EL Suelo-cemento en las Construcciones Viales Un poco de

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EL Suelo-cemento en las Construcciones Viales Un poco de Historia
Vial
Ha cumplido 40 años el pavimento de acceso a la Laguna de Gómez
construido por la Dirección de Vialidad de la Provincia de Buenos Aires.
Se trata de una de las primeras obras construidas con suelo-cemento en
la República Argentina. De esta experiencia surge el referido material
como una solución ideal para la ejecución de bases de pavimentos
flexibles en zonas que, como la provincia de Buenos Aires, no disponen de
suelos granulares adecuados sin recurrir a grandes distancias de
transporte. En ello radica fundamentalmente la importancia de esta obra
pues superado el periodo de observación y análisis de su comportamiento
inicial, comenzaron a ejecutarse regularmente pavimentaciones donde el
suelo-cemento, tanto en bases como en subbases, constituyó el material
fundamental de su estructura.
En esa feliz experiencia, como en las 3 ó 4 anteriores realizadas en la
provincia por Vialidad Nacional, cupo al Instituto del Cemento Portland
Argentino
una
directa
intervención,
aportando
soluciones
y
procedimientos, tanto en el aspecto del proyecto como en las de las
diversas etapas constructivas, tarea que compartió con el entonces
Laboratorio de Ensayos y Materiales (LEMIT) Y La Dirección Provincial de
Vialidad. La obra se ejecutó en 1946. Arranca en la Ruta Nacional N! 7 y
se desarrolla en una distancia de unos 7,6 km. hasta la Laguna de Gómez,
pintoresco centro turístico ubicado en las proximidades de Junín.
Utilizando suelos en general de tipo arenoso, con baja plasticidad,
fácilmente pulverizables, se ejecutó un núcleo de 20 cm de espesor, sobre
el cual se construyó una base de suelo-cemento de 12,5 cm a 15 cm de
espesor, con un porcentaje de ligantes en peso variable entre 6 % y 7 %.
Sobre esta base se construyó un tratamiento bituminoso doble que fue el
recubrimiento de la obra.
Tratándose de un ensayo, el tramo fue ejecutado por administración. Se
utilizaron equipos de mezclado (rastras y niveladores), compactándose
con elementos convencionales de uso general. Pese a lo que llamaríamos
“precariedad de los elementos”, y afrontando algunos problemas
climáticos, la obra se construyó y comportó en forma excelente.
Para la provincia de Buenos Aires la experiencia resultó concluyente y a
consecuencia de ello similares soluciones se adoptaron en otros caminos y
así surgieron en 1948 Pilar – Rodríguez, en 1949 Pilas – Lezama, en 1952
el Acceso a Altamira, en 1950 Carlos Casares – Gobernador Arias, etc.
Hasta 1957 inclusive el volumen total en bases y subbases llegaba a casi
3 millones de metros cuadrados, exclusivamente bajo pavimentos de tipo
rural flexibles.
Estas y otras obras fueron construidas con métodos, equipos y tecnología
simple, muy distantes de lo que es hoy la moderna técnica de los
pavimentos de suelo-cemento. Hoy son comunes los equipos múltiples de
mezclado y terminación, las plantas centrales de producción continua, etc.
También han sido enormes los progresos tecnológicos. En los primeros
años del suelo cemento en la provincia de Buenos Aires se disponían
porcentajes fijos de cemento portland que eran del 8 % en peso para la
base y el 6 % para las subbases, sin tener en cuenta determinadas
características de los suelos del lugar.
No es de extrañar pues que pese a un comportamiento general aceptable
se produjeran determinados problemas, sobre todo en el aspecto de la
“adherencia” entre la base y la carpeta superior de recubrimiento. Estas
fallas se manifestaron aparentemente en mayor grado en el camino Rojas
– Chacabuco, donde por primera vez la carpeta de rodamiento fue un
concreto asfáltico en caliente.
Se demostró sin embargo que el origen de estas fallas obedecía
principalmente a deficiencias de los equipos de mezclado y sobre todo a
los procedimientos constructivos de terminación superficial a la capa
superior de suelo-cemento en contacto con la carpeta bituminosa. A estas
conclusiones se llegó en buena medida con diversos ensayos, entre los
cuales podemos mencionar los tres tramos experimentales ejecutados por
colaboración técnica entre la Dirección de Vialidad de la Provincia y el
Instituto del Cemento Portland Argentino. Los mismos se completaron
entre 1961 y 1962, siendo ubicados el primero en la Ruta 51 tramo
Saladillo – 25 de Mayo, en las proximidades de su empalme con la R.N.
205, el segundo en el acceso a Loma Verde desde la Ruta Provincial 29
cerca del acceso a la localidad de Ranchos.
De allí en más el suelo-cemento resultó la solución más generalizada en
las construcciones viales, extendiéndose su uso a las pavimentaciones
urbanas y a los pavimentos de hormigón como bases “no bombeables”.
Inclusive, y ya a partir de 1961 por resolución 1652 de la Dirección
Provincial de Vialidad, el suelo cemento se extendió a las bases de tosca,
modificándose proyectos de obras de marcha por el total de 2.629.500
m2, resultando de mucho interés los conceptos técnicos que determinaron
dicha resolución.
A la fecha, el volumen de obra total ejecutado en suelo cemento bajo
pavimentos flexibles principalmente, pero también bajo hormigón, supera
los 80 millones de m2 solo en las provincias de Buenos Aires, lo que
equivale a un promedio de más de 2.000.000 de m2/año. También es
digno de destacar que en el amplio plan de obras viales que ejecuta la
Provincia mas del 90 % del volumen de obras nuevas lleva como solución
estructural el suelo cemento.
Es lógico en consecuencia que transcurridos 40 años hagamos un poco de
historia y recordemos a quienes con fe y solvencia técnica construyeron
aquel simple tramo de suelo cemento de acceso a la Laguna de Gómez.
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