Políticas públicas, salud pública y desarrollo Gabriela PALAVICINI CORONA Septiembre 2007 ¿Es la salud pública parte del desarrollo de una nación? El desarrollo, palabra cuyo significado es a veces mal utilizado, entendiendo por éste únicamente el crecimiento que pudiera existir en un país, conlleva en su esencia la calidad de vida que el crecimiento no genera. En este sentido, si desarrollo implica calidad de vida, la salud es obligatoriamente uno de sus componentes. En el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2007-2012, compuesto por seis principios rectores, ésta es tomada en cuenta por medio de uno de ellos: el “Desarrollo Humano Sustentable”.1 Ahí se asume que "el propósito del desarrollo consiste en crear una atmósfera en que todos puedan aumentar su capacidad y las oportunidades puedan ampliarse para las generaciones presentes y futuras.” 2 Lo anterior hace referencia a la satisfacción de necesidades básicas a la que cada individuo tiene derecho y debe tener fácil acceso. Según el propio PND, “ello significa asegurar para los mexicanos de hoy la satisfacción de sus necesidades fundamentales como la educación, la salud, la alimentación, la vivienda y la protección a sus derechos humanos. Significa también que las oportunidades para las generaciones actuales y futuras puedan ampliarse, y que el desarrollo de hoy no comprometa el de las siguientes generaciones.”3 -Afirmación a la que es difícil oponerse-. En ese sentido, se inscribe el debate de los últimos días en México acerca de la importancia de dejar los espacios públicos y cerrados, libres del humo del cigarro, una política que ha contribuido al bienestar de las poblaciones en países que la han aplicado.4 Sin embargo, ha sido una iniciativa muy bien considerada para quienes no fuman y quienes sí lo hacen, se encuentran divididos en dos grupos: quienes están conscientes de que el humo causa más daño a los fumadores pasivos que a los activos y de las molestias que provoca, aceptando que bien se pueden adaptar a las medidas que se piensa implantar; y quienes opinan que con mantener secciones de fumadores y no fumadores en restaurantes, bares y lugares de convivencia en general, es suficiente para proteger a quienes no fuman, lo cual no es necesariamente cierto. En la mayoría de los casos, las secciones están divididas por un letrero y las de fumadores se encuentran a la entrada de los establecimientos, cuando el humo tiende a subir y acumularse en la parte posterior, la de los no fumadores, quienes automáticamente deben inhalarlo, en peor descomposición de lo que ya lo hizo el fumador activo, provocando que corran los mismos riesgos de padecer enfermedades como enfisema pulmonar o cáncer de pulmón, entre otras. Si se considera estrictamente lo que sucede en la realidad, resulta que ya no habemos fumadores y no fumadores sino que la diferencia estriba en la actividad o pasividad del hecho pues finalmente todos nos hemos convertido en fumadores “voluntarios” u “obligados”. En este sentido, se viola el respeto y el derecho a la salud del “no fumador”, atentando no solo contra su derecho a gozar de buena salud sino también afectándolo al disminuir sus posibilidades futuras de calidad de vida sana. El cigarro, cuyo consumo se incrementó en la década de los años ’70 principalmente, por atribuirle cualidades psicológicas y sociales no inherentes al mismo, como es la aceptación entre un grupo de amigos, símbolo de mayor libertad para las mujeres, e incluso de estética, con la creencia que permite mantener e incluso perder peso, psicológica y socialmente, el cigarro se convirtió, erróneamente, en tan sólo una década, en elemento portador de “status social”. En ese mismo sentido, el tabaquismo es, a la hora actual, un problema de salud pública, no en vano la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha definido como “enfermedad”, pues ha afectado a millones de personas en el mundo ya que en la medida en que el consumo de lo que es una “droga permitida”, pero droga al fin, se extendió de tal manera y afecta a propios y extraños, dejó de ser un problema de salud particular. Las consecuencias no derivan únicamente en el incremento de la Ver PNUD (1994, septiembre). Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 1994. Una nueva forma de cooperación para el desarrollo. Disponible en : http://indh.pnud.org.co/files/rec/nuevaformacooperacion1994.pdf En: Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012. Presidencia de la República. Sistema Internet de la Presidencia. México. 2007. 2 Ver PND. Op. Cit. Desarrollo Humano Sustentable. Presidencia de la República. Sistema Internet de la Presidencia. México. 2007. 3 Ver Ibidem. 4 Algunos de los países afectados por el tabaquismo y cuya política anti-tabaco ha sido aplicada a lugares públicos son: Irlanda, España, Alemania, Austria, Bélgica –en donde desde enero de este año se prohibió el consumo de cigarros en restaurantes-, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Grecia, Irlanda, Italia, Lituania, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Uruguay, Chile, entre otros. 1 tasa de mortalidad, sino que también tiene consecuencias económicas, afectando el crecimiento y el propio desarrollo de los países que padecen este mal. El argumento referente a la posibilidad de pérdida de clientela de los lugares de convivencia social, debido a la prohibición del cigarro y su consecuente manifestación en pérdidas económicas, es totalmente falso; hay que ver las estadísticas de países que ya instrumentaron tales medidas. Por otro lado, pudiera probablemente considerarse el contar con establecimientos de fumadores y no, a fin de evitar el ir contra la “aparente libertad” de los individuos. Pero, sí hay que tomar en consideración que el fumar obliga a los Gobiernos a invertir más en salud pública, a tener un gasto mayor en el consumo de medicamentos y servicios hospitalarios, incrementándose el gasto en seguridad social por un problema que se puede prevenir perfectamente, lo cual no es tan fácil de lograr a la velocidad que van aumentando el consumo y las enfermedades por éste. Las estadísticas al respecto son reveladoras; en México, únicamente, mueren más de 6,000 personas al año por cáncer de pulmón y si se considera que existen 250 millones de mujeres adictas al cigarro en el mundo,5 el problema que tienen los países, a nivel mundial es alarmante. En 2004, en España se tenía un récord de más de 60,000 muertes por tabaquismo, aproximadamente y de 650,000 en la Unión Europea,6 a pesar de que Europa decidiera hacer frente al problema del tabaquismo desde 1987, año en que se estableció un “Programa contra el Cáncer”, mismo que irían adoptando los países en grados y momentos diferentes. El tabaquismo no sólo provoca trastornos a nivel respiratorio sino también en el sistema reproductivo de la mujer, como cáncer cérvico-uterino, de mama, tanto en hombres como en mujeres, también en ascenso; infertilidad, menopausia prematura, embolias, enfermedades en recién nacidos, osteoporosis, etc. sólo por citar algunas, lo cual debe provocar una reflexión y toma de conciencia en quienes fuman y en quienes tienen la posibilidad de disminuir el problema. A pesar de que la ciencia ha avanzado en muchos ámbitos, las enfermedades son, en la mayoría de los casos, impredecibles aunque todas sean potenciales y cualquiera de nosotros pueda ser objeto de alguna en un momento dado de nuestra vida. Sin embargo, las provocadas por el tabaquismo, como señala la OMS, sí lo son, por lo que los Gobiernos pueden contribuir a su prevención estableciendo políticas de mayor control en donde quien desee fumar por decisión propia pueda realizarlo sin afectar a terceros. De ahí el “Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo 2003-2007”, el cual tiene por objetivo “conseguir la armonización entre las diferentes Administraciones para afrontar globalmente el control y prevención del tabaquismo, evitando la dispersión de competencias, la insuficiente dispersión sistemática de las acciones realizadas, la escasez de recursos disponibles para afrontar un problema de Salud Pública de tal magnitud, la falta de homogeneidad de algunos criterios de seguimiento y evaluación del control del tabaquismo, o las dificultades para realizar un control eficaz del cumplimiento de la normativa que regula la venta, el consumo y la publicidad del tabaco.”7 Hay que considerar que la salud es un derecho que tienen los individuos y que quienes no fuman ven violado ese derecho con el simple hecho de convivir con un fumador. En algunos casos los argumentos en contra de la actual iniciativa son tales como que tienen derecho a fumar en donde la persona desee, viéndolo como una limitación a su libertad, -como sucediera en Austria en 2004, ante la medida tomada por la ministra de la Salud-, pero, el respeto y la libertad del otro, en este caso, los fumadores pasivos, obligan a tomar medidas como la establecida en Europa, en donde la práctica se ha limitado fuertemente con una Política Comunitaria Antitabaco, sin que esto representara pérdidas económicas para los establecimientos y sí ganancias para los países en general, en una menor tasa de mortalidad por enfermedades provocadas por el cigarro, en inversión para abatir los padecimientos y/o carencias de las cuales quienes fuman tienen, como son la depresión, la ansiedad, trastornos alimenticios, drogadicción o simplemente resolver lo que en la etapa anal se haya quedado suelto, pero sin llegar a consecuencias mayores y de deterioro de sociedades enteras en donde lo que se realiza es un gasto considerable e inútil en tratar de solucionar lo irreversible. Seamos fumadores o no, por conciencia, salud pública y mayor calidad de vida, debemos esperar que la iniciativa de ley se apruebe, sin hacer caso de los mitos y temores que existen alrededor. Ver CIMAC Noticias. De no detener la tendencia creciente de mortalidad por tabaquismo, la OMS ha previsto que en el año 2020, ésta alcance 8.4 millones de personas y que en el 2030 llegue incluso a 10,000. 7 Ver Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo 2003-2007. En: “Políticas antitabaco, a la espera de un esfuerzo eficaz”. Federación de Asociaciones de enfermería comunitaria y atención primaria. 6 Noviembre 2004. Categoría: Informes. 5 6