gracias a esa lucha que ahora hay Evo, que es como tú, es un aymara también,
un aymara que sabe del sufrimiento”. El spot de la “nacionalización”, algo
parecido.
Todo esto refleja la visión mesiánica y salvadora de los “socialistas del siglo
XXI”. El mismo esquema de culto a la personalidad (“líder por eminencia”).
Esa misma visión verticalista del poder. La absurda visión centralista del
poder y de la revolución democrático burguesa. No entendieron que el
“socialismo real” fracasó porque terminaron recreando nuevas formas de
dominación: del Estado contra el pueblo, del comité central contra todos los
“contrarrevolucionarios” que cuestionan y llaman la atención a sus errores. La
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“dictadura del proletariado”, es la dictadura del secretario y líder del gobierno
y del partido que impone su voluntad a todos. Repitiendo la misma idea de
que la revolución se hace desde el Estado. Ese el error del leninismo, del
stalinismo, de los maoismo, del castrismo, de los kim, y de todos quienes
quieren ser los nuevos monarcas rojos en reemplazo de los viejos reyes
blancos. ¿Cómo se llama todo lo anotado? Patriarcalismo, populismo,
eurocentrismo de izquierda. Una fuerte carga cristianocéntrica de la
civilización de la caridad, para “regalar” paliativos, para “entregar” parches”
(algo histórico y general de la sociedad boliviana). Con ello, evitar acciones
estructurales, raizales, es decir, revolucionarias.
Entonces, compañeros del MAS, si quieren realmente que haya una
revolución y no una modernización del capitalismo, hay que tener humildad
para reconocer los errores y aceptar las críticas (Evo: “Si me equivoqué con
Potosí, discúlpenme”). Muy bien, eso hay que hacer y comenzar a enmendar.
Estos señalamientos no tienen el afán de dañarles sino de hacerles reaccionar
para que reencaminen “el proceso de cambio”. Para ello será importante
nuevos personajes, reagrupar a los que se salieron, unirse con otros que han
sido críticos constructivos, si es que quieren profundizar y acelerar el cambio,
para que no regrese la derecha (Red Anti-neoliberal).
Esto significa devolverle el protagonismo a la sociedad civil, el motivar a la
organización y movilización popular, el construir un estado horizontal y
sustentable (descolonización), el reeducar seria y responsablemente al pueblo,
el cambiar las matrices de producción y acumulación, el transformar las
estructuras capitalistas fortaleciendo las formas asociativas, el acabar con el
estado presidencialista y pasar el poder a las organizaciones y gobiernos de
base (suma qamaña), etc., etc.
Todo ello implica entender lo que dicen los zapatistas, hacer la revolución,
con y desde abajo y por la izquierda; a ello añadido lo que dice Arturo
Escobar “con la tierra”, es decir, con las epistemologías indígenas. Y a esto,
personalmente añadiría a las minorías: a los paradigmas provenientes del
feminismo, del ambientalismo, de la diversidad sexual, del igualitarismo, de
los alternativos, de los antisistema, de los kataristas, en fin, de todos quienes
cuestionan y aportan desde sus propias perspectivas. Queda poco tiempo, al
menos en Bolivia 4 años más, pues en los otros países por haberse creído
autosuficientes e imbatibles ya están cayendo sin pena ni gloria. Qué dicen las
demás izquierdas.
Yo estoy listo. ¡REVOLUCION YA¡
Atawallpa Oviedo Freire, Comunidad Alternativa Sumak
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LA GUERRA CONTRA EL NARCOTRÁFICO E ACERCA A ARGENTINA
UN AVANCE EN EL AUTOGOBIERNO DE LOS MILITARES
http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-300847-2016-06-02.html
El decreto 721 les devuelve a las Fuerzas Armadas la autonomía en la organización y
dirección de cada fuerza y garantiza a los militares poder sobre ascensos, traslados y
designaciones. Defensa dijo que es un “reordenamiento administrativo”.
“Hemos comenzado una nueva etapa en la vida de nuestro país, la cual impulsa a dejar atrás
enfrentamientos y divisiones”, dijo el presidente Mauricio Macri al saludar a los oficiales por el
Día del Ejército. Dos días después, el 31 de mayo, apareció en el Boletín Oficial el decreto 721
que les restituye a los militares un poder de autonomía que había sido limitado ya por el
entonces presidente Raúl Alfonsín. Las decisiones sobre las conducciones de cada una de las
Fuerzas Armadas, pases y destinos y la contratación de personal docente quedan, entre
muchas otras, en manos militares. El diputado del Parlasur y ex ministro de Defensa, Agustín
Rossi, consideró que “es el retroceso más importante en la conducción civil de las Fuerzas
Armadas modificando un decreto fundacional de Alfonsín del 84”. Página/12 consultó al
Ministerio de Defensa y a través del director de Asuntos Jurídicos, Pablo Tosco, explicó que
“no existe tal retirada del control civil del Ministerio sino que se trata de un reordenamiento de
tareas administrativas”.
“Resulta oportuno ordenar y actualizar el régimen de delegación de facultades en el Ministerio
de Defensa y en los jefes de los Estados Mayores Generales de las Fuerzas Armadas,
adaptándolo a las modificaciones en la organización institucional del Gobierno nacional”, reza
uno de los considerandos del decreto. En tren de delegaciones, Rossi señaló que, por ejemplo,
los jefes pueden definir la conducción de las fuerzas, salvo el jefe del Estado Mayor que lo
define el Presidente, definir traslados del personal superior sin necesidad de informarle al
ministro. “En términos políticos durante todos estos años la democracia fue generando la
conducción civil de la Defensa, quitándoles márgenes de autonomía a las Fuerzas Armadas,
con este decreto se vuelve a empoderar a los jefes de las fuerzas”, interpretó Rossi en diálogo
con este diario y lo enmarcó en la concepción general del gobierno de Cambiemos: “Es la
impronta del Gobierno. Macri hizo su primera privatización sin que nos diéramos cuenta:
privatizó la política y se las dio a las corporaciones”. Las Fuerzas Armadas son una de las
corporaciones beneficiadas.
Desde el ministerio que conduce el radical Julio Martínez, Tosco insistió en que “se trata de
reordenar el trabajo administrativo. Hace cuatro años que la estructura de mandos no estaba
aprobada. Todos los generales, por ejemplo, no tenían designaciones”. El control civil relentizó
en muchos casos los nombramientos, el tema en cuestión es que autonomizar el
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funcionamiento de la estructura militar implica perder control sobre decisiones que impactan
sobre la autoridad política.
El equipo de asesores de Rossi elaboró un detallado informe sobre algunas de las
consecuencias prácticas del decreto 721 que todavía no fue reglamentado. Algunas de las
objeciones son las siguientes.
- Le quita al ministro la facultad de disponer los cambios de destino, otorgando esta facultad a
los Jefes. Hasta ahora los Jefes sólo podían disponer los cambios de destino del personal
subalterno y del superior hasta el grado de teniente coronel o equivalente en la Armada y la
Fuerza Aérea.
- Respecto a las designaciones del personal militar, limita la facultad del Ministro a la
“conducción superior” de la Fuerzas (que el decreto no define).El decreto anterior 436/84
establecía que el ministro podía realizar designaciones a partir del grado de coronel o
equivalente (más amplio que conducción superior, ya que un coronel puedo no ser designado
en la conducción superior). Hasta ahora los Jefes sólo podían disponer los nombramientos del
personal subalterno y del superior hasta el grado de teniente coronel o equivalente.
- En materia de educación se transfirieron facultades del Ministro a los Jefes como designar al
personal militar retirado en funciones docentes.
Las designaciones realizadas por el ministro son controladas por las distintas áreas de la
cartera, Derechos Humanos, Transparencia Institucional, por lo cual al limitar esa facultad se
evita el control de los antecedentes del personal militar. Tosco justificó esa decisión en que la
norma no impide los controles. El tema es que tampoco los explicita. Este diario le comentó
que las resoluciones de las gestiones, sobre todo, de Nilda Garré, establecen controles
estrictos para evitar que accedan a la función docente militares retirados con antecedentes
cuestionables y que esas resoluciones ya no aparecen en la página web de Defensa, el director
de Asuntos Jurídicos aseguró que “las resoluciones están vigentes, ninguna fue derogada.
Tomamos la crítica y cargaremos en la web las resoluciones”.
La recontratación de personal retirado fue siempre un atajo que usaron los militares para
beneficiar a los amigos. El motivo es que por el conocido artículo 62, la condición de retirados
en servicio les permite acceder al ciento por ciento del sueldo en actividad, una diferencia
notoria teniendo en cuenta los complementos no remunerativos que pierden al pasar a retiro.
La docencia y las asesorías fueron los destinos más habituales. Aún con la vigencia del control
ahora derogado, los jefes militares se las ingeniaban para asegurarle conchabo a sus amigos.
Quizás el caso más notorio fue el del contralmirante Roberto Pertusio con orden de prisión
desde noviembre del 2006 por delitos de lesa humanidad que en el 2008 revistaba como
asesor del jefe de la Armada, Jorge Godoy. Después de que Página/12 lo revelara se
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estrecharon los controles sobre los nombramientos de retirados. Ahora los jefes recuperan
potestad y dependerá aparentemente de la voluntad del Ministerio ejercer alguna revisión.
Una de las resoluciones de Garré que más había avanzado sobre el control civil de los mandos
fue la 1319 de noviembre de 2008 que en el marco del decreto de Alfonsín, ahora derogado,
establecía que los jefes militares “deberán elevar a consideración del Ministerio de Defensa la
nómina del personal militar a partir del grado de coronel o equivalente con las designaciones o
cambios de destinos propuestos”. El deceto firmado ahora por Macri y Martínez implica la
derogación de hecho de esa resolución que ponía en boca del ministro de Defensa la última
palabra y tanta resistencia había provocado entre los oficiales.
El cambio de paradigma en Defensa está teniendo distintos síntomas y el decreto que le
restituye atribuciones a las Fuerzas Armadas es uno de los ellos. El acercamiento a los
Estados Unidos para estrechar vínculos bilaterales sumadas a las versioens no desmentidas
oficialmente sobre la posible instalación de una base militar de ese país en Tierra del Fuego
son otros de los más preocupantes.
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