TEMA 3. ARQUITECTURA BIZANTINA INTRODUCCIÓN Cuando Roma acepta la religión cristiana, tanto por cuestiones ideológicas, como por espacio, hay una imposibilidad para celebrar el culto cristiano en los templos clásicos, por ello aparece una nueva arquitectura inspirada en la anteriores ejemplos civiles, que busca adaptarse a sus necesidades, la que más se acopla a estas es la basílica. La basílica paleocristiana tiene el siguiente esquema: o o o o o Se accedía por el patio donde encontrábamos el nártex planta rectangular eje longitudinal cubierta plana de madera remate absidial con un estrado En el año 330 Constantinopla se convierte en la nueva capital del Imperio Romano varios años después de la conversión del emperador Constantino al cristianismo. El poder político y religioso se van a fusionar a partir de entonces, surgiendo el régimen denominado, por tanto, “cesaropapista”. Tras la división del Imperio (395), el imperio de Oriente alcanzó su máximo apogeo durante el reinado de Justiniano (483-565), quien accedió al trono en el 527, y llevó a cabo una ambiciosa política constructiva. Sus arquitectos se van a esforzar por lograr un estilo arquitectónico que se inspire en la tradición antigua, pero que resulte mucho más innovador y atrevido de cuanto se hubiese construido hasta entonces. En 131 se comienza la construcción de la basílica de Letrán como primera catedral y sede del obispo de Roma. Diez años después comenzará la de San Pedro. 3.1. Rasgos de la Arquitectura Bizantina. La arquitectura bizantina recoge y supera la tradición y las técnicas romanas en la construcción de bóvedas. Va a solucionar los problemas que planteaba la utilización de la bóveda mediante el empleo generalizado de pechinas (triángulos esféricos), medias cúpulas y otros elementos de sujeción y contrarresto, como los contrafuertes. La multiplicación de las cúpulas que se advierte en los edificios, va a ofrecer una nueva concepción del espacio arquitectónico, mucho más dilatado y dinámico. El interés decorativo se centra en el interior de los edificios, revistiéndolo con ricos mosaicos y elementos dorados. El exterior, en un principio, se cuida menos, aunque en los siglos finales, los exteriores también se van a embellecer profusamente. Se va a utilizar un tipo de capitel que a pesar de que proviene de los órdenes clásicos, va a resultar muy singular, constituyendo un capitel propiamente bizantino, en el que la decoración vegetal se funde en una superficie continuada, de forma troncocónica y de proporciones cúbicas. El fino ábaco del capitel clásico, da paso aquí a un cuerpo de gran desarrollo en forma de pirámide truncada e invertida, denominado cimacio. La basílica bizantina mantiene diversos elementos constructivos de la paleocristiana, pero los modifica e introduce alguno nuevo. - al igual que en occidente, el templo se orienta hacia el Este. - el amplio atrio de la basílica paleocristiana, va a ir quedando progresivamente reducido a un pórtico adosado a la fachada de la iglesia. En él se encuentra el fial (recipiente del agua bendita) - en el piso superior aparece la tribuna, destinada a las mujeres (antecedente del triforio en las iglesias medievales). - Continúa la división jerárquica en el interior de la iglesia, con el nártex, en el que se siguen reuniendo los catecúmenos que sólo podían asistir hasta el canon de la misa, y con el iconostasis, que separaba el espacio destinado a los fieles del presbiterio, reservado al clero. Consistía en una especie de cancela perforada por pequeños vanos y repleta de iconos. - La planta central aplicada a la construcción de iglesias, adquiere un mayor desarrollo. Basílica de San Pedro de Roma Se inició una gran demolición donde estaba el martirium de San Pedro, se terraplenó formando una terraza de este a oeste y de norte a sur de la ladera vaticana. Sobre esta ladera se construyó una inmensa basílica que dio muchísimos problemas constructivos. Es una de las primeras que incluye la doble función de martirium y basílica, esto justifica el gran tamaño del edificio; que intenta crear un camino de peregrinación hasta llegar al martirium. Las naves colaterales terminan en el transepto; aunque separadas por columnas para no interrumpir el camino de peregrinación que se realizaba en la iglesia hasta el martirium. El transepto estaba frente a la nave central y culminado por un ábside, en el que se sitúa un monumento a San Pedro con columnas retorcidas. El crucero estaba separado de la nave central por un arco del triunfo y las laterales y colaterales por una pantalla de columnas. INNOVACIONES: - El martirium había salido de la catacumba; había dejado de estar oculto y se había materializado en un edificio anexionado a la basílica. - En esta iglesia se diferencia una clara división; por un lado la nave central y las colaterales, y por otro lado el transepto unido al martirium. Santa Sofía de Constantinopla. (Hagia Sophia) 532-537. Justiniano emprendió la construcción de Santa Sofía como un monumento a su gobierno. El nuevo edificio debía ser de planta central y de grandes dimensiones. Su ambicioso proyecto le llevó a contratar a dos filósofos que eran muy conocidos por sus estudios de geometría teórica, Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles, pues consideraba que sólo ellos serían capaces de diseñar el tipo de edificio etéreo y espiritual que él soñaba. El templo presenta la particularidad de reunir los sistemas de planta central y basilical. El núcleo básico de la nave central es un gran cuadrado, en el que cuatro enormes pilares sostienen la monumental cúpula (de algo más de 30 metros de diámetro). Así, la gran cúpula no se apoya sobre un muro circular (como ocurre en el Panteón romano), sino que lo hace sobre cuatro pechinas que sirven de enlace con la planta cuadrada inferior. La sabia solución bizantina consiste en que los empujes de la cúpula quedan contrarrestados mediante un sistema de medias cúpulas que se colocan en los lados Este y Oeste, sustentadas por pilares dispuestos de modo octogonal, que a su vez quedan contrarrestados por tres nichos, que se abren en arcadas entre ellos. De este modo hay una gradación de alturas y de empujes, cuyo efecto visual en el interior es de dilatación continua del espacio. El efecto de ligereza e ingravidez del interior viene acentuado por las numerosas ventanas que iluminan su interior y por las arcadas, así como la cúpula parece flotar sobre el espacio debido a la corona de ventanas que se sitúan en su arranque. Las naves laterales, a su vez, también sirven de contrarresto de la central, quedando cubiertas por bóvedas de cañón. Este edificio era el escenario de los actos oficiales, y representa la unión de Imperio e Iglesia, pues para los bizantinos el cubo rematado por cúpula representaba el cosmos regido por Dios. Los grandes contrafuertes que se aprecian en el exterior, así como los minaretes fueron añadidos cuando la iglesia fue convertida en mezquita por los turcos. En el interior también se ocultó gran parte de la decoración de ricos mosaicos y superficies doradas, que, al reflejo de la luz, contribuían a ofrecer la impresión de un ambiente divino y sobrenatural. Sólo se respetaron los mosaicos de las pechinas que representan cuatro ángeles. Santos Segio y Baco. Terminada en el 536. Es un ejemplo de iglesia de planta central, que, como ya se mencionó, remonta su origen a construcciones con fines martiriales o funerarios, pero que en esta época se aplica también a la edificación de templos de uso privado, fundamentalmente palatino. Hay un núcleo central octogonal sobre el que se alza la cúpula, pero esta forma no se manifiesta al exterior, sino que el ambulatorio que lo rodea, define al exterior una planta cuadrada. La configuración de este edificio, va a influir decisivamente sobre otras construcciones posteriores, como será San Vital de Rávena, Santa María de Aquisgrán, etc., constituyendo los ejemplos más destacados de uno de los tipos más característicos de capillas palatinas. Otra de las iglesias promovidas por Justiniano (como todas las anteriores) fue la de los Santos Apóstoles, desaparecida en la actualidad, pero que sabemos que tenía planta cruciforme y que contaba con cinco cúpulas, una sobre el crucero y el resto en los extremos. Nos podemos hacer una idea de cómo era al observar la iglesia de San Juan de Éfeso o también la de San Marcos, en Venecia, ya en época posterior. Ambas responden al tipo de iglesia cruciforme en la que destacan cinco grandes cúpulas, situadas en el crucero y en cada uno de los brazos. Durante los siglos siguientes, la tipología de iglesia modulada con cúpulas, se va a extender también hacia Grecia, e incluso a Rusia, donde será empleada para la construcción de templos ortodoxos. La expansión mediterránea con Justiniano posibilitó la grandeza de Rávena. Entre sus iglesias destaca San Vital (538-547), de planta octogonal, que influirá en la arquitectura medieval europea, y que estaba decorada con una riquísima colección de mosaicos. Su tipología de plan central, responde a la de las iglesias cortesanas de Justiniano, en Constantinopla, como la de los Santos Sergio y Baco. También se construyeron otros templos allí, como San Apolinar in Classe (549) siguiendo el modelo de iglesia de planta basilical constantiniana, mucho más tradicional.