desarrollo comunicativo del niño de 0 a 3 años

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DESARROLLO COMUNICATIVO DEL NIÑO DE 0 A 3 AÑOS.
responsable
Mayerli
Roncancio
Apropiación
Se organizan por parejas en las cuales los
padres deben actuar como sus hijos para
indicar situaciones cotidianas, hambre,
sueño, inconformidad, miedo, primeras
palabras, primeras preguntas, alegría,
tranquilidad, ansiedad… y otras que ellos
sugieran, previa a esta planeación deben
relajarse por medio de música infantil. Se
habla de la importancia del desarrollo del
niño, explicando que habilidades se
desarrollan en este ciclo.
Se socializa la actividad anterior
relacionándola con la forma en que los
padres potencializan un desarrollo
adecuado en este nivel. relacionándolo con
el cesé del maltrato en ocasiones permitido
por los padres especialmente el
psicológico. Se cierra la actividad
recogiendo aspectos positivos y negativos
percibidos durante el encuentro.
Sensibilización
actividad
Se contextualiza a los asistentes acerca de
la temática, los objetivos y las actividades
que se realizarán, se lee una reflexión el
desarrollo de la vida moderna “bebés de
invernadero”
Construcción
Taller del área de: Psicología
Fecha de aplicación: miércoles 4 de mayo de 2005.
Dirigido a: padres de familia del grupo de maternal usuarios del servicio del
Centro Amar.
Objetivo: Reconocer las etapas por las que atraviesa el niño de los 0 a los 3
años, en el área comunicativa, para tener un seguimiento más preciso de su
proceso de desarrollo y estimulación.
tiempo
10
minutos
recursos
Salón
amplio
Sillas
Mayerli
Roncancio
Y los
asistentes
del taller
40
minutos
Salón
amplio
Sillas
Música de
cuna (CD)
Grabadora.
Mayerli
Roncancio
Y los
asistentes
del taller
20
minutos
Salón
amplio
Sillas
Tablero
marcadores
EL DESARROLLO EN LA VIDA MODERNA:
BEBÉS DE “INVERNADERO”
Hoy sabemos bastante de las incipientes capacidades de los bebés. Sabemos que es
importante tener un medio sensible y equiparar sus estímulos con las habilidades
actuales del pequeño; que los niños aprenden y asocian desde el día de su nacimiento y
quizá antes. Si sabemos todo esto, ¿por qué no crear el mejor ambiente posible, el que
maximice las oportunidades de aprender? ¿Por qué no construir un medio que ofrezca
entrenamiento temprano académico y en otras habilidades con el fin de desarrollar un
“superbebé”?
De hecho, diversos investigadores lo han intentado. Quizá el mejor conocido sea
Glenn Doman y su Programa por un Mejor Bebé (Moore, 1984). Doman ha escrito varios libros, entre ellos Cómo enseñar a leer a su bebé(1963), y ofrece un curso de una
semana para que los padres aprendan a estimular un desarrollo mental avanzado. Él
cree que la estimulación regular y sistemática y el entrenamiento temprano aceleran el
crecimiento cerebral. Su programa recomienda breves sesiones de instrucción en
lectura y matemáticas comenzando en el primer cumpleaños. Las lecciones —con
láminas— al principio duran cinco o 10 minutos y se amplían conforme el niño crece.
Más adelante, los pequeños de dos años estudian japonés, arte moderno o violín.
Otros programas de estimulación infantil son mucho menos intensos, pero
instruyen a los padres sobre cómo llevar al máximo las oportunidades de aprendizaje
en las rutinas diarias. Por ejemplo, quizá le sorprenda descubrir cuánto puede
aprender el pequeño de patear y estrellar juguetes o de prepararse un sandwich de
crema de cacahuate (Lehane, 1976).
¿Cuáles son los resultados de estos programas de entrenamiento? Existen algunos
notables estudios de casos. Se ha enseñado a muchos niños de tres y cuatro años a leer
al nivel de segundo o tercer grado, y hay quienes tocan el violín a los cuatro. Pero los
resultados no son confiables y hay ciertos peligros. A veces, un padre demasiado
ansioso enseña a su hijo de dos años a huir de cualquier cosa que se parezca así sea
remotamente a una lámina. Los niños que pasan demasiado tiempo en aprendizaje
rutinario tienen menos para explorar el entorno y para emprender actividades con
otros niños y con los adultos. Hay menos oportunidades para el mero descubrimiento.
En fin, un énfasis excesivo en el desarrollo cognoscitivo puede tener efectos negativos
en el desarrollo social y de la personalidad. Los niños se pueden volver inseguros o en
extremo dependientes de sus padres. Algunos se vuelven demasiado ansiosos por las
elevadas expectativas que ponen en ellos desde muy pronto.
Varios expertos en el desarrollo infantil se reunieron en un simposio para discutir
los retos y problemas de la tendencia hacia los niños de “invernadero”, que se define
como el acto de “inducir a los infantes a adquirir los conocimientos que caracterizan a
un estadio de desarrollo posterior” (Sigel, 1987, p. 212). Casi todos estuvieron de
acuerdo en que el entrenamiento estructurado muy temprano de lactantes y pequeños
en las tareas académicas suele tener serios efectos
colaterales negativos en su desarrollo social y emocional. Los niños no sólo pierden
tiempo de juego, sino que también sufren de ansiedad por los logros y sus habilidades
sociales informales pueden ser limitadas. Irónicamente, algunos tienen también un
desarrollo cognoscitivo restringido. A despecho de la memorización rutinaria de
complicadas definiciones o capacidades avanzadas de lectura, padecen lagunas en su
comprensión del mundo físico.
Uno de los expertos, el profesor Sigel, emplea el término invernadero como
metáfora de lo que les pasa a estos niños. Le recuerdan la planta de tomate en el
invernáculo, en un clima artificial, protegido y estéril, con agentes químicos y fuerzas
extrañas que la obligan a crecer fuera de temporada. Se pregunta: “¿A quién de veras
le gustan los tomates de invernadero?” (Sigel, 1987, p. 218). Sigel sugiere que, así
como los tomates que crecen a destiempo saben desabridos, tal vez el niño de
invernadero sea un individuo soso y aburrido. Del mismo modo, la cosecha adelantada
de estos niños puede obstaculizar su desarrollo completo, deprimir el alcance emocional y limitar la habilidad de explorar, crear y resolver problemas en nuevos
ambientes.
Como alternativa, Sigel propone que los padres ofrezcan un medio de crecimiento
rico y variado, con apoyos sociales, y que dejen espacio libre para que el niño elija y
avance a su ritmo de desarrollo cognoscitivo. También deberían fomentar la conciencia
social, un autoconcepto fuerte y maneras positivas de relacionarse con los demás
(Sigel, 1987).
Tomado de Desarrollo Psicológico Grace J. Craig.
Desarrollo del niño, área comunicativa
0 -6
meses
6-12
meses
12- 18
meses
18 -24
meses
36
meses
Sonríe cuando se le habla, gira la cabeza en respuesta a la voz humana,
emite sonidos vocálicos y consonánticos cuando se arrulla, realiza
balbuceos, imita sus propios sonidos.
Los arrullos cambian por balbuceos. Repiten ciertas sílabas, dice palabras
de dos sílabas iguales: tete, mamá, bebé… señala o indica los objetos que
desea.
Imita los gestos y movimientos que el adulto realiza en su presencia:
palmaditas.
Entiende algunas palabras, dice pocas pronuncia hasta 50 palabras.
Lenguaje receptivo: repertorio de ordenes y palabras que el niño entiende,
aun si no puede pronunciarlas, entiende y usas unas cuantas palabras. Hace
trazos sobre cualquier superficie.
Combina dos palabras para formar una oración, nombra partes del cuerpo,
nombra familiares, 100 palabras, sostienen una conversación, léxico
limitado, gramática imperfecta, comprenden el lenguaje, emplea frases de
dos términos.
vocabulario de 1000 palabras, quedan establecidos aspectos más básicos
del lenguaje. Le gusta hacer garabatos en el papel
Proceso de aprender el lenguaje.
1.
2.
3.
4.
Cuatro componentes
Imitación: aprender las primeras palabras oyendo e imitando
Reforzamiento: los niños están influidos por las reacciones a su habla.
Estructuras Lingüísticas Innatas: nacemos con estructuras mentales para la
adquisición del lenguaje, que permiten que el niño procese selectivamente la
información lingüística del medio y formule una gramática generativa con la
cual produce su lenguaje.
Desarrollo Cognoscitivo: relación entre el aprendizaje lingüístico y las
nociones y conceptos infantiles.
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