CAUSA Nº 5039 CCALP “ASOCIACION CIVIL USUARIOS Y

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En la ciudad de La Plata, a los ocho días del mes de abril del año dos mil ocho, reunida
la Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo con asiento en La Plata, en
Acuerdo Ordinario, para pronunciar sentencia en la causa “ASOCIACION CIVIL
USUARIOS Y CONSUMIDORES C/ MINISTERIO DE PRODUCCION Y OTROS S/
AMPARO 301”, en trámite ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Contencioso
Administrativo nº 3 del Departamento Judicial La Plata (expte. Nº -3972-), con arreglo al
sorteo de ley, deberá observarse el siguiente orden de votación: Señores Jueces Dres.
Gustavo Juan De Santis, Claudia A. M. Milanta y Gustavo Daniel Spacarotel. El Tribunal
resolvió plantear la siguiente
CUESTIÓN
Apelada la sentencia de autos a fojas 486/491 por la actora, y a fojas 480/485 por
las entidades comerciales codemandadas. ¿Qué pronunciamiento corresponde?
VOTACIÓN
A la cuestión planteada, el Dr. De Santis dijo:
1. A fojas 230/246, se presenta la Asociación Civil Usuarios y Consumidores en
Defensa de sus Derechos, a través de su representante y con patrocinio letrado,
promoviendo acción de amparo contra la Municipalidad de Ituzaingó, el Ministerio de la
Producción de la Provincia de Buenos Aires y los Supermercados Norte S.A. y Carrefour
Argentina S.A.
Dirige su demanda contra la radicación de un hipermercado de la cadena
perteneciente a las sociedades codemandadas, con sitio en el ejido urbano de la Ciudad
de Ituzaingó.
Sostiene la acción en la disparidad de competencia que produciría el
emplazamiento sobre la actividad comercial de la zona pues, según su visión, afectaría a
la que despliegan los negocios minoristas ya instalados en los alrededores.
Se desprende de su relato el propósito por evitar las consecuencias directas y
secundarias que enumera en el apartado IV del escrito de inicio, entre las que valora el
compromiso al ambiente por conducto del impacto que habría de generar el desarrollo del
emprendimiento comercial.
Así, les reprocha a las autoridades de aplicación omisión en el ejercicio de sus
correlativos poderes de policía. A ellas les reclama el despliegue de una conducta de
rechazo para el emplazamiento.
Considera lesionado el derecho a trabajar y a ejercer el comercio pues, estima
que la magnitud de la empresa dejaría un importante número de desocupados en la
región aledaña, provocando, además, el cierre de numerosos pequeños comercios.
En la relación que vislumbra, entre los derechos de los consumidores en
general y la competencia desleal que supone, a partir de la instalación del hipermercado,
localiza el compromiso consiguiente a esas mismas garantías, pasando a ofrecer un
pormenorizado relato de los antecedentes que rodearan al caso, desde el apartado V en
adelante.
Así, da lugar a un profuso detalle relativo a la aplicación de las leyes 12.084,
12.088, 12.433 y 12.573 proveyendo, además, su singular exégesis concerniente a los
alcances de esos cuerpos legales, a su vigencia para comprender a la polémica
suscitada, y a la conducta de las autoridades públicas en relación con esas mismas
implicancias.
Llega, de ese modo, a sostenerse en el texto de la ley 12.573 y, apoyado en
su inobservancia, se afinca en la prohibición por usos existente que, según su criterio,
resultaría suficiente para impedir actividades como las que motivan la contienda.
Finaliza exigiendo un nuevo estudio de impacto ambiental, no sin insistir en la
prohibición que informa su petición, entre otros argumentos.
Procura abonar sus dichos con la voluminosa prueba que deja ofrecida.
2. A fojas 267/277 se presenta la Municipalidad de Ituzaingó, requerida a tomar
intervención en autos en los términos del artículo 10 de la Ley 7166.
Comienza por objetar la legitimación de la parte actora pues, la ve acotada a
la defensa de los derechos del consumidor, especie ésta última que, definida por la ley
24.240 se revelaría ajena a la polémica abierta. Esta, así observada, la deriva en ese
déficit.
Abona su conclusión con el tácito reconocimiento de esa limitación, que
desprende de la inconcurrencia de la accionante a la audiencia celebrada ante la
autoridad provincial de aplicación el día 16/04/01.
Así también le niega a la demandante toda finalidad estatutaria referida a la
protección de los derechos que invoca, en relación con un universo al que vislumbra
extraño a los usuarios y consumidores.
También advierte sobre la falta de oportunidad de la presentación en los
términos del artículo 6 de la ley 7166, en tanto encuentra superado el lapso que
establece, contado desde el conocimiento del acto lesivo, según su entendimiento para la
cuestión.
Defiende la legitimidad de la intervención comunal, en cuanto ofrece un
análisis de adecuación a las ordenanzas sobre zonificación por usos y también a los
condicionamientos para la actividad a la que se sujetara la autorización conferida a las
sociedades demandadas.
También es copioso el pormenor de exégesis sobre ese aspecto.
Niega por fin la presencia de los extremos de procedencia para la acción
intentada.
A fojas 316/346 toman intervención las codemandadas, Carrefour Argentina
S.A y Supermercados Norte S.A., a través de su letrada apoderada.
Produce el informe del artículo 10 de la ley 7166.
La ocasión procesal también la encuentra objetando la legitimación activa de
la demandante.
Advierte esa carencia desde la falta de inscripción, que ve necesaria para el
objeto institucional desplegado, como también a partir de la insuficiencia del objeto
estatutario.
Por fin, se afirma en la inexistencia de circunstancia alguna de interés
colectivo para enfrentar las posibilidades de actuación judicial de la parte actora, en tanto
considera reunidas condiciones suficientes para circundar el caso desde el espacio
legitimador de intereses subjetivos, según así lo interpreta.
Amplio es el desarrollo con que provee de fundamentos a esa hermenéutica.
Dedica párrafo especial a la improcedencia de la acción de amparo.
Lo hace, desde la falta de demostración de arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta por parte de la demandante, como también a partir de la existencia de otras
vías idóneas, no sin dejar de mencionar, asimismo, la extemporaneidad de su articulación.
Tal el cúmulo de faltantes que le endilga a la demanda.
También ofrece su versión de los hechos acaecidos, como una extensa y
dispar interpretación de la normativa aplicable al caso, señalando asimismo la presencia
de la decisión administrativa que decidiera la cuestión, rechazando una solicitud con
rumbo en el mismo sitio de la acción.
A fojas 355/361 produce su informe circunstanciado el Fisco traído a juicio.
Centra el núcleo de respuesta en la atribución decisoria comunal en materia
de radicación del emprendimiento, destacando a la provincial sólo como de perfil técnico.
Menciona, en ese marco, el procedimiento desplegado por la Dirección Provincial de
Comercio en cumplimiento de la ley 12.088, incluso con consigna de la audiencia pública
que habría sido celebrada.
Niega así, toda condición de legitimada pasiva a su respecto.
Acompaña documentación y pide el rechazo del amparo deducido.
3. Denunciado el hecho nuevo consistente en la habilitación de apertura del
hipermercado, sustanciado éste, y con los autos en estado, dicta sentencia el juez de la
causa, a fojas 460/469.
Decide rechazar la excepción de falta de legitimación activa opuesta por la
parte demandada, como también el planteo de caducidad de la acción interpuesta (arts. 2,
6 y 20 ley 7166).
No obstante, también desestima la acción de amparo deducida por la parte
actora.
En materia de costas las distribuye en el orden causado.
Para resolver en esa dirección, luego de proveer con una exégesis amplia la
legitimación activa de la entidad actora para deducir la pretensión que articulara, desde el
espacio que regula el artículo 43 de la Constitución Nacional, estima habilitada a la
Asociación Civil demandante valorando su inclusión en esa fórmula.
Para la procedencia sustantiva del reclamo, en cambio, halla óbices
suficientes que lo conducen por el andarivel decisorio que ha sido motivo de consigna.
Así, con asiento en el carácter subsidiario del proceso constitucional
promovido, advierte una carencia decisiva en el planteo de inicio pues, censura en él la
ausencia de toda justificación relativa a la ineficacia del sistema procesal para dirimir la
controversia abierta y, con ello, la falta de demostración del perjuicio irreparable que
habilite ese propósito por la vía elegida.
Con ese orden de fundamentos se clausura el debate en primera instancia.
4.
A
fojas
480/485,
las
sociedades
codemandadas,
Carrefour
S.A.
y
Supermercados Norte S.A., deducen recurso de apelación.
Hace lo propio la parte actora con agravios de fojas 486/491.
Para ambos, su admisibilidad recibe juicio favorable desde el ángulo de
apreciación que provee el artículo 18 de la ley 7166.
La competencia de esta cámara resulta a su vez del fuero de radicación y de
lo previsto por el artículo 19 de la ley 7166.
Corresponde así ingresar a los fundamentos de los recursos para dar
respuesta a la cuestión planteada.
Esa tarea habré de abordar en lo inmediato.
Comienzo por señalar en el núcleo de la contienda un caso que no expone
hipótesis de acceso a la jurisdicción por conducto de las categorías especiales de
usuarios y consumidores, pues, la que ha suscitado la intervención judicial no comprende
a una relación de consumo, ni de uso de un servicio público.
Bien lo propone la apelante de fojas 480 y siguientes.
La polémica no revela cuestionamiento a ninguno de los elementos
concernientes a un servicio público, ni a una relación jurídica de consumo.
Ello así, la gestión colectiva, universal e indeterminada que procura la parte
actora no halla cauce en cualquier circunstancia de incidencia colectiva, como lo sería la
relativa al ambiente ó, aún, a la ruptura de la regla de libre competencia que, entre otras
argumenta.
Por el contrario, su legitimación encuentra frontera en aquéllas en las que la
presencia del vínculo jurídico admita fuente en el servicio público o en una relación de
consumo pues, su capacidad como sujeto de derecho, constreñida por el objeto previsto
en el estatuto, no comprende a las demás situaciones invocadas en la demanda (conf.
arts. 35, 36 y ccs. del C. Civil).
De suyo, sin perjuicio de admitir la posibilidad para la entidad de ubicarse en
la situación de “afectado”, si es que fuera en la protección del ambiente la dirección de su
reclamo y pudiera demostrar ella misma una incidencia actual y directa. Más, no escapa a
mi ponderación que la demanda contiene referencias a él, empero, sin la precisión
necesaria ni la demostración suficiente de ese impacto, valorado, en principio, por las
normas a que refiere la demanda, que han previsto entre los usos a aquél que motiva el
reclamo.
Ahora bien, fuera de ello, su finalidad institucional, centrada en la protección a
los derechos del consumidor y el usuario, la aleja de toda variable de acción por
conductos extraños a esas mismas categorías (conf. art. 43 CN).
En suma, la legitimación cuestionada en la causa arroja un resultado adverso
al intento de la parte actora por asirse a una acción que tropieza con esa falencia inicial.
Sentado ello, he de decir que la situación de incidencia colectiva que pone en
evidencia la demanda, comprendida en el interés legítimo de cualquiera que pueda
justificar actualidad en el agravio proveniente del quiebre de legalidad, constituido éste en
base sustantiva de la pretensión interpuesta, tampoco encuentra a la entidad demandada
con habilitación suficiente.
Menos por el carril de excepción elegido.
En efecto, el fondo de la controversia queda ubicado en la censura a la
actuación de las autoridades públicas llamadas a juicio en lo relativo al uso en la zona de
emplazamiento de la empresa comercial.
Pues bien, sin que esa singularidad alcance en el caso a un derecho subjetivo,
sin embargo queda al cobijo de la tutela judicial en la medida en que, demostrado el
quiebre de juridicidad, ello resulta suficiente para conformar la hipótesis del interés
jurídicamente protegido que habilita el acceso a la jurisdicción por conducto de la acción
de anulación.
Ese foco de ataque, expuesto en el marco de la ruptura de jerarquía normativa
que deja ver la parte actora al promover la demanda, si bien no guarda relación con las
situaciones de impacto colectivo que recoge el orden jurídico para dar tutela especial a los
usuarios y consumidores, sin embargo podría comprender la acción contra el estado con
rumbo en la invalidez del acto que admita una explotación comercial en contravención de
legalidad (conf. arts. 166 CPBA, 12 inc. 1, 13, 67 y ccs. del CCA).
La polémica, si bien expone una situación de titularidad indiferenciada y
afectación común respecto de una conducta oficial en quiebre invocado de legalidad, no
ofrece aristas de comprobación inmediata que permitan sortear, so pretexto de perjuicio
irreparable, las vías comunes de composición previstas por el sistema adjetivo.
Acierta el juez de la causa cuando la resuelve por ese andarivel de concepto.
Para más, el contorno de la materia ventilada no se ofrece con rasgos de
comprobación inmediata.
Son prueba inequívoca las posiciones de ambas partes con profundas
controversias sobre el régimen aplicable y las posibilidades, según usos, para instalar el
emprendimiento comercial.
Ese perfil controvertido remite a las vías comunes señaladas pues, queda
claro que el proceso de excepción cursado no ha sido concebido para dirimir disputas en
las que no surja de manera palmaria y manifiesta la infracción jurídica (conf. art. 20 inc. 2
CPBA).
Así, la remisión a los canales de debate amplios propios de la jurisdicción,
como lo pondera el juez del caso para él, como la ausencia de demostración de la
ineficacia del sistema procesal para proveerlo de respuesta, sumado a las carencias de
legitimación, hacen de la vía elegida un rumbo errático sin posibilidad de éxito.
Comparto en este punto los argumentos del a-quo.
De esa forma puede advertirse la inconsistencia de los agravios de la actora
apelante, en tanto insiste con un planteo para el que carece de legitimación por la ruta de
protección de los consumidores y usuarios, sin poder demostrarla tampoco para las
demás hipótesis consideradas.
Para más, la controversia suscitada, en el marco de los extremos de sujeción
de la acción constitucional elegida, aún en la hipótesis del interés legítimo como
plataforma del reproche de legalidad del acto de habilitación en el que asienta su crítica la
demanda, tampoco se ofrece con posibilidades de acceso por la vía subsidiaria del
amparo.
La complejidad de su materia, el carácter discutible y la misma ausencia de
interés actual y directo que haya sido demostrado por el sujeto activo de la relación
procesal, considerando su ámbito estatutario de acción, privan de suerte favorable a su
propósito por cuestionar la conducta estatal a través de un curso adjetivo siempre
subsidiario, y sólo procedente en la medida del carácter manifiesto de la infracción jurídica
(conf. arts. 20 inc. 2 CPBA y 1, 2 y ccs. ley 7166).
Ello así, juzgo que el fallo en crisis debe confirmarse en lo que ha sido materia
de recurso por la parte actora. Y, modificarse parcialmente en lo que ha sido objeto de
observación por las sociedades demandadas, conforme a los precedentes alcances.
Esa derivación para ambas impugnaciones me exime de considerar el resto
de los agravios de las partes pues, es determinante para sellar la suerte de la controversia
y de los recursos mismos.
Para el accesorio de costas, también motivo de agravio por la impugnante de
fojas 480 y siguientes, la calidad de vencida para la parte actora, en ambas instancias,
impone la solución con que ha provisto esa especie la norma específica de aplicación
(conf. art. 25 ley 7166).
Por esa razón y sin que medien circunstancias que permitan excepcionar a
ella, corresponde aplicar las generadas a lo largo del proceso a la demandante perdidosa.
Por ello, propongo:
Rechazar el recurso de apelación de la parte actora y confirmar la sentencia
atacada, en todo cuanto ha sido materia de agravios por ella (conf. arts. 43 CN, 20 inc. 2
CPBA, 1, 2, 18, 19 y concs. ley 7166).
Hacer lugar al recurso de apelación de fojas 480/485 interpuesto por las
sociedades codemandadas, y modificar parcialmente la sentencia atacada con los
alcances precedentes (conf. arts. 43 CN, 18, 19 y ccs. ley 7166).
Las costas del proceso, en ambas instancias, a la parte actora vencida (art. 25 ley
7166).
Así lo voto.
A la cuestión planteada, la Dra. Milanta dijo:
Dejando a salvo la opinión que vengo sosteniendo en torno a la índole principal de
la acción de amparo como a la ponderación de sus presupuestos de procedencia (cfr. mi
voto en autos “Dorrego”, sent. del 30-9-04, entre otras), comparto la solución que propone
el juez de primer voto.
Ello por cuanto el examen de la cuestión controvertida -dado su carácter complejono arroja como resultado la verificación de un obrar que pueda reputarse, de modo
ostensible e inopinable, contrario a los derechos de incidencia colectiva que la entidad
actora aduce defender, aún con las reservas que los límites estatutarios exhiben.
Me remito al respecto a las consideraciones que, en relación al debate, efectúa el
Dr. De Santis.
Con las mentadas salvedades, doy mi voto en igual sentido.
A la cuestión planteada, el Dr. Spacarotel dijo:
I. Adhiero al voto del Dr. De Santis.
II. Dejando expresamente a salvo la carencia de legitimación que a mi entender
ostenta la actora doy por reproducido mi postura al respecto expuesta en el voto recaído
en la causa nº 449 ADECUA (Sala de Feria), sent. 25.I.2006.
En este aspecto, no niego que lo que se torna difuso y de algún modo escondido
en los pliegues de ese discurso es el agravio del recurrente, a punto tal, que no esgrime
ninguna situación jurídica concreta, o hipotética que cumplimente los supuestos fácticos
condicionantes de la aplicación de los preceptos normativos que cuestiona en autos
(leyes 12.573, 12.088, 12.433). Es decir la norma jurídica requiere condiciones objetivas
de aplicación, y en tal caso la actora deberá pues acreditar la subsunción jurídica de la
situación singular en los extremos especificados por el legislador, y luego demostrar que
de la aplicación concreta o inminente se lesiona restringe o altera, con arbitrariedad o
ilegalidad manifiesta los derechos constitucionales reconocidos.
En este sentido, la entidad accionante, es una Asociación Civil con personería
jurídica (ver fs. 129), inscripta en el registro nacional de asociaciones de consumidores
que tiene entre sus propósitos fundamentales la defensa del consumidor y del usuario, y
por ende en principio, la entidad mencionada se encuentra legitimada activamente, para
invocar y representar intereses plurindividuales homogéneos, y diferenciados, en la
colectividad del resto de la sociedad, siempre en relación a las situaciones jurídicas
materiales de los intereses colectivos que aglutina.
Ahora bien, los derechos difusos son aquellos que pertenecen idénticamente a
una pluralidad de sujetos y son por ello supraindividuales. La legitimación procesal así
expresada no puede despojarse de los intereses corporativos que representa, y del grado
de afectación -concreta o inminente-, en el seno de una o varias relaciones jurídicas,
cuando esa legitimación sea concomitante con la del afectado.
Ello así y más allá del rango constitucional de la legitimación genérica para
abordar o bien entablar procesos judiciales que ostenta la actora, no puede soslayarse el
diverso y genérico grado de legitimación "ad causam", en tanto dicho extremo importa la
idoneidad específica de una persona de ser parte en un proceso determinado con relación
al reclamo que deduce en el mismo. Se trata de la habilitación o aptitud legal de discutir
en juicio el objeto sobre el que versa el mismo. En síntesis, se debe establecer si quien
pone en marcha determinada pretensión, resulta el verdadero titular de los derechos
emergentes de la relación jurídica sustancial en que la funda.
La noción que se describe corresponde la la legitimación “ad causam”, concebida
clásicamente como “requisito... que el derecho sustancial regula caso por caso en función
de una determinada “causa” (Calamandrei Piero, “Instituciones...V.II.375, Ejea Bs.As.
1973).
Sin dudas, el criterio expuesto, se corresponde con el alcance del artículo 43 de
la Const. Nacional, y la noción de “standing” como parte de las doctrinas de la
justiciabilidad del “caso” o “causa”, en donde se debe acreditar la existencia de afectación
o daño (vid. “La opinión del Juez Scalia y la interpretación del artículo 43º de la
constitución nacional. El concepto de afectado, BARRAGIRRE Jorge Sup.L.L. 11.12.97).
La condición de la entidad –defensora de intereses y usuarios- de bienes o
servicios, no resulta suficiente para suscitar la jurisdicción, en tanto esgrimen una
condición de una indeterminación tal que resulta inherente a toda la población de la
Provincia, que en su relación con el objeto de la pretensión articulada y con la correlativa
infracción normativa que se denuncia, no permite tener por configurada una afectación a
situaciones subjetivas de quienes procuran aparecer como destinatarios de la protección
por el ordenamiento. No hay siquiera una suficiente proximidad con el interés sustancial y
concreto –ora individual, ora de incidencia colectiva en general-, necesario para la
consideración del caso o controversia. (SCBA, B 64.474, sent. 19.III.03).
En efecto, el análisis efectuado al respecto, se encuentra íntimamente vinculado
con los aspectos medulares del presente voto, toda vez que la legitimación en la causa de
la entidad debe necesariamente reunir los siguientes recaudos, a saber: la existencia de
derechos de incidencia colectiva en riesgo de ser afectados, la propuesta de una
pretensión cautelar por quien tipifica como asociación, la calidad de persona jurídica
regularmente constituida, la existencia de una previsión estatutaria o institucional con
relación a los derechos e intereses que deben ser protegidos, (cf. QUIROGA LAVIE, H;
BENEDETTI, M.A. y CENICACELAYA, M. de las N., Derecho Constitucional, Rubinzal
Culzoni, Santa Fe, 2001, t. I, págs. 310 y ss. y 604 y ss.; BIDART CAMPOS, G.J., Manual
de la Constitución Reformada, Ediar, Buenos Aires, 2000, t. II, pág. 383; GELLI, M.A.,
Constitución de la Nación Argentina. Comentada y concordada, "La Ley", Buenos Aires,
2003, pág. 395), extremos que, a mi entender, -siempre en relación a la pretendida
oposición a la instalación de un emprendimiento comercial-, no hubo acreditado la
accionante, ni surgen específicos de los estatutos que acompaña en autos.
Es que el principio general que sientan el art. 43 CN. y la ley 24240 es que la
legitimación de las asociaciones de usuarios comprende primordialmente a los derechos
de incidencia colectiva o intereses difusos de los “usuarios y consumidores” .
En efecto, el art. 55 ley 24240, que se refiere específicamente a los alcances de
la legitimación procesal de las asociaciones, circunscribe su actuación para los supuestos
en los que "...resulten objetivamente afectados o amenazados intereses de los
consumidores..." (prescripción análoga prevé el art. 52 de la misma ley).
En sentido coincidente, se ha señalado que la legitimación que le confiere el art.
55 ley 24240 a las asociaciones de usuarios comprende exclusivamente la actuación en
defensa de los intereses difusos y generales de los usuarios en la medida en que resulten
objetivamente afectados o amenazados. (Farina, "Defensa del consumidor y del usuario",
2004, Ed. Astrea, p. 564 y ss.)
Lo hasta aquí expuesto denota que la legitimación de toda entidad intermedia,
necesariamente se vincula con la materia que tutela, y con la afectación concreta a los
intereses que representa. El art. 43 de la Const. Nacional, parece así establecerlo al
incorporar el término “lesión” en el párr. 1º y con carácter expreso, el párr. 2º lo hace en
forma implícita cuando habla de "persona afectada".
En esa línea de pensamiento se inscribe el actual tríptico de los arts. 41, 42, y 43
Carta Magna Nacional, y el constitucionalismo provincial cuando consagran la protección
a los intereses difusos y colectivos (vgr., arts. 20 y 28 Const. Buenos Aires).
Por ello, es de hacer notar que, la existencia de una relación jurídica y el grado
de afectación, determinan la admisibilidad de la acción intentada, toda vez que el requisito
aludido es de vital importancia y debe ser aplicado inclusive en los casos en que actúe
una asociación de usuarios, ya que de la ampliación constitucional de los sujetos a
quienes se reconoce legitimación procesal para requerir el amparo no se sigue la
automática aptitud para demandar, sin examen de la existencia de cuestión susceptible de
instar el ejercicio de la jurisdicción, en atención a que no ha sido objeto de reforma la
exigencia de que el Poder Judicial intervenga en el conocimiento y decisión de "causas"
(art. 116 CN.).
Estimo al respecto que si bien existe una evolución notable en el amplio derrotero
de situaciones jurídicas admisibles y en particular respecto a la protección de los
derechos de incidencia colectiva, a través de una ampliación de la legitimación activa, ello
en modo alguno implica consagrar una acción estrictamente objetiva, ya que en todos los
supuestos se tendrá que acreditar tanto la arbitrariedad o ilegalidad como la lesión o
amenaza a estos derechos (Cassagne, "Derecho Administrativo", t. I , 2002, Ed.
LexisNexis - Abeledo-Perrot, p. 228.).
Así lo ha entendido la CSJN, cuando sostuvo que: "Asiste razón al a quo cuando
señala la falta de definición del perjuicio invocado por los demandantes, que se limitan a
caracterizar la intervención dispuesta por el Poder Ejecutivo como un acto lesivo, sin
concretar de qué modo ésta incide en el derecho de los usuarios, en cuyo interés se
declara haber dictado dicho acto... Resulta así evidente la falta de aptitud del reclamo
para suscitar el ejercicio de la jurisdicción, pues al no concretarse qué efectos habría de
tener la concesión de lo peticionado -el cese de la intervención- sobre los intereses de los
usuarios del servicio telefónico, la sentencia habría de tener un sentido meramente teórico
o conjetural" (Corte Sup., in re "Consumidores Libres Cooperativa de Provisión de
Servicios de Acción Comunitaria s/ amparo" , del 7/5/1998).
Finalmente y en lo que hace al tópico abordado, estimo que, resulta ineludible
que las asociaciones de usuarios y consumidores acrediten la existencia de una lesión o
perjuicio efectivo (García Pulles, Fernando, "Tratado en lo contencioso administrativo", t.
II, 2004, Ed. Hammurabi, p. 590. Rocha Pereyra, Gerónimo: “Reflexiones en torno a la
legitimación de las asociaciones de usuarios” sup.lexis Nexis 3.8.05), extremos que no se
corroboran cumplidos en autos.
De conformidad a los votos precedentes, la Cámara de Apelación en lo
Contencioso Administrativo con asiento en La Plata, dicta la siguiente
SENTENCIA
Por los fundamentos expuestos en el Acuerdo que antecede, se rechaza el
recurso de apelación de la parte actora y se confirma la sentencia atacada, en todo
cuanto ha sido materia de agravios por ella (conf. arts. 43 CN, 20 inc. 2 CPBA, 1, 2, 18, 19
y concs. ley 7166).
Se hace lugar al recurso de apelación de fojas 480/485 interpuesto por las
sociedades codemandadas, y se modifica parcialmente la sentencia atacada con los
alcances precedentes (conf. arts. 43 CN, 18, 19 y ccs. ley 7166).
Las costas del proceso, en ambas instancias, a la parte actora vencida (arts.
274, CPCC, 20 y 25 ley 7166).
Por su actuación profesional, en segunda instancia, regúlanse los honorarios
profesionales del Dr. Néstor Alfredo Mangieri (Tomo V Folio 258 CAM, Legjajo Previsional
Nro. 55729/2, CUIT e Ingresos Brutos 20-20351202-4) en la suma de pesos ciento cuatro
($ 104); los del Dr. Carlos Daniel Perez (Tomo VII Folio 997 CAM, Legajo Previsional Nro.
48660/4, CUIT 20-14857081-3, Monotributo) en la suma de pesos trescientos trece con
cincuenta ($ 313.50); los de la Dra. Stella Maris Crespin (Tomo XVIII Folio 385 CASI,
Legajo Previsional Nro. 038952-5) en la suma de pesos trescientos doce ($ 312); los de la
Dra. Lilia Nelly Challiol (Tomo XXXIII Folio 13, Legajo Previsonal Nro. 27840/1, CUIT 2710215832-1, IVA responsable inscripto en la suma de pesos ciento tres con cincuenta
centavos ($ 103.50) y los del Sr. Fiscal de Estado Adjunto Isidoro Alconada Sempe en la
suma de pesos doscientos diez ($ 210), en todos los casos con más los aportes de ley
(arts. 12 inc. a) y 16 de la Ley 6716, y arts. 1, 9, 10, 13, 16, 21, 49 y concs. Decreto-Ley
8904/77).
Regístrese, notifíquese y devuélvanse las actuaciones al juzgado de origen,
oficiándose por Secretaría.
Firmado: . Gustavo Juan De Santis. Juez. Claudia A.M. Milanta. Juez. Gustavo Daniel
Spacarotel. Juez. Griselda S. Picone. Secretaria. Registrado bajo el nº 121(S).
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