Arte Gótico 1. 2. 3. 4. Introducción Los grandes avances de la arquitectura La escultura La vidriera y la pintura: la policromía 1. Introducción. El arte Gótico se extiende en el entramado general de espiritualidad que caracteriza la edad Media, pero en ninguna manera podrá considerarse como una continuación del espíritu románico. Desde el pensamiento filosófico hasta nuevas situaciones socioeconómicas nos plantean las condiciones necesarias para que aparezca un hombre nuevo y por ello un arte nuevo, allá a finales del siglo XII. Las novedades serán de tal importancia que, como veremos llevan casi siempre a situaciones artísticas radicalmente nuevas. La nueva forma de vida lejos de los feudos y el vasallaje, y la vida en las ciudades, con el desarrollo del comercio y la aparición de los gremios y la nueva sociedad burguesa, favorecieron y propiciaron el nacimiento del nuevo arte totalmente distinto a todo lo que se conocía hasta ahora, no es por lo tanto un arte alejado de la sociedad sino que está directamente relacionado con esta, y se desarrolla paralelamente a esta. 2. Los grandes avances de la arquitectura: Si algo caracteriza plásticamente el espíritu gótico es su arquitectura. Nunca antes se avanzó tan impresionantemente ni se alcanzaron unos logros tan sorprendentes en el arte de edificar. En la arquitectura gótica quedan planteados y resueltos casi todos los problemas estructurales y constructivos que existían en la época. Lenguaje expresivo. No es esto, sin embargo lo más importante en la época. Además debe aceptarse como lenguaje expresivo, es el símbolo de una idea, de una espiritualidad ansiosa de luz y con un permanente deseo de elevación que caracteriza al siglo XIII y que se traduce fielmente en la catedral gótica. Verticalidad. La catedral gótica es ante todo de línea vertical, dando una sensación de equilibrio inestable. Las columnas se estiran y así se subraya el verticalismo, muy alejado del horizontalismo románico y de las primeras construcciones góticas. Naturalismo. La arquitectura aprende de la naturaleza. El aspecto exterior es un reflejo del orden interno que parece inspirado en las nervaduras ligeras y resistentes de las plantas, y toda la teoría de arbotantes y contrafuertes parece surgida de la observación de animales que soportan su cuerpo sobre débiles patas. El arquitecto gótico hace más que decoración, verdadera arquitectura. Principales elementos constructivos: Un rasgo importante en las iglesias góticas es la poca importancia que conceden en planta al crucero, en relación a las románicas. Con ello se acentúa el carácter lineal de la planta, en contrapartida con la verticalidad de las agujas exteriores. Casi al centro se sitúa en las iglesias el crucero que se sigue con una serie de capillas radiales que rodean la girola o deambulatorio. Dos torres gemelas flanquean la fachada principal o de los pies y en esta fachada se colocan tres grandes puertas correspondientes a tres naves, marco para las esculturas. También hay tres puertas en las fachadas del crucero. En el cimborrio se coloca una aguja que destaca el deseo de ascensión de la espiritualidad gótica, al interior la altura es creciente, alcanzando en algunos casos los 51 metros del suelo al techo. La gran genialidad del arquitecto del S. XIII está en el uso del arco apuntado y la bóveda ojival. Con el primero desvía mejor los empujes oblicuos del arco, y con la segunda concentra los empujes en los cuatro extremos del tramo, y con ello sólo le queda colocar ingeniosos soportes que trasladen estos empujes a tierra. Estos soportes son el arbotante y el contrafuerte o estribo. Otro elemento muy característico es el pináculo que aunque no tiene función constructiva, es muy utilizado como elemento decorativo. La decoración. Esta cambia radicalmente, de lo abstracto y geométrico del románico se pasa a los elementos vegetales que se mueven en entera libertad. Los primeros pilares son recios y de sección bien simple, aunque conforme avanza el siglo se multiplican las columnas, siendo sólo columnillas adosadas o baquetones que se prolongan sobre la cubierta determinando los arcos del entramado. El conjunto de pilar-cubierta da la impresión biológica de un tronco de árbol que se ramifica en su copa para crear la cubierta del templo. Los capiteles van perdiendo su importancia y tienden a desaparecer o a ser simplemente indicados por una pequeña moldura o una hoja de acanto. Las bases de los pilares también cambian y pasan a tener varias alturas. 3. La Escultura: Es más evidente el cambio en la escultura que en la arquitectura. Sigue aún enmarcada a la arquitectura, principalmente en las grandes portadas. Es nueva la representación más abundante de la Virgen, sobre todo en el parteluz. El Juicio Final o las referencias a la vida del santo a quien se dedica la iglesia ocupan el tímpano. Este nuevo estilo da un soplo de vida que anima las figuras, y estas, aunque aún dentro de la arquitectura, parecen estar de paso por allí. Su valor plástico no está, como en el románico, condicionado por el lugar arquitectónico en el que se les enmarca. Son independientes, por lo que las actitudes y los gestos son más naturales y más realistas. Las esculturas suelen situarse sobre una ménsula y cubiertas por un doselete, y al estar situadas en las arquivoltas siguen la alineación del arco, a diferencia del románico que sigue la dirección de las dovelas. Aparece además poco a poco la escultura exenta: calvarios y otros temas religiosos así como escultura funeraria. Esta escultura es además policromada. 4. Vidrieras y Pintura: la policromía: Es aquí donde el color alcanza lo máximo, en las vidrieras. Las nuevas técnicas constructivas hacen innecesarios los muros, por lo que los estos se cubren con vidrios coloreados. La vidriera es una armadura de plomo que va creando formas para que estas se rellenen con vidrio de colores. Las figuras que se representan se adaptan a la armadura de la vidriera, los colores son muy vivos predominando los rojos y los azules. Las armaduras permiten sin embargo trozos muy pequeños de cristal lo que da una enorme combinación de colores. Esto hace que la pintura mural pierda espacio e interés, prácticamente desaparece y se desarrollan en cambio, otros procedimientos como la pintura sobre tabla y los tapices. La característica más importante de la pintura es sin embargo el nuevo sentido que tiene para el hombre. Las imágenes tienen ahora la función de comunicarnos sentimientos y sensaciones. Para ello necesitan moverse en un espacio real, con fondos de paisajes y perspectivas que evoque un fondo de naturalidad y verosimilitud. Al desaparecer de los muros se concentra en los altares y retablos, un conjunto de tablas enmarcadas y unidas que narran la vida o hechos de esta del santo o del personaje al que están dedicados. Estos retablos se solían poner en las capillas laterales o, como en España, tras el altar mayor. Suelen ser donaciones de particulares que compran las capillas para ser enterrados en ellas. Estamos por lo tanto ante el primer arte burgués, y en ellos se ve reflejado el gusto de un particular y por lo tanto el cambio en las modas de la época. Estas pinturas son de formas bien definidas y detalles minuciosos que pueden realizarse gracias al desarrollo de la técnica del temple, que utiliza el huevo como aglutinante y además colas, que hacen que la pintura se pueda manejar con pinceles muy finos que permiten realizar detalles que hasta ahora eran inimaginables. Por otra parte esta técnica a diferencia del fresco sobre la pared, produce unos colores más brillantes que apenas pierden vivacidad cuando se seca.